La Bodega

El demiurgo hizo un gesto indeterminado con la cabeza, que venía a significar que ninguna de aquellas posibilidades era exactamente la que había elegido.

—Sigue habiendo mucha piña, pero no todos estamos en el mismo refugio —confesó, un poco incómodo con aquella noción. No era del todo verdad que seguían siendo piña: él casi se había aislado de sus compañeros debido a su estudio.

Las siguientes palabras de Shizel le hicieorn fruncir algo el ceño, pensativo. ¿Restaurarlo? Hal no veía demasiado aquello, en especial por las leyes al respecto. ¿El Consejo lo mataría o lo consideraría un esclavo? No estaba seguro, y para arriesgarse a que decidieran matar a Emmit prefería no hacer nada.

—No sé, imagino que el Consejo podría meterse y... —se refrenó un momento y resopló, mirando a su alrededor con algo de miedo—. No creo que me gustara la decisión que podrían tomar, la verdad.

La última pregunta del idrino recibió una respuesta que, para sorpresa del demiurgo, se volvió recíproca con rapidez. Ambos charlaron un rato más acerca del torreón que habían compartido, pero finalmente separaron sus caminos.

Hal salió algo intranquilo, preguntándose si aquel sería el "idrino helado" que conocía al monstruoso trasgo que se habían encontrado pocos meses antes.

Sigue en la biblioteca.

La Bodega atravesaba una época curiosa pues, a pesar de que las cosechas hubieran decaído en calidad, la cantidad de pedidos había aumentado considerablemente y el bache económico que el vampiro había previsto se había vuelto menos profundo. Al menos, pensaba, sus empleados entendían la situación y la nueva oleada de pedidos los tenía tranquilos. Sus sueldos no habían cambiado tanto. Y por si esto no fuera suficiente para el vampiro, había recibido a varios ciudadanos que optaban al puesto de Sepalian desde que puso los anuncios.

Aquel día, otra candidata apareció por el local. Elunin subió presto a preparar el despacho mientras Jack salía a recibirla en un extremo de la barra, por fuera.

—Bienvenida. Soy Jack —le ofreció la mano derecha— Espero que no te haya sido difícil dar con el sitio. Subiremos en un momen... ¡Anda, mira!

El nublino había vuelto a bajar y les hacía un gesto desde la escalera. Jack le sonrió e invitó a la joven a acompañarle.
—Sígueme, por favor.

La sensación de ansiedad en el pecho, de sobras conocida para ella, resultaba especialmente molesta mientras seguía a Eara y Ayne por las calles de la ciudad, pero al menos se sentía capaz de hacer frente a su primera “entrevista de trabajo” –con un hombre, además- y eso era mucho más de lo que hubiera podido decir hacía unos meses. Cuando la aurva le habló acerca del puesto de trabajo que ofrecía su cosechador, Irianna no se ofreció inmediatamente pero la idea permaneció en su memoria durante un par de días antes de decidirse a preguntar más detalles a su amiga. Aquella era una buena oportunidad: podría comprobar de primera mano cómo funcionaba un negocio en Rocavarancolia, ahorraría algo de dinero y, además, trabajaría junto a Eara. Estaba segura de que difícilmente iba a encontrar mejores condiciones de trabajo dadas sus circunstancias, por lo que genuinamente deseaba que el empleador la considerase apta. Tras un gesto de agradecimiento, entró en la bodega en solitario una vez los sinhadres le confirmaron que se trataba de aquel edificio, el cual tenía un aspecto mucho más elegante que los que había visto hasta ese momento en la ciudad.

Había bastante gente sentada en las mesas bebiendo y, aunque tuvo un flashback al recordar su incursión a la taberna y el encuentro con aquel grupo tan desagradable, el ambiente allí no parecía el mismo. Recibió alguna mirada curiosa mientras caminaba en dirección a la barra, pero nadie la molestó. El humano pálido y alto que salía a su encuentro encajaba con la descripción breve que los sinhadres le habían dado de Jack, tal y como se presentó a continuación. Le llamaron la atención sus ojos, ya que nunca había visto un tono como aquel en un humano. ¿Sería cosa de su transformación? A ella también le había cambiado el color de los ojos a fin de cuentas.
—Encantada, soy Irianna —devolvió la presentación así como el apretón de manos—. Lo cierto es que Eara y Ayne han sido tan amables de acompañarme hasta aquí, así que fue fácil —respondió a su comentario con una leve sonrisa.

Giró la cabeza en la misma dirección que Jack cuando este llamó su atención sobre un chico nublino que había aparecido junto a las escaleras que conducían a la primera planta y que les instaba a subir. Probablemente algún otro empleado de la bodega. Le devolvió la sonrisa a Jack y asintió con la cabeza. El corazón le latía un poco más deprisa mientras seguía al humano escaleras arriba y la sensación de incomodidad que cabría esperar siguiendo a un desconocido de aquella forma estaba patente. Pero estaba allí y el hecho en sí mismo conformaba un gran avance, ¿no?

Una vez arriba, le invitó a tomar asiento. En el escritorio había, por un lado, un grimorio en cuya portada, en la que se podía leer "Vegecencia Básica" escrito en lo que parecían raíces, cerrado pero con una lengüeta lista, y varias macetas alrededor y por el otro, más cercano al vampiro, papeles y material de escritura. No quería tardar demasiado, todo sería una formalidad hasta que llegaran a lo decisivo, a ponerse a prueba.

—Bien, si te han ayudado esos dos, y encima tu nombre me suena... así que te sirve como doble recomendación —bromeó y se sentó—. Al grano, cuanto menos se alargue menos nervios. Veamos... Dos detalles: ¿tienes experiencia en la materia? ¿O serías del caso de aprender el oficio a la vez? Ah, y ¿transformación? Si es una que no tiene relevancia o que prefieras guardar en secreto, lo entenderé, no tienes que decirla en esos casos —pensó en transformaciones como la de Wen... <<Y de hecho... ¿No se conocen las dos, me suena de eso?
Hum...>>

Miró a Irianna mientras cogía una pluma y uno de los papeles, una ficha de empleados.

Tomó asiento mientras echaba un breve vistazo al acogedor despacho pero Jack volvió a hablar enseguida y su atención volvió a sus palabras. Compuso un gesto ligeramente inquisitivo cuándo el humano mencionó que su nombre le sonaba, aunque pensó que lo más probable fuese que Eara o Ayne hubiesen mencionado su nombre en alguna ocasión ya que estaba allí por recomendación suya y no le quiso dar mayor importancia. Tenía que centrarse en la entrevista, al fin y al cabo… Y desde luego la respuesta a la primera pregunta no iba a hacerle ganar puntos respecto a otros posibles candidatos.
—Nunca he trabajado… Todavía tenía varios años de estudio pendiente cuando apareció Miseria Nombre el año pasado —explicó.
No sería la primera vez que alguien creía que era mayor que su edad real, o quizás Jack no había pensado mucho en aquel asunto, pero sintió la necesidad de justificarse a pesar de que para ella era normal que no tuviese ningún tipo de experiencia.

La siguiente pregunta resultaba mucho más sencilla y, aunque la lacustre no estaba segura de si realmente tendría relevancia para su empleador, tampoco tenía nada que ocultar.
—Oh, no hay ningún problema. Soy nebulomante. —Al decirlo dejó salir unos pequeños hilos de niebla como demostración que, durante unos instantes, comenzaron a invadir el cuarto. La bruja los retiró enseguida—. Puedo intuir todo lo que se encuentre en el interior de la niebla y orientarme a través de ella, o absorber bancos de bruma que resulten molestos para trabajar… Supongo que no es lo más útil del mundo para este puesto de trabajo, pero tal vez tenga algún uso…
No estaba segura de si aquella había sido una respuesta muy buena y creía que había sonado más dudosa de lo que debería al elucubrar acerca de cómo podría ayudar su dominio, pero lo hecho, hecho estaba.

El vampiro atendía y anotaba, pero tuvo que esperar a la explicación de su dominio para entender el nombre que le había dado. <<Nebulomante... Qué dominio más curioso... Y sí que podría servir, ¿no? ¿Podrían hacer algo conjunto ella y Erika y un poco de alquimia? Al menos es mejor que el brujo de gamusinos de hace unos días. De momento es lo mejor que ha venido... Le puedo dar unos días de pruebas a ver, pero primero lo primero>> pensaba mientras tanto.

—¿Quédemoniosseráungamusino? —dijo para sus adentros mientras escribía "niebla" al lado de "nebulomante", pero lo dijo más alto de lo esperado y carraspeó—: Ejem, disculpa. Creo que sí puede ser útil, que ha venido gente con dominios raros o irrelevantes. Seguro que le damos utilidad, no te preocupes por eso...

Dicho eso, alargó la mano y abrió el grimorio por la lengüeta. La página elegida parecía vieja, pero la tinta se mantenía al igual que los motivos vegetales. Era un capítulo entero de hechizos o, más bien, un ritual compuesto de varios, pero el vampiro solo señalaría la primera parte.

—La entrevista es una mera formalidad, lo importante es conseguir hacer el hechizo correctamente —señaló los primeros párrafos e instrucciones—. Es un ritual para cosechas, pero solo os pido la primera parte: que crezcan los brotes.

La idrina alzó la cabeza al oír murmurar algo a Jack, pero no consiguió entender lo que decía. Parecía estar hablando consigo mismo y su lenguaje corporal no le estaba indicando que algo fuese mal, por lo que decidió no alarmarse por nada.
—Bien, si así lo crees —respondió con un asentimiento de cabeza ante su comentario sobre su dominio, algo aliviada.

Se levantó de la silla y observó el grimorio y cómo el humano buscaba entre sus páginas. Aquel tomo dejaba claro que se trataba de algo místico relacionado con plantas, no tenía que ver con los sobrios libros que constituían la mayor parte de la biblioteca de Serpentaria.
—Bien… ¿Lo intento aquí? —Señaló una de las macetas que había alrededor.
Ante la afirmativa, la idrina colocó el grimorio de forma que pudiese leerlo con claridad y leyó el proceso para llevar acabo aquel hechizo varias veces. Había realizado hechizos de complejidad similar que ya le salían correctamente, sobre todo cuando se preparó para su viaje a Dryfus, pero siempre resultaban algo complejos al principio. Repitió en su cabeza la letanía un puñado de veces, e hizo lo mismo con los gestos, primero por separado y luego a la vez.

Si hubiese sido por ella habría dedicado un poco más a la práctica pero, aunque Jack no había mencionado nada, no creía que hacerle perder el tiempo le fuese a dar puntos, por lo que juzgó necesario llevar a cabo el primer intento. Apuntando hacia la maceta designada y permitiéndose recitar sin mirar gracias a su buena memoria, ejecutó los gestos con cuidado… Demasiado, pues los nervios la traicionaron y se equivocó cuando casi estaba terminando.
—Lo siento, me he confundido —se disculpó notando como la vergüenza se colaba en su lenguaje corporal y volvía a echar un vistazo apresurado al libro para asegurarse de que efectivamente el error había sido el que pensaba.
Volvió a empezar casi de inmediato y en esa ocasión no falló: el hechizo fue lanzado sobre la maceta y, tras unos segundos durante los cuales la lacustre miraba fijamente la tierra con el aliento contenido, unos pequeños brotes verdes comenzaron a asomar.

El vampiro esperó. No tenía prisa, aunque tampoco iban a estar allí más de... media hora? Más o menos eso era lo que tenía en mente. Le hizo un gesto despreocupado cuando tuvo el desliz.

—No te preocupes, imagino que es la primera vez que lo haces y es normal tener nervios en una entrevista así.

<<Ánimo>> le deseó, pero no lo dijo en voz alta. ¿Qué era eso de animar novatos y candidatos?, pensó, en broma. Erika tenía una forma de llamarle cuando hacía algo así, pero nunca recordaba la palabreja.

Tampoco hizo mucha falta darle palabras de apoyo, como pudo comprobar poco después. Aparecieron brotes en la maceta y el vampiro anotó "segundo intento" mientras recordaba los numerosos intentos de otros candidatos. Además, lo había hecho de memoria, sin mirar el grimorio. También lo anotó, ya que había gente que no había despegado los ojos de las instrucciones. Pero cualquier nota a partir de ahora sí que era una mera formalidad. Ya tenía claro qué hacer.

—Espléndido —sonrió y cerró el libro y después echó la maceta a un lado de la mesa—. Vas a tener que hablar mucho con Eara. Dado que no he tenido candidatos mejores... te voy a dar un tiempo de prueba. Vendrás a la plantación, verás el terreno, laboratorio, te explicaremos cómo va... Y a ver qué tal.

Se incorporó y le tendió la mano.
—Si allí te decides a aceptar, ya fijaremos el contrato allí. ¿Te parece bien?

Que Jack se mostrase comprensivo con su error consiguió aliviar un poco sus nervios, pero se mantuvo en tensión hasta que se vio el resultado del hechizo, momento en el que una pequeña sonrisa comenzó a formarse en la comisura de sus labios. Se sentía bastante satisfecha por haberlo logrado rápido incluso a pesar de su error, pero desde luego no esperaba una confirmación tan rápida por parte del humano, por lo que  en un principio dirigió una expresión inquisitiva hacia él cuando comenzó a hablar.
—¿De verdad? ¡Gracias! —Dijo cuando le confirmó que había superado la prueba inicial y se le permitía un período de prueba—. Me aseguraré de tomar buena nota de todo —añadió énfasis mostrando el cuaderno y la pluma que siempre llevaba encima.

Finalmente volvió a estrechar la mano de Jack.
—Por supuesto. Voy a contárselo a Eara y Ayne ahora mismo. Nos veremos en el Macetero, supongo que ellos me guiarán hasta allí también. ¡Gracias! —añadió una vez más antes de encaminarse fuera del cuarto.
Antes de salir, algo dubitativa, realizó un gesto de saludo hacia el nublino que se había mantenido silencioso todo el tiempo y a continuación descendió las escaleras a paso ligero para abandonar el local. Aunque le daba un poco de miedo por aquello de que iba a ser su primer trabajo no relacionado con la escritura, se sentía un poco más confiada al saber que estaría con una buena amiga.

Jack

Elunin le abrió cuando llegó, avisado hacía rato. Era la segunda vez esa noche que salía y entraba a hurtadillas en su propio negocio, su propia casa. La primera lo había hecho cargando un cuerpo y ahora lo hacía con las manos vacías. Se había sentido mal desde el primer pie que puso en casa de Xiandra. Fatal. En un intento por limpiar la poca conciencia que parecía quedarle, le dio la vuelta al motivo de su "visita". Sin embargo, no sacó nada en claro. Solo que por allí no parecía haber pasado nadie más que los dos vampiros. <<A no ser que entrase por otra pared y le repusiera las defensas como a Krono>>

Para colmo, cuando volvió a salir a la barra vio a Melodes en una de las mesas. No sabía en qué estaba pensando cuando tuvo la ocurrencia de ir a saquear la casa de la sinhadre, y la presencia del libense lo empeoraba. <<Si llevar un negocio me está volviendo una rata, imagina si fuera asesino o algo similar>> Resoplaba antes de saludar a sus empleados y comprobar que todo estaba en orden. No por nada: tenían un cadáver, víctima de asesinato, en una nevera en el sótano.

Pasado un rato, decidió que hablaría con el soñador. La lista de conocidos comunes con Xia era breve y ya que estaba allí, podía empezar con él. Se empezaba a cansar de ser portador de malas noticias, y solo llevaba dos casos en su lista reciente. No se lo quería decir allí con el gentío alrededor, así que le mandó un mensaje discreto a través de un camarero para que se reuniera con él en el despacho en cuanto pudiera. Se le había acabado su buen humor hacía rato y ahora solo quería encontrar al asesino y esclarecer los hechos. Y no solo no tenía ni idea de cómo hacerlo, no, tenía que dar malas noticias y, encima, revisar su propia identidad.

Le encontraría de pie frente a la escalera privada de su despacho. Se podía imaginar a Erika diciendo que aquella escena parecía sacada de una película de gángsters. Por el mensaje, por esperarle de pie, de mal humor y al lado de esa trampilla directa al sótano. Por tener un cadáver en una bolsa negra metido en una cámara frigorífica.

Jack

El vampiro intentó sonreírle a su saludo, pero lo lamentó pronto pues solo le salió a medias. Lo dejó pasar, dando por hecho que el soñador lo entendería como cansancio o mal humor. Aunque quien realmente tenía aspecto de cansancio era el mismo Melodes.

Se le escapó un resoplido ante su pregunta.

—Un cacharro para evitarme dar malas noticias iría bien —se apoyó en la barandilla de la escalera y miró hacia abajo—. Me enteré hace unas horas. Han... Han matado a Xiandra y la he traído aquí —se giró de nuevo hacia el soñador, dando entender que estaba allí, pero le costó mantenerle la mirada—. No sé por qué, no sé quién fue, solo tengo detalles de cómo y dónde ha sido.

>>Si quieres bajar o quedarnos aquí... Lo que prefieras.

La primera vez que dio la noticia a Elunin había sido fácil. La segunda caló. Cada vez que lo pensaba o lo ponía con palabras, la realidad parecía hacerse más y más real. Más sólida. Más pesada. Habían matado a su amiga. Su tono al hablar antes parecía de estar a punto de darle el pésame a Melodes, pero era más para sí mismo. ¿Y toda su preocupación por si la noticia pudiera afectar al soñador? También por él mismo. El vampiro era un hervidero de emociones.

Jack

El rubio agradeció de forma casi inconsciente no tener que bajar de nuevo. Se apoyó en la barandilla, de espaldas esta vez, y se rascó la cabeza un momento antes de narrar lo que sabía.
—Aviso: es absurdo. Ayer me contó que hoy iría a operarse a la clínica de Krono, para ponerse un brazo robótico de esos que tienen los irrenses... Algo así. Hoy me he pasado por allí, preocupado por su tardanza... y allí me han contado qué pasó.

Le relató todo lo que sabía, breve pero con atención a los detalles del altercado "pacífico". Cada vez que lo contaba se instalaba en su cabeza una especie de voz diciendo "es imposible, es imposible". No tenía sentido actuar así en semejante ciudad. Se cruzó de brazos y miraba al techo cuando volvió a hablar. Le embargaba la frustración de no saber nada: ni quién demonios podía haber sido ni cómo investigar aquello.
—No dejó nada visible, ni una sola huella de violencia. Sabemos que tenía enemigos, pero no me encaja lo de arreglar el agujero y disculparse. Es de locos.

>>Por cierto, si sirve de algo, su casa sigue intacta, porque fui a asegurarme y no parece que haya entrado nadie desde que salió. Y no se llevaron nada de su cuerpo. Entrar, matar, y salir. Demasiado fácil... y demasiado limpio.

Jack
Si le hubieran dicho que Melodes podría tener una pista, un nombre y quizá un motivo, no se lo habría creído. Pero pensándolo bien, eran pocos en la ciudad, muchos se conocían y a la larga todos estaban a uno o dos conocidos de distancia. O más, porque no le sonaba el nombre de Dama Dibujo. Podía haberlo escuchado de pasada, pero no la ubicaba... Igual que a Cordia. Esa sí le sonaba más, habladurías sobre todo.

Sin embargo, Trazo, como bien dijo el soñador, sí le era familiar. Por fin algo a lo que agarrarse. Apenas habían tratado, lo justo en noches de Cosecha.
—No sé si Xiandra tuvo algo que ver en su muerte, no contó nada al respecto sobre ella ni nada relacionado. Hum... ¿Trazo y Dibujo estaban muy unidos? Si lo estaban... —arrugó el ceño. Era obvio lo que pensaba.

>>De todas formas, ¿crees que podríamos hablar con él? Si cualquiera hiciera daño a los míos, tomaría medidas, ¿pero por qué mataros entre vosotros, para empezar? Nunca dijo que se llevase mal con ellos. No lo entiendo.

Solo quería respuestas. Si había sido venganza por matar a alguien querido, podía entenderlo. ¿Pero por qué, en primer lugar, habría ido contra ella? Las amistades de su cosecha eran sagradas para él y lo extendía a todas las cribas anteriores y posteriores. Algo así traía consecuencias. Y Xia debía saber que su ex-compañera de cosecha tendría amistades detrás, porque era obvio. No lo entendía.