- InvitadoInvitado
Un pequeño gran paso
29/08/20, 05:49 pm
Las luces de la terraza compensaban la oscuridad de la noche rocavarancolesa. Cain estaba reclinado en un sillón de mimbre, con su pipa en una mano y una copa de whiskey en la otra. Miraba a lo lejos sin fijar la vista en nada en particular, dejando que el humo de la pipa se extendiera con cada exhalación. Era un humo especial que acallaba sus voces lo suficiente como para que su cerebro descansase. Por eso, ningún demonio le avisó de la llegada de Vanyme. El terra le había citado para hablar, aun así Cain se sobresaltó al ver su sombra proyectarse sobre el suelo.
-¡Lo siento! -se disculpó al percatarse de la reacción del invocador -Llamé, pero no me oías.
-No te preocupes -le tranquilizó Cain. -Siéntate, por favor. ¿De qué querías hablarme?
Vanyme se sentó en un sillón junto al de Cain. Se le notaba nervioso; se miraba las manos, entrelazadas y escondidas entre las rodillas, y por su expresión era evidente que estaba esforzándose en encontrar las palabras adecuadas.
-Quería pedirte permiso para hacerme una modificación corporal.
Cain frunció el ceño, extrañado.
-Claro, tenéis permiso para haceros cualquier modificación que queráis. Seguro que Ariven puede darte referencias de su cirujana, es muy habilidosa.
Pero había algo más. Vanyme seguía sin levantar la cabeza.
-Lo sé pero... esto podría afectar a mi trabajo un tiempo y... queria consultarte antes. Es importante para mi.
Cain cambió de posición en su asiento. No dijo nada, pero quería demostrarle a Vanyme que tenía toda su atención. El terra soltó un largo suspiro.
-Desde hace un tiempo no me siento muy bien con mis genitales. Me... me gustaría cambiarlos, si puede ser. No... no quiero que eso entorpezca tus planes, pero no creo que pueda seguir tomando clientes si no... ¡Puedo bailar! ¡Puedo hacer otros trabajos.. -
Ahí Cain le interrumpió con un gesto. Sabía que si le dejaba el terra entraría en un bucle de disculpas y justificaciones y no quería eso.
-Puedes cambiar cualquier parte de tu cuerpo si lo deseas y puedes tomarte el tiempo que necesites para adaptarte. Pero dime, ¿es lo único que quieres cambiar? Cuéntame qué necesitas y haré todo lo posible para que lo tengas, y no tienes que explicarme nada si no quieres.
Cain no sabía mucho de esos temas cuando llegó a la ciudad. Su tierra natal era bastante conservadora y su entorno demasiado reducido. Todo lo había aprendido en la ciudad, más de otras culturas que de la suya propia. Vanyme se mordía el labio inferior y temblaba un poco, sin embargo parecía que el nerviosismo estaba dando paso a determinación.
-Es lo único que quiero cambiar. Eso... y que ya no me presentes más como un hombre. No soy uno. Podéis hablarme de él, pero no soy solo un hombre, y tampoco soy solo una mujer. Necesito que tengáis eso presente.
-Lo tendré -respondió Cain. Le tendió la mano a Vanyme por si quería tomársela y este lo hizo -¿Quiéres que se lo comunique al resto o prefieres hacerlo tú?
-No, yo lo haré.
En realidad Ariven y Jau ya lo sabían, ellos le habían dado los ánimos para ir a hablar con Cain. Querría haber hablado con Mephis antes también, pero la cambiante seguía intimidándole. Sus ojos se humedecieron. Estaba a punto de dar un paso que ni siquiera sabía si le correspondía, y tenía miedo. Cuando empezó a llorar Cain se levantó inmediatamente para arrodillarse a su lado y pasarle la mano por la espalda para consolarle.
-Vamos, vamos. No pasa nada. Esta ciudad será un pozo de monstruos pero nadie va a juzgarte por algo así. Además con la magia un cambio así será pan comido. Hay gente que se pone escarabajos en lugar de ojos, maldita sea.
-No es eso... -dijo Vanyme con la voz rota -Es solo... En mi tribu... yo tendría mis obligaciones como ser completo, y tendría a alguien que me guiaría en mi aprendizaje. Sé lo que soy pero no sé si estoy tomando la decisión correcta o si esto es lo que debo hacer.
La tribu de Vanyme había sido exterminada hacía años y la última persona completa murió cuando él aún era muy pequeño así que no sabía cómo de normal era un despertar más allá de la edad adulta o si sentir rechazo hacia su propio cuerpo era algo normal. Cain le presionó suavemente las manos mientras él le explicaba lo poco que había atesorado de su cultura al respecto.
-Entiendo que estés asustado -dijo Cain. La mayoría de los que vivían en Rocavarancolia habían perdido o renunciado a sus raíces. La ciudad era un batiburrillo de trozos de culturas, robadas, perdidas o muertas -Sin embargo deberías confiar en tu instinto. Si has venido a verme es que sabes que esto es lo que necesitas y este es el camino que tienes que seguir. Y si no lo es, puedes rectificar. Si necesitas alguien con quien hablar de ello... Yo no creo que pueda hacer mucho más que escuchar, pero seguro que puedes encontrar a alguien con una experiencia por lo menos parecida.
Cain no quiso sugerirle que hablase con Mephis porque aunque la cambiante se había mostrado bastante receptiva con el novato seguía siendo, por lo general, inaccesible en temas emocionales. En su lugar, le ofreció una infusión, cosa que el terra aceptó. Se quedaron charlando un rato de cosas que no tenían nada que ver con las preocupaciones de Vanyme. Ya tendría tiempo de seguir poniendo en orden sus pensamientos, había dado un pequeño paso antes de otro más grande y se sentía feliz por ello.
-¡Lo siento! -se disculpó al percatarse de la reacción del invocador -Llamé, pero no me oías.
-No te preocupes -le tranquilizó Cain. -Siéntate, por favor. ¿De qué querías hablarme?
Vanyme se sentó en un sillón junto al de Cain. Se le notaba nervioso; se miraba las manos, entrelazadas y escondidas entre las rodillas, y por su expresión era evidente que estaba esforzándose en encontrar las palabras adecuadas.
-Quería pedirte permiso para hacerme una modificación corporal.
Cain frunció el ceño, extrañado.
-Claro, tenéis permiso para haceros cualquier modificación que queráis. Seguro que Ariven puede darte referencias de su cirujana, es muy habilidosa.
Pero había algo más. Vanyme seguía sin levantar la cabeza.
-Lo sé pero... esto podría afectar a mi trabajo un tiempo y... queria consultarte antes. Es importante para mi.
Cain cambió de posición en su asiento. No dijo nada, pero quería demostrarle a Vanyme que tenía toda su atención. El terra soltó un largo suspiro.
-Desde hace un tiempo no me siento muy bien con mis genitales. Me... me gustaría cambiarlos, si puede ser. No... no quiero que eso entorpezca tus planes, pero no creo que pueda seguir tomando clientes si no... ¡Puedo bailar! ¡Puedo hacer otros trabajos.. -
Ahí Cain le interrumpió con un gesto. Sabía que si le dejaba el terra entraría en un bucle de disculpas y justificaciones y no quería eso.
-Puedes cambiar cualquier parte de tu cuerpo si lo deseas y puedes tomarte el tiempo que necesites para adaptarte. Pero dime, ¿es lo único que quieres cambiar? Cuéntame qué necesitas y haré todo lo posible para que lo tengas, y no tienes que explicarme nada si no quieres.
Cain no sabía mucho de esos temas cuando llegó a la ciudad. Su tierra natal era bastante conservadora y su entorno demasiado reducido. Todo lo había aprendido en la ciudad, más de otras culturas que de la suya propia. Vanyme se mordía el labio inferior y temblaba un poco, sin embargo parecía que el nerviosismo estaba dando paso a determinación.
-Es lo único que quiero cambiar. Eso... y que ya no me presentes más como un hombre. No soy uno. Podéis hablarme de él, pero no soy solo un hombre, y tampoco soy solo una mujer. Necesito que tengáis eso presente.
-Lo tendré -respondió Cain. Le tendió la mano a Vanyme por si quería tomársela y este lo hizo -¿Quiéres que se lo comunique al resto o prefieres hacerlo tú?
-No, yo lo haré.
En realidad Ariven y Jau ya lo sabían, ellos le habían dado los ánimos para ir a hablar con Cain. Querría haber hablado con Mephis antes también, pero la cambiante seguía intimidándole. Sus ojos se humedecieron. Estaba a punto de dar un paso que ni siquiera sabía si le correspondía, y tenía miedo. Cuando empezó a llorar Cain se levantó inmediatamente para arrodillarse a su lado y pasarle la mano por la espalda para consolarle.
-Vamos, vamos. No pasa nada. Esta ciudad será un pozo de monstruos pero nadie va a juzgarte por algo así. Además con la magia un cambio así será pan comido. Hay gente que se pone escarabajos en lugar de ojos, maldita sea.
-No es eso... -dijo Vanyme con la voz rota -Es solo... En mi tribu... yo tendría mis obligaciones como ser completo, y tendría a alguien que me guiaría en mi aprendizaje. Sé lo que soy pero no sé si estoy tomando la decisión correcta o si esto es lo que debo hacer.
La tribu de Vanyme había sido exterminada hacía años y la última persona completa murió cuando él aún era muy pequeño así que no sabía cómo de normal era un despertar más allá de la edad adulta o si sentir rechazo hacia su propio cuerpo era algo normal. Cain le presionó suavemente las manos mientras él le explicaba lo poco que había atesorado de su cultura al respecto.
-Entiendo que estés asustado -dijo Cain. La mayoría de los que vivían en Rocavarancolia habían perdido o renunciado a sus raíces. La ciudad era un batiburrillo de trozos de culturas, robadas, perdidas o muertas -Sin embargo deberías confiar en tu instinto. Si has venido a verme es que sabes que esto es lo que necesitas y este es el camino que tienes que seguir. Y si no lo es, puedes rectificar. Si necesitas alguien con quien hablar de ello... Yo no creo que pueda hacer mucho más que escuchar, pero seguro que puedes encontrar a alguien con una experiencia por lo menos parecida.
Cain no quiso sugerirle que hablase con Mephis porque aunque la cambiante se había mostrado bastante receptiva con el novato seguía siendo, por lo general, inaccesible en temas emocionales. En su lugar, le ofreció una infusión, cosa que el terra aceptó. Se quedaron charlando un rato de cosas que no tenían nada que ver con las preocupaciones de Vanyme. Ya tendría tiempo de seguir poniendo en orden sus pensamientos, había dado un pequeño paso antes de otro más grande y se sentía feliz por ello.
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