Experimento culinario

Aquella mañana fue realmente emocionante para el ruso. Se puso de acuerdo con Alec para comenzar su prueba culinaria ese día. El escocés no tardó en llegar a la cocina con Luci a sus espaldas, Adam sonrió al ver que el daeliciano se apuntó a aquella actividad.

—¡Buenos días! —saludó con muchos ánimos—. Gracias por querer ayudarnos Luci —dio la mano al daeliciano con mucho brío, producto de su emoción.

Tras el saludo, Adam miró la cocina de nuevo con algo de pavor.

—Debéis saber que yo... ni idea de cocinar. Nunca he hecho nada parecido a ésto —aclaró con algo de vergüenza, soltando una risilla nerviosa.

Luci estaba tan ilusionado como Adam. Le encantaba cocinar tanto como comer, y aunque hacerlo en el torreón no era tan cómodo como en la cocina de su casa le gustaba experimentar cuando podía y sobre todo compartir sus conocimientos con sus compañeros. Visto lo poco preparado que estaba para vivir en esa ciudad en comparación con sus compañeros le hacía feliz poder aportar algo al grupo. Se había improvisado un delantal con una camiseta vieja y tenía el pelo recogido con un pañuelo para que no le estorbase.

-No te preocupes, nadie nace sabiendo -le dijo a Adam -Ya verás como le vas a coger el truco rápido. ¡Cocinar es muy divertido!

No iba a decirle que la pasta era fácil de hacer porque sería mentir. Luci conocía los ingredientes, el aspecto que debía tener para que tuviera buen aspecto y algunas formas sencillas pero sabía que iban a tener que hacer varias pruebas hasta dar con las medidas exactas. Tras contrastar la receta que conocía con Alec y descubrir que la pasta terrícola no llevaba azúcar se puso a buscar en las cestas los ingredientes necesarios.

Alec se estiró antes de entrar en la cocina y bostezó. Saludó a Luci y Adam, contempló las cestas y se rió por el comentario del ruso.

-Luci tiene razón - respondió apoyando al daeliciano.- Lo primero de todo es lavarse bien las manos antes de ponerse a cocinar - comentó dando ejemplo.- Vas a tocar cosas con las manos desnudas y podrías traspasar gérmenes. También debes lavártelas cuando pases de un alimento a otro. Los instrumentos que uses para cocinar también deben lavarse con cuidado.

Terminó de lavarse las manos y se puso a lavar lo que usarían aquel día para cocinar. El escocés en casa no era tan cuidadoso con aquello pero allí extremaba precauciones. Tenía compañeros de otros mundos y a saber como podían afectarles las bacterias del cuerpo humano. Y no sólo eso, también era por lo que les pudiera haber pasado a las cosas durante la noche. Si un tipo podía paralizar a Kolja y una chica podía hacerle levitar seguro que también se podían meter en aquel torreón.

-Lo primero que me enseñó mi madre es a no tenerle miedo al fuego - explicó mientras Luci elegía los ingredientes.- Si cocinas es inevitable que algún día te quemes, pero esto es como todo. Si montas en bici algún día te caerás, por ejemplo. Pero no vas a dejar de montar en bici por hacerte daño un día y no vas a dejar de cocinar ni comer por quemarte - se apoyó en la encimera.- Otra cosa con la que no te tienes que obsesionar es la velocidad. Ve con cuidado y a tu ritmo, la velocidad llegará con la práctica.

>>¿Algo más que se te ocurra así a bote pronto, Luci? - le preguntó al chico por ver si tenía algún consejo más que al escocés no se le ocurriese.

Adam rió de vuelta al ver la reacción de Alec con respecto a su nula experiencia en cocinar, le encantaba la positividad que emanaba el escocés.

—Espero, que ya es hora de que aprenda a cocinar. A ver si cumplo veinte sabiendo —respondio a Luci con una sonrisa, dejando escapar un gesto risueño por su buen humor.

Haciendo caso a Alec se dispuso a lavarse las manos con saña, prefiriendo no dejar ningún germen vivo. <<Tampoco quiero pegarle nada raro>>, pensó mirando al daeliciano, dándole vueltas al hecho de que son de planetas distintos y a la posibilidad de que un ligero resfriado común de la Tierra fuese malo para Luci o algo peor. Sin escapar de sus pensamientos levantó las cejas al darse cuenta de que puede ocurrir a la inversa, pero prefirió ignorar eso.

—Es curioso —Adam levantó la cabeza—, más que al fuego le tengo un poco de respeto al agua hirviendo, o al aceite. Quemarte con eso debe ser bastante doloroso... —dijo a los dos, confesando su pavor a esos líquidos.

Luci estaba muy concentrado intentando calcular a ojo cuántos huevos necesitarían y perdió el hilo de lo que estaba diciendo Alec. Los de su mundo eran considerablemente más grandes, aunque siendo una prueba tampoco tenían que hacer mucha masa. Cuando el humano le preguntó directamente se quedó descolocado unos segundos antes de responder.

-Ah… ¡pruébalo todo! -dijo, convencido. Era lo que siempre le decía el novio de su madre.

Se lavó las manos y de paso fregó y secó bien la encimera en la que iban a trabajar.

-Las quemaduras de aceite duelen mucho más pero no tiene que pasar nada si tienes cuidado -comentó.

Él sólo se había quemado una vez en la cocina, cuando le saltó aceite mientras freía buñuelos. Le había dolido a horrores y había tenido que estar varios días con pomadas pero más allá de eso no había pasado nada. Echó parte de la harina en un bol, la miró fijamente con el ceño fruncido y se la enseño a Alec.

-¿Crees que está bien para estos huevos? No tenemos nada para calcular cantidades.

-Ya verás como conseguimos que aprendas antes de los veinte - dijo tras una carcajada.- A mí cocinar es algo que me relaja bastante y siempre es bueno probar nuevas recetas y sabores.

El escocés asintió a lo que decía Luci, ciertamente las quemaduras con aceite eran dolorosas pero todo eso curaba. Él se había quemado muchas veces cocinando, ya fuera por un descuido o porque un huevo frito saltaba el aceite.

-Sí, con cuidado no tiene por qué pasar nada - repitió.

Observó los huevos y la cantidad de harina que le mostró Luci.

-Creo que hoy nos va a tocar improvisar la verdad. Yo tampoco me sé muy bien las medidas - se mesó la barba y volvió a mirar.- Quizá podamos ir añadiendo los huevos poco a poco para no pasarnos, ¿qué te parece?

—Si, seguro que es entretenido. Yo muchas veces veía a mis padres cocinar porque lo veía divertido—respondió a Alec riendo, acrecentando su felicidad con el buen humor que irradiaba el escocés.

Pensó brevemente en sus padres. Sus buenos padres que, cuando era pequeño, no quitaba ojo a cuando era hora de comer y elaboraban el almuerzo con saña. Para nada unos malos padres a sus ojos, qué bien que ya se hayan olvidado de su terrible hijo.

—Ow… Espero que no duela tanto como me imagino —dijo con sonoros quejidos, como si estuviese sintiendo inconscientemente el irritante dolor de una quemadura de ese calibre.

Se quedó mirando a los dos quienes, desde luego, su conocimiento culinario sobrepasaba de largo al suyo.

-A mí me encanta cocinar -comentó Luci -Es lo único que comparto con Escelhio, gracias a él aprendí un montón de cosas. Me da pena que tengamos tan pocos materiales, me encantaría poder haceros mis cupcackes superespeciales. Les pongo flores de azúcar y purpurina comestible ¡Mucha purpurina!

Su relación con la otra pareja de su madre no era la mejor, al menos en términos daelicianos. Escelhio tenía algo en su personalidad que le desagradaba, aun así habían conseguido pasar buenos momentos juntos.

Repartió la harina en la mesa para que cada uno hiciera su poco de masa. Hizo un pequeño volcán y añadió un huevo, luego otro, y empezó a mezclarlos poco a poco con la harina con la ayuda de un tenedor. Cuando la mezcla estuvo amasable se puso a ello con ganas. Era su parte favorita.

-Amaaaasa, amamaaasa~ -Empezó a canturrear por lo bajo una canción infantil que solían enseñar a los niños pequeños cuando aprendían a cocinar, pero se detuvo en cuanto comprobó lo horrible que sonaba en rocavarancolés. << ¿Es que vas a quitarme todo lo que amo? >> pensó, haciendo un mohín.

Esbozó una sonrisa y miró a los chicos. Se colocó en uno de los montones de harina que había distribuido Luci sobre la mesa.

-Na, no duele mucho, solo resquema un poco - comentó cogiendo un huevo.- Lo primero es cascarlo, un golpe contra la esquina de una mesa es suficiente. Luego con los pulgares separas la cáscara y dejas caer el huevo - hizo un volcán como Luci y le enseñó al ruso como se hacía mientras hablaba.- No te pongas nervioso si rompes la cáscara completa y cae parte a la mezcla, simplemente retira los trozos y ya está.

Empezó a amasar mostrando a Adam la mejor forma de hacerlo.

-Es mejor que tararees - comentó al daeliciano cuando lo vio parar de cantar. Él mismo lo había intentado en la azotea y había conseguido resultados pésimos. Simplemente el rocavarancolés no rimaba como su idioma original, si querían cantar iban a tener que adaptar las canciones.- Escelhio era la otra pareja de tu madre ¿no? - preguntó con curiosidad.- ¿No hay nada más que compartáis?

—Que buenos tienen que estar esos cupcakes, me gustaría probarlos algún día si no te importa —pidió al daeliciano con algo de ilusión, intrigado al pensar en la purpurina comestible.

Cuando repartieron la harina, siguió punto por punto las indicaciones de Alec mientras observaba a ambos, imitando lo que hacían. Maldijo con un tono algo alto cuando mucha cáscara se coló al abrir el huevo, suspirando mientras Alec le ayudó un poco a su petición a retirar los trocitos, esperando no haberla pifiado mucho.

Mientras amasaba de la forma que le dijo Alec, atendió a la conversación de Alec y Luci. Poco sabía del tema ya que cuando la mayoría hablaron de sus hogares hace tiempo, Adam no estuvo allí para compartir su historia ni escuchar la de los demás.

—Ah… ¿Osea que ella tiene padres separados? —preguntó a Alec. Inmediatamente cayó en la horrible cagada al referirse a Luci como mujer cortando su respiración abruptamente—. Agh mierda… perdón por la confusión de veras… —se disculpó sintiéndose fatal.

-Si tienes miedo de que se te cuelen trozos de cáscara puedes echar los huevos primero en un cuenco y luego en la harina -apuntó Luci. Él ya tenía cierta soltura partiendo huevos pero cuando empezó sí que había usado el truco del cuenco, y aún a veces lo usaba para las tortillas.

El daeliciano puso morritos porque Alec quisiese seguir hablando de Eschelio. No tenía tantas cosas bonitas que decir sobre él como sobre el resto de su familia.

-Los dos queremos mucho a mi hermana. Y… creo que ya está. Viene a mis recitales y siempre me hace una tarta preciosa por mi cumpleaños, pero poco más.

No es que se llevase mal con él, simplemente no terminaban de congeniar. Tampoco había nada malo en ello. Se cuidaban porque eran familia, y ya, no hacía falta más.

El desliz de Adam le pasó totalmente desapercibido. A veces la gente usaba pronombres femeninos con él, incluso en Daelicia. Era normal, y no le molestaba en absoluto así que ni se molestó en corregirle, igual que no había corregido a Kahlo en ningún momento desde el primer día de criba.

-Mis padres no están separados -bufó. -Ya lo expliqué. Mi mamá tiene dos novios: mi papá y el papá de mi hermanita, que es Eschelio. ¡No creo que sea tan raro!

Luci amasaba con energía. Pronto podría empezar a estirarla.

-Es un buen truco, sí - comentó cuando Luci dijo que podía echar los huevos en un cuenco. Ayudó sin embargo al ruso a quitar la cáscara que se le había caído y siguieron amasando.

Sonrió al escuchar lo que decía el daeliciano, estaba bien saber que no era el único hermano que quería mucho a sus pequeños.

-Seguro que tu hermana es una monada, Luci - dijo terminando de amasar.

>>Ahora toca estirar la masa, Adam - explicó sacando un rodillo de amasar. Partió la pasta y depositó un trozo delante de él.- Es más fácil si troceas la masa y lo haces en veces. También es más fácil si tienes una máquina pero de eso no hay - soltó una risa,- pero nos apañaremos.

-Inténtalo tú - le pasó el rodillo al ruso.