- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Memorias de papel
13/04/23, 12:12 am
Jasper descansaba sobre el escritorio, distraído del cementerio de papel que empezaba a acumularse bajo sus pies. Desconocía cuántos intentos fallidos estaba acumulando, pero su ego se estaba rompiendo de la misma manera que él resquebrajaba otro folio completamente desganado. Aún le costaba acostumbrarse a esa nueva normalidad en la que debía asumir que su hermano, le había pasado por la derecha en su propio juego. Joder, cuando le regalo su primera grulla si quiera sabia que el papel daba para tanto!!. Tenía su habitación invadida por auténticas joyas de origami: Tigres, unicornios, zorros adorables, pájaros de todos los tamaños… Obviamente ninguno era creación suya, eran los regalos de Ethan, que por lo que fuera había decidido llevar el hobby hasta el extremo más absurdo.
Y él, en cambio seguía peleando por completar la misma y vulgar figurita. Cinco tutoriales y una masacre después apenas conseguía que la amalgama que tenía entre manos se asemejara a una rana. La pobre criatura prácticamente le estaba rogando morir antes de seguir en aquel sufrimiento perpetuo de dobleces mal dadas.
Después de un último intercambio de miradas y un besito dedicado a la pobre estructura de papel decidió tragarse su orgullo e ir a buscar ayuda. Cualquier excusa para molestar a su hermanito siempre era bienvenida, así que no tardó en cruzar el corto pasillo que le separaba de su incauta presa. Pero para su sorpresa, tuvo que parar en seco cuando empezó a escuchar una voz salir del cuarto.
-Wenassssh dhardess… Wenass dhardess. Fuck. Wenass dhardes, dhenes uos ogoss muy lindhoss. Lindoss. Lindos.
Oh dios, OH DIOS. ¿Era eso un intento de hablar Español?. Jasper tuvo que morderse el labio, tratando de guardar posición mientras la primera oleada de risa luchaba por escaparse. Cuando Ethan trató de seguir la clase, ya no pudo soportarlo más. El joven estalló en una sonora carcajada que le hizo terminar de abrir la puerta, puesto a ser intrusivos al menos lo era bien y se reía en su cara.
-¡JASPEER FUERA DE MI PUTO CUARTO!
-¿Y perderme esto? ¡UNA MIERDA!
Una almohada voló en su dirección y Jasper aprovechó que ya estaba doblado por la risa para terminar de esquivar el ataque. El segundo cojín no lo vio venir, le golpeó la cara con suavidad pero no frenó su avance. Una vez apartado el proyectil se tiró sobre el lado de la cama que estaba libre, sonriendo satisfecho mientras Ethan se hacía una bolita en el lado contrario. Su pobre hermanito ya estaba horrorosamente sonrojado.
-Bueno ¿Quién es esta vez?
Eso acabó por rematarlo. Con el sonrojo incrementando a límites absurdos Ethan acabo ocultando su rostro entre ambas manos. Ha! había dado en el clavo.
-Dioses te odio, te odio, te odio, te odiooooo. ¿No puedo querer aprender un idioma por mi cuenta o que?
- Ay, claro. ¿En qué tutorial del duolingo sale lo de los ojos bonitos?
Ethan separó brevemente los dedos, lo suficiente para dedicarle una mirada cargada de vergüenza y resentimiento. Jasper le regaló una sonrisa maliciosa como respuesta. Ya podía tratarse de una historia de mierda para querer ocultarle de esa manera al nuevo pretendiente.
Aún recordaba al último, un completo imbécil de manual. Un chaval de no se que equipo de deporte, popu y encima con novia, tenía el pack completo. 2 meses tuvo que aguantar como el gilipollas sacaba nuevas excusas para no querer hacer pública la relación. 2 meses hasta que en el instituto les pillaron liandose y en vez de asumir nada, decidió cortar con Ethan de la forma más sutil del mundo. Gritando que era hetero y que se puto fuera de su vista.
Ya podía ser el nuevo un mejor fichaje, porque aún guardaba unas ganas increíbles de hostiar al otro, y eso era algo acumulativo para el siguiente que hiciera daño al estupido de su hermano.
-No, bueno… Hice lecciones extras.. Ugg ¿Qué quieres Jas? Dudo que hayas venido solo a reírte de mí.
-La verdad es que no, pero… Esto es muchísimo más divertido. Así que continúa y luego ya si tal, veo si te cuento lo otro.
Después de un breve silencio y un duelo de miradas que terminó en ambos riéndose Ethan asumió su derrota. Había que respetar aquel pacto silencioso, si perdías el duelo, tocaba hablar.
-Valee, se llama Marco y es de intercambio. Lo que pasa es que él tiene un ingles pésimo y yo pues… Pues ya has visto cómo llevo el español. Así que ya puedes imaginarte el resto.
El rubor que permanecía en sus mejillas confirmaba que no mentía. Después de rehuir la mirada de Jasper se acercó al escritorio para tomar un cuaderno entre sus manos. Cuando regresó a la cama, se lo dejó caer sobre el regazo como si tal cosa.
Eran apuntes en su mayoría, intentos de aprender vocabulario básico lo más rápido posible y muchas frases que eran meramente de ligoteo. Jasper soltó un silbido mientras observaba con atención el cuidado con el que estaban escritas. A veces su hermano le sorprendía con esos detalles, ya tenía que ser mono el chico.
-Y es... -Dejó la frase al aire, pues ambos sabían a qué se referían después del último accidente.
-Bi. Es bi. Públicamente es bi, todo el mundo sabe que es bi. ¿Estás contento? -Puso especial atención en remarcar la palabra "públicamente". Para que quedara constancia que no se iba a repetir el mismo caso. Jasper asintió al momento, orgulloso de escuchar eso.
-Bastante, sí. Fotos?
-Oh, por dios ¡JASPEER!
-Venga va, alguna habrá. Aquí no entra nada que no sea menos de un 8 eh? Ve sacando el móvil, venga, venga.
Jasper empezó a picarle por la altura de las costillas. Sacándole unas risas mientras intentaba escapar del ataque de cosquillas repentino.
Minutos más tarde un resignado Ethan le estaba buscando las fotos en la galería del móvil. Jasper sonrió aún más cuando le enseño las imágenes. Tenía que darle un punto, el chaval era bastante guapo.
-Uy que ojito tienes. Si es que has sacado mi buen gusto.
La única respuesta que recibió de su hermano fue una ceja levantada.
-Que?
-Que tienes tinder.
-Y?
-Y grinder.
-Eso ha sido un ataque bajo. Muy bajo. Asquerosamente bajo.
Jasper simuló un gesto de enfado aún a sabiendas de que no mentía. No, justo él no podía hablar de tener gusto después de su lamentable historial de citas. Aún así, mantuvo la mala cara lo suficiente para que la sonrisa de Ethan se agrandará.
-Okay okay, tú ganas. Te dejo tranquilo con el chico por ahora. Ahora, ayúdame con estooo.
El destino giró las tablas en ese preciso momento. Pues tan pronto como levantó la amalgama de papel su hermano pequeño estalló en una sonora carcajada idéntica a la que le había dedicado Jasper al inicio.
-¿¿PERO QUÉ ES ESO??
-Oh vamos... -Jasper fingió un rostro apenado mientras acariciaba a su pequeña y deforme figurita.- No le trates así, que tiene sentimientos.
-Ya, porque cara no. ¿Es eso una pata?? Que... Ains... - Apenas podía hablar entre risa y risa. Cuando creía estar recuperándose volvía a mirar al susodicho y se veía superado de nuevo. Al final entre lágrimas provocadas de tanta carcajada estiró una mano para tomar el papel el mismo y examinarlo mejor. Ni con esas podía evitar soltar algún resoplido de vez en cuando.
-Era... Bueno... Es un intento de rana. De verdad que esto es lo mejor que llevó. Si este te sorprende tendrías que haber visto a sus familiares. Todos muertos -Respondió dándole una entonación dramática al final, como si hubiera vivido una masacre de verdad.
Ethan de mientras trató de descifrar el puzzle de dobleces mal dadas, girando el animalico cuantas veces pudo. De vez en cuando levantaba la mirada para juzgar en completo silencio a su hermano. Incapaz de comprender cómo alguien podía cometer tantos errores en tan pequeño espacio.
-¿Y quieres que lo intente recuperar? ¿No prefieres que te haga otra?
-No no no. ¿Y matar a esta pobrecita? Ya le puse nombre, no puede ocurrir.
-¿Nombre? -Le preguntó atónito, sin creerse el espectáculo tan absurdo que estaba presenciando.
-Parches. Se llama Parches.
-¿Por el celo?
-Entre otras cosas.
Ethan acabo soltando un suspiro cargado de resignación que trató de enmascarar la siguiente risa que luchaba por escaparse. Al final, acabó asintiendo bajándose de la cama para sentarse en el suelo y así estar recostado sobre la misma. Empezó a desdoblar con suavidad el papel maltrecho, en un intento de mantener el deseo de su hermano y no echarlo a perder aún más de lo que estaba. Tuvo que rehacer bastante, y aún así se negó a empezar de 0 para no destruir la supuesta conciencia de Parches. En cuanto llegó a algún lado lógico empezó la operación para recuperarlo.
Ambos estuvieron concentrados en el trabajo. Ethan luchando por sacar algo de ahí y Jasper por tratar de aguantarse sus ganas irrefrenables de molestarle en el proceso.
-Sabes, podrías enseñarle algo de esto al chi-
-Calla.
Un par de minutos después (Y bastante celo más) ambos observaron como la pequeña rana por fin tenía una forma algo reconocible... Si ignorabas las arrugas, el celofán a modo de vendajes y la pata que le faltaba al ser insalvable.
Jasper acabó abrazando a su hermano, levantándole varios centímetros del suelo en un momento cargado de dulzura como agradecimiento.
-¿Eres genial lo sabías?
Y entonces decidió traicionar su completa confianza. Procedió a hacerle una presa, estampado al chaval contra la cama de tal forma que podría haber sido la envidia de cualquier luchador de la UFC. Ethan siquiera tuvo margen para reaccionar, soltando un ligero chillido de sorpresa antes de acabar hundido entre las sábanas.
Jasper eufórico, recuperó a Parches entre sus manos, exhibiendo al animal como si de un trofeo se tratase.
-Pero sigues siendo un pringao. ¡Y PARCHES ES MÍO Y SOLO MÍO BUAHAHAHA!
Esa noche entre gritos, persecuciones, risas y múltiples insultos empezó el primero de muchos intentos por adueñarse de Parches. La ranuja pronto se convirtió en un extraño amuleto que ambos decidieron turnarse (Extorsionar, secuestrar, regatear por ella...) para que les fuera dando buena suerte.
Y él, en cambio seguía peleando por completar la misma y vulgar figurita. Cinco tutoriales y una masacre después apenas conseguía que la amalgama que tenía entre manos se asemejara a una rana. La pobre criatura prácticamente le estaba rogando morir antes de seguir en aquel sufrimiento perpetuo de dobleces mal dadas.
Después de un último intercambio de miradas y un besito dedicado a la pobre estructura de papel decidió tragarse su orgullo e ir a buscar ayuda. Cualquier excusa para molestar a su hermanito siempre era bienvenida, así que no tardó en cruzar el corto pasillo que le separaba de su incauta presa. Pero para su sorpresa, tuvo que parar en seco cuando empezó a escuchar una voz salir del cuarto.
-Wenassssh dhardess… Wenass dhardess. Fuck. Wenass dhardes, dhenes uos ogoss muy lindhoss. Lindoss. Lindos.
Oh dios, OH DIOS. ¿Era eso un intento de hablar Español?. Jasper tuvo que morderse el labio, tratando de guardar posición mientras la primera oleada de risa luchaba por escaparse. Cuando Ethan trató de seguir la clase, ya no pudo soportarlo más. El joven estalló en una sonora carcajada que le hizo terminar de abrir la puerta, puesto a ser intrusivos al menos lo era bien y se reía en su cara.
-¡JASPEER FUERA DE MI PUTO CUARTO!
-¿Y perderme esto? ¡UNA MIERDA!
Una almohada voló en su dirección y Jasper aprovechó que ya estaba doblado por la risa para terminar de esquivar el ataque. El segundo cojín no lo vio venir, le golpeó la cara con suavidad pero no frenó su avance. Una vez apartado el proyectil se tiró sobre el lado de la cama que estaba libre, sonriendo satisfecho mientras Ethan se hacía una bolita en el lado contrario. Su pobre hermanito ya estaba horrorosamente sonrojado.
-Bueno ¿Quién es esta vez?
Eso acabó por rematarlo. Con el sonrojo incrementando a límites absurdos Ethan acabo ocultando su rostro entre ambas manos. Ha! había dado en el clavo.
-Dioses te odio, te odio, te odio, te odiooooo. ¿No puedo querer aprender un idioma por mi cuenta o que?
- Ay, claro. ¿En qué tutorial del duolingo sale lo de los ojos bonitos?
Ethan separó brevemente los dedos, lo suficiente para dedicarle una mirada cargada de vergüenza y resentimiento. Jasper le regaló una sonrisa maliciosa como respuesta. Ya podía tratarse de una historia de mierda para querer ocultarle de esa manera al nuevo pretendiente.
Aún recordaba al último, un completo imbécil de manual. Un chaval de no se que equipo de deporte, popu y encima con novia, tenía el pack completo. 2 meses tuvo que aguantar como el gilipollas sacaba nuevas excusas para no querer hacer pública la relación. 2 meses hasta que en el instituto les pillaron liandose y en vez de asumir nada, decidió cortar con Ethan de la forma más sutil del mundo. Gritando que era hetero y que se puto fuera de su vista.
Ya podía ser el nuevo un mejor fichaje, porque aún guardaba unas ganas increíbles de hostiar al otro, y eso era algo acumulativo para el siguiente que hiciera daño al estupido de su hermano.
-No, bueno… Hice lecciones extras.. Ugg ¿Qué quieres Jas? Dudo que hayas venido solo a reírte de mí.
-La verdad es que no, pero… Esto es muchísimo más divertido. Así que continúa y luego ya si tal, veo si te cuento lo otro.
Después de un breve silencio y un duelo de miradas que terminó en ambos riéndose Ethan asumió su derrota. Había que respetar aquel pacto silencioso, si perdías el duelo, tocaba hablar.
-Valee, se llama Marco y es de intercambio. Lo que pasa es que él tiene un ingles pésimo y yo pues… Pues ya has visto cómo llevo el español. Así que ya puedes imaginarte el resto.
El rubor que permanecía en sus mejillas confirmaba que no mentía. Después de rehuir la mirada de Jasper se acercó al escritorio para tomar un cuaderno entre sus manos. Cuando regresó a la cama, se lo dejó caer sobre el regazo como si tal cosa.
Eran apuntes en su mayoría, intentos de aprender vocabulario básico lo más rápido posible y muchas frases que eran meramente de ligoteo. Jasper soltó un silbido mientras observaba con atención el cuidado con el que estaban escritas. A veces su hermano le sorprendía con esos detalles, ya tenía que ser mono el chico.
-Y es... -Dejó la frase al aire, pues ambos sabían a qué se referían después del último accidente.
-Bi. Es bi. Públicamente es bi, todo el mundo sabe que es bi. ¿Estás contento? -Puso especial atención en remarcar la palabra "públicamente". Para que quedara constancia que no se iba a repetir el mismo caso. Jasper asintió al momento, orgulloso de escuchar eso.
-Bastante, sí. Fotos?
-Oh, por dios ¡JASPEER!
-Venga va, alguna habrá. Aquí no entra nada que no sea menos de un 8 eh? Ve sacando el móvil, venga, venga.
Jasper empezó a picarle por la altura de las costillas. Sacándole unas risas mientras intentaba escapar del ataque de cosquillas repentino.
Minutos más tarde un resignado Ethan le estaba buscando las fotos en la galería del móvil. Jasper sonrió aún más cuando le enseño las imágenes. Tenía que darle un punto, el chaval era bastante guapo.
-Uy que ojito tienes. Si es que has sacado mi buen gusto.
La única respuesta que recibió de su hermano fue una ceja levantada.
-Que?
-Que tienes tinder.
-Y?
-Y grinder.
-Eso ha sido un ataque bajo. Muy bajo. Asquerosamente bajo.
Jasper simuló un gesto de enfado aún a sabiendas de que no mentía. No, justo él no podía hablar de tener gusto después de su lamentable historial de citas. Aún así, mantuvo la mala cara lo suficiente para que la sonrisa de Ethan se agrandará.
-Okay okay, tú ganas. Te dejo tranquilo con el chico por ahora. Ahora, ayúdame con estooo.
El destino giró las tablas en ese preciso momento. Pues tan pronto como levantó la amalgama de papel su hermano pequeño estalló en una sonora carcajada idéntica a la que le había dedicado Jasper al inicio.
-¿¿PERO QUÉ ES ESO??
-Oh vamos... -Jasper fingió un rostro apenado mientras acariciaba a su pequeña y deforme figurita.- No le trates así, que tiene sentimientos.
-Ya, porque cara no. ¿Es eso una pata?? Que... Ains... - Apenas podía hablar entre risa y risa. Cuando creía estar recuperándose volvía a mirar al susodicho y se veía superado de nuevo. Al final entre lágrimas provocadas de tanta carcajada estiró una mano para tomar el papel el mismo y examinarlo mejor. Ni con esas podía evitar soltar algún resoplido de vez en cuando.
-Era... Bueno... Es un intento de rana. De verdad que esto es lo mejor que llevó. Si este te sorprende tendrías que haber visto a sus familiares. Todos muertos -Respondió dándole una entonación dramática al final, como si hubiera vivido una masacre de verdad.
Ethan de mientras trató de descifrar el puzzle de dobleces mal dadas, girando el animalico cuantas veces pudo. De vez en cuando levantaba la mirada para juzgar en completo silencio a su hermano. Incapaz de comprender cómo alguien podía cometer tantos errores en tan pequeño espacio.
-¿Y quieres que lo intente recuperar? ¿No prefieres que te haga otra?
-No no no. ¿Y matar a esta pobrecita? Ya le puse nombre, no puede ocurrir.
-¿Nombre? -Le preguntó atónito, sin creerse el espectáculo tan absurdo que estaba presenciando.
-Parches. Se llama Parches.
-¿Por el celo?
-Entre otras cosas.
Ethan acabo soltando un suspiro cargado de resignación que trató de enmascarar la siguiente risa que luchaba por escaparse. Al final, acabó asintiendo bajándose de la cama para sentarse en el suelo y así estar recostado sobre la misma. Empezó a desdoblar con suavidad el papel maltrecho, en un intento de mantener el deseo de su hermano y no echarlo a perder aún más de lo que estaba. Tuvo que rehacer bastante, y aún así se negó a empezar de 0 para no destruir la supuesta conciencia de Parches. En cuanto llegó a algún lado lógico empezó la operación para recuperarlo.
Ambos estuvieron concentrados en el trabajo. Ethan luchando por sacar algo de ahí y Jasper por tratar de aguantarse sus ganas irrefrenables de molestarle en el proceso.
-Sabes, podrías enseñarle algo de esto al chi-
-Calla.
Un par de minutos después (Y bastante celo más) ambos observaron como la pequeña rana por fin tenía una forma algo reconocible... Si ignorabas las arrugas, el celofán a modo de vendajes y la pata que le faltaba al ser insalvable.
Jasper acabó abrazando a su hermano, levantándole varios centímetros del suelo en un momento cargado de dulzura como agradecimiento.
-¿Eres genial lo sabías?
Y entonces decidió traicionar su completa confianza. Procedió a hacerle una presa, estampado al chaval contra la cama de tal forma que podría haber sido la envidia de cualquier luchador de la UFC. Ethan siquiera tuvo margen para reaccionar, soltando un ligero chillido de sorpresa antes de acabar hundido entre las sábanas.
Jasper eufórico, recuperó a Parches entre sus manos, exhibiendo al animal como si de un trofeo se tratase.
-Pero sigues siendo un pringao. ¡Y PARCHES ES MÍO Y SOLO MÍO BUAHAHAHA!
Esa noche entre gritos, persecuciones, risas y múltiples insultos empezó el primero de muchos intentos por adueñarse de Parches. La ranuja pronto se convirtió en un extraño amuleto que ambos decidieron turnarse (Extorsionar, secuestrar, regatear por ella...) para que les fuera dando buena suerte.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Memorias de papel
13/04/23, 12:36 am
El paso del tiempo se notaba en la pequeña figurita. Parches estaba más curvada, con el patrón de su folio desdibujado y otra piernita notablemente lesionada. Y aún así resistía, descansando sobre el pecho de su único dueño. En un ligero vaivén irregular que acompañaba las respiraciones de Ethan.
El joven observaba a través de la ventana. Las vistas daban al jardín interior del hospital, donde pacientes y residentes caminaban con tranquilidad. Tras el incidente decidieron moverlo a otro cuarto, uno desde el que no pudiera verse la carretera, ni escucharse las ambulancias entrando al lugar. Y aun así, de vez en cuando se perdía en los reflejos serpenteantes del cristal. El lugar acababa desdibujado en un baile de luces parpadeantes y las voces se unificaban en una mucho más estridente, convertidas en un fuerte y aterrador rugido. El propio susto solía sacarle de aquella ensoñación, regresando al mundo real con un terrorífico sobresalto.
Su doctor le había comentado que era normal que ocurriese, que solo el tiempo iria mitigando aquellas visiones. Meses después sentía aquellas palabras como meras mentiras piadosas. Lejos de difuminarse, se estaban asentando en su mente. Aguardando nuevos estímulos con los que volver a aparecer. Le resultaba agotador tener que vivir así, desconociendo cuándo sería la próxima vez que volvería a ocurrir.
Un leve chasquido proveniente de la puerta le sacó de aquel trance. Por un momento se alegró de tener compañía, pero para su desgracia no era un enfermero el que había ido a verle.
-Buenas tardes, Ethan.
Una mujer de mediana edad, mirada afilada y porte firme se acercó a la cama. Vestía con un traje perfectamente ajustado, color crema. A juego con el dorado de su corto cabello y los brillantes ojos verdes que le observaban con una mezcla entre piedad y frialdad. Tomó una silla y como si de una reunión se tratara se sentó con delicadeza, cruzando una pierna sobre la otra en una posición de rectitud enfermiza.
-Creo que se te ha olvidado que ya no estás en el trabajo ¨Madre¨.
La respuesta satírica ni siquiera la inmuto. La actitud del joven hacia ellos solo había ido en detrimento desde el fatídico accidente. Ya estaban acostumbrados a ese tipo de ¨infantilidades¨.
-¿Qué tal te encuentras? -Repitió con un tono de voz, esta vez algo suave. Calculando si una entrada asi seria mas facil de llevar.
-¿Qué quieres? -Contestó Ethan. Escueto y directo.
A esas alturas estaba muy cansado para tener esa clase de juegos. Su madre siempre venía a visitarlo nada más salir del bufete de abogados, pero en general tenía la decencia de dejar los materiales de trabajo en el coche. Y esa vez no era así. Un maletín descansaba sobre el costado de la silla, aguardando su momento. Un maletín que le estaba carcomiendo por dentro.
-De verdad que me preocupas, Ethan. He hablado con tu doctor y me ha mencionado que apenas nota mejoría en esos… Bueno. esos ataques tuyos. -Y ahí regresaba ese tono dolido mezclado con una pizca de decepción. Tras un breve intercambio de miradas la mujer decidió negar, entendiendo que seguir ese camino solo acortaría su estancia. -Pero, y si te sientes mejor teniendo la conversación en este orden. Podemos primero hablar del juicio.
Obviamente tenía que ser eso. Ethan soltó un gruñido de exasperación mientras se incorporaba levemente en la cama. Le dedicó una única mirada cargada de resentimiento, pero ante su nula oposición la mujer vio vía libre para empezar a sacarle documentos. Colocándolos sobre las sábanas a medida que volvía a iniciar conversación. El asiatico simplemente ojeó los papeles con completa desgana mientras todo el sonido del cuarto se convertía en un lejano eco. El no quería una indemnización, se había hartado de gritarlo todos y cada uno de los días en los que sus padres se turnaban para visitarlo. Esa mierda no le iba a devolver a su hermano.
Odiaba tener que ponerle un valor monetario a la vida de Jasper, odiaba cada vez que la familia de ese desgraciado intentaba comunicarse con él para intentar disculparse en su nombre, odiaba tener que justificar el porque ese maldito monstruo debería de pasarse toda su vida pudriéndose entre rejas. Leer esos documentos le hacía sentir que todo lo ocurrido no era más que un trámite burocrático. Que el accidente no era más que un triste escrito a presentar ante un juzgado.
-Ethan… no me estás escuchando verdad?
Tras un pestañeo leve su madre sólo pudo confirmar las sospechas. Ethan siquiera luchó por negarlo, le resultaba completamente indiferente la situación.
-Mira. Se que esto es duro vale. Pero no eres el único que ha perdido a un familiar. -Escuchando aquellas palabras noto como la habitación se volvía más pequeña a medida que las paredes se estrechaban a su alrededor. Se sentía señalado, cegado por un enorme foco que solo le iluminaba a él. Acusado por palabras inciertas. -¿Era mi hijo, entiendes? Y estamos tratando de ayudarte en todo lo que podemos pero lo estás haciendo imposible. ¿Por qué no puedes seguir adelante como estamos intentando hacer el resto? A nosotros también nos duele todo esto.
La luz se hizo más fuerte y ahí, él se vio pequeño en contraluz con la enorme sombra que proyectaba su madre sobre el lugar. Sintió como las sábanas le cubrían, ahogándose en una camilla de la que no podía escapar. Postrado y cansado, mientras en completo silencio sentía cada nuevo cristal cargado de culpabilidad que se le clavaba en el cuerpo.
Llegó un momento donde simplemente desconecto, dejando de escuchar como le recriminaba a pesar de que el dolor seguía haciendo mella. En ese instante de relativa paz se dio cuenta de que no estaba solo, y su vista se focalizó en el pequeño Parches. Aún descansaba sobre su pecho y desde esa perspectiva parecía observar curioso. No recordaba quién de los 2 había decidido ponerle ojitos de plástico, pero sin lugar a dudas le quedaban estupendos. Dio un ligero tap a la ranita, lo suficiente fuerte para que ambos ojitos empezarán a moverse de una forma estúpida.
Aquel detalle tan tonto logro robarle una ligera risa, pausando el monologo de su madre para que esta le dedicara una mirada descolocada y notablemente furiosa. Ethan lejos de achantarse decidió tomar a Parches entre ambas manos. Enseñándole la figura de forma triunfante, como si estuviera exhibiendo una medalla.
-Se llama Parches. -Empezó a contarle ante su estupefacción. Lo que provocó que la mujer como tic nervioso empezará a ajustarse la corbata. Tratando en todo momento de guardar las formas. -Jasper me la regaló después de que le ayudará con ella. ¿Sabes por qué tu no tienes ninguna figurita así?
Ethan se deleitó observando cómo su madre empezaba poco a poco a perder la compostura de la que tanto hacía gala. Viendo como la comisura de sus labios empezaba a estrecharse y su frente tan perfecta,se llenaba de pequeñas arrugas. Sacarle esa mínima expresión era todo un logro.
-Porque no os soportaba. Estabais tan ocupados con vuestras peleitas de mierda que os olvidasteis de la gente que os esperaba en casa. Y ahora. ¿Ahora me vienes a decir nada?
No hubo tiempo a réplica, pues a cada palabra el tono de voz aumentaba. Cargado de furia, frustración y sobretodo pena. Ethan dejó a buen resguardo a Parches para coger los papeles del juicio que aún decoraban su cama. Y con toda la rabia que en ese momento le estaba invadiendo tirarlos lejos de su vista.
-¡¡JODER, NO OS IMPORTA UNA MIERDA VUESTRO HIJO!! ¡El está puto muerto y lo único en lo que estáis preocupados es en ganar otro jodido juicio de mierda!
Los folios volaron por toda la habitación. Desperdigados ante la atenta mirada de una mujer que perdía el poco brillo que en algún momento conservaron sus ojos. No se agachó a recogerlos, siquiera hizo el amago. Dedicó una última mirada a lo que era su único descendiente vivo y se levantó del asiento maletín (vacío) en mano.
Por un momento y sólo por un momento. Aquellos ojos verdes dejaron entrever un dolor mucho más humano que la persona que parecía lucirlos. Pero fue un lamento fugaz antes de que el semblante distante volviera a adueñarse de su figura.
Ethan solo le devolvió odio. Todo el que podía darle mientras luchaba por no romperse en ese preciso momento. Por no darle la oportunidad a aquella mujer de presenciar lo mal que estaba. Se tragó las lágrimas y las convirtió en fuego. Dejó que la pérdida se convirtiera en frustración y la soledad en resentimiento. Que todo su ser ardiera desde dentro para que así, pudiera mitigar el dolor hasta que ella se hubiera ido.
Y así fue. No hubo despedida. La puerta se cerró con más fuerza que con la que se había abierto. Dejando a Ethan encogido en su camastro, incapaz de recoger a Parches por miedo a que acabará peor.
En aquel silencio se permitió llorar, apagarse de nuevo para romper en un llanto desconsolado. Se llenó de recuerdos rotos y memorias ahogadas. Hundiéndose en todas las sonrisas que Jasper le había regalado, en las risas que una vez habían compartido y en aquellas tardes de mierda en las que se acompañaban en un respetuoso silencio.
En los agradables abrazos que ya jamás volvería a sentir, en las numerosas promesas que no podría cumplir y en aquellos sueños que se destruyeron en apenas unos segundos.
Jamás volvería a verlo llegar a casa repleto de una felicidad contagiosa, ni habría nadie preocupado esperando en el salón su regreso de alguna fiesta. Nadie le contaría algún chiste de mierda cuando le viera decaído o le ofrecería una figurita de origami con alguna historia absurda para levantarle los ánimos.
No había perdido solo a un hermano. Porque Jasper era mucho más que una figura familiar.
Él era alegría, era positividad, era una estúpida luz que envolvía todo su alrededor en vivos colores.
En esos momentos, solo podía darle la razón a su madre. Estaba cansado de tener que fingir que todo estaba bien, agotado de revivir la misma noche una y otra vez, frustrado de no poder hacer frente a una dura realidad. Siquiera podía moverse sin ayuda, dependiendo del puñetero botón para llamar a algún enfermero. Mientras los demás luchaban por avanzar, él solo podía ver con desgana la silla de ruedas que le aguardaba en la otra esquina del cuarto.
Y solo podía pensar que de los dos, efectivamente, había sobrevivido el que menos se lo merecía.
El joven observaba a través de la ventana. Las vistas daban al jardín interior del hospital, donde pacientes y residentes caminaban con tranquilidad. Tras el incidente decidieron moverlo a otro cuarto, uno desde el que no pudiera verse la carretera, ni escucharse las ambulancias entrando al lugar. Y aun así, de vez en cuando se perdía en los reflejos serpenteantes del cristal. El lugar acababa desdibujado en un baile de luces parpadeantes y las voces se unificaban en una mucho más estridente, convertidas en un fuerte y aterrador rugido. El propio susto solía sacarle de aquella ensoñación, regresando al mundo real con un terrorífico sobresalto.
Su doctor le había comentado que era normal que ocurriese, que solo el tiempo iria mitigando aquellas visiones. Meses después sentía aquellas palabras como meras mentiras piadosas. Lejos de difuminarse, se estaban asentando en su mente. Aguardando nuevos estímulos con los que volver a aparecer. Le resultaba agotador tener que vivir así, desconociendo cuándo sería la próxima vez que volvería a ocurrir.
Un leve chasquido proveniente de la puerta le sacó de aquel trance. Por un momento se alegró de tener compañía, pero para su desgracia no era un enfermero el que había ido a verle.
-Buenas tardes, Ethan.
Una mujer de mediana edad, mirada afilada y porte firme se acercó a la cama. Vestía con un traje perfectamente ajustado, color crema. A juego con el dorado de su corto cabello y los brillantes ojos verdes que le observaban con una mezcla entre piedad y frialdad. Tomó una silla y como si de una reunión se tratara se sentó con delicadeza, cruzando una pierna sobre la otra en una posición de rectitud enfermiza.
-Creo que se te ha olvidado que ya no estás en el trabajo ¨Madre¨.
La respuesta satírica ni siquiera la inmuto. La actitud del joven hacia ellos solo había ido en detrimento desde el fatídico accidente. Ya estaban acostumbrados a ese tipo de ¨infantilidades¨.
-¿Qué tal te encuentras? -Repitió con un tono de voz, esta vez algo suave. Calculando si una entrada asi seria mas facil de llevar.
-¿Qué quieres? -Contestó Ethan. Escueto y directo.
A esas alturas estaba muy cansado para tener esa clase de juegos. Su madre siempre venía a visitarlo nada más salir del bufete de abogados, pero en general tenía la decencia de dejar los materiales de trabajo en el coche. Y esa vez no era así. Un maletín descansaba sobre el costado de la silla, aguardando su momento. Un maletín que le estaba carcomiendo por dentro.
-De verdad que me preocupas, Ethan. He hablado con tu doctor y me ha mencionado que apenas nota mejoría en esos… Bueno. esos ataques tuyos. -Y ahí regresaba ese tono dolido mezclado con una pizca de decepción. Tras un breve intercambio de miradas la mujer decidió negar, entendiendo que seguir ese camino solo acortaría su estancia. -Pero, y si te sientes mejor teniendo la conversación en este orden. Podemos primero hablar del juicio.
Obviamente tenía que ser eso. Ethan soltó un gruñido de exasperación mientras se incorporaba levemente en la cama. Le dedicó una única mirada cargada de resentimiento, pero ante su nula oposición la mujer vio vía libre para empezar a sacarle documentos. Colocándolos sobre las sábanas a medida que volvía a iniciar conversación. El asiatico simplemente ojeó los papeles con completa desgana mientras todo el sonido del cuarto se convertía en un lejano eco. El no quería una indemnización, se había hartado de gritarlo todos y cada uno de los días en los que sus padres se turnaban para visitarlo. Esa mierda no le iba a devolver a su hermano.
Odiaba tener que ponerle un valor monetario a la vida de Jasper, odiaba cada vez que la familia de ese desgraciado intentaba comunicarse con él para intentar disculparse en su nombre, odiaba tener que justificar el porque ese maldito monstruo debería de pasarse toda su vida pudriéndose entre rejas. Leer esos documentos le hacía sentir que todo lo ocurrido no era más que un trámite burocrático. Que el accidente no era más que un triste escrito a presentar ante un juzgado.
-Ethan… no me estás escuchando verdad?
Tras un pestañeo leve su madre sólo pudo confirmar las sospechas. Ethan siquiera luchó por negarlo, le resultaba completamente indiferente la situación.
-Mira. Se que esto es duro vale. Pero no eres el único que ha perdido a un familiar. -Escuchando aquellas palabras noto como la habitación se volvía más pequeña a medida que las paredes se estrechaban a su alrededor. Se sentía señalado, cegado por un enorme foco que solo le iluminaba a él. Acusado por palabras inciertas. -¿Era mi hijo, entiendes? Y estamos tratando de ayudarte en todo lo que podemos pero lo estás haciendo imposible. ¿Por qué no puedes seguir adelante como estamos intentando hacer el resto? A nosotros también nos duele todo esto.
La luz se hizo más fuerte y ahí, él se vio pequeño en contraluz con la enorme sombra que proyectaba su madre sobre el lugar. Sintió como las sábanas le cubrían, ahogándose en una camilla de la que no podía escapar. Postrado y cansado, mientras en completo silencio sentía cada nuevo cristal cargado de culpabilidad que se le clavaba en el cuerpo.
Llegó un momento donde simplemente desconecto, dejando de escuchar como le recriminaba a pesar de que el dolor seguía haciendo mella. En ese instante de relativa paz se dio cuenta de que no estaba solo, y su vista se focalizó en el pequeño Parches. Aún descansaba sobre su pecho y desde esa perspectiva parecía observar curioso. No recordaba quién de los 2 había decidido ponerle ojitos de plástico, pero sin lugar a dudas le quedaban estupendos. Dio un ligero tap a la ranita, lo suficiente fuerte para que ambos ojitos empezarán a moverse de una forma estúpida.
Aquel detalle tan tonto logro robarle una ligera risa, pausando el monologo de su madre para que esta le dedicara una mirada descolocada y notablemente furiosa. Ethan lejos de achantarse decidió tomar a Parches entre ambas manos. Enseñándole la figura de forma triunfante, como si estuviera exhibiendo una medalla.
-Se llama Parches. -Empezó a contarle ante su estupefacción. Lo que provocó que la mujer como tic nervioso empezará a ajustarse la corbata. Tratando en todo momento de guardar las formas. -Jasper me la regaló después de que le ayudará con ella. ¿Sabes por qué tu no tienes ninguna figurita así?
Ethan se deleitó observando cómo su madre empezaba poco a poco a perder la compostura de la que tanto hacía gala. Viendo como la comisura de sus labios empezaba a estrecharse y su frente tan perfecta,se llenaba de pequeñas arrugas. Sacarle esa mínima expresión era todo un logro.
-Porque no os soportaba. Estabais tan ocupados con vuestras peleitas de mierda que os olvidasteis de la gente que os esperaba en casa. Y ahora. ¿Ahora me vienes a decir nada?
No hubo tiempo a réplica, pues a cada palabra el tono de voz aumentaba. Cargado de furia, frustración y sobretodo pena. Ethan dejó a buen resguardo a Parches para coger los papeles del juicio que aún decoraban su cama. Y con toda la rabia que en ese momento le estaba invadiendo tirarlos lejos de su vista.
-¡¡JODER, NO OS IMPORTA UNA MIERDA VUESTRO HIJO!! ¡El está puto muerto y lo único en lo que estáis preocupados es en ganar otro jodido juicio de mierda!
Los folios volaron por toda la habitación. Desperdigados ante la atenta mirada de una mujer que perdía el poco brillo que en algún momento conservaron sus ojos. No se agachó a recogerlos, siquiera hizo el amago. Dedicó una última mirada a lo que era su único descendiente vivo y se levantó del asiento maletín (vacío) en mano.
Por un momento y sólo por un momento. Aquellos ojos verdes dejaron entrever un dolor mucho más humano que la persona que parecía lucirlos. Pero fue un lamento fugaz antes de que el semblante distante volviera a adueñarse de su figura.
Ethan solo le devolvió odio. Todo el que podía darle mientras luchaba por no romperse en ese preciso momento. Por no darle la oportunidad a aquella mujer de presenciar lo mal que estaba. Se tragó las lágrimas y las convirtió en fuego. Dejó que la pérdida se convirtiera en frustración y la soledad en resentimiento. Que todo su ser ardiera desde dentro para que así, pudiera mitigar el dolor hasta que ella se hubiera ido.
Y así fue. No hubo despedida. La puerta se cerró con más fuerza que con la que se había abierto. Dejando a Ethan encogido en su camastro, incapaz de recoger a Parches por miedo a que acabará peor.
En aquel silencio se permitió llorar, apagarse de nuevo para romper en un llanto desconsolado. Se llenó de recuerdos rotos y memorias ahogadas. Hundiéndose en todas las sonrisas que Jasper le había regalado, en las risas que una vez habían compartido y en aquellas tardes de mierda en las que se acompañaban en un respetuoso silencio.
En los agradables abrazos que ya jamás volvería a sentir, en las numerosas promesas que no podría cumplir y en aquellos sueños que se destruyeron en apenas unos segundos.
Jamás volvería a verlo llegar a casa repleto de una felicidad contagiosa, ni habría nadie preocupado esperando en el salón su regreso de alguna fiesta. Nadie le contaría algún chiste de mierda cuando le viera decaído o le ofrecería una figurita de origami con alguna historia absurda para levantarle los ánimos.
No había perdido solo a un hermano. Porque Jasper era mucho más que una figura familiar.
Él era alegría, era positividad, era una estúpida luz que envolvía todo su alrededor en vivos colores.
En esos momentos, solo podía darle la razón a su madre. Estaba cansado de tener que fingir que todo estaba bien, agotado de revivir la misma noche una y otra vez, frustrado de no poder hacer frente a una dura realidad. Siquiera podía moverse sin ayuda, dependiendo del puñetero botón para llamar a algún enfermero. Mientras los demás luchaban por avanzar, él solo podía ver con desgana la silla de ruedas que le aguardaba en la otra esquina del cuarto.
Y solo podía pensar que de los dos, efectivamente, había sobrevivido el que menos se lo merecía.
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