Pijama party con Ka

(Roleo unos dias despues de la Fiesta en la Bahia)

Ya había pasado algunos días desde su reencuentro con sus amigos en la Bahía donde había quedado con Karime para encontrarse pronto, ya había tenido tiempo de contarle un poco a Enredo a grandes rasgos como le había ido en Libo, mas no había mencionado sobre lo de Shizel, antes de que esta fase fuera con Irdil en un corto viaje relajante.

El brujo ya había vuelto y el ya había quedado con Karime para que pasara por allí aquella noche para que pudieran hablar tranquilamente, de forma más relajada que si fueran a la taberna, donde tener una charla privada entre tanto ruido podía ser un gran problema o el Pub era un lugar que instintivamente estaba evitando, por el momento y al que sabía de por si la loba no le gustaba. La tranquilidad de su casa le pareció la mejor opción.

Tenía cosas que contarle, algunas bastante privadas sobre su estancia en Libo y el porqué de su ausencia. Otras tenían que ver con el hecho de ya no estar con Shizel, cosa que salvo Enredo nadie sabía o si lo sabían, no conocían los motivos. Solo le había pedido venir a ella, pues quería conocer su opinión o tal vez simplemente desahogarse un poco. Karime era animada, activa y con una fuerte personalidad, sincera hasta un punto que superaba el descaro. Y eso era precisamente lo que quería, alguien con quien hablar sin vergüenza, ni apuro, con quien siempre había tenido una desconfianza completa para hablar de cualquier cosa.

Ya le había avisado al brujo que iba a tener una charla privada con la líbense, así que sabía que en principio no se reuniría con ellos.

Se dirigió a la puerta de la casa cuando esta sonó y sonrió ampliamente  al verla.

-Ya llegó mi loba favorita, bienvenida Ka - añadio con un tono animado pese a todo, luciendo su alrgo cabello blanco totalmente suelto, pantalones hongados negros, botas y una comoda camiseta azul claro de manga corta que se que cruzaba en el pecho de forma floja dejando parte del torso y estomago visibles- Sientete como si estuvieras en tu casa, venga entra que voy a llevarte a mi sótano– añadió dejándola entrar con algo de diversión, perfectamente consciente de lo fácil que se podía malinterpretar.[/color]

Cuando DL le sugirió quedar para charlar y ponerse al día en su casa, a Karime le pareció una idea estupenda. Ella adoraba el ambiente bullicioso de la taberna, pero había deducido que el cambiante estaba siendo partidario de un encuentro tranquilo y a la loba cualquier cosa que fuera quedar con sus amigos le parecía bien, así que no puso ninguna objecion. Aunque sí se tomó la libertad de llevar dos botellas de licor de cereza y cuatro tabletas de chocolate porque amaba la combinación de ambos y quería compartirla con su amigo.

-¡Tirachinas! -exclamó cuando el cambiante le abrió la puerta abrazándolo con efusividad-. ¿Tan rápido? ¿Sin invitarme a cenar ni nada? Bueno, supongo que es normal que nos saltemos los preliminares sociales. Al fin y al cabo, ya he visitado tus bajos en el pasado.

Karime, con su habitual sonrisa pícara, siguió al cambiante meneando la cola detrás de ella.

Que la loba le saltase encima efusivamente, hizo que se riera, correspondiéndole al fuerte abrazo de la misma forma, estrujándola ligeramente con entretención ante de por fin liberarla, para que pasase

- Yo te invito a lo que quieras, Ka, ya lo sabes- añadió respondió travieso, de buen humor, difícilmente no podía simplemente relajarse con la líbense y bromear con total despreocupación. Siempre había sido así en realidad. Aunque sabía que la forma de ser de la loba había puesto nerviosa a más de una persona, a él le hacía mucha gracia seguirle el juego.

- ¿Qué dices? ¡Eso fue hace tres años! Aunque si, hay confianza, hay confianza - añadió con diversión ante su comentario mientras la lleva baba por la puerta ala derecha hacia el pasillo que iba hacia el sótano- Pero estas en un error…visitaste los bajos fondos del foner…no los bajos fondos del cambiante, va a petición y gusto- añadió guiñándole un ojo con picardía, devolviéndole el juego mientras bajaba la escalera, viendo la cola de la líbense mecerse de un lado a otro. Se rio, bajando hasta su sótano que había limpiado a conciencia en aquellos días.  

Este andaba iluminado con las luces colgantes y las de las flores, un suave aroma inundaba el lugar, apenas perceptible y que no molestaba al olfato. La mampara dejaba visibles la mesa baja, sobre una grueso y cómoda alfombra en patrones geométricos de varios tonos de azul y gris, y que cubría buena parte del centro. Varios pufs, un par de sillones bajos y cojines de variados tamaños y colores cubría el espacio alrededor de la mesa, un lugar para retozar y estar cómodo. Las mamparas cuando se cerrarán, darían privacidad al lugar más allá de no ser visto, ya que contenía un hechizo de silencio que se activaba al cerrarse.

En la pared, sin ser visible desde la entrada si las mamparas estaban cerraban, había un amplio mueble de puertas de maderas y cristales donde había copas, juegos de tazas y tetera, así como platos y vasos de cristales de variados colores. Junto al mueble algo más apartado una pequeña chimenea artificial, un hueco en la pared donde un fuego mágico iluminaba el lugar, sin emitir humo alguno, dando una tonalidad cálida al lugar. Un hechizo térmico mantenía aquel espacio siempre en una temperatura estable.

- Aduéñate del cojín que quieras- añadió divertidamente mirando a la loba con buen humor- Voy a traer algo de comer, antes que me devores a mí -añadió con travesura antes de dejar a la líbense acomodarse- Siéntete como en casa, ¿te traigo en especial? - preguntó mirandole curioso.

-Lo dices como si quisieras actualizarte -comentó con picardía cuando DL exclamó que habían pasado tres años desde que se acostaron-. ¿Eso es algo que sueles usar como reclamo? ¿Sexo al gusto? No digo que no sea una oferta generosa, pero si me acuesto contigo es porque quiero acostarme contigo, no con lo que finjas ser o tener para contentarme. Aunque si quieres experimentar con un número de penes, manos y/o lenguas fuera de los estándares normativos, no voy a ser yo quien se queje.

A la loba le gustó bastante el sótano de su amigo. Se veía cálido, íntimo y cómodo, perfecto para un encuentro tranquilo y agradable tal y como había deducido la libense que el cambiante quería.

-No creo que haya suficiente comida en este mundo u otros que me haga perder el interés en devorarte, pero puedes seguir engañándote a ti mismo si quieres -comentó con una sonrisa pícara y comenzó a sacar lo que había traído de la bolsa que llevaba colgada del cinturón-. No sé qué cosas especiales tendrás, pero yo he traído esto para compartir contigo. Mi licor favorito y mi dulce favorito y juntos son una explosión orgásmica en el paladar, confía en mi, soy una experta en eso.

El cambiante se rio ante la pronta respuesta de la loba, que si algo tenia era una fluidez inmensa para tratar aquellos temas sin vergüenza alguna. Era bastante refrescante en realidad, aquel descaro desvergonzado.

- Creo que perdí esa opción de actualizarme hace tiempo -añadió Dédalo con diversión ante su comentario y negó con la cabeza ante lo último, con humor-  Te sorprendería saber del tiempo que hace que no tengo sexo ni al gusto ni al sin gusto -aseguró el cambiante con humor rodando ligeramente los ojos ante eso, mirando de reojo a la loba ante su comentario. Le sonrió con relajo y malicia- Me lo tomare como halago entonces…y no me des ideas maldita loba- añadió con reproche ante su última palabra negando con la cabeza, pero tomándoselo como lo que era, el descarado humor al pincharse que tenían desde la cosecha.

El cambiante parpadeo ante el comentario pícaro de la loba y se echó a reír, como llevaba ya bastante tiempo sin hacer en público.

- Sino voy a librarme de que me devores de todas formas, prefiero ser el postre y creo que hasta apra eso tengo competencia – aseguro Dédalo siguiéndole el juego, mientras observaba curioso lo que acababa de sacar de su bolsa, una botella de licor y su tan bendecido chocolate. Aquel dulce se había vuelto su favorito desde que lo probaron durante la cosecha gracia la casa de los dulces, como no acordarse. - Me lo has puesto difícil para mejorar lo que has traído- admitió el cambiante observándola ante sus últimas palabras, sonrió ligeramente con malicia- Dijiste las palabras mágicas…si tú, mi querida Ka, vienes aquí a decirme que traes algo que va a provocarme una explosión orgásmica, viniendo de ti, me lo voy a creer sin dudar – aseguro el cambiante antes de reírse de nuevo y dirigirse a las escaleras

- Voy a intentar traer algo que te erice la piel de gusto a cambio de satisfacer mi paladar, no sería buen anfitrión sino lo hiciera…- la pincho de vuelta descaradamente.- Rebózate a gusto en mis almohadones o toma las copas que quieras, ya vengo- dijo este antes de salir escaleras arriba hacia la cocina y con ello a la despensa donde guardaban todo lo necesario bien almacenado, concretamente dirigiéndose hacia el lugar donde guardaba con magia todo lo productos fríos o congelados, sacando de allá un par de tarrinas de helado de chocolate blanco y otra de frutos del bosque, tambien tomo un surtido de gallletas de todo tipo que dsirvio sobre un plato..

Una vez listo con todo y las tarrinas bien frías gracias a la magia, cogió un par de bol de la cocina y cucharas y sin mucho problema, se dirigio hacia el sotano donde estaba Karime.

- Ya estoy, espero que esto sea de tu gusto- añadio divertido dejando los bol sobre la mesa la tarrina y el plato repleto de galletas de todo tipo.

Karime, como gran amante de los puffs que era, eligió uno amplio y rojo para asentar su culo en él antes de contestar a su amigo.

-¿Perder? Todo es ganar cuando yo estoy involucrada -dijo indignada la loba-. No me lo digas, no me lo digas. Si ha sido mucho tiempo, no quiero saberlo. Solo pensar en más de una semana sin sexo hace que me salga urticaria. La criba fue una tortura -gimió con fingido pesar.

Realmente, el haber tenido que concentrarse tanto en sobrevivir no había dejado mucho espacio para pensar en el sexo, aunque sí lo suficiente como para que Karime echando la vista atrás recordara aquella vez con DL como un oasis en el desierto. Aunque en realidad, y a pesar de su gusto por el sexo compartido, la licántropa era bastante autosuficiente en lo que al placer se refería, al igual que tampoco necesitaba un contrincante para disfrutar de un entrenamiento, aunque lo prefiriera, por lo que había más mofa y exageración que realidad en sus afirmaciones.

-Bueno, competencia, competencia tampoco. Por mucho que sea un sabor orgásmico, lamentablemente el chocolate no me da pelea y eso hace que a la experiencia le falte algo. Más que un sustituto, lo llamaría un sucedáneo -contestó gesticulando todavía con las tabletas de chocolate en la mano-. Aunque si por competencia te refieres a otro tipo de competencia, te diré que no va tanto por ahí como por ponerse a la cola. ¿Qué puedo decir? Soy una mujer muy solicitada -contestó con una sonrisa seductora y guiñándole el ojo. Luego lanzó las tabletas al puff que tenía en frente y movió las dos manos señalando el total de su cuerpo-. ¡Todo el mundo quiere un pedazo de esto!

Riendo, la libense recogió las tabletas de donde las había tirado y las dejó sobre la mesa junto a las botellas de licor que había traído.

-Mmm... -gimió con gusto cuando DL le dijo que traería algo que le erizaría la piel-. Espero que sea algo memorable porque ahora mis expectativas están muy altas.

Una vez se quedó sola en el sótano, la loba decidió que, aunque le parecía suficientemente cómodo el puff que había elegido, tenía que probar todos los asientos disponibles antes de poder elegir con criterio y, transformada por completo, comenzó a saltar de uno al otro probando su dureza y comodidad. Aunque se regodeó bastante en todos ellos, cuando DL volvió ella se encontraba de nuevo sentada en el primer puff sin su transformación completa y el cambiante no notaría más diferencia que algunos cojines movidos.

-Veo que has optado por dividir tus fuerzas en varios tipos para asegurarte la victoria. Muy inteligente. Ahora habrá que ver si tus tropas son eficientes -comentó guiñándole un ojo mientras cogía una de las galletas que se veía más apetitosa y le daba un mordisco. Acto seguido gimió de placer-. He de reconocer que ha sido una buena jugada lo de las galletas de chocolate. Aprobado.

Hablar con Karime siempre le era relajante, podía decir tontería y medias con total soltura, ya fuesen a juego o subidas de tono, que la astuta loba siempre iba a tener algo que responder y que era inevitable que acabara haciéndole reír por sus ocurrencias, y que echaba bastante de menos hacia como si nada. Estaba seguro que pillarle desprevenida era algo notoriamente difícil de hacer. Que fuera al mismo tiempo despreocupada por un lado y seria cuando había que serlo, era un contraste bastante entretenido de ver.

La había invitado aquel día pasar la tarde noche con él porque quería hablar con ella, de forma relajada y con una cierta despreocupación. Era distinto cuando hablaba con Enredo, el brujo tendía a preocuparse. Karime probablemente le quitaría cierto hierro al asunto o al menos le ayudaría masa no seguir dándole muchas vueltas a eso. Además, de tener interés de cómo le iban las cosas ahora, tras meses sin verse.

La visión que obtuvo cuando dejo el helado y galletas en la mesa, de sus puff todos revueltos, hizo que se riera, especialmente tras ver a la loba totalmente rebozada y hundida en el puff rojo que había proclamado como suyo minutos antes.

- Ya veo que te gusto ese ¿Por qué será que el resto de mis puff lucen movidos? Que misterio ¿no crees Ka? - proclamo con diversión, trayendo un par de copas a la mesa y el abridor, abriendo una de las botellas de licor que la licantropía había traído y llenando las copas, entregándole una de ellas antes de tomar asiento a su lado antes de tomar asiento en uno de los puff blancos junto a ella, medio hundiéndose en el- Ese ya de tu propiedad, será tu trono aquí. Sera un honor tener un puff con la marca de tu trasero en mi zona privada. – añadió Dédalo con un tono malicioso, riéndose ante su gemido de gusto al comer una de las galletas, como no, de chocolate. Karime no se contenía ni un poco y era algo que le entretenía bastante de hablar con ella, era exageradamente expresiva


- Me alegra saber que mi estrategia de batalla fue fructífera y logre crear una grieta en los muros de tu delicado y glotón paladar– añadió sonriendo a medias con descaro, devolviéndole el mismo juego de palabras con algo de despreocupación Se sentía realmente relajado en esos momentos, el apuro de saber de lo que quería hablarle seguía ahí en el fondo, pero por el momento disfrutaba de una charla un tanto sin sentido, o más bien con muchos doble sentidos, de forma juguetona y relajada, sin preocupaciones. Un inicio relajado y entretenido antes de empezar a hablar en algún momento de cosa no tan alegres. No para el al menos.

-Me alegra realmente tenerte por aquí, chica lobo y que aceptases adueñarte de uno de mis puffs- bromeo con una ligera risa observándola detenidamente por un momento antes de observar el contenido de su copa pensativo- Casi lamento el tener que cambiar en algún momento a temas mucho menos agradable y entretenidos, sobre porque me fui y que hice meses fuera de aquí, cuando ando disfrutando la charla para variar.  Necesitaba más Karime en mi vida, definitivamente- comento con algo de gracia, pero no viéndolo incorrecto, al fin de cuentas ya desde la cosecha hablar con la loba siempre había sacado una buena parte de esa parte despreocupada de él, sin tener que estar nervioso, inquieto u obsesivo por todo. Porque tanto Saren, como Shizel o Bastel, siempre habían sido bastante más serios en sus respectivas formas. Karime era más alma loca y mucho más libre, una buena amiga con la que hablar, bromear y simplemente reírse de las cosas. La propia forma de ser de esta ayudaba a ello, sencillamente.

- Te propongo un pequeño juego par air iniciando las cosas– dijo repentinamente mirándola con interés, jugando un poco, pero viéndolo como una curiosa forma de comenzar a hablar del asunto de alguna forma que luciera lo menos seria que pudiera, aunque fuer por no amargar el momento entre licor, helados y chocolate-  Si logro decirte algo que no te esperabas, un pequeño secreto…porque imagino aún lo es y que te sorprenda, pierdes y pagas – añadido sonriendo traviesamente provocando un poco su lado juguetón-  Luego puedes devolverme el golpe– añadio mriandola con atencion- Puedes poner tus propias reglas de juego también o proponer algo diferente luego, ¿que dices?

Karime sonrió con picardía retorciéndose en su puff tras la acusación velada del cambiante.

-Imaginaciones tuyas, por supuesto -contestó la loba recibiendo la copa-. Te has olvidado de la parte del privilegio. La marca de mi trasero es recibida como un honor y un privilegio en cualquier lugar. Si no fuera tan exclusiva podría vender los cojines en los que me siento a precio de oro, pero mi vena altruista se decanta más por regalarlo sin pedir nada a cambio.

Con una sonrisa le dio un trago a la copa de licor, regodeándose en el sabor que tanto le gustaba y luego le dio un mordisco a otra de las galletas de chocolate disfrutando la mezcla de sabores en su lengua.

-Yo no lo llamaría delicado, porque tengo pocos remilgos, pero que mi paladar es glotón es una realidad. Mi paladar y otras partes de mi cuerpo, por supuesto.

Tras un guiño coqueto, la licántropa le dio otro trago corto a su bebida y decidió seleccionar otro de los dulces que había traído su amigo, decantándose por uno sin chocolate sintiéndose animada a probar algo nuevo.

-Todo el mundo necesita más Karime en su vida -bromeó alegremente, percibiendo el tono de DL como algo nostálgico-. Pero no tienes que preocuparte de eso. Da igual el tiempo que te vayas, siempre que luego vuelvas. Formas parte de mi manada bípeda y es un puesto que es difícil perder -comentó con tono distendido a pesar de la seriedad de la declaración.

Karime siempre había sido ferozmente leal a sus seres queridos y pocas cosas podían conseguir que alguien que se había ganado su lealtad la perdiera. Su grupo de compañeros de criba se habían ganado a pulso su puesto como parte de su manada y aunque algunos la habían abandonado o no le habían otorgado la reciprocidad que el sentimiento merecía, todavía sentía sobre ellos un apego latente que se resistía a abandonarla. Por suerte para ella, un puñado de estos compañeros sí habían devuelto esta lealtad y cariño y se mantenían a su lado ya fuera de manera activa o pasiva, como era el caso de DL que, aunque ciertamente había estado desaparecido una larga temporada, nunca dio por hecho su presencia y amistad e incluso pedía perdón por su desaparición cuando claramente había sido algo que necesitaba.

-Oh oh oh. Estoy escuchando -exclamó con interés-. ¿Me quieres contar tus secretitos? La verdad es que me parece un juego un poco injusto. Quiero decir, si son tus secretos claramente no los voy a conocer o dejarían de ser secretos. Además no está entre mis increíbles capacidades prever lo que va a pasar a no ser que sea en el campo de batalla o en una mullida cama. Pero me interesa mucho la parte de los castigos. ¿Qué tienes en mente? Estoy intrigada.

La animada y coqueta forma de ser de Karime le era contagios, hacía que todo fuese mucho más fácil de hablar, se sentía relajado, mucho más de lo que cabría esperar teniendo en cuenta que iba a empezar a hablar de cosas que eran difíciles para él. Que estaban solucionada sí, pero no dejaban de haber sido una carga por mucho tiempo. Ka era una persona muy cálida tanto en el sentido más perverso como en el más cariñosos posible y por alguien como el, que agradecía enormemente las muestras de afecto que no había llegado a tener activamente por mucho tiempo era de agradecer. La soledad era su peor enemiga sin duda.

- Te aseguro que es un honor y un gusto absoluto que me hayas dejado en tu manada a pesar de lo desperdigados que estamos todos. Debes empezar a atarnos un poco en corto- dijo con una sonrisa entretenida ante la idea de Karime manteniéndolo astados atados para que dejaran de perderse de su vista- Aunque creo que te seria especialmente difícil atarme a mí, con eso de poder ser lo que quiera. Suerte con ello pequeña loba -añadió con un tinte de orgullo y burla retadora. De alguna forma ser así con ella le recordaba momentos en la cosecha, a pesar del tiempo que había pasado desde entonces, había sido natural realmente la forma en que se picaban constantemente. Karime era una persona realmente precia para él, aunque no lo hubiera demostrado a menudo.

El mismo tomo entonces un trago de aquel licor que Karime había traído saboreándolo, definitivamente era de su gusto las cosas dulces se había vuelto algo que no podía sacar de su dieta. Y siempre que iba a algún mundo le gustaba gustar bebidas o dulces típicos que se vendieran. Quería probarlos todos.

- Yo te cuento lo que quieras -dijo sonriendo pícaramente antes de reírse y negar con la cabeza, encogiéndose de hombros. Lo descarado le salía de forma natural con ella, relajado en el puff, buscando el mismo su propia forma de relajarse de sacarle hierro al asunto- Nunca dije que fuese a ser justo, por eso te sugerí poner tus propias reglas…no estamos en un campo de batalla ni en una mullida cama, pero si en unos mullidos puff, estoy seguro puede improvisar – añadió Dédalo con entretención sabiendo bien que no podía evitar picarla, observando pensativamente el contenido de su copa. Se movió un pocos tomando una de las galletas de chocolate para saborearla antes de decidirse hablar- Pero lo dicho, si te sorprendo, pierdes, sino lo hago pierdo yo y podrás ponerme un castigo...el que tu quieras lobita. Expande tu imaginacion –respondió Dédalo sonriendo, era un juego realmente simple en realidad, una forma como cualquier otra de empezar a hablar lo que quería hablar sin entrar en terreno excesivamente tensos incomodos tan rápido.

-Allá va entonces, empecemos por algo facilito –dijo Dédalo teniendo claro porque quería comenzar, una de las fuentes de todo, no la única, pero si una de las que más le había afectado e influenciado al final, telemando de algún modo de romper el frágil equilibrio interior que ya había tenido es de mucho tiempo atrás. Y lo que estaba a punto de decir era el uno de los resultados de todo aquello, de las cosas que pretendía contarle a Karime conforme la noche transcurriera- Shizel y yo hemos terminado, yo corte. Si se le puede decir así a algo que siento ni siquiera comenzó en su totalidad. - añadió con clama, sonriendo ligeramente. ¿Le dolía? Un poco, no como antes, pero había concluido que había sido lo mejor para él y su estado emocional. No podía seguir entregando sin recibir algo que le hiciera recuperar, aunque fuese una cuarta para de lo dado.

-Oh, créeme, si os dejarais ya os tendría a todos atados con una correita, pero el consentimiento es sexy, cariño, y sin él no es divertido, pero tú por si acaso no intentes ponerme a prueba que ya sabes que me crezco ante un buen desafío- bromeó guiñándole el ojo.

Karime se frotó las manos teatreramente con las siguientes palabras del cambiante. Como bien había dicho, la licántropa se crecía ante un buen desafío y aunque ese era un jugueteo bastante infantil, podía ser divertido y gracioso para una conversación distendida con un buen amigo, más teniendo en cuenta si esta era aderezada con alcohol.

-Vale, dejemos los castigos en el aire por ahora, será más divertido si no los planeamos y se lo dejamos a los DL y Karime del futuro -concretó bebiendo un trago de su copa y esperando con el brillo en el ojo característico de quien escucha con atención e interés.

Las siguientes palabras de DL fueron cortas, pero potentes y Karime las asimiló como un rayo. Claramente había algo más ahí que no se estaba diciendo, pero que el foner parecía preparado para soltar en cuanto la libense hiciera las preguntas adecuadas.

-Sinceramente, no es algo que me deje impresionada porque, bueno, ugh, relaciones -comenzó diciendo casi con indiferencia y frunciendo el morro con la palabra "relaciones". Tras una pausa dramática que usó para beber otro trago de su bebida, continuó-. Pero sospecho que no es el final con lo que querías "sorprenderme", sino que hay una historia ahí que tú necesitas decir, que yo necesito saber y que cabe la posibilidad de que acabe con una perra enrabietada haciendo una hoguera alrededor de cierto tempano de hielo.

Aunque Karime también consideraba a Shizel de su manada bípeda, al igual que a DL, conocía a los dos lo suficientemente bien como para saber de qué pie cojeaban y eso, unido a las palabras del cambiante, le habían esbozado lo suficiente la historia como para ver que lo que venía no iba a dejar al idrino en un buen lugar.

Dédalo se rio cuando Karime dejo claro que de poder los agarraría con correas y la imagen se le hizo cuanto menos risible.

-¿Ponerte a prueba? Es una provocación, que es muy distinto. Sé que no podrás, incluso dándote todos mis permisos - afirmo sonriendo con cierto reto, con la burla descarada y confiada resonando en su voz, antes de beber otro trago. Estaba bastante relajado a pesar de la incómoda charla que seguiría a partir de ahora.

Ante su respuesta claramente no sorprendida más si muy atenta a sus palabras el cambiante la miro con atención. De algún modo lo esperaba más también le sorprendía un poco y que no tuvo temor alguno en mencionar.

-Yo pensaba que tenías algo con Saren, una relación de pareja quiero decir...no acierto una al parecer - añadió con un bufido contra sí mismo-Igual…joder, que mal se me da apostar, propongo yo el juego y ya me gano el primer castigo...- murmuro con un ronco tono ligero, buscando claramente tomarse las cosas con humor y no como un drama todo deprimente y triste, no valía la pena ni quería amargar la noche tampoco.- Apúntatelo, lobita, te has ganado el poder castigarme… - añadió Dédalo tomando otra galleta y mirándola cuando como a pesar de su tono ligero y de las pullas y bromas, Karime lo escuchaba igualmente de forma muy atenta.

Tuvo que sonreír divertido, al imaginarse a esta haciendo exactamente lo dicho alrededor del skrymir. La veía perfectamente capaz de ello y sentirse apreciado de tal manera protectora era algo extraño, aunque bienvenido para él, había perdido la costumbre a recibir afectos directos de alguien más que no fuese Enredo por ser con quien vivía; aunque fuese en formas como esta, con una loba enrabietada montándole un pollo a alguien más por él. Ya el simple hecho de estar también ahí acompañándole y picándose como siempre habían hecho era algo muy cómodo.

- Tan perceptiva como siempre, Ka - asintió a sus palabras- Luego te tocara a ti decirme algo que me sorprenda, no te olvides. Ser castigado por ti no suena nada mal...pero no me importaría ser quien te castigue también a ti - añadió con una sonrisa ampliamente maliciosa guiñandole un ojo de vuelta, manteniendo aun el pequeño juego en mente, porque, aunque iba a contar algo pesado de oír, no quería perder ese ambiente- Pero no te equivocas no, hay mucho más que eso, asi que ire de a poco. Sé que no te gustan esos de las relaciones porque “iug”... pero sé cuánto proteges y cuidas y das tu afecto a quienes quieres, porque eres una lobita amorosa en el fondo -dijo Dédalo sonriendo con algo de humor al decirle aquello, aunque creyendo sus palabras igual- Mm no debería decir más, porque sería tu turno de sorprenderme, pero por hacer mi tirada más fuerte y tal vez...darte más contexto. - añadio humedeciendose los labios antes de habalr de nuevo

-No sé si alguna vez te lo conté, creo que no, pero para qué entiendas mejor tooodo el rollo que vendrá luego... ¿sabías que en la cultura foner de la que vengo, amar era algo visto como arcaico, innecesario, desagradable y era completamente rechazado? Se consideraba que no podíamos llegar a sentir algo semejante, mucho menos viniendo de una casta medio-alta como lo era la mía. Acompáñalo con que no teníamos padres, no teníamos hermanos e incluso hacer lazos de amistad reales, era algo difícil. Al final, solo éramos clones, nacidos sin afecto y solo por pura necesidad laboral – añadió con un voz pensativa y algo ronca, había pasado mucho desde ese entonces y evidentemente el ya no era eso, pero lo fue alguna vez y eso era algo que tenía presente- Hasta que llegué aquí y os conocí, salvo tal vez por un par de únicas excepciones, viví una vida muy solitaria en Fonera, sin apenas lazos con nadie. No sabía relacionarme bien con los demás por eso cuando llegue…era realmente torpe, aun lo soy a veces. No dejaba de meter la pata con todo el mundo, tuve una adaptación muy difícil. Especialmente tras la luna, me sentia fuera de lugar en todos lados y estuve mucho tiempo sintiendome asi. - añadió Dédalo observándola atentamente, sabía que era algo pasado, que no había forma de corroborar realmente lo que explicaba y que había cosas que alguna vez medio había mencionado por encima sin ahondar nunca en ello.

¿Por qué lo contaba ahora? Porque era de sacar de algún modo lo que nunca había dicho a nadie, no con tal profundidad. Había pasado años de eso así que ya daba igual, pero el había tardado años igual en procesarlo y en darse cuenta de aquello, en conjunto con su evolución. Y lo hacía con Karime, porque ella había sido con quien más cómodo se había sentido cuando llego a esa ciudad, aparte de con Shizel al inicio, y con ella era con quien aún se sentía cómodo a pesar de tiempo. Consideraba a Karime una de las personas más fuertes que había conocido, un ancla y la persona que más caña le había metido desde siempre.

Karime dio un respingo realmente sorprendida al escuchar la creencia de DL de que Saren y ella eran pareja.

-¿Saren y yo? ¡No! Es mi mejor amigo, le quiero muchísimo y la Luna Roja sabe que me encantaría poder meterme en sus pantalones porque, admitámoslo, está como el chocolate -contestó guiñándole el ojo a DL. Después de una pequeña reflexión sobre la idea de tener una relación con el selkie, añadió-. Creo que puedo entender por qué alguien pensaría que somos pareja. Al fin y al cabo, estamos muy unidos, pero las relaciones no son algo que yo haga, son cosas que les pasan a otras personas -terminó moviendo la mano con un gesto vago y dándole un trago a su bebida.

Como bien había dicho, las relaciones románticas y ella no se llevaban bien, principalmente porque su mayor ejemplo de una era la de sus padres y le pareció tan espantosa que había dejado una impronta en ella de rechazo visceral, pero también era cierto que nunca se había sentido inclinada a probarlas. De hecho, nunca había pensado en la posibilidad de tener una relación con nadie. Ella tenía a sus amigos y su hermano a los que quería con locura y con los que tenía un fuerte vínculo, y luego tenía sus parejas sexuales. Y si alguna vez estos grupos se entremezclaban y terminaba tirándose a un amigo, solo podía sentirlo como un ganar-ganar.

-No te preocupes, prometo ser buena y portarme bien -contestó rápidamente a DL cuando la proclamó como ganadora, apartando sus últimos pensamientos de su mente rápidamente-. Uy, no digas eso muy alto o mi reputación de loba rabiosa se verá mermada -comentó entre risas cuando DL la llamó lobita amorosa.

La loba dejó sus bromas y chascarrillos a un lado cuando el foner comenzó a, como había dicho él, darle más contexto, consciente de la carga emocional del relato y en cómo esas palabras estaban afectando al cambiante. Cuando este terminó o, al menos, hizo una pausa, la libense se levantó de su asiento y abrazó con fuerza a su amigo.

-Lo entiendo, DL, créeme. Quizás no de la misma manera, porque Fonera era más distinto a Libo de lo que Libo era distinto a Sinhdro o Idris, pero todos tuvimos que pasar por algún tipo de adaptación para casar con la mezcla de culturas de distintos mundos que es Rocavarancolia y con todas las hostias con las que nos tuvimos que dar al llegar aquí y ver como lo que siempre habías pensado que era normal o anormal, aquí no solo cambiaba su sentido, sino que lo perdía por completo -comenzó con voz pausada y tranquila, queriendo transmitir con su abrazo y sus palabras el mensaje de "te entiendo, no estás solo"-. Mírame a mi. En mi mundo los hombres, aunque fieros guerreros, se consideran inferiores a las mujeres y yo acabé viviendo con un grupo de chicos geniales que me demostraron ser iguales a mi en la mayoría de aspectos. A veces incluso, superiores -le dijo guiñándole un ojo, para luego añadir rápidamente con una sonrisa siniestra-. Pero no es algo que admitiré ni bajo coacción y como salga de aquí eres foner muerto-. Tras su pequeña amenaza, Karime volvió a sonreírle con cariño-. Lo que quiero decir al final es que no es que yo pueda asegurar haber pasado por lo mismo que tú, porque cada experiencia es distinta, pero sí te puedo decir que te entiendo.