Primer sueño de Pam

Pelusa alzo lentamente una ceja con impaciencia y una buena dosis de fastidio por no estar obteniendo las respuestas que quería. Miró de primeras a Milo y Rox cuando escucho de ambos que no tenían constancia de aquello y luego al amedrentado y nervioso ordes, al que analizó de forma mas firme.

-No me refería a insurrectos que no hacen sus deberes, me refiero así alguno de vosotros ha estado últimamente enfermo, ha perdido pelo, le han salido protuberancias extrañas, cosas así- dijo viendo al ordes aunque ya imaginando cual iba a ser su respuesta, lo que seguro la dejaría en otro camino cortado, otra vez. << Esto es cosa de magia ¿pero como freno esto? ¿o los dejo convertirse a todos en ordeses y ya? Podría hacerlo...pero no se si esto también puede ocurrirme a mi y no me quedo quedar esperando a comprobarlo. No hay forma alguna que yo vaya a aceptar a convertirme en ordes, antes incendio el castillo conmigo dentro >> pensó con fastidio pues ni por asomo iba a dejarse convertir en una sarnosa bola de pelos.

Miro de nuevo al ordes, viéndolo fijamente << ¿Tal vez es la presencia de ellos lo que esta convirtiendo a los demás y no la luna como pensaba? Cómo si transmitieran algún tipo de virus mutado o algo así, por contacto o por cercanía, no son raras la mutaciones en nuestro mundo al fin y al cabo...>> pensó cada vez mas molesta  e impaciente, y por tanto mucho menos comprensiva a permitir que ese tontería continuara. Porque si era cierto que se trataba de algo así, solo existía una cura conocida y rápida: Erradicar el mal de raíz.

Y pensaba hacerlo como no encontrase respuestas satisfactorias pronto.

Nada. Nada. NADA. Eso es lo que obteniendo de su preguntas y averiguaciones, absolutamente nada. Los ordeses estaban perfectamente, solo los humanos iban cayendo como mosca, sin sentido alguno y seguía sin tener ningún sentido para Pelusa que hubiese gente que caía como moscas en plazo de un día, como Guille, Zobriel, Eitne o Nime y otros, como Rox, Milo y ahora Rena, fuesen convirtiéndose a trozos, como si estuvieran obteniendo injertos de piel ordesa a cachitos.

<<No es por la edad que los mas pequeños van mas rápidos que los mas grandes, ni tampoco por mundo de origen, porque vale que Guille, Nime y Eitne sea de los pequeños pero no son del mismo mundo. y Zobriel ya es ordes, y ni es del mismo mundo ni es de los pequeños tampoco.>> pensó Pam mirando con fastidio creciente a los tres semiordeses frente a ella, mientras se pellizcaba el puente de la nariz furiosa. ¿Es que no habría forma de parar eso? ¿Iba a tener que resignarse a que todos se convirtieran en felpudos,...incluso ella misma? ¿No habría sufrido bastante durante su vida por culpa de aquellos seres que ahora debía pasar por eso? Mala suerte? ¡Y un demonio! <<¿Porque mierda tiene que pasar esto? ¡¡Había conseguido librarme de esas bolas de pelos de una maldita vez!! >> pensó rabiosa y ala vez confundida por como sus pensamientos se mezclaban con lo que ella recordaba estaba pasando de ultimas, con lo que andaba ocurriendo a su alrededor. ¿Cuando se había hecho reina de los ordeses, a todo esto? No lo sabía realmente. Hasta hace nada estaba en el torreón con los demás teniendo charlas solo que pasaría con la luna...y ahora de la nada era Reina de un montón de ordeses?

<<¿Cuando ha pasado todo esto?>> pensó frunciendo de repente el ceño ante ese pensamiento que apenas empezaba a cobrar algo de sentido en su mente y que no comprendía como había sido tan estúpida de no caer antes en lo incomprensible de la situación. Porque era evidente algo raro ocurría, si lo recordaba de ultimas y lo que ahora pasaba, no encajaban. <<¿Perdí la memoria?>> pensó mirando a sus tres acompañantes sintiendo que de anda serviría preguntarles, porque si ellos no había notado anda raro es que tampoco lo sabían. Sin contar que todo eso no quitaba para nada el problema original de la conversión a ordes.

Realmente empezaba a dolerle la cabeza con todo lo que se estaba arremolinando en su mente.¿Podría simplemente soportar que todos los que conocían se convirtieran en ordeses? Tal vez ¿O que ella misma lo hiciera sin mas y vivir simplemente su vida como si todo eso fuese normal?

<<No>> el simple pensamiento de que también le pasase le revolvía todo el cuerpo, le hacia querer arañarse hasta hacerse sangrar, dejar su piel tan herida que fuese imposible que el pelaje de ordes creciera en ella. Le asqueaba de una forma tan visceral como lo haría si otro mono del queso la tocase. No podía soportar aquello.

-No se como parar lo que os esta ocurriendo, por lo que os daré a escoger- dijo Pam finalmente viendo a su tres compañeros con una mirada fija- Dejad que el cambio continué hasta volveros como ellos- dijo refiriéndose a los esclavos presentes- Y ser tratado como lo que ellos son. O morir como lo que sois aun: libres. - añadió dejando las cartas sobre la mesa.

Vio la mirada temerosa de Rox, Milo y Rena ante sus palabras, ¿que mas querían que hiciera? Había intentando buscar el origen, averiguar por que les pasaba eso a ellos y no a los ordeses, y no solo nada se frenaba sino que mas gente caía. Al menos les daba a escoger dando que no parecía haber forma de frenar la transformación, porque no sabia como hacerlo y se estaba desesperando por ello. Ella mas que nadie odiaba que aquello que consideraba de confianza estuvieran convirtiéndose en esas criaturas que no merecían su perdón.

Por eso escuchar ese grito de "injusto" proveniente de un ordes cuya voz reconoció, hizo que Pam se pusiera de pie de inmediato, lanzándole un mirada fastidiada al ordes con voz de Mike, el cual ni siquiera sabía que lo era ya que no había pasado por allí en ningún momento. ¿Fue el primero entonces? Al parecer si.

-¿Me estas culpando? ¿¡A mi!? - exclamo Pam sorprendida, no solo se sentía indignada por que le culpara por algo de lo que NO tenia culpa, sino que esas palabras viniera de un ordes, por mucho que antes hubiese sido Mike, le hacia hervir la sangre. Podría haberlos condenado a morir a todos y a cada uno de ellos apenas supo que estaba convertidos en ordeses o se estaban convirtiendo y no lo había hecho pese a que su repugna se lo pedía a gritos. No lo había hecho porque sabia que bajo toda esa capa de pelo estaba sus compañeros, por eso los había encerrado y alejado antes de pedirlo a Milo a cualquier otro que los ejecutara. No quería averiguar que pesaría mas en sus decisiones, si el desprecio que sentía por aquella especie o lo que había vivido con Eitne y los demas; y no había querido comprobarlo.

Por eso las palabras de Mike le resultaron pesadas, totalmente injustas y sin sentido. Encima decíendo eso que ella estaba convirtiéndolos en ordeses ¿¡de que narices hablaba!?  << Yo no tengo ese poder, maldita sea y si lo tuviera, no convertiría a nadie en ordes, ¡usaría ese poder para matarlos a todos! >> pensó Pam atravesando a Mike con la mirada con rabia contenida.

-Los ordeses son ESCLAVOS aquí, no se como ni porqué, pero lo sois. TÚ eres ahora un ORDES y tampoco se por que, por eso eres uno mas. Suma dos mas dos - dijo Pelusa con voz inflexible y furiosa- Yo no os relego a nada, yo no soy la que os convierto...ni tengo deseo tampoco de que os transforméis...son criaturas que detesto ¿porque desearía tenerlos cerca? Pero si estáis aquí no voy a permitir que hagáis lo que queráis a mi alrededor...no voy a permitir que hagáis lo que queráis conmigo. No de nuevo...no otra vez  -dijo Pam alterada acercándose a donde estaba Mike, apretando sus puños con rabia ante las ultimas palabras que resonaron en su cabeza como si acabaran de golpearla.

¿No estaba hablando en serio, verdad? Ella no había sido ni la mitad de cruel con los ordeses a su alrededor, de lo que ellos lo fueron con ella en el pasado. Ni la mitad. Se encontraba al limite de sus fuerzas, de sus energías, como si ese estúpido ordes que ahora era Mike acabara de resquebrajar la confianza que tan dificultosamente les había entregado con aquellas acusaciones.

Sus compañeros había escuchado por ella misma como había vivido en ordesta, no con detalles, pero lo habían oído. Nadie que supiera como vivió y como vivía ahora, le diría las palabras que le acababa de decir Mike. << Tan sucia como los ordeses que odio eh...>> pensó mirándolo y no vio en el los ojos de Mike incluso si sabía que eran lo suyos.

-¿Estoy sucia? - dijo parada frente a el, no sabiendo ni cuando se haba acercado tanto en medio de su rabia- Me pregunto quienes fueron los que me volvieron así...tu formas parte de la escoria ahora Mike, incluso mas que todos ellos juntos. - dijo señalando con su brazo a los ordeses esclavos, levantando la vista para verle con el ceño fruncido y los ojos llenos de lagrimas de rabia. Ellos al menos habían sido gente en la que confiaba y si lo fueron, no lo recordaba. ¿Que le importaba porque eran ordeses?¿¡Que le importaba haberse comido la cabeza todos esos días intentando averiguar como solucionar aquello!? << ¡Si eso es lo que piensan realmente de mi...!¿¡Para que me voy a preocupar por ellos de nuevo!? >> pensó sintiendo la rabia carcomiendo cada pensamiento, la frustración y las ganas de cerrarle la boca. Igual a como tiempo atrás lo intento con alguien incluso mas alto que el ordes.

No lo pensó mas, ni por un instante, Pam simplemente se lanzo contra Mike dispuesta a golpearle con sus pequeños puños hasta sacar toda al rabia que sentía. Eso es lo que había servido confiar en los demás, que mandaran a la mierda su confianza.

Pam no entendía a que venia tanto reclamo y eso solo la enrojaba y frustraba mas, ella no había hecho nada para que enjuiciaran de aquella forma. Por ello cuando los recuerdos de gritos, sangre, fuego y torturas impensables llegaron a su mente de golpe, como si hubieran sido vetados completamente de su memoria y apenas la puerta a sus recuerdos hubiese sido abierta. Pam abrió los ojos de par en par con asombro, quedándose sin habla  paralizada en el sitio al grado que ni sintió como Rena le agarraba para que no pudiera golpear a Mike. Demasiado sorprendida por lo que sus memorias acababa de mostrarle.

<< ¿Q-Que ha sido todo eso? ¿Todo eso...lo hice yo? ¿Como...? ¿Cuando? >> pensó turbada por lo que ahora tenía grabado a fuego y sangre en su mente, con el mismo fuego con el que parecia haber quemado vivo a esos ordeses, con la misma sangre con la que los había dejado morir desangrados.

Ordeses...los odiaba, los quería muertos, los quería ver sufrir, los quería ver humillados, llorando y lamentadose por lo que lo hicieron. Si había tenido esos deseos turbios desde que fue consciente de su situación. Disfrutaba desollandolos en su mente, haciéndoles llorar, volcar toda su rabia y frustración en ellos. Si, pero todo eso había sido siempre en su mente. Solo en su mente, en sus deseos, en su sueños...no en la realidad. Porque una cosa era lo que deseara y pensara hacer...y otra muy diferente era lo que al final terminaba haciendo.

<< ¿Cuando....cuando perdí el control para que mis deseos mas enfermos, se volvieran realidad? No entiendo como paso eso >> pensó mirando a los cuatros que lo rodeaba diciéndoles cosas que no entendía, que no cabía en su forma de ser ni en su forma de actuar. ¿Ella pidiendo que otros hicieran su trabajo? ¿Ella mandando que limpiasen por ella? << ¡No! ¡Eso es inconcebible! >> pensó sintiéndose engañada. Porque si, estaban engañandole.

Porque su forma de ser servil estaba tan arraigada en su carácter y personalidad como lo estaba su desprecio hacia los ordeses. No era algo que pudiera borrarse sin mas.

- ¡Dejad de mentir!- dijo mirándole con rabia y frustración creciente, mirando a los cuatro con una intensa mirada, entendiendo que la estaban abandonando culpándola por cosas que decía que ella les haba ordenado hacer y Pam juraría, incluso si sus recuerdos aparecían y le decía lo contrario, que era imposible. Porque se conocía, conocía sus limites y tal vez si hubiese perdido el control y hubiese aniquilado ordeses sin compasión llevada por sus mas crueles pensamientos pero había cosas que no podía olvidarse- ¿¡Me creéis tan estúpida y sin cerebro como para que el poder se me suba a la cabeza de esa forma!? Nunca he pedido hacer nada a nadie que me correspondiera hacer a mi...y eso ni el ser Reina o lo que sea va a quitármelo - dijo sintiéndose frustrada con ellos y consigo misma porque al inicio cuando abrió los ojos y se vio como reina decidido seguir el juego no entendiendo que cuernos ocurría. Y aun ahora seguía sin entender como había acabado ella en dicha posición.

Les atravesó con la mirada uno a uno. ¿Así que esa era la respuesta sin mas? Culparla por algo que solo ellos decían saber, por recuerdos que había aparecido en su mente sin mas y que le era difícil identificar como propios incluso si lo eran, por acciones que había ordenado hacer tan contrarios a sus propia forma de ser. ¿Porque estaban intentando quitarle todo lo que era, para bien o para mal? Ella no era una reina, tampoco habría dado esas ordenes a sus compañeros. Ella no era así. << ¿Que estoy diciendo?...>> pensó mirando hacia los cristaleras que dejaban entrar la inconfundible luz roja. <<¿Quien dice que esta no soy yo ahora? Un monstruo que sigue luciendo como un pequeña mona del queso. No entiendo nada de lo que esta pasando>> pensó volviendo sus ojos lavandas hacia la mirada rabiosa de Rox y el obvio rechazo que los otros tres les mostraban << Nunca debí confiar en nadie >> concluyo observándolos de forma fría y estática.

-Y ahora que decidisteis traicionarme entonces...¿que vais a hacer conmigo?- preguntó Pam carente de expresión, igual a cuando ellos la conocieron tanto tiempo atrás que apenas lo recordaba.

¿Mentirse a si misma?. Hablaba desde el conocimiento que tenia, desde los recuerdos que aun conservaba de como había sido y por tanto de como creía seguir siendo. La palabras podían exagerarse, podían ser mentira también.¿Porque debía creer que todo lo que decían de ella era cierto solo porque se lo decían?

Su mirada se posó en Milo, nerviosa, temerosa pero firme, frunciendo el ceño cuando el irrense se acerco a ella con el hecha en mano. Sintió el sudor frío deslizándose por su espalda cuando este paso junto a ella sin hacerle ningún daño. Dejo todo el aire de sus pulmones, sobresaltarse ante el sonido de cristal resquebrajándose y rompiéndose. Se giró presa del asombro cuando la estancia se lleno de aquel color rojizo que antes solo se adentraba a través de la vidrieras.

Los oídos de Pam se empezaron a llenar de gritos, gritos que provenían de las llamas que visibles desde su castillo. La mona del queso miro con estupor y horror la imagen frente a ella. Fuego en la distancia y lo gritos ensordecedores de los ordeses que ardían en ellas. Su rostro inexpresivo no hacían compañía al brillo temerosos y horrorizado de sus ojos,que no podían despegar su mirada de las llama, que parecían reclamarle y gritarle con las voces de los ordeses que perecían en ella con todo el odio y rencor que seguramente le guardaban por lo que le había hecho.

<<¿Lo que les he hecho? yo...no...no puede ser >> las palabras de Rena y Mike llegaron a sus oídos como si proviniera de la distancia y no de su lado. ¿Era cierto entonces? ¿Ese era el poder que la luna le había otorgado?¿Todo eso era realmente aquel cosquilleo que sentía en sus dedos cada vez que intentaba realizar hechizos? Un poder para manifestar sus deseos.

-Un poder para hacer daño... – murmuro en voz alta sus pensamientos con la mirada vidriosa, sin saber como sentirse. ¿Aterrada por lo que sus deseos mas internos habían provocado o feliz por darse cuenta que tenia verdadero poder mágico? ¿Empática y arrepentida o insensible y egoísta? Las imágenes y recuerdos llenaban su mente, suplantando y arremolinándose con sus antiguos recuerdos, con lo que hasta el momento había considerado reales mientras vivía en ese torreón junto a los demás, empezaban a confundir sus sentimientos.

Sentía ganas de llorar y no sabia decir por qué, si por ver su sueño cumplido de tener magia para luchar y protegerse...o ver lo que en eso la había convertido. Más ninguna lagrima salió, demasiado sobrecogida por todo lo que veía, escuchaba y sentía.

Ella había sido la primera que les dijo que daba igual si la luna cambiaba sus aspectos, nada cambiaría entre ellos. << Mentira >> Los había aborrecido apenas se convirtieron en ordeses. También dijo que no cambiarían como eran por dentro << También es mentira >> Ella lo había hecho, convirtiéndose en un monstruo por dentro que no era capaz de ocultarlo.

-No...no lo se- respondió a Mike, pero mas bien se respondió a si misma, No sabia como arreglar ni parar aquellas masacre, no sabía como dejar de aborrecer a los ordeses ni tampoco sabia como frenar lo que estaba provocando en sus compañeros. Por una vez no tenía ninguna respuesta.

Si era cierto lo que decían, aquella era su magia,lo que tanto había querido tener...¿Debía suprimirla, así como sus mas oscuros deseos, para que dejara de hacer daño?¿Hacer como si no la tuviera? No era algo que pudiese controlar, ni tampoco quería perder lo que tanto le había costado y ansiado conseguir.

Por mucho daño que hubiese hecho, por arrepentida que pudiera estar por ver lo que había provocado en Rena y los demás, por debajo de lo que sus deseos habían provocado...seguía siendo Pam, seguía siendo Pelusa. No la Reina que la Luna había creado. Su mirada lavanda se despego de las llamas para posarla en Rena, en Mike, Rox y Milo antes de despegar sus labios para hablar.

-¿Queréis que deje de odiarlos? No se como hacerlo -murmuro Pelusa, sin apartar sus ojos de ellos,inexpresiva salvo por su mirada que transmitían toda la confusión que sentía. Sobre lo que era y no era, sobre lo que quería hacer y no quería hacer, sobre todas las emociones confusas que quería volverla loca y hacerle perder la cordura. Un rostro de muñeca de porcelana con unos ojos que lo transmitían todo- ¿Queréis que frene esas torturas que mis deseos les hacen sufrir? No se como controlarlo...- bajo la mirada sintiendo que iba a colapsar con todos los retazos de recuerdos, con todas las emociones contradictorias que sentía. Eran demasiadas cosas acumuladas en un cuerpo tan pequeño. ¿Que mas podía hacer?

-Lo siento...- susurro sin convicción, pero sitio como si algo se despegara de su interior como si se abriera un pequeño pasaje a todo lo que sentía  en ese momento-.Lo siento...-susurro con voz mas alta, mas congestionada, frustada y ahogada- Lo s-siento...- susurro sin fuerzas, sintiendo los ojos arder sin que ninguna lagrima cayera. El peso de todo lo que había hecho y aun seguía haciendo, cayo sobre sus hombros como una pesada maza, derrumbando la en el suelo de rodillas mientras cubría su rostro con ansiedad.