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- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Tenemos que hablar
05/09/20, 01:21 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Si bien la convivencia había mejorado con otros compañeros, Kahlo no podía decir lo mismo en respecto a su relación con Luci. El niño había ido alejándose poco a poco por cuenta propia, carente de energía, y el reflejo empezaba a ser físico por como se descuidaba. La varmana había ido detrás de él varias veces para animarle o entretenerle de algún modo, sin llegar a tocar el asunto directamente, pero al no ver resultados había dejado de intentarlo. Kahlo no tenía paciencia ni la suficiente inteligencia emocional para lidiar con eso. Sencillamente no sabía como hacerlo. También la movía el egoismo y no se mentía al admitirlo: ella tenía bastante con lo suyo como para estar desvanándose los sesos con el malestar de otro.
Sin embargo ese día se estaba haciendo insoportable. Estaba recogiendo la ropa seca -la cual había acelerado con hechizos, porque el patético sol de Rocavarancolia era lento como él solo-, rememorando lo mucho que echaba de menos sus charlas ligeras con Luci en momentos así. No quería seguir evitándole más. Guardó la ropa en una cesta con la intención de repartirla por los cuartos, lanzando el hechizo de levitación sobre la misma para evitarse cargar con el peso. Las veces que pedía ayuda se habían reducido drásticamente gracias a la magia.
Entró, seguida de la cesta flotante. Dentro le hizo un gesto al daeliciano.
—Luci, ven a ayudarme a separar la ropa por favor —dijo con autoridad, a pesar de que minutos antes había dicho que podía recoger la ropa sola, y sin esperar respuesta por parte de nadie subió las escaleras. No quería que fuese nadie más; solo él.
Se sentó en una de las camas, con la cesta a los pies y los brazos cruzados para cuando el daeliciano asomara. A la hora de la verdad su semblante se suavizó, incapaz de echarle en cara nada. Le dio unos toques al colchón para que se sentara a su lado.
—Ven. Quiero hablar contigo.
Si bien la convivencia había mejorado con otros compañeros, Kahlo no podía decir lo mismo en respecto a su relación con Luci. El niño había ido alejándose poco a poco por cuenta propia, carente de energía, y el reflejo empezaba a ser físico por como se descuidaba. La varmana había ido detrás de él varias veces para animarle o entretenerle de algún modo, sin llegar a tocar el asunto directamente, pero al no ver resultados había dejado de intentarlo. Kahlo no tenía paciencia ni la suficiente inteligencia emocional para lidiar con eso. Sencillamente no sabía como hacerlo. También la movía el egoismo y no se mentía al admitirlo: ella tenía bastante con lo suyo como para estar desvanándose los sesos con el malestar de otro.
Sin embargo ese día se estaba haciendo insoportable. Estaba recogiendo la ropa seca -la cual había acelerado con hechizos, porque el patético sol de Rocavarancolia era lento como él solo-, rememorando lo mucho que echaba de menos sus charlas ligeras con Luci en momentos así. No quería seguir evitándole más. Guardó la ropa en una cesta con la intención de repartirla por los cuartos, lanzando el hechizo de levitación sobre la misma para evitarse cargar con el peso. Las veces que pedía ayuda se habían reducido drásticamente gracias a la magia.
Entró, seguida de la cesta flotante. Dentro le hizo un gesto al daeliciano.
—Luci, ven a ayudarme a separar la ropa por favor —dijo con autoridad, a pesar de que minutos antes había dicho que podía recoger la ropa sola, y sin esperar respuesta por parte de nadie subió las escaleras. No quería que fuese nadie más; solo él.
Se sentó en una de las camas, con la cesta a los pies y los brazos cruzados para cuando el daeliciano asomara. A la hora de la verdad su semblante se suavizó, incapaz de echarle en cara nada. Le dio unos toques al colchón para que se sentara a su lado.
—Ven. Quiero hablar contigo.
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Tenemos que hablar
15/09/20, 01:22 am
Eso era algo que le habían enseñado desde niño: el arte era una herramienta para expresarse. Pero también que todo el arte debía ser bello y agradable a los sentidos.
-El arte debe ser hermoso -dijo, sorbiendo -Hay que pulirlo y moldearlo para estar lo más cerca posible del Mundo Anterior, y lo que yo hago no se acerca en absoluto.
Tomó las manos de Kahlo para no romper el contacto con ella. En otro momento las habría sostenido suavemente, permitiéndo a la chica soltarse en cualquier momento, sin embargo Luci se agarraba con temor a que se alejase.
-Eso es muy bonito -dijo, y le dedicó una pequeña sonrisa. No le parecía triste en absoluto. Era injusto. Una persona como Kahlo debería poder encontrar el amor donde fuera.
Meditó unos segundos las palabras de la varmana. ¿Le ayudaba arañar las puertas del armario con garabatos? ¿Le ayudaba robar materiales preciados a sus amigos para escribir sus poemas deprimentes? Se sentía horrible cuando lo hacía, y después de hacerlo tenía miedo y vergüenza. Pero…
-Si no lo hago siento que me ahogo.
Agachó la mirada y la clavó en las manos de su amiga mientras todavía las sostenía. Algunas lágrimas cayeron sobre ellas.
-Si no lo saco de alguna forma siento que esta ciudad va a comerme entero.
-El arte debe ser hermoso -dijo, sorbiendo -Hay que pulirlo y moldearlo para estar lo más cerca posible del Mundo Anterior, y lo que yo hago no se acerca en absoluto.
Tomó las manos de Kahlo para no romper el contacto con ella. En otro momento las habría sostenido suavemente, permitiéndo a la chica soltarse en cualquier momento, sin embargo Luci se agarraba con temor a que se alejase.
-Eso es muy bonito -dijo, y le dedicó una pequeña sonrisa. No le parecía triste en absoluto. Era injusto. Una persona como Kahlo debería poder encontrar el amor donde fuera.
Meditó unos segundos las palabras de la varmana. ¿Le ayudaba arañar las puertas del armario con garabatos? ¿Le ayudaba robar materiales preciados a sus amigos para escribir sus poemas deprimentes? Se sentía horrible cuando lo hacía, y después de hacerlo tenía miedo y vergüenza. Pero…
-Si no lo hago siento que me ahogo.
Agachó la mirada y la clavó en las manos de su amiga mientras todavía las sostenía. Algunas lágrimas cayeron sobre ellas.
-Si no lo saco de alguna forma siento que esta ciudad va a comerme entero.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Tenemos que hablar
20/09/20, 01:57 am
Kahlo también entendía que el arte debía ser hermoso, pero a la vez, ¿no consideraba cada uno "hermoso" cosas muy diversas? Suspiró suavemente por la frustración que Luci reflejaba. No le molestaba en que le agarrara las manos, e incluso se las estrujó con mimo usando ambos pulgares para transmitirle calma.
—A veces lo triste puede ser bonito —le devolvió la sonrisa a Luci—. Puede que hasta eso le añada valor —y rio suavemente.
Esperó a que el daeliciano pensase, examinando su rostro con cautela y curiosidad. Cuando este respondió y el llanto siguió a su voz Kahlo volvió a sentirse pequeña e incierta. Con dificultad tragó saliva, pestañeando varias veces para evitar que sus propios ojos se humedecieran. Quería limpiarle las lágrimas del rostro, las lágrimas que ahora mojaban sus anillos, pero el pequeño se agarraba fuertemente a sus manos impidiéndole ningún gesto.
—Entiendo... —meditó unos segundos, y si el agarre aflojaba, con suavidad apartaría una mano para poder limpiar sus mejillas. Y pensar que antes había contenido rabia hacia él... — Pues no quiero que la ciudad se te coma. Me quedaría muy sola así. ¿Crees que enseñarme tus obras te ayudaría? ¿Y si dibujásemos juntos? A lo mejor si dejas de esconderlo te sientes menos reprimido...
—A veces lo triste puede ser bonito —le devolvió la sonrisa a Luci—. Puede que hasta eso le añada valor —y rio suavemente.
Esperó a que el daeliciano pensase, examinando su rostro con cautela y curiosidad. Cuando este respondió y el llanto siguió a su voz Kahlo volvió a sentirse pequeña e incierta. Con dificultad tragó saliva, pestañeando varias veces para evitar que sus propios ojos se humedecieran. Quería limpiarle las lágrimas del rostro, las lágrimas que ahora mojaban sus anillos, pero el pequeño se agarraba fuertemente a sus manos impidiéndole ningún gesto.
—Entiendo... —meditó unos segundos, y si el agarre aflojaba, con suavidad apartaría una mano para poder limpiar sus mejillas. Y pensar que antes había contenido rabia hacia él... — Pues no quiero que la ciudad se te coma. Me quedaría muy sola así. ¿Crees que enseñarme tus obras te ayudaría? ¿Y si dibujásemos juntos? A lo mejor si dejas de esconderlo te sientes menos reprimido...
- InvitadoInvitado
Re: Tenemos que hablar
05/10/20, 02:25 am
Luci no comprendía cómo algo triste podía ser bonito. La tristeza, aunque a veces no se podía evitar, implicaba sufrimiento. Aun así, en ese momento estaba algo más cerca de entenderlo de lo que habría estado el primer día de su encierro. De alguna forma, verse arrancado de todo lo que conocía le estaba obligando a arañar la belleza de donde pudiese.
El daeliciano no pudo evitar una sonrisa, a su pesar, al oír que la varmana lo echaría de menos. Se sentía bien saberse apreciado. Quería creer que Kahlo y él habrían llegado a ser amigos incluso si no se hubiesen conocido en condiciones tan hostiles.
-No sé…
No tenía muy claro si quería que Kahlo viese sus dibujos. Le daba miedo verse juzgado. ¿Y si pensaba que no estaba bien de la cabeza? ¿Y si se lo contaba a los demás? << No, no seas tonto, Kahlo no haría eso>> se dijo, enfadado repentinamente consigo mismo por haber dudado así de la varmana. Le había dicho que tenía que compartir sus sentimientos y esos dibujos eran, en cierto modo, parte de sus sentimientos.
-Ven.
La guió hasta el cuarto que usaba para esconderse. Había un plato con restos de bizcocho en el suelo. Las puertas del armario estaban entornadas, ya que con las mantas no podían cerrarse bien. Dentro estaba el hatillo donde guardaba los materiales. Con el pulso algo tembloroso, Luci abrió las puertas para mostrar la totalidad de su obra. Ahí estaba todo: los pájaros negros que acompañaban a su secuestrador, el lagarto asesino salpicado de sangre, los reyes arácnidos mencionados en los libros de historia… Y sobre ellos el astro rojo, misterioso y amenazante.
El daeliciano no pudo evitar una sonrisa, a su pesar, al oír que la varmana lo echaría de menos. Se sentía bien saberse apreciado. Quería creer que Kahlo y él habrían llegado a ser amigos incluso si no se hubiesen conocido en condiciones tan hostiles.
-No sé…
No tenía muy claro si quería que Kahlo viese sus dibujos. Le daba miedo verse juzgado. ¿Y si pensaba que no estaba bien de la cabeza? ¿Y si se lo contaba a los demás? << No, no seas tonto, Kahlo no haría eso>> se dijo, enfadado repentinamente consigo mismo por haber dudado así de la varmana. Le había dicho que tenía que compartir sus sentimientos y esos dibujos eran, en cierto modo, parte de sus sentimientos.
-Ven.
La guió hasta el cuarto que usaba para esconderse. Había un plato con restos de bizcocho en el suelo. Las puertas del armario estaban entornadas, ya que con las mantas no podían cerrarse bien. Dentro estaba el hatillo donde guardaba los materiales. Con el pulso algo tembloroso, Luci abrió las puertas para mostrar la totalidad de su obra. Ahí estaba todo: los pájaros negros que acompañaban a su secuestrador, el lagarto asesino salpicado de sangre, los reyes arácnidos mencionados en los libros de historia… Y sobre ellos el astro rojo, misterioso y amenazante.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Tenemos que hablar
15/10/20, 10:45 pm
Que Luci sonriera fue un alivio tremendo. No era consciente de cuanta tensión tenía en el cuerpo hasta que la liberó, muy poco hecha a ese tipo de situaciones. Aquello la había agotado más que las clases de esgrima, aunque se tratase de un cansancio diferente. La sonrisa sin embargo había dejado un regusto agradable en ella, un logro.
Se levantó con otra mentalidad, positiva, sin imaginar a que nivel llegaba lo que estaba a punto de ver. Entró tras Luci y se quedó mirando el plato con restos del suelo, debatiéndose en si recogerlo o no decir nada mientras el daeliciano se dirigía al armario. Kahlo creyó que ahí es donde guardaría los folios, no que el mueble entero fuera el lienzo. En cuanto abrió sus puertas el plato quedó en segundo plano.
Era macabro. Macabro como algo que un niño de 13 años no debería conocer. Kahlo se forzó a mirar en detalle sabiendo que era importante para él, intentando difícilmente que las expresiones en su rostro no delatasen lo que sentía. Podía apreciar la belleza de la tragedia en el arte, el dolor en una poesía o el desamor en una novela, pero para aquello no tenía palabras. El niño había conseguido que la Luna, a la cual le tenía un profundo agradecimiento por suponer era la fuente de su don mágico, la misma que tanto ansiaba admirar, se viera como algo grotesco e impasible sobre los horrores. Bien es cierto que podía ser la culpable de todos los males de esa ciudad, la responsable de su secuestro, pero la granta no estaba lista para considerarla como tal. Mentalmente necesitaba aferrarse a ella. La representación le provocó vértigo.
Con el estoicismo roto miró a Luci y sin decir nada le abrazó, mordiéndose el labio para no desmoronarse. No era solo por el impacto de ver algo así, sino por pensar en todo lo que tendría que haber pasado el menor solo. Le visualizaba dentro del armario entre tintes negros y rojos, habiendo hecho de ese su sitio seguro. Luci no estaba bien y se sentía horrible por no haber hecho nada antes. No era justo. Para más inri ahora tendría que haber actuado con serenidad, serle de ayuda, pero no encontraba forma de verbalizar una calma que no le correspondía.
Se levantó con otra mentalidad, positiva, sin imaginar a que nivel llegaba lo que estaba a punto de ver. Entró tras Luci y se quedó mirando el plato con restos del suelo, debatiéndose en si recogerlo o no decir nada mientras el daeliciano se dirigía al armario. Kahlo creyó que ahí es donde guardaría los folios, no que el mueble entero fuera el lienzo. En cuanto abrió sus puertas el plato quedó en segundo plano.
Era macabro. Macabro como algo que un niño de 13 años no debería conocer. Kahlo se forzó a mirar en detalle sabiendo que era importante para él, intentando difícilmente que las expresiones en su rostro no delatasen lo que sentía. Podía apreciar la belleza de la tragedia en el arte, el dolor en una poesía o el desamor en una novela, pero para aquello no tenía palabras. El niño había conseguido que la Luna, a la cual le tenía un profundo agradecimiento por suponer era la fuente de su don mágico, la misma que tanto ansiaba admirar, se viera como algo grotesco e impasible sobre los horrores. Bien es cierto que podía ser la culpable de todos los males de esa ciudad, la responsable de su secuestro, pero la granta no estaba lista para considerarla como tal. Mentalmente necesitaba aferrarse a ella. La representación le provocó vértigo.
Con el estoicismo roto miró a Luci y sin decir nada le abrazó, mordiéndose el labio para no desmoronarse. No era solo por el impacto de ver algo así, sino por pensar en todo lo que tendría que haber pasado el menor solo. Le visualizaba dentro del armario entre tintes negros y rojos, habiendo hecho de ese su sitio seguro. Luci no estaba bien y se sentía horrible por no haber hecho nada antes. No era justo. Para más inri ahora tendría que haber actuado con serenidad, serle de ayuda, pero no encontraba forma de verbalizar una calma que no le correspondía.
- InvitadoInvitado
Re: Tenemos que hablar
16/10/20, 01:33 am
Los ojos del daeliciano estaban clavados en Kahlo, estudiando con ansiedad los cambios en su expresión mientras arrugaba obsesivamente los bajos de su jersey. Por mucho que se hubiese intentado convencer de que debía confiar en ella, el miedo a que le rechazase seguía allí.
Tuvo un momento de absoluto pánico. Kahlo no decía nada, no parpadeaba siquiera. Cuando le miró temió una reprimenda, pero en su lugar tuvo un abrazo. Luci no pudo evitar echarse a llorar de nuevo.
-Lo siento mucho -dijo. No sabía por qué se estaba disculpando, o si había siquiera una razón por la que disculparse. ¿De dónde salía esa vergüenza? ¿Por qué tenía tanto miedo? Respondió al abrazo ocultando la cara en el hombro de la varmana. -Sé que son horribles. Soy feo por dentro. Hay algo mal en mi cabeza.
Tuvo un momento de absoluto pánico. Kahlo no decía nada, no parpadeaba siquiera. Cuando le miró temió una reprimenda, pero en su lugar tuvo un abrazo. Luci no pudo evitar echarse a llorar de nuevo.
-Lo siento mucho -dijo. No sabía por qué se estaba disculpando, o si había siquiera una razón por la que disculparse. ¿De dónde salía esa vergüenza? ¿Por qué tenía tanto miedo? Respondió al abrazo ocultando la cara en el hombro de la varmana. -Sé que son horribles. Soy feo por dentro. Hay algo mal en mi cabeza.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
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Re: Tenemos que hablar
22/10/20, 04:39 pm
Kahlo abrazaba al daeliciano mientras pensaba en todo y nada a la vez. Estaba completamente en blanco, sin encontrar una respuesta convincente. ¿Qué tenía que decir? ¿Tenía que mentirle? Era incapaz de hacerlo, y aunque quisiera las probabilidades de sonar sincera eran bajísimas. De verdad creía que eran horribles, que algo estaba mal en Luci. Ni siquiera las novelas de terror de la biblioteca de sus padres le provocaban sensaciones tan fuertes. Todo ese rato tuvo la vista clavada en el armario, como si le recriminase a los dibujos toda la culpa. Imaginó el mueble hecho añicos, astillas prendiendo fuego, y por unos segundos toda su frustración se convirtió en rabia. Solo cuando notó que estaba levantando el labio y abrazando con más fuerza de la cuenta al chico apartó la mirada, hastiada. Tan pronto lo hizo el miedo y la pena recuperaron su peso.
—No pasa nada —logró articular sin que le temblara la voz—. Quiero ayudarte. No sé como... pero entre los dos seguro que conseguimos algo... —se mordió el labio e inspiró profundamente por la nariz—. Por favor Luci... no estás solo. No estás solo.
Kahlo no tenía ni idea de qué hacer. Pasaría más tiempo con el menor, pero dudaba que eso fuera a hacer que todo estuviera bien de la noche a la mañana, que bastaba para erradicar mágicamente lo que había plasmado en madera.
—Sé que echas de menos a tus padres y... y que quieres volver a casa. Tenemos que aguantar para hacerlo, ¿vale? Por ellos. No quiero que me regañen porque no he sabido cuidar a su niño...
—No pasa nada —logró articular sin que le temblara la voz—. Quiero ayudarte. No sé como... pero entre los dos seguro que conseguimos algo... —se mordió el labio e inspiró profundamente por la nariz—. Por favor Luci... no estás solo. No estás solo.
Kahlo no tenía ni idea de qué hacer. Pasaría más tiempo con el menor, pero dudaba que eso fuera a hacer que todo estuviera bien de la noche a la mañana, que bastaba para erradicar mágicamente lo que había plasmado en madera.
—Sé que echas de menos a tus padres y... y que quieres volver a casa. Tenemos que aguantar para hacerlo, ¿vale? Por ellos. No quiero que me regañen porque no he sabido cuidar a su niño...
- ♪♫♬:
- InvitadoInvitado
Re: Tenemos que hablar
23/10/20, 12:10 am
Luci no podía parar de llorar. Consiguió mantener los sollozos a un volumen mínimo, pero las lágrimas no paraban de caer. No le salía nada que decir. La vergüenza no se iba, y Kahlo no había dicho nada que contradijera sus afirmaciones sobre sus dibujos ni sus pensamientos sobre que había algo mal en él, sin embargo allí seguía, abrazándole, y asegurándole de que no se iba a marchar. Eso calmó al daeliciano en cierta medida.
Cuando Kahlo afirmó que debían aguantar para poder ver de nuevo a sus padres Luci se separó para limpiarse los ojos con la manga del jersey y asintió. Tampoco tenía idea de cómo lo harían.
Con los ojos amoratados por la llantina que no terminaba de amainar, echó un vistazo a su armario. Daba miedo, pero de alguna forma un poco menos que antes.
-Vámonos -dijo tomando a la varmana de las manos y tirando de ella hacia la puerta -Quiero comer algo… y un vaso de leche caliente.
En los días siguientes intentaría pasar más tiempo no solo con Kahlo, si no con el resto de sus compañeros. No pretendía enseñarle el armario a nadie más por el momento, pero día tras día su vergüenza hacia sus creaciones iba mitigando. Al fin y al cabo, feos o no, eran un documento más de su paso por la ciudad.
Cuando Kahlo afirmó que debían aguantar para poder ver de nuevo a sus padres Luci se separó para limpiarse los ojos con la manga del jersey y asintió. Tampoco tenía idea de cómo lo harían.
Con los ojos amoratados por la llantina que no terminaba de amainar, echó un vistazo a su armario. Daba miedo, pero de alguna forma un poco menos que antes.
-Vámonos -dijo tomando a la varmana de las manos y tirando de ella hacia la puerta -Quiero comer algo… y un vaso de leche caliente.
En los días siguientes intentaría pasar más tiempo no solo con Kahlo, si no con el resto de sus compañeros. No pretendía enseñarle el armario a nadie más por el momento, pero día tras día su vergüenza hacia sus creaciones iba mitigando. Al fin y al cabo, feos o no, eran un documento más de su paso por la ciudad.
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