Cuartel General de los Ejércitos

Sus niveles de impaciencia estaban por las nubes y eso era mucho decir tratándose del gamusino. La presencia de Zarpa le ayudaba un poco a no perder completamente la paciencia mientras se dirigían al recinto donde entrenaban las fuerzas armadas. Charlaba con la varmana de forma atropellada y riéndose sin motivo cada poco tiempo, fruto de su nerviosismo. Dejó de hablar en cuanto vio en la distancia las figuras de la Comandante y otra persona más, sabiendo que eran quiénes les estaban esperando para sus pruebas. Desde cerca pudo observar mejor a la otra persona, que se presentó como Tenebra, y no pudo evitar mirar durante unos instantes su falta de rostro. Enseguida apartó la mirada, no queriendo parecer maleducado, al fin y al cabo sabía que un amigo de Zarpa que también hacía las pruebas ese día en otro sitio no tenía cabeza. No tener rostro parecía poco en comparación.
—Yo soy Adrune, el gamusino —se presentó a su vez, haciendo un saludo militar acompañado de una sonrisa.

No tuvieron que esperar mucho, pues las dos mujeres les hicieron pasar enseguida al interior del cuartel. Enseguida llamó su atención todo el despliegue de aparejos que enseguida se les comunicó que se trataba de su prueba. Miró a Zarpa con ilusión al conocer la naturaleza de la misma: un circuito de obstáculos sonaba genial y tenía ganas de demostrar lo que podían hacer. Y por supuesto que pensaban colaborar, no tenía duda de que la licántropo pensaba igual que él en eso.

Se colocó en el lugar que Cicatriz les indicó como la salida y realizó algunos estiramientos breves, más destinados a calmarse que a realmente calentar los músculos.
—Lo haremos muy bien —le aseguró a Zarpa.
Una vez allí y con la explicación hecha su nerviosismo había disminuido. En cuanto que se dio la señal echó a correr en dirección al primer obstáculo.

Si Varsai tenía que ser completamente sincera estaba tan nerviosa como Adru, pero en vez de mostrarlo hablando mucho su cola no paraba de moverse de un lado a otro como si de un metrónomo se tratara. Aquello iba a ser decisivo en su vida, el primer paso para convertirse en jinete de dragón.

Antes de salir para allá Strix les había dicho que las veía totalmente preparadas y que las estaría observando. Era consciente de que la naga no quería añadir presión pero al decir aquello lo había hecho.

Se preguntó cómo le estaría yendo a Jace en sus pruebas y si estaría tan nervioso como ella misma. Saludó a Cicatriz y Tenebra con un asentimiento de cabeza.

"Soy Zarpa, licántropa" no dijo más, no creía que fuese necesario en realidad. Atendió a la explicación atenta al lugar. Una carrera de obstáculos y además les permitían colaborar si querían. La licántropa no tenía claro si aquello es que sabían que habían entrenado bajo la tutela de la naga o si acaso era otra forma de ponerlas a prueba. Si era lo último se iban a llevar una grata sorpresa.

"Vamos a ser los mejores jinetes" le dirigió una sonrisa al gamusino. Se descalzó para poder usar sus patas de ser necesaria una transformación parcial. Agudizó todos sus sentidos y comprobó su cola. Todo en perfectas condiciones.

Corrió tras el gamusino cuando les dieron el pistoletazo de salida acercándose a la primera prueba. "Cuidado con el barro" dijo en la mente de Adru, su compañero era rápido y un traspié podía mandarlo al suelo embarrado. Sin embargo Varsai estaba preparada para aquella eventualidad y estaba segura de poder evitar que se cayese.

Con cuidado para no resbalar pero sin frenar mucho el paso se acercó a la estructura de madera que servía como primer obstáculo. Comenzó el cambio antes de llegar a la primera viga, desapareció su ropa y el vello apareció a una velocidad sobrenatural. Una leoparda adulta fue la que empezó a ascender por las vigas. Los obstáculos eran lo suyo y trepar también.

No le costó mucho si tenía que ser sincera. Claro que ya llevaba tiempo en la ciudad, otra persona con un dominio menor sobre sus cambios posiblemente habría tenido alguna más, pero no ella. Y menos después de todo su entrenamiento y su tipo de transformación.

Al llegar arriba miró hacia abajo, a la cuerda y el limo de abajo. Estaba engañosamente en calma y la licántropa pensó que o bien tenía más profundidad de lo que parecía o que algo saldría para intentar molestarla en su camino.

"Cuidado" advirtió al gamusino y se dispuso a cruzar, todavía transformada. Confiaba más en su equilibrio como leoparda que en su otra forma.

El primer obstáculo no era demasiado complicado, pero el gamusino no quería caerse y trató de ir con algo de cuidado. Saltó sobre la zona de barro calculando para aterrizar en la primera viga, buscando tanto como ganar algo de tiempo como evitar resbalar, y, aunque dio un pequeño traspiés, no llegó a caerse por suerte, sujetándose a la propia estructura. Ya que trataba de poner cuidado fue ligeramente por detrás de Zarpa. Consiguió subir sin más incidentes, pero prefirió esperar a que la licántropo cruzase una buena parte de la cuerda, ya que si intentaban cruzar ambas a la vez el riesgo de caerse era alto. Ahorrarían tiempo si lo hicieran, pero mucho más perderían si caían. Consideró cruzarla de dos saltos, pero no estaba nada segura de poder cubrir tanta distancia y en ese caso sí que la iba a pifiar. Empezó a moverse con cautela: aquel no era desde luego su punto fuerte y se tambaleó en un par de ocasiones. Una vez la varmana ya se encontraba al otro lado de la cuerda y él más cerca de la plataforma, decidió que sí era el momento de ganar un poco de tiempo con un salto. Se impulsó en la cuerda y aterrizó en la plataforma, dejando una remanencia en el punto álgido de la parábola.

El triunfo les duró poco y el gamusino compuso una mueca de preocupación al notar como la plataforma se inclinaba. Tenían que pensar rápido. Echó un vistazo a lo que tenían delante y no tardó en sugerirle lo que creía que era mejor a la varmana.
—¿Puedes saltar la distancia de dos plataformas, verdad? Voy a dar saltos lo más largo posibles para aterrizar sobre el menor número de ellas y que tú puedas pasar sin problemas. ¿Te parece bien?
Si Zarpa accedía se pondría en marcha: en esta ocasión no se lo podían pensar demasiado.

En cuanto estuvieron sobre la plataforma al final de la cuerda esta empezó a moverse. La leoparda soltó un bufido y miró hacia adelante. Más plataformas hechas para que las fueran cruzando y a juzgar por como estaban colocadas debían estar construidas de forma que se cayesen también. Y abajo alambre de espino, si no tenían cuidado iban a salir con cortes bastante molestos.

"De sobra" respondió al gamusino cuando preguntó si podía saltar de dos en dos. "Te sigo" dijo sin más y saltó tras su amigo.

Hasta donde Varsai sabía los leopardos de las nieves eran animales de alta montaña, hechos para el sigilo y maniobrar en lugares escarpados. Saltar dos metros no era nada, mas contando con una cola que hacía de timón y el equilibrio felino. Las veces que fallaba estrepitosamente al calcular la distancia y se estampaba contra un muro en medio del salto no contaban.

Cedió el paso a Adru cuando llegaron al túnel.

Pudieron sortear las plataformas del modo que habían pensado, pero enseguida se toparon con el siguiente obstáculo. Un vistazo rápido les confirmó que tenían que atravesar sí o sí el túnel y el gamusino no se lo pensó dos veces para entrar primero. Estaba totalmente oscuro allí dentro y en cuanto puso un pie dentro notó algo frío y pesado alrededor de este. Dio un salto del repentino contacto.
—Hay algo en el suelo… Parece metálico. Creo que no podemos pensárnoslo mucho —le dijo a Zarpa de inmediato.
Avanzaron con cierta lentitud debido a los continuos estorbos en el suelo, el gamusino a punto de tropezar más de una vez, pero ayudándose entre ambos pudieron llegar a la bifurcación.
>>¿Por cuál vamos? Hay que elegir rápido —apremió a la licántropo—. Di un lado y yo pasaré primero tratando de dejar una remanencia por si hay alguna trampa…
No contemplaba separarse, porque creía que si se habían ayudado hasta llegar allí, podrían tener que seguir haciéndolo. Además su intención desde el principio había sido colaborar.

Zarpa entró justo después que el gamusino y no tardó en sentir cómo algo frío empezaba a subirle por una de las patas, cosa que le hizo pegar un salto. Encima no se veía absolutamente nada. Iba a tener que fiarse de sus otros sentidos.

Gracias al oído evitó muchas de las cadenas que intentaban atraparlos. Una intentó cerrarse alrededor de su cola y la hizo desaparecer para evitarlo. Menos mal que era una cambiaformas pensaba mientras caminaba detrás de Adru.

Dos corrientes de aire distintas le indicaron que el camino se bifurcaba.

"Izquierda" respondió a su compañero contenta con que tampoco quisiera separarse. Hicieron lo que había dicho Adru, dejarlo pasar primero por si había alguna trampa. Se concentró completamente en su oído por si acaso.

Pronto comprendieron que lo mejor era no pararse, por lo que el gamusino se dedicó a zigzaguear todo lo que el túnel le permitiese a la velocidad suficiente para dejar remanencias y así engañar a algunas de las cadenas para que se entretuvieran con ellas. No parecía que hubiese nada más que tener en cuenta dentro de aquel lugar, o tal vez habían elegido el camino correcto. Sintió alivio de todos modos al llegar al final del túnel y poder ver de nuevo.

Lo que les esperaba al otro lado parecía simple, pero el gamusino no tardaría en descubrir al tratar de avanzar que no iba a serlo tanto. Un latigazo metálico en un hombro le hizo detenerse. No tardó en darse cuenta de que se había hecho una pequeña herida. Se frotó los ojos para tratar de despejarse la vista.
—Parece que hay obstáculos cortantes aquí —le dijo a Zarpa—. Hay que ir con cuidado hasta que podamos ver mejor y encontrar la forma de ir un poco más rápido.

"Corre, corre, corre" decía mentalmente. No era para Adru si no para ella misma, si se paraba tenía la sensación de que no saldría de allí nunca.

Y corrió como alma que llevaba el diablo, a cuatro patas y en carrera, saltando sobre las cadenas cuando era necesario, cambiando de forma cuando se le intentaban enredar en las patas. Pero sin dejar de correr nunca.

Salió a la luz del sol parpadeando repetidamente y ajustando sus pupilas a la luz solar. Sus ojos se acostumbraron al cambio de luminosidad mucho antes que los de Adru y cuando éste le advirtió de que se podía cortar se puso ojo avizor.

"Ven detrás mía, Adru" le dijo. Le fue avisando de cuando se podía encontrar con cables cortantes para que los esquivase. "Ya nos queda menos".

Aunque le hizo caso a su compañera, la paciencia no era una de las virtudes del gamusino y acabó con alguna pequeña herida más por intentar acelerar un poco en determinados momentos, pues no hallaron ninguna forma de cruzar más deprisa sin sufrir daños. Por suerte para el edeel, la siguiente prueba sí parecía permitir el uso de la velocidad otra vez, y de hecho parecía ser la única opción posible. Estaba claro que aquellos dibujos en la pared estaban por algo y se repartían a lo largo de todo el pasillo.
—Vale, creo que me toca ir delante otra vez… Voy a hacer lo mismo que en el túnel.

No podían saber qué pasaría sin probarlo, así que simplemente se lanzó a… O lo intentó, porque sus pies embarrados resbalaron en aquellas baldosas que, sin duda, estaban colocadas a propósito. Cayó de culo y se levantó lo más rápido posible. Trató de sacudir un poco de barro de sus pies, pero no creía que esperaran que se detuviera a limpiarse concienzudamente.

Una vez listo, tomó aire con fuerza y comenzó a correr. De vez en cuando ponía los pies en la parte baja de la pared para tratar de desprender más barro, aunque gracias a la velocidad que había cogido ya no tenía tanto riesgo de resbalar. Consiguió esquivar por sí misma las primeras runas, que hicieron salir de ellas un hechizo que no llegó a tocarle. Gracias a las remanencias que fue dejando con su zigzagueo y algún que otro salto, muchos de los hechizos destinados a golpearle fueron absorbidos por las mismas. Aun así, cuando estaba llegando al final sintió el impacto de aquella magia, que le propinaron golpes similares al de un puñetazo. Decidió impulsarse con fuerza para aterrizar fuera del alcance de aquel pasillo molesto, aunque acabó otra vez en el suelo. Con suerte, gracias a lo que había hecho, Zarpa lo habría tenido considerablemente más fácil.