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Muffie
Muffie

Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
Wednesday: Vouivre humana británica.
Karime: Licántropa loba libense de la capital.
Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.



Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
Ka: Le falta el ojo izquierdo.
Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.


Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.

Armas :
Wen: Guadaña doble y arco.
Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
Kim: Arco, machetes y dagas.
Neil: Cuchara de madera y cera.
Edén: Magia y sonrisas amables.
Colmillo: inutilidad.



Humor : Absurdo

Cuando la esperanza se pierde Empty Cuando la esperanza se pierde

06/01/19, 02:11 am

Luna Roja de la quinta cosecha. Pelea contra los mercenarios de Gar. Final alternativo.


Wen, más agotada de lo que había estado nunca, luchaba como podía contra el aturdimiento. Necesitaba volver a la pelea cuanto antes para poder ayudar a Noel contra Verkan y Barch. No podía dejarlo solo ni un minuto más si no quería que ocurriera lo peor. Acababa de conseguir por fin afianzar un pie sobre el suelo cuando la cabeza del varmano rebotó dos veces contra el suelo para terminar rodando hacia ella. La vouivre alzó la vista hacia el draco con el que cruzó la mirada por un segundo. En ese momento, algo en sus alertas saltó y cambió su objetivo visual a Barch viendo a la perfección como la furia le dominaba. Wen casi pudo predecir lo que iba a ocurrir antes de que esto pasara y si de algo había estado segura en su vida era de que no pensaba permitirlo.

- ¡No!- gritó enfurecida antes de hacer acopio de todas las fuerzas que le quedaban y, rebosante de adrenalina, se levantó y se lanzó hacia donde se encontraba Noel, interponiéndose entre este y el minotauro.

El tiempo se paró durante unos segundos, los suficientes para que Wen pudiera ser consciente de lo que iba a pasar y lo inevitable que esto era. No era como si quisiera hacer algo, de todas maneras, no si aquello significaba que Noel se iba a salvar de aquella arremetida. Durante aquel segundo eterno la británica no pudo hacer otra cosa más que mirar a Noel y pensar que habría sido bonito tener al menos una despedida, de esas que siempre se le negaban. Luego, el tiempo volvió a correr. Wen sintió como el cuerno de Barch le perforaba la carne a la vez que toda ella era impulsada contra una pared de piedra. Tras el impacto, su cuerpo cayó al suelo como si de un muñeco roto se tratara. La sangre comenzó a brotar de varias de sus heridas, incluyendo una brecha en la cabeza, cubriéndola tanto a ella como al pavimento de rojo. Y, por mucho que intentó evitarlo, su consciencia se apagó al instante.



_________________________________________

"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Cuando la esperanza se pierde Empty Re: Cuando la esperanza se pierde

06/01/19, 02:14 am
La euforia que sintió al observar como la cabeza de Verkan saltaba por los aires apenas duró unos instantes. El grito de Wen le alertó de lo que de otro modo no hubiese visto: el enorme cuerpo de Barch cargando contra él. Solo que el minotauro no llegó a alcanzar su objetivo original. Para el draco el tiempo se detuvo mientras gritaba el nombre de la vouivre al ver como salía despedida hasta chocar violentamente contra una pared debido a la embestida de Barch. La desesperación se apoderó de él y se lanzó hacia el lugar donde yacía el cuerpo inerte de la chica, olvidándose por un instante de que el minotauro seguía allí.

¡Apártate de mi camino, pedazo de escoria! —le gritó con furia cuando el sinhadre le cortó el paso.
Noel había dejado caer su hacha debido a que los brazos apenas le respondían tras el tremendo desgaste que había supuesto aquella despiadada refriega y el cansancio mágico le estaba pasando factura cada segundo que pasaba. No obstante, la visión de la sangre que cada vez salía de forma más profusa bajo el cuerpo inerte de Wen provocó que su cerebro funcionase a toda velocidad durante unos instantes. Convocó un hechizo de atracción hacia el lugar donde había dejado caer su arma y, al tiempo que el minotauro ya se había lanzado una vez más al ataque, Noel descargó el tajo que segó finalmente también la vida de Barch mientras uno de sus cuernos se clavaba dolorosamente en uno de sus costados.

El sueco desclavó bruscamente el cuerno de Barch de su cuerpo, ignorando la sangre que salió del boquete a borbotones en ese instante y, tras volver a dejar caer el hacha, redujo la distancia entre su posición y el cuerpo de Wen todo lo que pudo hasta que cayó al suelo de rodillas a medio metro de la vouivre, completamente desprovisto de toda fuerza.
¡Ayuda, Gael! ¡Giz, Vac, Adar…! —gritó con desesperación antes de quedarse por completo sin aliento.
El sueco extendió una tambaleante mano hacia uno de los brazos de Wen mientras hiperventilaba y el sudor se mezclaba con toda la sangre de diferente procedencia que cubría su cuerpo. Se sentía a punto de desfallecer y la sensación de impotencia se mezclaba con un miedo tan profundo que tan solo el hecho de que ni siquiera podía procesar por completo todo lo que estaba sucediendo prevenía que perdiese la cordura. La visión empezaba a nublársele y sus cuerdas vocales parecían negarse a funcionar. Se mente, no obstante, gritaba. Gritaba una y otra vez, con una desesperación y angustia desgarradoras, el nombre de Wen.

El pasillo se había convertido en una prisión de la que no podía salir. Se había obligado abandonar el cuarto, su cuarto, donde Gael, Giz y Nia trabajaban duramente en aquel momento por salvar la vida de Wen. Frustrado por su incapacidad para ser de ayuda, sabedor de que su presencia lo único que iba a lograr era molestar y potencialmente resultar en un error fatal allí dentro… Pero cada minuto transcurría al ritmo de sesenta y su corazón latía a mucho más del doble de aquella cifra. Cada una de las palabras que componían “todo va a salir bien” habían perdido el significado hacía mucho y el draco había comenzado a sentirse como una bomba de relojería cuya cuenta atrás se había atascado en el último segundo. La planta superior de la casa se desdibujaba en su cabeza y la realidad parecía haber dejado de definirse ante sus ojos cuando por fin alguien salió por la puerta de su habitación.

¿En coma?
Con voz ahogada, fue todo lo que atinó a decir tras varios segundos de silencio, contemplando el cuerpo inmóvil de la vouivre y su cabeza en la que faltaba pelo allí donde le habían realizado la operación. No se atrevía a acercarse; como si temiese que la proximidad su cuerpo, demasiado grande y torpe, fuese suficiente para terminar de romper lo frágil que estaba el de ella en aquellos momentos. Pero sus ojos no eran capaces de apartarse, buscando cualquier signo de movimiento, deseando que el diagnóstico fuese equivocado debido al nerviosismo. No lo fue. Y durante horas permaneció en el mismo lugar. Alguien le arrimó una silla entonces, quizás Adara, Vac o Gael… No hubiese sabido a quién agradecérselo. Se sentó reconociendo que esa persona se lo pedía, atreviéndose a acercarse un poco a la cama. Todavía no podía creerlo.

Dos días después Noel se encontraba en la misma postura que había adoptado varias horas antes. Sujetaba con delicadeza una mano de Wen. Su mano inerte que le provocaba un vuelco al corazón cada vez que notaba el más ligero movimiento para comprender no mucho después de que no era más que una falsa alarma. No había comido nada de lo que le llevaron. Apenas había reparado en el hecho. Su sueño había consistido en cabezadas de escasos minutos, aunque suficientes para rememorar el incidente. La vouivre no daba signos de mejoría y su cordura comenzaba a descender.
Al cuarto día Noel había desaparecido cuando la primera persona en despertarse por la mañana llamó a la puerta de su cuarto, donde todavía yacía inconsciente Wen. El comunicador no dio señal, pues el draco se encontraba en un mundo vinculado. Volvió entrada la tarde cubierto de sangre y expresión sombría. Se paró delante de la puerta de su cuarto y solo entonces formuló un hechizo para limpiarse, antes de entrar.

A partir del séptimo día las desapariciones del sueco, que habían ido en aumento hasta ese momento, se prolongaron de forma indefinida. Nadie sabía dónde estaba y el comunicador nunca daba señal.

Finalmente, el draco volvió un día. Los ojos enrojecidos e hinchados, la ropa y el pelo desaliñados y una expresión que evidenciaba su locura interna. Abrió la puerta del cuarto de golpe.
Me la voy a llevar. Aquí no está a salvo.

Sería todo lo que diría a cualquiera que entrase primero a preguntarle qué estaba haciendo. Su voz sería fría, dura y cortante. Y estaría dispuesto a enfrentarse a cualquiera que se interpusiese en su camino. La locura que siempre había acechado en su subconsciente camparía entonces a sus anchas en el interior de su cabeza.

Solo él podía saber lo que era mejor para Wen. Era responsable, a fin de cuentas, y solo él podía arreglarlo. La necesitaba de vuelta, la necesitaba consigo. Eso era lo que los últimos resquicios de su cordura le estaban diciendo y Noel sabía de forma subconsciente que necesitaba hacerles caso antes de que el daño fuese irreversible. Estaba demasiado cerca de serlo.
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