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Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

Diario de campo Empty Diario de campo

22/11/23, 11:55 pm
Por primera vez en su vida, Kalna se aburría. Vivir encerrada entre las paredes de un torreón porque salir significaba peligro implicaba no poder ir de compras, a la ópera, a un jardín botánico o simplemente a pasear. Tampoco es que en Rocavarancolia se pudiera hacer nada de eso, pero el pasar horas y horas ahí dentro resultaba drenante.

Había llenado las horas muertas entrenando con cualquiera que se prestase, o sola a veces, pero ni siquiera ella podía llenar todas las horas del día así, y menos después de que aquel monstruo le partiera el dedo. Hubiera matado por tener una radio, por escuchar algo de música que llenase el silencio roto por la gente con la que convivía haciendo su vida; hubiera dado la mano entera por tener maquillaje y pasar horas delante de un espejo probando cosas. Se conformaba con un libro, uno que no fuera un estúpido recetario con hechizos que no podían hacer.

Y especialmente después de la muerte de Serena, nadie parecía tener ánimos siquiera para hablar, así que la libense se aburría aún más de lo normal. Llevaba más de una hora mirando un folio en blanco, como si la inspiración fuera a surgir de repente. Había pensado en escribirle una carta a Lah, pero no pensaba ponerse ñoña y arriesgarse a que alguno de sus compañeros lo leyese. A su Madre no tenía nada glorioso que contarle, si acaso todo lo contrario, así que fue un descarte automático.

Podía escribir para ella, un diario, algo en lo que recoger lo que iba pasando desde que estaba allí. No era una mala idea, y cogió el lápiz para empezar a escribir. Era raro no hacerlo con pluma y tinta, sin aquella caligrafía suya que le permitía aquel material, pero agradecía enormemente el no tener que estar continuamente asegurándose de que no apoyaba la mano y emborronaba todo.

Con una letra apretada, pero legible, Kalna empezó a escribir, en renglones perfectamente rectos y alineados, dejando unos pequeños márgenes en los bordes, lo justo para encuadrar el texto pero no desperdiciar espacio.

Día ¿diez?

No tengo demasiada seguridad respecto a cuánto tiempo ha transcurrido desde mi llegada a Rocavarancolia, o si la temporalidad es similar a la de Libo o nuestros días duran lo mismo, pero es un día más redondo para comenzar esto que el nueve, así que me he tomado la libertad de empezar a numerar así. Espero que no sea un inconveniente, pero la mayoría de los días son poco distinguibles los unos de los otros y el tiempo empieza a ser difícil de medir.

Ayer ocurrieron dos cosas de significancia. La primera de ellas, hemos descubierto que estamos en posesión de unos cristales que parecen ser algún tipo de artefacto mágico. Los que más conocen la magia, el mjorní Rägjynn y la el le sanaí Airi, no parecen saber exactamente cómo funcionan, ya que no se parece a nada que hubieran visto en sus mundos de origen. Parece que usan sangre para emitir luz, sin darse diferencias en la función entre los distintos colores, pero nuestras pruebas fueron interrumpidas por el segundo evento de importancia. Retomaré las investigaciones a la mayor brevedad posible y seguiré incluyendo información al respecto. Adjunto un esquema sencillo de uno de los cristales, y cuando las circunstancias lo permitan trataré de realizar uno más detallado.

Una de las humanas, llamada Serena, resultó envenenada al ingerir fruta recogida de las cestas ese mismo día. No pareció que nada hubiera llegado a la localización antes que nosotros, pero no es descartable que ocurriese y pudieran envenenarlas. No llegué a poder observar lo que Connor, el humano de pelo rosa, dijo que cubría las provisiones, pero parece ser algún tipo de substancia irritante.  Los que tocamos los víveres abrasiones como síntomas, aunque no resultan dolorosas según mis propios estándares; tal vez los terrícolas difieran en este juicio. La mujer falleció ante la incapacidad de respirar, provocada por la ingesta de dicho veneno, y sus labios se hincharon.

Un ser de aspecto aviar se asomó a una de las troneras a mofarse, parece ser el causante del envenenamiento de las provisiones, aunque por la corta edad que aparentaba a raíz de su voz, así como la falta de inteligencia al avisar de su presencia y confirmar la presencia de veneno en los suministros, es posible que solo sea un peón en el juego de alguien más listo. No creo que el Consejo vea necesario utilizar un ardid de este calibre como prueba, pero no puedo descartar que no sea una para que no confiemos tanto en los suministros que nos proveen. Tampoco puedo descartar que sea alguien independiente, sea o no ciudadano de esta ciudad, o que pertenezca a otra facción externa. Afirmó que su “deseo” era Sutileza, y aunque he tomado esto como un nombre, es posible que tenga otro significado. Actualizaré la información a medida que conozca más.

Gracias al varmano, Nohlem, el pájaro resultó herido con una flecha. No pudimos acabar con él ya que huyó volando, pero es posible que haya terminado desangrado de camino a su lugar de residencia, o en el caso de que haya sobrevivido, la herida aún podría infectarse y provocarle la muerte. De igual manera, estaré más atenta al cielo por si decide volver a hacer acto de presencia en algún momento, y terminar con su existencia en caso de que vuelva a intentar alguna clase de juego sucio.

He cumplido todas las tradiciones que deben realizarse ante una muerte. Los gusanos del cementerio de esta ciudad no son agradables, y preferiré que mi cuerpo no tenga que encontrarse con ellos en el futuro, ya sea cercano o lejano. Esta vez se tomó la decisión de volver al primer punto de avituallamiento, que, aunque esté más próximo tiene el peligro de los colaespina, una especie de ratas con las mencionadas espinas en la cola Son capaces de lanzarlas con bastante fuerza y precisión. Adjunto un gráfico que pueda servir a su identificación, de nuevo me disculpo por la mala calidad. No han aparecido esta vez, como tampoco lo ha hecho Sutileza.

La comida tampoco parecía envenenada, pero igualmente la hemos limpiado toda, nunca se pueden tomar pocas precauciones. Espero poder añadir novedades que resulten de utilidad en un futuro cercano, y cuando me sea posible trataré de añadir información relevante a los primeros días en la ciudad, aunque es posible que falten algunos datos debido a mi falta de registro de información en los días previos. No volverá a producirse este error.

Kalna, hija de Mánide.

Firmó debajo del texto, en un movimiento que se hacía aún más raro ante la falta de tinta que corriera para hacer trazos fluidos. Al menos su firma seguía siendo bonita, aunque no tan impecable.

Aquello sonaba más a informe que a diario personal, pero la libense estaba contenta con ello. Había ordenado muchas ideas, y aunque fuese a ser algo solo para su propia lectura, había sido una manera efectiva de llenar la tarde. Revisó el texto, parándose en sus dibujos. El cristal era bastante decente, aunque podía ser mucho mejor. Con medidas, proporciones más exactas… El arte gráfico no era lo suyo, pero los planos, mapas, y el dibujo técnico se le daban bastante bien, así que cuando tuviera tiempo podría hacer uno bastante mejor. El colaespina, por otro lado, era digno de haber sido realizado por una niña de cuatro años. Un cuerpo redondo, rayas que imitaban las espinas en la cola… No iba a conseguir nada mejor de todas maneras, y solo era una representación visual tonta.    

Asintió para ella misma y se guardó los folios en su cuarto, escondidos entre la ropa. Aquello no dejaba de ser algo que solo iba a ver ella.

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Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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