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- Rocavarancolia Rol
Torre de los Soñadores
04/04/14, 01:25 am
Recuerdo del primer mensaje :
Sombrío torreón construido en tosco ladrillo negro que albergaba en el pasado el gremio de soñadores. Su puerta está permanentemente cerrada, pero se puede acceder a él mediante intangibilidad. Su interior había permanecido inmune al paso del tiempo, con algunas de las camas de los aposentos deshechas como si sus propietarios acabaran de levantarse. El edificio absorbió los sueños y pesadillas de sus habitantes de forma que todo el que entraba sufría alucinaciones enloquecedoras, pudiendo llegar a asesinar a los más conectados a la magia onírica o mental.
En la actualidad está inactivo tras haber sido liberadas las almas de los soñadores que daban poder al edificio.
En la actualidad está inactivo tras haber sido liberadas las almas de los soñadores que daban poder al edificio.
- Naeryan
Ficha de cosechado
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Re: Torre de los Soñadores
20/06/17, 09:29 pm
—Sé quién eres —anunció Corann—. Pero no lo que eres.
Desplazado ahora junto a la estatua de cristal de una joven decapitada, el círculo de tiza ahora tenía cristal en los bordes. La niña rubia lo había estado retirando a patadas; se giró para mirar al recién llegado y comprendió que no había ganado un aliado, sino un nuevo carcelero.
—Te dije lo que era la primera vez que preguntaste, y no te importó.
—Creí que mentías. Si estás muerta, y no eres un fantasma, no puedes existir.
—¿No puede acaso existir una mariposa clavada en un corcho?
Corann no iba a seguir por ahí. Una parte de él envidiaba profundamente la locura perdida en fantasías de los soñadores, pero al resto le invadía un abyecto terror ante la posibilidad de intentar seguir sus pasos y perderse para siempre. La costaba no perderse a sí mismo algunos días, como dejando de hacer pie brevemente sobre el suelo en el que pisaba; lo último que necesitaba era la guía cuesta abajo de una conversación absurda.
—Si te hubieras presentado como dama Sueño habría salido de dudas antes. Nadie te conoce con el nombre que me diste —había sido un criado del castillo, una piltrafa sin esencia llamada Uno, el que había reaccionado al eco de Casandra en sueños por fin, y también a la imagen de la niña que Corann había estado recreando infructuosamente en sueños a toda la ciudad en busca de pistas.
—Es el único que importa, realmente: tienes suerte de no habértelo cambiado. O tal vez no. Hazlo solo cuando olvides quién eres, cachorro.
—Siempre he sido así.
La niña esbozó una sonrisa torcida.
—Sé de qué están hechos los monstruos de verdad. No eres uno de ellos.
Corann sintió algo ponzoñoso revolvérsele en las entrañas. Ira familiar que ya había desatado en sueños contra caras conocidas y a las que guardaba rencor. Ahora regresaba ante la imagen sonriente de aquella niñata, con su camisón prístino blanco y su asquerosa inocencia falsa intentando hacerle creer que él sólo estaba exagerando, que no sabía lo que era ser un monstruo de verdad y acarrear tanta mierda dentro-
—Llevas años muerta y todavía más años dormida. ¿Tú qué sabrás?
—Dime —dama Sueño materializó despacio entre sus dedos una madeja de hilo y sus dedos juguetearon con ella—, si te mostrara un bosque en sueños, ¿crees que te parecería hermoso?
La pregunta pilló por sorpresa a Corann, aun dentro de aquel arrebato de cólera, de forma tal que se sorprendió pensando en ello sin querer.
Lo echaba de menos, ahora que se permitía pensar en ello tras tres años. Las montañas de Idris eran un páramo helado en su mayor parte, pero las alturas ofrecían paisajes espectaculares a quienes conocían los miradores. Los valles eran verdes, también, si los recorrías en la época correcta del año.
—¿Qué clase de pregunta estúpida es ésa? —niña loca. O vieja loca, ahora que sabía seguro quién era en realidad.
Ella se limitó a sonreír de aquella forma desquiciantemente serena, como si ya hubiera obtenido su respuesta. Había un deje de tristeza en las comisuras de sus labios ahora, sin embargo.
—Me gustaría mostrarte el bosque de Ataxia, si pudiera.
—¿Puedes hacerme soñar?
—No, cachorro. La Torre crea escenarios para ti, pero no puede hacerte soñar de verdad —no como él deseaba, aunque no fuera consciente de ello. Vulnerabilidad bajo los párpados cerrados, la inocencia perdida hallada de vuelta—. Y yo tampoco. Sólo puedo seguirla allá adonde va, y pedir ayuda hasta que ella se da cuenta.
Corann apretó los labios, iracundo consigo mismo por el vuelco que le había dado el corazón el pecho ante la posibilidad, y la oleada de decepción ante la respuesta. Era absurdo, como si de repente fuera a tener una epifanía y redimirse de todas las aberraciones que había cometido solamente por ver aquel estúpido bosque. Como si fuera a salvarle de golpe, como si fuera a hacerle sentir mejor. Y sin embargo…
—Entonces ya sabes cuál es mi respuesta.
Desplazado ahora junto a la estatua de cristal de una joven decapitada, el círculo de tiza ahora tenía cristal en los bordes. La niña rubia lo había estado retirando a patadas; se giró para mirar al recién llegado y comprendió que no había ganado un aliado, sino un nuevo carcelero.
—Te dije lo que era la primera vez que preguntaste, y no te importó.
—Creí que mentías. Si estás muerta, y no eres un fantasma, no puedes existir.
—¿No puede acaso existir una mariposa clavada en un corcho?
Corann no iba a seguir por ahí. Una parte de él envidiaba profundamente la locura perdida en fantasías de los soñadores, pero al resto le invadía un abyecto terror ante la posibilidad de intentar seguir sus pasos y perderse para siempre. La costaba no perderse a sí mismo algunos días, como dejando de hacer pie brevemente sobre el suelo en el que pisaba; lo último que necesitaba era la guía cuesta abajo de una conversación absurda.
—Si te hubieras presentado como dama Sueño habría salido de dudas antes. Nadie te conoce con el nombre que me diste —había sido un criado del castillo, una piltrafa sin esencia llamada Uno, el que había reaccionado al eco de Casandra en sueños por fin, y también a la imagen de la niña que Corann había estado recreando infructuosamente en sueños a toda la ciudad en busca de pistas.
—Es el único que importa, realmente: tienes suerte de no habértelo cambiado. O tal vez no. Hazlo solo cuando olvides quién eres, cachorro.
—Siempre he sido así.
La niña esbozó una sonrisa torcida.
—Sé de qué están hechos los monstruos de verdad. No eres uno de ellos.
Corann sintió algo ponzoñoso revolvérsele en las entrañas. Ira familiar que ya había desatado en sueños contra caras conocidas y a las que guardaba rencor. Ahora regresaba ante la imagen sonriente de aquella niñata, con su camisón prístino blanco y su asquerosa inocencia falsa intentando hacerle creer que él sólo estaba exagerando, que no sabía lo que era ser un monstruo de verdad y acarrear tanta mierda dentro-
—Llevas años muerta y todavía más años dormida. ¿Tú qué sabrás?
—Dime —dama Sueño materializó despacio entre sus dedos una madeja de hilo y sus dedos juguetearon con ella—, si te mostrara un bosque en sueños, ¿crees que te parecería hermoso?
La pregunta pilló por sorpresa a Corann, aun dentro de aquel arrebato de cólera, de forma tal que se sorprendió pensando en ello sin querer.
Lo echaba de menos, ahora que se permitía pensar en ello tras tres años. Las montañas de Idris eran un páramo helado en su mayor parte, pero las alturas ofrecían paisajes espectaculares a quienes conocían los miradores. Los valles eran verdes, también, si los recorrías en la época correcta del año.
—¿Qué clase de pregunta estúpida es ésa? —niña loca. O vieja loca, ahora que sabía seguro quién era en realidad.
Ella se limitó a sonreír de aquella forma desquiciantemente serena, como si ya hubiera obtenido su respuesta. Había un deje de tristeza en las comisuras de sus labios ahora, sin embargo.
—Me gustaría mostrarte el bosque de Ataxia, si pudiera.
—¿Puedes hacerme soñar?
—No, cachorro. La Torre crea escenarios para ti, pero no puede hacerte soñar de verdad —no como él deseaba, aunque no fuera consciente de ello. Vulnerabilidad bajo los párpados cerrados, la inocencia perdida hallada de vuelta—. Y yo tampoco. Sólo puedo seguirla allá adonde va, y pedir ayuda hasta que ella se da cuenta.
Corann apretó los labios, iracundo consigo mismo por el vuelco que le había dado el corazón el pecho ante la posibilidad, y la oleada de decepción ante la respuesta. Era absurdo, como si de repente fuera a tener una epifanía y redimirse de todas las aberraciones que había cometido solamente por ver aquel estúpido bosque. Como si fuera a salvarle de golpe, como si fuera a hacerle sentir mejor. Y sin embargo…
—Entonces ya sabes cuál es mi respuesta.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torre de los Soñadores
21/02/19, 06:48 pm
Y allí estaban, frente a La Torre. El momento que más había temido el soñador había llegado finalmente. De todos los futuros posibles, en casi ninguno salía con vida de aquel lugar de pesadilla. En uno de ellos enloquecía nada más poner un pie dentro y se clavaba su propia arma en el estómago. En otro avanzaba penosamente por su interior durante días, semanas, meses... quizás años y nunca llegaba al final. Sabía que tenía que buscarla, pero no sabía cómo iba a llegar hasta ella ni qué iba a hacer una vez allí.
Las puertas de la Torre se abrieron con un chirriante sonido que Melodes estaba seguro de que sonaba a muerte. Una sustancia etérea de color morado igual que el aura que cubría todo el edificio salía a través de las puertas, impidiendo ver más allá. Los ojos del soñador veían a través de ella de todas formas: los futuros seguían apareciendo ante su mirada perdida uno tras otro. Cuando estaba siendo testigo en su mente de como la influencia de la torre se colaba en el Panteón Real fue cuando ocurrió.
Dama Sueño apareció con claridad y disipó cualquier otra escena de su mente. Y entonces supo lo que debía hacer. Una mano sobre su hombro lo devolvió a aquel plano de la realidad. Doce también la había visto, por supuesto, y asintió para infundirle ánimos. Ambos cruzaron las puertas que les invitaban a entrar y que se cerraron con un golpe seco tras ellos. Ninguno de los dos miró atrás, solo había habido un camino desde que su curso de acción había sido decidido.
Frente a ellos había una escalera diáfana, de color blanco y difuminada por la blancura teñida de partículas moradas que la rodeaba. No se sostenía en nada y ascendía y ascendía sin aparente fin. Oniromante y demiurgo se dedicaron una mirada antes de comenzar a ascender, escalón a escalón. El sonido del eco de sus pasos era lo único que se escuchaba en el vacío que rodeaba la escalera. No supieron cuántos escalones subieron antes de que se produjese un cambio.
Las puertas de la Torre se abrieron con un chirriante sonido que Melodes estaba seguro de que sonaba a muerte. Una sustancia etérea de color morado igual que el aura que cubría todo el edificio salía a través de las puertas, impidiendo ver más allá. Los ojos del soñador veían a través de ella de todas formas: los futuros seguían apareciendo ante su mirada perdida uno tras otro. Cuando estaba siendo testigo en su mente de como la influencia de la torre se colaba en el Panteón Real fue cuando ocurrió.
Dama Sueño apareció con claridad y disipó cualquier otra escena de su mente. Y entonces supo lo que debía hacer. Una mano sobre su hombro lo devolvió a aquel plano de la realidad. Doce también la había visto, por supuesto, y asintió para infundirle ánimos. Ambos cruzaron las puertas que les invitaban a entrar y que se cerraron con un golpe seco tras ellos. Ninguno de los dos miró atrás, solo había habido un camino desde que su curso de acción había sido decidido.
Frente a ellos había una escalera diáfana, de color blanco y difuminada por la blancura teñida de partículas moradas que la rodeaba. No se sostenía en nada y ascendía y ascendía sin aparente fin. Oniromante y demiurgo se dedicaron una mirada antes de comenzar a ascender, escalón a escalón. El sonido del eco de sus pasos era lo único que se escuchaba en el vacío que rodeaba la escalera. No supieron cuántos escalones subieron antes de que se produjese un cambio.
- Naeryan
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Re: Torre de los Soñadores
27/02/19, 02:42 am
La ciudad bullía de sueños. La Luna Roja había quedado momentáneamente eclipsada por las locuras que habitaban en la mente de aquellos a los que bañaba; la Torre era un pilar implacable, un faro en el centro de toda esa vorágine.
Y aun con todo, Corann no lograba sentir satisfacción. No sentía nada.
Estaba refugiado en un cruce entre ventana y oquedad que daba a la calle desde uno de los pisos de la torre, observando todas aquellas pesadillas que ahora poblaban la ciudad. Intentando infundirse de valor para salir de su caverna improvisada para internarse él mismo en la niebla púrpura, salir a buscar los sueños por los que había peleado todo aquel tiempo, por los que había instigado todo aquel caos.
Se decía a sí mismo que tenía todo el tiempo del mundo, pero sabía que mentía. Encogido en su hueco en la piedra, Corann aguardaba algo. Tal vez incluso eso lo hacía para negarse a sí mismo que se escondía.
Con el tejido de los sueños tan a flor de piel, el íncubo de las pesadillas supo al instante de la presencia de intrusos en la torre. La entrada de Melodes y Doce en los límites del edificio despertó dos perturbaciones características, como ondas que se dispersaban sobre la superficie de un estanque cuando dos personas distintas lo pisaban.
Se encogió dentro de la oquedad en la pared y cerró los ojos. Soñó que su refugio en la piedra descendía en picado por la torre hasta llegar a la altura de los intrusos, como si su ventana cayese muro abajo. El vértigo fue corto pero aterrador de igual forma. Caer era una sensación a la que el íncubo de las pesadillas jamás se acostumbraría, ni siquiera en sueños. La Luna había sido sabia al no darle alas.
Les salió al paso en el rellano inmediatamente superior al que estaban ahora. Corann siempre había albergado cierto temor irracional, rayano en la paranoia, al único soñador cuerdo que quedaba en Rocavarancolia. La sinhadre era todavía a sus ojos una principiante como él, una novata que daba traspiés entre sueños. O eso prefería creer. Corann no pisaba nunca los sueños donde estaba ella.
—Debería gustarte —había resentimiento en su voz cuando se dirigió a Melodes. Su mirada se detuvo momentáneamente en Doce y gruñó con una mezcla de desgana y desconfianza al reconocerle. La niña rubia pintaba a menudo su cara con tiza en el suelo, ataviada con una ridícula chistera, junto con otras figuras sin sentido. Un violín que gritaba, una sombra color mora, una llama, un dragón.
Y aun con todo, Corann no lograba sentir satisfacción. No sentía nada.
Estaba refugiado en un cruce entre ventana y oquedad que daba a la calle desde uno de los pisos de la torre, observando todas aquellas pesadillas que ahora poblaban la ciudad. Intentando infundirse de valor para salir de su caverna improvisada para internarse él mismo en la niebla púrpura, salir a buscar los sueños por los que había peleado todo aquel tiempo, por los que había instigado todo aquel caos.
Se decía a sí mismo que tenía todo el tiempo del mundo, pero sabía que mentía. Encogido en su hueco en la piedra, Corann aguardaba algo. Tal vez incluso eso lo hacía para negarse a sí mismo que se escondía.
Con el tejido de los sueños tan a flor de piel, el íncubo de las pesadillas supo al instante de la presencia de intrusos en la torre. La entrada de Melodes y Doce en los límites del edificio despertó dos perturbaciones características, como ondas que se dispersaban sobre la superficie de un estanque cuando dos personas distintas lo pisaban.
Se encogió dentro de la oquedad en la pared y cerró los ojos. Soñó que su refugio en la piedra descendía en picado por la torre hasta llegar a la altura de los intrusos, como si su ventana cayese muro abajo. El vértigo fue corto pero aterrador de igual forma. Caer era una sensación a la que el íncubo de las pesadillas jamás se acostumbraría, ni siquiera en sueños. La Luna había sido sabia al no darle alas.
Les salió al paso en el rellano inmediatamente superior al que estaban ahora. Corann siempre había albergado cierto temor irracional, rayano en la paranoia, al único soñador cuerdo que quedaba en Rocavarancolia. La sinhadre era todavía a sus ojos una principiante como él, una novata que daba traspiés entre sueños. O eso prefería creer. Corann no pisaba nunca los sueños donde estaba ella.
—Debería gustarte —había resentimiento en su voz cuando se dirigió a Melodes. Su mirada se detuvo momentáneamente en Doce y gruñó con una mezcla de desgana y desconfianza al reconocerle. La niña rubia pintaba a menudo su cara con tiza en el suelo, ataviada con una ridícula chistera, junto con otras figuras sin sentido. Un violín que gritaba, una sombra color mora, una llama, un dragón.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torre de los Soñadores
27/02/19, 01:38 pm
La figura del íncubo les esperaba por encima de los siguientes peldaños. Al ver asomar los cuernos de aquel a quien llevaba tanto tiempo persiguiendo el soñador apretó el paso. No era momento para temer lo que fuese a ocurrir, era el momento de actuar. Con rostro serio dio los últimos pasos para alcanzar el rellano y detenerse a apenas un metro delante de Corann. Doce lo imitó, ambos clavaron su mirada en el idrino. El demiurgo dirigió una mirada de reojo al soñador cuando el íncubo habló, esperando su turno para hablar. La respuesta del libense se demoró unos segundos, durante los cuales no apartó la vista del íncubo.
—¿Por qué habría de hacerlo? —respondió finalmente—. No dispongo de control alguno sobre esta retorcida distorsión del plano onírico. Aquí solo hay tormento y muerte. No hay sueños bellos ni melodías inspiradores —dio un paso hacia delante—. ¿Por qué habría de gustarme una débil sombra de lo que es Rocavarancolia en realidad? Los sueños y las pesadillas deben coexistir en su propía armonía. Aún estáis a tiempo de detener esta farsa. Si lo hacéis intercederé por vos, diré que la torre, consciente en sí misma como es, os corromipió la mente. Con suerte solo os desterrarán.
—Ríndete ya —intervino Doce por primera vez, adelantándose él también. No estaba seguro de si lo que prometía Melodes sería posible; aunque él mismo prefería no terminar con la vida de nadie si se podía evitar no podía decir lo mismo del resto de sus compañeros del Consejo—. En estos momentos la Torre está perdiendo más y más energía. Seguramente ya sepas por qué. Termina con esta farsa.
Mientras hablaban sucedieron dos cosas:
Melodes sintió la presencia en su mente. <<Nihil>>. No mencionó nada al respecto. No sabía si su presencia, ajena hasta cierto punto al sueño de la Torre, significaba algo para Corann pero prefería no advertirle sobre ello. Dejó que en su mente se mostrase la aparición de dama Sueño que había tenido lugar antes de entrar en la Torre para que la súcubo de las pesadillas comprendiese qué debían hacer. En buena medida se sintió aliviado por contar con su mayor aliada en aquel momento crucial.
El entorno cerca de donde se encontraban los dos hombres había comenzado a mostrar signos de cambio. Cuando Doce terminó de hablar, una puerta adornada con hiedras a su alrededor se materializó cerca de donde se encontraban. El soñador la miró y asintió para sus adentros, hacia la súcubo de las pesadillas. Tendría que actuar rápido.
—¿Por qué habría de hacerlo? —respondió finalmente—. No dispongo de control alguno sobre esta retorcida distorsión del plano onírico. Aquí solo hay tormento y muerte. No hay sueños bellos ni melodías inspiradores —dio un paso hacia delante—. ¿Por qué habría de gustarme una débil sombra de lo que es Rocavarancolia en realidad? Los sueños y las pesadillas deben coexistir en su propía armonía. Aún estáis a tiempo de detener esta farsa. Si lo hacéis intercederé por vos, diré que la torre, consciente en sí misma como es, os corromipió la mente. Con suerte solo os desterrarán.
—Ríndete ya —intervino Doce por primera vez, adelantándose él también. No estaba seguro de si lo que prometía Melodes sería posible; aunque él mismo prefería no terminar con la vida de nadie si se podía evitar no podía decir lo mismo del resto de sus compañeros del Consejo—. En estos momentos la Torre está perdiendo más y más energía. Seguramente ya sepas por qué. Termina con esta farsa.
Mientras hablaban sucedieron dos cosas:
Melodes sintió la presencia en su mente. <<Nihil>>. No mencionó nada al respecto. No sabía si su presencia, ajena hasta cierto punto al sueño de la Torre, significaba algo para Corann pero prefería no advertirle sobre ello. Dejó que en su mente se mostrase la aparición de dama Sueño que había tenido lugar antes de entrar en la Torre para que la súcubo de las pesadillas comprendiese qué debían hacer. En buena medida se sintió aliviado por contar con su mayor aliada en aquel momento crucial.
El entorno cerca de donde se encontraban los dos hombres había comenzado a mostrar signos de cambio. Cuando Doce terminó de hablar, una puerta adornada con hiedras a su alrededor se materializó cerca de donde se encontraban. El soñador la miró y asintió para sus adentros, hacia la súcubo de las pesadillas. Tendría que actuar rápido.
- Naeryan
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Re: Torre de los Soñadores
28/02/19, 04:01 am
Corann sabía que el embrujo estaba cayendo. Había aguardado acurrucado en su hueco en la piedra, confiando en que todas sus maniobras y el poder crudo de la Torre serían suficientes para prevalecer. El pulso de autodestrucción de la ciudad y su tendencia a creerse sus propios delirios habían sido suficientes para hacerla caer en desgracia; el íncubo había puesto su fe en que también lo serían para sumirse en un sueño glorioso y complaciente del que no despertara jamás.
Lo que decía Doce confirmaba lo que Corann ya sabía: que se había estado mintiendo a sí mismo. Ahora que todos los sueños del mundo le aguardaban ahí fuera y necesitaban que los defendiera, no se atrevía a salir a por ellos.
Las palabras de Melodes le enfurecieron. Las palabras de alguien tan ahíto de sueños que podía permitirse rechazarlos, que podía enloquecerse de ellos hasta dormirse y no despertar jamás. Él se pudría de locura y de insomnio fuera. Había tenido que hacer aquello, traicionar a toda la ciudad y ser el malo de la historia, para intentar ayudarse a sí mismo.
—Vete a la mierda —le escupió enseñando los dientes. No tenía palabras bonitas ni discursos majestuosos que devolverle. A veces la gente como él no tenía nada más que decir.
La puerta irrumpió en el tejido del sueño como un desgarro luminoso. Corann sintió su temblor a sus espaldas antes de girarse a verlo.
—No —reconoció lo que aguardaba detrás. Intentó forzarla a cerrarse pero no fue capaz. La invitación que la soñadora extendía a su compañero de transformación se impuso sin dificultad y Corann casi pudo entrever, en el espacio de un parpadeo irreal, el vínculo que los unía.
—¡No! —no después de todo ese trabajo, de haber arriesgado tanto. Corann sintió los sueños por los que lo había dado todo escapársele entre los dedos.
El espacio a su alrededor se distorsionó reaccionando a su ira y su miedo, a su deseo de cambiar la realidad. No podía terminar así. No iba a terminar así cuando había puesto todo lo que era al servicio de aquel poder encerrado. Había suplicado, se había arrastrado por el suelo como un gusano, había amenazado a algunos hasta la locura o el suicidio, había vuelto malherido y agonizante de sueños ajenos. El mismo Consejo de la ciudad lo había perseguido hasta allí, Nihil lo había arrinconado, no le quedaba escapatoria.
Había quemado todos sus puentes. La Torre se lo debía.
El pozo abierto que dejaba el hueco de la escalera rugió como una boca hambrienta. El suelo desapareció bajo sus pies, haciendo que la escalera pareciera surgir desde un abismo infinito. Sombras pegajosas treparon desde él, fantasmas del color y la consistencia de las onyces que se abalanzaron sobre las criaturas que Doce había traído consigo para hacerlas pedazos, deseosas de hacerle daño cuando las mataran. Versiones soñadas de sus recuerdos de las sombras de Natalia, que susurraron su nombre con siseos burlones. Bruno, Bruno, lo llamaron con voces conocidas. Cuenta hasta diez si puedes, Bruno, Sedalar Tul, Doce Punto, niño inútil. Natalia murió sufriendo.
Otras sombras buscaron ocluir la puerta con sus cuerpos informes, asfixiar su luz hasta que se diese por vencida. Doce podría reconocer de forma pasajera rostros familiares, voces que Corann no reconocía pero un cachorro de la última cosecha de Denéstor sí podría. De entre las que acudieron a acosar a Melodes sólo una sería reconocible, tal vez una o dos más si uno era aficionado a los libros de historia; una versión trastornada del rostro de la niña anciana que aguardaba tras la puerta. Las víctimas de la torre prestaban sus rostros a su captora.
La Torre había devorado soñadores antes. Mataría a otro más hoy.
Lo que decía Doce confirmaba lo que Corann ya sabía: que se había estado mintiendo a sí mismo. Ahora que todos los sueños del mundo le aguardaban ahí fuera y necesitaban que los defendiera, no se atrevía a salir a por ellos.
Las palabras de Melodes le enfurecieron. Las palabras de alguien tan ahíto de sueños que podía permitirse rechazarlos, que podía enloquecerse de ellos hasta dormirse y no despertar jamás. Él se pudría de locura y de insomnio fuera. Había tenido que hacer aquello, traicionar a toda la ciudad y ser el malo de la historia, para intentar ayudarse a sí mismo.
—Vete a la mierda —le escupió enseñando los dientes. No tenía palabras bonitas ni discursos majestuosos que devolverle. A veces la gente como él no tenía nada más que decir.
La puerta irrumpió en el tejido del sueño como un desgarro luminoso. Corann sintió su temblor a sus espaldas antes de girarse a verlo.
—No —reconoció lo que aguardaba detrás. Intentó forzarla a cerrarse pero no fue capaz. La invitación que la soñadora extendía a su compañero de transformación se impuso sin dificultad y Corann casi pudo entrever, en el espacio de un parpadeo irreal, el vínculo que los unía.
—¡No! —no después de todo ese trabajo, de haber arriesgado tanto. Corann sintió los sueños por los que lo había dado todo escapársele entre los dedos.
El espacio a su alrededor se distorsionó reaccionando a su ira y su miedo, a su deseo de cambiar la realidad. No podía terminar así. No iba a terminar así cuando había puesto todo lo que era al servicio de aquel poder encerrado. Había suplicado, se había arrastrado por el suelo como un gusano, había amenazado a algunos hasta la locura o el suicidio, había vuelto malherido y agonizante de sueños ajenos. El mismo Consejo de la ciudad lo había perseguido hasta allí, Nihil lo había arrinconado, no le quedaba escapatoria.
Había quemado todos sus puentes. La Torre se lo debía.
El pozo abierto que dejaba el hueco de la escalera rugió como una boca hambrienta. El suelo desapareció bajo sus pies, haciendo que la escalera pareciera surgir desde un abismo infinito. Sombras pegajosas treparon desde él, fantasmas del color y la consistencia de las onyces que se abalanzaron sobre las criaturas que Doce había traído consigo para hacerlas pedazos, deseosas de hacerle daño cuando las mataran. Versiones soñadas de sus recuerdos de las sombras de Natalia, que susurraron su nombre con siseos burlones. Bruno, Bruno, lo llamaron con voces conocidas. Cuenta hasta diez si puedes, Bruno, Sedalar Tul, Doce Punto, niño inútil. Natalia murió sufriendo.
Otras sombras buscaron ocluir la puerta con sus cuerpos informes, asfixiar su luz hasta que se diese por vencida. Doce podría reconocer de forma pasajera rostros familiares, voces que Corann no reconocía pero un cachorro de la última cosecha de Denéstor sí podría. De entre las que acudieron a acosar a Melodes sólo una sería reconocible, tal vez una o dos más si uno era aficionado a los libros de historia; una versión trastornada del rostro de la niña anciana que aguardaba tras la puerta. Las víctimas de la torre prestaban sus rostros a su captora.
La Torre había devorado soñadores antes. Mataría a otro más hoy.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torre de los Soñadores
28/02/19, 03:12 pm
—Comprendo —había sido la única respuesta por parte del soñador ante la provocación de Corann.
Comprendía que lo rechzaba por completo, y comprendía que anhelaba más poder sobre el plano onírico. Pero no comprendía por qué el íncubo de las pesadillas había llevado su ansía hasta el mayor de los extremos posibles.
El soñador corrió hacia la puerta, escuchando las negativas del íncubo que por supuesto también se había dado cuenta de lo que ocurría. No pudo llegar a tiempo. Sabía que no iba a ser fácil, pero en su interior maldecía el no haber podido ser más rápido. Se sentía completamente indefenso en el interior de aquel lugar. Era como haber vuelto a ser un adolescente perdido entre las ruinas llenas de peligro. Se vio a sí mismo como un crío indefenso, siendo devorado por depredadores bajo el dominio de Corann. Mientras tanto, el abismo se formaba a su alrededor, amenzando con engullirlos en la ira del íncubo. Daba igual lo aterrado que estuviera o lo impotente que se sintiera. Tenía que actuar. Tenía que actuar. Lo seguiría repitiendo cual mantra hasta que finalmente reaccionase como debería.
Las sombras habían comenzado a cubrirlo todo. Doce Punto reconoció su forma, demasiado similar a las criaturas extraplanares que habían pertenecido a ella. Clavando una mirada de odio en Corann, descubrió el ejército de creaciones que llevaba consigo. Cuervos de trapo, insectos metálicos de gran tamaño, pequeños robots hechos de engranajes, relojes fabricados con una miriada de materiales y formas... Las creaciones del Custodio de Altabajatorre habían traspasado el umbral entre la vigilia y el sueño. El demiurgo estaba limitado en el plano onírico, pero sus creaciones no.
—Eres despreciable, pero también un iluso si crees que voy a flaquear en mi resolución de detenerte utilizando esta táctica tan cliché.
No tenía claro de si aquellos rostros y voces que buscaban atormentarlo y clavar hierros candentes en sus heridas eran producto del íncubo o de la propia Torre, pero no le importaba. Su mensaje no hubiese cambiado fuese cual fuese la respuesta. No había acompañado a Melodes hasta allí para quedarse paralizado en el momento crucial.
El ejército de Doce Punto atacó. Cada creación se encargaba de empujar y detener a una de las sombras que impedían el acceso a la puerta de dama Sueño. Y Melodes reaccionó por fin. Lanzazo de magia tras lanzazo de magia dirigido a cualquier sombra que tratase de detenerlo. Su magia era débil en aquel lugar, incluso después de que la Torre hubiese perdido buena parte de su poder. Solo gracias a la resolución del demiurgo y al apoyo de Nihil desde su subconsciente era capaz de reunir el valor de conjurar. Aunque fuesen débiles no podía quedarse de brazos cruzados. Siguió caminando hacia la puerta y desenvaino. Apartaba las sombras con estocadas y, aunque estas regresaban enseguida, no se detuvo.
Doce Punto continuaba ordenando silenciosamente a sus criaturas que se centrasen en repelear a aquellas sombras que se afanaban por ocluir la puerta. Cuando una de aquellas criaturas se le acercaba, dejaba que dos creaciones consistentes en pequeñas espadas que flotaban a su alrededor las repeliesen mientras continuaba su tarea. Y finalmente, gracias al esfuerzo de ambos, hubo una abertura.
—¡Ahora, Melodes!
El soñador vio la oportunidad. Su mano ya se acercaba al pomo de la puerta. Pero se detuvo. Una visión pasada había cobrado sentido de pronto. Melodes sintió como el pánico se apoderaba una vez más de él.
—¡No puedo abandonaros...!
—¡No voy a poder contenerlas por siempre, vamos! ¿Crees que este es el momento para la caballerosidad? ¡Cruza la puerta y acaba con esto!
El soñador, derrotado, asintió. Las palabras de Doce y las de la súcubo de las pesadillas desde su subconsciente le recordaron para qué estaba allí. En el fondo había sabido siempre que, aunque él no quisiese ser un héroe, iba a hacer falta uno. Melodes y Nihil cruzaron la puerta y el demiurgo observó con alivio como se cerraba y desaparecía. El soñador lo iba a lograr.
Doce Punto se encaró entonces a Corann.
—Ha llegado mi turno —no hablaba realmente para el íncubo, pero no pensaba apartar su vista de él—. Pero no te lo voy a poner fácil. No me voy a arriesgar a que interfieras en el último momento a fin de cuentas. Caerás conmigo.
Todas a una, las criaturas del Custodio de Altabajatorre abandonaron su propósito inicial de retener a las sombras y se lanzaron hacia Corann en una sinfonía entremezclada por diferentes melodías que cortaban el aire de incontables formas. Las sombras, a su vez, se habían abalanzado sobre el demiurgo, quien comenzó a desaparecer poco a poco enterrado en aquellas criaturas. Antes de que su rostro dejase de ser visible, sonrió.
---
Melodes, mientras daba sus primeros pasos al otro lado de la puerta derramó un par de lágrimas que no tardó en secar. Se encontraban en la alcoba de dama Sueño, el lugar donde debía estar en aquel momento. Todo se terminaría ahí.
Comprendía que lo rechzaba por completo, y comprendía que anhelaba más poder sobre el plano onírico. Pero no comprendía por qué el íncubo de las pesadillas había llevado su ansía hasta el mayor de los extremos posibles.
El soñador corrió hacia la puerta, escuchando las negativas del íncubo que por supuesto también se había dado cuenta de lo que ocurría. No pudo llegar a tiempo. Sabía que no iba a ser fácil, pero en su interior maldecía el no haber podido ser más rápido. Se sentía completamente indefenso en el interior de aquel lugar. Era como haber vuelto a ser un adolescente perdido entre las ruinas llenas de peligro. Se vio a sí mismo como un crío indefenso, siendo devorado por depredadores bajo el dominio de Corann. Mientras tanto, el abismo se formaba a su alrededor, amenzando con engullirlos en la ira del íncubo. Daba igual lo aterrado que estuviera o lo impotente que se sintiera. Tenía que actuar. Tenía que actuar. Lo seguiría repitiendo cual mantra hasta que finalmente reaccionase como debería.
Las sombras habían comenzado a cubrirlo todo. Doce Punto reconoció su forma, demasiado similar a las criaturas extraplanares que habían pertenecido a ella. Clavando una mirada de odio en Corann, descubrió el ejército de creaciones que llevaba consigo. Cuervos de trapo, insectos metálicos de gran tamaño, pequeños robots hechos de engranajes, relojes fabricados con una miriada de materiales y formas... Las creaciones del Custodio de Altabajatorre habían traspasado el umbral entre la vigilia y el sueño. El demiurgo estaba limitado en el plano onírico, pero sus creaciones no.
—Eres despreciable, pero también un iluso si crees que voy a flaquear en mi resolución de detenerte utilizando esta táctica tan cliché.
No tenía claro de si aquellos rostros y voces que buscaban atormentarlo y clavar hierros candentes en sus heridas eran producto del íncubo o de la propia Torre, pero no le importaba. Su mensaje no hubiese cambiado fuese cual fuese la respuesta. No había acompañado a Melodes hasta allí para quedarse paralizado en el momento crucial.
El ejército de Doce Punto atacó. Cada creación se encargaba de empujar y detener a una de las sombras que impedían el acceso a la puerta de dama Sueño. Y Melodes reaccionó por fin. Lanzazo de magia tras lanzazo de magia dirigido a cualquier sombra que tratase de detenerlo. Su magia era débil en aquel lugar, incluso después de que la Torre hubiese perdido buena parte de su poder. Solo gracias a la resolución del demiurgo y al apoyo de Nihil desde su subconsciente era capaz de reunir el valor de conjurar. Aunque fuesen débiles no podía quedarse de brazos cruzados. Siguió caminando hacia la puerta y desenvaino. Apartaba las sombras con estocadas y, aunque estas regresaban enseguida, no se detuvo.
Doce Punto continuaba ordenando silenciosamente a sus criaturas que se centrasen en repelear a aquellas sombras que se afanaban por ocluir la puerta. Cuando una de aquellas criaturas se le acercaba, dejaba que dos creaciones consistentes en pequeñas espadas que flotaban a su alrededor las repeliesen mientras continuaba su tarea. Y finalmente, gracias al esfuerzo de ambos, hubo una abertura.
—¡Ahora, Melodes!
El soñador vio la oportunidad. Su mano ya se acercaba al pomo de la puerta. Pero se detuvo. Una visión pasada había cobrado sentido de pronto. Melodes sintió como el pánico se apoderaba una vez más de él.
—¡No puedo abandonaros...!
—¡No voy a poder contenerlas por siempre, vamos! ¿Crees que este es el momento para la caballerosidad? ¡Cruza la puerta y acaba con esto!
El soñador, derrotado, asintió. Las palabras de Doce y las de la súcubo de las pesadillas desde su subconsciente le recordaron para qué estaba allí. En el fondo había sabido siempre que, aunque él no quisiese ser un héroe, iba a hacer falta uno. Melodes y Nihil cruzaron la puerta y el demiurgo observó con alivio como se cerraba y desaparecía. El soñador lo iba a lograr.
Doce Punto se encaró entonces a Corann.
—Ha llegado mi turno —no hablaba realmente para el íncubo, pero no pensaba apartar su vista de él—. Pero no te lo voy a poner fácil. No me voy a arriesgar a que interfieras en el último momento a fin de cuentas. Caerás conmigo.
Todas a una, las criaturas del Custodio de Altabajatorre abandonaron su propósito inicial de retener a las sombras y se lanzaron hacia Corann en una sinfonía entremezclada por diferentes melodías que cortaban el aire de incontables formas. Las sombras, a su vez, se habían abalanzado sobre el demiurgo, quien comenzó a desaparecer poco a poco enterrado en aquellas criaturas. Antes de que su rostro dejase de ser visible, sonrió.
---
Melodes, mientras daba sus primeros pasos al otro lado de la puerta derramó un par de lágrimas que no tardó en secar. Se encontraban en la alcoba de dama Sueño, el lugar donde debía estar en aquel momento. Todo se terminaría ahí.
- InvitadoInvitado
Re: Torre de los Soñadores
01/03/19, 12:55 am
Nihil permaneció agazapada en el subconsciente de Melodes incluso durante las bravuconadas de su antiguo aprendiz. No podía apoyar lo que el soñador le había prometido si se rendía, para ella se había convertido en un tema personal. << Si no fuera por él, Lil' estaría vivo>> pensaba con ira.
La aparición de la puerta fue en parte una salvación. Así se centraba en lo que tenía que hacer, y daba igual los trucos que usase el íncubo, terminaría el trabajo y luego se cobraría su venganza.
-¡Melodes, muévete! -le gritó al soñador en su cabeza.
Doce estaba lidando con sus propios demonios, rostros y voces de su pasado que Nihil también conocía y que le desagradaba volver a ver aunque no hubiese tenido un vínculo emocional como el que tenía el demiurgo. Melodes dudó y la súcubo bufó exasperada.
-¡Nos está ganando tiempo, no podemos desperdiciarlo! ¡Mueve el culo!
En ese momento salió del subconsciente del soñador, dispuesta a empujarlo a través de la puerta si hacía falta. No la hizo, Melodes entendía la gravedad de la situación y abrió la puerta mientras Nihil le cubría las espaldas. El suelo que precedía a la entrada se iba desmigajando bajo sus pies.
Cruzaron.
La energía allí era completamente distinta, pero Nihil seguía sintiéndose incómoda. Avanzaba con las manos apoyadas en la espalda de Melodes, en parte para asegurarse de que no se detenía y para tener alguna referencia de confianza. Odiaba entrar en las mentes de los soñadores, y de esta soñadora más que ninguna. Miró a su alrededor, buscando su presencia. También buscaba materia con la que trabajar.
La aparición de la puerta fue en parte una salvación. Así se centraba en lo que tenía que hacer, y daba igual los trucos que usase el íncubo, terminaría el trabajo y luego se cobraría su venganza.
-¡Melodes, muévete! -le gritó al soñador en su cabeza.
Doce estaba lidando con sus propios demonios, rostros y voces de su pasado que Nihil también conocía y que le desagradaba volver a ver aunque no hubiese tenido un vínculo emocional como el que tenía el demiurgo. Melodes dudó y la súcubo bufó exasperada.
-¡Nos está ganando tiempo, no podemos desperdiciarlo! ¡Mueve el culo!
En ese momento salió del subconsciente del soñador, dispuesta a empujarlo a través de la puerta si hacía falta. No la hizo, Melodes entendía la gravedad de la situación y abrió la puerta mientras Nihil le cubría las espaldas. El suelo que precedía a la entrada se iba desmigajando bajo sus pies.
Cruzaron.
La energía allí era completamente distinta, pero Nihil seguía sintiéndose incómoda. Avanzaba con las manos apoyadas en la espalda de Melodes, en parte para asegurarse de que no se detenía y para tener alguna referencia de confianza. Odiaba entrar en las mentes de los soñadores, y de esta soñadora más que ninguna. Miró a su alrededor, buscando su presencia. También buscaba materia con la que trabajar.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torre de los Soñadores
03/03/19, 02:24 am
Corann estaba apretujado de espaldas contra una de las paredes, tan sobrecogido por la explosión de la Torre como el resto. A su lado una de las sombras se desmenuzó en el aire con el gañido de un lobo muerto, y su propio respingo de sorpresa le hizo reaccionar. Había emprendido el ascenso paralizado por su miedo, dolorosamente despacio, peldaño a peldaño escalera arriba. Tenía que subir y cerrar la puerta, fuera como fuera.
Pero llegaba tarde. La ráfaga de sombras y seres demiúrgicos le dejó el respiro justo para ver cómo Melodes y Nihil traspasaban la abertura luminosa, metros todavía por encima de él. Coran zozobró en el rellano de la escalera, intentando conjurarse unas alas de sueño, unos peldaños en el aire que trepar, lo que fuera. Tenía que seguirles. Tenía que impedírselo, llevarse a la soñadora a un lugar seguro donde nunca pudieran-
El estruendo de metal contra trapo contra engranaje contra cristal se abalanzó sobre él con la ira que sólo podía albergar lo que estaba vivo. La masa informe abarcó toda su vista como un único organismo y sobre dicho armazón, como carne que cubriera un esqueleto, la Torre le ofreció, por fin, una pesadilla propia.
En el espacio de un relámpago las fauces imposibles de una quimera se cernieron sobre él y el grito de Corann se perdió entre el estruendo de la Torre que se devoraba a sí misma. Olvidó por un momento quién era, todo lo que había sucedido desde el momento en que se había escondido, apretujado entre las ruinas, de la bestia que había devorado a sus compañeros y su sentido de la realidad con ellos: como si todo hasta ahora hubiese sido un instante de enajenación, una ensoñación que hubiera intentado evadirle de su propio terror, y ahora estuviese completa, irrevocablemente, de vuelta.
En aquel breve instante, justo antes de morir junto a la Torre, Corann llegó a creer que lo había soñado todo.
A primera vista la estancia parecía estar derrumbada, pero una segunda mirada más atenta revelaba el polvo y los escombros por lo que eran: gárgolas y estatuas mutiladas. La luz roja de la Luna, a través de otro tiempo y otro espacio, bañaba la escena. No era la misma Luna que se alzaba ahora sobre los cielos de Rocavarancolia sino una más joven, un astro que no había presenciado la segunda caída en desgracia de la ciudad porque ésta no había sucedido.
La habitación estaba llena de hilachas blancas que en el espacio de un parpadeo desaparecieron, como si ellas mismas supieran que no les correspondía estar allí. Otras diferentes todavía permanecieron: telarañas que inundaban la habitación de forma que la asfixiaban por dentro y que desaparecían a golpe de puñal o filo de los intrusos, o que se desvanecían obedientes si el soñador invitado así lo deseaba. Aquél era un refugio de paredes redondas que dama Sueño niña pintaba con tiza, un círculo donde estaban relegados sus sueños. Éstos le cedían el paso a Melodes con amabilidad. Charcos blancos en el suelo olían a sangre. La cama donde reposaba dama Sueño estaba sofocada por dosel, fino como la tela de araña que envolvía a la soñadora, plácida en su descanso, como una crisálida.
En un lateral irrelevante, abierto de fuera adentro, un cadáver que parecía respirar apenas por casualidad o un error de la naturaleza, yerto entre el polvo y cascotes. Dama Araña les observó con ojos ciegos, testigos de otro tiempo y otro lugar que habían quedado ya obsoletos. Parecían mirar a Melodes pero ver a otra persona.
—Me dijo que vendrías... —la voz le borboteaba con el líquido oscuro que le brotaba de las fauces—. Dijo que vendrías a matarla...
Pero llegaba tarde. La ráfaga de sombras y seres demiúrgicos le dejó el respiro justo para ver cómo Melodes y Nihil traspasaban la abertura luminosa, metros todavía por encima de él. Coran zozobró en el rellano de la escalera, intentando conjurarse unas alas de sueño, unos peldaños en el aire que trepar, lo que fuera. Tenía que seguirles. Tenía que impedírselo, llevarse a la soñadora a un lugar seguro donde nunca pudieran-
El estruendo de metal contra trapo contra engranaje contra cristal se abalanzó sobre él con la ira que sólo podía albergar lo que estaba vivo. La masa informe abarcó toda su vista como un único organismo y sobre dicho armazón, como carne que cubriera un esqueleto, la Torre le ofreció, por fin, una pesadilla propia.
En el espacio de un relámpago las fauces imposibles de una quimera se cernieron sobre él y el grito de Corann se perdió entre el estruendo de la Torre que se devoraba a sí misma. Olvidó por un momento quién era, todo lo que había sucedido desde el momento en que se había escondido, apretujado entre las ruinas, de la bestia que había devorado a sus compañeros y su sentido de la realidad con ellos: como si todo hasta ahora hubiese sido un instante de enajenación, una ensoñación que hubiera intentado evadirle de su propio terror, y ahora estuviese completa, irrevocablemente, de vuelta.
En aquel breve instante, justo antes de morir junto a la Torre, Corann llegó a creer que lo había soñado todo.
-
A primera vista la estancia parecía estar derrumbada, pero una segunda mirada más atenta revelaba el polvo y los escombros por lo que eran: gárgolas y estatuas mutiladas. La luz roja de la Luna, a través de otro tiempo y otro espacio, bañaba la escena. No era la misma Luna que se alzaba ahora sobre los cielos de Rocavarancolia sino una más joven, un astro que no había presenciado la segunda caída en desgracia de la ciudad porque ésta no había sucedido.
La habitación estaba llena de hilachas blancas que en el espacio de un parpadeo desaparecieron, como si ellas mismas supieran que no les correspondía estar allí. Otras diferentes todavía permanecieron: telarañas que inundaban la habitación de forma que la asfixiaban por dentro y que desaparecían a golpe de puñal o filo de los intrusos, o que se desvanecían obedientes si el soñador invitado así lo deseaba. Aquél era un refugio de paredes redondas que dama Sueño niña pintaba con tiza, un círculo donde estaban relegados sus sueños. Éstos le cedían el paso a Melodes con amabilidad. Charcos blancos en el suelo olían a sangre. La cama donde reposaba dama Sueño estaba sofocada por dosel, fino como la tela de araña que envolvía a la soñadora, plácida en su descanso, como una crisálida.
En un lateral irrelevante, abierto de fuera adentro, un cadáver que parecía respirar apenas por casualidad o un error de la naturaleza, yerto entre el polvo y cascotes. Dama Araña les observó con ojos ciegos, testigos de otro tiempo y otro lugar que habían quedado ya obsoletos. Parecían mirar a Melodes pero ver a otra persona.
—Me dijo que vendrías... —la voz le borboteaba con el líquido oscuro que le brotaba de las fauces—. Dijo que vendrías a matarla...
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
- Al veros conspirar... (CLICK):
- Al poner un evento... (CLICK):
- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torre de los Soñadores
03/03/19, 04:40 pm
La habitación bañada bajo la tenue luz de una Luna Roja distinta a la que conocía le cedía el paso y lo conducía con gentileza hacia su dueña. Y a pesar de ello, Melodes no podía evitar sentir que estaba profanando aquel lugar de algún modo. En aquel espacio esférico se encontraba reunida esencia onírica en estado puro. Contenía todos los futuros que no habían sido y los que finalmente fueron al mismo tiempo. La soñadora arropada en ellos era la cronista de miles de historias que nunca serían contadas. E iba a ser él, con la ayuda de una súcubo de las pesadillas, quien las condenase a un mero recuerdo en algún rincón de su mente.
La voz de dama Araña rompió y el silencio y el soñador se detuvo cerca de aquella representación de un camino que nunca se recorrió. Sabía que no hablaba con él pero aún así respondió.
—Debo hacerlo.
Porque Melodes ya no dudaba, pues posiblemente aquel momento era su destino. Aquello para lo que su esencia le había conferido el poder de soñar sin límite. Debía liberar el plano onírico de la infección de la Torre de una vez por todas. Incluso si Corann había caído, la Torre de los Soñadores continuaba alimentándose de ella y, sin duda, no detendría su avance hasta alcanzar el alma de Rocavarancolia y condenar por completo la ciudad a una pesadilla eterna de la que jamás podría despertar.
Allí estaba, postrada en etéreo lecho cuyos doseles apartó con delicadeza. Dedicó unos instantes de silencio a su predecesora, con la cabeza gacha y rostro solemne. Pero el tiempo apremiaba, por lo que Melodes comenzó a soñar.
Soñó con milagros y portentos.
Soñó con ilusiones y esperanzas.
Soñó con crueldad y dolor.
Soñó con poder, conocimiento y arrojo.
Soñó con mundos completamente distintos uniéndose en un único lugar.
Soñó con sueños y pesadillas conviviendo en perfecta armonía.
Soñó con el trágico pasado y el brillante futuro.
Soñó con la gloria pasada y el decadente futuro.
Soñó con la auténtica Rocavarancolia.
El puñal comenzaba a tomar forma en su mano. Tan solo necesitaba un último ingrediente: retazos de pesadilla pura, entremezclándose con su sueño de grandeza.
<<Un puñal de sueños...>>
La voz de dama Araña rompió y el silencio y el soñador se detuvo cerca de aquella representación de un camino que nunca se recorrió. Sabía que no hablaba con él pero aún así respondió.
—Debo hacerlo.
Porque Melodes ya no dudaba, pues posiblemente aquel momento era su destino. Aquello para lo que su esencia le había conferido el poder de soñar sin límite. Debía liberar el plano onírico de la infección de la Torre de una vez por todas. Incluso si Corann había caído, la Torre de los Soñadores continuaba alimentándose de ella y, sin duda, no detendría su avance hasta alcanzar el alma de Rocavarancolia y condenar por completo la ciudad a una pesadilla eterna de la que jamás podría despertar.
Allí estaba, postrada en etéreo lecho cuyos doseles apartó con delicadeza. Dedicó unos instantes de silencio a su predecesora, con la cabeza gacha y rostro solemne. Pero el tiempo apremiaba, por lo que Melodes comenzó a soñar.
Soñó con milagros y portentos.
Soñó con ilusiones y esperanzas.
Soñó con crueldad y dolor.
Soñó con poder, conocimiento y arrojo.
Soñó con mundos completamente distintos uniéndose en un único lugar.
Soñó con sueños y pesadillas conviviendo en perfecta armonía.
Soñó con el trágico pasado y el brillante futuro.
Soñó con la gloria pasada y el decadente futuro.
Soñó con la auténtica Rocavarancolia.
El puñal comenzaba a tomar forma en su mano. Tan solo necesitaba un último ingrediente: retazos de pesadilla pura, entremezclándose con su sueño de grandeza.
<<Un puñal de sueños...>>
- InvitadoInvitado
Re: Torre de los Soñadores
03/03/19, 04:42 pm
La niña postrada en la cama, cubierta de polvo y telarañas, era la última fuente de poder de la Torre. Nihil se acercó a ella con precaución, tratando de ignorar la presencia de dama Araña, o la versión de ella que no había llegado a conocer. Había algo en esa visión que la ponía enferma.
Sus ojos vacíos vagaron por los dibujos de las pareces, cientos de posibilidades, caminos truncados, sueños rotos, esperanzas vagas. Nihil pasó las yemas de los dedos sobre ellos y arrancó retazos de desesperanza y miedo de entre la tiza que se enredaron en sus manos como miasma.
Melodes forjaba su puñal de sueños, pero era un arma demasiado heroica, demasiado pura para lo que la súcubo creía era la naturaleza de la ciudad. Con los dedos impregnados de pesadillas empezó a trabajar.
Convirtió a los portentos en monstruos.
Destrozó las esperanzas.
Avivó el dolor, se recreó en la crueldad.
Soñó con poder, conocimiento y arrojo.
Encadenó mundos, cientos de ellos, bajo una misma bandera.
Envolvió el horror en magnificencia y belleza.
Deshechó el pasado, lo aplastó, para dar espacio a un futuro glorioso.
Soñó con la auténtica Rocavarancolia, terrible, letal y grotesca, como ella la había conocido.
Nihil dotó al puñal de toda la ponzoña que albergaba en su corazón y del rencor que había despertado la Torre de las Pesadillas. << Todo es culpa tuya>> parecía decirle a la soñadora << Todo lo que he perdido es por ti, vieja loca>> Y con ese deseo oscuro hizo al arma letal e implacable. Solo de Melodes dependía que la bruja no sintiera todo su dolor cuando muriera.
Rodeó las manos del soñador con sus garras y lo miró a los ojos.
-Hazlo.
Sus ojos vacíos vagaron por los dibujos de las pareces, cientos de posibilidades, caminos truncados, sueños rotos, esperanzas vagas. Nihil pasó las yemas de los dedos sobre ellos y arrancó retazos de desesperanza y miedo de entre la tiza que se enredaron en sus manos como miasma.
Melodes forjaba su puñal de sueños, pero era un arma demasiado heroica, demasiado pura para lo que la súcubo creía era la naturaleza de la ciudad. Con los dedos impregnados de pesadillas empezó a trabajar.
Convirtió a los portentos en monstruos.
Destrozó las esperanzas.
Avivó el dolor, se recreó en la crueldad.
Soñó con poder, conocimiento y arrojo.
Encadenó mundos, cientos de ellos, bajo una misma bandera.
Envolvió el horror en magnificencia y belleza.
Deshechó el pasado, lo aplastó, para dar espacio a un futuro glorioso.
Soñó con la auténtica Rocavarancolia, terrible, letal y grotesca, como ella la había conocido.
Nihil dotó al puñal de toda la ponzoña que albergaba en su corazón y del rencor que había despertado la Torre de las Pesadillas. << Todo es culpa tuya>> parecía decirle a la soñadora << Todo lo que he perdido es por ti, vieja loca>> Y con ese deseo oscuro hizo al arma letal e implacable. Solo de Melodes dependía que la bruja no sintiera todo su dolor cuando muriera.
Rodeó las manos del soñador con sus garras y lo miró a los ojos.
-Hazlo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torre de los Soñadores
03/03/19, 04:44 pm
Melodes podía sentir como Nihil dotaba a aquel puñal de negatividad, llegando a sentir el dolor y la decadencia en su propio ser mientras estas se unían a su creación onírica. No hizo falta que hiciese nada: cada ingrediente procedente del subsconsciente de la súcubo de las pesadillas se fusionaba y balanceaba con uno de los suyos, creando un puñal de sueños y pesadillas neutral. Pues así era como debía ser.
<<...para acabar con las pesadillas>>. Aquella pesadilla en particular, que pretendía envenenar con su pozoña depravada hasta el mismísimo núcleo de Rocavarancolia, iba a ser destruída.
Sintió la garra de Nihil entorno a su mano y le devolvió la mirada, asintiendo. Ambos, soñador y súcubo, clavaron el puñal sobre el pecho de la soñadora.
—Nos vemos en el otro lado —le dijo a Nihil señalando su cabeza.
La súcubo debía darse prisa o Melodes quedaría atrapado en aquel lugar, sucumbiendo junto a la torre. Pero confiaba plenamente en Nihil y sabía que saldría de allí con vida. El soñador no pudo evitar sonreír ante aquel pensamiento. ¿Él, confiando su vida a uno de los de su especie? Sin duda había ganado mucho enfrentándose a aquella experiencia. Y si no hubiese comprendido que las pesadillas eran tan necesarias como los sueños podría haber acabado convertido en alguien como Corann. Contempló a dama Sueño por última vez antes de desaparecer.
—Descansa en paz, esta vez sí.
<<...para acabar con las pesadillas>>. Aquella pesadilla en particular, que pretendía envenenar con su pozoña depravada hasta el mismísimo núcleo de Rocavarancolia, iba a ser destruída.
Sintió la garra de Nihil entorno a su mano y le devolvió la mirada, asintiendo. Ambos, soñador y súcubo, clavaron el puñal sobre el pecho de la soñadora.
—Nos vemos en el otro lado —le dijo a Nihil señalando su cabeza.
La súcubo debía darse prisa o Melodes quedaría atrapado en aquel lugar, sucumbiendo junto a la torre. Pero confiaba plenamente en Nihil y sabía que saldría de allí con vida. El soñador no pudo evitar sonreír ante aquel pensamiento. ¿Él, confiando su vida a uno de los de su especie? Sin duda había ganado mucho enfrentándose a aquella experiencia. Y si no hubiese comprendido que las pesadillas eran tan necesarias como los sueños podría haber acabado convertido en alguien como Corann. Contempló a dama Sueño por última vez antes de desaparecer.
—Descansa en paz, esta vez sí.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Torre de los Soñadores
04/03/19, 03:37 pm
El fin del sueño no llega como un mal despertar tras una larga pesadilla. En su lugar la luz devora el edificio de dentro afuera, lavando su interior con la gentileza del amanecer incipiente, la de alguien que parpadea despacio. Consume los sueños como si nunca hubieran existido, separando delicadamente fantasía y realidad entre sí. El edificio refulgente de blanco resplandece momentáneamente en la ciudad como un pilar de luz.
Afuera las ilusiones desaparecen del mismo modo. En el espacio de un pestañeo, en un fogonazo de lucidez. Cuando se extingue la luz la Torre vuelve a ser un edificio arruinado de ladrillo negro, hueco y desusado. En torno a ella almas de soñadores en forma de mariposa se liberan un momento de su cautiverio, un fugaz huracán de azul, y aletean para desmenuzarse en el aire, esta vez para siempre, al siguiente batir de sus alas.
Rocavarancolia ha dejado de soñar.
Afuera las ilusiones desaparecen del mismo modo. En el espacio de un pestañeo, en un fogonazo de lucidez. Cuando se extingue la luz la Torre vuelve a ser un edificio arruinado de ladrillo negro, hueco y desusado. En torno a ella almas de soñadores en forma de mariposa se liberan un momento de su cautiverio, un fugaz huracán de azul, y aletean para desmenuzarse en el aire, esta vez para siempre, al siguiente batir de sus alas.
Rocavarancolia ha dejado de soñar.
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