Torreón Sendar (Archivo I)
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Serokrai
Dal
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Vlad
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11 participantes
Torreón Sendar (Archivo I)
27/03/13, 01:29 am
Recuerdo del primer mensaje :
Lo primero relevante (y para mi alivio) que sucedió nada más salir, fue que Tap se despegó de mi espalda.
Tras la desconfianza inicial de Wintel ante la repentina aparición del repoblador, y un par de intentos de este por dormirlo, que logré disuadir por los pelos, descubrimos, vagando por la ciudad, algo que no esperábamos. Un torreón.
No había visto Maciel, así que al principio pensé que podíamos haber llegado por casualidad, pero tanto Wintel como Tap se dieron cuenta en seguida que no era el caso.
Este torreón era mucho más grande que el nuestro, al menos casi el doble de alto, y, por las marcas de la azotea, parecía que había sido aun más grande.
Tras compartir una mirada con mis compañeros acabamos acercándonos. La puerta estaba protegida por un foso, pero había un puente por el que podíamos acercarnos.
-Vaya... La verdad, no esperaba encontrarme otro torreón, y menos uno tan grande. ¿Qué hacemos? ¿Intentamos entrar?-
Lo primero relevante (y para mi alivio) que sucedió nada más salir, fue que Tap se despegó de mi espalda.
Tras la desconfianza inicial de Wintel ante la repentina aparición del repoblador, y un par de intentos de este por dormirlo, que logré disuadir por los pelos, descubrimos, vagando por la ciudad, algo que no esperábamos. Un torreón.
No había visto Maciel, así que al principio pensé que podíamos haber llegado por casualidad, pero tanto Wintel como Tap se dieron cuenta en seguida que no era el caso.
Este torreón era mucho más grande que el nuestro, al menos casi el doble de alto, y, por las marcas de la azotea, parecía que había sido aun más grande.
Tras compartir una mirada con mis compañeros acabamos acercándonos. La puerta estaba protegida por un foso, pero había un puente por el que podíamos acercarnos.
-Vaya... La verdad, no esperaba encontrarme otro torreón, y menos uno tan grande. ¿Qué hacemos? ¿Intentamos entrar?-
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
18/05/13, 12:49 am
-Yo sí que os pegaría a ambos si diera la talla-se quejó Tap, bastante malhumorado-. ¿No podéis dejar las discusiones estúpidas para cuando se pueda discutir? Ya os ayudo si queréis en el panal, pero aquí no. Estamos en la puñetera calle y los de dentro seguro que ya nos han-se le cortó la voz de repente. Tragó saliva, tosió y, una vez recuperó el habla, se volvió a embalar-oído. Solo os falta gritar para acabar de hacer nuestra presencia más obvia y pasarles un mapa bajo la rendija de la puerta para que sepan buscarnos.
>>Y volviendo a lo importante: yo también voto por irnos-<<Me tienen hasta el capullo...>> pensó con resignación.
>>Y volviendo a lo importante: yo también voto por irnos-<<Me tienen hasta el capullo...>> pensó con resignación.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
18/05/13, 06:07 pm
RR despertó de su vigilia un poco antes de despuntar el alba y se desperezó aparatosamente, haciendo crujir todos sus huesos, quejumbrosos por la rigidez de su lecho. Con cuidado de no golpearse la cabeza contra el bajo techo, se arregló y preparó unas viandas, para luego bajar al patio a recoger agua del pozo. Cuando finalmente extrajo el cubo, se entretuvo calentando el agua en la taza de metal, esperando minimizar así los riesgos de que su refrigerio matutino echara a huir reptando de sus labios.
Tras el frugal desayuno, se dispuso a tirar parte de los andrajos del armario por la letrina, repitiendo un ya viejo proceso de una semana, que era preciso comenzar cuanto antes.
La noche anterior lo habían despertado sus vecinos. No quiso abrir fuego en aquel momento. Por el contrario, prefirió anotar escuetamente su número y su aspecto, así como los nombres que llegaron a sus oídos. Poco después, salieron dos grupos más del torreón. Vio dos caras nuevas y echó de menos otra. Poco a poco, fue recopilando información sobre el número de habitantes que poblaban la fortificación. Poco después de repasar, se puso manos a la obra.
Fue a descender al patio, armado con pico y pala, cuando se percató de que su trampa había tenido resultado, y que un pequeño roedor se debatía entre los barrotes. Cuando fue a cogerlo, ayudándose de otro pequeño trozo de queso, el asustadizo animal lo evaluó con sus pequeños ojos negros, tras lo cual se acercó cautelosamente hacia su mano y el alimento. Al finalizar el largo periodo de acercamiento, RR tomó tan rápido como pudo a la criatura y la examinó, calculando cuanta carne podía haber bajo aquel pellejo grisáceo. Durante largos instantes, observó como la pequeña bestezuela se debatía en su mano, intentando zafarse y royendo sin éxito el cuero de sus guantes para intentar que aflojara el cepo que lo atrapaba.
Quizá el foner actuó movido por piedad, quizá por soledad o porque aquel bicho era poco más que pellejo y hueso, pero lo cierto es que lo subió al ático metido en la jaula, en la que introdujo el trozo de queso que había utilizado para atraerlo.
-Me hago una idea de lo que es pasar hambre, cabroncete.-comentó en voz baja al roedor, que por lo demás estaba ensimismado devorando aquel inesperado manjar.- Te encontraré un nombre… pero antes…
Descendió a la primera planta, dónde extrajo una tabla del suelo que transportó a su guarida. Allí, usando sus alicates y las perchas, preparó un rudimentario cepo para ratones. El mecanismo no era muy complejo, pero se tomó su tiempo en hacerlo bien, pues desde luego tenía verdadero interés en que funcionara. Tras fabricarlo y cebarlo, lo colocó en el mismo lugar dónde había situado la jaula vacía. Desde luego, no podía ir apiadándose de cada ratón que cazara, o sus ya de por si escasas provisiones tendrían que ser invertidas en alimentar a la cuadrilla de animalejos menudos. Y si algo tenía claro RR es que uno no se puede apiadar de los muertos. Encontrarlos ya fulminados de antemano ayudaría a prevenir sus arranques de emotivismo.
Volvió entonces a retomar su tarea inicial: Se dirigió a una de las habitaciones del fondo del primer piso, dónde, ayudado de sus herramientas, efectuó un par de incisiones en la madera, seccionando una parte cuadrada de la esquina de la sala. Unió los tablones seccionados con un par de tablas del suelo y, haciendo uso de un par de bisagras de la puerta, convirtió aquellos tablones en una trampilla rudimentaria. Poco después, practicó una trampa de mina en el suelo ante la puerta de la habitación en cuestión de la misma manera que lo había hecho ante su cuarto haciendo uso de la última bala que había traído de su mundo, marcando el lugar en el que estaba puesta clavando un nuevo clavo en el tablón bajo el que se situaba la artimaña.
Pero lo más difícil estaba por comenzar: RR se puso a excavar el suelo bajo la trampilla, haciendo uso del pico y la pala, hasta conseguir un pozo considerable, en el que cupiera su persona agachada. Seguidamente, Incorporó unos pequeños escalones que le ayudaran a subir de nuevo hasta la sala.
Era consciente de que necesitaría más madera para la empresa que tenía en mente, así que salió disimuladamente de su refugio, saco en mano, para correr hasta la casa de al lado, intentando superar la escasa distancia que los separaba sin hacer el más mínimo ruido y sin ser visto en las desiertas calles. Una vez ante el umbral, se introdujo en el edificio, tomando las imprescindibles y rigurosas precauciones a las que estaba acostumbrado. No se fijó mucho en la disposición del lugar, pues se limitó a arrancar madera de toda índole y a desmontar lo que pudiera quedar de los muebles, atesorando el valioso material, en una buena cuantía, así como todos los clavos que pudiera reutilizar.
Cuando se hubo aprovisionado de material constructivo, volvió a su ruinoso hogar, dónde comenzó a excavar de nuevo en su pequeño agujero. Comenzó a fabricar un túnel de poco más de un metro de diámetro, por el que él pudiera pasar a gatas, en dirección al torreón Sendar. Era más que probable que, al igual que en Maciel y Letargo, los cosechados de esa zona hubieran cubierto de defensas su hogar, quizás de carácter mágico, que el foner prefería evitar a toda costa. Pero realmente dudaba que hubieran preparado algún tipo de trampa o fortificación bajo tierra. Y aquel era su medio.
La construcción fue incómoda y difícil. Debía ir guardando los escombros en su saco e ir sacándolos al pasillo con regularidad, para luego ir usando la madera sana que había extraído para asegurar el túnel y evitar que se le hundiera encima, todo ello en un espacio asfixiante, con movilidad reducida. Pero todo aquello no constituía ninguna novedad para aquél foner, que por lo demás se sentía más seguro en aquel espacio reducido y seguro que en la inquietante superficie. Aún no se había acostumbrado del todo a aquello de no tener un techo sobre la cabeza, y prefería pasar por la calle lo estrictamente necesario.
Tras largas horas de trabajo, tuvo que volver a recoger más madera, que dejó junto a los escombros, preparada para seguir siendo usada, mientras que él subía a su habitación, sorteando sus propias trampas, a comer algo mientras observaba a través de la mira de su rifle el panorama a las puertas de Sendar.
Tras unas horas, en las que complementó su tarea de vigilante con despellejar una rata famélica que había muerto en su cepo y prepararla como buenamente pudo cociéndola a conciencia en el cubo de agua, observó movimiento.
Agarró con decisión el rifle, escupiendo a un lado el huesecillo del que acababa de descarnar su comida, y apuntó a los recién llegados.
Le resultó cuanto menos sorprendente encontrar aquellas caras conocidas por esos lares. Letarguinos… entre los que se incluía ese bicho gritón que había entrado en su antiguo hogar en zafarrancho de combate. Afinó la puntería, apuntando a la cabeza de aquella molesta cosa verde, y se sintió más que tentado de apretar el gatillo. Tras unos segundos, cambió de parecer. Si les volaba la cabeza, cosa que de seguro le reportaría una enorme satisfacción, por no hablar de algo de comida gratis si llegaba a conseguir el cuerpo de alguno de los caídos, desvelaría su posición. Y aún si conseguía matar a todos aquellos cabroncetes, los sendarinos que de seguro se habían quedado a vigilar quedarían enterados de que había alguien acechándoles. No podía sacrificar tan pronto el factor sorpresa, por mucho que le apeteciera.
Pero entonces, por desgracia para los Letarguinos, RR tuvo una idea interesante. Yrio, el muchacho pecoso, debía de ser, por lo que él sabía, un hechicero más que competente. Y si algo frenaba o realientizaba sus planes era la falta de un buen usuario de magia que le ayudara con sus proyectos. Puede que hubiera unos cuantos compañeros protegiéndole, pero él estaba lo suficientemente apartado del grupo como para que la idea de RR diera resultado…
Sin más preámbulos, tomó uno de los explosivos de Timmy y a Schrang, para luego salir a la calle con sigilo, con la granada ya encendida…
Lanzó la bomba hacia el grupo de cosechados, esperando que aquello causara suficiente confusión como para mantenerlos distraídos y ocupados en no convertirse en un montón de carne calcinada. Seguidamente, corrió tan rápido como pudo hacia Yrio, que le estaba dando la espalda, y le golpeó en la cabeza con la culata del arma. El golpe no fue lo suficientemente duro como para matarlo, pero sí para dejarlo inconsciente. El humo negro y espeso de la explosión camuflaba ligeramente su figura, y prefirió aprovechar aquella ventaja para correr de nuevo hacia su guarida, echándose al muchacho a la espalda.
Subió tan rápido como pudo hasta el último piso, dejando todas las trampas intactas tras de si, por si acaso alguno de los letarguinos averiguaba dónde se ocultaba y le daba por seguirle. Dejó al muchacho sobre la cama y, haciendo uso de la cuerda que traía consigo, lo ató de manos y piernas, para luego amordazarlo con las sábanas. Cuando finalmente consiguió dejarlo preparado sobre su lecho, volvió a la ventana, tomando su rifle para observar a través de su mira cómo se desarrollaban los acontecimientos en la calle.
Tras el frugal desayuno, se dispuso a tirar parte de los andrajos del armario por la letrina, repitiendo un ya viejo proceso de una semana, que era preciso comenzar cuanto antes.
La noche anterior lo habían despertado sus vecinos. No quiso abrir fuego en aquel momento. Por el contrario, prefirió anotar escuetamente su número y su aspecto, así como los nombres que llegaron a sus oídos. Poco después, salieron dos grupos más del torreón. Vio dos caras nuevas y echó de menos otra. Poco a poco, fue recopilando información sobre el número de habitantes que poblaban la fortificación. Poco después de repasar, se puso manos a la obra.
Fue a descender al patio, armado con pico y pala, cuando se percató de que su trampa había tenido resultado, y que un pequeño roedor se debatía entre los barrotes. Cuando fue a cogerlo, ayudándose de otro pequeño trozo de queso, el asustadizo animal lo evaluó con sus pequeños ojos negros, tras lo cual se acercó cautelosamente hacia su mano y el alimento. Al finalizar el largo periodo de acercamiento, RR tomó tan rápido como pudo a la criatura y la examinó, calculando cuanta carne podía haber bajo aquel pellejo grisáceo. Durante largos instantes, observó como la pequeña bestezuela se debatía en su mano, intentando zafarse y royendo sin éxito el cuero de sus guantes para intentar que aflojara el cepo que lo atrapaba.
Quizá el foner actuó movido por piedad, quizá por soledad o porque aquel bicho era poco más que pellejo y hueso, pero lo cierto es que lo subió al ático metido en la jaula, en la que introdujo el trozo de queso que había utilizado para atraerlo.
-Me hago una idea de lo que es pasar hambre, cabroncete.-comentó en voz baja al roedor, que por lo demás estaba ensimismado devorando aquel inesperado manjar.- Te encontraré un nombre… pero antes…
Descendió a la primera planta, dónde extrajo una tabla del suelo que transportó a su guarida. Allí, usando sus alicates y las perchas, preparó un rudimentario cepo para ratones. El mecanismo no era muy complejo, pero se tomó su tiempo en hacerlo bien, pues desde luego tenía verdadero interés en que funcionara. Tras fabricarlo y cebarlo, lo colocó en el mismo lugar dónde había situado la jaula vacía. Desde luego, no podía ir apiadándose de cada ratón que cazara, o sus ya de por si escasas provisiones tendrían que ser invertidas en alimentar a la cuadrilla de animalejos menudos. Y si algo tenía claro RR es que uno no se puede apiadar de los muertos. Encontrarlos ya fulminados de antemano ayudaría a prevenir sus arranques de emotivismo.
Volvió entonces a retomar su tarea inicial: Se dirigió a una de las habitaciones del fondo del primer piso, dónde, ayudado de sus herramientas, efectuó un par de incisiones en la madera, seccionando una parte cuadrada de la esquina de la sala. Unió los tablones seccionados con un par de tablas del suelo y, haciendo uso de un par de bisagras de la puerta, convirtió aquellos tablones en una trampilla rudimentaria. Poco después, practicó una trampa de mina en el suelo ante la puerta de la habitación en cuestión de la misma manera que lo había hecho ante su cuarto haciendo uso de la última bala que había traído de su mundo, marcando el lugar en el que estaba puesta clavando un nuevo clavo en el tablón bajo el que se situaba la artimaña.
Pero lo más difícil estaba por comenzar: RR se puso a excavar el suelo bajo la trampilla, haciendo uso del pico y la pala, hasta conseguir un pozo considerable, en el que cupiera su persona agachada. Seguidamente, Incorporó unos pequeños escalones que le ayudaran a subir de nuevo hasta la sala.
Era consciente de que necesitaría más madera para la empresa que tenía en mente, así que salió disimuladamente de su refugio, saco en mano, para correr hasta la casa de al lado, intentando superar la escasa distancia que los separaba sin hacer el más mínimo ruido y sin ser visto en las desiertas calles. Una vez ante el umbral, se introdujo en el edificio, tomando las imprescindibles y rigurosas precauciones a las que estaba acostumbrado. No se fijó mucho en la disposición del lugar, pues se limitó a arrancar madera de toda índole y a desmontar lo que pudiera quedar de los muebles, atesorando el valioso material, en una buena cuantía, así como todos los clavos que pudiera reutilizar.
Cuando se hubo aprovisionado de material constructivo, volvió a su ruinoso hogar, dónde comenzó a excavar de nuevo en su pequeño agujero. Comenzó a fabricar un túnel de poco más de un metro de diámetro, por el que él pudiera pasar a gatas, en dirección al torreón Sendar. Era más que probable que, al igual que en Maciel y Letargo, los cosechados de esa zona hubieran cubierto de defensas su hogar, quizás de carácter mágico, que el foner prefería evitar a toda costa. Pero realmente dudaba que hubieran preparado algún tipo de trampa o fortificación bajo tierra. Y aquel era su medio.
La construcción fue incómoda y difícil. Debía ir guardando los escombros en su saco e ir sacándolos al pasillo con regularidad, para luego ir usando la madera sana que había extraído para asegurar el túnel y evitar que se le hundiera encima, todo ello en un espacio asfixiante, con movilidad reducida. Pero todo aquello no constituía ninguna novedad para aquél foner, que por lo demás se sentía más seguro en aquel espacio reducido y seguro que en la inquietante superficie. Aún no se había acostumbrado del todo a aquello de no tener un techo sobre la cabeza, y prefería pasar por la calle lo estrictamente necesario.
Tras largas horas de trabajo, tuvo que volver a recoger más madera, que dejó junto a los escombros, preparada para seguir siendo usada, mientras que él subía a su habitación, sorteando sus propias trampas, a comer algo mientras observaba a través de la mira de su rifle el panorama a las puertas de Sendar.
Tras unas horas, en las que complementó su tarea de vigilante con despellejar una rata famélica que había muerto en su cepo y prepararla como buenamente pudo cociéndola a conciencia en el cubo de agua, observó movimiento.
Agarró con decisión el rifle, escupiendo a un lado el huesecillo del que acababa de descarnar su comida, y apuntó a los recién llegados.
Le resultó cuanto menos sorprendente encontrar aquellas caras conocidas por esos lares. Letarguinos… entre los que se incluía ese bicho gritón que había entrado en su antiguo hogar en zafarrancho de combate. Afinó la puntería, apuntando a la cabeza de aquella molesta cosa verde, y se sintió más que tentado de apretar el gatillo. Tras unos segundos, cambió de parecer. Si les volaba la cabeza, cosa que de seguro le reportaría una enorme satisfacción, por no hablar de algo de comida gratis si llegaba a conseguir el cuerpo de alguno de los caídos, desvelaría su posición. Y aún si conseguía matar a todos aquellos cabroncetes, los sendarinos que de seguro se habían quedado a vigilar quedarían enterados de que había alguien acechándoles. No podía sacrificar tan pronto el factor sorpresa, por mucho que le apeteciera.
Pero entonces, por desgracia para los Letarguinos, RR tuvo una idea interesante. Yrio, el muchacho pecoso, debía de ser, por lo que él sabía, un hechicero más que competente. Y si algo frenaba o realientizaba sus planes era la falta de un buen usuario de magia que le ayudara con sus proyectos. Puede que hubiera unos cuantos compañeros protegiéndole, pero él estaba lo suficientemente apartado del grupo como para que la idea de RR diera resultado…
Sin más preámbulos, tomó uno de los explosivos de Timmy y a Schrang, para luego salir a la calle con sigilo, con la granada ya encendida…
Lanzó la bomba hacia el grupo de cosechados, esperando que aquello causara suficiente confusión como para mantenerlos distraídos y ocupados en no convertirse en un montón de carne calcinada. Seguidamente, corrió tan rápido como pudo hacia Yrio, que le estaba dando la espalda, y le golpeó en la cabeza con la culata del arma. El golpe no fue lo suficientemente duro como para matarlo, pero sí para dejarlo inconsciente. El humo negro y espeso de la explosión camuflaba ligeramente su figura, y prefirió aprovechar aquella ventaja para correr de nuevo hacia su guarida, echándose al muchacho a la espalda.
Subió tan rápido como pudo hasta el último piso, dejando todas las trampas intactas tras de si, por si acaso alguno de los letarguinos averiguaba dónde se ocultaba y le daba por seguirle. Dejó al muchacho sobre la cama y, haciendo uso de la cuerda que traía consigo, lo ató de manos y piernas, para luego amordazarlo con las sábanas. Cuando finalmente consiguió dejarlo preparado sobre su lecho, volvió a la ventana, tomando su rifle para observar a través de su mira cómo se desarrollaban los acontecimientos en la calle.
- Poblo
Ficha de cosechado
Nombre: Alyssa
Especie: Humana
Habilidades: Orientación, memoria y reflejos.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
18/05/13, 07:33 pm
Stefan nunca llegó a llamar a la puerta. Ni siquiera llegó a contestarme. Apenas había terminado de hablar escuché que algo caía al suelo bastante cerca de donde me encontraba. Me giré para ver lo que era, justo a tiempo para que un destello, acompañado de un sonido ensordecedor, me cegara.
Al instante salí disparado hacia atrás, golpeándome con fuerza contra la pared del torreón. De no haberme dado la vuelta justo antes de que se desatara la explosión seguramente me habría roto la nariz. Porque había sido una explosión, aunque estaba demasiado conmocionado como para darme cuenta en ese momento, ya no pude pensar nada más cuando sentí el dolor en los antebrazos, un dolor intenso que no me dejaba pensar en otra cosa.
Todavía tirado en el suelo logré alzar la vista para mirarme los brazos, descubriendo para mi horror que estaban los dos en llamas. Sin saber muy bien como, rodando por el suelo, frotándolos contra las paredes, conseguí apagar las llamas, y no solo las de los brazos, porque mientras lo hacía descubrí que mis rodillas también ardían.
Tras apagar las llamas, todavía dolorido por fin presté atención a lo que pasaba a mi alrededor. No se veía nada, el humo me lo impedía, pero sí que podía escuchar, y lo que oía no era bueno. Gritos, la gente gritaba de dolor, y por cómo me dolía la garganta deduje que yo también había estado gritando hasta hace poco. Era evidente que no era el único quemado. Tenía que levantarme, hacer algo, lo que fuera.
¿Levantarme? ¡Ja! Era mucho más fácil decirlo que hacerlo cada movimiento que realizaba era una tortura debido a las quemaduras que tenía en los antebrazos y las rodillas. No sabía como pero me las había ingeniado para salir con las manos ilesas. Cuando por fin estuve de pie, el humo ya había desaparecido prácticamente. “¿Una bomba? ¿De dónde coño ha venido?” Un nuevo grito atrajo mi atención “Luego. Ahora la gente necesita ayuda”
Me dediqué a localizar a todo el mundo, luego ayudaría al que estuviera más grave. A Tap no costó encontrarle. Era el que más chillaba con diferencia, y eso que el muy suertudo había salido totalmente ileso. Los demás no estaban teniendo la misma suerte. Todos sin excepción tenían quemaduras, algunos más que otros, pero el peor era Serokrai que ni siquiera se había levantado. Se movía, lo que me tranquilizó. Por lo menos estaba vivo, pero por como se comportaba me di cuenta que moverse le dolía bastante. Mientras iba a ayudarle alcancé a Tap y lo agarré.
-¡DEJA DE CHILAR DE UNA VEZ QUE A TÍ NO TE HA PASADO NADA. HAZ ALGO ÚTIL, LOCALIZA A TODOS LOS DEMÁS Y VIGILA MIENTRAS INTENTO AYUDAR A SEROK!-
“Si, ayudar pero... ¿cómo?”
Al instante salí disparado hacia atrás, golpeándome con fuerza contra la pared del torreón. De no haberme dado la vuelta justo antes de que se desatara la explosión seguramente me habría roto la nariz. Porque había sido una explosión, aunque estaba demasiado conmocionado como para darme cuenta en ese momento, ya no pude pensar nada más cuando sentí el dolor en los antebrazos, un dolor intenso que no me dejaba pensar en otra cosa.
Todavía tirado en el suelo logré alzar la vista para mirarme los brazos, descubriendo para mi horror que estaban los dos en llamas. Sin saber muy bien como, rodando por el suelo, frotándolos contra las paredes, conseguí apagar las llamas, y no solo las de los brazos, porque mientras lo hacía descubrí que mis rodillas también ardían.
Tras apagar las llamas, todavía dolorido por fin presté atención a lo que pasaba a mi alrededor. No se veía nada, el humo me lo impedía, pero sí que podía escuchar, y lo que oía no era bueno. Gritos, la gente gritaba de dolor, y por cómo me dolía la garganta deduje que yo también había estado gritando hasta hace poco. Era evidente que no era el único quemado. Tenía que levantarme, hacer algo, lo que fuera.
¿Levantarme? ¡Ja! Era mucho más fácil decirlo que hacerlo cada movimiento que realizaba era una tortura debido a las quemaduras que tenía en los antebrazos y las rodillas. No sabía como pero me las había ingeniado para salir con las manos ilesas. Cuando por fin estuve de pie, el humo ya había desaparecido prácticamente. “¿Una bomba? ¿De dónde coño ha venido?” Un nuevo grito atrajo mi atención “Luego. Ahora la gente necesita ayuda”
Me dediqué a localizar a todo el mundo, luego ayudaría al que estuviera más grave. A Tap no costó encontrarle. Era el que más chillaba con diferencia, y eso que el muy suertudo había salido totalmente ileso. Los demás no estaban teniendo la misma suerte. Todos sin excepción tenían quemaduras, algunos más que otros, pero el peor era Serokrai que ni siquiera se había levantado. Se movía, lo que me tranquilizó. Por lo menos estaba vivo, pero por como se comportaba me di cuenta que moverse le dolía bastante. Mientras iba a ayudarle alcancé a Tap y lo agarré.
-¡DEJA DE CHILAR DE UNA VEZ QUE A TÍ NO TE HA PASADO NADA. HAZ ALGO ÚTIL, LOCALIZA A TODOS LOS DEMÁS Y VIGILA MIENTRAS INTENTO AYUDAR A SEROK!-
“Si, ayudar pero... ¿cómo?”
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
18/05/13, 09:03 pm
Tap estaba empezando a desesperarse con tanta tontería de gigante cuando vio venir hacia ellos el cacharro. Se movió por instinto. No tenía ni idea de qué era, pero la dirección que traía fue suficiente como para que Tap saltara de un lado a otro de Stefan para evitarla. Solo le quedaba silbar para avisar al resto...
Pero el sonido sordo de una explosión mató su silbido y sacudió al Moscardón con todo lo grande que era. Tap empezó a gritar más alto de lo que había gritado nunca y se agarró a los pelos del gigante con tanta fuerza que, cuando la sacudida acabó con Stefan en el suelo, tenía varios de sus pelos entre las manos. No había visto lo que había ocurrido, pero el horrible calor y el humo que habían inundado el aire hicieron que se le revolvieran las entrañas. Se asomó desde el escondite que estaba siendo el cuerpo de Moscardón y su corazón se desbocó. Había fuego. Fuego por todas partes.
El repoblador se puso histérico y no supo reaccionar de ninguna manera que no fuera seguir gritando. Stefan estaba tirado en el suelo y parecía que Pablo y Serok también. Sabía que el Moscardón estaba vivo, pero los otros dos podrían estar muertos y él ahora no era más que un mal hierbajo vulnerable. Estaba histérico desde las raíces al capullo.
-¡Fueeeeeego! ¡Fueeg... -se llevó las manos a los oídos. Se acababa de dar cuenta de que apenas oía nada que no fuera un fuerte pitido y, dada la situación, Tap no pudo sino creer que le habían ardido, a pesar de que no le dolía nada-. ¡Me he quedado sordo! ¡Sordo! ¡Sordo!-agarró a Stefan de la oreja-¡Levántate, joder! ¡Levántate! ¡Levántate!-no podía. Se había quemado la pierna y no podía levantarse. El Moscardón le pidió que se callara de malas maneras, pero Tap no podía dejar de gritar. Estaba en estado de shock.
Mientras Stefan intentaba curarse, Tap sintió que algo le agarraba. Pataleó varias veces hasta que se dio cuenta de que era Pablo, entonces se aferró a su mano con desesperación.
-¡No me quiero quemar, Pablo! ¡No me quiero quemar! ¡No quiero...!-le lloriqueó mientras clavaba las uñas en sus dedos-. ¡No me sueltes! ¡Seguro que el suelo está quemando!-Entonces Pablo se puso serio y gritó a Tap que se tranquilizara. Seguía sin poder-¡Vivir es algo útil! ¿¡Quieres que los localice!? ¡Moscardón!-señaló a Stefan-¡Está quemado! ¡Tú mismo! ¡También quemado!-señaló al cuerpo tendido de Serok-¡Blanco! ¡Está muerto!-no era consciente de la gravedad de lo que estaba diciendo, ni de lo equivocado que estaba-. ¡Está muerto! ¡Muerto! ¡Y Pechit...-buscó con la mirada a Yrio, pero no lo vio con ningún lado. Empezó a hiperventilar más todavía-¡El fuego ha consumido a Pechito! ¡Se lo ha tragado! ¡Se lo ha tragado-quería volver más que nunca al panal; quería volver, enterrarse en la tierra fresca y no volver a salir nunca.
Pero el sonido sordo de una explosión mató su silbido y sacudió al Moscardón con todo lo grande que era. Tap empezó a gritar más alto de lo que había gritado nunca y se agarró a los pelos del gigante con tanta fuerza que, cuando la sacudida acabó con Stefan en el suelo, tenía varios de sus pelos entre las manos. No había visto lo que había ocurrido, pero el horrible calor y el humo que habían inundado el aire hicieron que se le revolvieran las entrañas. Se asomó desde el escondite que estaba siendo el cuerpo de Moscardón y su corazón se desbocó. Había fuego. Fuego por todas partes.
El repoblador se puso histérico y no supo reaccionar de ninguna manera que no fuera seguir gritando. Stefan estaba tirado en el suelo y parecía que Pablo y Serok también. Sabía que el Moscardón estaba vivo, pero los otros dos podrían estar muertos y él ahora no era más que un mal hierbajo vulnerable. Estaba histérico desde las raíces al capullo.
-¡Fueeeeeego! ¡Fueeg... -se llevó las manos a los oídos. Se acababa de dar cuenta de que apenas oía nada que no fuera un fuerte pitido y, dada la situación, Tap no pudo sino creer que le habían ardido, a pesar de que no le dolía nada-. ¡Me he quedado sordo! ¡Sordo! ¡Sordo!-agarró a Stefan de la oreja-¡Levántate, joder! ¡Levántate! ¡Levántate!-no podía. Se había quemado la pierna y no podía levantarse. El Moscardón le pidió que se callara de malas maneras, pero Tap no podía dejar de gritar. Estaba en estado de shock.
Mientras Stefan intentaba curarse, Tap sintió que algo le agarraba. Pataleó varias veces hasta que se dio cuenta de que era Pablo, entonces se aferró a su mano con desesperación.
-¡No me quiero quemar, Pablo! ¡No me quiero quemar! ¡No quiero...!-le lloriqueó mientras clavaba las uñas en sus dedos-. ¡No me sueltes! ¡Seguro que el suelo está quemando!-Entonces Pablo se puso serio y gritó a Tap que se tranquilizara. Seguía sin poder-¡Vivir es algo útil! ¿¡Quieres que los localice!? ¡Moscardón!-señaló a Stefan-¡Está quemado! ¡Tú mismo! ¡También quemado!-señaló al cuerpo tendido de Serok-¡Blanco! ¡Está muerto!-no era consciente de la gravedad de lo que estaba diciendo, ni de lo equivocado que estaba-. ¡Está muerto! ¡Muerto! ¡Y Pechit...-buscó con la mirada a Yrio, pero no lo vio con ningún lado. Empezó a hiperventilar más todavía-¡El fuego ha consumido a Pechito! ¡Se lo ha tragado! ¡Se lo ha tragado-quería volver más que nunca al panal; quería volver, enterrarse en la tierra fresca y no volver a salir nunca.
- Serokrai
Ficha de cosechado
Nombre: Serokrai
Especie: Ulterano
Habilidades: Fuerza bruta, inmutabilidad y nociones de lucha (especialista en lucha con armas a dos manos, especialmente guadañas y similares).
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
18/05/13, 10:47 pm
Stefan era un ingenuo. En esta ciudad no había lugar para ese tipo de pensamientos. Si, podíamos alcanzar un acuerdo, pero antes teníamos que saber con quien nos enfrentábamos. Pablo se me adelantó en detenerle cuando iba a llamar a la puerta y descubrirnos. En mi opinión era mejor pillar por sorpresa a los habitantes del torreón que nos pillaran por sorpresa ellos a nosotros.
Iba a disponerme a terminar con la discusión en la que se habían enzarzado Pablo y Stefan cuando algo capto mi atención. Un objeto se dirigía a nosotros. No sabía que era y no me quedaba tiempo para reaccionar, asique me puse en su trayectoria, intentando cubrir a los demás y me protegí la cara alzando los brazos delante de ella. Y entonces se produjo la explosión.
Un intenso dolor recorrió todo mi cuerpo y caí al suelo boca abajo. Me pitaban los oídos y me palpitaba la cabeza. Intente moverme pero fue en vano. Me costo otros dos intentos hasta que pude tratar de incorporarme, sin demasiado éxito. Comencé a oír de nuevo, y escuche la aguda voz de Tap, que chillaba histérico.
- N-no...estoy...muerto...- Pronuncie con dificultad mientras me ponía de pie. Aguante un instante, antes de desplomarme de rodillas y decidí quedarme así. Dedique un momento a comprobar mi estado y el resultado de mi análisis no fue muy alentador. Estaba cubierto de quemaduras, en especial los brazos, que se habían llevado la peor parte. Me dolía todo y no podía pensar con mucha claridad, pero examine al resto. Tap estaba ileso, la explosión no le había alcanzado, pero no paraba de gritar. Stefan y Pablo estaban heridos, aunque en bastante menor medida que yo. Pero...algo no estaba bien del todo y las palabras del repoblador hicieron que me diese cuenta. Yrio no estaba. Trate de hablar, pero las palabras no salían de mis labios resecos. Le hice un gesto a Pablo para que me ayudara y me apoye en el para incorporarme, aprentandole con mas fuerza de la que pretendía sin darme cuenta. Use una de mis largas cuchillas para aguantar de pie y soltar a mi maltrecho compañero.
Mire a mi alrededor, pero no pude distinguir la posición de nuestros atacantes. Me tome un instante para recuperar el aliento y serenarme antes de empezar a hablar con voz pastosa.
-Tap, baja ahora mismo. Vosotros, busquemos un lugar seguro donde defendernos. Aquí estamos desprotegidos y pueden atacarnos otra vez. Allí.- Señale con la cabeza un edificio que tenía la puerta entreabierta. Sus muros parecían gruesos y resistentes, capaz de aguantar otra explosión. Comencé a andar hacia allí si quitarle los ojos de encima a mis compañeros y sin cesar de vigilar mi alrededor.
Iba a disponerme a terminar con la discusión en la que se habían enzarzado Pablo y Stefan cuando algo capto mi atención. Un objeto se dirigía a nosotros. No sabía que era y no me quedaba tiempo para reaccionar, asique me puse en su trayectoria, intentando cubrir a los demás y me protegí la cara alzando los brazos delante de ella. Y entonces se produjo la explosión.
Un intenso dolor recorrió todo mi cuerpo y caí al suelo boca abajo. Me pitaban los oídos y me palpitaba la cabeza. Intente moverme pero fue en vano. Me costo otros dos intentos hasta que pude tratar de incorporarme, sin demasiado éxito. Comencé a oír de nuevo, y escuche la aguda voz de Tap, que chillaba histérico.
- N-no...estoy...muerto...- Pronuncie con dificultad mientras me ponía de pie. Aguante un instante, antes de desplomarme de rodillas y decidí quedarme así. Dedique un momento a comprobar mi estado y el resultado de mi análisis no fue muy alentador. Estaba cubierto de quemaduras, en especial los brazos, que se habían llevado la peor parte. Me dolía todo y no podía pensar con mucha claridad, pero examine al resto. Tap estaba ileso, la explosión no le había alcanzado, pero no paraba de gritar. Stefan y Pablo estaban heridos, aunque en bastante menor medida que yo. Pero...algo no estaba bien del todo y las palabras del repoblador hicieron que me diese cuenta. Yrio no estaba. Trate de hablar, pero las palabras no salían de mis labios resecos. Le hice un gesto a Pablo para que me ayudara y me apoye en el para incorporarme, aprentandole con mas fuerza de la que pretendía sin darme cuenta. Use una de mis largas cuchillas para aguantar de pie y soltar a mi maltrecho compañero.
Mire a mi alrededor, pero no pude distinguir la posición de nuestros atacantes. Me tome un instante para recuperar el aliento y serenarme antes de empezar a hablar con voz pastosa.
-Tap, baja ahora mismo. Vosotros, busquemos un lugar seguro donde defendernos. Aquí estamos desprotegidos y pueden atacarnos otra vez. Allí.- Señale con la cabeza un edificio que tenía la puerta entreabierta. Sus muros parecían gruesos y resistentes, capaz de aguantar otra explosión. Comencé a andar hacia allí si quitarle los ojos de encima a mis compañeros y sin cesar de vigilar mi alrededor.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 12:37 pm
Mi discusión con Pablo llego a su fin mas rápido de lo que desearía, antes de poder responder vi volar un objeto en nuestra dirección, un objeto que se parecía sospechosamente a una granada, no me dio tiempo a dar la alarma cuando se desato el caos.
En cuanto el objeto toco el suelo una sonora explosión me saco volando hacia atrás y caí pesadamente de espaldas, sin embargo lo que mas me dolía no era la espalda si no el brazo y la pierna, me pitaban los oídos y sentía como si la cabeza me fuese a estallar.
Haciendo un esfuerzo levante la mirada y vi que tenia la pierna y el brazo ardiendo, eso explicaba el dolor, me revolqué por el suelo para apagar las llamas importándome mas bien poco el repoblador que en esos instantes estaba sobre mi cabeza. El fuego se apago en mi cuerpo, sin embargo alrededor seguía habiendo llamas. Trate de oír a los demás pero entre el pitido y que tenia a Tap chillándome al oído poco podía oír.
-Tap deja de chillarme al oído joder.- Le dije de malas formas, pero el repoblador parecía histérico, tanto fuego alrededor le había puesto frenético. Trate de mantener la calma y aplicarme un hechizo vigorizante, cosa harto complicada si ni siquiera te oyes a ti mismo. Después de unos intentos al fin sentí como la magia salia de mi pero sin ningún efecto en mi cuerpo, seguía doliéndome todo.
<< Quizás el hechizo no valga para este tipo de heridas, o quizás no note la diferencia por el cansancio, no, eso es estúpido, precisamente el hechizo es para aliviar el cansancio. Puto pitido podría acabar ya, así no hay quien se concentré>>
Me levante con esfuerzo tratando de ignorar el dolor que campaba a sus anchas por mi cuerpo y que me quería hacer gritar. Pablo ya estaba de pie y sostenía a Tap en la mano, el repoblador no dejaba de decir algo de Yrio, mire a mi alrededor y el chico no estaba por ningún lado, mi atención se vio desviada a Serok que estaba tumbado en el suelo como si de un guiñapo se tratase, aunque al poco se levanto costosamente y comenzó a andar hacia un edificio cercano para descansar.
-Espera Serok, es mejor que nos dirijamos al torreon para que alguien nos cure, estas heridas estan fuera de mi alcance.
[b]Sigue en el Torreón Letargo.[/b
En cuanto el objeto toco el suelo una sonora explosión me saco volando hacia atrás y caí pesadamente de espaldas, sin embargo lo que mas me dolía no era la espalda si no el brazo y la pierna, me pitaban los oídos y sentía como si la cabeza me fuese a estallar.
Haciendo un esfuerzo levante la mirada y vi que tenia la pierna y el brazo ardiendo, eso explicaba el dolor, me revolqué por el suelo para apagar las llamas importándome mas bien poco el repoblador que en esos instantes estaba sobre mi cabeza. El fuego se apago en mi cuerpo, sin embargo alrededor seguía habiendo llamas. Trate de oír a los demás pero entre el pitido y que tenia a Tap chillándome al oído poco podía oír.
-Tap deja de chillarme al oído joder.- Le dije de malas formas, pero el repoblador parecía histérico, tanto fuego alrededor le había puesto frenético. Trate de mantener la calma y aplicarme un hechizo vigorizante, cosa harto complicada si ni siquiera te oyes a ti mismo. Después de unos intentos al fin sentí como la magia salia de mi pero sin ningún efecto en mi cuerpo, seguía doliéndome todo.
<< Quizás el hechizo no valga para este tipo de heridas, o quizás no note la diferencia por el cansancio, no, eso es estúpido, precisamente el hechizo es para aliviar el cansancio. Puto pitido podría acabar ya, así no hay quien se concentré>>
Me levante con esfuerzo tratando de ignorar el dolor que campaba a sus anchas por mi cuerpo y que me quería hacer gritar. Pablo ya estaba de pie y sostenía a Tap en la mano, el repoblador no dejaba de decir algo de Yrio, mire a mi alrededor y el chico no estaba por ningún lado, mi atención se vio desviada a Serok que estaba tumbado en el suelo como si de un guiñapo se tratase, aunque al poco se levanto costosamente y comenzó a andar hacia un edificio cercano para descansar.
-Espera Serok, es mejor que nos dirijamos al torreon para que alguien nos cure, estas heridas estan fuera de mi alcance.
[b]Sigue en el Torreón Letargo.[/b
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 04:25 pm
No le dio tiempo a decir palabra, ni a pegarles una merecida colleja a sus estúpidos compañeros que habían empezado a discutir delante de un posible refugio enemigo, totalmente expuestos. No vio de donde llegó el ataque, tan solo supo que de pronto estaban rodeados por las llamas, que todos gritaban, y que algo le golpeaba por detrás. Despues, todo se volvió negro.
Cuando Yrio despertó estaba totalmente desorientado. Las sienes le palpitaban con fuerza, le dolían todos los músculos del cuerpo y sentía heridas y quemaduras que le escocían. Abrió los ojos, no sin cierto esfuerzo, y trató de enfocar lo que había a su alrededor. Estaba en un cuartucho mugriento y oscuro, que olía a humedad, a roedores y a desperdicios. Se encontraba atado de pies y manos, amordazado y echado de mala manera en un colchón polvoriento. Trató de moverse, soltando un quejido de dolor, hasta que logró girar sobre sí mismo buscando impulso para levantars. Y allí estaba su captor, el pelirrojo de malas pulgas de Maciel, el que le pegó la paliza a Stefan << Esto tiene que ser una broma>> pensó angustiado. Se dejó de delicadezas y luchó por incorporarse, dándose un cabezazo contra el bajo techo cuando lo consiguió. Intentó gritar a través de la mordaza para llamar la atención del foner, ya que estaba claro que teniéndolo tan cerca no iba a servir de nada plantease siquiera la idea de escapar sigilosamente. Quería respuestas, tenía que saber qué había sido aquella explosión, donde estaban en ese momento, donde estaban sus compañeros... Vio por el rabillo del ojo sus armas, pero su escudo se habría quedado frente a Sendar, pues con la explosión perdió al concentración que lo mantenía flotando en el aire.
Había logrado sentarse, con las manos a la espalda y las piernas flexionadas, mirando con furia a RR y tratando de romper la mordaza a base de morderla. Tenía el pulso acelerado y a la mínima se pondría a patear a su secuestrador aunque eso le costase un tiro en la cabeza.
Cuando Yrio despertó estaba totalmente desorientado. Las sienes le palpitaban con fuerza, le dolían todos los músculos del cuerpo y sentía heridas y quemaduras que le escocían. Abrió los ojos, no sin cierto esfuerzo, y trató de enfocar lo que había a su alrededor. Estaba en un cuartucho mugriento y oscuro, que olía a humedad, a roedores y a desperdicios. Se encontraba atado de pies y manos, amordazado y echado de mala manera en un colchón polvoriento. Trató de moverse, soltando un quejido de dolor, hasta que logró girar sobre sí mismo buscando impulso para levantars. Y allí estaba su captor, el pelirrojo de malas pulgas de Maciel, el que le pegó la paliza a Stefan << Esto tiene que ser una broma>> pensó angustiado. Se dejó de delicadezas y luchó por incorporarse, dándose un cabezazo contra el bajo techo cuando lo consiguió. Intentó gritar a través de la mordaza para llamar la atención del foner, ya que estaba claro que teniéndolo tan cerca no iba a servir de nada plantease siquiera la idea de escapar sigilosamente. Quería respuestas, tenía que saber qué había sido aquella explosión, donde estaban en ese momento, donde estaban sus compañeros... Vio por el rabillo del ojo sus armas, pero su escudo se habría quedado frente a Sendar, pues con la explosión perdió al concentración que lo mantenía flotando en el aire.
Había logrado sentarse, con las manos a la espalda y las piernas flexionadas, mirando con furia a RR y tratando de romper la mordaza a base de morderla. Tenía el pulso acelerado y a la mínima se pondría a patear a su secuestrador aunque eso le costase un tiro en la cabeza.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 05:07 pm
RR estaba observando como el magullado grupo de tambaleantes letarguinos regresaba a su base a través de la mira del rifle cuando el golpe seco contra el techo le indicó que su nuevo compañero se acavaba de despertar. Estaba revolviéndose a duras penas e intentando bajar de la cama, zafándose de sus ataduras, o al menos intentándolo. El foner lo habría comparado a un gatito enfadado que intenta morder a su dueño aunque no tiene dientes, pero él nunca había visto nunca un gato, ni mucho menos a algo sin dientes, pero la impresión fue semejante.
-Calma, hombre, que me vas a joder las sábanas y no tengo otras. No hace precisamente calor por las noches, ¿sabes?- le comentó con el tono tranquilizador propio de aquellos que ya tienen un arma letal de cierta potencia entre las manos y que por consiguiente no necesitan intimidar con la voz.- Antes de que te pongas a joderme el cuarto a patadas, permíteme explicarte la situación: Nos hayamos ante el tercer torreón, el de los señores que os están robando la comida y, posiblemente, también a los camaradas de mi torreón. Me escapé hace unos días de allí por ciertos rifirrafes con el grupo que incluyeron un hacha y muchas drogas, pero eso es lo de menos. Podríamos resumir el altercado en que la confianza hacia mi persona disminuyó considerablemente, y decidí marcharme por mi cuenta. Y te preguntarás, “¿cómo ha descubierto esta apuesto, gallardo y mordaz (por no decir humilde) pelirrojo que los cabrones de ahí enfrente nos están robando las cestas? Básicamente, se lo he oído decir cuando entraban y salían. La cosa es que en un principio se me ocurrió observar si estaba habitado para, en caso negativo, entrar y hacerlo mi hogar, y de no ser así, cargármelos a todos y seguir con el plan. En mi defensa, alegaré que estaba muy drogado en el momento en el que se me ocurrió la idea, y la verdad es que a la puerta le pareció buena idea y… bueno, déjalo, me estoy desviando del tema.
Ahora la situación ha cambiado, y he descubierto que ahí hay unos señores harto desagradables que se dedican a gorronear y a matar de hambre al resto de compañeros. No puedo decir que esté de acuerdo con estas medidas, con lo que me he planteado eliminarlos por mor a la comunidad y al bien común. Además, posiblemente así enfríe un poco el resentimiento que se debe de tener hacia mi persona en el resto de torreones. Vale, es probable que os haya lanzado un bombazo, pero necesitaba que os largarais del lugar cuanto antes. Estos tipos van a volver de un momento a otro y necesito que no conozcan mi posición. Por si no lo sabías, son muchos, y yo estoy sólo. El factor sorpresa es fundamental.
Si es que te interesa, tus amigos están mayormente vivos. Alguno más que otro, sí, pero básicamente respiran y andan… más o menos. En cuanto vuelvan a su hogar les curarán las heridas. Pero claro, te volverán a asaltar más preguntas: ¿Y por qué este desinteresado y piadoso héroe me ha traído a su casa? Bueno, la verdad es que la explicación es bastante simple. No tengo excesivo poder mágico, pero tengo buenas ideas. Hasta la fecha, he conseguido idear ciertos artilugios rúnicos gracias a la ayuda del mago de mi torreón. Pero ahora… bueno, me veo un poco limitado al sólo ser capaz de recargar mis armas actuales y a no poder fabricar nuevas. Como comprenderás, tu ayuda sería una mejora sustancial de mis posibilidades contra esos cabrones.
La verdad es que te dejo pocas opciones. Si te dejo irte o escapas, suponiendo que superes las trampas que he dejado por la casa, posiblemente te maten los vecinos o los bichos que pululan por este vertedero. En caso de que llegaras a alertar de mi posición, tus compañeros podrían venir a por mí, alentados por las mentiras sobre mi naturaleza violenta, que si bien reconozco que no he ayudado a solventar, sí es cierto que proceden de un malentendido.
Podrías negarte a ayudarme e intentar matarme. Sería una elección muy respetable, pero no muy inteligente. Reconozco que tus capacidades mágicas te dan ciertas ventajas, pero habrás de reconocer que tú estas atado, desarmado e indefenso, y yo por el contrario libre y en posesión de distintos artefactos con facetas letales, ninguna de ellas con perspectivas de darte un fin bonito ni agradable.
Y luego puedes demostrarme que eres un chico listo además de habilidoso y unirte a mí. Al fin y al cabo, tenemos intereses y un enemigo común, y si nadie acaba con esos amistosos cabronazos, es más que probable que muráis todos de hambre. En caso de que os enfrentéis en combate directo, os aseguro que terminaréis diezmados o, como poco, reducidos drásticamente en número. ¿Por qué granjearos tanto dolor y sufrimiento por una comida que os pertenece? Yo puedo matar a todos esos payasos sin mucha dificultad aprovechando el cerebro que los incubadores olvidaron poner en sus cráneos. Pero para ello, necesito tu ayuda, muchacho.
Seguidamente, RR se levantó y le retiró la mordaza, esperando una contestación, y volvió a su posición de observación, sentado cómodamente ante la ventana, blandiendo con seguridad su rifle.
-¿Qué me dices, chaval, tenemos trato?
-Calma, hombre, que me vas a joder las sábanas y no tengo otras. No hace precisamente calor por las noches, ¿sabes?- le comentó con el tono tranquilizador propio de aquellos que ya tienen un arma letal de cierta potencia entre las manos y que por consiguiente no necesitan intimidar con la voz.- Antes de que te pongas a joderme el cuarto a patadas, permíteme explicarte la situación: Nos hayamos ante el tercer torreón, el de los señores que os están robando la comida y, posiblemente, también a los camaradas de mi torreón. Me escapé hace unos días de allí por ciertos rifirrafes con el grupo que incluyeron un hacha y muchas drogas, pero eso es lo de menos. Podríamos resumir el altercado en que la confianza hacia mi persona disminuyó considerablemente, y decidí marcharme por mi cuenta. Y te preguntarás, “¿cómo ha descubierto esta apuesto, gallardo y mordaz (por no decir humilde) pelirrojo que los cabrones de ahí enfrente nos están robando las cestas? Básicamente, se lo he oído decir cuando entraban y salían. La cosa es que en un principio se me ocurrió observar si estaba habitado para, en caso negativo, entrar y hacerlo mi hogar, y de no ser así, cargármelos a todos y seguir con el plan. En mi defensa, alegaré que estaba muy drogado en el momento en el que se me ocurrió la idea, y la verdad es que a la puerta le pareció buena idea y… bueno, déjalo, me estoy desviando del tema.
Ahora la situación ha cambiado, y he descubierto que ahí hay unos señores harto desagradables que se dedican a gorronear y a matar de hambre al resto de compañeros. No puedo decir que esté de acuerdo con estas medidas, con lo que me he planteado eliminarlos por mor a la comunidad y al bien común. Además, posiblemente así enfríe un poco el resentimiento que se debe de tener hacia mi persona en el resto de torreones. Vale, es probable que os haya lanzado un bombazo, pero necesitaba que os largarais del lugar cuanto antes. Estos tipos van a volver de un momento a otro y necesito que no conozcan mi posición. Por si no lo sabías, son muchos, y yo estoy sólo. El factor sorpresa es fundamental.
Si es que te interesa, tus amigos están mayormente vivos. Alguno más que otro, sí, pero básicamente respiran y andan… más o menos. En cuanto vuelvan a su hogar les curarán las heridas. Pero claro, te volverán a asaltar más preguntas: ¿Y por qué este desinteresado y piadoso héroe me ha traído a su casa? Bueno, la verdad es que la explicación es bastante simple. No tengo excesivo poder mágico, pero tengo buenas ideas. Hasta la fecha, he conseguido idear ciertos artilugios rúnicos gracias a la ayuda del mago de mi torreón. Pero ahora… bueno, me veo un poco limitado al sólo ser capaz de recargar mis armas actuales y a no poder fabricar nuevas. Como comprenderás, tu ayuda sería una mejora sustancial de mis posibilidades contra esos cabrones.
La verdad es que te dejo pocas opciones. Si te dejo irte o escapas, suponiendo que superes las trampas que he dejado por la casa, posiblemente te maten los vecinos o los bichos que pululan por este vertedero. En caso de que llegaras a alertar de mi posición, tus compañeros podrían venir a por mí, alentados por las mentiras sobre mi naturaleza violenta, que si bien reconozco que no he ayudado a solventar, sí es cierto que proceden de un malentendido.
Podrías negarte a ayudarme e intentar matarme. Sería una elección muy respetable, pero no muy inteligente. Reconozco que tus capacidades mágicas te dan ciertas ventajas, pero habrás de reconocer que tú estas atado, desarmado e indefenso, y yo por el contrario libre y en posesión de distintos artefactos con facetas letales, ninguna de ellas con perspectivas de darte un fin bonito ni agradable.
Y luego puedes demostrarme que eres un chico listo además de habilidoso y unirte a mí. Al fin y al cabo, tenemos intereses y un enemigo común, y si nadie acaba con esos amistosos cabronazos, es más que probable que muráis todos de hambre. En caso de que os enfrentéis en combate directo, os aseguro que terminaréis diezmados o, como poco, reducidos drásticamente en número. ¿Por qué granjearos tanto dolor y sufrimiento por una comida que os pertenece? Yo puedo matar a todos esos payasos sin mucha dificultad aprovechando el cerebro que los incubadores olvidaron poner en sus cráneos. Pero para ello, necesito tu ayuda, muchacho.
Seguidamente, RR se levantó y le retiró la mordaza, esperando una contestación, y volvió a su posición de observación, sentado cómodamente ante la ventana, blandiendo con seguridad su rifle.
-¿Qué me dices, chaval, tenemos trato?
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 05:51 pm
Yrio permaneció todo el discurso paseando la mirada frenéticamente por la habitación buscando vias de escape, armas, o sus cosas. Por el momento solo tenía la ventana, una puerta y un enorme agujero en el suelo, y las únicas armas visibles eran las que portaba el foner. Cuando al fin le quitó la mordaza estuvo tentado de soltarle un mordisco pero se contuvo.
Escupió a un lado un poco de sangre de una herida que se había hecho en la boca y carraspeó para aclararse la voz. Ahora comprendía la visita que les habían hecho los macieleros en busca del pelirrojo y las prisas de Karime.
-Veamos... Tengo a un drogadicto loco que se ha fugado de su torreón despues de amenazar con un hacha a sus compañeros que ha lanzado una bomba contra mi grupo y me ha secuestrado para pedirme que colabore en una horrible masacre por motivos presuntamente nobles pero no demasiado creibles...- resumió- ¿Lo de salvar a nuestros compañeros de morir de hambre es para poder dormir por las noches? Porque la situación sigue siendo que si no hago lo que me dices me matas, ¿no?
Le mantuvo la mirada unos instantes. No le gustaban las amenazas, no le gustaba que le impusieran nada. Había huido de todo eso y no pensaba enfrentarlo en aquella ciudad.
-No tengo ningún problema en rodar hasta ese agujero y abrirme la cabeza contra el piso de abajo, no me he matado a estudiar magia para que un gilipollas me mangonee por el simple hecho de que lleva muchas armas encima...
Se había ido acercando al borde de la cama poco a poco, reptando como un gusanito, hasta quedar sentado con las piernas colgando, justo delante de RR. Le miró a los ojos y sonrió de forma inquietante.
-Pero si es verdad que fueron ellos los que nos hicieron pasar hambre... puede que sí te de un voto de confianza, con la condición de que me tengas como a un igual. No huiré, no trataré de matarte, -<< Por el momento>>- Desátame, y seré el crio más adorable y colaborador que hayas visto en toda tu estancia en este vertedero. Pero si no lo haces, no pienso portarme bien.- le dedicó una sonrisa inquietante y angelical- Soy muy cabezota, pregunta a cualquiera
En su interior, Yrio temblaba. De rabia, de miedo y de puros nervios, pero hizo todo lo posible para que no se notase. Había trabajado muy duro para eliminar su cobardía y su inseguridad, para dejar de ser el niño torpe y debil que era cuando llegó a la ciudad. Iba a tirar de su tozudez y su mala leche todo lo posible. Si tenía que morir a manos de ese loco, que fuera echando cojones.
Escupió a un lado un poco de sangre de una herida que se había hecho en la boca y carraspeó para aclararse la voz. Ahora comprendía la visita que les habían hecho los macieleros en busca del pelirrojo y las prisas de Karime.
-Veamos... Tengo a un drogadicto loco que se ha fugado de su torreón despues de amenazar con un hacha a sus compañeros que ha lanzado una bomba contra mi grupo y me ha secuestrado para pedirme que colabore en una horrible masacre por motivos presuntamente nobles pero no demasiado creibles...- resumió- ¿Lo de salvar a nuestros compañeros de morir de hambre es para poder dormir por las noches? Porque la situación sigue siendo que si no hago lo que me dices me matas, ¿no?
Le mantuvo la mirada unos instantes. No le gustaban las amenazas, no le gustaba que le impusieran nada. Había huido de todo eso y no pensaba enfrentarlo en aquella ciudad.
-No tengo ningún problema en rodar hasta ese agujero y abrirme la cabeza contra el piso de abajo, no me he matado a estudiar magia para que un gilipollas me mangonee por el simple hecho de que lleva muchas armas encima...
Se había ido acercando al borde de la cama poco a poco, reptando como un gusanito, hasta quedar sentado con las piernas colgando, justo delante de RR. Le miró a los ojos y sonrió de forma inquietante.
-Pero si es verdad que fueron ellos los que nos hicieron pasar hambre... puede que sí te de un voto de confianza, con la condición de que me tengas como a un igual. No huiré, no trataré de matarte, -<< Por el momento>>- Desátame, y seré el crio más adorable y colaborador que hayas visto en toda tu estancia en este vertedero. Pero si no lo haces, no pienso portarme bien.- le dedicó una sonrisa inquietante y angelical- Soy muy cabezota, pregunta a cualquiera
En su interior, Yrio temblaba. De rabia, de miedo y de puros nervios, pero hizo todo lo posible para que no se notase. Había trabajado muy duro para eliminar su cobardía y su inseguridad, para dejar de ser el niño torpe y debil que era cuando llegó a la ciudad. Iba a tirar de su tozudez y su mala leche todo lo posible. Si tenía que morir a manos de ese loco, que fuera echando cojones.
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 06:18 pm
RR atendió atentamente a la exposición de exigencias de Yrio.
-Oh, veo que te han comentado lo del hacha… en fin- comentó hastiado, poniendo los ojos en blanco.- Supongo que no pides ninguna incoherencia. Yo siempre trato a los demás como iguales, ojo.
Seguidamente, se levantó y desató al muchacho, guardando de nuevo la cuerda.
-Supongo que puedo llamarte socio a partir de ahora…-dijo mientras se dirigía al baúl, abriéndolo y sacando de su interior varios artilugios que había traído consigo. Entre ellos, papel y bolígrafo con anotaciones diversas. Tomando uno en blanco, hizo un mapa del edificio en el que se hallaban y dónde había colocado las distintas trampas.
-Memorízalo bien. Como comprenderás, no creo que sea una buena idea sacar este plano de la habitación. Si cayera en manos enemigas estaríamos en seria desventaja.- Entre tanto, sacó un poco de queso, que puso sobre la mesa, mientras que también dejaba al descubierto la jaula en la que estaba interna su mascota.-Lo cogí ayer, pero aún no sé como llamarlo… estoy seguro de que antes o después nos será de alguna utilidad.- comentó mientras le pasaba una pieza modesta de queso. Él, por su parte, se terminó de comer su rata cocida.
-No voy muy sobrado de víveres, como puedes comprobar, pero dentro de poco esos cabrones vendrán con las cestas. Con un poco de suerte, podremos jugársela y quedarnos con la comida. Entre tanto, supongo que debería ponerte al corriente de mis planes… Lo primero, el túnel. Con un poco de suerte y trabajo, dentro de poco llegará hasta los cimientos del torreón. En un principio, quisiera llenarlo de explosivos y volarlos por los aires, pero preferiría conseguir robarles algunas armas y alimentos antes de convertirlos en fosfatina. El problema es que el trabajo me impide vigilar aquí arriba. Te sugiero que pienses un medio para llamarme si las cosas se ponen chungas en la calle.
Por otra parte…-prosiguió, mostrando otro apunte un poco más antiguo, en el que se mostraba uno de los inventos del foner.- he pensado en preparar unos cuantos explosivos de metralla. Tengo los cráneos que aquí aparecen, como puedes ver, y me sobran clavos que usar. Lo único que necesito es que se graven las runas explosivas. Creo que es ahí dónde entras tú, muchacho. Estoy preparando un poco de pólvora en las letrinas, pero el proceso me puede llevar una semana. Voy a necesitar esos sistemas cuanto antes. Si necesitas algo de ayuda con las runas, te dejo el libro.-comentó extendiéndole el volumen- yo lo tengo muy estudiado. La sintaxis está planteada como el culo, así que si necesitas ayuda, yo te la brindaré.
El plan, en general, es sencillo. Lo primero que haremos será interceptarlos cuando lleguen de vuelta de la rapiña. Acabaré con uno de sus bravucones y, si se tercia, también con algún usuario de magia. Tendremos que esperar hasta la noche para recoger la comida de la calle, y de paso podremos aprovechar para coger el cadáver o cadáveres y poner alguna que otra trampa. Va a ser un proceso largo, y vamos a tener que vigilarlos día y noche. No podemos darles tregua, debemos atormentarlos y azuzarles regularmente y de forma contundente. Minaremos su moral a la vez que los eliminamos uno a uno. Si nos descuidamos, nos descubrirán, y entonces estaremos bien jodidos. Sugiero que tú descanses todo lo que puedas, dado que vas a desgastarte con mayor regularidad por el uso de la magia, mientras que dejo a un lacayo grotesco observando. Si se cosca de que hay movimiento, él te despierta y tú me avisas de algún modo sutil para que yo suba y maneje la situación. ¿Te parece?
-Oh, veo que te han comentado lo del hacha… en fin- comentó hastiado, poniendo los ojos en blanco.- Supongo que no pides ninguna incoherencia. Yo siempre trato a los demás como iguales, ojo.
Seguidamente, se levantó y desató al muchacho, guardando de nuevo la cuerda.
-Supongo que puedo llamarte socio a partir de ahora…-dijo mientras se dirigía al baúl, abriéndolo y sacando de su interior varios artilugios que había traído consigo. Entre ellos, papel y bolígrafo con anotaciones diversas. Tomando uno en blanco, hizo un mapa del edificio en el que se hallaban y dónde había colocado las distintas trampas.
-Memorízalo bien. Como comprenderás, no creo que sea una buena idea sacar este plano de la habitación. Si cayera en manos enemigas estaríamos en seria desventaja.- Entre tanto, sacó un poco de queso, que puso sobre la mesa, mientras que también dejaba al descubierto la jaula en la que estaba interna su mascota.-Lo cogí ayer, pero aún no sé como llamarlo… estoy seguro de que antes o después nos será de alguna utilidad.- comentó mientras le pasaba una pieza modesta de queso. Él, por su parte, se terminó de comer su rata cocida.
-No voy muy sobrado de víveres, como puedes comprobar, pero dentro de poco esos cabrones vendrán con las cestas. Con un poco de suerte, podremos jugársela y quedarnos con la comida. Entre tanto, supongo que debería ponerte al corriente de mis planes… Lo primero, el túnel. Con un poco de suerte y trabajo, dentro de poco llegará hasta los cimientos del torreón. En un principio, quisiera llenarlo de explosivos y volarlos por los aires, pero preferiría conseguir robarles algunas armas y alimentos antes de convertirlos en fosfatina. El problema es que el trabajo me impide vigilar aquí arriba. Te sugiero que pienses un medio para llamarme si las cosas se ponen chungas en la calle.
Por otra parte…-prosiguió, mostrando otro apunte un poco más antiguo, en el que se mostraba uno de los inventos del foner.- he pensado en preparar unos cuantos explosivos de metralla. Tengo los cráneos que aquí aparecen, como puedes ver, y me sobran clavos que usar. Lo único que necesito es que se graven las runas explosivas. Creo que es ahí dónde entras tú, muchacho. Estoy preparando un poco de pólvora en las letrinas, pero el proceso me puede llevar una semana. Voy a necesitar esos sistemas cuanto antes. Si necesitas algo de ayuda con las runas, te dejo el libro.-comentó extendiéndole el volumen- yo lo tengo muy estudiado. La sintaxis está planteada como el culo, así que si necesitas ayuda, yo te la brindaré.
El plan, en general, es sencillo. Lo primero que haremos será interceptarlos cuando lleguen de vuelta de la rapiña. Acabaré con uno de sus bravucones y, si se tercia, también con algún usuario de magia. Tendremos que esperar hasta la noche para recoger la comida de la calle, y de paso podremos aprovechar para coger el cadáver o cadáveres y poner alguna que otra trampa. Va a ser un proceso largo, y vamos a tener que vigilarlos día y noche. No podemos darles tregua, debemos atormentarlos y azuzarles regularmente y de forma contundente. Minaremos su moral a la vez que los eliminamos uno a uno. Si nos descuidamos, nos descubrirán, y entonces estaremos bien jodidos. Sugiero que tú descanses todo lo que puedas, dado que vas a desgastarte con mayor regularidad por el uso de la magia, mientras que dejo a un lacayo grotesco observando. Si se cosca de que hay movimiento, él te despierta y tú me avisas de algún modo sutil para que yo suba y maneje la situación. ¿Te parece?
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
19/05/13, 07:17 pm
Sorprendentemente, el pelirrojo accedió a las condiciones de Yrio y lo desató. Por fin pudo ponerse en pie sin tener que retorcerse de forma ridícula, y fortándose las rozaduras que la cuerda había hecho en sus muñecas dio una vuelta a la habitación, inspeccionando todo.
-¿Dónde están mis cosas?- preguntó
RR le señaló el baul. Allí estaban sus armas y sus amuletos, además de sus pulseras y tobilleras que se puso inmediatamente. Hizo tintinear los cascabeles como si eso le hiciese sentirse más seguro y luego se aproximó a la mesa donde el pelirrojo le mostró un plano del edificio. Yrio no podía creerse que lo tuviera tán fácil. Tenía sus armas, sabía donde estaban las trampas e incluso iba a quedarse solo en la habitación, sin vigilancia. En ese mismo momento, mientras el foner hablaba, podía inmovilizarlo con un hechizo y salir tranquilamente por la puerta. Podía informar a sus compañeros de lo que había descubierto sobre Sendar, y también avisar a Maciel de donde se encontraba su compañero perdido. Pero era demasiado fácil. Podía significar dos cosas; que el foner no le estaba diciendo toda la verdad y habái alguna trampa que no había mencionado en caso de que Yrio le traicionase, o de verdad confiaba en él. Miró a la rata enjaulada de reojo, que movió el hocico en su dirección, y de pronto sintió pena por RR. Pasar de vivir en la seguridad de un torreón que dentro de lo que cabía era bastante cómodo, rodeado de gente, a vivir en un antro inmundo comiendo lo que fuera que estaba comiendo el tipo en ese momento (que no olía especialmente bien ni tenía demasiado buen aspecto) y con la única compañía de... << Esa cosa>> Y curiosamente el chico parecía incluso cómodo. Dio un par de toquecitos a la jaula del roedor, que se lanzó para morderle como si no hubiese visto carne en su vida.
- Dejame ver ese libro- pidió, completamente convencido.
Iba a ayudar a ese pobre loco, estaba decidido. Debía reconocer que estaban en una muy buena posición para ocuparse de los habitantes de Sendar y sería una lástima tirar por la borda todo ese trabajo. Nadie sabía que estaban allí, y desde luego el foner parecía saber lo que estaba haciendo, y seguramente sería más prudente e inteligente de lo que habían demostrado ser sus propios compañeros. Se sentó en una silla, sacó su cuadernito y su pluma, abrió el libro de runas y le dio la vuelta al plano del refugio para escribir por detrás.
-Iré mirando qué runas podrían servirnos para lo que quieres hacer. Por suerte para tí ya he trabajado antes con ellas, si miras por la ventana supongo que podrás ver mi escudo... En cuanto a los de Sendar, dime cuantos son y de qué mundos.- pidió
-¿Dónde están mis cosas?- preguntó
RR le señaló el baul. Allí estaban sus armas y sus amuletos, además de sus pulseras y tobilleras que se puso inmediatamente. Hizo tintinear los cascabeles como si eso le hiciese sentirse más seguro y luego se aproximó a la mesa donde el pelirrojo le mostró un plano del edificio. Yrio no podía creerse que lo tuviera tán fácil. Tenía sus armas, sabía donde estaban las trampas e incluso iba a quedarse solo en la habitación, sin vigilancia. En ese mismo momento, mientras el foner hablaba, podía inmovilizarlo con un hechizo y salir tranquilamente por la puerta. Podía informar a sus compañeros de lo que había descubierto sobre Sendar, y también avisar a Maciel de donde se encontraba su compañero perdido. Pero era demasiado fácil. Podía significar dos cosas; que el foner no le estaba diciendo toda la verdad y habái alguna trampa que no había mencionado en caso de que Yrio le traicionase, o de verdad confiaba en él. Miró a la rata enjaulada de reojo, que movió el hocico en su dirección, y de pronto sintió pena por RR. Pasar de vivir en la seguridad de un torreón que dentro de lo que cabía era bastante cómodo, rodeado de gente, a vivir en un antro inmundo comiendo lo que fuera que estaba comiendo el tipo en ese momento (que no olía especialmente bien ni tenía demasiado buen aspecto) y con la única compañía de... << Esa cosa>> Y curiosamente el chico parecía incluso cómodo. Dio un par de toquecitos a la jaula del roedor, que se lanzó para morderle como si no hubiese visto carne en su vida.
- Dejame ver ese libro- pidió, completamente convencido.
Iba a ayudar a ese pobre loco, estaba decidido. Debía reconocer que estaban en una muy buena posición para ocuparse de los habitantes de Sendar y sería una lástima tirar por la borda todo ese trabajo. Nadie sabía que estaban allí, y desde luego el foner parecía saber lo que estaba haciendo, y seguramente sería más prudente e inteligente de lo que habían demostrado ser sus propios compañeros. Se sentó en una silla, sacó su cuadernito y su pluma, abrió el libro de runas y le dio la vuelta al plano del refugio para escribir por detrás.
-Iré mirando qué runas podrían servirnos para lo que quieres hacer. Por suerte para tí ya he trabajado antes con ellas, si miras por la ventana supongo que podrás ver mi escudo... En cuanto a los de Sendar, dime cuantos son y de qué mundos.- pidió
- Vlad
Ficha de cosechado
Nombre: Yrfylltabgemesh Ftethvajranotz Graktholontir
Especie: Auro
Habilidades: Nociones de Lucha, Artesanía, Puntería.
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
20/05/13, 12:21 am
RR se quedó pensativo durante unos instantes, para luego ir a solucionar sus dudas comprobando una fuente fiable. Se acercó al marco de la ventana desde la que había estado oteando el torreón, y contó las muescas, hechas en distintos órdenes, como clasificadas.
-Veamos, pude contar una frivy, o como demonios se llamen esos seres con purpurina que andan escandalizando, dos nublinos, un varmano… se dice así, ¿verdad? Esas cosas con orejas peludas… bueno, tú ya me entiendes. Luego también vi un repoblador, esos bichos irritantes, como aquel compañero tuyo al que intenté matar a hachazos, y un bucho peludo y grande como este armario, que la verdad sea dicha, no se qué cojones es, pero parece que atiza fuerte…
Continuó dando detalles a Yrio sobre sus objetivos, y cuando finalizó, invocó a un lacayo grotesco para que vigilara por la ventana e informara al muchacho si era menester. Entre tanto, este le entregó una piedra encantada, que lanzaría un mensaje al foner en caso de que este diera la señal desde su lado de la línea, señal que le haría subir y lidiar con el enemigo. Sin más dilación, tomó sus trastos y descendió al primer piso, dónde continuó con su laboriosa y tediosa tarea de enlongar el túnel que los llevaría a la base del torreón enemigo. Sólo iluminado por un hechizo de luz mágica, excavaba el túnel de poco más de un metro de diámetro, sacando los escombros a la superficie y asegurando cada palmo que avanzaba con los tablones y maderos de los que disponía. Era ciertamente desagradable, pero ya estaba acostumbrado a aquel tipo de trabajo. Además, le tranquilizaba tener un vigía en el tejado, preparado para avisarle de la llegada de su próximos blancos. Se sentía excitado y nervioso en el mejor de los sentidos: Dentro de muy poco volvería a poner a prueba su puntería…
-Veamos, pude contar una frivy, o como demonios se llamen esos seres con purpurina que andan escandalizando, dos nublinos, un varmano… se dice así, ¿verdad? Esas cosas con orejas peludas… bueno, tú ya me entiendes. Luego también vi un repoblador, esos bichos irritantes, como aquel compañero tuyo al que intenté matar a hachazos, y un bucho peludo y grande como este armario, que la verdad sea dicha, no se qué cojones es, pero parece que atiza fuerte…
Continuó dando detalles a Yrio sobre sus objetivos, y cuando finalizó, invocó a un lacayo grotesco para que vigilara por la ventana e informara al muchacho si era menester. Entre tanto, este le entregó una piedra encantada, que lanzaría un mensaje al foner en caso de que este diera la señal desde su lado de la línea, señal que le haría subir y lidiar con el enemigo. Sin más dilación, tomó sus trastos y descendió al primer piso, dónde continuó con su laboriosa y tediosa tarea de enlongar el túnel que los llevaría a la base del torreón enemigo. Sólo iluminado por un hechizo de luz mágica, excavaba el túnel de poco más de un metro de diámetro, sacando los escombros a la superficie y asegurando cada palmo que avanzaba con los tablones y maderos de los que disponía. Era ciertamente desagradable, pero ya estaba acostumbrado a aquel tipo de trabajo. Además, le tranquilizaba tener un vigía en el tejado, preparado para avisarle de la llegada de su próximos blancos. Se sentía excitado y nervioso en el mejor de los sentidos: Dentro de muy poco volvería a poner a prueba su puntería…
¿Qué es más divertido que matar a un bebé en una batidora?
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
20/05/13, 04:41 pm
Yrio hizo apuntes rápidos de los datos que le iba dando RR. Eran bastantes, y aunque tenía información de la mayoría de las razas que le comentaba había un par que se le escapaban. No tenía ni idea de donde podrían ser el armario y la chica de piel morada. Le sorprendió más de lo que debería que hubiese otro repoblador, y lo subrayó varias veces pensando en fuego.
La forma de avisar a RR mientras estuviera en el tunel le vino como una iluminación mientras leía sobre las runas de unión y vçinculo. Había estado un tiempo llevando piedras con sonidos grabados para usarlas como señuelo en caso de encontrarse con un monstruo, y ahora podía separar la runa receptora y la de sonido en dos piezas. Grabó un mensaje en la que llevaría RR y la otra en la que se quedaría él, además de las que las vinculaban.
-Esperemos que funcione. Por el momento es unidireccional, pero más adelante podríamos hacer que tu también pudieses dar alarma.-explicó
Cuando el pelirrojo se fue a seguir con su tarea, Yrio se echó en la cama con la hoja de los sendarios y su cuaderno, comparando información más tranquilamente. No había nadie de su mundo y eso le fastidió y alivió a partes iguales. Por el momento sabía que los repobladores temían al fuego y protegían la naturaleza, que los varmanos creían que las almas se hacían malvadas y volvían para atormentar a los vivos, que los nublinos adoraban a Rocavarancolia o la odiaban, y que la frivy debía estar buena sí o sí. << Seguro que Thras se pondría loco de contento al ver a alguien de su mundo>> Creía recordar que allí era importante y todo. Al final el cansancio por el torrente de emociones y experiencias le pudo y se quedó dormido con los apuntes sobre el pecho.
La forma de avisar a RR mientras estuviera en el tunel le vino como una iluminación mientras leía sobre las runas de unión y vçinculo. Había estado un tiempo llevando piedras con sonidos grabados para usarlas como señuelo en caso de encontrarse con un monstruo, y ahora podía separar la runa receptora y la de sonido en dos piezas. Grabó un mensaje en la que llevaría RR y la otra en la que se quedaría él, además de las que las vinculaban.
-Esperemos que funcione. Por el momento es unidireccional, pero más adelante podríamos hacer que tu también pudieses dar alarma.-explicó
Cuando el pelirrojo se fue a seguir con su tarea, Yrio se echó en la cama con la hoja de los sendarios y su cuaderno, comparando información más tranquilamente. No había nadie de su mundo y eso le fastidió y alivió a partes iguales. Por el momento sabía que los repobladores temían al fuego y protegían la naturaleza, que los varmanos creían que las almas se hacían malvadas y volvían para atormentar a los vivos, que los nublinos adoraban a Rocavarancolia o la odiaban, y que la frivy debía estar buena sí o sí. << Seguro que Thras se pondría loco de contento al ver a alguien de su mundo>> Creía recordar que allí era importante y todo. Al final el cansancio por el torrente de emociones y experiencias le pudo y se quedó dormido con los apuntes sobre el pecho.
- Alicia
Ficha de cosechado
Nombre: Siete
Especie: Idris
Habilidades: oido musical, orientación, reflejos
Personajes :- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
- Ri:Tengu. Aurva albina, 18 años. 170 cm
- Nero:Sin esencia, edeel. 18 años, 175 cm.
- Siete: idrino cosechado. 18 años. 172 cm.
Heridas/enfermedades : Cicatrices desiguales con forma de arañazo en los gemelos, que se extienden hacia la parte frontal de la pierna. Más anchas y verticales en la pierna derecha.
Status : So. FLUFFY.- Seon: aurva soñadora, 20 años. 163 cm
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
20/05/13, 08:03 pm
Las dos sinhadres llegaron al barrio del otro torreón, guiadas por Pablo.
- Yo solo veo dos opciones con el otro torreón, si es que ha sido RR como dijo Stefan. Pedirles ayuda o no meterlos en esto.
- Si no han abierto la puerta cuando les han llamado, no acudieron a ayudar despues de la explosión y hay una remota posibilidad de que nos quitasen las cestas... yo creo que lo mejor es no acercarse a ellos. De hecho, si no se enteran de lo que estamos haciendo, tanto mejor.
Seon se mostró de acuerdo.
Al poco todo aquello demostró el poco sentido que tenía. Entraron con cuidado en algunos edificios cercanos, sin exito. Seon notó la incomodidad de Pablo con las quemaduras, y supo que tenía que ceder.
-Vayamos a la biblioteca. No podemos tener heridos indefinidamente. Quizás allí también encontremos algun hechizo util para dar con Yrio.
Tenía la voz rota y Alder pasó una mano por su espalda.
Ella por su parte, lidiaba con la desaparición del aurva a su manera, pero no se podía decir que estuviera sufriendo menos.
- Yo solo veo dos opciones con el otro torreón, si es que ha sido RR como dijo Stefan. Pedirles ayuda o no meterlos en esto.
- Si no han abierto la puerta cuando les han llamado, no acudieron a ayudar despues de la explosión y hay una remota posibilidad de que nos quitasen las cestas... yo creo que lo mejor es no acercarse a ellos. De hecho, si no se enteran de lo que estamos haciendo, tanto mejor.
Seon se mostró de acuerdo.
Al poco todo aquello demostró el poco sentido que tenía. Entraron con cuidado en algunos edificios cercanos, sin exito. Seon notó la incomodidad de Pablo con las quemaduras, y supo que tenía que ceder.
-Vayamos a la biblioteca. No podemos tener heridos indefinidamente. Quizás allí también encontremos algun hechizo util para dar con Yrio.
Tenía la voz rota y Alder pasó una mano por su espalda.
Ella por su parte, lidiaba con la desaparición del aurva a su manera, pero no se podía decir que estuviera sufriendo menos.
-
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
21/05/13, 09:05 pm
En poco tiempo tuvimos el torreón delante. Teniendo en cuenta que apenas unas horas antes había estado a punto de morir allí, volver no era una perspectiva agradable, pero había decidido venir y no me iba a echar atrás ahora.
No tardamos en comenzar la búsqueda, pero al poco rato todos nos fuimos dando cuenta de que no estábamos consiguiendo nada. Entrabamos en una casa, la revisábamos, no encontrábamos nada y pasábamos a la siguiente, con el mismo resultado. Y así una y otra vez.
Encima el dolor de las quemaduras no ayudaba para nada. Prácticamente al menor roce tenía que morderme la lengua para no soltar un quejido, o una palabrota.
Después de que termináramos de revisar una casa especialmente tediosa, si se le podía llamar casa, porque era prácticamente una montaña de escombros, terminamos por darnos por vencidos, y Seon sugirió ir a la biblioteca, noticia que agradecí en silencio.
“Ojalá encontremos algo allí para las quemaduras. Como tenga que aguantarlas mucho más tiempo mato a alguien, y creo saber a quién”
Sigue en la Biblioteca Mágica.
No tardamos en comenzar la búsqueda, pero al poco rato todos nos fuimos dando cuenta de que no estábamos consiguiendo nada. Entrabamos en una casa, la revisábamos, no encontrábamos nada y pasábamos a la siguiente, con el mismo resultado. Y así una y otra vez.
Encima el dolor de las quemaduras no ayudaba para nada. Prácticamente al menor roce tenía que morderme la lengua para no soltar un quejido, o una palabrota.
Después de que termináramos de revisar una casa especialmente tediosa, si se le podía llamar casa, porque era prácticamente una montaña de escombros, terminamos por darnos por vencidos, y Seon sugirió ir a la biblioteca, noticia que agradecí en silencio.
“Ojalá encontremos algo allí para las quemaduras. Como tenga que aguantarlas mucho más tiempo mato a alguien, y creo saber a quién”
Sigue en la Biblioteca Mágica.
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
23/05/13, 02:17 pm
Sólo hizo falta un rato de búsqueda infructuosa para que mi optimismo se fuese por los suelos. Por el contrario mi curiosidad sobre el nuevo torreón fue aumentando. Lo malo de Sendar es, como dice Seon, que no ayudaron a los nuestros ni se mostraron en ningún momento, por lo que a la curiosidad se le sumaba unas ganas de ir y llamar hasta que abriesen o echar la puerta abajo, a ver cuáles eran sus intenciones. Pero lo primero era lo primero y Pablo ya dio a entender, junto con Stefan en el torreón, que no habrían sido ellos. La posibilidad de que hubiese sido RR era peculiar, así que no saqué el tema durante la búsqueda.
Así, echamos una ojeada con mil ojos en algunos edificios de la zona pero sin éxito. Llamarle a gritos no era una opción y no teníamos forma de hacer un barrido extensivo en toda la maldita zona. Yo habría seguido buscando, pero ver a Pablo molesto por sus quemaduras e imaginarme a los de Letargo igual, más aún Serok con el que mejor me llevaba... Fue lo que me convenció para ponerme de acuerdo en ir a la Biblioteca a buscar un remedio.
Y con un resoplido, dar la vuelta
-De acuerdo, vayamos. No me gusta dejar el torreón con el mejor guerrero inválido.
Sigue en la Biblioteca Mágica.
Así, echamos una ojeada con mil ojos en algunos edificios de la zona pero sin éxito. Llamarle a gritos no era una opción y no teníamos forma de hacer un barrido extensivo en toda la maldita zona. Yo habría seguido buscando, pero ver a Pablo molesto por sus quemaduras e imaginarme a los de Letargo igual, más aún Serok con el que mejor me llevaba... Fue lo que me convenció para ponerme de acuerdo en ir a la Biblioteca a buscar un remedio.
Y con un resoplido, dar la vuelta
-De acuerdo, vayamos. No me gusta dejar el torreón con el mejor guerrero inválido.
Sigue en la Biblioteca Mágica.
No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torreón Sendar (Archivo I)
23/05/13, 11:50 pm
Habían pasado ya unas pocas horas desde que los letarguinos habían abandonado su búsqueda infructuosa cuando la explanada frente a Sendar volvió a presentar señales de vida.
Los sendarios habían quedado en el punto de las calles aledañas en el que se habían bifurcado a la salida, y ahora ambos grupos marchaban reunidos hacia la puerta del torreón. Los que habían ido a Maciel iban cargados con las cestas consecuentes. La voz de uno de ellos ya se hacía oír por encima de las demás, y por lo visto algo que había oído no le había hecho mucha gracia.
-¿Que volvéis sin cestas? ¿Y por dónde os habéis parado por el camino, a comprar tabaco?
-¿A nosotros qué nos cuentas? Si no hay no hay, no nos las vamos a sacar de...
-Os habréis retrasado. Nosotros fuimos ayer a la misma hora y allí estaban.
-¡Que no, joder!
-Ebnun tiene razón, Pecir. Era bastante temprano cuando llegamos y no estaban donde ayer.
-No tiene buena pinta entonces... Como si no fuera ya bastante palo que las cestas del sur ya estén ocupadas.
-¿Habéis visto qué caras? ¡Como quitarle un caramelo a un niño!
-Qué pringados.
-A mí me superhan dado un poco de pena…
-¿He oído lástima, Flanbly’s?
-¡No, no, no, Per! He dicho que dan pena.
-Así me gusta. A nosotros no nos ayudó nadie.
-"¿Ocupadas?" Pero si nosotros nos encontramos a...
-Discutámoslo dentro. Hacerlo a gritos aquí fuera no nos traerá soluciones sino alimañas.
-¡Corann, ábrenos!
Los sendarios habían quedado en el punto de las calles aledañas en el que se habían bifurcado a la salida, y ahora ambos grupos marchaban reunidos hacia la puerta del torreón. Los que habían ido a Maciel iban cargados con las cestas consecuentes. La voz de uno de ellos ya se hacía oír por encima de las demás, y por lo visto algo que había oído no le había hecho mucha gracia.
-¿Que volvéis sin cestas? ¿Y por dónde os habéis parado por el camino, a comprar tabaco?
-¿A nosotros qué nos cuentas? Si no hay no hay, no nos las vamos a sacar de...
-Os habréis retrasado. Nosotros fuimos ayer a la misma hora y allí estaban.
-¡Que no, joder!
-Ebnun tiene razón, Pecir. Era bastante temprano cuando llegamos y no estaban donde ayer.
-No tiene buena pinta entonces... Como si no fuera ya bastante palo que las cestas del sur ya estén ocupadas.
-¿Habéis visto qué caras? ¡Como quitarle un caramelo a un niño!
-Qué pringados.
-A mí me superhan dado un poco de pena…
-¿He oído lástima, Flanbly’s?
-¡No, no, no, Per! He dicho que dan pena.
-Así me gusta. A nosotros no nos ayudó nadie.
-"¿Ocupadas?" Pero si nosotros nos encontramos a...
-Discutámoslo dentro. Hacerlo a gritos aquí fuera no nos traerá soluciones sino alimañas.
-¡Corann, ábrenos!
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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