Explanada de los portales

Wen resopló en cuanto cruzó el portal. Cada vez aquello era más duro. Pasar tantos días en una tierra tan hostil, trabajando duramente y completamente sola era agotador y cada vez intentaba terminar antes para poder volver antes a su hogar, pero el trabajo era siempre el mismo y si no dedicaba el suficiente tiempo a recoger información en Krabelin luego no podía estar tantos días en Rocavarancolia porque se quedaba sin trabajo de escritorio que hacer. Ella sabía que la forma optima de hacer las cosas habría sido pasar un año completo en Krabelin (o menos tiempo teniendo en cuenta la ayuda de la magia) y luego el resto del tiempo en la ciudad organizando y reflexionando sobre la información recogida, pero no se veía capaz de pasar tanto tiempo fuera de casa.

Con asentimiento de cabeza cansado saludó al guarda del portal y se encaminó lentamente por el cansancio hacia el Cuchitril, pensando en todo el trabajo que tendría los próximos días, alegrándose en cierta manera porque eso se traducía en un puñado de días más de lo normal en la ciudad. Al fin y al cabo, tal y como estaban las cosas, más días en la ciudad significaba estar en continuo contacto con todos y más tranquilidad para ellos y para ella.

Un escalofrío recorrió la espalda de Wen en cuanto vio el pie aparecer por la esquina. Ni siquiera tuvo que ver el resto del cuerpo para quedarse completamente en shock ante la visión del ranta. El miedo se coló un sus huesos rápidamente. Una de sus peores pesadillas había salido de su mente y se había personificado frente a ella.

La palabra "ruido" resonó en mi mente mientras veía como Resizsan se acercaba a ella. En ese momento, con el ranta a escasos metros de distancia, algo hizo click en su mente y rápidamente activó el comunicador mandando una señal de alerta e invocó su doble guadaña. Quizás no tenía tiempo para lanzar un mensaje completo, más preocupada en protegerse de la amenaza, pero con el comunicador abierto podrían oir lo que ocurría y quizás fuera suficiente.

La doble guadaña salió volando de sus manos, pero sin perder el tiempo en reinvocarla, la vouivre invocó su arco y disparó al momento. Había dado el aviso, le quedaban flechas, todavía podía hacer que la doble guadaña volviera de nuevo a sus manos y, además, tenía en su bota la navaja que una vez se enterró en el estómago del ranta. Acabaría con él de una vez y vengaría la muerte de Nasher, costara lo que le costara.

- Te maté una vez, ¿crees que vacilaré al volverlo a hacer?

El ranta arqueó una ceja y, segundos después, se deshizo en siniestras carcajadas.
—Bien, bien. Me gusta que mis presas se resistan un poco. Bailemos, Wen.

No había tiempo que perder, por lo que el sueco ya había realizado el hechizo de rastreo mientras Gael y Giz se teletransportaban tras haberlo enviado a él. En cuanto aparecieron, Noel echó a volar siguiendo el rastro, sabedor de que sus amigos no tardarían en hacer lo mismo. A la velocidad a la que iba no tardó mucho en llegar hasta donde se encontraban Wen y su atacante, aunque se le hizo eterno. Cuando reconoció la larga melena de la vouivre en la distancia aceleró incluso más, y no tardó en llegar junto a ella y frente a su atacante. Incluso si ya habían oído la voz de Resizsan a través del aparato, aquel asreniano ranta que solo conocían por descripciones y que se reía de forma maníaca en aquellos momentos parecía efectivamente producto de una pesadilla: no debería estar allí, pero era real, era tal y como la británica lo había descrito en varias ocasiones. Portaba un cuchillo que probablemente no estuviese tan afilado como su sonrisa pérfida. El draco ya blandía su hacha desde que había alzado el vuelo y la colocó frente a él en dirección al asesino de Nasher. Había podido oír lo último que Resizsan había dicho mientras llegaban, por lo que consideró oportuno responderle.
—Me temo que no vas a poder seguir el ritmo de tantas parejas de baile.
El grupo había comenzado a rodear al asesino.

―Sí, sí, hombre. Que ya sé que debes vivir de algo ―qué plasta el tío este―. Pero que a ver, por esta mierda… Mira, ¿ves esto? ―Saco unas monedas, bastante menos de lo que me pide―. Tienes 25 aquí mismo, contantes y sonantes. Y no me mires así porque es todo lo que llevo encima. Aquí te queda amigo, lo coges o…

¿Eh? Mierda, una señal de emergencia. Esta venía de… Espera, se ha dejado el micro abierto. ¿Quién es ese que habla? Espera, ahora ha hablado Wen. Ahora todo tiene sentido. Mierda, mierda, joder.

―Mira que me lo pones difícil, tía. Te lo pillo, pero pierdo din… ¿Eh? ¿Adónde vas?

―Emergencia, adiós ―respondo mientras alzo el vuelo.

―Me cago en todos tus muertos. ¡Por 20, pero nada menos! Venga ya, métete tus putas moneditas p…

Necesito un conjuro de localización. Rápido, Adara, vamos. Espera, no venía de… uno de los portales, como sea. Igual sigue por ahí, así que voy a enfocarlo… ¡Y es un bingo! El resto han actuado deprisa, por lo que oigo por el comunicador ya están allí. Eso me tranquiliza un poco.

―¿Todo bien? ―pregunto en general―. En un minuto me tenéis allí, no me gustaría perderme la fiesta.

Dicho y hecho. Bueno, en realidad he tardado poco menos de un minuto en… Mira, allí están, los veo. Y a un asreniano. Está claro que no les ha caído precisamente simpático. Le están rodeando, así que aprovecharé para intentar sorprenderle con un hechizo de parálisis. Seguramente cuente con protecciones, pero al menos puede distraerle. Pase lo que pase, Aterrizaré a una distancia prudencial tras él para cortarle la retaguardia. Sacaré la lanza antes, eso sí, creo que será una buena opción.

Gael se dio tanta prisa como pudo. En cuanto aparecieron en las calles no hizo falta comunicarse entre ellos para seguir a Noel, volando a toda velocidad tras él. Durante el vuelo, el fuego fatuo preparó sus defensas. La escena que se encontraron era como se la había imaginado: el asreniano muerto estaba allí, vivo, tal y como se lo habían descrito. No era obra de nigromancia, no de nigromancia estándar, al menos, que era algo que no había descartado hasta ese momento, por improbable que fuese, ya que un nigromante podría estar detrás de todo aquello para beneficiarse.

El fuego fatuo no dedicó más pensamientos a las posibilidades. No se había parado ni a vestir un cuerpo, y no podía permitirse distracciones, aun si en apariencia eran muchos contra uno. Resizsan podría tener aliados escondidos en algún lugar, y no contaban con la visión de Toima en aquel momento. Dado que con su cuerpo en llamas no servía para el combate físico, su mejor opción era guardar la distancia y explorar los alrededores con niebla mágica. Él se encargaría de respaldar a sus amigos cuando fuese necesario, pero primero necesitaba saber si realmente actuaba en solitario, o si detectaba algo que pudiese ser una trampa esperándoles.

Escuchó la voz de Adara por el comunicador y se alegró, pues enseguida tendrían aún más ojos y más fuerza. Gael no podía evitar ser desconfiado después de haber visto caer a amigos suyos que no eran precisamente personas indefensas. No tardó en escuchar el aleteo de Adara, pero él estaba centrado en la exploración de la zona.

Giz apareció con todos sus sentidos puestos, especialmente el mágico. Se aseguró de que no percibía nada peligroso y conjuró sobre sí mismo un hechizo de vuelo. No le hizo falta el rastrear a Wen, pues notaba los resquicios del hechizo de Noel; simplemente siguió la misma dirección. No tardó en ver al draco en las alturas y apenas poco más tarde llegó hasta Wen. Descendió con una mirada severa clavada en el agresor. ¿Realmente era Resizsan? Se suponía que el asreniano había muerto. De no haberlo hecho... ¿Se había transformado? ¿En qué? Le faltaba músculo para ser guerrero, no había rescoldos de magia que lo pudieran señalar como mago... ¿Un brujo, quizás? ¿De qué?

El asreniano aterrizó frente a él. Sabía que las respuestas probablemente no llegarían nunca. Eran tres contra uno; pronto cuatro, con Adara. Resizsan no tardaría en morir de nuevo. Giz alzó la mano, conjuró un lanzazo mágico y lo lanzó de frente. No esperaba darle, se conformaba con hacerle retroceder para que su cabeza acortara distancias con el hacha de Noel.

>>Yo cuido de vuestras defensas —avisó por vía telepática. El goliat mantendría su gola activa, pendiente de los daños en las protecciones de sus amigos. En el momento en que flaquearan, las repondría—. Aunque no creo que vaya a vivir para tirarlas.

La superioridad numérica era un alivio, igual que la certeza de que vengarían la muerte de Nasher. Era lo mínimo que se merecían.

Wen sintió a sus amigos acercarse antes de verlos u oírlos y eso le tranquilizó. No es que no se viera capaz de ganar a Resizsan ella sola, ya lo había hecho una vez con menos experiencia, pero el ranta tenía el poder del miedo y el ruido sobre ella, una ventaja que claramente iba a aprovechas y que podía asestar un gran golpe a la defensa de la vouivre.

La británica, confiada por el respaldo de sus amigos y la certeza de que iban a vengar la muerte de Nasher, descubrir la verdad y pelear, literalmente, contra uno de sus grandes miedos, invocó de nuevo su doble guadaña para hacerle frente cuerpo a cuerpo al ranta, preparada ya para la lucha.

Y entonces algo llamó la atención de Wen. Un brillo escarlata en la oreja de Resizsan la desconcertó unos instantes. La británica no recordaba que el asreniano tuviera ningún tipo de joya de ese tipo en su cuerpo, pero por otro lado reconocería en cualquier lugar aquel destello. Antes de ser exploradora de Krabelin, su trabajo era, básicamente, reconocer ese destello y echar al saco de patetismo que siempre intentaba disimularlo del burdel.

- ¿Es... Esparto?- preguntó confundida trabándose al decir el nombre del cambiante arruinado. Aquello no podía ser, no tenía sentido. Esparto no tenía modo de conseguir toda esa información y la apariencia, sin contar la pesadilla.

El draco había respondido telepáticamente a Giz con una rotunda confirmación de lo que decía: daba igual como de imposible fuese que aquel asesino se encontrase delante de ellos en aquel momento, no tenía absolutamente nada que hacer contra todos ellos, mucho menos en cuanto se les sumó Adara. Seguía atento a cualquier mensaje de advertencia de Gael o el goliat y se preparaba para lanzarse al ataque cuando una única palabra que pronunció Wen le hizo girarse hacia ella con expresión de pasmo. Esparto. Él también conocía bastante bien ese nombre. Pertenecía a cierto cambiante arruinado que…
—Es… ¿Alguna clase de broma de mal gusto?
Noel también había visto la gema entonces al saber que buscar. Recordaba a la perfección las explicaciones que la vouivre le había dado cuando tuvo que sustituirla como portera del burdel. Le había explicado como reconocer a un cambiante caradura que siempre trataba de colarse en el burdel haciéndose pasar por toda clase de personas, especialmente por Mephis.
>>Más vale que empieces a explicarte o me aseguraré de que el concepto “muerte rápida” te empiece a parecer terriblemente atractivo.
A pesar del sarcasmo no había rastro de este en su tono. Era grave y amenazante, porque lo que había dicho era justo lo que pensaba hacer con aquel despojo si no quería cooperar.


"Resizsan" chasqueó la lengua con hastío y permaneció unos instantes en silencio. No se inmutó ante la amenaza del draco, pero tras esbozar una sonrisa pérfida empezó a hablar de nuevo.
—Je, supongo que me precipité demasiado, ¿no es así? —Su tono de voz había empezado a sonar diferente volviéndose paulatinamente más agudo—. Pero es que ya estaba harto, muy harto de tener que seguir sus instrucciones. ¡Me pasé semanas buscando al chico arenoso y sigo sin saber dónde narices se ha metido!
Paulatinamente, el cuerpo de lo que antes era un asreniano había ido cambiando hasta transformarse en una copia casi exacta de Mephis. La única excepción era la misma que siempre: la joya de Luna sobresaliendo en su oreja.
>>Ese ranta caprichoso me tenía frito, yo no tenía interés en el bicho, la quimera sensorial ni el brujo jugando al escondite. La ghoul hubiese sido un buen extra, pero desde el principio mi único objetivo eras tú.
Esparto, con el rostro y la voz de Mephis, sonrió con descaro hacia Wen.

¡Quieeeta! ¿Pero qué…? Espera, espera, espera ahí un momento. ¿Esparto? ¿Debería conocer ese nombre? ¿Lo conozco? Hmmm… Creo que Wen estuvo rajando alguna vez de él, o algo así. Algún indeseable del Burdel, creo. Estúpido infeliz, no sabe dónde se ha metido.

En fin, qué raro todo. Raro, poco preocupante. Sencillo casi… No sé, llamadme tonta, but something fishy’s going on here ―me encanta esta expresión―. Creo que me voy a mantener en el aire por ahora.

―Algo no me gusta y me parece que estamos muy expuestos aquí ―digo por el comunicador―. Gael, Giz, rastread la zona por posibles trampas mágicas. Y casi os diría que también al tal Esparto este, no creo que esté de más. Yo voy a rastrear las inmediaciones.

Gael no veía nada sospechoso por la zona, aunque todavía no había revisado todo en profundidad. Como mínimo, sabía que no había nadie escondido en ningún lugar evidente. Empezaba a sentir cierta confianza en que aquello sería tan sencillo como aparentaba. Sencillo, pero no como se esperaba.

El supuesto Resizsan resultó ser un cambiante. El que Wen conocía bien. No es que aquella posibilidad nunca se le hubiese pasado por la cabeza, pero ¿quién en su sano juicio desenterraría información de un pasado tan remoto? ¿Y cómo? ¿Sabría también lo de la gema, acaso?

Las palabras de Esparto lo desconcertaron. Volvió a poner toda su atención en encontrar algo en el entorno, ya que no podía ser que actuase solo. Respondió a Adara por el comunicador.
—Estoy en ello. No parece haber nadie en los alrededores, pero trampas… —Si las hubiera mágicas, quien sería capaz de detectarlas era Giz. Si se repartían las tareas serían mucho más rápidos. Además, Gael tampoco era capaz de despegar su atención de la conversación. Quería saber qué había pasado. Y quería que los responsables de la muerte de sus amigos pagasen.

La revelación le sentó como una patada en el estómago. ¿Esparto? ¿Un cambiante arruinado había matado a Nasher haciéndose pasar por Resizsan? ¿Cómo narices sabía lo que había ocurrido? Además hasta el punto de utilizar las expresiones del compañero de cosecha de Wen. Solo tenía más ganas de que lo mataran, pero antes quería saber a qué se refería con lo último que dijo.

Mientras tanto, asintió al comentario de Adara. Aun con la gola abierta, trazó los gestos de un hechizo de revelación respaldado. Los resultados complementaron lo que ya percibía y le aportaron claridad con respecto a los rescoldos que se habían vuelto tan comunes de un tiempo a esta parte.

>>Esparto está afectado por un hechizo ajeno a él, ¿sabéis los rescoldos extraños que llevan llegándome de un tiempo a esta parte? Pues pertenecen al mismo conjuro. —No dejó que sus sentimientos traspasaran, pero a Giz le asustó la probabilidad de que se estuvieran lavando cerebros en masa—. Tiene caracteristicas similares a ciertos hechizos mentales —continuó explicando—. No hay rastro que seguir para buscar al conjurador. Aparte de esto, no hay nada más de lo que preocuparse.

En cierto modo, Esparto le pareció patético y eso hizo que la muerte de Nasher le doliera más.

Wen no entendía nada. Estaba segura de que Resizsan tenía que ver en todo eso y no solo sus recuerdos e imagen. Aquello no podía ser solo una patética venganza de un patético cambiante arruinado, Nasher no merecía que su muerte fuera por algo tan absurdo.

Cuando Esparto cambió a la tan conocida imagen de Mephis, la rabia invadió a la vouivre. Daban igual las razones, pagaría por la muerte de su amigo. A punto ya de lanzarse contra él para matarlo de forma rápida, sus palabras le pararos. "Así que Resizsan sí está involucrado" pensó al oir como el cambiante se quejaba de las ordenes del ranta. Las palabras de Giz no fueron halagüeñas. La idea de que Resizsan sea tan poderoso como para hacer hechizos mentales tan poderosos como para estar afectando aparentemente a toda la ciudad era aterradora.

- Así que solo has sido un asqueroso gusano a las ordenes de otros. ¿Quieres matarme porque me culpas de ser patético y estar obsesionado con quienes ni te dedican un pensamiento? Aquí te espero. Pero antes, dime, ¿dónde está Resizsan?

No, no era ninguna broma. Esparto confesó sin vacilar la autoría de los asesinatos. Eso fue lo único que no resultó confuso para el draco: tenían delante al asesino de Tsusu y Nasher. ¿Por qué hablaba como si estuviese siguiendo órdenes de Resizsan? El ranta estaba muerto, había vuelto a estar seguro de ello al ver que el causante de aquellas incongruencias era un cambiante, pero… En realidad seguía sin explicar por qué y cómo había utilizado datos que no debería conocer para atormentar a Wen. No le parecía que Esparto estuviese mintiendo, ni tenía lógica que tan solo fuese uno de sus delirios de chiflado. Simplemente habían vuelto a encontrarse con un imposible.

<<¿Habrá hecho uno de esos contratos con el íncubo?>>, preguntó cuando Giz les hizo saber acerca del conjuro mental. <<No tiene sentido tampoco que sea obra suya…>>. Pero no añadió nada más, no era el momento de seguir haciendo conjeturas. Esparto seguía allí delante de ellos y pensaba sonsacárselo todo antes de que acabasen con su miserable existencia.

Tanto Giz como Gael confirmaron que no había nada y se relajó a ese respecto a pesar de la preocupación de Adara: sabía, de todas formas, que ellos alertarían de cualquier novedad sospechosa. Wen le hizo entonces la pregunta del millón al cambiante directamente y decidió esperar a su respuesta antes hacer nada. Su hacha, no obstante, se mantenía siempre alzada y con ganas de ser utilizada de ser necesario.


Esparto tenía una actitud desdeñosa, casi parecía molesto por "el importunio". En su interior sabía que moriría pronto, pero el cambiante estaba demasiado cansado de haber sido un peón todo aquel tiempo como para pensar en como huir siquiera. Era muy consciente de que no tenía ninguna oportunidad, fuese como fuese. De todas formas, ya se había anticipado a aquella eventualidad y había tomado medidas.
—Puedes pensar lo que quieras, querida —Esparto, con voz y actitud de Mephis, fingió que se examinaba las uñas—. En cuanto al lagarto déspota ese... Pues qué quieres que te diga, chica. Le has visto tú igual que yo, ¿no es así?: en el plano onírico. Podéis torturarme todo lo que queráis: es la única respuesta que puedo daros —miró directamente hacia el draco encogiéndose de hombros.
Con la lengua y de la forma más disimulada que pudo, Esparto había empezado a tantear una pastilla que llevaba oculta en un hueco de la mandíbula sobre el que no había formado ningún diente a propósito.

Nada en los alrededores, nada que parezca peligroso a primera vista con el cambiante… O realmente no sabe nada, o realmente han tenido un buen descuido. No, no tiene sentido. No puede ser que ahora de pronto hayan dejado un cabo suelto así como así. A menos que cuenten con otras formas de deshacerse de él.

―Deberíamos inmovilizarle y marcharnos ―digo por el comunicador―. No sé cuánto debe conocer, pero al menos nos puede aclarar si es él el autor de los asesinatos o puede haberlos llevado a cabo alguien más, así como sus… encuentros oníricos. ―Algo falla aquí. Joder, me estoy poniendo nerviosa.

»Y creo que no hace falta decirlo, pero estad muy atentos. Es muy posible que esté planeando algo, que cuenten con métodos para deshacerse de él o que alguien nos embosque. No me creo yo que hayan dejado un cabo suelto así por las buenas.