Barrio de los Callejones sin Salida
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51 participantes
- Rocavarancolia Rol
Barrio de los Callejones sin Salida
03/08/11, 12:53 am
Recuerdo del primer mensaje :
En el lado más céntrico queda aún parte de este laberíntico montón de edificaciones sin orden aparente. Perderse es tan fácil como encontrarse alguna criatura hambrienta.
- Evanna
Ficha de cosechado
Nombre: Rua
Especie: Humana. Sueca
Habilidades: Rapidez mental, valor, astucia
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
05/06/13, 12:25 am
Verlos marcharse sin mas tras decir lo que querían decir era un poco irritante y el hecho de que aquella chica les diera una amenaza medio velada resultaba bastante molesto. Al principio creyó imaginárselo fruto de las paranoias que le daban últimamente por las cosas mas nimias, pero no, por suerte Karime le confirmo que no solo era cosa suya, que realmente aquella chica les había amenazado, aunque no esta seguro si fue inconscientemente, en modo de protección, o no.
-El llamarme por mi nombre no es tan difícil, con lo corto que es- dijo DL si darle mucha importancia mientras cargaba las cestas en dirección a Maciel- Y no puedo hacer eso, me he leído los libros con hechizos de cabo a rabo y eso me es imposible de realizar...solo nos queda buscarlos a la antigua o romper el objeto que nos dio Shizel- respondió DL mientras miraba alrededor pues solo le faltaba el ataque de un bicho para mejorarles el humor- Nos tenemos otra forma de comunicarnos con ellos...- respondió DL pensativamente se les acumulaban los problemas por momentos, y el ya no tenia claro si lo que hacían estaba bien o no. El no quería un guerra entre grupos, bastante tenían con pelear a diario con la ciudad como para pelearse entre cosechados también, pero la cuenta pendiente que tenia con algunos miembros del grupo aun seguía grabada en su mente. Sin contar que RR la había cagado peor bien, pero tampoco iban dejarlo tirado a que lo ensartaran sin mas. DL suspiro para si mismo, todo se complicaba, no se podía estar tranquilo en ninguna parte ni dentro ni fuera del torreón. "Encima con todo esto no hemos podido pedir explicaciones a Timmy, ni discutir el tema. ¡joder!No hay tiempo para nada, es asfixiante"
-Karime, conociendo a RR, probablemente haya escogido un lugar que conoce para que sea su mmm cuartel o algo así- dijo DL mirando a libense mientras se encaminaban al torreón- Se sentirá mas confiado en un lugar que conoce y donde tenga vigilado todos los puntos, es desconfiado solo hay que ver que aun no pudimos entrar en su cuarto por las trampas. Piensa en un lugar que hayas visto con el, que este bien situado ¿alguna idea? -pregunto ya que ella había hecho algunas salidas con el rojo aparte de con los demás.
Sigue en el Torreón Maciel.
-El llamarme por mi nombre no es tan difícil, con lo corto que es- dijo DL si darle mucha importancia mientras cargaba las cestas en dirección a Maciel- Y no puedo hacer eso, me he leído los libros con hechizos de cabo a rabo y eso me es imposible de realizar...solo nos queda buscarlos a la antigua o romper el objeto que nos dio Shizel- respondió DL mientras miraba alrededor pues solo le faltaba el ataque de un bicho para mejorarles el humor- Nos tenemos otra forma de comunicarnos con ellos...- respondió DL pensativamente se les acumulaban los problemas por momentos, y el ya no tenia claro si lo que hacían estaba bien o no. El no quería un guerra entre grupos, bastante tenían con pelear a diario con la ciudad como para pelearse entre cosechados también, pero la cuenta pendiente que tenia con algunos miembros del grupo aun seguía grabada en su mente. Sin contar que RR la había cagado peor bien, pero tampoco iban dejarlo tirado a que lo ensartaran sin mas. DL suspiro para si mismo, todo se complicaba, no se podía estar tranquilo en ninguna parte ni dentro ni fuera del torreón. "Encima con todo esto no hemos podido pedir explicaciones a Timmy, ni discutir el tema. ¡joder!No hay tiempo para nada, es asfixiante"
-Karime, conociendo a RR, probablemente haya escogido un lugar que conoce para que sea su mmm cuartel o algo así- dijo DL mirando a libense mientras se encaminaban al torreón- Se sentirá mas confiado en un lugar que conoce y donde tenga vigilado todos los puntos, es desconfiado solo hay que ver que aun no pudimos entrar en su cuarto por las trampas. Piensa en un lugar que hayas visto con el, que este bien situado ¿alguna idea? -pregunto ya que ella había hecho algunas salidas con el rojo aparte de con los demás.
Sigue en el Torreón Maciel.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
05/06/13, 02:42 pm
Presencié el último cambio de palabras entre el nublino corpulento y Karime un poco extrañado. «¿Pero cómo funcionan las mentes en esta ciudad? ¿Ellos ofreciéndonos la paz y nosotros declarándole la guerra?». Finalmente, el chico nos dijo que esperaba no volver a vernos, cosa que agradecer. La amenaza de la chica empeoraba la despedida, «Aunque realmente es normal si les han volado o intentado volar algo del torreón».
Nos volvimos hacia el torreón. Personalmente, había salido más aliviado de este encuentro que del anterior. Si había suerte, no volveríamos a tener problemas entre ninguno de los dos grupos. «Aunque parece que la suerte no nos quiere acompañar...», pensé fastidiado al escuchar las palabras de Karime y recordar la actitud del nublino escuálido.
—Que alguien me explique algo —dije con una ceja alzada al parar de hablar DL—. ¿No les declaramos la guerra cuando nos robaron la comida y nos humillaron y se la vamos a declarar ahora que nos han ofrecido la paz? —«¿Es que soy el único que lo ve carente de toda lógica?»—. ¿Es que no tenemos suficiente con pelear contra las alimañas de la ciudad?
Sigue en el Torreón Maciel.
Nos volvimos hacia el torreón. Personalmente, había salido más aliviado de este encuentro que del anterior. Si había suerte, no volveríamos a tener problemas entre ninguno de los dos grupos. «Aunque parece que la suerte no nos quiere acompañar...», pensé fastidiado al escuchar las palabras de Karime y recordar la actitud del nublino escuálido.
—Que alguien me explique algo —dije con una ceja alzada al parar de hablar DL—. ¿No les declaramos la guerra cuando nos robaron la comida y nos humillaron y se la vamos a declarar ahora que nos han ofrecido la paz? —«¿Es que soy el único que lo ve carente de toda lógica?»—. ¿Es que no tenemos suficiente con pelear contra las alimañas de la ciudad?
Sigue en el Torreón Maciel.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 12:09 am
A la vuelta de una esquina, Branniel se topó de bruces con un hombre. Era bastante alto, de cabellos largos recogidos en la nuca, el rostro cubierto por una máscara inexpresiva de bronce y ataviado con una túnica azulada que le dejaba toda la espalda al descubierto, mostrando una gran boca. Uuna comitiva de engendros le seguía, portando un cadaver. Branniel no lo sabía pero era el mismo cadáver que había desangrado Pablo horas antes.
-Buenas noches, querido niño- la voz del sacerdote era grave y amable, y reververaba contra la máscara metálica- Sentimos no habernos presentado antes, pero la persona que se suponía que tenía que ir a buscarte ha elegido la peor noche para ser caprichosa. Mme llamo Quinto Portal, soy sacerdote de Ewa- se presentó- Hemos venido a darte la bienvenida.
Hizo una leve inclinación de cabeza al tiempo que los demas se arrodillaban ante él, presentándole el regalo que le habían traído.
-Acepta este regalo. Sabemos que la Luna Roja te ha bendecido con la transformación de trasgo. Lamentamos no haberte podido traer una presa viva, pero esperamos que puedas aplacar temporalmente tu hambre con esta. Y permíteme tambien ofrecerte mi ayuda...- le tomó las manos, que aun supuraban bilis.- No es bueno desperdiciar el don de Ewa. Yo puedo ayudarte a que deje de manar.
-Buenas noches, querido niño- la voz del sacerdote era grave y amable, y reververaba contra la máscara metálica- Sentimos no habernos presentado antes, pero la persona que se suponía que tenía que ir a buscarte ha elegido la peor noche para ser caprichosa. Mme llamo Quinto Portal, soy sacerdote de Ewa- se presentó- Hemos venido a darte la bienvenida.
Hizo una leve inclinación de cabeza al tiempo que los demas se arrodillaban ante él, presentándole el regalo que le habían traído.
-Acepta este regalo. Sabemos que la Luna Roja te ha bendecido con la transformación de trasgo. Lamentamos no haberte podido traer una presa viva, pero esperamos que puedas aplacar temporalmente tu hambre con esta. Y permíteme tambien ofrecerte mi ayuda...- le tomó las manos, que aun supuraban bilis.- No es bueno desperdiciar el don de Ewa. Yo puedo ayudarte a que deje de manar.
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 01:17 am
Me alejé todo lo rápido que podía del torreón Maciel, sin prestar atención a donde iba ni lo que hacía, buscando simplemente dejar atrás el olor de mis amigos, dejarlos atrás a ellos y dejar que se olvidasen de que me había transformado en un monstruo. Sólo podía repetir una y otra vez los pensamientos y deseos que había sentido en los minutos anteriores a abandonar el torreón, y mi parte racional no podía sino despreciarme por completo por ello. A mi alrededor la ciudad ardía de deseos de celebrar la venida de la Luna, igual que aquella parte de mí que había deseado comerse a Saren. A pesar de ello, en mi mente seguía siendo ese nublino que había llegado a la ciudad tiempo atrás, y que ahora se horrorizaba de lo que la tan esperada y reverenciada Luna había provocado en él.
Por enésima vez desde que abandoné el torreón tropecé con la cola, aunque esta vez sí que caí al suelo. Me quedé tendido en el suelo, sin saber qué hacer o donde ir, o tan siquiera qué debería hacer. La carrera me había dado más hambre todavía, y una parte de mí quería cazar, comer, disfrutar de los cambios que había sufrido desde que salió el astro rojo. Otra lo único que quería era encontrar un rincón donde acurrucarse, despreciarse y esperar una muerte más que merecida. Y no sabía cual de las dos cosas debería hacer, si abandonarme a la locura de aquella noche o tirarme en la primera grieta de altura mortal que encontrase.
Me levanté, observando el lugar donde estaba. «Vaya, el barrio. El lugar donde comenzó. Supongo que también el lugar donde termina». Sabía que, probablemente, de no ser por los macieleros no podría haber sobrevivido hasta entonces. Y allí probablemente terminaría la historia, porque no pensaba volver a acercarme al torreón. No podía permitir que mi escaso autocontrol fallase la próxima vez. Había dejado un rastro de bilis negra, por lo que decidí seguir adentrándome en el lugar, deseando que ningún iluso del torreón me persiguiese.
Al doblar una esquina paré en seco, sorpendido con la vista que había. Una comitiva, encabezada por un hombre vestido de forma bastante extraña, me esperaba con un cadáver. En cuanto lo olí supe que no era una alimaña. Su olor era bastante diferente de lo que me habían dado los transformados que nos visitaron, aunque no llegaba a ser tan delicioso como el de mis amigos. Aquella parte de mi mente que se resistía a los cambios de la Luna se sintió asqueado al imaginarse que habían matado a esa criatura sin miramientos, simplemente para alimentarme, mientras que mi mente de trasgo se sintió bastante complacida de las atenciones recibidas -y un poco decepcionada de que le hubiesen llevado una presa muerta-.
—¿Sacerdote de Ewa? ¿Darme la bienvenida? —aquellas palabras no terminaban de sonar bien, aunque el hambre aplacaba casi cualquier cosa que no fuera "come", hasta el punto que tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no saltar sobre la comida que me ofrecían. «Contrólate, joder, que no eres una bestia, que eso... Eso es el cadáver de una persona, no puedes comértelo, ¡no debes comértelo!».
—Esto no es una bendición, es una maldición —solté sin pensar, recordando la muerte de la varmana. Lo último que dijo me llamó la atención e hizo que saltase los ojos del cadáver al hombre—. ¿Puedes evitar que esto deje de soltar bilis negra? ¿De verdad? —estaba ansioso por dejar de manchar el suelo con esa cosa cosa, quizás porque así no dejaba un rastro que me identificase fácilmente, o porque era lo que más me recordaba a la visita indeseada de esa noche, junto a la risa que seguía persiguiéndome. Seguía habiendo algo en lo que decía aquel hombre que me hacía sospechar, pero en ese momento era incapaz de saber el qué.
Por enésima vez desde que abandoné el torreón tropecé con la cola, aunque esta vez sí que caí al suelo. Me quedé tendido en el suelo, sin saber qué hacer o donde ir, o tan siquiera qué debería hacer. La carrera me había dado más hambre todavía, y una parte de mí quería cazar, comer, disfrutar de los cambios que había sufrido desde que salió el astro rojo. Otra lo único que quería era encontrar un rincón donde acurrucarse, despreciarse y esperar una muerte más que merecida. Y no sabía cual de las dos cosas debería hacer, si abandonarme a la locura de aquella noche o tirarme en la primera grieta de altura mortal que encontrase.
Me levanté, observando el lugar donde estaba. «Vaya, el barrio. El lugar donde comenzó. Supongo que también el lugar donde termina». Sabía que, probablemente, de no ser por los macieleros no podría haber sobrevivido hasta entonces. Y allí probablemente terminaría la historia, porque no pensaba volver a acercarme al torreón. No podía permitir que mi escaso autocontrol fallase la próxima vez. Había dejado un rastro de bilis negra, por lo que decidí seguir adentrándome en el lugar, deseando que ningún iluso del torreón me persiguiese.
Al doblar una esquina paré en seco, sorpendido con la vista que había. Una comitiva, encabezada por un hombre vestido de forma bastante extraña, me esperaba con un cadáver. En cuanto lo olí supe que no era una alimaña. Su olor era bastante diferente de lo que me habían dado los transformados que nos visitaron, aunque no llegaba a ser tan delicioso como el de mis amigos. Aquella parte de mi mente que se resistía a los cambios de la Luna se sintió asqueado al imaginarse que habían matado a esa criatura sin miramientos, simplemente para alimentarme, mientras que mi mente de trasgo se sintió bastante complacida de las atenciones recibidas -y un poco decepcionada de que le hubiesen llevado una presa muerta-.
—¿Sacerdote de Ewa? ¿Darme la bienvenida? —aquellas palabras no terminaban de sonar bien, aunque el hambre aplacaba casi cualquier cosa que no fuera "come", hasta el punto que tuve que hacer uso de todo mi autocontrol para no saltar sobre la comida que me ofrecían. «Contrólate, joder, que no eres una bestia, que eso... Eso es el cadáver de una persona, no puedes comértelo, ¡no debes comértelo!».
—Esto no es una bendición, es una maldición —solté sin pensar, recordando la muerte de la varmana. Lo último que dijo me llamó la atención e hizo que saltase los ojos del cadáver al hombre—. ¿Puedes evitar que esto deje de soltar bilis negra? ¿De verdad? —estaba ansioso por dejar de manchar el suelo con esa cosa cosa, quizás porque así no dejaba un rastro que me identificase fácilmente, o porque era lo que más me recordaba a la visita indeseada de esa noche, junto a la risa que seguía persiguiéndome. Seguía habiendo algo en lo que decía aquel hombre que me hacía sospechar, pero en ese momento era incapaz de saber el qué.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 02:25 am
-No es ninguna maldición, jovencito- explicó Quinto- La fuerza, el poder, la magia que la Luna Roja te ha otorgado es un regalo que hay que agradecer y disfrutar. Has dejado de ser presa para convertirte en cazador, has escalado un peldaño en la escala alimenticia. ¿Acaso un león o un oso son menos majestuosos por matar para comer? ¿Acaso tu antes no matabas para comer?- dijo en tono comprensivo- Aliméntate y acepta nuestro regalo, sino se pudrirá y se lo comerán los ghouls.
No respondió a la pregunta sobre la bilis, tan solo se puso manos a la obra. Puso ambas palmas de las manos de Branniel mirando al cielo y las limpió con un hechizo. Luego sacó de su túnica hilo y aguja y cosió las bocas. Seguramente le dolería, pero tan solo sería unos instantes. Después de guardar la aguja sacó un frasquito con un líquido transparente y una cerilla. Prendió la cerilla y la apagó en el frasquitol, removiendo el líquido que se tiñó de un color añil, para luego vertirlo sobre las bocas cosidas. Se oyó un silbido y el dolor cesó, y las heridas dejaron de supurar.
-Es un problema frecuente de los nuevos. Con el tiempo aprenderas a controlar el flujo de bilis e incluso a mantener tus bocas cerradas sin necesidad de coserlas, yo por desgracia no puedo hacer eso...
Le mostró su espalda, un gran agujero negro y profundo enmarcado con dientes afilados. Estaba completamente limpio y no supuraba bilis alguna.
-Ahora debo pedirte, que vengas con nosotros- se podía intuir una sonrisa tras la máscara- Ven a nuesta Secta, únete a nuestra gran familia. Tú has despertado a nuestra diosa, Ewa, hija y consorte de la Luna Roja. Nosotros te ayudaremos a adaptarte a la ciudad, a controlar tu transformación, nosotros cuidaremos de tu y puede que en un futuro tú llegues a cuidar de nosotros...
No respondió a la pregunta sobre la bilis, tan solo se puso manos a la obra. Puso ambas palmas de las manos de Branniel mirando al cielo y las limpió con un hechizo. Luego sacó de su túnica hilo y aguja y cosió las bocas. Seguramente le dolería, pero tan solo sería unos instantes. Después de guardar la aguja sacó un frasquito con un líquido transparente y una cerilla. Prendió la cerilla y la apagó en el frasquitol, removiendo el líquido que se tiñó de un color añil, para luego vertirlo sobre las bocas cosidas. Se oyó un silbido y el dolor cesó, y las heridas dejaron de supurar.
-Es un problema frecuente de los nuevos. Con el tiempo aprenderas a controlar el flujo de bilis e incluso a mantener tus bocas cerradas sin necesidad de coserlas, yo por desgracia no puedo hacer eso...
Le mostró su espalda, un gran agujero negro y profundo enmarcado con dientes afilados. Estaba completamente limpio y no supuraba bilis alguna.
-Ahora debo pedirte, que vengas con nosotros- se podía intuir una sonrisa tras la máscara- Ven a nuesta Secta, únete a nuestra gran familia. Tú has despertado a nuestra diosa, Ewa, hija y consorte de la Luna Roja. Nosotros te ayudaremos a adaptarte a la ciudad, a controlar tu transformación, nosotros cuidaremos de tu y puede que en un futuro tú llegues a cuidar de nosotros...
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 03:13 am
—¿Magia? —esta palabra había llamado mi atención en cuanto el hombre la dijo. Uno de los motivos de venir aquí había sido la magia, y parecía que mi transformación podía, al menos, tener algo bueno—. ¿Ahora soy capaz de hacer magia? —las palabras del hombre sonaban muy racionales, dado el caso. ¿Qué había de malo en terminar por ceder a mis instintos, como lo hacían los depredadores? ¿Qué había de malo en ceder a la locura y el sadismo que la Luna habían despertado en mi interior? El hombre tenía razón: todos los animales mataban para sobrevivir. ¿Por qué iba yo a censurar algo que hacían los demás—. Hay una diferencia entre los animales que dices y yo —le dije, aunque quizás más para responder mis propias dudas—. Ellos no desean comerse a sus amigos.
El hombre, por fin, comenzó a trabajar para que mis manos dejasen de soltar bilis negra. Aquello escocía, pero al menos era un dolor mínimo que me distraía algo del hambre y de la risa que llevaba escuchando desde el inicio de la transformación. No duró mucho, pronto las manos estuvieron cosidas, y la bilis dejó de salir. Fue un enorme alivio descubrir que ya no dejaría un rastro que fuese fácilmente seguible, e incluso descubrir que no sentía ninguna molestia relacionada con el hecho de que aquel líquido no podía salir de mi cuerpo. Di medio paso atrás al ver lo que tenía en la espalda, sin querer imaginar lo que tenía que haber dolido al hombre la aparición de aquella enorme boca.
Sus palabras me atrayeron. Era evidente que ya no podía volver a Maciel, no con mis nuevos instintos y apetitos ganando terreno a la razón. El hambre me consumía, y aquellas palabras prometían prometían un nuevo hogar, un lugar donde podría sacar todo el partido a mi transformación, donde no hubiese peligro de devorar a mis amigos, donde podría aprender magia. La Luna, en lo alto, estaba expectante, mientras el hambre y mi mente de trasgo rugían para que aceptaran el trato. El viento cambió y el cadáver me llamó con su olor, prometiéndome una forma mucho más efectiva para aplacar el hambre que la de comer alimañas. El nublino que era gritaba desesperado para que abandonase a aquella gente, pero fue otra parte de mí la que habló.
—Está bien, acepto —dije antes de abalanzarme sobre el regalo.
El hombre, por fin, comenzó a trabajar para que mis manos dejasen de soltar bilis negra. Aquello escocía, pero al menos era un dolor mínimo que me distraía algo del hambre y de la risa que llevaba escuchando desde el inicio de la transformación. No duró mucho, pronto las manos estuvieron cosidas, y la bilis dejó de salir. Fue un enorme alivio descubrir que ya no dejaría un rastro que fuese fácilmente seguible, e incluso descubrir que no sentía ninguna molestia relacionada con el hecho de que aquel líquido no podía salir de mi cuerpo. Di medio paso atrás al ver lo que tenía en la espalda, sin querer imaginar lo que tenía que haber dolido al hombre la aparición de aquella enorme boca.
Sus palabras me atrayeron. Era evidente que ya no podía volver a Maciel, no con mis nuevos instintos y apetitos ganando terreno a la razón. El hambre me consumía, y aquellas palabras prometían prometían un nuevo hogar, un lugar donde podría sacar todo el partido a mi transformación, donde no hubiese peligro de devorar a mis amigos, donde podría aprender magia. La Luna, en lo alto, estaba expectante, mientras el hambre y mi mente de trasgo rugían para que aceptaran el trato. El viento cambió y el cadáver me llamó con su olor, prometiéndome una forma mucho más efectiva para aplacar el hambre que la de comer alimañas. El nublino que era gritaba desesperado para que abandonase a aquella gente, pero fue otra parte de mí la que habló.
—Está bien, acepto —dije antes de abalanzarme sobre el regalo.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 03:28 am
-Por eso mismo tienes que seleccionar a tus presas y mantener el hambre a raya- insistió Quinto- Así el hambre no te nublará y no tendrás que comerte a tus amigos. Y podrás hacer magia, pues sin carne fresca no habrá magia alguna.
El sacerdote observó complacito al chico devorando el cadáver. Los que venían cargándolo se apartaron para dejarle comer.
-Y ahora, te mostraré el camino a nuestro templo, tu nuevo hogar.
Limpió los restos de sangre y vísceras que quedaban en Branniel y lo adecentó un poco para presentarlo ante la Primera Sacerdotisa. Luego hizo un gesto al chico para que le siguera.
(Sigue en el Templo de los Suicidas Abnegados)
El sacerdote observó complacito al chico devorando el cadáver. Los que venían cargándolo se apartaron para dejarle comer.
-Y ahora, te mostraré el camino a nuestro templo, tu nuevo hogar.
Limpió los restos de sangre y vísceras que quedaban en Branniel y lo adecentó un poco para presentarlo ante la Primera Sacerdotisa. Luego hizo un gesto al chico para que le siguera.
(Sigue en el Templo de los Suicidas Abnegados)
- Zarket
Ficha de cosechado
Nombre: Rádar
Especie: Carabés
Habilidades: Resistencia, velocidad natatoria, nociones de lucha
Personajes :
- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran/Branniel): Trasgo de Ewa sexto sacerdote de la Secta, sádico, aficionado a matanzas y luchador en los bajos fondos. No tocarle los cojoncios, que muerde.
●Lanor Gris: demiurgo procedente de Carabás. Tímido, llorica y buena gente.
●Rádar (o Rad): astrario carabés tsundere hacia la magia, mandón, brusco y estricto. Fashion victim. Reloj andante.
●Galiard syl: mago rabiosamente rocavarancolés, despiadado antihéroe brutalmente pragmático y compasivo antivillano bienintencionado.
Armas :- Spoiler:
- ●Bastel (antes Bran): magia, garras, dientes y una espada de longitud media a larga. O lo que haga falta.
●Lanor Gris: magia y sus criaturas.
●Rádar (o Rad): espada de longitud media. Sus habilidades de desviación de hechizos.
●Galiard Syl: magia y, si hace falta, una espada de longitud corta a media.
Status : Jinete del apocalipsis (¡ahora con extra de torpeza social!)
Humor : En muerte cerebral.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
25/06/13, 12:23 pm
En cuanto di el primer mordisco encontré la más que evidente diferencia entre comer carne de una persona y carne de alimaña. El sabor de este cadáver no era comparable al de las alimañas que había comido en Maciel y lo notaba especialmente en cómo aplacaba el hambre de una forma mucho más eficaz. Pero lo más maravilloso fue la extraña energía y bienestar que sentí al comerme aquella carne y que mi corazón comenzó a bombear con rapidez. Sentía poder en mis venas, no demasiado, pero lo suficiente como para extasiarme. «¿Esto es la magia?», pené al recordar las palabras del hombre. Era una la sensación más maravillosa que podría vivir nunca, mejor incluso que el mero hecho de saciarme, y lo que más lamenté al terminar de comer fue la dersaparición de la sensación de nuevo poder. «No sé cómo Wintel puede odiar este don», pensé mientras comenzábamos a poner rumbo hacia mi nueva casa.
Miré una última vez al torreón, algo apenado. Esperaba no tardar mucho en controlar mi apetito, y poder dejar de ver a mis amigos como mi comida. Pero casi más que eso, ansiaba poder obtener más poder y controlar mi transformación, tal y como se supone que me enseñarían a hacer. No sabía qué me pasaría, pero todavía sentía mi corazón acelerado por lo que había hecho, y eso solo me levaba a una conclusión. Ahora que la había obtenido, no abandonaría la magia. Jamás.
Sigue en el Templo de los suicidas abnegados.
Miré una última vez al torreón, algo apenado. Esperaba no tardar mucho en controlar mi apetito, y poder dejar de ver a mis amigos como mi comida. Pero casi más que eso, ansiaba poder obtener más poder y controlar mi transformación, tal y como se supone que me enseñarían a hacer. No sabía qué me pasaría, pero todavía sentía mi corazón acelerado por lo que había hecho, y eso solo me levaba a una conclusión. Ahora que la había obtenido, no abandonaría la magia. Jamás.
Sigue en el Templo de los suicidas abnegados.
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
28/06/13, 03:10 am
La Luna Roja era hermosa, las llamas eran hermosas, y la ciudad estaba radiante. Yrio se sentía en el paraíso. Estaba completamente ido, y hacía largo rato que se había olvidado de sus compañeros, pues el placer que el fuego le provocaba borraba de su mente todo lo demás.
El fuego había empezado a descontrolarse, y las llamas ya no se consumían cuando se alejaba de ellas, sino que seguían arrasando de forma natural, comportándose como el incendio que eran. A Yrio no le podía importar menos, dejaba que las llamas le lamieran y las absorbía hasta que le daban escalofríos de placer.
El fuego había empezado a descontrolarse, y las llamas ya no se consumían cuando se alejaba de ellas, sino que seguían arrasando de forma natural, comportándose como el incendio que eran. A Yrio no le podía importar menos, dejaba que las llamas le lamieran y las absorbía hasta que le daban escalofríos de placer.
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades:
Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
29/06/13, 02:05 am
La senda luminosa que el joven piromante había dejado tras de sí había ido extinguiéndose por alguna razón inexplicable. Sólo quedaban en llamas los dos edificios a los que al incendio le había dado tiempo a extenderse en aquella calle.
Una figura apareció al fondo del callejón, por donde había venido Yrio. Apenas podía distinguirse su rostro desde lejos: no porque estuviera en la oscuridad, al contrario. Se debía a que la luminiscencia en torno a su cuerpo era tan potente como la que rodeaba al propio Yrio.
Desde las explosiones que habían tenido lugar en Sendar a causa de RR los sendarios habían tenido buen cuidado de poner a prueba de fuego sus ropas y armas. Dicha eventualidad había impedido que el recién llegado llegase al mismo estado que Yrio, pero sus ropas estaban tiznadas de hollín. Traía la mitad izquierda del cuerpo y especialmente los brazos envueltos en llamas, pero el fuego más fuerte lo albergaban sus ojos.
Extendió los brazos hacia el incendio de la casa más cercana y murmuró unas pocas palabras con deleite. Las llamas acudieron a él y lamieron sus antebrazos reduciendo a cenizas por el camino algunas pulseras de cuero trenzado, regalo de Arafy, que no se había acordado de proteger. Las vigas de la construcción chirriaron de alivio al verse libradas de tan agresiva carga.
El fuego que prendía en el sendario fue siendo absorbido poco a poco ayudado por unas órdenes en voz baja. Una única lengua de fuego gruesa se enroscó en torno a sus tobillos y ascendió juguetona por el torso del varmano hasta llegar a su cuello, girando a gran velocidad.
-¿Quemas edificios, chaval?- preguntó Hyter. Su voz sonó ronca, como si hubiera tragado demasiadas llamas-. Yo prefiero quemar plantas.
Los Jardines de la Memoria podían dar buena fe de ello.
Una figura apareció al fondo del callejón, por donde había venido Yrio. Apenas podía distinguirse su rostro desde lejos: no porque estuviera en la oscuridad, al contrario. Se debía a que la luminiscencia en torno a su cuerpo era tan potente como la que rodeaba al propio Yrio.
Desde las explosiones que habían tenido lugar en Sendar a causa de RR los sendarios habían tenido buen cuidado de poner a prueba de fuego sus ropas y armas. Dicha eventualidad había impedido que el recién llegado llegase al mismo estado que Yrio, pero sus ropas estaban tiznadas de hollín. Traía la mitad izquierda del cuerpo y especialmente los brazos envueltos en llamas, pero el fuego más fuerte lo albergaban sus ojos.
Extendió los brazos hacia el incendio de la casa más cercana y murmuró unas pocas palabras con deleite. Las llamas acudieron a él y lamieron sus antebrazos reduciendo a cenizas por el camino algunas pulseras de cuero trenzado, regalo de Arafy, que no se había acordado de proteger. Las vigas de la construcción chirriaron de alivio al verse libradas de tan agresiva carga.
El fuego que prendía en el sendario fue siendo absorbido poco a poco ayudado por unas órdenes en voz baja. Una única lengua de fuego gruesa se enroscó en torno a sus tobillos y ascendió juguetona por el torso del varmano hasta llegar a su cuello, girando a gran velocidad.
-¿Quemas edificios, chaval?- preguntó Hyter. Su voz sonó ronca, como si hubiera tragado demasiadas llamas-. Yo prefiero quemar plantas.
Los Jardines de la Memoria podían dar buena fe de ello.
"And if you gaze long enough into an abyss, the abyss will gaze back into you."
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- Durante el transcurso del evento... (CLICK):
- InvitadoInvitado
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
29/06/13, 02:22 am
Yrio se giró al oir la voz. Le era lejanamente familiar, como si hubiese oido una voz parecida en algún sitio pero no acabase de recordar donde. Al ver al sendario lo reconoció en seguida. Había grabado todas y cada una de las caras de los habitantes de su mente; le perseguían en sueños, le acusaban con la mirada, sus cadáveres calcinados clamaban venganza a gritos. Pero no había rencor en la mirada del varmano. Ellos no le habían visto nunca, no podían saber lo que había hecho.
La expresión de Yrio cambió del miedo momentáneo a la rabia. Él se había creído especial, se había creído único, un don comparable con el del rey. Pero sin embargo ahí estaba, otro como él. La parte irracional de su cabeza quería verlo retorcerse en llamas, pero la parte racional sabía que no serviría de nada prenderle fuego. Además, había algo en él, algo en el poder y el calor que emanaba que le resultaba atrayente.
Sus ojos se desviaron al incendio, trató de absorver las llamas pero no le hicieron caso. << Tanto da>> pensó encogiéndose de hombros. Se aproximó al varmano y con descaro plantó una mano en su hombro y se llevó las llamas que lo rodeaban. La serpiente pasó enrollándose en su brazo y rodeando su cuerpo desnudo. Yrio rió a causa de las cosquillas.
-Plantas, edificios, ¿qué más da? Todo en llamas es precioso. Quiero ver toda la ciudad ardiendo. Y quiero que arda por siempre- dijo en tono infantil
La expresión de Yrio cambió del miedo momentáneo a la rabia. Él se había creído especial, se había creído único, un don comparable con el del rey. Pero sin embargo ahí estaba, otro como él. La parte irracional de su cabeza quería verlo retorcerse en llamas, pero la parte racional sabía que no serviría de nada prenderle fuego. Además, había algo en él, algo en el poder y el calor que emanaba que le resultaba atrayente.
Sus ojos se desviaron al incendio, trató de absorver las llamas pero no le hicieron caso. << Tanto da>> pensó encogiéndose de hombros. Se aproximó al varmano y con descaro plantó una mano en su hombro y se llevó las llamas que lo rodeaban. La serpiente pasó enrollándose en su brazo y rodeando su cuerpo desnudo. Yrio rió a causa de las cosquillas.
-Plantas, edificios, ¿qué más da? Todo en llamas es precioso. Quiero ver toda la ciudad ardiendo. Y quiero que arda por siempre- dijo en tono infantil
- Jack
Ficha de cosechado
Nombre: Tawar
Especie: Repobladore de la montaña
Habilidades: Artesanía, habilidad manual y resistencia
Personajes :
● Jack: Vampiro de humo terrícola.
● Atol/Skarog: Helión libense.
● Alice/Onyx: Onycemante terrícola.
● Tesón/Eterno: fantasma roquense, sin magia.
● Sinceridad: Argos magnético roquense de Tierra Bruja.
● Pefka: Lenguaraz hijo de Luna Kepryna.
● Tawar: Repobladore de la montaña
Unidades mágicas : 12/12
Síntomas : Pérdida gradual del miedo a salir al exterior. Al regresar de algunas salidas tendrá jaquecas, que aumentarán en intensidad cuanto más tiempo haya pasado fuera.
Armas : Jack: dos espadas. Magia.
Atol: lanza, espada y escudo. Magia.
Alice: magia y onyces. Espada o arco.
Sinceridad: arco, jabalinas, espada/lanza y escudo.
Pefka: lo que pille, normalmente machete y arco
Humor : Os falta bosque, gigantes
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
29/06/13, 09:23 am
Algo raro estaba pasando y ni de lejos provocado por Yrio. Las llamas se estaban apagando... Pero aún no veía a nadie. Incrementé la altura en el cielo iluminado y al fin localicé a alguien al otro lado del callejón <<No fastidies... ¿Otro piromante? Al menos este apagó las llamas...>> ¿Y esta ventolera?
Envalentonado por este detalle del recién llegado, me acerco a la escena aún en forma de humo pero atento a sus movimientos. Sin embargo, el viento no deja de dar tumbos y no logro estar quieto en el mismo sitio <<Piromante varmano... Ni idea de quién puede ser... ¿Que prefiere quemar plantas? ¡Pero bueno! Una de dos, o sólo se le va la pinza cuando la Luna sale o... ¿Qué digo? El año pasado no hubo incendio alguno... ¿Cosechado entonces? Pues no me suena de ningún torreón...>> Y entonces Yrio vuelve a decir lo de incendiar la ciudad entera y me elevo en el aire por puro instinto <<Dos piromantes locos, un vampiro débil al fuego y sin medios para apagar el infierno que estos pueden desatar... ¿Qué hago?>>
Quizá desde abajo, si mirasen, podrían ver la nube de humo que soy moviéndose nerviosamente, luchando con la ventolera. Hasta que me "detengo" mirando en una dirección en concreto. <<¡Joder, Maciel está casi al lado! ¿En qué se habrá transformado Ariv? ¿No estará dando vueltas, ebria de poder como estos, por aquí cerca? A Maciel, que se apañe la ciudad con estos dos>>
En el camino me veo obligado a bajar al suelo y dedicarme a correr, debido al huracán. Pero es más, algo raro que no tiene que ver con estos dos -si lo piensas, quizá sí- está pasando. ¡Ni el año pasado hubo un incendio ni la Luna provocó lo que ahora está provocando! Tengo que llegar a Maciel y encontrar a Ariv, si las malditas alimañas que salen del suelo me dejan.
Casi en la puerta del torreón pasan dos cosas. Primera, detecto el rastro de los cuchitrileros con el de Ariv, alejándose <<Por lo menos va con ellos...>> Y segunda: no sé qué ha sido eso ni qué demonios está pasando, pero ha sido como un pulso de energía por todo mi cuerpo. <<Joder, si hasta he vibrado como la bruja de Letargo... Esto no me gusta nada... ¡Pablo! Más le vale estar a resguardo en el torreón... ¿Y las chicas? Yrio y el otro al menos calcinan a los bichos y listos. Pero joder... ¡A Letargo!>>
Maldita miseria de noche.
Sigue en el Torreón Letargo.
Envalentonado por este detalle del recién llegado, me acerco a la escena aún en forma de humo pero atento a sus movimientos. Sin embargo, el viento no deja de dar tumbos y no logro estar quieto en el mismo sitio <<Piromante varmano... Ni idea de quién puede ser... ¿Que prefiere quemar plantas? ¡Pero bueno! Una de dos, o sólo se le va la pinza cuando la Luna sale o... ¿Qué digo? El año pasado no hubo incendio alguno... ¿Cosechado entonces? Pues no me suena de ningún torreón...>> Y entonces Yrio vuelve a decir lo de incendiar la ciudad entera y me elevo en el aire por puro instinto <<Dos piromantes locos, un vampiro débil al fuego y sin medios para apagar el infierno que estos pueden desatar... ¿Qué hago?>>
Quizá desde abajo, si mirasen, podrían ver la nube de humo que soy moviéndose nerviosamente, luchando con la ventolera. Hasta que me "detengo" mirando en una dirección en concreto. <<¡Joder, Maciel está casi al lado! ¿En qué se habrá transformado Ariv? ¿No estará dando vueltas, ebria de poder como estos, por aquí cerca? A Maciel, que se apañe la ciudad con estos dos>>
En el camino me veo obligado a bajar al suelo y dedicarme a correr, debido al huracán. Pero es más, algo raro que no tiene que ver con estos dos -si lo piensas, quizá sí- está pasando. ¡Ni el año pasado hubo un incendio ni la Luna provocó lo que ahora está provocando! Tengo que llegar a Maciel y encontrar a Ariv, si las malditas alimañas que salen del suelo me dejan.
Casi en la puerta del torreón pasan dos cosas. Primera, detecto el rastro de los cuchitrileros con el de Ariv, alejándose <<Por lo menos va con ellos...>> Y segunda: no sé qué ha sido eso ni qué demonios está pasando, pero ha sido como un pulso de energía por todo mi cuerpo. <<Joder, si hasta he vibrado como la bruja de Letargo... Esto no me gusta nada... ¡Pablo! Más le vale estar a resguardo en el torreón... ¿Y las chicas? Yrio y el otro al menos calcinan a los bichos y listos. Pero joder... ¡A Letargo!>>
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No Hope. No Dreams. No Love.
My Only Escape Is Underground
My Only Escape Is Underground
- Naeryan
Ficha de cosechado
Nombre:
Especie:
Habilidades: Personajes :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
Status : Traumaturga
Humor : Productivo (lo intento)
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
30/06/13, 03:04 am
Un chispazo de nueva posesividad restalló en los turbios ojos verdes de Hyter. Por lo que a él respectaba aquéllas eran sus llamas.
-Vuelve a mí- le ordenó a la llama. Más restringida por una orden verbal que por el deseo mudo de Yrio, ésta volvió a pasar obedientemente al cuerpo del varmano. Volvió a girar en torno a su cuello, pero el piromante parecía impaciente y absorbió el lenguarazo de fuego para evitar que Yrio se lo quedara de nuevo. Pareció respirar el fuego en ese momento, y de su boca escapó un pequeño hilo de humo.
La impresionante explosión mágica que tuvo lugar en Rocavaragálago sacudió internamente a ambos piromantes, y Hyter siguió la dirección de aquel aviso con mirada críptica. En ese momento sucedió el temblor. El varmano convocó instintivamente un hechizo de levitación al momento y se elevó en el aire. Justo a tiempo, pues a un escaso metro o dos tras él se abrió una grieta que atravesaba la calle de parte a parte. De ella que empezó a escaparse prestamente un humo gris, junto al silbido característico de gases largo tiempo atrapados bajo tierra saliendo a ras de suelo.
Y no fue aquello lo único en escapar a la superficie, evidentemente. De la grieta empezaron a emerger manos huesudas que pugnaban por abrirse camino hacia el exterior, aferrándose a los bordes de la sima y unas a otras como en una oración grotesca hacia la Luna Roja. Entre el festival de extremidades no sólo se encuentran dedos humanos, sino garras de espolones lo suficientemente afilados como para partir en dos en muchas ocasiones las baldosas sobre las que están haciendo presión.
A medida que los propietarios de aquellas extremidades fueron trepando fuera del agujero empezaron a recortarse siluetas en el humo grisáceo.
Sus propietarios podrían definirse como una exitosa mezcla entre un hombre bestia y lo que probablemente habría sido un fénix, de no haber salido el experimento increíblemente mal. Algunos con una miríada de picos, otros poco más que torsos humanos rodeados de múltiples pares de alas, muchos moviéndose arácanidamente a endiablada velocidad con media docena de piernas humanas rematadas en espolones, chillan de dolor, de locura y finalmente de regocijo al localizar a Yrio.
Hyter se había elevado unos metros más en el aire, calibrando la situación desde arriba. Aunque no quitaba ojo de encima a las criaturas de abajo, algunas de las cuales estaban haciendo intentos de elevar el vuelo, su mirada se desviaba al horizonte, probablemente buscando otros focos donde se estuviera desatando el caos, o quizá otra cosa.
-Vuelve a mí- le ordenó a la llama. Más restringida por una orden verbal que por el deseo mudo de Yrio, ésta volvió a pasar obedientemente al cuerpo del varmano. Volvió a girar en torno a su cuello, pero el piromante parecía impaciente y absorbió el lenguarazo de fuego para evitar que Yrio se lo quedara de nuevo. Pareció respirar el fuego en ese momento, y de su boca escapó un pequeño hilo de humo.
La impresionante explosión mágica que tuvo lugar en Rocavaragálago sacudió internamente a ambos piromantes, y Hyter siguió la dirección de aquel aviso con mirada críptica. En ese momento sucedió el temblor. El varmano convocó instintivamente un hechizo de levitación al momento y se elevó en el aire. Justo a tiempo, pues a un escaso metro o dos tras él se abrió una grieta que atravesaba la calle de parte a parte. De ella que empezó a escaparse prestamente un humo gris, junto al silbido característico de gases largo tiempo atrapados bajo tierra saliendo a ras de suelo.
Y no fue aquello lo único en escapar a la superficie, evidentemente. De la grieta empezaron a emerger manos huesudas que pugnaban por abrirse camino hacia el exterior, aferrándose a los bordes de la sima y unas a otras como en una oración grotesca hacia la Luna Roja. Entre el festival de extremidades no sólo se encuentran dedos humanos, sino garras de espolones lo suficientemente afilados como para partir en dos en muchas ocasiones las baldosas sobre las que están haciendo presión.
A medida que los propietarios de aquellas extremidades fueron trepando fuera del agujero empezaron a recortarse siluetas en el humo grisáceo.
Sus propietarios podrían definirse como una exitosa mezcla entre un hombre bestia y lo que probablemente habría sido un fénix, de no haber salido el experimento increíblemente mal. Algunos con una miríada de picos, otros poco más que torsos humanos rodeados de múltiples pares de alas, muchos moviéndose arácanidamente a endiablada velocidad con media docena de piernas humanas rematadas en espolones, chillan de dolor, de locura y finalmente de regocijo al localizar a Yrio.
Hyter se había elevado unos metros más en el aire, calibrando la situación desde arriba. Aunque no quitaba ojo de encima a las criaturas de abajo, algunas de las cuales estaban haciendo intentos de elevar el vuelo, su mirada se desviaba al horizonte, probablemente buscando otros focos donde se estuviera desatando el caos, o quizá otra cosa.
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Re: Barrio de los Callejones sin Salida
30/06/13, 03:41 pm
Yrio dio un respingo y el fuego que lo envolvía se consumió. Miró en la dirección de donde había venido la onda mágica y ladeó la cabeza. Debió imitar a Hyter y elevarse sobre el suelo, pero no lo hizo. Cuando todo empezó a temblar, simplemente saltó hacia atrás para esquivar la grieta, y retrocedió un par de pasos cuando las bestias empezaron a salir. Se echó a reir.
-Son feos de cojones- comentó para si mismo.
Cuando uno se le acercó demasiado usó un hechizo de impulso para alejarlo, y la criatura chocó con otras tantas que trataban de salir de la grita, y esto hizo mucha gracia a Yrio. Su ''brillante'' y ''lúcida'' mente razonó que esos gases debían prender maravillosamente, y tras alejarse de nuevo un poco más, invocó un hechizo de chispa.
-Son feos de cojones- comentó para si mismo.
Cuando uno se le acercó demasiado usó un hechizo de impulso para alejarlo, y la criatura chocó con otras tantas que trataban de salir de la grita, y esto hizo mucha gracia a Yrio. Su ''brillante'' y ''lúcida'' mente razonó que esos gases debían prender maravillosamente, y tras alejarse de nuevo un poco más, invocó un hechizo de chispa.
- Naeryan
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- ● Shizel/Desidia: idrino transformado en skrýmir, albino y de ojos azules. Tiene buenas dotes sociales y una gran pasión por la magia; es embajador para el castillo.
● Taro: cosechado carabés, cabello negro y ojos amarillos. Practicante de parkour y siempre con unos discretos auriculares, le encanta la música y suele dudar de sus capacidades.
● Sox: (imagen pre-Luna) ángel negro carabés, rubio y de apariencia llamativa. Competitivo y racional, aspira siempre al rendimiento más alto y posee mucha determinación.
Unidades mágicas : DENIED
Armas :- CLICK:
- ● Shizel/Desidia: magia y esgrima idrina, con amplia preferencia por la primera.
● Sox: según la salida, ballesta simple con torno o sable. Al cinto siempre un puñal.
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Re: Barrio de los Callejones sin Salida
03/07/13, 02:06 am
Hyter no tuvo tiempo de detener a Yrio. La chispa prendió como era de esperar en los gases inflamables que escapaban a la superficie. Prendió demasiado bien, de hecho, y una explosión hizo vibrar el suelo de la calle a la vez que la deflagración ensordeció momentáneamente a todos los presentes. Un pitido se instaló en los oídos (o sucedáneos) de todos ellos, tardando cerca de un minuto en hacerse soportable. Quien tuviese los ojos abiertos en ese momento también sufrió las consecuencias.
Algunos de los mutantes habían reventado directamente por la explosión, aunque la mayoría ya habían salido de la grieta, ansiosos por liberar al exterior el caos que imperaba en sus mentes. Las llamas residuales sí que habían alcanzado a un gran número de ellos, pero lamían sus pieles sin causarles apenas daño. Ni el sinhadre ni el varmano tenían por qué saberlo, pero era lógico que un híbrido de fénix no se quemase. Los que podían volar se abalanzaron sobre Hyter, y los que no hicieron lo propio con Yrio.
El varmano hizo uso de un hechizo de amplificación de voz para hacerse oír por encima de la sordera temporal que la explosión había dejado a ambos piromantes, no sin antes dirigirle una mirada de cólera por lo que consideraba una estupidez. Sin embargo ésta pronto desapareció ante alguna clase de estímulo no notable a simple vista. La violencia presente, al contrario que a Yrio, parecía haberle hecho volver en sus cabales. El comportamiento extraño que había provocado su transformación había desaparecido, y su antinatural calma parecía estar de vuelta aunque fuese superficialmente.
-Me largo- dijo con su sencillez habitual, aunque con una sequedad nueva en la voz-. Apáñatelas.
Emprendió el vuelo en dirección este. Los engendros voladores más persistentes le siguieron, y una serie de fogonazos en la distancia informaron a Yrio de que estaban siendo mantenidos a raya.
Algunos de los mutantes habían reventado directamente por la explosión, aunque la mayoría ya habían salido de la grieta, ansiosos por liberar al exterior el caos que imperaba en sus mentes. Las llamas residuales sí que habían alcanzado a un gran número de ellos, pero lamían sus pieles sin causarles apenas daño. Ni el sinhadre ni el varmano tenían por qué saberlo, pero era lógico que un híbrido de fénix no se quemase. Los que podían volar se abalanzaron sobre Hyter, y los que no hicieron lo propio con Yrio.
El varmano hizo uso de un hechizo de amplificación de voz para hacerse oír por encima de la sordera temporal que la explosión había dejado a ambos piromantes, no sin antes dirigirle una mirada de cólera por lo que consideraba una estupidez. Sin embargo ésta pronto desapareció ante alguna clase de estímulo no notable a simple vista. La violencia presente, al contrario que a Yrio, parecía haberle hecho volver en sus cabales. El comportamiento extraño que había provocado su transformación había desaparecido, y su antinatural calma parecía estar de vuelta aunque fuese superficialmente.
-Me largo- dijo con su sencillez habitual, aunque con una sequedad nueva en la voz-. Apáñatelas.
Emprendió el vuelo en dirección este. Los engendros voladores más persistentes le siguieron, y una serie de fogonazos en la distancia informaron a Yrio de que estaban siendo mantenidos a raya.
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Re: Barrio de los Callejones sin Salida
03/07/13, 02:40 am
Yrio salió volando y se dio de mala manera contra un muro. Se había tapado la cara con los brazos para protegerse, y aunque era inmune al fuego, eso no impidió que algunas lascas de huezo y piedra se le clavaran en la piel desnuda. Dolía, escocía, pero no le importaba lo más mínimo. Se echó a reir como un maníaco, y sin duda le habría gustado hacerlo otra vez.Tambien parecía haberse quedado sordo. Le pitaban fuertemente los oídos y le costó bastante comprender el mensaje de Hyter, pero cuando lo entendió se despidió de él con un gesto exagerado. Una de las quimeras se le echó encima.
Yrio la mandó volando de una patada, con un movimiento que había aprendido de Atol. Algunas bestias estaban en llamas, y eso le hizo bastante gracia. Le habría gustado ir a estrecharles la mano, como reconocimiento, pero incluso en su estado demente sabía que sería una gran estupidez. No sabía hacer detonaciones, pero los hechizos de impacto y los de impulso bien le sirvieron. Hacía que las criaturas chocasen contra muros, contra otras bestias, usaba hechizos de presión en sus cabezas hasta que estallaban de forma horrible, todo con una sonrisa en el rostro. Tan ensimismado estaba en su destrucción que no se fijó en que las criaturas lo estaban rodeando. Y tampoco de que había alguien más con él en aquel callejón.
Todo ocurrió muy repentinamente. Las quimeras pararon en seco, petrificándose, algunas en el aire, otras en el suelo. La grieta de la que salían estaba siendo cubierta por una masa viscosa y morada que impedái que saliesen más, al tiempo que se iba cerrando lentamente hasta que no fue más que una señal en el suelo. Yrio miró con incredulidad, incluso con indignación al repentino cambio de escena. Se acercó a uno de los seres petrificados y le dio unos golpecitos.
-¡Estúpidos e inútiles cosechados! Tenía que ser hoy precisamente, de todas las noches de Luna tenían que elegir precisamente esta para intentar destruir la ciudad.- se oyó la voz rugiente y enfurecida de una mujer.
-Ya no son cosechados- la corrigió otra voz, polvorienta y rasgada- El rey no pondrá ninguna objeción a que los mates a todos, y personalmente yo lo haría.
El viejo recaudador estaba evaluando los daños provocados por el terremoto, y ya de paso por el desmadre de los recién transformados. No le gustaba lo más mínimo lo que estaba viendo, y solo pensar en lo que les costaría le hacía rechinar los dientes.
Yrio pudo notar las miradas iracundas de los dos adultos sobre él, y en un instante su sonrisa se borró por completo y se encogió en el sitio. Gahna, la mujer dragón, iba apagando las llamas con gestos suaves y perezosos según iban avanzando hacia él, mientras Garoni apuntaba datos y cifras que solo él comprendía en una tablilla.
-Tú, pequeña desgracia andante
Gahna fue a coger a Yrio por las orejas pero recordó que los sinhadres no tenían orejas y rectificó el movimiento en el de una sonora colleja.
-¡Ay! ¿Pero qué he...?
-¿Pero qué has hecho? Prender medio barrio desde Rocavaragálago hasta aquí. Tú y el otro orejudo nos estáis trayendo de cabeza esta noche.
-Pobre de él cuando Sepalian lo encuentre...- apuntó Garoni
Yrio fue pasando la mirada de un consejero al otro, asustado y confundido. No sabía de dónde había salido esa gente ni quiénes eran, pero empezaba a comprender cuánto la había cagado, y cuando le dijeron que iban a llevárselo al castillo se le cayó el alma a los pies, y a punto estuvo de echarse a llorar.
Yrio la mandó volando de una patada, con un movimiento que había aprendido de Atol. Algunas bestias estaban en llamas, y eso le hizo bastante gracia. Le habría gustado ir a estrecharles la mano, como reconocimiento, pero incluso en su estado demente sabía que sería una gran estupidez. No sabía hacer detonaciones, pero los hechizos de impacto y los de impulso bien le sirvieron. Hacía que las criaturas chocasen contra muros, contra otras bestias, usaba hechizos de presión en sus cabezas hasta que estallaban de forma horrible, todo con una sonrisa en el rostro. Tan ensimismado estaba en su destrucción que no se fijó en que las criaturas lo estaban rodeando. Y tampoco de que había alguien más con él en aquel callejón.
Todo ocurrió muy repentinamente. Las quimeras pararon en seco, petrificándose, algunas en el aire, otras en el suelo. La grieta de la que salían estaba siendo cubierta por una masa viscosa y morada que impedái que saliesen más, al tiempo que se iba cerrando lentamente hasta que no fue más que una señal en el suelo. Yrio miró con incredulidad, incluso con indignación al repentino cambio de escena. Se acercó a uno de los seres petrificados y le dio unos golpecitos.
-¡Estúpidos e inútiles cosechados! Tenía que ser hoy precisamente, de todas las noches de Luna tenían que elegir precisamente esta para intentar destruir la ciudad.- se oyó la voz rugiente y enfurecida de una mujer.
-Ya no son cosechados- la corrigió otra voz, polvorienta y rasgada- El rey no pondrá ninguna objeción a que los mates a todos, y personalmente yo lo haría.
El viejo recaudador estaba evaluando los daños provocados por el terremoto, y ya de paso por el desmadre de los recién transformados. No le gustaba lo más mínimo lo que estaba viendo, y solo pensar en lo que les costaría le hacía rechinar los dientes.
Yrio pudo notar las miradas iracundas de los dos adultos sobre él, y en un instante su sonrisa se borró por completo y se encogió en el sitio. Gahna, la mujer dragón, iba apagando las llamas con gestos suaves y perezosos según iban avanzando hacia él, mientras Garoni apuntaba datos y cifras que solo él comprendía en una tablilla.
-Tú, pequeña desgracia andante
Gahna fue a coger a Yrio por las orejas pero recordó que los sinhadres no tenían orejas y rectificó el movimiento en el de una sonora colleja.
-¡Ay! ¿Pero qué he...?
-¿Pero qué has hecho? Prender medio barrio desde Rocavaragálago hasta aquí. Tú y el otro orejudo nos estáis trayendo de cabeza esta noche.
-Pobre de él cuando Sepalian lo encuentre...- apuntó Garoni
Yrio fue pasando la mirada de un consejero al otro, asustado y confundido. No sabía de dónde había salido esa gente ni quiénes eran, pero empezaba a comprender cuánto la había cagado, y cuando le dijeron que iban a llevárselo al castillo se le cayó el alma a los pies, y a punto estuvo de echarse a llorar.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.
Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Barrio de los Callejones sin Salida
11/07/13, 10:34 pm
Tap enseguida se arrepintió de haber salido tan rápido, sin buscar un mapa primero o algo. Había pasado varias veces por una plaza llena de estatuas de piedra que, desde su perspectiva, estaban esculpidas al detalle, y había tenido que salir huyendo de nuevo, tras dar con una torre en ruinas llena de pájaros-felinos. De camino a la dichosa sede, había cruzado ya un río y la famosa grieta repleta de huesos. De hecho, se había hecho ahí con una nueva daga, oxidada y fea siendo justos con su aspecto, por si las moscas o los gigantes turbios. La Flora sabría que mierda podría encontrarse ahora por las calles, más allá de los obvios cadáveres que inundaban la ciudad.
Sus blandos pasos le acabaron perdiendo del todo en una zona llena de panales que parecían haber sido cagados aleatoriamente, en lugar de haber sido construidos usando el escaso don de la inteligencia que pululaba a ratos por la sesera rocavarancolesa. <<Debo de ser el único con dos dedos de frente en este avispero... No podían hacer calles rectas, no. Estúpidos gigantes>>. El conejo pateó un cadáver y siguió caminando, cada vez más perdido. Y más seguro de estar viendo de forma cíclica los mismos panales ruinosos una y otra vez.
Al final, rendido ante su falta de orientación, decidió hacer uso de la cera que había robado pagando. Por cada calle que pasaba iba haciendo líneas rojas por el suelo, asegurándose de que no desandaba o repetía camino al más puro estilo de los gigantes.
Y aún así, todavía tardaría en dar con la sede.
Sus blandos pasos le acabaron perdiendo del todo en una zona llena de panales que parecían haber sido cagados aleatoriamente, en lugar de haber sido construidos usando el escaso don de la inteligencia que pululaba a ratos por la sesera rocavarancolesa. <<Debo de ser el único con dos dedos de frente en este avispero... No podían hacer calles rectas, no. Estúpidos gigantes>>. El conejo pateó un cadáver y siguió caminando, cada vez más perdido. Y más seguro de estar viendo de forma cíclica los mismos panales ruinosos una y otra vez.
Al final, rendido ante su falta de orientación, decidió hacer uso de la cera que había robado pagando. Por cada calle que pasaba iba haciendo líneas rojas por el suelo, asegurándose de que no desandaba o repetía camino al más puro estilo de los gigantes.
Y aún así, todavía tardaría en dar con la sede.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
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