Las Polillas
5 participantes
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Las Polillas
25/09/20, 09:46 am
Reina
Se había percatado de algo, desde hace semanas ya. Era algo insignificante e increíblemente aburrido en la realidad de la que vivían, pero Reina, sin quererlo realmente, se había acostumbrado a visitarlas. Arriba, en la azotea, enganchadas a un listón, y mirando hacia la pared, había escondidas unas crisálidas. Reina las había contado. Había tantas de esas pequeñas cápsulas como cosechados en el torreón. Reina nunca habría pecado de supersticiosa, y, bien sabia que técnicamente era cristiana aunque no le supiera rezar a Cristo. Pero aún así, le recordó al budo de los monjes-guerrero de las montañas, de sus comuniones con la naturaleza y espíritus. Después de todo, Reina se sintió directamente interesada por el bienestar de las crisálidas. Y le dolía admitirlo.
Por ello, se dedicó paulatinamente a visitar la azotea y comprobar los capullos entreverse, oscurecerse y endurecerse. Claro estaba, que aquello no podía ser rutina, a iguales partes porque no quería atraer la atención sobre su descubrimiento hasta por lo menos que eclosionasen y que por otra parte Alec ocupaba la azotea para si mismo y, cuando no, un olor desagradable habitaba el suelo, olor que Reina tardó bien poco en asociar al blanco.
Y sin embargo, encontró las pequeñas oportunidades para comprobar las crisálidas. Poco a poco pudo catalogar toda la evolución de la crisálida hasta casi poder acertar cuando eclosionarían. Por supuesto, nunca antes lo había hecho y ni si quiera sabia si las criaturas que saldrían serían mariposas, polillas o alguna criatura infernal de la ciudad. Pero aquello le recordaba a la normalidad, al hogar. Apostó que aquellos insectos estaban casi tan asustados de la ciudad como ellos mismos. Y no seria Reina quien rompiera su seguridad, su hogar. Y, además. estaba segura que seria un verdadero espectáculo verlas tomar vuelo la primera vez.
Y así pues las semanas se hicieron un mes, casi dos, para cuando en una de sus visitas, casi como una niña en la mañana de navidad, giró a ver al otro lado del listón las crisálidas ennegrecidas y gordas. Al fijarse más de cerca, contuvo un suspiro, estaban ya apuntito. De hecho... ¡Algunas ya habian salido! Eran polillas podia ver. De un color grisáceo oscuro, con collarines y antenas peludas de un color mucho más claro. Tres, no, cuatro estaban fuera, descansando no muy lejos de sus crisálidas durante lo que suponía Reina que era el tiempo en el que llenaban sus alas de sangre. Por otra parte, Reina se alegró que no tenían como colmillos, garras o algo horrible. Parecían polillas exóticas, pero polillas.
Sin darse cuenta le estaba sonriendo a unos insectos. Se alegró que no hubiera nadie que le viera haberlo hecho, pero por otra parte se recordó que seguramente los otros querrían verlo también.
—Esperad un momento. No os vayáis.— les pidió educadamente a las polillas antes de girarse en seco y bajar las escaleras a una planta más baja desde donde le podrían oír.—¡Chicos! ¡Venid a ver esto!— le traicionó la emoción en la voz, de nuevo, la alegoría navideña no se le perdía a la nipona.
Reina se adelantó y subió a la azotea de nuevo, escuchando los distantes pasos de los cosechados. Estaba tan excitada por enseñarles y, no estaba segura porque. Solo eran polillas, se decía. Un insecto más, de seguro que se comerían su ropa o visillos. No era motivo de celebración. Pero, por otra parte, si las polillas consiguieron sobrevivir, si consiguieron evolucionar y hacerse más fuertes en tan inhospitable lugar, quizás, quizás ellos aún pudieran tener esperanzas.
La nipona subió apresuradamente los escalones a la azotea y le recibió un revoloteó. Pequeñas alas oscuras que saltaron de una pared a la otra. Ya habían salido nueve y revoloteaban pequeñas distancias, acostumbrándose al vuelo sin duda. Se conformaban con lograr pequeños saltos con planeo, Reina entendía. Se le escapó otra sonrisa cuando escuchó a sus compañeros llegar a la azotea. Con un dedo y una excitada mirada, Reina apuntó hacia las polillas revoloteando. Cierto era, que comparadas con mariposas no eran criaturas hermosas, pero tenían su encanto y ella esperaba que los demás pudieran apreciarlo. Más y más polillas abandonaban sus crisálidas y se aventuraban al mundo exterior, estiraban sus alas y hacían sus primeros , y torpes, vuelos
—Las encontré hace unas semanas.— confesó. —Quería avisaros en cuanto salieran del capullo... ¿Veis? Tocamos a una por cabeza...—
Se giró de nuevo y visualizó las crisálidas que quedaban que ya eran bien pocas. Verlas revolotear por encima de sus cabezas, buscando las corrientes de aire y aventurándose al mundo exterior, le llenó de esperanza. No sabia si los demás compartirían sus sentimientos, pero daba igual. En gran parte, aquel momento era para quienes lo querían apreciar.
Quizás por la situación, por la alegría y el jolgorio. Por compartir, Reina mencionó algo en voz alta.
—Me recuerdan al cerezo viejo que teniamos en la casa veraniega. Estaba enfermo y las hojas caian de un color oscuro y poco a poco. Cuando murió plantamos uno nuevo y...—
Algo le sobresaltó a la nipona cuando, por la esquina del ojo se percató de lo que pensaba que era una orbe roja que les pasó zumbando por encima de las cabezas y se quedó agarrado a una de las paredes. En su camino, había dejado brasas y polvo. Como una onda explosiva, las polillas comenzaron a revolotear en pánico. Fue entonces cuando Reina se percató de qué era. Un murciélago de fuego, perchado y masticando diabólicamente un ala de color gris oscuro. Se había comido una polilla.
—No puede ser...—musitó Reina. Otros dos murciélagos de fuego se aventuraron dentro de la azotea y tomaron sus presas. Las polillas, en pánico, intentaron volar hacia el exterior, hacia la libertad. En mitad del vuelo fueron presa una vez más de tal letal depredador, arrancándolas del aire como quien cogía una prenda del armario. De las pocas que llegaron al exterior, se vieron de bruces con otro torrente de murciélagos que tras hacer una pasada, las hicieron desaparecer. Una vez terminaron de cazar las que volaban, pasaron a las que aun no habían tratado volar, y después de ellas a las crisálidas aun sin eclosionar. No dejaron ni una viva. Devoraron lo que se encontraron y desaparecieron por donde vinieron.
Aquello, que había pasado en segundos a Reina le sintió como milenios y con el peso de la impresión las imágenes, de sus sentimientos desgarrados, se dio la vuelta y, cubriéndose la cara, chilló. Chilló de rabia y chilló de dolor. ¿Era este el destino que les deparaba? ¿Habían estado sufriendo tanto para que las esperanzas se les fueran robadas al último instante?
Todo. En un solo instante de violencia.
Se había percatado de algo, desde hace semanas ya. Era algo insignificante e increíblemente aburrido en la realidad de la que vivían, pero Reina, sin quererlo realmente, se había acostumbrado a visitarlas. Arriba, en la azotea, enganchadas a un listón, y mirando hacia la pared, había escondidas unas crisálidas. Reina las había contado. Había tantas de esas pequeñas cápsulas como cosechados en el torreón. Reina nunca habría pecado de supersticiosa, y, bien sabia que técnicamente era cristiana aunque no le supiera rezar a Cristo. Pero aún así, le recordó al budo de los monjes-guerrero de las montañas, de sus comuniones con la naturaleza y espíritus. Después de todo, Reina se sintió directamente interesada por el bienestar de las crisálidas. Y le dolía admitirlo.
Por ello, se dedicó paulatinamente a visitar la azotea y comprobar los capullos entreverse, oscurecerse y endurecerse. Claro estaba, que aquello no podía ser rutina, a iguales partes porque no quería atraer la atención sobre su descubrimiento hasta por lo menos que eclosionasen y que por otra parte Alec ocupaba la azotea para si mismo y, cuando no, un olor desagradable habitaba el suelo, olor que Reina tardó bien poco en asociar al blanco.
Y sin embargo, encontró las pequeñas oportunidades para comprobar las crisálidas. Poco a poco pudo catalogar toda la evolución de la crisálida hasta casi poder acertar cuando eclosionarían. Por supuesto, nunca antes lo había hecho y ni si quiera sabia si las criaturas que saldrían serían mariposas, polillas o alguna criatura infernal de la ciudad. Pero aquello le recordaba a la normalidad, al hogar. Apostó que aquellos insectos estaban casi tan asustados de la ciudad como ellos mismos. Y no seria Reina quien rompiera su seguridad, su hogar. Y, además. estaba segura que seria un verdadero espectáculo verlas tomar vuelo la primera vez.
Y así pues las semanas se hicieron un mes, casi dos, para cuando en una de sus visitas, casi como una niña en la mañana de navidad, giró a ver al otro lado del listón las crisálidas ennegrecidas y gordas. Al fijarse más de cerca, contuvo un suspiro, estaban ya apuntito. De hecho... ¡Algunas ya habian salido! Eran polillas podia ver. De un color grisáceo oscuro, con collarines y antenas peludas de un color mucho más claro. Tres, no, cuatro estaban fuera, descansando no muy lejos de sus crisálidas durante lo que suponía Reina que era el tiempo en el que llenaban sus alas de sangre. Por otra parte, Reina se alegró que no tenían como colmillos, garras o algo horrible. Parecían polillas exóticas, pero polillas.
Sin darse cuenta le estaba sonriendo a unos insectos. Se alegró que no hubiera nadie que le viera haberlo hecho, pero por otra parte se recordó que seguramente los otros querrían verlo también.
—Esperad un momento. No os vayáis.— les pidió educadamente a las polillas antes de girarse en seco y bajar las escaleras a una planta más baja desde donde le podrían oír.—¡Chicos! ¡Venid a ver esto!— le traicionó la emoción en la voz, de nuevo, la alegoría navideña no se le perdía a la nipona.
Reina se adelantó y subió a la azotea de nuevo, escuchando los distantes pasos de los cosechados. Estaba tan excitada por enseñarles y, no estaba segura porque. Solo eran polillas, se decía. Un insecto más, de seguro que se comerían su ropa o visillos. No era motivo de celebración. Pero, por otra parte, si las polillas consiguieron sobrevivir, si consiguieron evolucionar y hacerse más fuertes en tan inhospitable lugar, quizás, quizás ellos aún pudieran tener esperanzas.
La nipona subió apresuradamente los escalones a la azotea y le recibió un revoloteó. Pequeñas alas oscuras que saltaron de una pared a la otra. Ya habían salido nueve y revoloteaban pequeñas distancias, acostumbrándose al vuelo sin duda. Se conformaban con lograr pequeños saltos con planeo, Reina entendía. Se le escapó otra sonrisa cuando escuchó a sus compañeros llegar a la azotea. Con un dedo y una excitada mirada, Reina apuntó hacia las polillas revoloteando. Cierto era, que comparadas con mariposas no eran criaturas hermosas, pero tenían su encanto y ella esperaba que los demás pudieran apreciarlo. Más y más polillas abandonaban sus crisálidas y se aventuraban al mundo exterior, estiraban sus alas y hacían sus primeros , y torpes, vuelos
—Las encontré hace unas semanas.— confesó. —Quería avisaros en cuanto salieran del capullo... ¿Veis? Tocamos a una por cabeza...—
Se giró de nuevo y visualizó las crisálidas que quedaban que ya eran bien pocas. Verlas revolotear por encima de sus cabezas, buscando las corrientes de aire y aventurándose al mundo exterior, le llenó de esperanza. No sabia si los demás compartirían sus sentimientos, pero daba igual. En gran parte, aquel momento era para quienes lo querían apreciar.
Quizás por la situación, por la alegría y el jolgorio. Por compartir, Reina mencionó algo en voz alta.
—Me recuerdan al cerezo viejo que teniamos en la casa veraniega. Estaba enfermo y las hojas caian de un color oscuro y poco a poco. Cuando murió plantamos uno nuevo y...—
Algo le sobresaltó a la nipona cuando, por la esquina del ojo se percató de lo que pensaba que era una orbe roja que les pasó zumbando por encima de las cabezas y se quedó agarrado a una de las paredes. En su camino, había dejado brasas y polvo. Como una onda explosiva, las polillas comenzaron a revolotear en pánico. Fue entonces cuando Reina se percató de qué era. Un murciélago de fuego, perchado y masticando diabólicamente un ala de color gris oscuro. Se había comido una polilla.
—No puede ser...—musitó Reina. Otros dos murciélagos de fuego se aventuraron dentro de la azotea y tomaron sus presas. Las polillas, en pánico, intentaron volar hacia el exterior, hacia la libertad. En mitad del vuelo fueron presa una vez más de tal letal depredador, arrancándolas del aire como quien cogía una prenda del armario. De las pocas que llegaron al exterior, se vieron de bruces con otro torrente de murciélagos que tras hacer una pasada, las hicieron desaparecer. Una vez terminaron de cazar las que volaban, pasaron a las que aun no habían tratado volar, y después de ellas a las crisálidas aun sin eclosionar. No dejaron ni una viva. Devoraron lo que se encontraron y desaparecieron por donde vinieron.
Aquello, que había pasado en segundos a Reina le sintió como milenios y con el peso de la impresión las imágenes, de sus sentimientos desgarrados, se dio la vuelta y, cubriéndose la cara, chilló. Chilló de rabia y chilló de dolor. ¿Era este el destino que les deparaba? ¿Habían estado sufriendo tanto para que las esperanzas se les fueran robadas al último instante?
Todo. En un solo instante de violencia.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Las Polillas
26/09/20, 12:44 pm
No sabía qué hacer en aquel momento, así que siguió a Reina de buen grado cuando les dijo que quería enseñarles algo en la azotea. A juzgar por su humor no parecía tratarse de algo malo o peligroso, lo cual era un buen cambio. Parecía tan emocionada que Lethe estaba incluso algo perpleja y, desde luego, no se esperaba que lo que fuese a enseñarles se tratase de…
—Polillas —dijo la obviedad.
Al menos eran insectos normales y corrientes, una pizca de normalidad en aquella ciudad de locos, y si a la humana le gustaban no pensaba juzgarla por ello: ella era la que se sabía el nombre de todos los peces de Dryfus. En realidad no estaba tan mal contemplar a aquellas pequeñas dar sus primeros pasos fuera de la crisálida, debía reconocer aunque no compartiese el entusiasmo de Reina.
La chica había comenzado a contarles algo sobre su hogar cuando apareció el primer murciélago en llamas. Aquellas criaturas ya les eran conocidas, solían revolotear alrededor del torreón muchas noches. Lo que ocurrió a continuación no sorprendió a la enderth, pero sí lo hizo el grito de Reina. Miró al resto de los presentes sin saber qué hacer. No comprendía del todo por qué aquello le había afectado tanto: se trataba del orden natural de las cosas y nada más. ¿Tanto le gustaban aquellos insectos? ¿O era algo más? Tal vez Reina no lo hubiese exteriorizado tanto como Luci pero empezaba a pensar que ella también se estaba viendo seriamente afectada por la situación.
—Polillas —dijo la obviedad.
Al menos eran insectos normales y corrientes, una pizca de normalidad en aquella ciudad de locos, y si a la humana le gustaban no pensaba juzgarla por ello: ella era la que se sabía el nombre de todos los peces de Dryfus. En realidad no estaba tan mal contemplar a aquellas pequeñas dar sus primeros pasos fuera de la crisálida, debía reconocer aunque no compartiese el entusiasmo de Reina.
La chica había comenzado a contarles algo sobre su hogar cuando apareció el primer murciélago en llamas. Aquellas criaturas ya les eran conocidas, solían revolotear alrededor del torreón muchas noches. Lo que ocurrió a continuación no sorprendió a la enderth, pero sí lo hizo el grito de Reina. Miró al resto de los presentes sin saber qué hacer. No comprendía del todo por qué aquello le había afectado tanto: se trataba del orden natural de las cosas y nada más. ¿Tanto le gustaban aquellos insectos? ¿O era algo más? Tal vez Reina no lo hubiese exteriorizado tanto como Luci pero empezaba a pensar que ella también se estaba viendo seriamente afectada por la situación.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Las Polillas
26/09/20, 08:19 pm
Adam estuvo comiendo una manzana, hábito que tomó de su maestro, cuando la chica asiática solicitó a todos que subiesen a ver algo, aparentemente bueno por la emoción que mostró Reina al decirlo. El ruso se animó a subir con los que se quisieron unir a Reina, intrigado por lo que podría ser.
Lethe dijo lo que eran, cosa que Adam no pudo deducir por su ignorancia del tema y ya en frío vio claro que sí eran polillas. Individualmente las consideraría hasta monas pero en conjunto se le antojaba desagradable la visión, retorciendo un poco la expresión con algo de grima. Por lo menos a Reina le gustaban, estando mucho más feliz de lo acostumbrado.
Ella comenzó a hablar de un cerezo suyo que murió cuando ocurrió algo repulsivo: unos murciélagos, los mismos que invadían los cielos nocturnos con frecuencia con sus alas prendidas, hicieron un festín con todas esas polillas. Adam suspiró por la nariz al ver a Reina en ese estado, gritando de rabia. A él no le gustó que aquellos murciélagos acabasen con esas polillas que acababan de nacer pero, ¿qué pudo hacer? Nada, la naturaleza es así y así será, por lo menos mataban por alimentarse y sobrevivir…
—Lo siento por ellas... —soltó en un intento de calmar a Reina. Justo iba a poner una mano en el hombro a la nipona pero se lo pensó dos veces, quizás sería algo incómodo.
Lethe dijo lo que eran, cosa que Adam no pudo deducir por su ignorancia del tema y ya en frío vio claro que sí eran polillas. Individualmente las consideraría hasta monas pero en conjunto se le antojaba desagradable la visión, retorciendo un poco la expresión con algo de grima. Por lo menos a Reina le gustaban, estando mucho más feliz de lo acostumbrado.
Ella comenzó a hablar de un cerezo suyo que murió cuando ocurrió algo repulsivo: unos murciélagos, los mismos que invadían los cielos nocturnos con frecuencia con sus alas prendidas, hicieron un festín con todas esas polillas. Adam suspiró por la nariz al ver a Reina en ese estado, gritando de rabia. A él no le gustó que aquellos murciélagos acabasen con esas polillas que acababan de nacer pero, ¿qué pudo hacer? Nada, la naturaleza es así y así será, por lo menos mataban por alimentarse y sobrevivir…
—Lo siento por ellas... —soltó en un intento de calmar a Reina. Justo iba a poner una mano en el hombro a la nipona pero se lo pensó dos veces, quizás sería algo incómodo.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Las Polillas
29/09/20, 07:21 pm
Amira subió a la azotea cuando Reina se lo pidió, con interés genuino. La actitud de la japonesa dejaba claro que era algo importante, o al menos algo que a ella le importaba, así que casi se sorprendió al ver que lo que había arriba eran una especie de mariposas…no, polillas. Lethe tenía razón.
No es que a Amira le gustaran especialmente los insectos, y probablemente si hubiera visto una polilla en su casa la hubiera echado por la ventana o aplastado, pero allí ni siquiera se atrevió a quejarse de que se comerían la ropa, porque Reina estaba genuinamente emocionada y porque probablemente era la cosa más normal que había pasado en meses y quería disfrutar de aquello.
Entonces empezó a contar una historia sobre su hogar, a la que Amira atendió con interés. Todos venían de sitios tan distintos que le gustaba oír aquellas cosas sobre sus vidas. Y entonces entraron los murciélagos flamígeros, que se comieron a las polillas. Era triste, pero no se podía hacer nada, y tal vez por eso el grito de la japonesa la dejó ligeramente confusa. Siempre había parecido tan racional que aquello le era raro. Tenía que haber algo más que unas polillas muriendo.
No sabía que decirle para hacerla sentir mejor, pero a diferencia de Adam, Amira sí que apoyó la mano en el hombro de la chica, porque a lo mejor el contacto le era reconfortante.
No es que a Amira le gustaran especialmente los insectos, y probablemente si hubiera visto una polilla en su casa la hubiera echado por la ventana o aplastado, pero allí ni siquiera se atrevió a quejarse de que se comerían la ropa, porque Reina estaba genuinamente emocionada y porque probablemente era la cosa más normal que había pasado en meses y quería disfrutar de aquello.
Entonces empezó a contar una historia sobre su hogar, a la que Amira atendió con interés. Todos venían de sitios tan distintos que le gustaba oír aquellas cosas sobre sus vidas. Y entonces entraron los murciélagos flamígeros, que se comieron a las polillas. Era triste, pero no se podía hacer nada, y tal vez por eso el grito de la japonesa la dejó ligeramente confusa. Siempre había parecido tan racional que aquello le era raro. Tenía que haber algo más que unas polillas muriendo.
No sabía que decirle para hacerla sentir mejor, pero a diferencia de Adam, Amira sí que apoyó la mano en el hombro de la chica, porque a lo mejor el contacto le era reconfortante.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Las Polillas
03/10/20, 11:47 pm
Kahlo no recordaba haber visto -u oído en este caso- a Reina tan animada antes. Le dedicó una mirada de confusión silenciosa a sus compañeros antes de dejar sus apuntes de magia y subir a ver de qué se trataba. Por el tono parecía algo bueno.
Al llegar la sorpresa fue... menos de la esperada. A Kahlo le costó ubicar los pequeños lepidópteros, todavía más compartir la emoción de Reina por ellos. Claro que le gustaban los insectos, polillas y escarabajos eran de sus criaturas favoritas, pero aquellas era mustias, sosas. Aún con esas no se cerró en banda, y dejó que la ilusión de Reina calase en su empatía. Dentro de lo que era Rocavarancolia podía ver su belleza, resultaba curioso que hubiera tantas como gente en el torreón, y que la nipona hubiera encontrado algo que la devolvía al hogar era algo bueno. No sería ella quien juzgase eso. El comentario obvio de Lethe, sin embargo, le hizo tragarse una risa.
La vida de las polillas fue corta, por desgracia. Como si la ciudad hubiese encontrado un tesoro secreto y les susurrase que no podían tener algo bonito sin su permiso, un grupo de murciélagos flamígeros se dio un festín con los bichitos ante la atenta mirada del grupo debajo. Kahlo frunció el ceño, decepcionada pero poco más. Era ley de vida, y ella no tenía el apego emocional con las polillas que Reina, con su grito, demostró tener. El chillido le hizo abrir los ojos de par en par, devolviéndole en seguida la mirada insegura a Lethe y los demás. A ella se le daba horrible consolar a gente, y en este caso la magnitud del problema escapaba a su comprensión.
—Lo siento, Reina... —fue lo único que dijo, colocándose cerca si con eso ayudaba de alguna forma.
Al llegar la sorpresa fue... menos de la esperada. A Kahlo le costó ubicar los pequeños lepidópteros, todavía más compartir la emoción de Reina por ellos. Claro que le gustaban los insectos, polillas y escarabajos eran de sus criaturas favoritas, pero aquellas era mustias, sosas. Aún con esas no se cerró en banda, y dejó que la ilusión de Reina calase en su empatía. Dentro de lo que era Rocavarancolia podía ver su belleza, resultaba curioso que hubiera tantas como gente en el torreón, y que la nipona hubiera encontrado algo que la devolvía al hogar era algo bueno. No sería ella quien juzgase eso. El comentario obvio de Lethe, sin embargo, le hizo tragarse una risa.
La vida de las polillas fue corta, por desgracia. Como si la ciudad hubiese encontrado un tesoro secreto y les susurrase que no podían tener algo bonito sin su permiso, un grupo de murciélagos flamígeros se dio un festín con los bichitos ante la atenta mirada del grupo debajo. Kahlo frunció el ceño, decepcionada pero poco más. Era ley de vida, y ella no tenía el apego emocional con las polillas que Reina, con su grito, demostró tener. El chillido le hizo abrir los ojos de par en par, devolviéndole en seguida la mirada insegura a Lethe y los demás. A ella se le daba horrible consolar a gente, y en este caso la magnitud del problema escapaba a su comprensión.
—Lo siento, Reina... —fue lo único que dijo, colocándose cerca si con eso ayudaba de alguna forma.
- ♪♫♬:
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Las Polillas
26/10/20, 10:03 am
Reina
En un instante se la habia dejado caer. La cara, ¿dónde estaba su cara? La nipona se cubrió el gesto. Lágrimas de rabia y dolor que fueron arrancadas de sus ojos con ansiedad. Resopló e intentó calmarse atropelladamente. Empujando el sentimiento debajo, muy por debajo de la superficie. Su concentración en mitad de tamaña vergüenza fue interrumpida por una mano. Reina se giró sobre si misma, cara a cara con Amira. Las mejillas ruborizadas de impudicia, los ojos, abatidos mientras que, a la desesperada, moldeaba su gesto cual arcilla intentando volver a su neutralidad habitual.
―Ruego que me perdonéis por haber levantado la voz. Me he llevado un gran susto y no he podido contenerme.― mintió notando el frío en las mejillas. Subconscientemente, se llevó las manos a la cara, una vez más. Quizás porque sentia verguenza, quizás porque no se sentia lo suficientemente confiada de su cara en ese momento, o quizás porque estaban demasiado cerca para su gusto, especialmente en aquella situación. Casi como meter el dedo en la llaga, sus compañeros eran incapaces de leer el aire y no era el momento ni el lugar para ser inoportuna.
―Lo siento.― repitió en un sollozo contenido que no escapó sus labios. ―Son solo polillas no se por qué me...―
No podia evitar girarse de nuevo y esconder el rostro. Era demasiado, demasiado embotellado.
―Ruego que me perdonéis por haber levantado la voz. Me he llevado un gran susto y no he podido contenerme.― mintió notando el frío en las mejillas. Subconscientemente, se llevó las manos a la cara, una vez más. Quizás porque sentia verguenza, quizás porque no se sentia lo suficientemente confiada de su cara en ese momento, o quizás porque estaban demasiado cerca para su gusto, especialmente en aquella situación. Casi como meter el dedo en la llaga, sus compañeros eran incapaces de leer el aire y no era el momento ni el lugar para ser inoportuna.
―Lo siento.― repitió en un sollozo contenido que no escapó sus labios. ―Son solo polillas no se por qué me...―
No podia evitar girarse de nuevo y esconder el rostro. Era demasiado, demasiado embotellado.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Las Polillas
26/10/20, 08:32 pm
Adam agradeció que Amira se atreviese a tomar contacto físico con Reina, sintiéndose mal por no atreverse a ello. De igual manera les demás pusieron de su parte para tratar de calmar a su compañera.
De pronto comenzó a disculparse, una disculpa que no tuvo motivo a sus ojos. Liberó sus sentimientos y eso no le pareció en absoluto malo.
—No hace falta una disculpa —Adam jugó con sus dedos teniendo las manos aun bajadas—. Si necesitabas soltar un poco de peso de encima lo entiendo, no hay nada de malo en desahogarse —soltó recordando su propia imagen lloriqueando delante de algunos del torreón, sintió vergüenza en su momento pero más dolía aguantar todo lo malo dentro. Esperó no pasarse de la lengua, no conocía de nada a Reina.
De pronto comenzó a disculparse, una disculpa que no tuvo motivo a sus ojos. Liberó sus sentimientos y eso no le pareció en absoluto malo.
—No hace falta una disculpa —Adam jugó con sus dedos teniendo las manos aun bajadas—. Si necesitabas soltar un poco de peso de encima lo entiendo, no hay nada de malo en desahogarse —soltó recordando su propia imagen lloriqueando delante de algunos del torreón, sintió vergüenza en su momento pero más dolía aguantar todo lo malo dentro. Esperó no pasarse de la lengua, no conocía de nada a Reina.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Las Polillas
01/11/20, 03:44 pm
Amira miró a Reina cuando esta se giró, con preocupación a ver su rostro. Se le hacía raro verla mostrar tantas emociones, pero no lo veía como algo mal. Es más, consideraba que desahogarse de aquella manera era algo necesario a veces. La situación en la que estaban era muy estresante, y por mucho que hubieran aceptado que era una nueva normalidad (al menos temporal, pues podrían volver a casa) seguía siendo algo horrible que podía acabar con cualquiera mentalmente. Para Amira, Reina solo estaba soltando un estrés acumulado durante meses.
Aquellas disculpas eran totalmente innecesarias para la francesa, y Adam se le adelantó a decirle a la japonesa que no hacían falta. Solo eran polillas, sí, pero estaba claro que para Reina había algo más, aunque no quería preguntar por miedo a ser irrespetuosa. Se mantuvo callada, pero sin estar distante. No quería hacer sentir a Reina incómoda.
Aquellas disculpas eran totalmente innecesarias para la francesa, y Adam se le adelantó a decirle a la japonesa que no hacían falta. Solo eran polillas, sí, pero estaba claro que para Reina había algo más, aunque no quería preguntar por miedo a ser irrespetuosa. Se mantuvo callada, pero sin estar distante. No quería hacer sentir a Reina incómoda.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Las Polillas
05/11/20, 08:15 pm
Kahlo, que se había posicionado cerca de Reina para hacer de apoyo moral silencioso, ahora mantenía distancia a nivel empático. Toda su vida se había regido por modales, modales que iban firmamente ligados a no demostrar lo que sentías. Sonreír aunque no quisieras, reír las bromas incluso cuando no te agradan, alagar lo que odias o mantener la calma con opiniones que no compartes. Llorar delante de otros era una debilidad, y aunque la varmana no lo condenase no sabía como reaccionar a ello ni como consolar. Miró a sus compañeros con discreto desconcierto, dejando que ellos se encargasen de todo. Moría de vergüenza por dentro al imaginarse en la piel de Reina, y de verdad sentía lástima por ella, por verla así. Si había alguien hermético en el grupo esa era la nipona.
—No pasa nada —logró arrancar las palabras de su boca, aún manteniéndose al margen. Salieron extrañas, suaves según se permitía la empatía—. Este sitio afecta a cualquiera.
—No pasa nada —logró arrancar las palabras de su boca, aún manteniéndose al margen. Salieron extrañas, suaves según se permitía la empatía—. Este sitio afecta a cualquiera.
- ♪♫♬:
- Leonart
Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido MusicalPersonajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :- Heridas:
Re: Las Polillas
16/12/20, 11:09 pm
Reina
La nipona se peleaba con sus sentimientos. Casi cómicamente, intentaba devolver el corcho a la botella que el incidente habia revelado. Los murcielagos, satisfechos con su festín, ya se habian largado por donde habian venido y para Reina, aquellas criaturas, y la ciudad por su extensión, le habia arrebatado algo muy preciado: Su templanza.
Con más disculpas y vergüenza, la nipona sacudia la cabeza, retraida e inexpugnable, incluso en aquela situación, no podia sino recluirse. El resto del día sería marcado por una soledad autoimpuesta y en los días siguientes se retraería aún más, evitando hablar de lo sucedido.
En lo que concernía a la chica, aquello no habia pasado. No habia Polillas en el ático.
La nipona se peleaba con sus sentimientos. Casi cómicamente, intentaba devolver el corcho a la botella que el incidente habia revelado. Los murcielagos, satisfechos con su festín, ya se habian largado por donde habian venido y para Reina, aquellas criaturas, y la ciudad por su extensión, le habia arrebatado algo muy preciado: Su templanza.
Con más disculpas y vergüenza, la nipona sacudia la cabeza, retraida e inexpugnable, incluso en aquela situación, no podia sino recluirse. El resto del día sería marcado por una soledad autoimpuesta y en los días siguientes se retraería aún más, evitando hablar de lo sucedido.
En lo que concernía a la chica, aquello no habia pasado. No habia Polillas en el ático.
す 争 基 ま
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
べ は づ す
て 欺 い 。
の 瞞 て
戦 に い
— Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
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