Prisión
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Prisión
02/08/11, 06:47 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Vieja prisión que se lleva a los niños cosechados en la noche de Samhein y donde han de despertar.
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- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Prisión
04/03/23, 11:53 am
Airi sentía un frío intenso, que le hizo tratar de arroparse inconscientemente pero lo único que encontró para hacerlo fue su pañuelo, que se había desmadejado y estaba atrapado bajo su espalda. «Un momento…» pensó, abriendo los ojos finalmente. Lo último que recordaba no era irse a dormir en su choza, sino estar hablando con un anciano mago en la arboleda.
No sabía qué esperaba ver, pero la realidad que le recibió era mucho peor que lo que había imaginado. Estaba en una construcción de piedra, y la luz que entraba por la diminuta ventana enrejada era lúgubre, así que tenían que haber pasado horas desde su charla con el anciano para que hubiese empezado a anochecer. Aquel lugar le daba muchísima mala espina, y sentía sus extremidades tan heladas que no sabía qué hacer con las manos para que recuperasen su color natural. «¿Me ha engañado el anciano?» se preguntó, repasando mentalmente la conversación que había tenido con él. La mayor parte de esta estaba difusa, pero poco a poco pudo recordar las partes clave. ¿Por qué había aceptado? Ni siquiera se había parado a hacer preguntas, y tenía muchas. Era la primera vez en su vida que escuchaba hablar de aquella Rocava-algo a donde se suponía que le habían llevado.
Se levantó del catre donde le habían dejado y se acercó a la ventana con pasos vacilantes. Sin dejar de frotarse las manos en ningún momento, observó las nubes espesas que cubrían el cielo y se preguntó si le habían llevado hacia el Norte. O, al menos, se lo preguntó hasta que llegó al ventanuco, se puso de puntillas, y vio los edificios. Construcciones enormes de piedra que se extendían hasta donde podía ver, la mayoría en estado ruinoso. Aquella lobreguez no se correspondía con las descripciones que había oído de las ciudades del Sur, y desde luego al Norte no había nada semejante. ¿Tal vez estaba más allá del océano que rodeaba Sanai? Solo de imaginar algo así empezó a sentir vértigo.
Airi no sopesó que la puerta que había al otro lado del cuartucho pudiese estar cerrada porque nunca había visto una que lo estuviera. Lo siguiente que hizo fue dirigirse allí y empujarla suavemente. Las bisagras chirriaron como si no se hubieran engrasado en años, y se asomó al exterior, donde se podían oír algunos pasos y voces. Tal vez el anciano estaba por allí, en algún lado, aunque temía que fuese demasiado tarde para arrepentirse de su decisión. No podía evitar temblar de frío y miedo. Las figuras oscuras del pasillo correspondían a gente extraña, que hablaba (o gritaban) idiomas que nunca había escuchado, pero no podía verles bien por culpa de la oscuridad. Decidió que, por el momento, les observaría desde la rendija de la puerta para determinar si debería intentar comunicarse o no con ellos.
No sabía qué esperaba ver, pero la realidad que le recibió era mucho peor que lo que había imaginado. Estaba en una construcción de piedra, y la luz que entraba por la diminuta ventana enrejada era lúgubre, así que tenían que haber pasado horas desde su charla con el anciano para que hubiese empezado a anochecer. Aquel lugar le daba muchísima mala espina, y sentía sus extremidades tan heladas que no sabía qué hacer con las manos para que recuperasen su color natural. «¿Me ha engañado el anciano?» se preguntó, repasando mentalmente la conversación que había tenido con él. La mayor parte de esta estaba difusa, pero poco a poco pudo recordar las partes clave. ¿Por qué había aceptado? Ni siquiera se había parado a hacer preguntas, y tenía muchas. Era la primera vez en su vida que escuchaba hablar de aquella Rocava-algo a donde se suponía que le habían llevado.
Se levantó del catre donde le habían dejado y se acercó a la ventana con pasos vacilantes. Sin dejar de frotarse las manos en ningún momento, observó las nubes espesas que cubrían el cielo y se preguntó si le habían llevado hacia el Norte. O, al menos, se lo preguntó hasta que llegó al ventanuco, se puso de puntillas, y vio los edificios. Construcciones enormes de piedra que se extendían hasta donde podía ver, la mayoría en estado ruinoso. Aquella lobreguez no se correspondía con las descripciones que había oído de las ciudades del Sur, y desde luego al Norte no había nada semejante. ¿Tal vez estaba más allá del océano que rodeaba Sanai? Solo de imaginar algo así empezó a sentir vértigo.
Airi no sopesó que la puerta que había al otro lado del cuartucho pudiese estar cerrada porque nunca había visto una que lo estuviera. Lo siguiente que hizo fue dirigirse allí y empujarla suavemente. Las bisagras chirriaron como si no se hubieran engrasado en años, y se asomó al exterior, donde se podían oír algunos pasos y voces. Tal vez el anciano estaba por allí, en algún lado, aunque temía que fuese demasiado tarde para arrepentirse de su decisión. No podía evitar temblar de frío y miedo. Las figuras oscuras del pasillo correspondían a gente extraña, que hablaba (o gritaban) idiomas que nunca había escuchado, pero no podía verles bien por culpa de la oscuridad. Decidió que, por el momento, les observaría desde la rendija de la puerta para determinar si debería intentar comunicarse o no con ellos.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Prisión
04/03/23, 11:57 am
Temblando de frío, Rägjynn se despertó con la sensación de tener la cabeza muy ligera, pero no en un buen sentido. Incluso sin el adormilamiento le hubiese sido difícil describir cómo se sentía mientras abría los ojos con pesadez, costándole enfocar lo que tenía frente a sí. Una vez se intentó levantar de un sobresalto, no obstante, la cosa cambió: dolor. En todos los músculos del cuerpo. Y por supuesto el dichoso frío.
Había estado dormido acurrucado en una esquina de una estancia que excepto por algunos detalles que descubriría pronto, podría ser perfectamente una celda. De hecho, la puerta tenía barrotes, que fue una de las primeras cosas que notó al casi caerse al suelo por lo aterecido que tenía el cuerpo.
En la celda de Rägjynn no había ni siquiera un camastro funcional, pues lo que una vez había sido uno podía verse completamente destrozado en una esquina. Tampoco había ventanas, pero el aire frío tenía que venir de algún sitio… Y hacia la pared con un agujero tan grande por el que se si se apretaba mucho puede que hasta consiguiese salir. No entraba en sus planes, no obstante: le daba miedo. Tan solo quería observar. Se arrepintió enseguida de acercarse, pues el frío se intensificó. Se arrebujó todo lo que pudo en su haori y, con extremo cuidado, asomó un poco la cabeza. No vio nada más que partes de lo que parecía una calle en ruinas, iluminadas por una tenue luz que, al menos, indicaba que era de día.
<<¿En dónde…? ¿Cómo se llamaba este sitio?>>, se movía por la instancia tratando de entrar un poco en calor mientras trataba de reproducir en su cabeza lo que había ocurrido la tarde anterior. Un extraño… Giz, eso era, le había prometido que le llevaría a un lugar de nombre demasiado difícil de recordar en ese momento y… Por todas las ymres, ¿qué había hecho? ¿De verdad le habían llevado a otro planeta o acaso era aquello…?
Otro tipo de frío le recorrió el cuerpo ante el mero pensamiento de que pudiera encontrarse en la realidad en La Isla de los Sanguinarios, pero fue entonces cuando escuchó ruidos provenientes del otro lado de la puerta. De hecho… ¿Voces? ¿Alguien gritando? No podía entender nada, pero entre sonidos de movimiento podían distinguirse los que claramente provenían de gente hablando. Con pasos dubitativos se acercó a esta y trató de mirar a través de los barrotes. No conseguía distinguir nada en el oscuro pasillo que tenía delante: sus ojos todavía le dolían y no se había acostumbrado a la falta de luz, pero sí notó que la cerradura de la puerta estaba tan rota como el camastro o la pared. Fuese como fuese ahora tenía algo claro: no pretendían retenerlo en aquel cuarto destartalado.
Con una mano extremadamente temblorosa cogió el pomo, lo giró y… La puerta cayó, provocando un estruendo considerable que haría eco a lo largo del pasillo. Al mjörní le faltaba cuarto para alejarse corriendo de ella y soltando un grito que fue ahogado por el propio escándalo que acababa de producirse.
Tras unos segundos volvió a acercarse a lo que ahora era un hueco más en la pared, todavía abrazándose fuertemente a sí mismo –de hecho con más fuerza- y se armó de valor para salir al pasillo.
—¿Ho… Hola? Yo no… No pretendía romper nada… —había empezado a hablar en un tono más normal, pero su voz se fue volviendo más inaudible con cada palabra.
Había estado dormido acurrucado en una esquina de una estancia que excepto por algunos detalles que descubriría pronto, podría ser perfectamente una celda. De hecho, la puerta tenía barrotes, que fue una de las primeras cosas que notó al casi caerse al suelo por lo aterecido que tenía el cuerpo.
En la celda de Rägjynn no había ni siquiera un camastro funcional, pues lo que una vez había sido uno podía verse completamente destrozado en una esquina. Tampoco había ventanas, pero el aire frío tenía que venir de algún sitio… Y hacia la pared con un agujero tan grande por el que se si se apretaba mucho puede que hasta consiguiese salir. No entraba en sus planes, no obstante: le daba miedo. Tan solo quería observar. Se arrepintió enseguida de acercarse, pues el frío se intensificó. Se arrebujó todo lo que pudo en su haori y, con extremo cuidado, asomó un poco la cabeza. No vio nada más que partes de lo que parecía una calle en ruinas, iluminadas por una tenue luz que, al menos, indicaba que era de día.
<<¿En dónde…? ¿Cómo se llamaba este sitio?>>, se movía por la instancia tratando de entrar un poco en calor mientras trataba de reproducir en su cabeza lo que había ocurrido la tarde anterior. Un extraño… Giz, eso era, le había prometido que le llevaría a un lugar de nombre demasiado difícil de recordar en ese momento y… Por todas las ymres, ¿qué había hecho? ¿De verdad le habían llevado a otro planeta o acaso era aquello…?
Otro tipo de frío le recorrió el cuerpo ante el mero pensamiento de que pudiera encontrarse en la realidad en La Isla de los Sanguinarios, pero fue entonces cuando escuchó ruidos provenientes del otro lado de la puerta. De hecho… ¿Voces? ¿Alguien gritando? No podía entender nada, pero entre sonidos de movimiento podían distinguirse los que claramente provenían de gente hablando. Con pasos dubitativos se acercó a esta y trató de mirar a través de los barrotes. No conseguía distinguir nada en el oscuro pasillo que tenía delante: sus ojos todavía le dolían y no se había acostumbrado a la falta de luz, pero sí notó que la cerradura de la puerta estaba tan rota como el camastro o la pared. Fuese como fuese ahora tenía algo claro: no pretendían retenerlo en aquel cuarto destartalado.
Con una mano extremadamente temblorosa cogió el pomo, lo giró y… La puerta cayó, provocando un estruendo considerable que haría eco a lo largo del pasillo. Al mjörní le faltaba cuarto para alejarse corriendo de ella y soltando un grito que fue ahogado por el propio escándalo que acababa de producirse.
Tras unos segundos volvió a acercarse a lo que ahora era un hueco más en la pared, todavía abrazándose fuertemente a sí mismo –de hecho con más fuerza- y se armó de valor para salir al pasillo.
—¿Ho… Hola? Yo no… No pretendía romper nada… —había empezado a hablar en un tono más normal, pero su voz se fue volviendo más inaudible con cada palabra.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Re: Prisión
04/03/23, 12:07 pm
Para Ethan era normal notar cierta pesadez al levantarse, despedir el abrazo de un mundo fantasioso para darse de bruces con la triste realidad solía ser un golpe duro. Pero definitivamente, esa era una mañana cansada.
Aún con inusitada calma y los recuerdos borrosos estiró un brazo en un intento de desperezarse. El colchón se notaba horrendamente duro y el frío de la habitación le estaba dejando congelado. A base de dar manotazos, llegó a la conclusión de que el camastro carecía de sabanas y el no llevaba puesto el pijama.
¿Tan mala noche había tenido? No... Fragmentos vagos se fueron formando en su memoria, y lo que antes confundió por sueños se volvía ahora un extraño pasado.
Definitivamente le habían drogado.
Acabó incorporándose repentinamente, llevado por el terror abrupto al darse cuenta de la situación. Ese definitivamente no era su hogar, y la chica que conoció ayer no era una viva imaginación. Decidió intentar respirar hondo antes de que el pánico le invadiera y se quitara la camiseta rápidamente. Se llevó las manos al cuello, al pecho, al abdomen con la desesperación de quien busca una marca o cicatriz nueva.
No fue hasta que hubo tanteado bien que dejó escapar un sonoro suspiro de alivio. Vale, parecía conservar ambos riñones, por ahora...
Examinando la situación con nuevos ojos volvió a vestirse antes de levantarse y explorar la habitación. Sonidos lejanos le pusieron en alerta, desconocía el idioma del que se trataba así que quizá los captores que colaboraban con aquella mujer eran extranjeros.
Pero había otros que sí eran más similares. Inglés quizá? Y de fondo alguien gritaba. Fuera cual fuera el idioma que ahora por nervios no reconocía, era claramente el tono agudo de un niño.
Agobiado ante la idea de que pudieran estar haciéndole algo terrible a un simple chiquillo Ethan localizó la salida. Su única barrera era una puerta oxidada por el tiempo. Tendría que ser fácil con la suficiente fuerza moverla del sitio.
Y eso hizo, sin pensar. Retrocedió hasta el final de su celda, y cogiendo carrerilla embistió con todas las fuerzas que le quedaban.
La puerta cedió con tanta facilidad que el sonido del golpe de la misma contra la pared retumbó por la instancia, seguido de un segundo choque cuando un Ethan confundido acabó de bruces en el suelo.
Ya estaba abierta... Lamento para Sí demasiado tarde. Pero no había tiempo que perder, otro golpetazo había sonado en la lejanía y desconocía si se trataba de un captor u otra victima. A medida que se incorporaba empezó a hablar en un inglés británico con demasiado acento.
-HEY!! ESTAS BIEN?? HOLA??
Aún con inusitada calma y los recuerdos borrosos estiró un brazo en un intento de desperezarse. El colchón se notaba horrendamente duro y el frío de la habitación le estaba dejando congelado. A base de dar manotazos, llegó a la conclusión de que el camastro carecía de sabanas y el no llevaba puesto el pijama.
¿Tan mala noche había tenido? No... Fragmentos vagos se fueron formando en su memoria, y lo que antes confundió por sueños se volvía ahora un extraño pasado.
Definitivamente le habían drogado.
Acabó incorporándose repentinamente, llevado por el terror abrupto al darse cuenta de la situación. Ese definitivamente no era su hogar, y la chica que conoció ayer no era una viva imaginación. Decidió intentar respirar hondo antes de que el pánico le invadiera y se quitara la camiseta rápidamente. Se llevó las manos al cuello, al pecho, al abdomen con la desesperación de quien busca una marca o cicatriz nueva.
No fue hasta que hubo tanteado bien que dejó escapar un sonoro suspiro de alivio. Vale, parecía conservar ambos riñones, por ahora...
Examinando la situación con nuevos ojos volvió a vestirse antes de levantarse y explorar la habitación. Sonidos lejanos le pusieron en alerta, desconocía el idioma del que se trataba así que quizá los captores que colaboraban con aquella mujer eran extranjeros.
Pero había otros que sí eran más similares. Inglés quizá? Y de fondo alguien gritaba. Fuera cual fuera el idioma que ahora por nervios no reconocía, era claramente el tono agudo de un niño.
Agobiado ante la idea de que pudieran estar haciéndole algo terrible a un simple chiquillo Ethan localizó la salida. Su única barrera era una puerta oxidada por el tiempo. Tendría que ser fácil con la suficiente fuerza moverla del sitio.
Y eso hizo, sin pensar. Retrocedió hasta el final de su celda, y cogiendo carrerilla embistió con todas las fuerzas que le quedaban.
La puerta cedió con tanta facilidad que el sonido del golpe de la misma contra la pared retumbó por la instancia, seguido de un segundo choque cuando un Ethan confundido acabó de bruces en el suelo.
Ya estaba abierta... Lamento para Sí demasiado tarde. Pero no había tiempo que perder, otro golpetazo había sonado en la lejanía y desconocía si se trataba de un captor u otra victima. A medida que se incorporaba empezó a hablar en un inglés británico con demasiado acento.
-HEY!! ESTAS BIEN?? HOLA??
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mental
Re: Prisión
04/03/23, 01:18 pm
Connor se despertó con el cuerpo entumecido y cansado. Aún no había abierto los ojos, y pensaba que había estado durmiendo plácidamente en la casa comunal de los Wyverns. Cuando los abrió su expresión cambió por completo a una de sobresalto, al no reconocer el techo de la habitación donde se encontraba y recordando de golpe todo lo que había ocurrido la noche anterior. Se levantó de la cama todo lo rápido que pudo, mientras se llevaba la mano al cinturón en busca de su pistola sin suerte, y miraba a su alrededor. <<¿Fue real? ¿Esa hija de puta me ha secuestrado?>> Pensó con una mezcla exacta de incredulidad y furia. Recordaba con perfección toda la conversación con Akeyo, pero ahora sabía que nunca habría aceptado tan rápido y con tan pocas preguntas. No... aquella mujer tenía que haberle hecho algo. Drogado o algo así...
El motero examinó con velocidad la habitación dónde se encontraba y miró por el ventanal. Era una especie de ciudad medieval o al menos eso parecía, y el edificio una mazmorra. Connor frunció el ceño sin poder ubicar dónde se encontraba y sin saber por qué Akeyo lo había raptado. Porque tampoco se creía nada de lo que le había dicho sobre que era especial y todas esas gilipolleces. Cuando escuchó voces en idiomas que no entendía detrás de la puerta se puso en guardia, vigilante por si alguien la cruzaba. El motero respiró hondo calmando esos nervios fruto de aquella primera impresión. Cuando lo hizo se palpó todos los bolsillos de sus vaqueros y del chaleco con expresión seria y concentrada, para ver qué llevaba encima. Gafas de sol, un mechero y una cajetilla de cigarrillos. <<Al menos no me ha quitado todas mis cosas. Pero te voy a reventar como te encuentre, joder>>. Tenía bastante frio ya que iba en camiseta de tirantes y su chaleco encima, pero eso era la menor de sus preocupaciones. Se sentía un auténtico gilipollas por haber caído en aquella trampa, y su mente trabajaba en su próximo plan de acción para salir de allí con vida y volver a casa. Sus hermanos de carretera debían estar alterados y preocupados por su desaparición.
Con cautela fue acercándose a la puerta, mientras aquellas voces sin sentido se iban haciendo más fuertes, aunque podía reconocer algunos idiomas. No sabía si podía ser gente peligrosa así que la abrió con extrema lentitud y lo acogió una oscuridad casi total. Había gente muy cerca a juzgar por el ruido pero no los distinguía bien, y Connor vigiló desde su entrada pensando si debía salir o no. Cuando sonó un gran estruendo, seguido de un idioma que tampoco entendía, el motero se echó hacia atrás. Con los ojos entrecerrados y esperando con paciencia qué ocurría, sin intención de salir. Pero rápidamente cambió de idea cuando escuchó un acento británico muy marcado. Esa persona podía saber algo de lo que ocurría, o en el peor de los casos podía intentar sacárselo a la fuerza.
Salió al oscuro pasillo de dónde provenían las voces y sacó el mechero, encendiéndolo. No es que iluminara mucho, pero al menos podía llamar la atención. Podía ser peligroso, pero sabía que no era ningún prisionero o la puerta habría estado cerrada. Si aquella gente era hostil no le importaba liarse a hostias, de todas formas.
-¡EH! ¡El que ha hablado ahora, joder! ¡¿Quién coño eres?!- Dijo refiriéndose a la persona de acento británico, mientras alzaba el mechero por encima de su cabeza para intentar orientarlo. A la par estaba en guardia por si el resto de personas eran peligrosas, aunque le daba la sensación de que podían estar igual de perdidos que él. -¿La puta cabrona de Akeyo también te ha secuestrado?- Preguntó con urgencia, intentando vislumbrar más allá de la pequeña luz que le proporcionaba el mechero.
El motero examinó con velocidad la habitación dónde se encontraba y miró por el ventanal. Era una especie de ciudad medieval o al menos eso parecía, y el edificio una mazmorra. Connor frunció el ceño sin poder ubicar dónde se encontraba y sin saber por qué Akeyo lo había raptado. Porque tampoco se creía nada de lo que le había dicho sobre que era especial y todas esas gilipolleces. Cuando escuchó voces en idiomas que no entendía detrás de la puerta se puso en guardia, vigilante por si alguien la cruzaba. El motero respiró hondo calmando esos nervios fruto de aquella primera impresión. Cuando lo hizo se palpó todos los bolsillos de sus vaqueros y del chaleco con expresión seria y concentrada, para ver qué llevaba encima. Gafas de sol, un mechero y una cajetilla de cigarrillos. <<Al menos no me ha quitado todas mis cosas. Pero te voy a reventar como te encuentre, joder>>. Tenía bastante frio ya que iba en camiseta de tirantes y su chaleco encima, pero eso era la menor de sus preocupaciones. Se sentía un auténtico gilipollas por haber caído en aquella trampa, y su mente trabajaba en su próximo plan de acción para salir de allí con vida y volver a casa. Sus hermanos de carretera debían estar alterados y preocupados por su desaparición.
Con cautela fue acercándose a la puerta, mientras aquellas voces sin sentido se iban haciendo más fuertes, aunque podía reconocer algunos idiomas. No sabía si podía ser gente peligrosa así que la abrió con extrema lentitud y lo acogió una oscuridad casi total. Había gente muy cerca a juzgar por el ruido pero no los distinguía bien, y Connor vigiló desde su entrada pensando si debía salir o no. Cuando sonó un gran estruendo, seguido de un idioma que tampoco entendía, el motero se echó hacia atrás. Con los ojos entrecerrados y esperando con paciencia qué ocurría, sin intención de salir. Pero rápidamente cambió de idea cuando escuchó un acento británico muy marcado. Esa persona podía saber algo de lo que ocurría, o en el peor de los casos podía intentar sacárselo a la fuerza.
Salió al oscuro pasillo de dónde provenían las voces y sacó el mechero, encendiéndolo. No es que iluminara mucho, pero al menos podía llamar la atención. Podía ser peligroso, pero sabía que no era ningún prisionero o la puerta habría estado cerrada. Si aquella gente era hostil no le importaba liarse a hostias, de todas formas.
-¡EH! ¡El que ha hablado ahora, joder! ¡¿Quién coño eres?!- Dijo refiriéndose a la persona de acento británico, mientras alzaba el mechero por encima de su cabeza para intentar orientarlo. A la par estaba en guardia por si el resto de personas eran peligrosas, aunque le daba la sensación de que podían estar igual de perdidos que él. -¿La puta cabrona de Akeyo también te ha secuestrado?- Preguntó con urgencia, intentando vislumbrar más allá de la pequeña luz que le proporcionaba el mechero.
- Aes
Ficha de cosechado
Nombre: Aniol
Especie: Humano
Habilidades: habilidad manual, automotivación, olfato fino.
Re: Prisión
04/03/23, 04:17 pm
Si continuaba con los ojos cerrados casi podía palpar las onzas de chocolate. Soñaba con un bosque repletos de luces y dragones rositas y peludos. Soñaba con una cabaña a lo lejos forjada en base de nata y miel, una poquita de azúcar espolvoreada por encima y bastones de caramelo a modo de entrada como si se tratara del cuento de Hansel y Gretel, una de sus historias favoritas. Soñaba que danzaba entre troncos enjutos de sirope con una felicidad rebosante. Soñaba y soñaba. Hasta que la incomodidad y el frío bajo su ropa le despertaron.
La sonrisilla bobalicona del niño se desvaneció dando paso a una expresión de desconcierto cuando sus ojos avellana se abrieron de par en par y no vieron nada más que gris. ¿Era real? La noche anterior en la que se perdió en el bosque lo fue, desde luego, pues su mono de reno todavía albergaba barro y trocitos de hojas en sus bajos. ¿Lo había logrado, entonces? Magia, hadas y leyendas que contar es lo que le habían prometido. Sin embargo, no parecía estar en una historia de cuento, pero a lo mejor, solo a lo mejor, es porque tenía que salir de allí y escribir su propia leyenda. Estaba completamente seguro de que al cruzar el umbral de aquella habitación sobria entraría en conflicto con una explosión de color y brillibrillis. Y las criaturas mágicas que hacían ruido al otro lado estallarían entre confetis y globos de la emoción, dándole la bienvenida a su mundo, al que de verdad pertenecía.
—Lo siento mamá, lo siento papá, lo siento hermanitas —Aniol se incorporó todavía somnoliento y sin ningún tipo de remordimiento por estar en otra dimensión o universo—. ¡Pero lo sabía, siempre tuve razón! —una sombra de orgullo pobló su rostro de una sonrisilla al recordar al hijo del carnicero pero ésta duró solo unos segundos desembocando finalmente en melancolía. Al final, se mesó el pelo con actitud decidida y se lo colocó de manera que sus bucles negros sobresalieran a pesar de tener la capucha con cuernos puesta. Con gran ímpetu abrió la puerta con los ojos cerrados y alzando la voz canturreó.
—¡HAZME UN MUÑECO DE… ¿cemento? —sintió que el alma se le caía al suelo. Al otro lado no le recibió un bosque nevado, ni los espíritus elementales de Narnia. Lo que se encontró fue el caos, un gran estruendo, y un pasillo oscuro como la boca de un lobo. Había más personas que hacían ruido pero el polaco no podía distinguir ningún rostro ni idioma salvo alguien que hablaba inglés. Con el corazón encogido y la respiración acelerada fue avanzando pegadito a la pared, sin querer hacer ningún ruido que lo delatara en su corta travesía, la cual acabó a sólo un metro de su habitación ante un tipo enorme y agresivo que parecía tener una cresta de pollo rosa en la cabeza y un mechero en las manos. Los ojos de Aniol miraban a todas partes pidiendo ayuda y pronto comenzaron a hacer pucheros.
De pronto recordó el final de la historia que había estado soñando. La bruja le había engañado y él era Hansel, o quizás Gretel.
—¿Mamá? —murmuró, antes de arrebujarse en una esquina hecho una bolita.
La sonrisilla bobalicona del niño se desvaneció dando paso a una expresión de desconcierto cuando sus ojos avellana se abrieron de par en par y no vieron nada más que gris. ¿Era real? La noche anterior en la que se perdió en el bosque lo fue, desde luego, pues su mono de reno todavía albergaba barro y trocitos de hojas en sus bajos. ¿Lo había logrado, entonces? Magia, hadas y leyendas que contar es lo que le habían prometido. Sin embargo, no parecía estar en una historia de cuento, pero a lo mejor, solo a lo mejor, es porque tenía que salir de allí y escribir su propia leyenda. Estaba completamente seguro de que al cruzar el umbral de aquella habitación sobria entraría en conflicto con una explosión de color y brillibrillis. Y las criaturas mágicas que hacían ruido al otro lado estallarían entre confetis y globos de la emoción, dándole la bienvenida a su mundo, al que de verdad pertenecía.
—Lo siento mamá, lo siento papá, lo siento hermanitas —Aniol se incorporó todavía somnoliento y sin ningún tipo de remordimiento por estar en otra dimensión o universo—. ¡Pero lo sabía, siempre tuve razón! —una sombra de orgullo pobló su rostro de una sonrisilla al recordar al hijo del carnicero pero ésta duró solo unos segundos desembocando finalmente en melancolía. Al final, se mesó el pelo con actitud decidida y se lo colocó de manera que sus bucles negros sobresalieran a pesar de tener la capucha con cuernos puesta. Con gran ímpetu abrió la puerta con los ojos cerrados y alzando la voz canturreó.
—¡HAZME UN MUÑECO DE… ¿cemento? —sintió que el alma se le caía al suelo. Al otro lado no le recibió un bosque nevado, ni los espíritus elementales de Narnia. Lo que se encontró fue el caos, un gran estruendo, y un pasillo oscuro como la boca de un lobo. Había más personas que hacían ruido pero el polaco no podía distinguir ningún rostro ni idioma salvo alguien que hablaba inglés. Con el corazón encogido y la respiración acelerada fue avanzando pegadito a la pared, sin querer hacer ningún ruido que lo delatara en su corta travesía, la cual acabó a sólo un metro de su habitación ante un tipo enorme y agresivo que parecía tener una cresta de pollo rosa en la cabeza y un mechero en las manos. Los ojos de Aniol miraban a todas partes pidiendo ayuda y pronto comenzaron a hacer pucheros.
De pronto recordó el final de la historia que había estado soñando. La bruja le había engañado y él era Hansel, o quizás Gretel.
—¿Mamá? —murmuró, antes de arrebujarse en una esquina hecho una bolita.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Prisión
04/03/23, 04:24 pm
Al repobladore le despertaron los diferentes ecos que le llegaban de varias direcciones. Estaba en un sitio frío con el cuerpo apoyado en un montoncito de hierba. No reconocía las rocas a su alrededor, enormes en altura y tamaño. Pero al menos parecía ser de día, así que podría intentar orientarse de alguna manera. Cuando se incorporó, aún agotade por el sueño, vio que había pequeños brotes de hierba aquí y allá entre las rocas, igual que aquel en el que había dormido, y eso le alegró. Estiró sus cuatro brazos y sus piernecitas mientras hacía memoria. «A ver... » Se miró el cuerpo y se palpó las extremidades, la cara, los brotes de la cabeza y finalmente los tatuajes. Seguía siendo elle misme y no le faltaba nada. «Vino alguien a verme... y me habló de la Flora, de ayudar mejor a la colonia y que podría entender mejor la zona maldita... ¿No? ¿Algo así?» Recordaba también que iría a una región nueva, pero no le habían contado nada de que fuera a despertar en un sitio tan hosco y tan solitario en el que, para colmo, oía cosas raras que venían de otra parte y no reconocía ninguno de los olores que le rodeaban.
Ante elle estaban las tres paredes de la celda, sin salida. No había en elle sospecha alguna de que pudieran querer hacerle daño, así que imaginó que podría ir por otro sitio y entonces se giró. En efecto, a su espalda había un hueco con barrotes de una roca brillante que crecía recta como troncos, muy extraños. Pero había otra cosa más que refulgía con más fuerza. No había sido consciente de ello porque seguía somnoliente, pero el resplandor se fue abriendo paso en su mirada hasta el punto de que la colmó por completo y casi parecía a punto de caerse en las llamas. En cuanto los engranajes vegetales de su cerebro consiguieron arrancar en la dirección adecuada, empezó a gritar con todas sus fuerzas, a silbar como una olla en ebullición y a correr hacia atrás.
—¡FUEGOFUEGO! ¡FUEGO! ¡FUEGO!
A su espalda no había más que roca lisa, y contra ella se dio de bruces cuando echó a correr. Miró y miró a su alrededor buscando alguna otra escapatoria pero tan solo podría salir por entre aquellos troncos ¡justo debajo del fuego! Seguía silbando sin poder evitarlo y le castañeteaban los dientes porque no quería seguir gritando y le costaba mantener la boca cerrada. Esos ataques de pánico ya le habían costado más de un susto con depredadores y aún estaba aprendiendo a controlarse, pero recordaba como si fuera ayer el rugido de las llamas y el calor abrasador en aquel incendio, y era un esfuerzo considerable.
Si le costaba no gritar, más le costó despegarse de la pared donde tenía la espalda apretada. No lo hizo hacia delante sino que se movió a lo largo de esta para volver al hueco por el que saldría. Aquella llamarada quedaría lo suficientemente lejos de su cuerpecito aunque sus pasos le llevaran cerca. Y, sin embargo, pese a todos los temblores, su cuerpo agitado, sus ojos apretados, sus piernas tensas y su espalda sucia de polvo, atravesar el umbral fue lo más fácil. Lo hizo de un brinco, sin mirar, y cayó más adelante en más suelo de piedra entre más muros de roca lisa. Se permitió un momento para respirar hondo y dejar de silbar paulatinamente, con todo el cuerpo volcado en el suelo, mirando al techo. Consiguió dejar de expulsar aire con fuerza hasta que casi parecía desinflarse y entonces procedió a levantarse de nuevo, pero tan solo consiguió sentarse, agotade, contra la pared. Seguía escuchando el eco que le traía sonidos extraños. No sabía si había criaturas depredadoras por allí pero sin duda no escuchaba nada que le recordara a su colonia ni a sus bosques y montañas. Parecían animales distintos, pero no tenía la experiencia de sus congéneres adiestradores y no quería tampoco acercarse a investigar. Bastante tenía de momento con quedarse allí, intentar tranquilizarse y ponerse en movimiento más adelante. Y es más, le parecía ver puntos de luz a lo lejos y no deseaba tener que enfrentarse a más llamas flotantes. Ya buscaría una salida más tarde, cuando recuperara fuerzas.
Ante elle estaban las tres paredes de la celda, sin salida. No había en elle sospecha alguna de que pudieran querer hacerle daño, así que imaginó que podría ir por otro sitio y entonces se giró. En efecto, a su espalda había un hueco con barrotes de una roca brillante que crecía recta como troncos, muy extraños. Pero había otra cosa más que refulgía con más fuerza. No había sido consciente de ello porque seguía somnoliente, pero el resplandor se fue abriendo paso en su mirada hasta el punto de que la colmó por completo y casi parecía a punto de caerse en las llamas. En cuanto los engranajes vegetales de su cerebro consiguieron arrancar en la dirección adecuada, empezó a gritar con todas sus fuerzas, a silbar como una olla en ebullición y a correr hacia atrás.
—¡FUEGOFUEGO! ¡FUEGO! ¡FUEGO!
A su espalda no había más que roca lisa, y contra ella se dio de bruces cuando echó a correr. Miró y miró a su alrededor buscando alguna otra escapatoria pero tan solo podría salir por entre aquellos troncos ¡justo debajo del fuego! Seguía silbando sin poder evitarlo y le castañeteaban los dientes porque no quería seguir gritando y le costaba mantener la boca cerrada. Esos ataques de pánico ya le habían costado más de un susto con depredadores y aún estaba aprendiendo a controlarse, pero recordaba como si fuera ayer el rugido de las llamas y el calor abrasador en aquel incendio, y era un esfuerzo considerable.
Si le costaba no gritar, más le costó despegarse de la pared donde tenía la espalda apretada. No lo hizo hacia delante sino que se movió a lo largo de esta para volver al hueco por el que saldría. Aquella llamarada quedaría lo suficientemente lejos de su cuerpecito aunque sus pasos le llevaran cerca. Y, sin embargo, pese a todos los temblores, su cuerpo agitado, sus ojos apretados, sus piernas tensas y su espalda sucia de polvo, atravesar el umbral fue lo más fácil. Lo hizo de un brinco, sin mirar, y cayó más adelante en más suelo de piedra entre más muros de roca lisa. Se permitió un momento para respirar hondo y dejar de silbar paulatinamente, con todo el cuerpo volcado en el suelo, mirando al techo. Consiguió dejar de expulsar aire con fuerza hasta que casi parecía desinflarse y entonces procedió a levantarse de nuevo, pero tan solo consiguió sentarse, agotade, contra la pared. Seguía escuchando el eco que le traía sonidos extraños. No sabía si había criaturas depredadoras por allí pero sin duda no escuchaba nada que le recordara a su colonia ni a sus bosques y montañas. Parecían animales distintos, pero no tenía la experiencia de sus congéneres adiestradores y no quería tampoco acercarse a investigar. Bastante tenía de momento con quedarse allí, intentar tranquilizarse y ponerse en movimiento más adelante. Y es más, le parecía ver puntos de luz a lo lejos y no deseaba tener que enfrentarse a más llamas flotantes. Ya buscaría una salida más tarde, cuando recuperara fuerzas.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Prisión
04/03/23, 05:01 pm
El pasillo estaba mucho más oscuro de lo esperado. Oía voces, pero no podía reconocer de quién eran, o si hablaban en su idioma. Suponía que habría gente de otros lugares, ya que en el palacio de la Reina Madre solo habían sido tres, pero que hubiera gente de otros mundos se le hacía totalmente ajeno.
—¿Ilol? —preguntó en voz alta, sin todavía distinguir a ninguna de las figuras a las que se estaba acercando tras oír aquel estruendo.
Esperaba irse acostumbrando a la falta de luz del pasillo poco a poco para poder distinguir a qué tenía enfrente cuando una de ellas encendió una pequeña llama. Abrió los ojos en un gesto mucho más brusco de lo que le hubiera gustado hacer, y sus labios se convirtieron en apenas una fina línea. Reconocía esos colores de pelo de los masculinistas, y desde luego no entendía cómo merecía estar allí, ni pensaba tener que hacer las pruebas con él. ¿Dónde estaba aquella tal Lara? Desde luego la prefería a ella a aquel insulto a la nación que sostenía la llama.
Frente a él había otro chico, que parecía hablar en un idioma diferente (¿y por algún motivo parecían entenderse?). Ah, genial. Sencillamente genial. Iba a tener que ir con un montón de hombres que no iban a saber hacer nada sin su guía, que no valían para superar las pruebas que les iba a poner la ciudad.
—Tú, traidor a la nación, apaga eso. Hay que salir de aquí, Rocavarancolia nos espera —ordenó en todo autoritario. Al menos iba a darles la oportunidad de hacer lo que debían y seguirla antes de continuar buscando al andrógino.
—¿Ilol? —preguntó en voz alta, sin todavía distinguir a ninguna de las figuras a las que se estaba acercando tras oír aquel estruendo.
Esperaba irse acostumbrando a la falta de luz del pasillo poco a poco para poder distinguir a qué tenía enfrente cuando una de ellas encendió una pequeña llama. Abrió los ojos en un gesto mucho más brusco de lo que le hubiera gustado hacer, y sus labios se convirtieron en apenas una fina línea. Reconocía esos colores de pelo de los masculinistas, y desde luego no entendía cómo merecía estar allí, ni pensaba tener que hacer las pruebas con él. ¿Dónde estaba aquella tal Lara? Desde luego la prefería a ella a aquel insulto a la nación que sostenía la llama.
Frente a él había otro chico, que parecía hablar en un idioma diferente (¿y por algún motivo parecían entenderse?). Ah, genial. Sencillamente genial. Iba a tener que ir con un montón de hombres que no iban a saber hacer nada sin su guía, que no valían para superar las pruebas que les iba a poner la ciudad.
—Tú, traidor a la nación, apaga eso. Hay que salir de aquí, Rocavarancolia nos espera —ordenó en todo autoritario. Al menos iba a darles la oportunidad de hacer lo que debían y seguirla antes de continuar buscando al andrógino.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Prisión
04/03/23, 05:57 pm
Las voces volvieron, conversaciones pasillo arriba no muy lejos de donde acababa de salir, el griterío de un infante al otro lado que por el tono no reconoció como auxilio -o eso supuso, no entendía que demonios estaba diciendo- y aún más cerca, en diagonal a su celda, el estruendo de una puerta cayendo de golpe. Fue tal el ruido que retrocedió de un salto hasta chocar con la suya, cerrándola con otro portazo que hizo que le cayera polvo del marco en la cabeza.
—¡Joder…! —se sacudió el pelo con rapidez para que no le cayera en los ojos, algo robótico pues tenía las extremidades rígidas de la tensión. No sabía quién -o qué- había tumbado la puerta. Se quedó pegado a la madera con el sonido de su corazón retumbándole en los oídos a la espera de que se asomase alguien, entornó los ojos para distinguir mejor la silueta que apareció segundos después y…
“Ah no, ah no, ah no no no no. No no no no no no no.”
El pelirrojo arrastró la espalda a un lado para no perder de vista a la criatura que acababa de salir, ojiplático. Llevaba ropa, así que tenía que tener consciencia, pero las figuras que hacían su rostro no eran ni remotamente varmanas. Que tuviera consciencia no lo hacía menos terrorífico. Aunque parecía tan asustado como él Nohlem siguió caminando como un cangrejo hasta que consideró la distancia lo suficientemente prudencial y, con las piernas tan tiesas como si fueran de madera y sin importar si le había visto, echó a andar escaleras abajo a toda prisa.
Lo habían traído al abismo de los desamparados y ahora estaba rodeado de augurios y quimeras, ya está. Buscaría la luz, la primera planta, una salida, lo que fuera con tal de alejarse lo máximo posible de los ruidos, los chiflidos, las voces y sus lenguajes extraños.
—¡Joder…! —se sacudió el pelo con rapidez para que no le cayera en los ojos, algo robótico pues tenía las extremidades rígidas de la tensión. No sabía quién -o qué- había tumbado la puerta. Se quedó pegado a la madera con el sonido de su corazón retumbándole en los oídos a la espera de que se asomase alguien, entornó los ojos para distinguir mejor la silueta que apareció segundos después y…
“Ah no, ah no, ah no no no no. No no no no no no no.”
El pelirrojo arrastró la espalda a un lado para no perder de vista a la criatura que acababa de salir, ojiplático. Llevaba ropa, así que tenía que tener consciencia, pero las figuras que hacían su rostro no eran ni remotamente varmanas. Que tuviera consciencia no lo hacía menos terrorífico. Aunque parecía tan asustado como él Nohlem siguió caminando como un cangrejo hasta que consideró la distancia lo suficientemente prudencial y, con las piernas tan tiesas como si fueran de madera y sin importar si le había visto, echó a andar escaleras abajo a toda prisa.
Lo habían traído al abismo de los desamparados y ahora estaba rodeado de augurios y quimeras, ya está. Buscaría la luz, la primera planta, una salida, lo que fuera con tal de alejarse lo máximo posible de los ruidos, los chiflidos, las voces y sus lenguajes extraños.
- ♪♫♬:
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Prisión
04/03/23, 06:43 pm
En la penumbra de las antorchas, Rick empezó a caminar, sin estar seguro de que le aguardaría entre las sombras. A cada lado había más celdas, con puertas distintas tanto abiertas como cerradas. El humano echaba un vistazo hacia el interior de algunas, aunque parecían vacías. -¿En qué momento he acabado en unas mazmorras? ¿Soy el único por aquí?- dijo para sí mismo. Por supuesto sabía que no era así, todo el ruido indicaba lo contrario, aunque esperaba no encontrarse con lo que fuera que lo estuviera haciendo.
Los gritos en distintos idiomas que no llegaba a reconocer y un golpe que llegaba desde la distancia lo pusieron en tensión y le hicieron parar bruscamente sopesando sus opciones. -(Tengo que encontrar la salida ya. Eso, o a alguien que me explique que está ocurriendo aquí)- pensó antes de reanudar su marcha con algo más de prisa.
Un poco más adelante, vio como se abría una de las puertas del fondo y salía una chica pelirroja. Con la mala visibilidad no tenía claro si ella lo había visto, así que decidió llamarla mientras se acercaba: -¡Hola! ¿Sabes...?- No le dio tiempo a terminar la frase cuando alguien lo embistió desde la izquierda, cayendo ambos al suelo. De milagro no dio con la cabeza contra la pared.
-¡Oye, ten más cuidado! ¡Es peligroso...!- se quejó al culpable mientras se incorporaba algo dolorido. Medio sentado en el suelo, se fijó entonces en aquel chico. Iba trajeado y, si hubiera sido solo eso, no le habría extrañado. Pero sus facciones eran felinas, con morro y orejas puntiagudas, incluso tenía pupilas rasgadas. Alejándose un poco de la impresión y pegándose a la pared todavía sentado, exclamó sin apartar la vista del ser: -¿¡Pero qué diablos es este sitio!? ¿¡Qué es eso!?- Recordó la voz para responderse en parte. Rocavarancolia, así es cómo le había dicho que se llamaba aquel lugar. Le había prometido respuestas, pero desde que se había despertado solo se habían ido sumando preguntas más y más preocupantes.
Los gritos en distintos idiomas que no llegaba a reconocer y un golpe que llegaba desde la distancia lo pusieron en tensión y le hicieron parar bruscamente sopesando sus opciones. -(Tengo que encontrar la salida ya. Eso, o a alguien que me explique que está ocurriendo aquí)- pensó antes de reanudar su marcha con algo más de prisa.
Un poco más adelante, vio como se abría una de las puertas del fondo y salía una chica pelirroja. Con la mala visibilidad no tenía claro si ella lo había visto, así que decidió llamarla mientras se acercaba: -¡Hola! ¿Sabes...?- No le dio tiempo a terminar la frase cuando alguien lo embistió desde la izquierda, cayendo ambos al suelo. De milagro no dio con la cabeza contra la pared.
-¡Oye, ten más cuidado! ¡Es peligroso...!- se quejó al culpable mientras se incorporaba algo dolorido. Medio sentado en el suelo, se fijó entonces en aquel chico. Iba trajeado y, si hubiera sido solo eso, no le habría extrañado. Pero sus facciones eran felinas, con morro y orejas puntiagudas, incluso tenía pupilas rasgadas. Alejándose un poco de la impresión y pegándose a la pared todavía sentado, exclamó sin apartar la vista del ser: -¿¡Pero qué diablos es este sitio!? ¿¡Qué es eso!?- Recordó la voz para responderse en parte. Rocavarancolia, así es cómo le había dicho que se llamaba aquel lugar. Le había prometido respuestas, pero desde que se había despertado solo se habían ido sumando preguntas más y más preocupantes.
- Trish
Ficha de cosechado
Nombre: Serena
Especie: Humana
Habilidades: Astucia, agilidad y habilidad manualPersonajes : Serena: humana (1,60 cm)
Unidades mágicas : 5/5
Re: Prisión
04/03/23, 08:37 pm
Lejos de lo que Serena había podido imaginar, al salir al pasillo pudo contar, al menos, a cinco personas. Estaba segura de haber visto alguna sombra corriendo frente a ella, pero el estallido de una puerta al chocar contra el suelo le hizo dar un salto sobre el sitio. Arrugó las cejas y se giró hacia el lugar de donde provenía el ruido, «¿acaso no había probado a abrir la puerta como ella misma había hecho?» Pero sus pensamientos se esfumaron en cuanto observó la silueta que había ante la entrada de la mazmorra. Si no seguía durmiendo y aquello se trataba de un sueño, podía distinguir escamas y una larga cola que provenía de aquella figura. Se apresuró a tomar la dirección contraria, no parecía muy seguro acercarse a esa criatura.
Retrocedió unos pasos y, aún tratando de asimilar lo que acababa de ver, le pareció escuchar que alguien se dirigía a ella. Enfocó la vista, intentando hacer frente a la profunda oscuridad, pero dos figuras se desplomaron instantáneamente cerca de donde se encontraba. Esta vez pudo distinguir en una de ellas unas inconcebibles facciones felinas y un morro. ¿Cómo había acabado rodeada de este tipo de seres?
Serena se frotó las sienes y volvió a comprobar el misterioso pasillo. Sin duda, todo seguía como hacía unos segundos. Le hubiera gustado pensar que estaba a salvo, pero algo en su interior le decía que tenía que apresurarse en salir de allí. Aceleró sus pasos y recorrió el pasillo, convenciéndose a sí misma de que todo era demasiado caótico para que alguien reparara en su presencia. Pasó frente a tres personas que trataban de comunicarse; uno de ellos sostenía un mechero, «como si estuviera iluminando mucho», pensó con ironía. Reparó también en una chica que empleaba un idioma que no consiguió identificar. Ésta, comprobó Serena, tenía los ojos de un singular color amarillo y llevaba un vestido con transparencias. «¿No tenía otra cosa para ponerse? Aunque bueno, tú no has traído ni zapatillas», se dijo a sí misma.
Serena apresuró de nuevo sus pasos y trató de avanzar por el tenebroso pasillo. Nunca le había resultado fácil interactuar con las personas, pero esta vez ni siquiera se trataba de humanos. Una parte de ella estaba emocionada de comprobar que se encontraba en un mundo como este, pero prefería actuar con prudencia hasta dar con alguien que le inspirara confianza, tarea que nunca había sido fácil para ella.
Retrocedió unos pasos y, aún tratando de asimilar lo que acababa de ver, le pareció escuchar que alguien se dirigía a ella. Enfocó la vista, intentando hacer frente a la profunda oscuridad, pero dos figuras se desplomaron instantáneamente cerca de donde se encontraba. Esta vez pudo distinguir en una de ellas unas inconcebibles facciones felinas y un morro. ¿Cómo había acabado rodeada de este tipo de seres?
Serena se frotó las sienes y volvió a comprobar el misterioso pasillo. Sin duda, todo seguía como hacía unos segundos. Le hubiera gustado pensar que estaba a salvo, pero algo en su interior le decía que tenía que apresurarse en salir de allí. Aceleró sus pasos y recorrió el pasillo, convenciéndose a sí misma de que todo era demasiado caótico para que alguien reparara en su presencia. Pasó frente a tres personas que trataban de comunicarse; uno de ellos sostenía un mechero, «como si estuviera iluminando mucho», pensó con ironía. Reparó también en una chica que empleaba un idioma que no consiguió identificar. Ésta, comprobó Serena, tenía los ojos de un singular color amarillo y llevaba un vestido con transparencias. «¿No tenía otra cosa para ponerse? Aunque bueno, tú no has traído ni zapatillas», se dijo a sí misma.
Serena apresuró de nuevo sus pasos y trató de avanzar por el tenebroso pasillo. Nunca le había resultado fácil interactuar con las personas, pero esta vez ni siquiera se trataba de humanos. Una parte de ella estaba emocionada de comprobar que se encontraba en un mundo como este, pero prefería actuar con prudencia hasta dar con alguien que le inspirara confianza, tarea que nunca había sido fácil para ella.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Personajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Prisión
04/03/23, 08:44 pm
Colmillo se despertó con dificultad con la cabeza embotada y la boca pastosa, como si se hubiera dado un atracón de azúcar en el puesto de dulces de su hermano el día anterior, pero, por lo que podía llegar a recordar, ni siquiera habían terminado de descargar la caravana, por lo que era imposible que hubiera tenido tiempo de robar ni siquiera una mísera manzana de caramelo. En ese momento, como un rayo, llegaron a su mente los recuerdos del día anterior. "Matka" pensó sin aliento y del propio susto sus ojos se abrieron como platos y dio un bote cayendo de la cama en la que aparentemente habían echado a dormir.
-Argh, joder, duele -se quejó frotándose el culo después de haber dado con la dura piedra del suelo.
Con esfuerzo, se levantó del suelo y observó el lugar en el que se encontraba. Parecía una habitación simple, aunque no de una casa amable o de cualquier lugar ni remotamente agradable. Las paredes y el suelo eran de piedra fría, la puerta era de madera maciza, el único mobiliario era un camastro y la única luz venía de una pequeña ventana con rejas.
"¿Cómo había dicho Matka que se llamaba este sitio? ¿Roca...algo?" pensó intentando recordar el nombre.
Colmillo todavía tenía bastante difusos los sucesos del día anterior. Casi no podía creer que él había tenido un encuentro con la diosa de la luna y mucho menos que esta le había dicho que él era especial y tenía una misión que la enorgullecería a ella y a su familia. Lo único que parecía tener claro es que no tenía ni la más remota idea de en qué consistía dicha misión, cuánto duraría y qué es lo que tenía que hacer.
Con lentitud ya que todavía le dolía el culo del golpe, Colmillo se acercó hasta la pared donde estaba la ventana y se agarró de los barrotes de esta para darse impulso y poder ver con comodidad al exterior, ya que estaba un poco alta para su altura.
Lo primero que pensó el vittya al asomarse era que el panorama era bastante desolador. Y no porque estuviera vacío, que no lo estaba. Sino por la falta de vida que se podía respirar. A través de la ventana, Colmillo solo vió una extensión de calles y edificios grises y tristes, algunos medio derruidos y otros simplemente abandonados, como si alguien sin pasión por la vida hubiera construido una ciudad y al final hubiera decidido que no valía la pena siquiera habitarla y la hubiera abandonado. No podía ver ni siquiera la más pequeña bridna de hierba que diera alegría a aquel lugar.
Colmillo, no sin cierta tristeza, se alejó de la ventana. "¿Qué es este sitio y por qué Matka me habrá traído aquí?" se preguntó por enésima vez antes de quedar completamente inmóvil. Sus oídos habían captado por primera vez un sonido distinto a los pequeños ruidos y crujidos que cualquier casa hacía de forma natural. Eran voces. Voces extrañas y que decían cosas incomprensibles, pero eran claramente personas. Y se encontraban al otro lado de su puerta.
Con el entusiasmo renovado, el vittya se acercó rápidamente a la puerta, dispuesto a encontrarse por fin con gente a la que poder preguntarle todas sus dudas. ¿También los habría traído Matka? ¿Sabían ellos lo que había que hacer? ¿Para qué los necesitaban en una ciudad abandonada?
Con un fuerte tirón, Colmillo abrió la puerta decidido, dispuesto a cumplir con la misión de Matka fuera cual fuera esta, pero en cuanto vio lo que le esperaba al otro lado de la puerta, los ojos del vittya se abrieron como platos y jadeó asustado.
"¡Joder! No son... ¡No son personas normales!" pensó horrorizado por lo que estaba viendo. Aquellas personas que se comunicaban e iban vestidos eran los seres más extraños que había visto en su vida. No tenían hocico, ni garras, ni cola y sus piernas y orejas tenían formas raras, pero lo peor de todo es que no tenían pelo. "¡Nada de pelo! ¡Solo en la cabeza! Es jodidamente largo, ¡pero solo en la cabeza! ¿¡Qué enfermedad chunga tiene esta gente!?" pensó frenéticamente pasando por alto incluso la altura anormalmente alta de uno de los seres y su extravagante color de pelo.
-¡Me cago en todos los kwanzas! -exclamó asustado y sorprendido antes de cerrar de golpe la puerta y apoyarse contra ella como si eso evitara que cualquier enfermedad que esos extraños sin cola tuvieran pudiera alcanzarle.
-Esto es un sueño, esto es un sueño, esto es un sueño,... -se repitió una y otra vez como si eso hiciera sus palabras realidad.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- Hallel
Ficha de cosechado
Nombre: Abel
Especie: Humano
Habilidades: intuición, imaginación y velocidadPersonajes :
Abel: humano español (1,90m)
Re: Prisión
04/03/23, 09:23 pm
Escuchaba gritos cerca suyo y, de repente, un fuerte estruendo resonó entre las paredes de la escalinata, provocando que Abel pegase su espalda a la pared. El sonido venía del final de la escalera, lugar que estaba bastante más iluminado que donde se encontraba.
Preocupado, intento mimetizarse con el gris de las paredes, como si de un espía se tratase. Le resultaba un poco ridículo, pero podía ser necesario. Con el objetivo de camuflarse en la oscuridad, se deshizo la coleta y colocó gran parte de su negra melena delante de su cara. Más que disimular su presencia, lo que conseguía era parecer la fantasma de The Ring, pero él estaba convencido de que estaba logrando su propósito.
A través de los mechones y ubicado a una distancia prudencial, pudo ver que un lagarto humanoide hablaba con un niño. No se habían dado cuenta todavía de su presencia.
《Ese ser, ¿será un habitante de Rocavarancolia》pensó Abel mientras sentía cómo aumentaba su emoción.
Podía ser peligroso, lo sabía perfectamente, pero su corazón le decía que no eran malas personas. Además, estaría más protegido si encontraba aliados o al menos alguien que le explicase en detalle cuál era su actual situación.
《Quizás podemos hacernos amigos》 pensó el chico《Incluso podríamos llegar a formar un equipo de aventureros en un futuro》
Decidió acercarse a hablar con ellos. No sin antes mantener ciertas precauciones básicas. Por un lado, mantuvo el pelo sobre su rostro, puesto que pensaba que así podría mantener en secreto su identidad en caso de necesitarlo. Por el otro, les habló desde el hueco de la escalera, sería su vía de escape si así las cosas se ponían feas.
- Hola - dijo dirigiendo su voz hacia ambos chicos, quienes estaban de espadas a él, saludándolos con ambas manos en el aire.
Preocupado, intento mimetizarse con el gris de las paredes, como si de un espía se tratase. Le resultaba un poco ridículo, pero podía ser necesario. Con el objetivo de camuflarse en la oscuridad, se deshizo la coleta y colocó gran parte de su negra melena delante de su cara. Más que disimular su presencia, lo que conseguía era parecer la fantasma de The Ring, pero él estaba convencido de que estaba logrando su propósito.
A través de los mechones y ubicado a una distancia prudencial, pudo ver que un lagarto humanoide hablaba con un niño. No se habían dado cuenta todavía de su presencia.
《Ese ser, ¿será un habitante de Rocavarancolia》pensó Abel mientras sentía cómo aumentaba su emoción.
Podía ser peligroso, lo sabía perfectamente, pero su corazón le decía que no eran malas personas. Además, estaría más protegido si encontraba aliados o al menos alguien que le explicase en detalle cuál era su actual situación.
《Quizás podemos hacernos amigos》 pensó el chico《Incluso podríamos llegar a formar un equipo de aventureros en un futuro》
Decidió acercarse a hablar con ellos. No sin antes mantener ciertas precauciones básicas. Por un lado, mantuvo el pelo sobre su rostro, puesto que pensaba que así podría mantener en secreto su identidad en caso de necesitarlo. Por el otro, les habló desde el hueco de la escalera, sería su vía de escape si así las cosas se ponían feas.
- Hola - dijo dirigiendo su voz hacia ambos chicos, quienes estaban de espadas a él, saludándolos con ambas manos en el aire.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Prisión
04/03/23, 09:31 pm
—¡¡¿AKEEEYOOOO?!! ¡¡AKEEEYOOOOOOOOO!! ¡¿HOLAAA?!
A través del pasillo oscuro, Damian siguió llamando a su cosechadora. Escuchaba murmullos y en ocasiones los seguía pero perdía el rumbo por lo laberíntico que era el lugar. El niño tensó los dientes, temiendo haberse perdido ante tanta penumbra. Buscaba y buscaba pero ni rastro de Akeyo, no encontaba nadie. Una cosa estaba clara, no estaba solo.
—¡¿HOLAAA?! Aggggg… ¿Dónde esta Ake-? ¡AH! —un estruendo no muy lejos de su ubicación actual lo sobresaltó, dando un bote en el sitio y encogido de hombros miró a la oscuridad. Algo de movimiento había.
Soltando un suspiro de nervios, Damian se animó poco a poco a ir allí. Daba miedillo pero se las ingenió para ir de frente al sitio. Se asomó entrecerrando los ojos, parecían haber dos personas. Una salió corriendo de ahí pero la otra no parecía moverse.
—¡¡HOLA, AQUÍ!! —gritó feliz de encontrarse con alguien, levantando la mano conforme se acercaba a zapatazos para darse notar. Pensó que podría tratarse de Akeyo pero su aspecto lo hizo detener el paso, boquiabierto cuando ya estaba iluminado bajo la misma luz que Rag.
—Ehhhh… —se quedó embobado un rato mirándolo, con sus ojos abiertísimos. Estaba procesando lo que se encontro. Un lagarto morado gigante, vestido. Era de forma hunana pero su cara no lo era, ni su piel—. ¡¡U-Un lagarto gigante!! —exclamó de la emoción, acercándose—. ¡¿Eres amigo de Akeyo?! ¡¿Te creó ella?! ¡¿Cómo te llamas?! ¡¿Tienes poderes?! —sin vergüenza se pegó a Rag, tocando su haorí y examinándolo, a veces tirando de las telas. Se acercó a sus manos y las tocó sin avisar, apreciando sus escamas hasta que el otro decidiese quitarlas—. Woooaoaoaow —su voz le temblaba de lo nervioso que estaba, pocos lagartos había visto en su vida quitando las lagartijas que se colaban en la caravana. Con los ojos brillantes miro a los del desconocido, esbozando una sonrisa—. ¿Sabes donde está Akeyo? No la encuentro —preguntó tras la marabunta de estímulos, esperando obtener una respuesta correcta.
No estaba muy atento a lo que le rodeaba pero en cuanto Abel saludo, en un idioma que no entendió, Damián giró la cabeza mirándolo.
—¿Qué ha dicho ese de ahí? ¿Lo entendiste lagarto gigante? —preguntó a Rag, encogiéndose de hombros. Se limitó a saludar de vuelta—. Hoooola.
A través del pasillo oscuro, Damian siguió llamando a su cosechadora. Escuchaba murmullos y en ocasiones los seguía pero perdía el rumbo por lo laberíntico que era el lugar. El niño tensó los dientes, temiendo haberse perdido ante tanta penumbra. Buscaba y buscaba pero ni rastro de Akeyo, no encontaba nadie. Una cosa estaba clara, no estaba solo.
—¡¿HOLAAA?! Aggggg… ¿Dónde esta Ake-? ¡AH! —un estruendo no muy lejos de su ubicación actual lo sobresaltó, dando un bote en el sitio y encogido de hombros miró a la oscuridad. Algo de movimiento había.
Soltando un suspiro de nervios, Damian se animó poco a poco a ir allí. Daba miedillo pero se las ingenió para ir de frente al sitio. Se asomó entrecerrando los ojos, parecían haber dos personas. Una salió corriendo de ahí pero la otra no parecía moverse.
—¡¡HOLA, AQUÍ!! —gritó feliz de encontrarse con alguien, levantando la mano conforme se acercaba a zapatazos para darse notar. Pensó que podría tratarse de Akeyo pero su aspecto lo hizo detener el paso, boquiabierto cuando ya estaba iluminado bajo la misma luz que Rag.
—Ehhhh… —se quedó embobado un rato mirándolo, con sus ojos abiertísimos. Estaba procesando lo que se encontro. Un lagarto morado gigante, vestido. Era de forma hunana pero su cara no lo era, ni su piel—. ¡¡U-Un lagarto gigante!! —exclamó de la emoción, acercándose—. ¡¿Eres amigo de Akeyo?! ¡¿Te creó ella?! ¡¿Cómo te llamas?! ¡¿Tienes poderes?! —sin vergüenza se pegó a Rag, tocando su haorí y examinándolo, a veces tirando de las telas. Se acercó a sus manos y las tocó sin avisar, apreciando sus escamas hasta que el otro decidiese quitarlas—. Woooaoaoaow —su voz le temblaba de lo nervioso que estaba, pocos lagartos había visto en su vida quitando las lagartijas que se colaban en la caravana. Con los ojos brillantes miro a los del desconocido, esbozando una sonrisa—. ¿Sabes donde está Akeyo? No la encuentro —preguntó tras la marabunta de estímulos, esperando obtener una respuesta correcta.
No estaba muy atento a lo que le rodeaba pero en cuanto Abel saludo, en un idioma que no entendió, Damián giró la cabeza mirándolo.
—¿Qué ha dicho ese de ahí? ¿Lo entendiste lagarto gigante? —preguntó a Rag, encogiéndose de hombros. Se limitó a saludar de vuelta—. Hoooola.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Prisión
04/03/23, 10:59 pm
Airi trató de ocultarse un poco más al ver que los gritos se intensificaban. Quien fuera parecía tratar de encontrar a alguien a la desesperada, lo que le hizo pensar que tal vez no era la única persona confusa y perdida en aquel edificio lúgubre. Le gustaría hacer preguntas, pero no se atrevía sin evaluar la situación con calma primero.
De pronto un estruendo le hizo soltar la puerta y retroceder del susto que le provocó. El sonido de algo sólido desplomándose retumbó durante unos instantes, en los que Airi se quedó inmóvil, preguntándose si aquello era una señal de que el edificio estaba tan ruinoso que podía caerse a trozos.
Tras aquel ruido oyó de nuevo voces y pasos. Unos se alejaron de allí y otros en cambio se escuchaban cada vez más cerca. Era la persona que gritaba, que además tampoco había dejado de hacerlo. Solo parecía haber cambiado de retahíla.
Airi se asomó por la puerta, esta vez sacando la cabeza entera, y miró a donde había escuchado ir al que tenía voz de niño. De hecho, pudo comprobar que lo era, uno muy delgado y paliducho, que intentaba comunicarse con otra figura a un par de puertas de distancia. Había otra figura más, pero lo que llamó la atención de Airi fue la silueta del que estaba rodeando el niño; al verle mejor, se llevó una mano a la boca y abrió mucho los ojos. «¿Reptil?» acertó a pensar y, sin poder evitarlo, se le quedó mirando fijamente. Los otros dos chicos pasaron a segundo plano por culpa del shock.
De pronto un estruendo le hizo soltar la puerta y retroceder del susto que le provocó. El sonido de algo sólido desplomándose retumbó durante unos instantes, en los que Airi se quedó inmóvil, preguntándose si aquello era una señal de que el edificio estaba tan ruinoso que podía caerse a trozos.
Tras aquel ruido oyó de nuevo voces y pasos. Unos se alejaron de allí y otros en cambio se escuchaban cada vez más cerca. Era la persona que gritaba, que además tampoco había dejado de hacerlo. Solo parecía haber cambiado de retahíla.
Airi se asomó por la puerta, esta vez sacando la cabeza entera, y miró a donde había escuchado ir al que tenía voz de niño. De hecho, pudo comprobar que lo era, uno muy delgado y paliducho, que intentaba comunicarse con otra figura a un par de puertas de distancia. Había otra figura más, pero lo que llamó la atención de Airi fue la silueta del que estaba rodeando el niño; al verle mejor, se llevó una mano a la boca y abrió mucho los ojos. «¿Reptil?» acertó a pensar y, sin poder evitarlo, se le quedó mirando fijamente. Los otros dos chicos pasaron a segundo plano por culpa del shock.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Prisión
04/03/23, 11:15 pm
Rägjynn no se atrevía a moverse de su sitio. No dejaba de mirar al pasillo y a la puerta que acababa de tirar alternativamente y todavía temblando tanto de frío como de miedo. Seguía oyendo muchos ruidos y voces inteligibles y sus ojos comenzaron a acostumbrarse poco a poco a la oscuridad. ¿Eran silbidos eso que oía a lo lejos de repente? Le pareció ver una figura asomándose desde una puerta cercana, pero antes de que pudiera siquiera plantearse si debería acercarse a mirar, una persona muy extraña apareció en su campo de visión durante un fugaz instante. Apenas pudo observarle bien, porque este echó a correr en dirección contraria.
—¡E… espera! —intentó decirle en vano, alejándose un poco más de donde estaba.
No se atrevió a ir tras la persona, pero dada su reacción era probable que compartiesen circunstancias… Pero claramente no era un mjörní a pesar de que apenas había podido echar un vistazo. Cada vez estaba más convencido de que Giz le había dicho la verdad con lo de estar en otro mundo, aunque todavía no podía asegurarlo.
<<Él dijo… que este era un mundo que compartía pasado con Mjörne…>> recordó aquel detalle aleatorio de pronto, su mente buscando algo a lo que aferrarse para intentar encontrar algún sentido a la situación en la que se encontraba. Era demasiado pronto, sin embargo, para llegar a ninguna conclusión; aunque sí debía llegar a una resolución. Necesitaba moverse de allí y tratar de buscar a otras personas. Quizás hubiese algún otro mjörní o al menos alguien que entendiese su idioma, como Giz.
Sin embargo, lo que apareció fue el dueño de una de las voces que oyó gritar hacía un rato. Un… algo. No, alguien. Una persona de pequeño tamaño, (¿un niño pequeño?) muchísimo más extraño que Giz. Comenzó a dar vueltas a su alrededor hablando en aquel idioma incomprensible y el mjörní se asustó un poco cuando empezó a tocarle sus ropas y sus escamas. Podía comprender hasta cierto punto la curiosidad, pues a él también le resultaba muy curioso su falta de las mismas y su pelo en la cabeza. Creía que la figura que había salido corriendo se le parecía un poco, pero no estaba seguro.
—Esto… hola… —intentó decirle al que creía un niño de alguna especie de otro mundo… ¿o quizás de aquel mismo en el que se encontraban?
De pronto, mientras el pequeño seguía curioseando a su alrededor, Räg arrugó la nariz: olía mal. Como algún animal mamífero sucio. Lo cierto es que si se fijaba bien parecía estar cubierto de suciedad, probablemente por eso oliese así.
>>Uhm… No creo que me entiendas, pero, podrías… ¿alejarte un poco?
Trató de hacer gestos que indicasen aquello mientras le sonreía con cierta incomodidad, pues no solo se trataba del mal olor, si no que empezaba a incomodarle bastante que no parase de moverse a su alrededor manoseándole.
Otra voz llamó su atención y vio entonces a otra persona que, muy posiblemente, sí que fuese de la misma especie que el niño, aunque en esta ocasión era un chico más alto y posiblemente mayor. Tenía muchísimo pelo delante de la cara, pero su tamaño y, sobre todo, su actitud le hacía pensar que sí que debía tratarse de alguien de más edad. Dijo una palabra muy corta que dedujo que se trataría de un saludo, y Räg decidió devolvérselo junto a una reverencia.
—Hola —le dijo también con una sonrisa.
Las características físicas de aquellas personas todavía se le hacían difíciles de asimilar, pero desde luego ninguno de los dos parecía tener malas intenciones aunque el niño estuviese siendo un tanto invasivo.
>>No te entiendo, lo siento —le dijo negando con la cabeza cuando notó que se dirigía a él específicamente y respondiendo así indirectamente a la pregunta sin saberlo.
Un movimiento en la periferia de su visión le hizo girarse hacia donde, recordó, había creído ver una figura antes de que apareciese aquella persona que se fue corriendo. Esta vez pudo verle a luz de las antorchas: la cabeza de otra persona con pelo en la cabeza, similar a los dos con los que ya estaba intentando comunicarse. Desde la distancia no podía distinguir detalles, por lo que supuso que se trataría de otra persona igual que el niño y el otro chico. Lo que estaba claro es que los estaba mirando fijamente, pero sin atreverse a asomar más que la cabeza.
Rägjynn se acercó con pasos cortos y alzando las manos. Una vez estuvo delante de la persona de pelo azul, detalle que volvió a recordarle a Giz, pudo ver que a diferencia de los otros, esta persona tenía unas protuberancias a ambos lados de la cara similares a las orejas de algunos animales diferentes de las que le había visto al niño… y unos pequeños cuernos, cosa de la que este también carecía. Lo cierto es que no podía estar seguro de si el otro chico mayor se parecía más a uno u otro, porque el pelo impedía ver casi nada de su rostro. ¿Serían de especies diferentes o solo era una característica de aquella gente a piel descubierta y pelo en la cabeza? En cualquier caso, quería evitar que la nueva persona se asustase más, por lo que también le dedicó una reverencia a una distancia prudencial.
—Hola, ¿vienes con nosotros? —le dijo esbozando una sonrisa y señalando a las otras dos personas.
—¡E… espera! —intentó decirle en vano, alejándose un poco más de donde estaba.
No se atrevió a ir tras la persona, pero dada su reacción era probable que compartiesen circunstancias… Pero claramente no era un mjörní a pesar de que apenas había podido echar un vistazo. Cada vez estaba más convencido de que Giz le había dicho la verdad con lo de estar en otro mundo, aunque todavía no podía asegurarlo.
<<Él dijo… que este era un mundo que compartía pasado con Mjörne…>> recordó aquel detalle aleatorio de pronto, su mente buscando algo a lo que aferrarse para intentar encontrar algún sentido a la situación en la que se encontraba. Era demasiado pronto, sin embargo, para llegar a ninguna conclusión; aunque sí debía llegar a una resolución. Necesitaba moverse de allí y tratar de buscar a otras personas. Quizás hubiese algún otro mjörní o al menos alguien que entendiese su idioma, como Giz.
Sin embargo, lo que apareció fue el dueño de una de las voces que oyó gritar hacía un rato. Un… algo. No, alguien. Una persona de pequeño tamaño, (¿un niño pequeño?) muchísimo más extraño que Giz. Comenzó a dar vueltas a su alrededor hablando en aquel idioma incomprensible y el mjörní se asustó un poco cuando empezó a tocarle sus ropas y sus escamas. Podía comprender hasta cierto punto la curiosidad, pues a él también le resultaba muy curioso su falta de las mismas y su pelo en la cabeza. Creía que la figura que había salido corriendo se le parecía un poco, pero no estaba seguro.
—Esto… hola… —intentó decirle al que creía un niño de alguna especie de otro mundo… ¿o quizás de aquel mismo en el que se encontraban?
De pronto, mientras el pequeño seguía curioseando a su alrededor, Räg arrugó la nariz: olía mal. Como algún animal mamífero sucio. Lo cierto es que si se fijaba bien parecía estar cubierto de suciedad, probablemente por eso oliese así.
>>Uhm… No creo que me entiendas, pero, podrías… ¿alejarte un poco?
Trató de hacer gestos que indicasen aquello mientras le sonreía con cierta incomodidad, pues no solo se trataba del mal olor, si no que empezaba a incomodarle bastante que no parase de moverse a su alrededor manoseándole.
Otra voz llamó su atención y vio entonces a otra persona que, muy posiblemente, sí que fuese de la misma especie que el niño, aunque en esta ocasión era un chico más alto y posiblemente mayor. Tenía muchísimo pelo delante de la cara, pero su tamaño y, sobre todo, su actitud le hacía pensar que sí que debía tratarse de alguien de más edad. Dijo una palabra muy corta que dedujo que se trataría de un saludo, y Räg decidió devolvérselo junto a una reverencia.
—Hola —le dijo también con una sonrisa.
Las características físicas de aquellas personas todavía se le hacían difíciles de asimilar, pero desde luego ninguno de los dos parecía tener malas intenciones aunque el niño estuviese siendo un tanto invasivo.
>>No te entiendo, lo siento —le dijo negando con la cabeza cuando notó que se dirigía a él específicamente y respondiendo así indirectamente a la pregunta sin saberlo.
Un movimiento en la periferia de su visión le hizo girarse hacia donde, recordó, había creído ver una figura antes de que apareciese aquella persona que se fue corriendo. Esta vez pudo verle a luz de las antorchas: la cabeza de otra persona con pelo en la cabeza, similar a los dos con los que ya estaba intentando comunicarse. Desde la distancia no podía distinguir detalles, por lo que supuso que se trataría de otra persona igual que el niño y el otro chico. Lo que estaba claro es que los estaba mirando fijamente, pero sin atreverse a asomar más que la cabeza.
Rägjynn se acercó con pasos cortos y alzando las manos. Una vez estuvo delante de la persona de pelo azul, detalle que volvió a recordarle a Giz, pudo ver que a diferencia de los otros, esta persona tenía unas protuberancias a ambos lados de la cara similares a las orejas de algunos animales diferentes de las que le había visto al niño… y unos pequeños cuernos, cosa de la que este también carecía. Lo cierto es que no podía estar seguro de si el otro chico mayor se parecía más a uno u otro, porque el pelo impedía ver casi nada de su rostro. ¿Serían de especies diferentes o solo era una característica de aquella gente a piel descubierta y pelo en la cabeza? En cualquier caso, quería evitar que la nueva persona se asustase más, por lo que también le dedicó una reverencia a una distancia prudencial.
—Hola, ¿vienes con nosotros? —le dijo esbozando una sonrisa y señalando a las otras dos personas.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Prisión
05/03/23, 12:03 am
Entre todo aquel caos, Ethan vio la luz al escuchar por fin, un idioma que sí conocía. El rostro se le lleno de una amplia sonrisa, que tonto de él, perdió al darse cuenta de quien era el origen de la voz. Tras incorporarse y quitarse el polvo que se le empezaba a acumular en los pantalones trato de recuperar un rostro amable en un intento de crear una falsa sensación de tranquilidad.
Ese joven le sacaba una cabeza, dos cuerpos y seguramente podría matarle con un solo brazo. Ni hablar de su ropa, que bien podría indicar que se había escapado de un reformatorio de menores o de que su afición favorita era dar al blanco con su puño en caras ajenas. Fuera lo que fuese, y tras un breve e incómodo silencio Ethan decidió optar por la opción positiva.
Si lo que él decía era cierto, los dos eran igual de víctimas. Así que al menos podría contar con una persona que a primera vista parecía bastante capaz. Aunque, otro problema era la recién llegada. Disfraza aún de halloween, hablando en un idioma que definitivamente desconocía y si, también podría matarle con un solo brazo si se lo proponía.
-Ah eh... Un placer mate, me alegro de que haya alguien al que pueda entender. Pero siento decirte que estoy igual que tú. Esa mujer nos ha tenido que secuestrar y peor aún, no has escuchado un niño?? Deberíamos de ir a buscar al resto y buen-
Se quedó a mitad de oración cuando de la celda cercana emergió otra persona disfrazada. Gritó algo en un idioma que efectivamente tampoco conocía y tan rápido como había decidido provocarle una taquicardia, desapareció dando un portazo.
¿¿Pero a cuántas personas habían secuestrado?? No podía ser que tuviera tan mala suerte de haber caído en la red más grande de tráfico de órganos. Cuanto más pensaba en ello, peor era el complot que se hacía en su cabeza. Había creado un ejercicio de matemáticas cuya solución sólo le aterraba.
<<4 personas han sido secuestradas en el mismo día de Halloween, teniendo en cuenta los cambios de hora y las nacionalidades de los mismos escoge tu respuesta:
A) Esa tal Kaeyo, dueña de la mafia tiene el suficiente poder como para poseer un Jet privado, atrapando la misma noche a un Londinense y a un Americano entre otras nacionalidades. En cuyo caso, seguramente tenga respaldo de las altas cúpulas.
B) No ha sido en la misma noche, lo que significa que alguno de ellos llevan bastante más tiempo del que podrían razonar drogados, quizá hasta en coma.
C) Te da igual, vas a morir asúmelo.>>
-Seh... Estamos jodidos -Pensó en voz alta-. Bueno quiero decir... Vamos, por partes... ¿Puedes intentar comunicarte con tu amiga que yo no la entiendo? E intento ir a hablar con... El otro.
No espero una respuesta afirmativa. La nueva se había referido a él, así que confiaba en la familiaridad de ambos. Y sinceramente, ahora que se sentía algo seguro con la compañía de semejantes bestias era la oportunidad perfecta para buscar una ruta de escape.
Sorpresa la suya, que cuando fue a dirigirse a la puerta se encontró a un pequeño de camino. Rezagado y con cara de absoluto terror. Aunque sintió absoluta lástima, dio las gracias por ello ya que los nervios que pudiera haber acumulado hasta ahora, se empezaron a disipar en cuanto entendió, que había alguien más pequeño al que proteger.
Decidió acercarse con cautela, saludando con ambas manos en un intento de que, si no compartían idioma al menos pudiera entender que no iba a malas. En cuanto apenas les separaba un trecho, se colocó de cuclillas, sin querer recortar la distancia del todo por evitar crear una situación horrorosamente tensa para el pobre.
-¡Hola peque! ¿Estas solo?
Preguntó con un tono de voz suave y una sonrisa afable.
Ese joven le sacaba una cabeza, dos cuerpos y seguramente podría matarle con un solo brazo. Ni hablar de su ropa, que bien podría indicar que se había escapado de un reformatorio de menores o de que su afición favorita era dar al blanco con su puño en caras ajenas. Fuera lo que fuese, y tras un breve e incómodo silencio Ethan decidió optar por la opción positiva.
Si lo que él decía era cierto, los dos eran igual de víctimas. Así que al menos podría contar con una persona que a primera vista parecía bastante capaz. Aunque, otro problema era la recién llegada. Disfraza aún de halloween, hablando en un idioma que definitivamente desconocía y si, también podría matarle con un solo brazo si se lo proponía.
-Ah eh... Un placer mate, me alegro de que haya alguien al que pueda entender. Pero siento decirte que estoy igual que tú. Esa mujer nos ha tenido que secuestrar y peor aún, no has escuchado un niño?? Deberíamos de ir a buscar al resto y buen-
Se quedó a mitad de oración cuando de la celda cercana emergió otra persona disfrazada. Gritó algo en un idioma que efectivamente tampoco conocía y tan rápido como había decidido provocarle una taquicardia, desapareció dando un portazo.
¿¿Pero a cuántas personas habían secuestrado?? No podía ser que tuviera tan mala suerte de haber caído en la red más grande de tráfico de órganos. Cuanto más pensaba en ello, peor era el complot que se hacía en su cabeza. Había creado un ejercicio de matemáticas cuya solución sólo le aterraba.
<<4 personas han sido secuestradas en el mismo día de Halloween, teniendo en cuenta los cambios de hora y las nacionalidades de los mismos escoge tu respuesta:
A) Esa tal Kaeyo, dueña de la mafia tiene el suficiente poder como para poseer un Jet privado, atrapando la misma noche a un Londinense y a un Americano entre otras nacionalidades. En cuyo caso, seguramente tenga respaldo de las altas cúpulas.
B) No ha sido en la misma noche, lo que significa que alguno de ellos llevan bastante más tiempo del que podrían razonar drogados, quizá hasta en coma.
C) Te da igual, vas a morir asúmelo.>>
-Seh... Estamos jodidos -Pensó en voz alta-. Bueno quiero decir... Vamos, por partes... ¿Puedes intentar comunicarte con tu amiga que yo no la entiendo? E intento ir a hablar con... El otro.
No espero una respuesta afirmativa. La nueva se había referido a él, así que confiaba en la familiaridad de ambos. Y sinceramente, ahora que se sentía algo seguro con la compañía de semejantes bestias era la oportunidad perfecta para buscar una ruta de escape.
Sorpresa la suya, que cuando fue a dirigirse a la puerta se encontró a un pequeño de camino. Rezagado y con cara de absoluto terror. Aunque sintió absoluta lástima, dio las gracias por ello ya que los nervios que pudiera haber acumulado hasta ahora, se empezaron a disipar en cuanto entendió, que había alguien más pequeño al que proteger.
Decidió acercarse con cautela, saludando con ambas manos en un intento de que, si no compartían idioma al menos pudiera entender que no iba a malas. En cuanto apenas les separaba un trecho, se colocó de cuclillas, sin querer recortar la distancia del todo por evitar crear una situación horrorosamente tensa para el pobre.
-¡Hola peque! ¿Estas solo?
Preguntó con un tono de voz suave y una sonrisa afable.
- Seth
Ficha de cosechado
Nombre: Connor
Especie: Humano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad, rapidez mentalPersonajes :
● Devoss: Humano (Países Bajos) Licántropo Tigre
● Maila: Humana (Hawaii) Bruja de la Arena
●Connor: Humano (Canadá)
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Sufre episodios de insomnio. Tendrá episodios de vértigo postural, más frecuentes al levantarse tras dormir, que pueden durar desde minutos a varias horas.
Re: Prisión
05/03/23, 11:01 am
Connor vigiló aquella oscuridad por si había algún peligro, mientras esperaba que la persona con acento británico acabara acercándose. Ésta finalmente lo hizo y gracias a que sus ojos se habían acostumbrado un poco a la penumbra pudo reconocerlo como un chico con rasgos algo asiáticos y el pelo negro recogido en una coleta. El motero levantaría una ceja algo confundido por ese breve silencio que se había tomado y antes de que pudieran hablar apareció una chica disfrazada de Halloween o muy gótica, que empezó a hablar en su dirección en un idioma que no entendía. El tono le pareció algo autoritario, pero al no tener ni idea de lo que decía no podía saberlo con certeza. Connor la miraría unos segundos y después se giraría hacia el chico con el mechero encendido aún, siendo el único con el que podía entenderse le importaba más bien poco lo que pudiera decir ella en su extraño lenguaje.
Lo escucharía mientras miraba de vez en cuando hacia los lados. Por lo que decía estaban en la misma situación, pero desconfiado como era con los extraños Connor pondría aquella información en duda hasta que estuviera seguro del todo. Venía así casi de fábrica y era prácticamente imposible cambiar esa faceta suya, más todavía si se encontraba en un sitio desconocido lejos de su hogar y con extraños a su alrededor. Mientras estudiaba para sus adentros cómo se comportaba también echaba rápidas miradas hacia la chica gótica. Justo en ese momento una puerta se abrió de sopetón y Connor giró rápidamente la cabeza hacia allí alarmado y en guardia, pero tan rápido como se había abierto se cerró de golpe, provocando un buen estruendo. No le dio tiempo, pero juraría que había visto...¿pelaje y orejas? Lo atribuiría a algún puto disfraz, como llevaba la que tenía enfrente. Cuando el chico empezó a decirle si podía hablar con la chica y se marchó Connor frunció el ceño molesto.
-¿Qué cojones dices? No tengo ni puta idea de quién es ésta de aquí.- Le diría bruscamente y confundido, mientras señalaba con la cabeza a la chica de Halloween. Pero no sabía si lo escucharía, ya que se había alejado. Entre la penumbra vio que se había agachado y conversaba con alguien. Le había hablado al británico porque se entendían y para ver si sabía algo que a él se le escapaba. Era una clara ventaja teniendo en cuenta lo jodidos que estaban. Pero ni de coña pensaba hacer de hermanitas de la caridad como pretendía el otro, ayudando a los demás. El que se fuera sin dejarle tiempo a replicar le había hecho poner una mueca de enfado, ya que le pareció que le estaba dando órdenes. Y él solo recibía órdenes de la banda.
Iba a contestarle pero pasados unos segundos lo pensó mejor, aquella gente estaba igual que ellos seguramente, como había sospechado antes. Así que no era mala idea del todo intentar encontrar a los demás. Todos sus años en la banda le habían enseñado que el grupo te hacía fuerte, y en este caso, era más fácil evitar el peligro si mataban a otro en lugar de a él... Connor suspiró cansado, antes de mirar a la chica con el ceño fruncido, estudiándola. Se guardó el mechero, ya que había cumplido la función de atraer al británico y se cruzó de brazos antes de hablar.
-No vas a entender una mierda de lo que diga, ¿verdad?...¿También te han secuestrado?- Le preguntó sin esperar realmente que le contestara a nada, con tono serio.- Me llamo Connor...Cooooonnor-. Se presentaría dándose suaves golpecitos con el puño en el pecho, intentando vocalizar lo máximo posible para que aquella chica gótica y rara no se perdiera. -Dime que entiendes algo de lo que te digo, porque no tengo todo el puto día, hostias.- Diría mientras se volvía a cruzar de brazos.
Lo escucharía mientras miraba de vez en cuando hacia los lados. Por lo que decía estaban en la misma situación, pero desconfiado como era con los extraños Connor pondría aquella información en duda hasta que estuviera seguro del todo. Venía así casi de fábrica y era prácticamente imposible cambiar esa faceta suya, más todavía si se encontraba en un sitio desconocido lejos de su hogar y con extraños a su alrededor. Mientras estudiaba para sus adentros cómo se comportaba también echaba rápidas miradas hacia la chica gótica. Justo en ese momento una puerta se abrió de sopetón y Connor giró rápidamente la cabeza hacia allí alarmado y en guardia, pero tan rápido como se había abierto se cerró de golpe, provocando un buen estruendo. No le dio tiempo, pero juraría que había visto...¿pelaje y orejas? Lo atribuiría a algún puto disfraz, como llevaba la que tenía enfrente. Cuando el chico empezó a decirle si podía hablar con la chica y se marchó Connor frunció el ceño molesto.
-¿Qué cojones dices? No tengo ni puta idea de quién es ésta de aquí.- Le diría bruscamente y confundido, mientras señalaba con la cabeza a la chica de Halloween. Pero no sabía si lo escucharía, ya que se había alejado. Entre la penumbra vio que se había agachado y conversaba con alguien. Le había hablado al británico porque se entendían y para ver si sabía algo que a él se le escapaba. Era una clara ventaja teniendo en cuenta lo jodidos que estaban. Pero ni de coña pensaba hacer de hermanitas de la caridad como pretendía el otro, ayudando a los demás. El que se fuera sin dejarle tiempo a replicar le había hecho poner una mueca de enfado, ya que le pareció que le estaba dando órdenes. Y él solo recibía órdenes de la banda.
Iba a contestarle pero pasados unos segundos lo pensó mejor, aquella gente estaba igual que ellos seguramente, como había sospechado antes. Así que no era mala idea del todo intentar encontrar a los demás. Todos sus años en la banda le habían enseñado que el grupo te hacía fuerte, y en este caso, era más fácil evitar el peligro si mataban a otro en lugar de a él... Connor suspiró cansado, antes de mirar a la chica con el ceño fruncido, estudiándola. Se guardó el mechero, ya que había cumplido la función de atraer al británico y se cruzó de brazos antes de hablar.
-No vas a entender una mierda de lo que diga, ¿verdad?...¿También te han secuestrado?- Le preguntó sin esperar realmente que le contestara a nada, con tono serio.- Me llamo Connor...Cooooonnor-. Se presentaría dándose suaves golpecitos con el puño en el pecho, intentando vocalizar lo máximo posible para que aquella chica gótica y rara no se perdiera. -Dime que entiendes algo de lo que te digo, porque no tengo todo el puto día, hostias.- Diría mientras se volvía a cruzar de brazos.
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