Explanada de los portales
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Rocavarancolia Rol
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- Rocavarancolia Rol
Explanada de los portales
23/04/18, 08:46 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Ubicada en una zona de acceso limitado y guardada por varios perímetros mágicos, una explanada amurallada alberga los portales a los distintos mundos vinculados, separados entre sí por secciones de las almenas. Cada portal está permanentemente custodiado por al menos una pareja de guardias.
- Algunos guardianes de portales:
Ebnun (pnj)
Gres (pnj)
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Explanada de los portales
31/07/18, 07:49 pm
Giz se quitó un peso de encima cuando lo atraparon. El goliat creía que lo iban a matar (lo que les había dicho era revelador, pero demostraba que era poco más que una marioneta), y se sintió decepcionado no por Adara, sino por su insitencia en interrogarlo primero. Entendía a la ángel negro, pero él prefería cortar por lo sano para comenzar a cerrar heridas cuanto antes. De hecho, ni siquiera tenía interés en ser él quien se encargara. Sabría que algo así jamás le satisfaría del todo.
Cuando comenzó el baile de caras, Giz apretó los dientes y cerró los puños con fuerza. Tuvo que convencerse de no entrometerse en el interrogatorio, de no estorbarles y, sobre todo, de no pegarle un puñetazo al cambiante arruinado cuando osó utilizar su propia cara. Era una criatura patética, risible. Había sido condenado a una vida de mierda desde que tocó aquel pedrusco que aún tenía incrustado (o eso creía el goliat). Le frustraba mucho que alguien tan diminuto y tan triste hubiera sido capaz de matar a una de las personas que más quería, entrenada y bendecida por la verdadera Luna. ¿Y encima utilizaba la cara su propia cara? Giz no quería verse en el cuerpo del asesino de Nasher.
Se giró, abrió la gola y se mantuvo distraído, examinando los resquicios mágicos que venían aquí y allá. Irónicamente, no se giró hasta que creyó que Adara lo había matado por fin, pues ver al cambiante muerto era menos duro que verlo vivo, y se llevó la peor de las imágenes. Al asreniano se le erizaron los pelos y se le tensaron los músculos. El contacto del fuego fatuo lo tranquilizó lo suficiente como para que asintiera, sin mediar palabra, siguió los pasos del hechizo de consunción.
Sentía la conciencia advirtiéndole de que aquello era una reacción desmesurada para cómo era el goliat, pero era la reacción desmesurada que necesitaba en ese momento. Apuntó a la cabeza muerta del cambiante y una cadena de explosiones en miniatura la reventaron.
Sin pararse a admirar el destrozo, se giró al resto sintiendo que necesitaba dar una explicación por aquello. Habló desde el asco que sentía hacia el cambiante y la pena que aún no había aprendido a gestionar del todo:
—No se merecía esa cara.
Giz apretó los ojos y respiró hondo, con la esperanza (vana) de traerse de vuelta a la calma. Estaba temblando.
Cuando comenzó el baile de caras, Giz apretó los dientes y cerró los puños con fuerza. Tuvo que convencerse de no entrometerse en el interrogatorio, de no estorbarles y, sobre todo, de no pegarle un puñetazo al cambiante arruinado cuando osó utilizar su propia cara. Era una criatura patética, risible. Había sido condenado a una vida de mierda desde que tocó aquel pedrusco que aún tenía incrustado (o eso creía el goliat). Le frustraba mucho que alguien tan diminuto y tan triste hubiera sido capaz de matar a una de las personas que más quería, entrenada y bendecida por la verdadera Luna. ¿Y encima utilizaba la cara su propia cara? Giz no quería verse en el cuerpo del asesino de Nasher.
Se giró, abrió la gola y se mantuvo distraído, examinando los resquicios mágicos que venían aquí y allá. Irónicamente, no se giró hasta que creyó que Adara lo había matado por fin, pues ver al cambiante muerto era menos duro que verlo vivo, y se llevó la peor de las imágenes. Al asreniano se le erizaron los pelos y se le tensaron los músculos. El contacto del fuego fatuo lo tranquilizó lo suficiente como para que asintiera, sin mediar palabra, siguió los pasos del hechizo de consunción.
Sentía la conciencia advirtiéndole de que aquello era una reacción desmesurada para cómo era el goliat, pero era la reacción desmesurada que necesitaba en ese momento. Apuntó a la cabeza muerta del cambiante y una cadena de explosiones en miniatura la reventaron.
Sin pararse a admirar el destrozo, se giró al resto sintiendo que necesitaba dar una explicación por aquello. Habló desde el asco que sentía hacia el cambiante y la pena que aún no había aprendido a gestionar del todo:
—No se merecía esa cara.
Giz apretó los ojos y respiró hondo, con la esperanza (vana) de traerse de vuelta a la calma. Estaba temblando.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientación
Re: Explanada de los portales
01/08/18, 01:31 pm
Wen hubiera preferido acabar con Esparto de una vez. El cambiante solo había sido una marioneta movida por su sed de venganza por algo que su patetismo consideraba una injusticia. Al final, Nasher no había muerto porque ella hubiera matado a alguien o porque alguien quisiera su gema o porque el propio Nasher hubiera hecho algo, había muerto porque ella había hecho su trabajo y no había dejado entrar a un cambiante sin dinero en un burdel. Si Wen no estuviera sufriendo tanto con los cambios de imagen de Esparto, se echaría a reir dolorosamente.
A veces, en sus días más oscuros, Wen pensaba que la mentira que decían al exterior, que era una bruja maldita, era cierto. Que estaba maldita por la Luna y que por eso sus más allegados siempre acababan muertos o sufriendo y que aquellos que la querían y se quedaban a su lado estaban destinados a sufrir hasta el final. A lo mejor, los únicos inteligentes en toda esta historia fueron sus padres biológicos, quienes se deshicieron de ella en el mismo momento en el que llegó al mundo.
Con dolor, Wen vió como Esparto moría con la cara de Nasher y pensó que aquello ni siquiera había valido la pena. Él había sido el arma, si, pero no la mano ejecutora. Y por desgracia, no parecía posible poder rastrear, encontrar y acabar con aquella mano ejecutora, por lo que no habían acabado realmente con la amenaza. Cabía la posibilidad de que la próxima vez que volviera a Rocavarancolia de Krabelin pasara lo mismo.
- No, no lo hacía- le contestó a Giz, sabiendo por qué lo había hecho. Era asqueroso que hubiera usado todas sus caras, pero que muriera con la del asreniano era como manchar su memoria.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Explanada de los portales
01/08/18, 02:12 pm
Disfrutó de cada segundo observando a Adara aplastar a aquel desgraciado contra la dura roca una y otra vez. Había vuelto a adoptar su apariencia, pero eso lo hacía aún mejor en aquellos instantes. El sueco no tenía ningún problema con aquella imagen, aunque se sentía mal por los demás. No obstante, el pedazo de capullo que era Esparto no podía contentarse con lo que ya había hurgado en la llaga, por supuesto que no. Sintió todavía más rabia al reconocer las facciones de Nasher entre aquel amasijo que era el cadáver del cambiante y, de no ser porque Giz que tenía mucho más derecho que él se le adelantó, él mismo hubiera tenido un arranque parecido al del goliat.
Todavía estaba alterado cuando notó el contacto de la mano de Gael sobre su hombro. Hizo amago de alzar la mano para apretar la de su amigo, pero se detuvo a medio camino: no quería manchar a nadie con la sangre de aquel miserable. Aprovechó para lanzarse algunos hechizos de limpieza por ese motivo.
—Por suerte, sí se merecía lo que le ha dado Adara —escupió tras los comentarios de los demás—. Ya no podrá volver a usar caras que le vienen grandes.
Aunque estaba de acuerdo con el fuego fatuo en que no debían bajar la guardia, no parecía realmente que hubiese ningún peligro allí para ellos. Fuese como fuese, decidieron volver al cuchitril para poder hablar sobre lo sucedido y no hubo ningún incidente más.
Sigue en el Cuchitril.
Todavía estaba alterado cuando notó el contacto de la mano de Gael sobre su hombro. Hizo amago de alzar la mano para apretar la de su amigo, pero se detuvo a medio camino: no quería manchar a nadie con la sangre de aquel miserable. Aprovechó para lanzarse algunos hechizos de limpieza por ese motivo.
—Por suerte, sí se merecía lo que le ha dado Adara —escupió tras los comentarios de los demás—. Ya no podrá volver a usar caras que le vienen grandes.
Aunque estaba de acuerdo con el fuego fatuo en que no debían bajar la guardia, no parecía realmente que hubiese ningún peligro allí para ellos. Fuese como fuese, decidieron volver al cuchitril para poder hablar sobre lo sucedido y no hubo ningún incidente más.
Sigue en el Cuchitril.
- Rocavarancolia Rol
Re: Explanada de los portales
10/08/18, 06:38 pm
Miseria también trabajaba fabricando máscaras. La que sostenía en sus manos era muy simple, una sombra sobre la mirada perpetua de quita y pon. La había hecho sencilla: había recortado toda la parte bajo los ojos y le había añadido un esqueleto de madera de sauce. El tratamiento termomágico y el calor húmedo de la sombra sobre la mirada habían terminado de dar coherencia al material. El cliente la quería sin ornamento, pero Miseria temía por la poca consistencia que tendría su obra de no recibir retoques artísticos. Así que le dio una pasada de pintura negra para uniformarlo todo y, entre las varillas de madera escribió en baba de caracol algunas cláusulas rúnicas para atenuar la adicción al hechizo. La sombra sobre la mirada, con su anulación de la compasión para el asesino que la portara, podía hacer dependiente al usuario.
La remató con un ojo amarillo limón en el centro, que ocultaba una llama incandescente que protegería al artefacto de anulaciones níveas.
Su cliente lo esperaba frente al edificio del portal a Nubla, justo donde habían quedado. Cuando le tendió el antifaz a la guerrera a cambio de las dos monedas de ópalo no sintió pena alguna por desprenderse del artefacto. Miseria estaba satisfecho de que alguien fuera a blandir su obra, de que fuera a darle vida y hacerla efectiva y real.
–He aprovechado el influjo de esta Luna antes de irme –dijo–. Espero poder tener una versión más… más vital, más consistente para el año que viene. Esto es muy modesto para lo que es mi oficio.
–Entonces no vacilaré al matar, ¿no?
Miseria reprimió un suspiro de hastío ante la simpleza de aquella pregunta. No era el momento de andar instruyendo connoisseurs y los guerreros no eran afines a la educación verbal.
–No vacilarás. El problema es la adicción, así que he puesto algunas runas para evitar que te acostumbres a su frialdad. Pero no pueden hacer ellas solas todo el trabajo. El ojo protege frente a algunas anulaciones níveas pero es falible. Ah, y no tiene cuerda física porque lleva un hechizo-cuerda que la sostendrá frente a tus ojos.
–¿No pides más por todo eso?
–Considéralo parte de la garantía. No puedo ir por ahí haciendo máscaras sin significado ni complejidad: la magia seria no es una cosa de cadena de producción.
–De acuerdo. Gracias.
–Un placer.
Miseria hizo una escueta reverencia y subió hacia el portal a Nubla.
–Soy Miseria Nombre, esta vez no es para dormir sino un permiso de larga estancia.
–Sí, sí, nos lo han dicho –respondió uno de los guardias–. ¿Quién te sustituye en los pregones?
–Me temo que no lo sé. ¿Los habitantes de Nubla saben que me mudo?
–Recibimos orden de mantenerlo en secreto. El truco de la sorpresa, ¿cierto? –dijo el caimántropo con una sonrisa.
–Sí, tengo que exprimir al máximo sus sentimientos. La ciudad está llena de sobrecogimiento pero aquí la gente se acostumbra rápido al misterio y el aire deja de ser tan delicioso en cuanto pasan un par de meses de cosecha. Y los sentimientos que ha causado la crisis onírica no han sido tan valiosos para mí como podría parecer.
–¿Y cuán delicioso es el aire que me rodea? –preguntó el guardia.
–Sabes mejor que yo que está seco. Enhorabuena por haber trascendido mis fantasmagorías.
El caimántropo rió satisfecho.
–Pero te recomiendo que les des una oportunidad de vez en cuando. Esos sentimientos, si los sabes explorar, pueden resultarte casi tan deliciosos como a mí. Entra de vez en cuando en una iglesia fea.
–Y tú busca el amor, no te jode.
Miseria se limitó a despedirse con una reverencia cordial. Compartir cinismo de monstruos era la forma más sencilla de socializar en aquella ciudad.
La remató con un ojo amarillo limón en el centro, que ocultaba una llama incandescente que protegería al artefacto de anulaciones níveas.
Su cliente lo esperaba frente al edificio del portal a Nubla, justo donde habían quedado. Cuando le tendió el antifaz a la guerrera a cambio de las dos monedas de ópalo no sintió pena alguna por desprenderse del artefacto. Miseria estaba satisfecho de que alguien fuera a blandir su obra, de que fuera a darle vida y hacerla efectiva y real.
–He aprovechado el influjo de esta Luna antes de irme –dijo–. Espero poder tener una versión más… más vital, más consistente para el año que viene. Esto es muy modesto para lo que es mi oficio.
–Entonces no vacilaré al matar, ¿no?
Miseria reprimió un suspiro de hastío ante la simpleza de aquella pregunta. No era el momento de andar instruyendo connoisseurs y los guerreros no eran afines a la educación verbal.
–No vacilarás. El problema es la adicción, así que he puesto algunas runas para evitar que te acostumbres a su frialdad. Pero no pueden hacer ellas solas todo el trabajo. El ojo protege frente a algunas anulaciones níveas pero es falible. Ah, y no tiene cuerda física porque lleva un hechizo-cuerda que la sostendrá frente a tus ojos.
–¿No pides más por todo eso?
–Considéralo parte de la garantía. No puedo ir por ahí haciendo máscaras sin significado ni complejidad: la magia seria no es una cosa de cadena de producción.
–De acuerdo. Gracias.
–Un placer.
Miseria hizo una escueta reverencia y subió hacia el portal a Nubla.
–Soy Miseria Nombre, esta vez no es para dormir sino un permiso de larga estancia.
–Sí, sí, nos lo han dicho –respondió uno de los guardias–. ¿Quién te sustituye en los pregones?
–Me temo que no lo sé. ¿Los habitantes de Nubla saben que me mudo?
–Recibimos orden de mantenerlo en secreto. El truco de la sorpresa, ¿cierto? –dijo el caimántropo con una sonrisa.
–Sí, tengo que exprimir al máximo sus sentimientos. La ciudad está llena de sobrecogimiento pero aquí la gente se acostumbra rápido al misterio y el aire deja de ser tan delicioso en cuanto pasan un par de meses de cosecha. Y los sentimientos que ha causado la crisis onírica no han sido tan valiosos para mí como podría parecer.
–¿Y cuán delicioso es el aire que me rodea? –preguntó el guardia.
–Sabes mejor que yo que está seco. Enhorabuena por haber trascendido mis fantasmagorías.
El caimántropo rió satisfecho.
–Pero te recomiendo que les des una oportunidad de vez en cuando. Esos sentimientos, si los sabes explorar, pueden resultarte casi tan deliciosos como a mí. Entra de vez en cuando en una iglesia fea.
–Y tú busca el amor, no te jode.
Miseria se limitó a despedirse con una reverencia cordial. Compartir cinismo de monstruos era la forma más sencilla de socializar en aquella ciudad.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Explanada de los portales
04/12/18, 11:16 pm
Varsai había llegado temprano a la explanada. Apenas había podido dormir de la excitación que le producía el viaje, sumado a los malos sueños que tenía últimamente.
La leoparda iba de adelante a atrás con la cola agitándose tras ella. Llevaba una mochila a la espalda que Isis le había confeccionado, adaptable a ambas formas. Su amiga no sólo había hecho eso, también le había arreglado un vestido a la manera libense. Por supuesto no había sido gratis. Los materiales habían salido de la licántropa y le había prometido una cena a la veela.
Se había despedido de sus compañeros y había prometido traer algún recuerdo procedente de Libo.
Después de pasear durante un rato se sentó sobre sus cuartos traseros cerca del portal. Miró en la dirección en que habría de venir la bruja.
Seguro que no tardaría en llegar.
La leoparda iba de adelante a atrás con la cola agitándose tras ella. Llevaba una mochila a la espalda que Isis le había confeccionado, adaptable a ambas formas. Su amiga no sólo había hecho eso, también le había arreglado un vestido a la manera libense. Por supuesto no había sido gratis. Los materiales habían salido de la licántropa y le había prometido una cena a la veela.
Se había despedido de sus compañeros y había prometido traer algún recuerdo procedente de Libo.
Después de pasear durante un rato se sentó sobre sus cuartos traseros cerca del portal. Miró en la dirección en que habría de venir la bruja.
Seguro que no tardaría en llegar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Explanada de los portales
08/12/18, 10:21 pm
[Pre-sueño común]
Trabajar para Seide Manoblanca era sencillo, cuanto menos. El mago era tan receloso que le había dado un colgante para cambiar su aspecto mediante ilusiones y Saria no tenía más trabajo que dar rienda suelta al mal de ojo. La mala sombra se escondía entre el público durante cada ronda de apuestas, ya fueran pulsos, peleas, carreras o simples juegos de cartas. Una vez camuflada, tenía que buscar un símbolo blanco que a cambiaba según el día y la hora, y asegurarse de que el portador de tal símbolo ganaba. Su práctica con el mal de ojo le permitía afectar a pequeños detalles decisivos, aunque como todo en el Azar, había ocasiones en las que perdía. Seide Manoblanca había hecho hincapié en lo importante que era perder para no llamar la atención, así que no se preocupaba mucho. Perder una batalla no era nada en esta guerra económica que se traían.
Lo más complicado en estos días aciagos era el hecho de pisar la ciudad y reconocer en cada recoveco un porcentaje inhóspito. Rocavarancolia entera bullía, afectada por una fuerza extraña, onírica. Saria se aseguraba siempre, siempre de volver a Ordesta a dormir, tal y como había aconsejado a sus amigos, pero si quería un futuro (y no necesitaba leer su Suerte en ningún número para saberlo), tenía que tragar con todo y volver a trabajar.
Esa noche caminaba dando saltos, de forma que desde fuera probablemente pareciera una niña que no quería pisar las juntas de las baldosas. Saria había salido de los bajos fondos y desandaba sus pasos de vuelta a la explanada. A pesar del cansancio, la mala sombra iba tan alerta que no se sorprendió cuando una niña le cruzó el paso.
—¡Hola!
La mala sombra frenó en seco, miró el suelo a su alrededor y posó sus pies en los lugares que decidió más seguros. Acto seguido examinó a la niña con sus ojos amarillos y decidió que no suponía una amenaza. Solo entonces se dignó a responderle.
—¿Quiéres algo, cariño? Tengo algo de prisa...
La niña agachó la mirada, sin saber qué decir en ese instante y Saria se fijó un poco más en ella. Llevaba el pelo recogido en dos trenzas, pero lo que más destacaba era el par de cuernos que surgían de entre el pelo. Saria descubrió también un par de caracoles que circulaban sobre el peto vaquero que llevaba puesto la niña. Se trataba de una bruja, supuso. Una muy pequeña.
—¿Estás bien? —preguntó la ordesa con toda la ternura que pudo.
—Sí, sí, perdona… Es que… ¿Tú trabajas para Seide, verdad?
Saria frunció el ceño inmediatamente. Los porcentajes no le habían dicho nada, pero estaba claro que no podía fiarse de nadie que supiera de su trabajo.
—¿Cómo lo sabes, niña? —parte de la ternura desapareció de su voz para dejar paso a la alarma.
La niña sonrió como si nada y señaló a sus caracoles. Por suerte para ambas, nada a su alrededor indicaba cambios sustanciales del azar.
—Puedes confiar en nosotros.
Saria suspiró. Los caracoles no serían tan confiables si la habían seguido. La mala sombra no sabía si reír o llorar porque la hubieran pillado pero, si esos bichos eran tan lentos como suponía, la única forma de que la vincularan con Seide era que también lo hubieran espiado a él. No le hacía mucha gracia lo poco que sabía, pero tenía claro que necesitaba más información para decidir qué hacer. En el peor de los casos, sabría hacer pasar la muerte de una bruja tan pequeña como un terrible accidente.
—¿Y bien?
—¿Puedes venir con nosotros? Nos gustaría pedirte un poco de ayuda…
De nuevo la Suerte no parecía cambiar ante ellas y solo por eso Saria se ofreció a seguirla, siempre alerta de los cambios en las probabilidades. En el fondo de su pecho sentía un cosquilleo trepidante, tenía la sensación de que se iba a meter en la boca de un lobo y pocas cosas le gustaban más que una buena aventura.
—¿Y cómo dices que te llamas, cariño? —preguntó.
La mala sombra descubriría que la bruja tenía mucho que decir sobre sí misma y sobre toda su trupe de caracoles.
Sigue en las Calles.
Trabajar para Seide Manoblanca era sencillo, cuanto menos. El mago era tan receloso que le había dado un colgante para cambiar su aspecto mediante ilusiones y Saria no tenía más trabajo que dar rienda suelta al mal de ojo. La mala sombra se escondía entre el público durante cada ronda de apuestas, ya fueran pulsos, peleas, carreras o simples juegos de cartas. Una vez camuflada, tenía que buscar un símbolo blanco que a cambiaba según el día y la hora, y asegurarse de que el portador de tal símbolo ganaba. Su práctica con el mal de ojo le permitía afectar a pequeños detalles decisivos, aunque como todo en el Azar, había ocasiones en las que perdía. Seide Manoblanca había hecho hincapié en lo importante que era perder para no llamar la atención, así que no se preocupaba mucho. Perder una batalla no era nada en esta guerra económica que se traían.
Lo más complicado en estos días aciagos era el hecho de pisar la ciudad y reconocer en cada recoveco un porcentaje inhóspito. Rocavarancolia entera bullía, afectada por una fuerza extraña, onírica. Saria se aseguraba siempre, siempre de volver a Ordesta a dormir, tal y como había aconsejado a sus amigos, pero si quería un futuro (y no necesitaba leer su Suerte en ningún número para saberlo), tenía que tragar con todo y volver a trabajar.
Esa noche caminaba dando saltos, de forma que desde fuera probablemente pareciera una niña que no quería pisar las juntas de las baldosas. Saria había salido de los bajos fondos y desandaba sus pasos de vuelta a la explanada. A pesar del cansancio, la mala sombra iba tan alerta que no se sorprendió cuando una niña le cruzó el paso.
—¡Hola!
La mala sombra frenó en seco, miró el suelo a su alrededor y posó sus pies en los lugares que decidió más seguros. Acto seguido examinó a la niña con sus ojos amarillos y decidió que no suponía una amenaza. Solo entonces se dignó a responderle.
—¿Quiéres algo, cariño? Tengo algo de prisa...
La niña agachó la mirada, sin saber qué decir en ese instante y Saria se fijó un poco más en ella. Llevaba el pelo recogido en dos trenzas, pero lo que más destacaba era el par de cuernos que surgían de entre el pelo. Saria descubrió también un par de caracoles que circulaban sobre el peto vaquero que llevaba puesto la niña. Se trataba de una bruja, supuso. Una muy pequeña.
—¿Estás bien? —preguntó la ordesa con toda la ternura que pudo.
—Sí, sí, perdona… Es que… ¿Tú trabajas para Seide, verdad?
Saria frunció el ceño inmediatamente. Los porcentajes no le habían dicho nada, pero estaba claro que no podía fiarse de nadie que supiera de su trabajo.
—¿Cómo lo sabes, niña? —parte de la ternura desapareció de su voz para dejar paso a la alarma.
La niña sonrió como si nada y señaló a sus caracoles. Por suerte para ambas, nada a su alrededor indicaba cambios sustanciales del azar.
—Puedes confiar en nosotros.
Saria suspiró. Los caracoles no serían tan confiables si la habían seguido. La mala sombra no sabía si reír o llorar porque la hubieran pillado pero, si esos bichos eran tan lentos como suponía, la única forma de que la vincularan con Seide era que también lo hubieran espiado a él. No le hacía mucha gracia lo poco que sabía, pero tenía claro que necesitaba más información para decidir qué hacer. En el peor de los casos, sabría hacer pasar la muerte de una bruja tan pequeña como un terrible accidente.
—¿Y bien?
—¿Puedes venir con nosotros? Nos gustaría pedirte un poco de ayuda…
De nuevo la Suerte no parecía cambiar ante ellas y solo por eso Saria se ofreció a seguirla, siempre alerta de los cambios en las probabilidades. En el fondo de su pecho sentía un cosquilleo trepidante, tenía la sensación de que se iba a meter en la boca de un lobo y pocas cosas le gustaban más que una buena aventura.
—¿Y cómo dices que te llamas, cariño? —preguntó.
La mala sombra descubriría que la bruja tenía mucho que decir sobre sí misma y sobre toda su trupe de caracoles.
Sigue en las Calles.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
- InvitadoInvitado
Re: Explanada de los portales
11/12/18, 02:14 am
(Antes del sueño conjunto)
Mánia llegó caminando por la avenida, esta vez Vlad no la acompañaba. Alzó la mano para saludar a Varsai. Vestía una capa de piel negra que dejaba sus piernas al descubierto y un par de llamativas botas rojas con plataforma. Tras ella flotaba un arcón de viaje que por el tamaño podría llevar dentro perfectamente a la propia bruja y hasta a su invitada.
-No te he hecho esperar mucho, ¿verdad? -dijo cuando llegó a su altura. Lo disimulaba bien pero estaba muy ilusionada con el viaje, y al mismo tiempo preocupada. Acompañar a ciudadanos en sus visitas por Libo siempre era una gran responsabilidad y en este caso esa responsabilidad se triplicaba.
Le mostró al guarda del portal su insignia de diplomática e hizo pasar primero su equipaje antes de hacerle una seña a Varsai.
-Vamos. No te preocupes por flotar, no te hará falta, pero dime si necesitas un hechizo térmico.
Y atravesó el portal.
Sigue en Libo
Mánia llegó caminando por la avenida, esta vez Vlad no la acompañaba. Alzó la mano para saludar a Varsai. Vestía una capa de piel negra que dejaba sus piernas al descubierto y un par de llamativas botas rojas con plataforma. Tras ella flotaba un arcón de viaje que por el tamaño podría llevar dentro perfectamente a la propia bruja y hasta a su invitada.
-No te he hecho esperar mucho, ¿verdad? -dijo cuando llegó a su altura. Lo disimulaba bien pero estaba muy ilusionada con el viaje, y al mismo tiempo preocupada. Acompañar a ciudadanos en sus visitas por Libo siempre era una gran responsabilidad y en este caso esa responsabilidad se triplicaba.
Le mostró al guarda del portal su insignia de diplomática e hizo pasar primero su equipaje antes de hacerle una seña a Varsai.
-Vamos. No te preocupes por flotar, no te hará falta, pero dime si necesitas un hechizo térmico.
Y atravesó el portal.
Sigue en Libo
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Explanada de los portales
09/01/19, 02:32 pm
☆Trama de los Sueños☆
Elunin y Atol
Elunin y Atol
Elunin
Separado de su Señora, sin más magia que la de sus runas y armas, el nublino lo vio claro: o volvía a la Bodega o se largaba al Macetero. El recuerdo de la torre le acosaba en cada parpadeo y creía verla de refilón en cada callejón en sombra, así que se decantó por el mundo vinculado. De alguna forma, todo lo que estaba ocurriendo en la ciudad en los últimos meses no se extendía allí. No se cruzó con nadie, pero corría con todo el sigilo del que era capaz cuando avistaba a alguien o algo a lo lejos. No estaba entrenado para pelear y sobrevivir, pero sí para pasar desapercibido y huir. Tampoco es que saliera mucho, solo a veces al Mercado o al Macetero, o a hacer recados o llevar algún producto a algún cliente. Fuera lo que fuera, casi nunca le había supuesto demasiados problemas. Pero ahora, correteando por las calles, no dejaba de ver verdaderas bestias cruzarse por delante. Se agazapaba entre las ruinas, se asomaba por las esquinas y apretaba sus armas más a menudo de lo que podía recordar. Y cada vez que echaba un vistazo a su espalda, sentía como si la torre le persiguiera. Era la primera vez después de asimilar el desencanto con la ciudad, que le tenía verdadero pavor y cierta admiración fanática a algo. Irónicamente, volvía a ser un edificio: una torre. Creía que tenía superada esa tontería del fanatismo nublino, pero ahí estaba otra vez. Huyendo de una entidad invisible e intangible que le perseguía en sueños y nublaba su juicio para rendirse a ella. Debía llegar al Macetero cuanto antes y librarse de aquello.
Aceleró. Creyó ver una gran sombra a su espalda, mitad Torre, mitad Varanubliagálago, con tentáculos de ladrillo alargándose hacia sus piernas. Aceleró y pasó como una flecha por delante de tantas criaturas que perdió la cuenta, pero se unieron a la persecución.
Atol
El libense venía en la dirección opuesta, en cambio. Volvía de Libo cuando le sobrevino el desmayo nada más cruzar al otro lado. Vio un fogonazo, como si el portal le hubiese dejado justo enfrente de una fantasmagórica torre, y después se dio contra el suelo. Despertó junto a varios cerca de los portales, él justo debajo del suyo. Se levantó desorientado, creyendo que se habría caído al tropezar con algo al salir. Se sacudió el polvo entre gruñidos y abrió la boca para quejarse, aunque no vio obstáculo alguno que fuera culpable de su tropiezo. Sin embargo, en su lugar, apretó el entrecejo y la cerró. Uno de los guardias estaba diciéndole que no era el único que se había desvanecido en el suelo nada más entrar. Y tampoco era el único que no sabía qué demonios había pasado, por lo que se acercó a hablar con los demás y a intentar dilucidar algo entre los pocos que seguían por allí además de los guardias. Al menos, la mayoría coincidía en lo mismo: desvanecimientos y extrañas imágenes de una torre. Por alguna razón, también coincidían en ponerse a montar toda clase de hipótesis para explicarlo. Pero para el helión estaba claro: en Libo había estado bien, pero al cruzar a Rocavarancolia una fuerza mayor le había metido una imagen en la cabeza y lo había tirado al suelo. No podía explicarlo ni podría por sus medios, así que se mantuvo en silencio mientras decidía qué hacer.
Había cruzado para ir al Mercado, pero le habían dicho que había habido episodios similares por toda la ciudad y, aunque estuvo tentado de volver a Libo poco podía hacer: los portales habían desaparecido. No se había percatado de ello hasta entonces, y aquello no era normal en él. <<¿Qué me pasa?>> Por eso decidió quedarse allí. Porque estaba pasando algo, se notaba, o mejor dicho, se sentía. No era solo una sensación de opresión en todo su cuerpo y en el interior de su cabeza, sino que algo temblaba en las calles más allá de la explanada. No dejaba de ser un soldado de Rocavarancolia. Pero no tuvo que esperar mucho para resolver el misterio.
Atol y Elunin
Por fin pudo divisar la muralla de los portales, pero sin el fulgor característico de los vórtices. Su mirada se cruzó con la de un conocido helión y varios guardias y ciudadanos cualesquiera. O quizá no, pues el nublino sin esencia de la Bodega no era tan amenazante como la maraña de alimañas que le perseguía de tal forma que apenas le veían. Elunin abrió sus bolsillos y empezó a tirar a su alrededor las runas con hechizos explosivos, tanto para defenderse como para hacerse ver y notar como no un enemigo de la ciudad. En su cabeza tenía sentido. Pero dio igual. Una lluvia de hechizos desde la explanada se sumó a su desesperadas maniobras para esquivar y bloquear todo lo que se le venía encima desde todas direcciones, mientras se esforzaba en contar (hacia atrás) las defensas mágicas que se le iban agotando.
Por lo menos había caras conocidas en la explanada, así que se vació los bolsillos llenos de sus Runas (se las habían fabricado otros, él solo sabía que explotaban al tocar algo) y corrió todo lo que pudo hasta el primer edificio en ruinas que vio a un lado, y ahí se lanzó. Las alimañas tenían un objetivo mayor en el que centrarse, la isla de ciudadanos frente a ellos, y pasaron de la figura menuda que se colaba y trepaba entre cascotes. Pudo ver cómo la tempestad pasaba de largo sin que ninguna torre fantasmagórica le siguiera. ¿Se lo había imaginado, acaso? Podía ser. Tenía todas las papeletas, pues en su efervscencia fanática estaba saltando de estímulo en estímulo, de entidad poderosa y temible a otra. Y ahora tenía a unos metros a otra aún mejor, que encima le habían salvado: los propios ciudadanos y guardias de la ciudad. Pero por suerte pudo guardar la compostura en lugar de lanzarse escombros abajo a unirse a la contienda. Su armadura había perdido todas sus defensas mágicas y solo le quedaban su espada y su escudo. Si salía, lo más probable era que un hechizo de sus admirados héroes de cuento le sacase la cabeza de su sitio.
Fue el helión el que lo encontró, agazapado detrás de una pared derribada.
—¿En qué demonios estabas pensando? —le preguntó mientras tiraba de sus hombros para levantarle.
El nublino empezó a balbucear frases inconexas y palabras sueltas entre las que aparecía la torre, así que Skarog le zarandeó.
—Contrólate, soldado. ¿Qué diría tu Señor te viera así?
—¡Me perseguía...! Me seguía una torre. Desperté en la Bodega después de desmayarme junto a los demás y mis Señores fueron a investigar... pero los perdí de vista.
No había ocurrido exactamente así, pero ni lo recordaba todo bien ni tenía por qué saber un cliente que alguien les había atacado en la Bodega. De todas formas, el helión seguía mirándole, como esperando a que continuara.
—Pensé en venir aquí por si habían ido al Macetero, pero la torre salió de mi cabeza y me perseguía. Las bestias me perseguían porque...
—Los portales han desaparecido —le cortó el libense. No era difícil imaginar que el nublino habría echado a correr y había atraído la mirada de cualquier criatura.
Pero Elunin se quedó sin habla, aterrorizado y maravillado a partes iguales. Estaba viviendo algo histórico en la ciudad, de eso no cabía duda, y le estaba costando no alucinar con cualquier novedad.
—Vamos a la explanada. Explica quién eres y quédate allí. Yo me quedaré cerca también y recargaré tus defensas.
Era un soldado de Rocavarancolia, pese a todo. Y como la desaparición de los vórtices no le auguraba nada bueno, esperaría allí a que hubiera novedades, fueran las que fueran.
Despertarán en el Salón del Trono
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
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- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Explanada de los portales
17/03/20, 04:39 pm
La sensación de atravesar el portal la sintieron como si fuese la primera vez: desorientación, incertidumbre... Incluso incredulidad. Cruzaban de un mundo a otro, pero no a cualquiera. Volvían a donde pertenecían, regresaban al lugar que les correspondía pero que se les había sido negado durante tantos años.
La primera en salir fue dama Rubí. Se había adelantado sin ni siquiera darse cuenta. Cuando se materializó en la ciudad no encontró lo que buscaba y aunque ya lo sabía nada podía hacer por evitar sentirse como se sentía. En realidad, ¿cómo se sentía? No lo tenía claro. Ella no había llevado la cuenta de los días y los meses, pero le había preguntado a Avday y la respuesta no podría haber sido peor: la Luna acababa de ponerse en la ciudad y aunque volvían tenía que esperar cerca de un año para poder bañarse con su luz. La ibis rojo permaneció quieta, en silencio, experimentando un fuerte episodio de despersonalización mientras sus compañeros salían uno tras otro. De lejos se oía una voz desconocida, pero Rubí no tenía oídos para ella.
~
La voz pertenecía a Gres, que era quién había sido asignada aquel día a la custodia de los portales de aquella zona. Sabía que nadie había entrado por el portal de Mjörne, por lo que no se encontraba cerca de este cuando vio aparecer a una figura. Altamente desconcertada, la paladín se había acercado a toda prisa a la inesperada visitante, preparándose para actuar en caso de que fuese necesario. Fuese quien fuese aquella persona había cruzado el portal de forma ilegal y sin que nadie tuviese constancia hasta ese momento.
—¡Eh! ¡No te muevas de ahí! ¿Quién eres?
La asreniana ya se encontraba muy cerca de la ibis, la cual no reaccionaba en absoluto. Empezaba a sospechar que no se trataba de alguien peligroso si no que le ocurría algo malo.
—¿Hola? ¿Te encuentras...?
Las palabras de la paladín murieron ahogadas por el impacto de ver salir a cada vez más gente de aquel portal: una dríade, una fénix, un trémor... Perdió la cuenta. Transformaciones conocidas, desconocidas e imposibles de averiguar con un vistazo para ella. Gres estaba anonadada y no supo reaccionar. Su instinto le decía que corría peligro, pero tampoco podía simplemente echar a correr. Los desconocidos observaban a su alrededor con distintos gestos en su rostro: extrañeza, confusión... ¿Eran lágrimas lo que mojaba las plumas de la arpía nublina?
El sonido del eco metálico de su lanza cayendo al suelo fue lo que finalmente sacó al grupo de su trance y se giraron en su dirección. Gres quería abrir la boca y decir algo pero no le salían las palabras. Algunos de los extraños se miraron entre sí un instante y finalmente uno de ellos dio un paso al frente: la dríade se acercó a ella.
—¿Eres una de las guardianas de los portales? —le preguntó.
Gres tragó saliva y se tomó unos instantes antes de responder, tratando torpemente de recuperar la compostura. Recogió el arma atropelladamente y se puso firme.
—Así es. ¿Quiénes sois y por qué estabais en Mjörne?
La dríade la observó un instante antes de formar una especie de sonrisa apenas perceptible, cansada.
—Por favor, comunica al Consejo que la Legión de los Audaces ha regresado.
La primera en salir fue dama Rubí. Se había adelantado sin ni siquiera darse cuenta. Cuando se materializó en la ciudad no encontró lo que buscaba y aunque ya lo sabía nada podía hacer por evitar sentirse como se sentía. En realidad, ¿cómo se sentía? No lo tenía claro. Ella no había llevado la cuenta de los días y los meses, pero le había preguntado a Avday y la respuesta no podría haber sido peor: la Luna acababa de ponerse en la ciudad y aunque volvían tenía que esperar cerca de un año para poder bañarse con su luz. La ibis rojo permaneció quieta, en silencio, experimentando un fuerte episodio de despersonalización mientras sus compañeros salían uno tras otro. De lejos se oía una voz desconocida, pero Rubí no tenía oídos para ella.
~
La voz pertenecía a Gres, que era quién había sido asignada aquel día a la custodia de los portales de aquella zona. Sabía que nadie había entrado por el portal de Mjörne, por lo que no se encontraba cerca de este cuando vio aparecer a una figura. Altamente desconcertada, la paladín se había acercado a toda prisa a la inesperada visitante, preparándose para actuar en caso de que fuese necesario. Fuese quien fuese aquella persona había cruzado el portal de forma ilegal y sin que nadie tuviese constancia hasta ese momento.
—¡Eh! ¡No te muevas de ahí! ¿Quién eres?
La asreniana ya se encontraba muy cerca de la ibis, la cual no reaccionaba en absoluto. Empezaba a sospechar que no se trataba de alguien peligroso si no que le ocurría algo malo.
—¿Hola? ¿Te encuentras...?
Las palabras de la paladín murieron ahogadas por el impacto de ver salir a cada vez más gente de aquel portal: una dríade, una fénix, un trémor... Perdió la cuenta. Transformaciones conocidas, desconocidas e imposibles de averiguar con un vistazo para ella. Gres estaba anonadada y no supo reaccionar. Su instinto le decía que corría peligro, pero tampoco podía simplemente echar a correr. Los desconocidos observaban a su alrededor con distintos gestos en su rostro: extrañeza, confusión... ¿Eran lágrimas lo que mojaba las plumas de la arpía nublina?
El sonido del eco metálico de su lanza cayendo al suelo fue lo que finalmente sacó al grupo de su trance y se giraron en su dirección. Gres quería abrir la boca y decir algo pero no le salían las palabras. Algunos de los extraños se miraron entre sí un instante y finalmente uno de ellos dio un paso al frente: la dríade se acercó a ella.
—¿Eres una de las guardianas de los portales? —le preguntó.
Gres tragó saliva y se tomó unos instantes antes de responder, tratando torpemente de recuperar la compostura. Recogió el arma atropelladamente y se puso firme.
—Así es. ¿Quiénes sois y por qué estabais en Mjörne?
La dríade la observó un instante antes de formar una especie de sonrisa apenas perceptible, cansada.
—Por favor, comunica al Consejo que la Legión de los Audaces ha regresado.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Explanada de los portales
24/03/20, 05:02 pm
Era la primera vez que se encontraban allí ya que todavía faltaba un tiempo para que pudieran atravesar libremente los portales a otros mundos. Esperaban a la bruja del hielo a cierta distancia, pues hasta que ella no llegase no podían hacer nada. En otro momento quizás hubiese comentado sobre los muros, los guardias o cualquier otra cosa, pero el gamusino tenía muchas otras preocupaciones en la cabeza.
Neil le había explicado todo. Su conversación con Naeleth y lo que esta les ofrecía. Adru no se lo había pensado mucho: aceptó casi de inmediato. Puede que fuesen a perder sus recuerdos felices sobre ellos pero, en su opinón, era mucho peor no hacer nada y que viviesen angustiados por el resto de sus vidas. Su resolución había sido firme desde el principio.
Y, no obstante, allí estaba. Nervioso, triste. No tenía sentido estar triste si lo que iban a hacer era bueno, ¿no? Naeleth llegó por fin y les dijo que la acompañaran. La edeel agradeció su llegada y la siguió. Una guardiana de portales les explicó los detalles acerca de que no debían dejarse ver sin ocultar cambios físicos notables (y Adru notó que le miraba a él en particular) ni hacer nada que llamase la atención, mucho menos el uso indiscriminado de magia. Su mente dejó de escuchar en algún punto, perdiéndose en sus pensamientos de nuevo. Sabía que la bruja del hielo se ocuparía de solucionar aquellos detalles.
Así pues, cuando la voz de la nublina le sacó de su trance, atravesó el portal dándole la mano a su aurva.
Neil le había explicado todo. Su conversación con Naeleth y lo que esta les ofrecía. Adru no se lo había pensado mucho: aceptó casi de inmediato. Puede que fuesen a perder sus recuerdos felices sobre ellos pero, en su opinón, era mucho peor no hacer nada y que viviesen angustiados por el resto de sus vidas. Su resolución había sido firme desde el principio.
Y, no obstante, allí estaba. Nervioso, triste. No tenía sentido estar triste si lo que iban a hacer era bueno, ¿no? Naeleth llegó por fin y les dijo que la acompañaran. La edeel agradeció su llegada y la siguió. Una guardiana de portales les explicó los detalles acerca de que no debían dejarse ver sin ocultar cambios físicos notables (y Adru notó que le miraba a él en particular) ni hacer nada que llamase la atención, mucho menos el uso indiscriminado de magia. Su mente dejó de escuchar en algún punto, perdiéndose en sus pensamientos de nuevo. Sabía que la bruja del hielo se ocuparía de solucionar aquellos detalles.
Así pues, cuando la voz de la nublina le sacó de su trance, atravesó el portal dándole la mano a su aurva.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Explanada de los portales
24/03/20, 05:38 pm
Neil no recordaba nunca haber visto ningún portal y le parecieron bastante bonitos e interesantes. El brujo no perdía la oportunidad de sorprenderse por todo aquello que la magia podía hacer y quizás en otro momento guardaría algo de su tiempo en poder admirar aquel lugar, pero en aquel momento solo podía pensar en lo que habían ido a hacer.
Neil miró de reojo a su edeel viendo que, aunque determinado, se encontraba tan triste como él por lo que iba a ocurrir. Los dos habían estado completamente de acuerdo con borrar la memoria de sus padres. El que sus padres les olvidaran era la decisión correcta en todos los sentidos. Mantenerles sufriendo por algo que podían remediar era absurdo y cruel, pero irracionalmente se sentía como si ellos mismos estuvieran traicionándoles.
El brujo saludó a Naeleth agradeciéndole de nuevo lo que iba a hacer por ellos y atendió a las explicaciones del guardia del portal a pesar de que sabía que la bruja del hielo sería quien les guiara y les diera las indicaciones pertinentes en el momento en el que fueran necesarias. En ese momento agradecía cualquier cosa que le distrajera de su nerviosismo, pero sobre todo agradeció silenciosamente el fuerte apretón de manos de su edeel que le dio el valor suficiente para cruzar el portal junto a ella.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
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