Primer sueño de Marsi

Los ojos de Marsi se encienden de ira. Sus dientes rechinan y sus nudillos se vuelven blancos por la fuerza con la que sujeta la hoz.

-Llévame al castillo, rata. Arrebataré tres vidas, pero no serán las de mi familia.

Iba a destrozarlos a todos, queria hacer que se arrepintieran de haber tocado a su amiga. La rabia se tragó el miedo que esos monstruos le provocaban.

Marsi sintió unas horribles ganas de vomitar. Estaba cubierta de ratas muertas, pisaba ratas muertas, podía olerlas y oir el chapoteo de sus pies sobre las vísceras. Ya no había vuelta atrás, había tomado su decisión. Caminó a pasos cortos y mecánicos, casi ortopédicos, atravesando el camino rojo hasta la calabaza. Dudó sobre si debía entrar, las llamas le intimidaban. Al final entró y buscó donde sentarse.

El ambiente dentro de la calabaza es agobiante. Marsi contaba con que hubiese al menos una ventana, pero se había chafado parte de su plan. Usó el largo viaje para intentar ordenar sus ideas. ¿Qué pensaba hacer? No podía enfrentarse a esas personas, no podía matar a nadie, sin embaergo pensar en Orianna le hacía hervir la sangre.

Cuando por fin salió del carro temblaba levemente, y se sentía mareada y nerviosa. Aún tenía la hoz en la mano, por lo que en cuanto la ratale preguntó qué pensaba hacer, trató de rajarla por la mitad. Lo logró. La parte inferior cayó al suelo, pero la superior siguió volando. Yrfy le miraba espectante, como si no hubiera pasado nada, con sus tripitas de rata mágica colgando. Marsi hizo una mueca de asco. Aquello era ridículo.

-Improvisar sobre la marcha...- dijo con un hilo de voz. En realidad no le quedaba otra opción.

Usando el entrenamiento de Sura, se aproximó rápidamente a uno de los guardias y le abrió la garganta con la hoz.

Marsi intenta parar el bolígrafo y contraataca con la hoz. Está cubierta de sangre y otros fluidos, tanto de la rata como del guardia, y trata de no pensar en ello. Su mente se nubla según va sintiendo la adrenalina, y Orianna es lo único que queda en su cabeza.

-¿No decíais que había que matar a tres personas para entrar?- le gritó al guardia.- Ya llevo uno, ¡dejadme entrar para que pueda terminar el trabajo! ¡Dejadme ver a Orianna!

Marsi le dio un tajo al guardia, que cayó con extraña facilidad. Le dedicó una mirada de reojo a la rata, que revoloteaba a su alrededor, y cuando sele acercaba demasiado trataba de apartarla con asco.

Su subidón de adrenalina estaba pasando ahora que había matado a los guardias. Pronto su determinación se iría con él, por lo que debía darse prisa. Entró a la carrera en el castillo y buscó la sala del trono.

<< Date prisa, date prisa>>

Marsi jadea por la carrera. Ya casi no queda nada de su arranque inicial y ahora solo tiene miedo. Orianna está al otro lado, puede oir la múscia. El guardia tiene una espada. << Vamos Marsi, Sura te ha enseñado, no estás indefensa>> se decía para darse ánimos. Las piernas le temblaban << Puedes sacar a Orianna de aquí, puedes hacerlo, lejos de ellos,lejos de la rata y de la ciudad. >> Empuñó la hoz y se acercó al guardia, con un brillo febril en los ojos.

<< A salvo al fin.>>

Se abalanzó contra el guardia y le rajó la garganta.

El color desaparece del rostro de Marsi. Sus piernas fallan y está apunto de caer hasta que ve a Orianna en el fondo. No necesita que la rata le diga nada, corre hacia ella. Su mente pugna por borrar lo que hay a su alrededor. Ignora los cadáveres, la comida repugnante, el olor a muerte. Todo deja de existir y solo ve a Orianna.

Cuando la tiene delante, un sonido estrangulado escapa de su garganta. No podía haber ocurrido. Iba a salvarla, iban a huir juntas. Cae al suelo, incapaz de caminar. Llora y chilla, se tira del pelo, se araña la cara. Un dolor insoportable le oprime el pecho. Siente náuseas y ganas de vomitar. Se arrastra hacia su amiga y rodea su rostro con las manos.

-NononononononoNONONONO!!!! ¡¡¡Orianna!! ¡¡Mi Orianna!!- chilla desesperada.

Coge su hoz, aún manchada con la sangre de los guardias, y corta los hilo que la mantienen en el trono. No tiene fuerzas, pero se las apaña para echarla sobre su regazo.

-¡RATA ESTÚPIDA! ¿POR QUÉ NO ME HAS AVISADO DE ESTO? ¿QUIEN LO HA HECHO?- rugió.

Tenía la cara congestionada por la rabia, sufría convulsiones y abrazaba a Orianna con fuerza, como si temiese que alguien pudiese quitársela.

-ERES UN HADA MADRINA. ¿NO?? ¡¡HAZ ALGO!!- su voz se quiebra y se convierte en un gemido a mitad del llanto.- ...por favor...- implora.

La expresión de Marsi fue cambiando. Primero confusión, luego incredulidad, y por último ira. Había caído como una estúpida. No debía haber confiado en la rata, aun en ese tamaño y con esas ridículas alas seguía siendo el mismo monstruo.

<<Me niego...>>

No pensaba caer allí. Orianna estaba destrozada, pero seguía siendo ella. Le dio un beso en la frente y le prometió que todo saldría bien. Aunque realmente se lo estuviera diciendo a sí misma.

Se puso en pie, se cargó a Orianna y apretó los dientes, hoz en mano. Dio el primer tajo, empezó a empujar a los cadáveres, a cortarlos para abrirse paso. Su amiga era un peso muerto, no tenía un arma muy allá, pero no pensaba dejar que Yrfy ganara.

No quería dejar que la atraparan, si la iban a matar que fuera luchando. Eran demasiados muertos, y pronto no pudo siquiera avanzar un paso. Se resistió todo lo que pudo, aferrándose a Orianna, pero era imposible.

-¡¡Dejadme en paz!! ¡¡Moriste por tu propia culpa, estúpida rata, quien te mandaba asesinar a Talento!!- berreó, antes de empezar a ahogarse con su propio collar.

Chilló cuando le arrancaron la ropa, pataleó con fuerza, trató de morder a los muertos. Cuando le cortaron las piernas, se quedó callada por unos instantes, para continuar chillando con más fuerza si cabe.

-¡¡No, Nonono!!

Buscaba su hoz para rajar las costuras. Le daba igual si se desangraba, no quería ser un monstruo.

-¡¡NO!!