Presagios

14/05/13, 05:40 pm

Dama Áurea solía permanecer despierta hasta altas horas de la noche, enfrascada en el taller de Altabajatorre que tenía asignado. Con el paso del tiempo, los muebles de dicha estancia habían ido cambiando de unos más bien modestos a otros de gran calidad los cuales destacaban por contener oro en sus pomos, adornos, tallas, etc. Era un metal presente en cada rincón de aquella habitación, así como sobre la propia demiurga y sus creaciones.
-Lástima que no cuente con un par de rubíes para incrustárselos en los ojos, habría sido perfecto -suspiró mientras terminaba de pulir su última creación.
No tardó en dotarla de vida, y dama Áurea observó con satisfacción que el pájaro de oro macizo podía sostenerse bien en el aire a pesar de lo pesado del principal material en su fabricación. Había tenido que realizar una investigación sobre como hacer que dicho material resultase más ligero pero sin perder en lo posible sus propiedades. El buen resultado la dejó satisfecha y permaneció largo rato observando la vida que le había dado a su nueva creación.

La ostentación de dama Áurea había empezado a hacerse famosa en la ciudad, especialmente entre el círculo de mercaderes donde abundaban las conspiraciones con vistas a enriquecerse más y más rápido que tus competidores. Por ello el trabajo de la joven demiruga no no tardó en llamar la atención de un codicioso mercader cuya falta de escrúpulos eran uno de los principales motivos por los que se encontraba en una cómoda y elevada posición econónomica. Además compartía con dama Áurea su afición por el noble metal, cosa que, según él, era una lástima. No dudó en reunirse con una mercenaria que había adquirido cierta reputación en los últimos meses para conseguir sus objetivos.
-Hazlo cuanto antes, alguien podría adelantársenos... Y eso no sería nada bueno para tus arcas ni las mías -le dijo a la dullahan mientras enarbolaba una sonrisa brillante debido a la presencia de un par de dientes de oro en ella y jugueteaba con unas monedas de alto valor en sus manos.
-Esta noche se hará -confirmó su interlocutora extendiendo una mano para recoger su adelanto y sin añadir una palabra más antes de desaparecer montada en su dragón de humo.

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Mientras tanto, en otro lugar, una anciana figura postrada en una cama exhalaba su último aliento. La edad y el agotamiento finalmente habían hecho mella en la soñadora. Dama Sueño falleció esa misma tarde, de forma tranquila y sin dolor. Contemplar su rostro sin vida era como sumergirse de alguna manera en los sueños de los que ya no despertaba desde hacía tiempo. Sin embargo, justo antes de cerrar los ojos y sumirse en el sueño eterno, se pudieron escuchar dos palabras de sus ancianos labios.
-Todo tiembla...
Y con esta última revelación, su voz se apagó para siempre.

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Bueno, señores, esto seguramente os coja por sopresa, pero junto con este inquietante post, anuncio una limpieza y reorganización definitva del censo. Como podréis comprobar, hemos incluído a los personajes abandonados que faltaban y quitado muchos que sobraban que ya estaban en el censo. Sin embargo esto no es una mera limpieza, señores, y los personajes que han "desaparecido" no ha sido de forma anecdótica, h3h3. Algo gordo se cuece, o eso parece. :'DDD ¿Qué será, qué será? ¿Dama sueño será profética o solo delira debido a la edad? Chan chan chan...
Esperad más novedades pronto, incluyendo la continuación de la primera parte de este mismo post :'D

19/05/13, 11:52 pm

Una sombra se acercaba a Altabajatorre a aquellas altas horas de la noche. Las calles de la ciudad estaban totalmente desiertas en aquella zona de la misma, ya que no era precisamente un lugar el cual los habitantes que hacían vida nocturna solían frecuentar. Los únicos sonidos que rompían la quietud nocturna eran aquellos de diversa índole producidos por algunas alimañas lo suficiente cercanas como para que el aire arrastrase sus exhaltadas demostraciones de lo alterado de su comportamiento. Entre ellos destacaban indudablemente los distantes aullidos de la Manada, cuyos miembros también habían podido comprobar la fiereza que presentaban últimamente las bestias de la ciudad, siendo atacados por alimañas que nunca antes se habían atrevido a arremeter contra los lobos bendecidos por la luna. Ellos mismos no eran una excepción y las disputas entre los miembros de la Manada se habían convertido en algo frecuente.

Sin embargo de todo esto nada sabía la figura sin cabeza que se movía todo lo rápido que el sigilo le permitía, ni tampoco parecía prestar atención a los aullidos que el viento ponía al alcance de su percepción sensorial a través del humo que manaba de su vacuo cuello. Lo único en lo que parecía poner interés la dullahan, era en llegar cuanto antes a su destino. El dragón de humo, resguardado en el interior de su cuerpo, le recordaba constantemente que no le convenía que la detectasen y a su parecer estaba cerca de lograrlo. Elliot parecía hacer caso omiso de sus palabras, sin embargo, se detuvo cuando alcanzó una distancia prudencial de la torre. Si se acercaba mucho más corría el riesgo de activar alguna clase de protección mágica, no estaba muy segura de cual era el alcance de los hechizos que sin duda colmarían los muros y los alrededores de la torre.

El plan era simple, pero probablemente no lo sería tanto su ejecución. Entre su contratante y ella habían elaborado un sencillo señuelo para atraer a la demiurga fuera de la seguridad de Altabajatorre. A través de un sirviente nublino, el mercader había enviado una carta a dama Áurea, ofreciéndole un jugoso trato negociable esa misma noche. Habían confiado en que el interés de ambos por el oro fuese suficiente para captar la atención de la chica, y el mercader había hecho hincapié en la misiva en la necesidad de un encuentro lo más discreto posible debido a que temía que sus competidores estuvieran al acecho.

La dullahan permaneció oculta con un hechizo de tiniebla, esperando impacientemente tal y como denotaba su postura tensa y de brazos cruzados, sin apartar su vista de la torre. Cuando la mercenaria ya comenzaba a temer que dama Áurea había decidido no lanzarse de cabeza a su trampa y maldecía para sí al mercader por no haber planteado un plan más elaborado, vio movimiento. Se aseguro de que estaba bien oculta y no perdió detalle de como la puerta de Altabajatorre se abría y tras ella asomaba una figura. Allí estaba, por fin. Dama Áurea había salido tal y como el cliente había dicho que haría.

La demiurga se había mostrado algo reticente al principio a acudir al encuentro, pero los términos descritos en aquella carta habían captado irremediablemente su atención. Además no era tan fácil conseguir oro como aquel a tan buen precio. Por ello, la noche señalada a la hora descrita, recogió su bolsa sin fondo en la que guardaba una buena parte de sus joyas y materiales para elaborar sus creaciones. Así mismo, también iba acompañada de un par de pájaros mecánicos que ella misma había dotado de vida. Dama Áurea se desplazó en silencio desde la entrada de la Torre y pasó muy cerca, sin saberlo, de donde se ocultaba Elliot envuelta en tinieblas.

La dullahan extremó las precauciones y esperó a que dama Áurea se hubiese alejado lo suficiente antes de comenzar a seguirla, asegurándose de guardar una buena distancia entre ambas. Este proceso se repitió a lo largo de un buen trecho, hasta que la demiurga llegó al barrio derruido, lugar en el que la había citado en teoría el mercader. Vio como la demiurga observaba a su alrededor con cierta desconfianza, y decidió que no podía permitirse esperar más o quizás alguna de las creaciones que llevaba encima descubriesen su posición.

Como una exhalación, Elliot, todavía envuelta en tinieblas, acortó la distancia con la demiurga y lanzó sus cariocas en dirección a ella. El primer impacto fue desviado por completo por un hechizo de protección que llevaba dama Áurea, mientras esta se giraba hacia su atacante, sobresaltada. La dullahan deshizo el hechizo, ahora innecesario, y permaneció en pie frente a su antigua compañera de torreón. La expresión de dama Áurea se encontraba a medio camino entre el asombro y la incredulidad. Se recriminó a sí misma el haber sido tan estúpida, dándose cuenta inmediatamente de que sin duda había sido engañada, y dio una rápida orden a los pájaros mecánicos, que no tardaron en alzar el vuelo y perderse en la distancia. Hasta que llegase el grueso de sus creaciones, tendría que defenderse sólo con magia, así que la demiurga lanzó rápidamente un hechizo defensivo sobre sí misma.

Elliot, mientras tanto, invocó a su dragón y montó sobre él, preparando un nuevo ataque. Se lanzó hacia su objetivo con una lanza que formó con su humo y chocó contra una cortina de fulgor que había levantado prontamente la demiurga. El golpe hizo que la montura de la dullahan perdiese consistencia casi inapreciablemente y ambos fuesen repelidos hacia atrás.

Mientras tanto la demiurga, repasaba frenéticamente en su mente los hechizos ofensivos que conocía, maldiciendo en su interior el no haberse preparado más adecuadamente para una situación así. Le lanzó un hechizo de parálisis a Elliot, pero la dullahan también llevaba sus propias protecciones y este no tuvo efecto sobre ella. Este desliz por parte de la demiurga fue aprovechado por su atacante para lanzarse nuevamente contra ella, consiguiendo romper en esta ocasión la protección que había levantado sobre ella, hiriendo a su víctima en un hombro. Dama Áurea se apresuró a curarse la herida antes de que Elliot volviese a la carga y se hizo intangible.

Durante este tiempo, las creaciones de dama Áurea habían comenzado a entrar en el barrio. Unos pájaros mayores que los que habían sido utilizados de alarma fueron los primeros en aparecer, seguidos de una especie de serpientes voladoras de hojalata. El resto de las creaciones de la demiurga se desplazaban por tierra y consistían en toda clase de seres mecánicos antropomorfos que empuñaban armas de filo y algún que otro cuadrúpedo hecho con materiales más pesados. Más atrás, unos artefactos que recordaban vagamente a rudimentarias torretas desfilaron en dirección hacia su creadora.

Los pájaros no tardaron en descubrir su función cuando comenzaron a disparar dardos cargados de veneno en dirección a Elliot. Uno de ellos se clavó en un costado de la dullahan, por lo que esta realizó un campo de fuerza sobre sí misma para protegerse de aquella molestia. Se arrancó el dardo con rabia, aplicándose un hechizo de curación nívea por si acaso. Su regeneración filtraba los venenos con bastante eficacia, pero no sabía el alcance de aquel. Las serpientes de hojalata arremetieron entonces contra ella, chocando contra el campo de fuerza. Pronto esta barrera se vino abajo y una criatura logró morder a la dullahan en un brazo. Elliot se deshizo de ella invocando una contundente maza la cual blandió contra un par de las criaturas, logrando abatirlas y que quedasen seriamente dañadas.

Durante unos minutos, Elliot no pudo hacer otra cosa que tratar de defenderse levantando barreras mágicas y propinando golpes a las criaturas que no cesaban en atacarla. Dama Áurea, mientras tanto, observaba como sus preciadas creaciones caían y eran destrozadas, sintiendo un palpable dolor agudo y punzante cada vez que esto ocurría. Rabiosa por la situación, preparó un potente hechizo ofensivo y lo lanzó contra la dulahan en un momento en el que esta se encontraba destrozando sin piedad a uno de sus pájaros. Con un contenido grito de dolor, la demiurga trazó un semicírculo con uno de sus brazos y apuntó a Elliot. La dullahan y su dragón recibieron el impacto de lleno, aunque un prematuro campo de fuerza conjurado por la chica consiguió frenar una parte de la potencia del hechizo, pero no impidió que cayese a tierra debido a que no le había dado tiempo a extender el conjuro también hacia el dragón.

La batalla había hecho mella en la dullahan y tanto su dragón como sus armas habían perdido consistencia. En cuanto cayó al suelo, uno de los cuadrúpedos de la demiurga se lanzó sobre ella, tratando de aplastarle una pierna. Si Elliot tuviese cabeza se la habría oído proferir un grito, aunque su rápida rengeración ya empezaba a hacer efecto. Se levantó como pudo y arremetió contra el ser que la había pisoteado, destruyéndolo en el proceso. Apartándose del ataque de una criatura antropomorfa, consiguió llegar hacia donde estaba la demiurga y tan sólo una barrera mágica levantada previamente por esta la libró del golpe.

El desgaste mágico en levantar barreras y usar hechizos ofensivos, obligaron a dama Áurea a deshacer la intangibilidad, que estaba consumiendo una parte de sus reservas. Elliot quiso aprovecharse de este momento, pero antes de que pudiera avanzar unos pasos, los artefactos que semejaban torretas, se colocaron a ambos lados de la demiurga y dispararon en dirección a la dullahan. El dragón de humo protegió a Elliot, desviando algunas de las afiladas cuchillas que habían lanzado. Una de ellas se clavó dolorosamente en el estómago de Elliot, quien detuvo un instante su avance debido al dolor y el impacto.

Nuevas creaciones se acercaron a Elliot, aquellas antropomorfas que blandían armas entre sus mecánicos brazos. Tan sólo la intevención del dragón les impidió clavar sus filos en la carne de la dullahan, pero comenzaba a notarse cada vez más la pérdida de consistencia del humo de la criatura. Elliot pensó que debía actuar rápidamente o estaría en problemas muy serios. Descargó un nuevo golpe con la maza hacia uno de sus atacantes, acercándose cada vez más a dama Áurea. Elliot no era especialista en magia, pero sí había dedicado algo de tiempo a estudiar algún que otro hechizo. Tras un breve intercambio telepático con su dragón, en el que le pidió que la protegiese de los ataques de las criaturas un poco más, preparó un sortilegio ofensivo. La llamarada oscura quebró lo que quedaba de una barrera mágica levantada por dama Áurea y le produjo graves quemaduras que la hicieron gritar de dolor. La demiurga tuvo que centrar todos sus esfuerzos en tratar de curarse, todavía temblando a causa del lacerante dolor que sentía en varias partes de su cuerpo. Le costaba conjurar nada en aquel estado, y es cuando Elliot vio su oportunidad.

Recibiendo el ataque de varias de las criaturas, la dullahan y su dragón se abrieron paso con dificultad, sirviéndose de su fuerza física y también de algún hechizo de impacto conjurado por las cada vez más escasas reservas de Elliot. Dama Áurea apenas comenzaba a curarse cuando la sombra de la dullahan se cernió sobre ella. Con las fuerzas que le quedaban, hizo aparecer una imponente guadaña que izó sobre su cabeza.
-¿Por qué haces esto? -gritó dama Áurea, desesperada.
-No es nada personal -respondió la dullahan telepáticamente-. Lo siento.
El tono que resonó en la cabeza de la demiurga no tenía ningún tinte de arrepentimiento real. Las dos últimas palabras fueron pronunciadas como quien comenta el frío que hace ese día.

La guadaña describió un ángulo sobre la cabeza de dama Áurea, y el efecto que tuvo la decapitación fue inmediato. El estruendo metálico resonó por todo el barrio mientras las disintas creaciones de la demiurga caían a plomo, privadas de la vida que esta les había conferido. Elliot desinvocó la guadaña y se dejó caer de rodillas al suelo, visiblemente agotada y malherida. Pero su dragón no le permitió un momento de respiró y le recordó que tenía que hacerse con la bolsa de la demiurga y salir de allí cuanto antes. Casi arrastrándose, la dullahan rebuscó en el cadáver de dama Áurea y se hizo con su bolsa sin fondo. Tras una breve mirada a la cabeza de su antigua compañera, Elliot volvió a montar en el dragón y ambos se perdieron en la oscuridad de la noche.

13/06/13, 01:24 am

Estaba anocheciendo cuando empezaron a caer las primeras gotas. Muchos mercaderes ya estaban recogiendo sus puestos de todos modos, pero la inminente amenaza de lluvia los hizo apresurarse. No les cogió por sorpresa gracias al pregón, pero la mayoría de los transeúntes observó el cielo con bastante asombro. No era nada normal un fenómeno metereólogico como aquel si la Luna no estaba en el cielo.
-Cuando lo anunciaron no me lo creí. En todos los años que llevo en esta ciudad nunca había pasado algo así -comentó un mercader que recogía apresuradamente sus mercanías.
-Últimamente están ocurriendo cosas muy extrañas, he oído toda clase de historias sobre el comportamiento antinatural de las alimañas de la ciudad -respondió otro habitual del mercado.
-Es cierto, yo también lo he oído. ¿Qué puede estar pasando?
-No lo sé. Tal vez sepamos algo cuando salga la Luna...

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:] Empieza a llover la noche del día que estáis roleando y sigue lloviendo hasta entrada la tarde del siguiente. Recordad mencionarlo en vuestros post. Para los transformados ya acordaremos cuando sucede esto.

29/06/13, 03:16 am

La Luna observaba impasible desde las alturas todo el caos que su mera presencia había provocado. Gobernando desde los cielos, el gran astro rojo tiraba de los hilos de toda la ciudad, orquestando a su compás a todo aquel ser vulnerable a su influjo.

Aquellos seres afines a la meteorología eran capaces de notar que la noche era tormentosa más allá de ser noche de Luna. Las nubes se enlazaban entre sí en cúmulos caprichosos, y el viento había llegado al punto de ser completamente huracanado. Animales voladores de poca envergadura se veían irremisiblemente arrastrados por la feroz embestida del aire en movimiento, y los demás veían limitada su capacidad de maniobra.

Ése había sido solo el primer presagio, pero todo aquel que llevase suficientes años en la ciudad podía notar que aquella Luna Roja estaba siendo distinta de lo habitual. Nimbos de nubes encubrían el astro rojo, pero podían detectarse con toda claridad cráteres extraños en su superficie, o quizá aquellas manchas semejantes a coágulos de sangre fuesen tormentas formadas por anomalías en su extraña atmósfera. A medida que la superficie de aquella Luna Roja excéntrica quedaba a la vista la tierra que alumbraba su luz se alteraba cada vez más, cediendo a la locura que aquella inestabilidad desataba con mayor intensidad que nunca.

Un último retazo nuboso se retiró entonces, despejando por completo la vista de la Luna Roja, y entonces la ciudad enloqueció por completo.

Rocavaragálago reaccionó con un sonido similar a un rugido. La construcción entera vibró perceptiblemente, como deseando liberarse de su pedestal de roca y volver al mismo seno de la luna a la que pertenecía. Todos aquellos con afinidad para la magia, estuvieran a la distancia que estuvieran de la monstruosa catedral, fueron capaces de detectar como una bengala en mitad de la oscuridad el potentísimo pulso mágico que despidió en ese momento.

Un poderoso temblor sacudió los cimientos de la misma Rocavarancolia, como si la ciudad entera desease ascender hacia la Luna Roja. El terremoto se desencadenó en toda la ciudad, de punta a punta, y los edificios más endebles se derrumbaron. Los emplazamientos mágicos vibraron con más intensidad e incluso los hechizos que se estaban realizando en ese momento chisporrotearon con mayor contundencia.

Por diversos puntos de la ciudad se abrieron grietas que conducían a las mismas entrañas de Rocavarancolia.
Y de los subterráneos empezaron a emerger monstruos.

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Éste es el fin de los presagios. Por una noche, Rocavarancolia se volverá completamente loca e intentará mataros con mayor eficacia de lo habitual, sin distinguir entre veteranos y nuevos transformados.
Huid, atrincheraos, plantad cara o aliaos unos con otros, no importa, pero elegid bien vuestras batallas: la noche es larga, y los peligros demasiados para hacerles frente a todos. Podéis elegir entre ser héroes o supervivientes, y en Rocavarancolia ambas cosas se solapan de formas extrañas.
Buena suerte.

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