Un momento mágico

Recuerdo del primer mensaje :

Era mediodía. Adam estuvo esperando en la segunda planta a Chromsa, impaciente por intentar hacer magia por segunda vez. No quería ser pesado ni nada por el estilo, pero ver a muchos de sus compañeros ser capaces de hacer hechizos hizo que el ruso tomase la decisión de intentarlo y confiaba en el ochrorio para que lo enseñase de nuevo.

Tomó prestado los apuntes de algunos hechizos, a ver si esta vez lograba realizar aunque sea uno. Sonrió algo emocionado cuando vio al ochrorio asomar por las escaleras.

—¡Hola Chromsa! Perdona por llegar tan pronto —se disculpó admitiendo el error de ser algo impaciente, aliviando un poco los nervios al juguetear con sus pulgares—. Tomé prestado algunos hechizos que podemos probar—indicó señalando a la mesa donde estaban los apuntes.

-(Bueno, parece que se lo ha tomado bien, menos mal)- pensó el ochrorio más calmado. No quitaba el hecho de que todavía sentía vergüenza, pero al menos aquello ayudaba a que se tranquilizara.

Se quedó de pie frente a Adam mientras éste se sentaba en la cama. Chromsa escuchó lo que decía atentamente un tanto ruborizado. No era el tipo de persona que no supiera aceptar cumplidos, pero que se los estuviera diciendo él era más difícil de asimilar. Recordó entonces su conversación con Alec en el torreón. Ya había puesto en práctica alguno de sus consejos: habían quedado para hacer magia y la carta estuvo pensando en escribirla desde hacía tiempo pero nunca se terminaba de atrever. -(¿Será este el momento que estaba buscando?)- pensó.

Sacó fuerzas para responder a su compañero: -¡Muchas gracias, Adam! Pero... tú nunca has sido un inútil. Sigo pensando que para sobrevivir el primer día solo tenías que ser muy valiente y, además, siempre has estado ayudando y mejorando por todo el grupo. Me alegro mucho de haber conocido a alguien tan bueno como tú.- Terminó con una sonrisa pequeña pero acogedora. No era una situación fácil para el ochrorio; no quería que Adam se sintiera incómodo por algo que se le escapara pero que deseaba decirle desde hacía tiempo. Todavía no era el momento, había que ser paciente.

Adam esbozó una sonrisa que intentó ocultar agachando la cabeza, muriéndose de la vergüenza por todos esos halagos que le estaba devolviendo Chromsa. Y lo último que dijo el ochrorio hizo que Adam levantase su cabeza.

—G-gracias de nuevo —su estómago estaba dando demasiadas vueltas. Tenía pendiente pedirle a su amigo que cuando todos regresen a sus hogares si él puede acompañarlo a su planeta. Le resultaba una locura pero quería conocerlo más y y no separarse de él—. ¿Sabes? Al principio tenía cierto rechazo de conocerte por tu parecido a mi amigo de la infancia pero ahora me doy cuenta de que estoy conociendo mejor a Chromsa y no a Mijail —suspiró un poco—. Pero claro, dentro de poco os… tendréis que ir a vuestros hogares y… no quiero pensar en eso pero me gustaría pasar más tiempo contigo —ya era muy descarado de su parte con sus sentimientos pero no quería que todo se quedase en una amistad pasajera. Quería decir todo lo que sentía por él pero le aterraba pensar que Chromsa no pensase igual.

Siguió escuchando a su compañero, cada vez con un creciente sentimiento en alguna parte de su mente. Había algo en la situación (no sabía si lo que decía Adam o a que parecía tan tenso como el ochrorio) que le hacía pensar que igual no era tan descabellado contarle lo que sentía.

Y entonces mencionó el tema de después de la prueba. Desde el día que habló con Kolja al respecto, tenía la esperanza de poder ir y volver de Rocavarancolia cuando quisiera pero solo era eso, esperanza. Le chocó eso sí que Adam se apenara tanto por su posible marcha. Aquello sumaba muchos puntos a sus pensamientos. -Sí, entiendo como te sientes... A mí me pasa igual.- empezó un poco apagado. Siguió con más ánimo, intentando alegrarle y a la vez dejándole caer aquella información: -Pero estuve hablándolo con Kolja y piensa que cuando seamos ciudadanos de Rocavarancolia tal vez no tengamos por qué irnos para siempre. Tal vez podría quedarme aquí y pasarme a menudo por mi casa por si mi familia necesita ayuda. Son fuertes y se que están pudiendo aguantar el tiempo que no estoy allí, pero tampoco quiero abandonarlos. Ni a ellos ni a vosotros. Así podría pasar tiempo con ellos y contigo.-

Chromsa acabaría de hablar con una sonrisa y más cerca de Adam hasta el punto de que, si había sitio y no le molestaba al terrestre, se sentaría a su lado en la cama.

Adam sonrió cuando Chromsa dijo que el sentimiento que él tuvo de perderlo era mutuo, sacando una teoría que le ofreció su maestro acerca de lo que pasará con ellos y con Rocavarancolia.

—No sé si te dije que yo no quiero volver a mi hogar —empezó—. Yo… planeo quedarme a vivir aquí, dudo que mi familia quiera verme de nuevo y… —dándose cuenta de lo cerca que se le puso el ochrorio interrumpió lo que estaba diciendo, dejando un poco de espacio en la cama para que Chromsa se sentase a su lado. Tardó un poco en seguir, el tenerlo tan cerca y que se comportase tan cercano con él lo puso algo nervioso <<Suéltalo ya>>.

—Lo que estaba diciendo… q-que si —tuvo que suspirar <<Uf… ¿qué estoy haciendo?>>—. M-me gustaría ir a visitarte algún día —¿Por qué fue tan cobarde de retractar lo que pensaba decir? <<Yo solo te quiero>>, no paraba de pensar. Lo tenía en la punta de la lengua, solo quería soltarlo. Sin embargo no entendía el por qué, ¿por qué meses atrás no paraba en pensar en abrazarlo y ser más cercano y ahora no? Quería tenerlo cerca pero le daba rechazo incluso darle la mano. ¿Serán los nervios del momento?

Para su suerte, Adam no puso ningún inconveniente en que se sentara a su lado. Por una parte le alegro mucho, pero por otra aquello contribuía a aumentar lo nervioso que estaba empezando a ponerse.

-Sí, alguna vez me lo has contado. Seguro que hay mucho que podrás hacer aquí- contestó sin saber cómo seguir la conversación por donde quería que llegara. No era nada fácil hablar de aquello para el ochrorio. -(Venga, solo tienes que atreverte)- pensó.

Atendió con interés a lo siguiente que empezó a decir el terrestre y no entendió del todo que le costara tanto decir que quería visitarle en Ochroria. -Entiendo. Bueno, puedes venir cuando quieras. Podría presentarte a mi familia y enseñarte la granja, el pueblo y los alrededores.- Dudó por un instante al igual que había hecho su compañero, pero reunió fuerzas para seguir: -Pero... En realidad, si puedo ir y venir, creo que me quedaría a vivir aquí. Así que... podríamos vernos siempre.- El corazón le estaba latiendo bastante rápido. Se la estaba jugando mucho, pero el momento que buscaba estaba cada vez más cerca. Chromsa quería confiar en que todo iba a ir bien. En realidad, rezaba porque fuera a ir bien.

Todo durante aquella tarde fue perfecto para Adam. Durante bastante tiempo buscaba ese momento íntimo y al fin lo estaba teniendo. Su pecho le presionaba cada vez más con cada cruce de palabras, deseando que nada de eso acabase. El ruso podría estar toda una vida a su lado y raro sería el caso de que se aburriese del ochrorio. Ya sabía de su antigua banda que confesarse era difícil pero, ¿tanto? Lo tenía ahí, solo tenía que soltarlo, pero las dudas lo atosigaban.

Sin embargo, en Adam creció una ilusión, una esperanza en las palabras de Chromsa. Lo estuvo mirando fijamente mientras lo escuchaba, abriendo aun más sus ojos ante lo último que dijo.

—¿En serio? ¿Te quedarías… por mí? —dijo atónito por lo que Chromsa dijo. Aquella esperanza no hizo sino crecer más, no quería ilusionarse ante un posible malentendido pero no quería despegarse de eso. Se estaría aferrando a un clavo ardiendo pero merecía la pena—. Me da cosa por tu familia pero… si te quedases aquí… —Adam se giró a Chromsa con una pequeña sonrisa, más rojo que nunca—, sería muy feliz contigo Chromsa.

En su pecho su corazón parecía que se quería salir de su cuerpo. No sabía si lo correspondía pero algo le decía que sí. Probablemente se estuviese equivocando, Chromsa es bueno con todos sin ser más o menos ante nadie en concreto aunque Adam de verdad que lo notó cercano con él.

Mira, ¿qué mas daba?

—...porque tengo sentimientos por ti —soltó al fin con la expresión mas sincera y familiar que pudo dar, dejando ese horrible peso ir finalmente. Enamorarse de alguien que no es ni siquiera de su propia especie y declararse ante ese extraterrestre de esa forma tan natural no lo imaginaría nunca en su vida. Sin embargo ahí estaba, jugándoselo todo al decir lo que sentía y con la cara como un tomate.

-Bu...Bueno, lo hago por todos también. Os echaría de menos en Ochroria.- dijo Chromsa nervioso sabiendo que la primera parte era en buena parte mentira. No quería que el terrestre pensara cosas raras, o al menos era su razonamiento para argumentar aquella contestación.

Iba a seguir poniendo más excusas producto de los nervios hasta que el terrestre lo interrumpió al seguir hablando. El ochrorio tuvo la mala suerte (o la buena suerte, depende de cómo se mirase) de encontrarse con la mirada con él. Notó que estaba tan rojo como él mismo y las palabras que pronunció no ayudaron a calmar la situación. -(Cre...Creo que no lo he escuchado bien. ¿Acaba de decir que...?)- pensaba apresurádamente y sin responder al ruso de momento pero sin apartar la vista de él. Seguramente era una forma de hablar como el ochrorio había usado antes, seguro que no se refería solamente a él. Una parte cada vez más creciente sin embargo ya sabía la verdadera respuesta a lo que estaba sucediendo.

Entonces Adam remató su declaración. Chromsa estuvo a punto de argumentar (Bueno, lo normal es que entre personas haya sentimientos, ¿no? Es lo lógico), pero ya no podía seguir engañándose. -¡Ah... Eh... Oh...!- dijo intentando articular lo que sentía en aquel momento levantándose de la cama de la impresión y del rojo más intenso que podía encontrarse en cualquier ser que pudiera estar nervioso. Notaba como el corazón estaba a punto de salírsele del pecho. Al final sí que habían servido los rezos mentales. Había llegado el momento que tanto tiempo llevaba buscando y el ochrorio no sabía si estaba preparado para todo lo que vendría después. De algún modo que no sabría explicar, consiguió las fuerzas suficientes para sobreponerse a la vergüenza y mirando al terrestre, después de un silencio expectante, dijo: -Pu...Pues resulta que... Eh... Yo también... Eh, ejem... Te... quiero.-

Se la estuvo jugando mucho diciéndolo tan de frente y tan de golpe para su gusto. Nunca se había visto en aquella situación y todo el tiempo en el que Chromsa estuvo reaccionando a lo que dijo lo pasó realmente mal, llegando ese miedo a un punto crítico cuando el ochrorio se incorporó.

—P-perdona… Esto… Yo… —de nuevo su mirada fue directa al suelo, muerto de la vergüenza y del miedo por esperar una respuesta negativa de parte de su amigo. No sabía ni qué decir, estaba en una posición que era esperarlo, esperar a lo que Chromsa de verdad opinaba de sus sentimientos y cómo se lo tomará.

Cuando Chromsa habló de nuevo después de un corto pero eterno silencio Adam poco a poco lo miró de vuelta. Era raro. La principal razón de su encuentro fue intentar hacer magia pero el ruso, por momentos, se olvidó por completo de la felicidad e ilusión que sintió al poder hacer el hechizo de levitación.

—Eh… —ni media palabra le salía, limitándose a mirarlo con el rubor y su dedo señalándose a sí mismo. De verdad que no se lo creía, con sus ojos como platos y las comisuras algo levantadas—. No sé… qué decir —dejó escapar con una pequeña risa—. No sabía que tú también…  —se le seguía escapando la risa más tonta de su vida, tapando su rostro colorado con su mano de la vergüenza—. Perdón, perdón. Es solo que… no me estoy creyendo esto. No sabía que tu también… me querías.

Despacio se levantó de la cama, recogiendo la manzana del suelo y apoyándose en la mesa. Miraba por momentos a Chromsa intercalando con desviar la mirada algunas veces.

—Yo… quería decírtelo desde hace tiempo y me a-asustaba que, ya sabes, no… pensases igual. Es un alivio… —le daba muchísima vergüenza mirarlo a los ojos, dando vueltas a la manzana que tenía entre sus manos.

Sin embargo, lo normal en aquella situación que tanto deseaba tener era, como mínimo, darle la mano o un abrazo al menos. ¿Por qué Adam no quería? Ninguno de esos deseos que tuvo en anteriores ocasiones se están manifestando ahora. Le parecía raro incluso para él, incluso estuvo relacionándolo con su recién descubierta magia. ¿Podría ser uno de esos síntomas que han manifestado algunos de sus compañeros?

Vale, lo había conseguido. Se había declarado a Adam y él a su vez le había correspondido pero, ¿y ahora qué debía hacer? Lo difícil ya había pasado, ¿no?

Observó con muchísima atención que decía a continuación el terrestre y, seguramente por todos los nervios acumulados, copió la sonrisa tonta de Adam. -Lo... mismo digo... Jeje.- respondió. A diferencia del ruso, el ochrorio pudo mantener la mirada en él en parte por la expectación en sus palabras y actos y en parte porque estaba deseando dirigirse hacia él y no soltarle de un abrazo hasta pasado un buen rato.

Cuando terminó de hablar Chromsa se le acercó un poco más y dijo costándole un poco más mirarle a la cara: -Yo también tenía mucho miedo. En todo este tiempo me he dado cuenta de que... no quiero perderte bajo ninguna circunstancia y quiero quedarme contigo. No se que pasará cuando salga la Luna Roja... si de verdad podremos volver a nuestros mundos o tendremos que quedarnos aquí para siempre, pero sea lo que sea... me gustaría que estemos juntos. ¿Te...Te parece buena idea?- Acabó con una sonrisa leve pero sincera en la que iba todo su afecto y esperanza.

De momento no haría nada más hasta que Adam respondiera. El chico estaba tan nervioso como él y no quería que estuviera incómodo en aquel momento. Esperaría a que se hubieran calmado un poco antes de hacer cualquier otra cosa. El amor era algo nuevo para Chromsa y, por el momento, le pareció uno de los momentos más maravillosos de la vida.

En cada breve mirada Adam se daba cuenta de lo mucho que lo estuvo mirando Chromsa a él. Su corazón le iba a mil por todas las fuertes emociones pero no por ello opacando lo absurdamente feliz que estaba. Decidió dejar de lado su timidez enfocándose en Chromsa cuando estuvo opinando sobre los dos. Fue muy sincera la sonrisa que se le dibujó en la cara por lo último que dijo su amigo, internamente sorprendido por las fuertes emociones del ochrorio hacia él siendo, desde luego, un sentimiento recíproco.

—Me encantaría. Estando contigo a mí… no me importa lo que venga —lo tenía cerca, a la persona que juraría quería tenerlo así hace meses. Pero no lo lograba entender, quería de verdad devolverle ese primer abrazo que Chromsa le dio en su momento de debilidad y cuando más lo necesitaba. Sin embargo se veía superado por un rechazo extraño a tocarlo. Hizo un amago por agarrarlo del hombro y acercárselo pero, para su infinita desgracia, ese persistente rechazo seguía ahí. Adam se veía algo molesto, incluso frustrado por ello, chasqueando la lengua al apartar la mano— Lo siento, yo… quiero abrazarte pero… no sé por qué me detengo solo de pensarlo —admitió, siendo eso muy contradictorio a cuando tuvieron contacto en los baños—. Yo me conozco… y no debería sentirme así, y sobre todo contigo Chromsa. Estaré nervioso o algo pero, te lo juro, yo te quiero de verdad —aclaró sonrojado, siendo más para sí mismo al estar asustado de esas dudas y contradicciones. Sin embargo, recordó algo.

Haciendo algo de memoria, lo más parecido que vivió fue en Maciel, aquel momento particularmente incómodo con Amira. Además después de los entrenamientos con Kolja cuando su maestro le daba esas fuertes palmadas en la espalda sentía recelo hacia ellas cuando esos gestos nunca le importaron. Y ahora acaba de descubrir que tiene magia.

—¿Podrían ser… efectos de la Luna Roja? Ahora puedo hacer magia y, ¿puede que este… rechazo a… tocarte sea un síntoma? Con Kolja me pasa a veces cuando me da sus manotazos en mi espalda o cuando entrenamos —declaró obviando a Amira más que nada por el poco contacto que tiene con ella en comparación a su maestro.

De primeras, sus palabras parecían haber calado en Adam. Seguía nervioso (bastante normal porque el ochrorio estaba igual), pero ya había perdido parte del shock inicial y la conversación se hizo un poco más fluida. Chromsa no pudo más que sonreír ante la contestación del ruso y esperaba algo más estando tan cerca de él. El corazón se le aceleró cuando estuvo a punto de ponerle la mano en el hombro, pero se detuvo antes de hacerlo. -(¡AH! ¡¿Por qué?! ¡No te pares, casi lo tenías!)- pensó con toda la emoción y tensión del momento que no quería descargar en un abrazo o un beso para no incomodarlo.

El terrestre se explicó y el ochrorio le respondió en un tono de comprensión: -No pasa nada. A mí también me pasa que... no se muy bien que hacer en esta situación. Es lo que tiene el primer amor, supongo. Pero no te preocupes Adam, ya habrá tiempo cuando estemos más calmados.- Por supuesto, por dentro el ochrorio se moría por tener más contacto y una pequeña parte de él se desilusionó porque el ruso parara, pero no era el momento para ello si no estaban a gusto los dos.

Chromsa asoció al instante las siguientes palabras con la causa de aquella situación. Ya no solo de la negativa al abrazo, sino a que de repente Adam pudiera hacer un hechizo que llevaba practicando hasta la perfección desde hacía meses. -Pues la verdad es que tiene mucho sentido. Todavía no me explico cómo es que has conseguido levantar la manzana y desde luego entra entre las cosas extrañas que podrían considerarse síntomas. Ojalá supiéramos por qué a cada uno nos afecta de un modo especial y único.- dijo. Ya llevaban bastante tiempo en Rocavarancolia y aún había una enorme cantidad de cosas de las que tenían ni la menor idea.

Entonces se le vino a la mente al ochrorio el hechizo que hizo antes. No era nada seguro, pero si la teoría de Adam era correcta, cabía la posibilidad de que no fuera el único que hubiera sufrido cambios en su capacidad mágica. -Oye, me gustaría probar una cosa. Antes levantar el escudo me ha costado menos y, teniendo en cuenta tus conclusiones, puede que yo también haya cambiado un poco. Estaba pensando... ¿Me dejarías intentar levantarte con el hechizo de levitación?- comenzó proponiendo pero acto seguido siguió un poco más nervioso: -Cla...Claro está solo si quieres, por supuesto. Es la primera vez que intento levantar a alguien y aunque fuera con cuidado entendería que no confiaras por si sale mal. Lo puedo hacer conmigo mismo sin problemas si no.-

Se alegró de que Chromsa se tomase bien sus motivos, pensando en ese “ya habrá tiempo” y asociándolo al consejo de Luci. <<Si Luci me viese ahora estaría orgulloso>>, dijo en su mente pensando con algo de vergüenza que, probablemente y de cara al futuro, tendrá ese momento mas íntimo con su amigo.

—Tiene que serlo, aunque no sea tan bestia como el de Kolja —respondió teniendo fe en que estaba en lo correcto— Es que es raro de explicar, quiero tenerte cerca pero… no tan cerca. Pero todo esto es ahora, a ver si se me pasa esta tontería —aclaró lo último con buen humor, algo más calmado pero con aquellas mariposas en el estómago más revoltosas que nunca.

Chromsa le pidió a Adam que quería probar algo. Atendió con toda la normalidad del mundo pero cuando el ochrorio expresó sus deseos de levantarlo con magia se sorprendió pero para bien. Antes de que pudiese decir nada Chromsa siguió hablando un poco más nervioso, comprendiendo sus preocupaciones.

—Mmm… ¡Venga! —respondió motivado por la idea de levitar, aunque no fuese por su propia mano. Con una mirada con significado agradeció que Chromsa se preocupase tanto por él—. Puedes probar conmigo no hay problema Chromsa, ¿cómo no voy a confiar en ti? Seguro que te sale, aunque peso lo mío —confiaba plenamente en él, tampoco lo pondría en un peligro real ni mucho menos. Al decir lo último el ruso tocó su barriga un par de veces, sonriendo divertido. Le quedaba ya poca grasa en comparación a su antiguo yo pero eso no quitaba que su cuerpo fuese bastante ancho.

Retiró algunos muebles para que Chromsa tuviese todo el espacio posible y facilitar su tarea de levantarlo. Se colocó en medio del hueco vacío, levantando un poco sus brazos. —Yo estoy listo, ¡cuando tú quieras! Y de verdad, aunque me de el batacazo de mi vida estaré bien, no entreno con Kolja para nada.

Seguramente era por efecto de los nervios que todavía quedaban, pero Chromsa no estaba seguro si tendría que haberle comentado a Adam aquella propuesta. Iba a seguir excusándose y hablando cuando el ruso aceptó. Lo miró confundido al principio, aunque con los siguientes gestos y palabras comprendió que se estaba preocupando demasiado. Sonrió agradecido cuando el terrestre acabó de hablar y dijo: -Muchas gracias, Adam. Y no te preocupes por el peso, entre que tengo práctica y si estoy en lo cierto no debería costarme mucho.-

Adam fue moviendo algunos muebles y Chromsa le hubiera ayudado si no fuera porque intentaba estar concentrado para hacer el hechizo. Aunque tuviera práctica no dejaba de ser algo que nunca había levantado y no podía estar nervioso si no quería que o no tuviera efecto o Adam probara el suelo por accidente. Seguía intentando calmarse cuando el ruso le avisó de que ya estaba preparado. -Está bien. Dame un momento y me pongo a ello.- le contestó.

Cerró los ojos y fue inspirando y expirando cada vez más lento. Poco después abrió los ojos ya tranquilo y, antes de empezar, dijo: -Vale, allá voy. Tú simplemente relájate, todo va a ir bien.-

Empezó a realizar los movimientos y las palabras del conjuro con calma, pero se trabó en uno de los movimientos. -(Con calma, no hay prisa)- Volvió a intentarlo y se concentró más que antes. Para cuando se dio cuenta, Adam estaba flotando a, aproximadamente, medio metro del suelo. El ochrorio reprimió su alegría para cuando el terrestre estuviera en el suelo y lo fue bajando con cuidado. Ya en tierra firme, pudo celebrar el logro: -Fun...Funciona. ¡Lo he... conseguido! ¡También he mejorado en magia... Que bien!- A simple vista, cualquiera notaría que Chromsa estaba bastante cansado después de aquel hechizo. Por aquel día, ya había hecho magia suficiente.

Si fuese otra persona desde luego se fiaría lo justo pero con Chromsa era una clara excepción. Su confianza era casi ciega, en su cabeza jamás se le pasaría que la persona que tuvo delante buscaría dañarlo aunque fuese sin querer. Haciendo caso al ochrorio relajó su cuerpo para ayudarlo con la tarea de levantarlo con el hechizo de levitación.

—Oh… ¡Oh! —Adam se sorprendió por la rara sensación de ser levantado con magia. Chromsa no mostraba muchos signos de dificultad al principio, la magia se le daba muy bien y el ruso pensó si el ochrorio llegaría al nivel de la talentosa Kahlo.

Chromsa lo bajó con cuidado, gesto que notó Adam y lo agradeció. No pudo negar que fue bastante divertido eso de ser levantado. —¡Digo si has mejorado, son todo buenas noticias! —emocionado añadió lo ultimo al cumplido con una sonrisa. El ruso también notó algo de cansancio en Chromsa. Era normal, si a él le cansó un poco levantar esa pequeña fruta debía ser duro levantar a una persona entera. Adam se acercó un poco—. Pero tampoco te esfuerces mucho Chromsa, si estás cansado vamos a parar por hoy, ¿vale?

Se acercó un poco más. Sentía que debía ofrecerle ese gesto para consolidar sus sentimientos de una vez. De nuevo esas sensaciones contradictorias lo atacaron de nuevo pero su amor fue más fuerte que eso. Un beso corto en sus labios fue el breve contacto que ofreció a Chromsa en lo que iba de día, acercándolo al agarrarlo de su hombro. De nuevo tomó un poco de distancia, bastante rojo por sus actos.

—Sentía que… debía devolverte el favor, ¿t-te ha gustado? —terminó preguntando algo nervioso de nuevo, no sabía si el ochrorio estaba de acuerdo con eso ya que era un gesto de la Tierra y, aun así, sabe que no todo el mundo puede tomárselo bien así de primeras y quiso asegurarse de haber dado el paso correcto.

A pesar del cansancio, Chromsa estaba emocionado por sus logros. De haber podido lo habría intentado consigo mismo para comprobar que no había sido simplemente suerte, pero sabía que no estaba en condiciones como para hacer cualquier hechizo por simple que fuera. Sonrió de oreja a oreja con las felicitaciones de Adam. -Sí, creo que por hoy ya hemos hecho bastante. Ha sido un gran avance para ambos en todos los sentidos.- dijo un poco sonrojado mientras el ruso se acercaba.

Estaba a punto de empezar a dirigirse hacia las escaleras cuando el terrestre le agarró del hombro. Empezó a ponerse nervioso y notó como el corazón se le aceleraba mientras veía como sus labios se aproximaban. Había estado esperando aquel momento desde hace bastante tiempo. Fue tal vez por los nervios que solo llegó a entrecerrar los ojos durante el beso.

Se quedó atónito durante unos segundos, todavía procesando lo que había ocurrido. Miró al ruso antes de responder: -Por un momento... pensaba que estaba en comunión con la Acromía. Ha sido maravilloso. De hecho...Me gustaría...- Se acercó a Adam y terminó de dejar claro que quería un segundo beso que duraría todo lo que el ruso quisiera. Sin tener en cuenta el tiempo, este fue incluso mejor que el anterior a ojos del ochrorio. Aquel momento se llevaba sin duda alguna uno de los primeros puestos en los acontecimientos preferidos en su vida. Si por él fuera, seguiría en ese beso durante toda la vida.

Pero como todo lo bueno, en algún momento tuvo que terminar. Se alejó un poco del ruso y sonrió. -Me alegro mucho de haberte conocido, Adam.- dijo. Justo en ese momento su cuerpo, que se había centrado en la emoción y el romanticismo de la situación, recordó que estaba muy cansado y Chromsa casi cayó al suelo si no hubiera llegado a apoyarse en una de las camas cercanas. Se reincorporó lentamente mientras comentaba: -Vaya... Creo que hoy me voy a tomar un buen descanso. Espero que la comida ya esté lista, porque ahora mismo podría comerme toda una bañera.- Justo después, miró al ruso y añadió: -Esto... Me puedes ayudar a bajar las escaleras. No me fio de que las piernas me vayan a fallar mientras baje.-

Chromsa podría haberse esperado poco de aquel entrenamiento que pintaba como cualquiera de los anteriores, pero lo que nunca habría imaginado es que Adam pudiera hacer magia, que él mismo hubiera mejorado también en cuanto a magia y menos aún que ahora ellos dos eran pareja.

Cuando las miradas se cruzaron de nuevo el ruso sonrió un poco, con la cara ruborizada mientras escuchaba lo que Chromsa tuvo que decir. Adam tuvo claro que se equivocó con sus dudas sobre si a él no le gustaría el beso, es más, el ochrorio hizo un símil sobre sus sentimientos con la Acromía. Sabía que sus creencias le eran importantes y se impactó mucho por ello.

Acto seguido Chromsa fue el que recortó distancias y besó al ruso. No negaba que había algo de incomodidad pero dejó que el contacto durase por un buen número de segundos, yendo su corazón a mil. Si hubiese sabido en su momento sobre los sentimientos de su amigo no hubiera perdido ni un segundo para tener aquel momento mucho antes. La Luna Roja estaba por llegar y ninguno de los dos sabían lo que les iba a deparar pero Adam lo tenía claro, serían junto a Chromsa pasara lo que pasara.

Llegó lo inevitable y sintió el irrefrenable impulso de separarse. No importaba si era o no un síntoma, lo que le interesaba era que Chromsa sonreía y Adam, como si fuese contagioso, sonrió igual o incluso más que él cuando el ochrorio habló. Justo cuando iba a responder su ya más que un amigo casi se cae del cansancio y Adam hizo el amago de intentar agarrarlo pero para su fortuna no terminó en el suelo, soltando un suspiro de alivio.

—Creía que te ibas a desmayar, me has pegado un buen susto —admitió soltando una pequeña risa. Después de lo que dijo Chromsa recordó su propia hambre, que no era escasa—. Buff espero que sí, yo también me muero de hambre y podría acabar con una montaña de pasta.

Otra vez Chromsa cruzó miradas con Adam. El ruso ya no tenía tanto pavor a mirarlo, teniendo la confianza necesaria para ello ya casi sin esa tonta vergüenza encima. Sonrió ante la petición de Chromsa, todavía le quedaba mucho por devolver y un poco más de contacto no le haría daño.

—Por supuesto que sí. Agárrate a mí y bajamos despacio, luego de comer intenta descansar un rato que debió haberte fatigado mucho levantarme —Adam dejó que Chromsa se apoyase en él. La ansiedad de tenerlo pegado lo atosigaba pero intentó no pensar en ello como pudiese—. Y… sobre lo de antes, yo también me alegro mucho de haberte conocido Chromsa.