Estilistas por una tarde

En aquella tarde nublada Fleur se encontraba en su habitación de Sendar mientras se palpaba su cabello rubio, el cual ya le había crecido un poco más de la barbilla en esos meses. Una ráfaga de viento entró por la ventana y le azotó el rostro con mesura, el tiempo estaba cambiando, se dijo. Pero fue incapaz de pensar en ello pues lo que venía a continuación la tenía nerviosa.

No estaba sola en el cuarto sino que se hallaba con Rúa, habían apalabrado aquel juego y ella era de cumplir sus promesas pero eso no evitaba un pequeño recelo y expectación crecientes.  Ahora que se encontraba delante de los baúles con ropa sentía un bocado en el estómago, primero porque nunca había tenido un momento divertido e íntimo con ninguna de sus compañeras novicias, y segundo porque sabía que la sueca podía ser un poco maliciosa. No quería ni recordar cómo fue vestida la primera vez que se encontraron, podría haberle saltado un ojo a cualquiera.

-No sé si esto es buena idea... Rúa -musitaría expresando sus dudas, aunque la chica podría adivinar en su mirada que en realidad deseaba distraerse. Fleur a veces se preocupaba demasiado por guardar la apariencia de chica formal y decente, pero solía debatirse entre esa postura y aflojar un poco las riendas de vez en cuando. Por suerte no necesitaba más que un empujoncito y el torreón estaba prácticamente vacío. Ya que ella no solía salir al exterior con tanta frecuencia aprovecharon una de las veces que Rúa no quiso ir a por comida.

Las dudas plasmadas en la cara de Fleur, le hacía un poco de gracia. Aquella propuesta no era nueva, ya la había sugerido algún tiempo atras. Un día de relax, aconsejándose que ropa vestir a la otra y pasarse un día entero con dichas vestimentas, Solo un juego, un poco de relax y entretención en entre traducciones de hechizos, salidas poca comida en aquella ciudad y visitas a los maceteros.

Había escogido aquel día entre cualquier otro, aprovechando que la sueca no se unió al grupo de salida en aquella ocasión y que entre los que se había quedado el cuarto que ellas ocupaban y aquel donde dormían estaba disponible. Nadie les molestaría.

Fleur había aceptado, pero aun así verla dudosa de hacer aquello, como si fuera algo peligroso provocaba algo de diversión en Rua, y ganas de ser un poco maliciosa con la tímida francesa.

- Oh, vamos, nos vas a engañarme- dijo Rua con diversión mientras observaba entre la ropa del baúl y la del armario abierto- Esos bonitos ojos tuyos brillan curiosos, ¿tienes ganas de ser un poco traviesa, verdad? - añadió con relajación analizándola atentamente con ojo experto, mientras se levantaba de la cama donde andaba sentada- Confía en mi Fleur, no hay gran cosa pero incluso con lo que se tiene te puedo conseguir un pequeño cambio de look, si luego no te sientes comida con este siempre puede son volver a ponértelo… - añadió la sueca con una sonrisa a medias mirándola atrevidamente.- Y luego puedes vestirme con lo que gustes…me veré divina hasta en un saco de papas…es la actitud lo que cuenta- añadido segura, guiñándole un ojos confiada mientras tomaba de entre la ropa lo que ya tenía bastante claro que le gustaría que se probara, pero no se lo dio de inmediato, solo sonrió a medias.

-Y bien que dices, Fleur…¿te pones en mis manos expertas?- añadió con un sutil coqueteo, descarado, medio jugando.

Algo sobrepasada Fleur comprobó lo increíblemente perceptiva y persuasiva que le resultaba la sueca. Se sonrojó cuando dijo que tenía los ojos bonitos aunque no debería ya que empezaba acostumbrarse a sus coletillas y cumplidos a diestro y siniestro. Tragó saliva, no tenía ganas de ser traviesa pero sí de pasárselo bien y siendo honesta consigo misma por muy diferentes que ambas fueran tener su compañía siempre lograba distraerla.

—¿Es actitud... no? —la francesa sonó ahora mucho más segura, solo tenía que relajarse, nadie iba a hostigarla por un tonto juego de ropa. >>Célestine no está aquí, y tampoco Madre<<— ...adelante —volvió a dudar mirando con interés las prendas que Rúa seleccionaba de los baúles, pero sin poder verlas bien desde dónde estaba— estoy completamente en tus manos, sí, vamos allá —se levantó con delicadeza y una sonrisa nerviosa.

>>Sólo espero que no me vista de negro, no podría soportarlo más<<. Pensó resignándose con calma y percibiendo como su lado más divertido salía un poco a la luz asomando la cabecita. Se descubrió pensando que dependiendo cómo la vistiera podía vengarse un poco después. >>Esos pensamientos no son tuyos, Fleur<<. Pero disfrutaba de saber que podía dejarse mal influenciar un poco por cómo Rúa solía actuar.

A la sueca le encantó ver que Fleur finalmente se decidida a seguir con esa especie de juego y no terminaba echándose atrás. Ya habían tenido oportunidad de hablar un poco anteriormente y ya le había contado que provenía de una familia que era bastante conservadora, por decir algo. No tenía claro el límite de eso, pero estaba segura que la ropa que Rua estaba por ponerle se alejaba al menos un poco de lo que ella acostumbraba a vestir, incluso sino era algo especialmente exagerado, no es como si abundaran en ropa bonita en los baúles, aunque bien se les podía hacer un arreglo rápido.

- ¡Perfecto! Bien, ahora, vamos a ponerte algo- dijo Rua sonriendo con malicia mientras sacaba lo que a simple vista aprecia una sencilla camisa larga a cuadros rojo y negro, a botones que era inusualmente grande y que ya había encontrado en la búsqueda anterior con KIki y la había apartado por estar en bastante buen estado. Solo tenía un poco descosidas las mangas y el bajo de la camisa, pero incluso con eso le daba un toque distintivo, no se veía mal.

- Ten, ponte esto, solo esto, sin pantalones debajo, es lo bastante largo para que quede con un vestido corto. De los detalles para que quedes perfecta con eso me ocupo yo luego. Vamos a improvisar con lo que tenemos por aquí ¡Venga, ve a ponértelo si te avergüenza hacerlo aquí!- dijo ella sonriendo, por la camisa a simple vista puesta le quedaría grande, pero ya tenía pensado como arreglarlo. Sado que había sido ella con Kiki la que había organizado en gran medida la ropa, había encontrado cosas que podían usarse.

La iniciativa reciente a Fleur le duró bien poco cuando vio lo que Rúa tenía planeado. A simple vista la camisa a cuadros rojo y negro no le pareció mal o fea, de hecho admitía que tenía su punto aunque ella no usaba ese tipo de prendas. Lo que la hizo dudar en cambio fue el modo en que sería usado, como un vestido corto.
—Yo... ¡Rúa! —dijo sin alzarle la voz y con una expresión entre divertida y temerosa, palpó la textura de la ropa antes de girarse para cambiarse con pavor y las mejillas al rojo vivo— está bien... está bien... no me creo que vaya a hacerlo, tengo que pensar que después podré tomar mi venganza —aunque su tono era risueño seguía albergando muchos miedos y su mirada se desviaba a menudo a los lados como si estuvieran tramando una travesura.

Su madre le había marcado siempre una norma. Si enseñaba mucho de arriba como brazos o demasiado cuello debería ir tapada por la parte de abajo, si enseñaba rodillas tendría que ir cubierta por encima. Pero aquello lo superaba todo, la francesa nunca había usado un vestido tan corto.
—Creo... que ya estoy —la avisó con mirada gacha. Para ella era casi como si le enseñara parte de su desnudez, ni siquiera Maila había visto sus piernas tan blancas, y ahora que quedaban acentuadas por la camisa que claramente le quedaba grande eran muy bonitas, se dijo.