Panteón Real

Enredo caminaba por el cementerio con tranquilidad y sumido en sus pensamientos. El cementerio nunca le había gustado demasiado, sí era bonito pero... hacerle aquello a los muertos era una crueldad.

Cualquiera que observara al brujo vería signos de cansancio, no eran signos graves pero Enredo no estaba durmiendo bien. Los últimos días habían sido ajetreados, había tenido las típicas heridas de exposición a hechizos dañinos, trampas de la ciudad, etc. Pero otros...

Llegó a la puerta del Panteón y la abrió, entró dentro y la cerró. El Panteón real era la zona más segura de la ciudad y allí tenía que estar la persona a la que el brujo quería ver. Notó el cambio en la atmósfera al entrar en la acción del hechizo.

-¿Dama Gato? - preguntó tentativo. Bajó las escaleras sin golpear el báculo contra el suelo, al brujo no le parecía bien hacer demasiado ruido en un lugar tan solemne.

Enredo no conocía a la bruja en persona, la había visto un par de veces de lejos, había oído hablar de ella. Pues claro que había oído de ella, cualquiera que trabajase en la medicina de la ciudad habría sabido de ella, Enredo no era la excepción.

Enredo bajó la vista cuando sintió algo a sus pies y no pudo evitar sonreír.

-Hola bonito ¿cómo estás? - le preguntó. Antes de que pudiera agacharse y acariciarlo el gato salió corriendo y el brujo presumió que había ido a avisar a su dueña.

Observó con curiosidad a los gatos allí reunidos y reconoció algunas especies, no se acercó a ninguno y esperó. La voz de la mujer le hizo desviar la mirada de un gato gris atigrado hacia ella.

-Sí - contestó el brujo.- No sabía que tenías tantos gatos, de haberlo sabido habría traído a Sombra para que jugase un rato, pero se ha quedado en casa con Wyck - Enredo sonrió amablemente y luego se dio cuenta.- Disculpa, me he desviado. Me llamo Enredo no sé si habrás oído hablar de mí - dijo tentativamente. En realidad le daba igual si la bruja había o no oído hablar de él, pero si había oído la charla sería más sencilla.

Enredo asintió ante el ofrecimiento de la mujer dándole las gracias y luego se puso serio.

-Verá, quería pedirle consejo. Usted tiene mucha más experiencia en el campo de la magia curativa y las enfermedades que yo, por no hablar que lleva más tiempo en la ciudad y habrá visto más cosas - explico con el respeto que merecía aquella mujer para el brujo.- De un tiempo a esta parte ha empezado a llegarme gente a la clínica aquejada de alteraciones del sueño, agotamiento crónico y uno presentaba claros signos de un trastorno psicótico. Al examinarlos a todos no encontré nada, ninguna enfermedad que causara eso en su organismo. Ninguna maldición lanzada por enemigos suyos.

-Lo único que pude hacer fue recomendarles descanso y a los casos más extremos pociones para dormir - dijo el brujo tras una pausa.- Esperaba que usted tuviese alguna idea acerca de lo que está pasando y pudiera iluminarme.

Enredo asintió en deferencia a la anciana bruja. Tenía toda la razón.

-Haré como dice - dijo con respeto.- Pero en caso de que la situación se mantenga volveré a visitarla. Quizá no sea sólo un problema médico y el consejo deba estar al tanto. Yo no soy nadie importante pero a usted la escucharán.

El brujo se despidió y acarició a un gato que pasaba cerca de él. Salió del panteón rumbo a su clínica decidio a llamar a los pacientes que habían acudido a él para ver cómo estaban.

Sigue en Quién sabe.