- Rocavarancolia Rol
Sinhdro
12/08/12, 06:51 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Sinhdro
Portal situado sobre una montaña muy al Este de la zona habitada.
Portal situado sobre una montaña muy al Este de la zona habitada.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sinhdro
21/04/18, 01:24 pm
A Eara le gustó mucho aquella calle nueva. Sin saberlo, pensó en Letargo igual que Irianna al ver las hiedras. No tenían por qué ser hiedras, pero a Eara siempre le habían gustado las casas coloridas, con muchas plantas. Solía tener unos vecinos que tenían todos los balcones de su casa llenos de flores y plantas cuyas ramas se descolgaban creando cortinas verdes.
Iba a contarle aquello a Irianna, pero la idrina empezó a hablar primero. Parecía nerviosa al decirle que había algo que quería contarle, y Eara estuvo a punto de responderle que no se forzase, pero no quería que pareciese que no quería escucharla, porque no era así. Si Irianna tenía algún problema, quería ayudarla en lo que fuese posible.
Eara se preocupó al escuchar que su amiga tenía una fobia. Imaginó que aquello tenía que ser incómodo para ella, pero con la mirada le hizo saber que tenía toda su atención y comprensión de antemano. Aunque la revelación sí que la tomó por sorpresa. Nunca había oído de un caso similar, pero dejó que su amiga se explicase sin interrumpirla. Para la sinhadre, por su cultura, aquello sonaba similar a tenerle fobia a la gente con un color de pelo concreto, pero en cuanto explicó que había un causante, se horrorizó. Comprendió que si alguien le había hecho algo horrible, no era tan extraño asustarse por sistema de quienes compartiesen características con esa persona. Y precisamente eso era lo que la había preocupado. No supo qué decir, temiendo meter el dedo en la llaga.
—No me había dado cuenta… —«Qué tonta» se dijo. Las señales habían estado ahí, pero nunca había sido capaz de asociarlas—. Tiene que ser muy difícil para ti. Me gustaría poder ayudarte —añadió, insegura sobre cómo debería expresarse—. Si hay algo en lo que pueda, claro… Ahora sabré leer mejor las situaciones. Nunca dudes en hablar conmigo si lo necesitas.
Eara se sintió torpe, pero quería expresar su preocupación sin presionar. Temía dar la impresión de que no quería escuchar más detalles, pero no se atrevía a mencionar que podía contar hasta donde se sintiese cómoda por temor a hacerle rememorar el motivo de su fobia.
Iba a contarle aquello a Irianna, pero la idrina empezó a hablar primero. Parecía nerviosa al decirle que había algo que quería contarle, y Eara estuvo a punto de responderle que no se forzase, pero no quería que pareciese que no quería escucharla, porque no era así. Si Irianna tenía algún problema, quería ayudarla en lo que fuese posible.
Eara se preocupó al escuchar que su amiga tenía una fobia. Imaginó que aquello tenía que ser incómodo para ella, pero con la mirada le hizo saber que tenía toda su atención y comprensión de antemano. Aunque la revelación sí que la tomó por sorpresa. Nunca había oído de un caso similar, pero dejó que su amiga se explicase sin interrumpirla. Para la sinhadre, por su cultura, aquello sonaba similar a tenerle fobia a la gente con un color de pelo concreto, pero en cuanto explicó que había un causante, se horrorizó. Comprendió que si alguien le había hecho algo horrible, no era tan extraño asustarse por sistema de quienes compartiesen características con esa persona. Y precisamente eso era lo que la había preocupado. No supo qué decir, temiendo meter el dedo en la llaga.
—No me había dado cuenta… —«Qué tonta» se dijo. Las señales habían estado ahí, pero nunca había sido capaz de asociarlas—. Tiene que ser muy difícil para ti. Me gustaría poder ayudarte —añadió, insegura sobre cómo debería expresarse—. Si hay algo en lo que pueda, claro… Ahora sabré leer mejor las situaciones. Nunca dudes en hablar conmigo si lo necesitas.
Eara se sintió torpe, pero quería expresar su preocupación sin presionar. Temía dar la impresión de que no quería escuchar más detalles, pero no se atrevía a mencionar que podía contar hasta donde se sintiese cómoda por temor a hacerle rememorar el motivo de su fobia.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sinhdro
22/04/18, 02:27 am
Irianna negó con la cabeza al notar cierto desasosiego en la afirmación de Eara.
—Traté de ocultarlo lo máximo posible, es lógico que no te dieses cuenta —le aseguró. Sintió, además, alivio al comprobar que la reacción de la sinhadre no era de rechazo hacia su fobia—. Gracias… Muchas gracias, significa mucho para mí —añadió con una sonrisa ante su ofrecimiento sincero de ayuda. Permaneció pensativa unos instantes antes de seguir hablando—. ¿Sabes? En Idris no hubiese podido contarle esto a nadie sin que desembocase en un drama terrible. Las fobias… no se toleran demasiado. Es bastante liberador saber que puedo confiaros esto a alguna de vosotras sin que me juzguéis por ello. Dama Diurna me está ayudando: se lo conté en uno de nuestros viajes a Krabelin. He conocido a sus amigos debido a eso y son gente agradable… ¿Recuerdas al cosechador de Kirés y el varmano que brillaba que nos encontramos en el mercado? Son amigos suyos, viven juntos. En cierto modo creo que, al menos, he encontrado menos hipocresía en Rocavarancolia que en un mundo supuestamente mucho más civilizado. Es irónico, pero para alguien como yo que no piensa volver también es reconfortante…
Quería trasmitirle a Eara, como agradecimiento, algo de positividad a su perspectiva de elegir entre regresar a Sinhdro o quedarse en Rocavarancolia si finalmente se decantaba por esta última opción. La nebulomante deseaba que así fuera, aunque expresar aquello ya sería tratar de influir en su decisión y no pensaba hacerlo.
—Traté de ocultarlo lo máximo posible, es lógico que no te dieses cuenta —le aseguró. Sintió, además, alivio al comprobar que la reacción de la sinhadre no era de rechazo hacia su fobia—. Gracias… Muchas gracias, significa mucho para mí —añadió con una sonrisa ante su ofrecimiento sincero de ayuda. Permaneció pensativa unos instantes antes de seguir hablando—. ¿Sabes? En Idris no hubiese podido contarle esto a nadie sin que desembocase en un drama terrible. Las fobias… no se toleran demasiado. Es bastante liberador saber que puedo confiaros esto a alguna de vosotras sin que me juzguéis por ello. Dama Diurna me está ayudando: se lo conté en uno de nuestros viajes a Krabelin. He conocido a sus amigos debido a eso y son gente agradable… ¿Recuerdas al cosechador de Kirés y el varmano que brillaba que nos encontramos en el mercado? Son amigos suyos, viven juntos. En cierto modo creo que, al menos, he encontrado menos hipocresía en Rocavarancolia que en un mundo supuestamente mucho más civilizado. Es irónico, pero para alguien como yo que no piensa volver también es reconfortante…
Quería trasmitirle a Eara, como agradecimiento, algo de positividad a su perspectiva de elegir entre regresar a Sinhdro o quedarse en Rocavarancolia si finalmente se decantaba por esta última opción. La nebulomante deseaba que así fuera, aunque expresar aquello ya sería tratar de influir en su decisión y no pensaba hacerlo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sinhdro
23/04/18, 12:47 pm
A Eara le resultó muy extraño que en Idris estuviese mal visto tener problemas como aquel. Tal vez se debía a algún factor que ignoraba, pero si no había entendido mal, las reacciones eran mucho más duras de lo que deberían. Malas personas había en todas partes y estaba segura de que habría sinhadres que tampoco serían capaces de entender a Irianna, pero Eara creía que, aunque uno mismo no pudiera comprenderlo, los problemas no dejaban de serlo para quienes los padecían.
Cuando Irianna empezó a hablarle de cómo la había ayudado dama Diurna, Eara sonrió. Era un alivio saber que su amiga estuviese dando pasos hacia delante y ahora se alegraba de tener la oportunidad de formar parte de quienes la apoyaban. No obstante, la última afirmación de la nebulomante la dejó pensativa, aunque no dejó que se notase.
—Parece que dama Diurna es muy buena persona. Espero poder conocerla pronto. En cualquier caso, me alegro mucho de que hayas encontrado apoyo al menos aquí. Quiero decir, en Rocavarancolia —se corrigió—. Es cierto que no todo es terrible. También pienso que hay asuntos en que nuestros mundos de origen ganan en hipocresía a Rocavarancolia. La ciudad es bastante transparente. Además, su diversidad cultural es enorme y no todo el mundo es igual.
Irianna había dado en el clavo con aquello. Rocavarancolia era una ciudad cruel, y no lo ocultaba. Cuando en Sinhdro se rascaba la superficie, también aparecía crueldad, pero nadie quería creer que fuese así.
—Yo tampoco voy a volver —dijo, tras una pausa. No era un impulso, en el fondo ya estaba decidida desde el principio—. Hay cosas que no me quiero perder. Quiero ayudarte con esto, y quiero veros progresar a todos. No quiero perder a mis amigos a cambio de una vida tranquila. No existe un lugar perfecto donde todo sea bueno, aunque hayamos caído probablemente en el más complicado de todos. —Acompañó aquella última afirmación de una sonrisa entre triste y que pretendía quitar hierro al asunto. Lo que decía lo hacía de corazón.
Eara no había perdido Sinhdro, había ganado muchos otros mundos, aunque dependiese de sus amigos para moverse por ellos. Si nunca los hubiesen cosechado también habría dependido de Ayne y su familia el resto de su vida.
Cuando Irianna empezó a hablarle de cómo la había ayudado dama Diurna, Eara sonrió. Era un alivio saber que su amiga estuviese dando pasos hacia delante y ahora se alegraba de tener la oportunidad de formar parte de quienes la apoyaban. No obstante, la última afirmación de la nebulomante la dejó pensativa, aunque no dejó que se notase.
—Parece que dama Diurna es muy buena persona. Espero poder conocerla pronto. En cualquier caso, me alegro mucho de que hayas encontrado apoyo al menos aquí. Quiero decir, en Rocavarancolia —se corrigió—. Es cierto que no todo es terrible. También pienso que hay asuntos en que nuestros mundos de origen ganan en hipocresía a Rocavarancolia. La ciudad es bastante transparente. Además, su diversidad cultural es enorme y no todo el mundo es igual.
Irianna había dado en el clavo con aquello. Rocavarancolia era una ciudad cruel, y no lo ocultaba. Cuando en Sinhdro se rascaba la superficie, también aparecía crueldad, pero nadie quería creer que fuese así.
—Yo tampoco voy a volver —dijo, tras una pausa. No era un impulso, en el fondo ya estaba decidida desde el principio—. Hay cosas que no me quiero perder. Quiero ayudarte con esto, y quiero veros progresar a todos. No quiero perder a mis amigos a cambio de una vida tranquila. No existe un lugar perfecto donde todo sea bueno, aunque hayamos caído probablemente en el más complicado de todos. —Acompañó aquella última afirmación de una sonrisa entre triste y que pretendía quitar hierro al asunto. Lo que decía lo hacía de corazón.
Eara no había perdido Sinhdro, había ganado muchos otros mundos, aunque dependiese de sus amigos para moverse por ellos. Si nunca los hubiesen cosechado también habría dependido de Ayne y su familia el resto de su vida.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Sinhdro
23/04/18, 04:13 pm
Sonrió con entusiasmo cuando Eara mostró su interés por conocer a dama Diurna.
—Sería estupendo, podríamos invitarla un día a tomar un poco de driv en Serpentaria: le gustan mucho las infusiones—. A continuación también se mostró de acuerdo con el pequeño análisis de la sinhadre acerca de la ciudad—. Los diferentes puntos de vista y la variedad cultural pueden resultar altamente enriquecedores… A mí me ayuda mucho para inspirarme a la hora de escribir.
Tras caminar unos pocos pasos más, la aurva la sorprendió habiendo tomado ya la decisión. No parecía haber dudas en el lenguaje de Eara cuando afirmó que pensaba quedarse en Rocavarancolia y le nebulomante sonrió ante sus palabras. Sintió incluso el impulso de abrazarla, pero no estaba segura de si era de recibo tomarse aquella confianza. Decidió expresarse solamente con palabras en su lugar.
—Me alegro mucho de que te quedes con nosotros. No importa que no hayas adquirido poderes: eres una buena amiga y sabes hacer muchas cosas—. Asintió ante la última afirmación de la sinhadre—. Pero quedarnos en Rocavarancolia es lo que hemos decidido nosotras mismas y eso hace que valga la pena.
La lacustre, al menos, quería creer que así era.
—Sería estupendo, podríamos invitarla un día a tomar un poco de driv en Serpentaria: le gustan mucho las infusiones—. A continuación también se mostró de acuerdo con el pequeño análisis de la sinhadre acerca de la ciudad—. Los diferentes puntos de vista y la variedad cultural pueden resultar altamente enriquecedores… A mí me ayuda mucho para inspirarme a la hora de escribir.
Tras caminar unos pocos pasos más, la aurva la sorprendió habiendo tomado ya la decisión. No parecía haber dudas en el lenguaje de Eara cuando afirmó que pensaba quedarse en Rocavarancolia y le nebulomante sonrió ante sus palabras. Sintió incluso el impulso de abrazarla, pero no estaba segura de si era de recibo tomarse aquella confianza. Decidió expresarse solamente con palabras en su lugar.
—Me alegro mucho de que te quedes con nosotros. No importa que no hayas adquirido poderes: eres una buena amiga y sabes hacer muchas cosas—. Asintió ante la última afirmación de la sinhadre—. Pero quedarnos en Rocavarancolia es lo que hemos decidido nosotras mismas y eso hace que valga la pena.
La lacustre, al menos, quería creer que así era.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Re: Sinhdro
23/04/18, 09:15 pm
Eara no pudo evitar sonreír ampliamente al notar la felicidad genuina de Irianna. Además, sus palabras significaban mucho para ella. Podía ignorar que la ciudad no la viese como una igual mientras sus amigos lo hiciesen. Y había más gente que la respetaba, Jack por ejemplo, y otras personas que vivían en Serpentaria. No tenía por qué importarle lo que pensase gente con la que no tenía nada que ver.
—¡Gracias! —dijo—. Me siento mucho mejor después de haberme sincerado contigo. Espero que sea parecido para ti —añadió con inseguridad y cierta timidez—. Quiero decir, a veces vale la pena hablar las cosas, no sé si ha sido el caso… —se apresuró a corregir—, pero quiero que sepas que cuentas con una aliada. Puedes hablar conmigo de lo que quieras, nunca voy a juzgarte como lo hacían en tu mundo. En Rocavarancolia ese tipo de cosas han dejado de tener mucho sentido.
La aurva había lidiado con los cambios de Ayne como buenamente había podido. No eran solo sus prejuicios lo que la ciudad se había llevado por delante, sino otras cosas más básicas. Para apoyar a los monstruos de Rocavarancolia había que intentar comprenderlos. Por supuesto, había cosas que Eara no estaba dispuesta a pasar por alto, pero difícilmente Irianna era el tipo de persona que haría algo inmoral y por eso no era un problema ofrecerle hablar de sus problemas.
No tardaron en salir de la ciudad y continuar recolectando hierbas en el bosque. Ya que Irianna había mencionado invitar a dama Diurna a driv, Eara sugirió que preparasen una infusión con las hierbas que habían recogido. De ese modo podrían ofrecerle algo un poco más exótico e improbable que hubiese probado anteriormente.
Gracias a la charla continua, Eara evitó pensar en la conversación que tendría que tener a la vuelta. No sabía cómo iba a ir, pero sí que iba a tener que aceptar la dichosa ballesta. Decidió disfrutar de la visita, de su mundo, y de la buena compañía, y dejar lo que tuviese que ser para cuando llegase a Serpentaria.
Sigue en la Torre Serpentaria.
—¡Gracias! —dijo—. Me siento mucho mejor después de haberme sincerado contigo. Espero que sea parecido para ti —añadió con inseguridad y cierta timidez—. Quiero decir, a veces vale la pena hablar las cosas, no sé si ha sido el caso… —se apresuró a corregir—, pero quiero que sepas que cuentas con una aliada. Puedes hablar conmigo de lo que quieras, nunca voy a juzgarte como lo hacían en tu mundo. En Rocavarancolia ese tipo de cosas han dejado de tener mucho sentido.
La aurva había lidiado con los cambios de Ayne como buenamente había podido. No eran solo sus prejuicios lo que la ciudad se había llevado por delante, sino otras cosas más básicas. Para apoyar a los monstruos de Rocavarancolia había que intentar comprenderlos. Por supuesto, había cosas que Eara no estaba dispuesta a pasar por alto, pero difícilmente Irianna era el tipo de persona que haría algo inmoral y por eso no era un problema ofrecerle hablar de sus problemas.
No tardaron en salir de la ciudad y continuar recolectando hierbas en el bosque. Ya que Irianna había mencionado invitar a dama Diurna a driv, Eara sugirió que preparasen una infusión con las hierbas que habían recogido. De ese modo podrían ofrecerle algo un poco más exótico e improbable que hubiese probado anteriormente.
Gracias a la charla continua, Eara evitó pensar en la conversación que tendría que tener a la vuelta. No sabía cómo iba a ir, pero sí que iba a tener que aceptar la dichosa ballesta. Decidió disfrutar de la visita, de su mundo, y de la buena compañía, y dejar lo que tuviese que ser para cuando llegase a Serpentaria.
Sigue en la Torre Serpentaria.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sinhdro
24/04/18, 02:23 am
La sonrisa de la nebulomante se amplió al escuchar el agradecimiento de Eara y se apresuró a disipar sus dudas.
—Sí, es liberador poder contarle mi problema a personas en las que sé que puedo confiar y que no me van a juzgar por ello. He llevado este peso encima en secreto por demasiado tiempo ya. Gracias a ti por ser tan comprensiva —añadió componiendo un gesto de agradecimiento que cualquier idrino habría interpretado como demasiado sincero como para que fuese fingido.
Durante el resto del camino continuaron hablando de temas más ligeros y la lacustre se sentía como si hubiera dejado en el suelo un saco muy pesado que hubiera cargado durante mucho tiempo. Sabía que la sensación no duraría para siempre, probablemente ni siquiera mucho tiempo; lo más probable era que al día siguiente le doliese horriblemente la cabeza de todas formas. Pero al menos se podía permitir disfrutar de momentos como aquel.
—Sí, es liberador poder contarle mi problema a personas en las que sé que puedo confiar y que no me van a juzgar por ello. He llevado este peso encima en secreto por demasiado tiempo ya. Gracias a ti por ser tan comprensiva —añadió componiendo un gesto de agradecimiento que cualquier idrino habría interpretado como demasiado sincero como para que fuese fingido.
Durante el resto del camino continuaron hablando de temas más ligeros y la lacustre se sentía como si hubiera dejado en el suelo un saco muy pesado que hubiera cargado durante mucho tiempo. Sabía que la sensación no duraría para siempre, probablemente ni siquiera mucho tiempo; lo más probable era que al día siguiente le doliese horriblemente la cabeza de todas formas. Pero al menos se podía permitir disfrutar de momentos como aquel.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sinhdro
09/10/19, 01:39 am
Habían pasado ya algunas semanas desde la fiesta de los dragones. Semanas tranquilas, en las que los sinhadres pudieron retomar su vida normal y dejar que el paso del tiempo se encargase de hacerlos sentirse mejor. Ambos se habían quitado un peso de encima al hablar ciertas cosas, pero los problemas no desaparecían sin más por admitir que estaban ahí.
Ayne pensó que Eara no hablaba en serio cuando le pidió que la acompañara a Sinhdro a buscar plantas.
—¿No prefieres pedírselo a Irianna? —le había preguntado. Ella había negado con la cabeza.
—Quiero que vengas tú. Creo que tendrías que ir. —El silencio del anima había pedido una explicación—. No quiero que te sientas obligado, solo… piénsalo, y respóndeme otro día. Creo que necesitas reconciliarte con Sinhdro. Creo que ya es bastante duro perder a tu familia como para renunciar a todo lo demás.
Eara tenía razón, como casi siempre. El anima se lo había pensado durante varios días antes de responderle que iría. Se sentía patético si no era capaz de cruzar el portal de su propio mundo, ninguno de sus compañeros tenía ese problema. Ni Eara. Claro que ella no dejaba tanto atrás como él, pero no se había dado cuenta de eso hasta que la había escuchado hablar con Irianna en el invernadero hacía varias semanas.
Finalmente estaban allí, delante del portal, explicándole al guardia sus intenciones para la incursión. Ayne tenía un amuleto que alteraba su aspecto bastante, el mismo que había usado Irianna tiempo atrás, por lo que su pelo era verde y sus ojos morados. Al mirarse las manos no vio atisbo alguno de sus huesos y, por primera vez, le pareció extraño. No se sintió mejor, ni peor, solo diferente.
Eara lo agarró de la mano para cruzar el vórtice, como si esperase que se echase atrás en el último momento, o tal vez para darle ánimo, pero Ayne la siguió hasta el bosque sinhadre sin vacilar. Estaba más tranquilo de lo que habría creído que estaría, algo que los había sorprendido un poco a los dos.
Al otro lado, Eara le dio espacio y tiempo para adaptarse. Había cruzado otros portales, recordaba perfectamente lo que era sentir hierba bajo sus pies y vegetación a su alrededor, pero aquello era diferente. Era familiar, había olores en el aire de plantas que conocía muy bien e identificaba incluso sin verlas. Sus ojos se adaptaron rápidamente a la penumbra de aquel anochecer.
Eara prendió una lámpara de aceite, y la atmósfera que se creó en aquel bosque mal iluminado le trajo una enorme cantidad de recuerdos.
—Esta vez voy a coger semillas y raíces, para poder cultivarlas en macetas —explicó la aurva, que inmediatamente se puso a buscar. Gracias a su anterior visita sabía hacia dónde tenían que ir para encontrar el pueblo más cercano, y esa era la ruta que seguirían mientras tanto.
El anima iba tras ella un tanto distraído, pero enseguida empezó a ayudarla a buscar. No recordaba tan bien como ella algunas especies, y su aurva negaba con la cabeza cuando le llevaba hierbas que no servían para nada. Alrededor de los lagos de syv fue donde más llenaron sus bolsas.
La búsqueda logró distraerlo hasta divisar la luz de varios farolillos a lo lejos, que señalizaban un camino empedrado. Mientras lo seguían, se encontraron con el primer sinhadre, un aurva anciano que parecía haber salido a pasear. Lo saludaron con un movimiento de cabeza al cruzarse, esperando que no intentase hablar con ellos, y apuraron el paso.
—Vale, ya está, me han visto y no ha pasado nada —bromeó Ayne. Eara se volvió y le sonrió. Estaban a punto de entrar en las afueras del pueblo.
El edeel empezó a quedarse atrás, por lo que Eara frenó su avance.
—¿Qué te gustaría hacer? —le preguntó.
—No lo sé, todo —respondió él sin pensar. Su mirada se posaba en los edificios, en la gente, en los farolillos, la vegetación. Quería grabar aquella imagen en su retina, aunque sabía que no debía añorarla—. Es nostálgico… pero es la primera vez que veo este lugar. No dejo de imaginar lo diferentes que habrían sido las cosas si hubiésemos nacido aquí, si fuese un edeel de pelo verde con una vida sencilla. Seguramente tu vida también habría sido más fácil.
—¿Hasta que apareciese Jack y volviese a complicarlo todo? —preguntó ella, inclinando la cabeza.
—No hablaba de Rocavarancolia. Sabes a qué me refiero. —La mirada de ella indicaba lo contrario. Ayne se sentía incómodo, pero se forzó a continuar—. No fuimos justos contigo aquí. Yo no fui justo contigo. Aunque quiera culpar a mi familia, lo que yo he hecho es responsabilidad mía. Y lo lamento.
—No entiendo —dijo Eara. Su familia no la había tratado mal. Todos trabajaban duro, aurvas y edeels, aunque sus responsabilidades fuesen diferentes.
—Nunca te he preguntado nada sobre ti, sobre cómo había sido tu vida, o sobre tus preferencias. Cuando nos conocimos te conté todo sobre mí, te puse al día con nuestra familia, y me comportaba como si hubieses caído del cielo. Y sé que no son así todos los edeels, pero era así como funcionaba en mi casa. Aunque me importabas, no te tenía realmente en cuenta. Es contradictorio, y una estupidez.
Por una vez, Eara no sentía angustia por escuchar lo que realmente sentía el anima. Parecía más calmado: no eran palabras hirientes que se escapaban durante una discusión, sino algo que debía de llevar tiempo queriendo decirle. Tal vez era el primer paso para empezar a abrirse a los demás, algo que llevaba sin hacer desde hacía demasiado tiempo.
—Todo eso ya pasó —dijo Eara, que realmente no quería pensar demasiado en ello—. Si te tranquiliza saberlo, a mí nunca me había parecido extraño. En el colegio… la educación que recibíamos nos hacía verlo como normal. Puede que en zonas rurales como esta no sea tan exagerado, no lo sé. Pero si no hubiese ido a Rocavarancolia probablemente seguiría pensando igual.
—No es justo.
—No, no lo es —y admitirlo la hizo estremecerse.
Se hizo el silencio mientras comenzaban a adentrarse en el mercado. Los comerciantes estaban abriendo sus puestos y había cada vez más gente a su alrededor. Hablar se había vuelto difícil porque ambos sabían lo complicada que podía volverse esa conversación si continuaban. Amaban y odiaban Sinhdro; una contradicción con la que hasta hacía poco nunca habían tenido que lidiar.
—No sé a dónde quieres llegar cada vez que hablamos de estas cosas. No podemos cambiar sin más y empezar de cero… —dijo Eara, decidida de pronto a no dejar nada sin decir.
—¿Por qué no?
—Porque si no fuésemos aurva y edeel, ¿entonces qué? No voy a ser completamente libre nunca, no puedo. —Incluso si hubiese vuelto a Sinhdro le habría esperado una vida como aurva viuda. Con la familia de Ayne todo seguiría como antes, y si se iba a vivir sola, habría dejado atrás a todos sus seres queridos—. ¿No podemos dejar las cosas como están?
Ayne meditó antes de responder. Un paso en falso echaría más leña al fuego, y no quería.
—Podemos ser socios. Vamos a serlo cuando abramos nuestro negocio —dijo con tono apaciguador.
—Ser socios no suelen incluir que uno tenga que ser protegido —respondió Eara un tanto desconcertada—. Hablaba en serio.
—Yo también. ¿Qué más da que seas mi aurva o simplemente Eara? No te voy a dejar tirada. Estás metida en esto por mi culpa y estoy en deuda contigo.
—¿En deuda? —preguntó ella, extrañada a pesar de que su razonamiento la había conseguido tranquilizar.
Ayne asintió, pero cambió de tema.
—¿Has pensado qué clase de negocio te gustaría tener?
—¿Yo? —Él asintió—. Pensaba que ibas a poner tú la idea, es tu… quiero decir, en Rocavarancolia todos van a verlo como si fuese tu negocio.
—Yo esperaba que se te ocurriese a ti la idea.
—¿Por qué?
—Precisamente por lo que decía antes. Nunca habías tenido elección y quiero que la tengas ahora. No quiero hacer lo mismo que mis padres e imponerte algo, prefiero que tomes tú esta decisión.
—¿Y qué hay de lo que te gustaría a ti? —preguntó ella, sorprendida.
—Voy a tener libertad para hacer muchas otras cosas por mí mismo. Creo que es lo más justo. Si vas a dedicar todo tu tiempo a algo, al menos que te guste. Piénsalo, y ya hablaremos cuando se te ocurra algo.
Ayne no admitía réplica, así que se detuvo delante de uno de los puestos del mercado y cambió radicalmente de tema, señalando unas especias exóticas que vendía el comerciante. Eara tardó un rato en abandonar su actitud pensativa. Se dejó llevar por las calles y al comentar lo que veían la conversación se volvió ligera de nuevo. Debían aprovechar su tiempo en Sinhdro.
—Hay un sitio que creo que te gustaría ver —le dijo al anima al cabo de un rato, comenzando a guiarlo hacia el centro cultural. Lamentablemente, cuando llegaron lo encontraron cerrado. Era demasiado temprano, o quizás no había actividades planeadas para aquel día. Ayne se percató de la decepción de Eara y comprendió por fin sus intenciones.
—¿Fue aquí donde viste el concierto con Irianna, verdad? —Ella asintió—. No pasa nada, podemos volver la próxima vez.
Eara se alegró de que fuese a haber una próxima vez.
—Espero que tengamos más suerte.
—¿Sabes? Algún día me gustaría aprender a tocar música —confesó Ayne cuando reanudaron la marcha. Continuaron hablando de instrumentos, de las fiestas de su ciudad, y dirigiéndose de nuevo al bosque. No tenían tanto tiempo como les habría gustado, pero tampoco más planes que pasear. Eara se daba por satisfecha si podían regresar de vez en cuando de aquella forma casual a satisfacer su nostalgia, y le parecía la relación más sana que podían tener con su mundo de origen, en lugar de privarse de todo lo que conocían por pura cabezonería.
Ya en el bosque, mientras recogían algunas raíces más, Eara decidió hablar sobre algo a lo que no había dejado de darle vueltas en todo el día.
—Hace tiempo me he dado cuenta de una cosa. Me gusta mucho cocinar para los demás… para la gente de Serpentaria. Les gusta lo que hago, y no necesito ni magia ni una transformación para poder hacer algo por ellos. Creo que es una habilidad que se podría valorar en Rocavarancolia porque no tiene nada que ver con ser transformado o no, puedo hacerlo tal como soy. ¿Crees que podríamos abrir un restaurante?
El anima la miraba fijamente. Lo que decía tenía mucho sentido, pero lo había tomado por sorpresa.
—Pensaba que preferirías una herboristería o floristería, no me esperaba un restaurante —respondió, divertido.
—Si el negocio depende por completo de ti para funcionar no me interesa. Quiero que podamos dividir el trabajo duro a partes iguales.
—¿Estás segura? No me estoy oponiendo, pero no quiero que escojas por las razones equivocadas. Si no te hace ilusión…
—Me hace ilusión. Me gusta cocinar, y quiero hacer algo que pueda sorprender a los transformados, que me respeten por algo, aunque sea una tontería. ¿Crees que sería demasiado difícil hacerlo funcionar?
—No lo sé. Creo… Creo que es una buena idea, Eara. No hay ningún restaurante normal en Rocavarancolia. Tendríamos que informarnos bien, echar cuentas, encontrar un local… —La cabeza de Ayne bullía de ideas y preocupaciones. Estaba preparado para llevar un negocio, pero no tanto para montarlo desde cero, y mucho menos en una ciudad como Rocavarancolia.
—No tenemos por qué decidirlo todo de golpe —dijo la sinhadre con una sonrisa tranquilizadora—, mañana será otro día.
Sigue en calles.
Ayne pensó que Eara no hablaba en serio cuando le pidió que la acompañara a Sinhdro a buscar plantas.
—¿No prefieres pedírselo a Irianna? —le había preguntado. Ella había negado con la cabeza.
—Quiero que vengas tú. Creo que tendrías que ir. —El silencio del anima había pedido una explicación—. No quiero que te sientas obligado, solo… piénsalo, y respóndeme otro día. Creo que necesitas reconciliarte con Sinhdro. Creo que ya es bastante duro perder a tu familia como para renunciar a todo lo demás.
Eara tenía razón, como casi siempre. El anima se lo había pensado durante varios días antes de responderle que iría. Se sentía patético si no era capaz de cruzar el portal de su propio mundo, ninguno de sus compañeros tenía ese problema. Ni Eara. Claro que ella no dejaba tanto atrás como él, pero no se había dado cuenta de eso hasta que la había escuchado hablar con Irianna en el invernadero hacía varias semanas.
Finalmente estaban allí, delante del portal, explicándole al guardia sus intenciones para la incursión. Ayne tenía un amuleto que alteraba su aspecto bastante, el mismo que había usado Irianna tiempo atrás, por lo que su pelo era verde y sus ojos morados. Al mirarse las manos no vio atisbo alguno de sus huesos y, por primera vez, le pareció extraño. No se sintió mejor, ni peor, solo diferente.
Eara lo agarró de la mano para cruzar el vórtice, como si esperase que se echase atrás en el último momento, o tal vez para darle ánimo, pero Ayne la siguió hasta el bosque sinhadre sin vacilar. Estaba más tranquilo de lo que habría creído que estaría, algo que los había sorprendido un poco a los dos.
Al otro lado, Eara le dio espacio y tiempo para adaptarse. Había cruzado otros portales, recordaba perfectamente lo que era sentir hierba bajo sus pies y vegetación a su alrededor, pero aquello era diferente. Era familiar, había olores en el aire de plantas que conocía muy bien e identificaba incluso sin verlas. Sus ojos se adaptaron rápidamente a la penumbra de aquel anochecer.
Eara prendió una lámpara de aceite, y la atmósfera que se creó en aquel bosque mal iluminado le trajo una enorme cantidad de recuerdos.
—Esta vez voy a coger semillas y raíces, para poder cultivarlas en macetas —explicó la aurva, que inmediatamente se puso a buscar. Gracias a su anterior visita sabía hacia dónde tenían que ir para encontrar el pueblo más cercano, y esa era la ruta que seguirían mientras tanto.
El anima iba tras ella un tanto distraído, pero enseguida empezó a ayudarla a buscar. No recordaba tan bien como ella algunas especies, y su aurva negaba con la cabeza cuando le llevaba hierbas que no servían para nada. Alrededor de los lagos de syv fue donde más llenaron sus bolsas.
La búsqueda logró distraerlo hasta divisar la luz de varios farolillos a lo lejos, que señalizaban un camino empedrado. Mientras lo seguían, se encontraron con el primer sinhadre, un aurva anciano que parecía haber salido a pasear. Lo saludaron con un movimiento de cabeza al cruzarse, esperando que no intentase hablar con ellos, y apuraron el paso.
—Vale, ya está, me han visto y no ha pasado nada —bromeó Ayne. Eara se volvió y le sonrió. Estaban a punto de entrar en las afueras del pueblo.
El edeel empezó a quedarse atrás, por lo que Eara frenó su avance.
—¿Qué te gustaría hacer? —le preguntó.
—No lo sé, todo —respondió él sin pensar. Su mirada se posaba en los edificios, en la gente, en los farolillos, la vegetación. Quería grabar aquella imagen en su retina, aunque sabía que no debía añorarla—. Es nostálgico… pero es la primera vez que veo este lugar. No dejo de imaginar lo diferentes que habrían sido las cosas si hubiésemos nacido aquí, si fuese un edeel de pelo verde con una vida sencilla. Seguramente tu vida también habría sido más fácil.
—¿Hasta que apareciese Jack y volviese a complicarlo todo? —preguntó ella, inclinando la cabeza.
—No hablaba de Rocavarancolia. Sabes a qué me refiero. —La mirada de ella indicaba lo contrario. Ayne se sentía incómodo, pero se forzó a continuar—. No fuimos justos contigo aquí. Yo no fui justo contigo. Aunque quiera culpar a mi familia, lo que yo he hecho es responsabilidad mía. Y lo lamento.
—No entiendo —dijo Eara. Su familia no la había tratado mal. Todos trabajaban duro, aurvas y edeels, aunque sus responsabilidades fuesen diferentes.
—Nunca te he preguntado nada sobre ti, sobre cómo había sido tu vida, o sobre tus preferencias. Cuando nos conocimos te conté todo sobre mí, te puse al día con nuestra familia, y me comportaba como si hubieses caído del cielo. Y sé que no son así todos los edeels, pero era así como funcionaba en mi casa. Aunque me importabas, no te tenía realmente en cuenta. Es contradictorio, y una estupidez.
Por una vez, Eara no sentía angustia por escuchar lo que realmente sentía el anima. Parecía más calmado: no eran palabras hirientes que se escapaban durante una discusión, sino algo que debía de llevar tiempo queriendo decirle. Tal vez era el primer paso para empezar a abrirse a los demás, algo que llevaba sin hacer desde hacía demasiado tiempo.
—Todo eso ya pasó —dijo Eara, que realmente no quería pensar demasiado en ello—. Si te tranquiliza saberlo, a mí nunca me había parecido extraño. En el colegio… la educación que recibíamos nos hacía verlo como normal. Puede que en zonas rurales como esta no sea tan exagerado, no lo sé. Pero si no hubiese ido a Rocavarancolia probablemente seguiría pensando igual.
—No es justo.
—No, no lo es —y admitirlo la hizo estremecerse.
Se hizo el silencio mientras comenzaban a adentrarse en el mercado. Los comerciantes estaban abriendo sus puestos y había cada vez más gente a su alrededor. Hablar se había vuelto difícil porque ambos sabían lo complicada que podía volverse esa conversación si continuaban. Amaban y odiaban Sinhdro; una contradicción con la que hasta hacía poco nunca habían tenido que lidiar.
—No sé a dónde quieres llegar cada vez que hablamos de estas cosas. No podemos cambiar sin más y empezar de cero… —dijo Eara, decidida de pronto a no dejar nada sin decir.
—¿Por qué no?
—Porque si no fuésemos aurva y edeel, ¿entonces qué? No voy a ser completamente libre nunca, no puedo. —Incluso si hubiese vuelto a Sinhdro le habría esperado una vida como aurva viuda. Con la familia de Ayne todo seguiría como antes, y si se iba a vivir sola, habría dejado atrás a todos sus seres queridos—. ¿No podemos dejar las cosas como están?
Ayne meditó antes de responder. Un paso en falso echaría más leña al fuego, y no quería.
—Podemos ser socios. Vamos a serlo cuando abramos nuestro negocio —dijo con tono apaciguador.
—Ser socios no suelen incluir que uno tenga que ser protegido —respondió Eara un tanto desconcertada—. Hablaba en serio.
—Yo también. ¿Qué más da que seas mi aurva o simplemente Eara? No te voy a dejar tirada. Estás metida en esto por mi culpa y estoy en deuda contigo.
—¿En deuda? —preguntó ella, extrañada a pesar de que su razonamiento la había conseguido tranquilizar.
Ayne asintió, pero cambió de tema.
—¿Has pensado qué clase de negocio te gustaría tener?
—¿Yo? —Él asintió—. Pensaba que ibas a poner tú la idea, es tu… quiero decir, en Rocavarancolia todos van a verlo como si fuese tu negocio.
—Yo esperaba que se te ocurriese a ti la idea.
—¿Por qué?
—Precisamente por lo que decía antes. Nunca habías tenido elección y quiero que la tengas ahora. No quiero hacer lo mismo que mis padres e imponerte algo, prefiero que tomes tú esta decisión.
—¿Y qué hay de lo que te gustaría a ti? —preguntó ella, sorprendida.
—Voy a tener libertad para hacer muchas otras cosas por mí mismo. Creo que es lo más justo. Si vas a dedicar todo tu tiempo a algo, al menos que te guste. Piénsalo, y ya hablaremos cuando se te ocurra algo.
Ayne no admitía réplica, así que se detuvo delante de uno de los puestos del mercado y cambió radicalmente de tema, señalando unas especias exóticas que vendía el comerciante. Eara tardó un rato en abandonar su actitud pensativa. Se dejó llevar por las calles y al comentar lo que veían la conversación se volvió ligera de nuevo. Debían aprovechar su tiempo en Sinhdro.
—Hay un sitio que creo que te gustaría ver —le dijo al anima al cabo de un rato, comenzando a guiarlo hacia el centro cultural. Lamentablemente, cuando llegaron lo encontraron cerrado. Era demasiado temprano, o quizás no había actividades planeadas para aquel día. Ayne se percató de la decepción de Eara y comprendió por fin sus intenciones.
—¿Fue aquí donde viste el concierto con Irianna, verdad? —Ella asintió—. No pasa nada, podemos volver la próxima vez.
Eara se alegró de que fuese a haber una próxima vez.
—Espero que tengamos más suerte.
—¿Sabes? Algún día me gustaría aprender a tocar música —confesó Ayne cuando reanudaron la marcha. Continuaron hablando de instrumentos, de las fiestas de su ciudad, y dirigiéndose de nuevo al bosque. No tenían tanto tiempo como les habría gustado, pero tampoco más planes que pasear. Eara se daba por satisfecha si podían regresar de vez en cuando de aquella forma casual a satisfacer su nostalgia, y le parecía la relación más sana que podían tener con su mundo de origen, en lugar de privarse de todo lo que conocían por pura cabezonería.
Ya en el bosque, mientras recogían algunas raíces más, Eara decidió hablar sobre algo a lo que no había dejado de darle vueltas en todo el día.
—Hace tiempo me he dado cuenta de una cosa. Me gusta mucho cocinar para los demás… para la gente de Serpentaria. Les gusta lo que hago, y no necesito ni magia ni una transformación para poder hacer algo por ellos. Creo que es una habilidad que se podría valorar en Rocavarancolia porque no tiene nada que ver con ser transformado o no, puedo hacerlo tal como soy. ¿Crees que podríamos abrir un restaurante?
El anima la miraba fijamente. Lo que decía tenía mucho sentido, pero lo había tomado por sorpresa.
—Pensaba que preferirías una herboristería o floristería, no me esperaba un restaurante —respondió, divertido.
—Si el negocio depende por completo de ti para funcionar no me interesa. Quiero que podamos dividir el trabajo duro a partes iguales.
—¿Estás segura? No me estoy oponiendo, pero no quiero que escojas por las razones equivocadas. Si no te hace ilusión…
—Me hace ilusión. Me gusta cocinar, y quiero hacer algo que pueda sorprender a los transformados, que me respeten por algo, aunque sea una tontería. ¿Crees que sería demasiado difícil hacerlo funcionar?
—No lo sé. Creo… Creo que es una buena idea, Eara. No hay ningún restaurante normal en Rocavarancolia. Tendríamos que informarnos bien, echar cuentas, encontrar un local… —La cabeza de Ayne bullía de ideas y preocupaciones. Estaba preparado para llevar un negocio, pero no tanto para montarlo desde cero, y mucho menos en una ciudad como Rocavarancolia.
—No tenemos por qué decidirlo todo de golpe —dijo la sinhadre con una sonrisa tranquilizadora—, mañana será otro día.
Sigue en calles.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sinhdro
24/03/20, 10:06 pm
Adrune
La sensación de cruzar un portal era emocionante pero también le mareó bastante. Aun así el gamusino habría disfrutado del extraño suceso de no ser porque no estaban volviendo a Sinhdro por un motivo precisamente divertido. Todavía sujetando la mano de Neil miró a su alrededor: reconocía el cielo, era de noche al contrario que en Rocavarancolia, y la vegetación le resultaba nostálgicamente familiar. No había rastro de civilización en donde habían aparecido, pero se hubiera esperado en cualquier momento encontrarse con otro sinhadre. Aquello era Sinhdro sin lugar a dudas. Miró a Neil, le dio un apretón en la mano mientras asentía y deshizo suavemente el contacto. Naeleth acababa de llegar tras ellos y tenía que explicarles cosas.
Naeleth
—Lo primero es ocultar nuestros rasgos no sinhadres —dijo acercándose al gamusino—. Voy a usar hechizos ilusorios sobre nosotros. Más adelante nos tendré que ocultar a los tres con invisibilidad, pero eso consume mucha más energía. Recordad que ya no podéis entender el sinhadre ni nadie nos va a entender. Tenemos que pasar lo más desapercibidos que podamos y evitar acercarnos a la gente.
A continuación Naeleth modificó el color de su piel y pelo, así como ocultó sus orejas. Parecía una aurva de ojos grises -los suyos originales- y pelo verde. Hizo lo propio con Adru, que simplemente volvía a tener el mismo aspecto de antes de ser cosechada.
Adrune
El edeel se observó a sí misma lo que podía mientras Naeleth iba conjurando sobre él. Su cola desapareció (y fue una sensación curiosa moverla invisible) y notó como le cambiaba la nariz. Se llevó la mano a las orejas, tirando de una de ellas: sabía que estaban en su campo de visión pero no veía nada.
—¿Es muy raro verme así? —Le preguntó a Neil, ya que él mismo no podía verse.
A pesar de que no había pasado ni un año, Adru era ahora bastante más alta y llevaba un peinado diferente que la última vez que su aurva le había visto sin transformar.
Naeleth
Una vez dejó que los sinhadres tuviesen tiempo para recuperarse del portal y poder asimilar el regreso, lo siguiente que haria la bruja del hielo sería sacar tres hechizos de traslocación anclados a un papel que le había pedido a Gres que los teletransportaría a una zona mucho más cerca de su destino. Les había hecho algunas preguntas a los sinhadres sobre dónde vivían y les había dicho que era una suerte que viviesen en medio del campo donde las casas estaban bastante despedigadas. Cuando estuviesen todos listos les daría una señal para que activasen el hechizo.
La sensación de cruzar un portal era emocionante pero también le mareó bastante. Aun así el gamusino habría disfrutado del extraño suceso de no ser porque no estaban volviendo a Sinhdro por un motivo precisamente divertido. Todavía sujetando la mano de Neil miró a su alrededor: reconocía el cielo, era de noche al contrario que en Rocavarancolia, y la vegetación le resultaba nostálgicamente familiar. No había rastro de civilización en donde habían aparecido, pero se hubiera esperado en cualquier momento encontrarse con otro sinhadre. Aquello era Sinhdro sin lugar a dudas. Miró a Neil, le dio un apretón en la mano mientras asentía y deshizo suavemente el contacto. Naeleth acababa de llegar tras ellos y tenía que explicarles cosas.
Naeleth
—Lo primero es ocultar nuestros rasgos no sinhadres —dijo acercándose al gamusino—. Voy a usar hechizos ilusorios sobre nosotros. Más adelante nos tendré que ocultar a los tres con invisibilidad, pero eso consume mucha más energía. Recordad que ya no podéis entender el sinhadre ni nadie nos va a entender. Tenemos que pasar lo más desapercibidos que podamos y evitar acercarnos a la gente.
A continuación Naeleth modificó el color de su piel y pelo, así como ocultó sus orejas. Parecía una aurva de ojos grises -los suyos originales- y pelo verde. Hizo lo propio con Adru, que simplemente volvía a tener el mismo aspecto de antes de ser cosechada.
Adrune
El edeel se observó a sí misma lo que podía mientras Naeleth iba conjurando sobre él. Su cola desapareció (y fue una sensación curiosa moverla invisible) y notó como le cambiaba la nariz. Se llevó la mano a las orejas, tirando de una de ellas: sabía que estaban en su campo de visión pero no veía nada.
—¿Es muy raro verme así? —Le preguntó a Neil, ya que él mismo no podía verse.
A pesar de que no había pasado ni un año, Adru era ahora bastante más alta y llevaba un peinado diferente que la última vez que su aurva le había visto sin transformar.
Naeleth
Una vez dejó que los sinhadres tuviesen tiempo para recuperarse del portal y poder asimilar el regreso, lo siguiente que haria la bruja del hielo sería sacar tres hechizos de traslocación anclados a un papel que le había pedido a Gres que los teletransportaría a una zona mucho más cerca de su destino. Les había hecho algunas preguntas a los sinhadres sobre dónde vivían y les había dicho que era una suerte que viviesen en medio del campo donde las casas estaban bastante despedigadas. Cuando estuviesen todos listos les daría una señal para que activasen el hechizo.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sinhdro
24/03/20, 11:58 pm
Neil cruzó el portal más nervioso que emocionado por la experiencia y una vez al otro lado la única impresión que tuvo fue que era más desagradable de lo que se había esperado. Aunque también podría ser porque no estaban haciendo una visita de cortesía exactamente o para divertirse.
El brujo observó el mundo en el que acababan de aterrizar con un sentimiento muy agridulce. Por un lado, no tuvo ninguna duda de que aquel era su mundo natal, aquella tierra que pisaba le había visto nacer y el aire que le rodeaba es que el que había estado respirando toda su vida, pero aunque todo se sentía dolorosamente familiar, también le daba una sensación extraña, nostálgica, pero sin anhelo, como si en su interior supiera que él ya no pertenecía ahí.
El aurva le devolvió el apretón de manos a su edeel antes de soltarle y esperó a que Naeleth hiciera las ilusiones necesarias para que quedaran camuflados. Obviamente y teniendo en cuenta que su físico a penas había cambiado desde que llegó a la ciudad, él no necesitaría ninguna hechizo ilusorio, pero la bruja, que no era de origen sinhadre, y Adru sí que fueron hechizadas.
- Sí, supongo. Te ves como tú, pero a la vez no se siente como tú - intentó explicar el brujo a la pregunta de su edeel.
Neil frunció un poco el ceño mientras veía los cambios en el gamusino. El aurva había vivido más tiempo con Adru como una simple sinhadre que como un gamusino, pero había algo que le hacía tener la sensación de que la imagen que estaba dando su edeel en aquel momento era incorrecta y errónea. Neil había interiorizado tanto Rocavarancolia que para él Adru no se veía como su Adrune si no iba acompañada de colita, cuernos y orejas.
Neil atendió a las instrucciones que les dió Naeleth y activó el hechizo en el momento en el que esta le indicó. Al momento se encontraban situados en la linde entre dos campos. El brujo pudo oir un río sonando algunos metros tras ellos y se podían vislumbrar algunas casas cerca, aunque no lo suficiente como para que pudieran haberles visto llegar.
- Sé dónde estamos. Esta es nuestra región - exclamó el brujo, un poco más emocionado de lo que habría esperado. No es que no se fiara de que Naeleth les llevaría al sitio correcto, pero se había sorprendido al caer en un lugar que reconoció perfectamente-. Si caminamos en esa dirección no tardaremos mucho tiempo en llegar a la casa de nuestros padres.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sinhdro
25/03/20, 01:29 pm
Adrune
En cuanto activaron el hechizo desaparecieron y, en menos de lo que dura un parpadeo, aparecieron en otro lugar. La sinhadre miró a su alrededor y no tardó en darse cuenta de que Neil tenía razón: estaban muy cerca de casa. Por suerte para el gamusino, no obstante, su aurva se orientaba mucho mejor que él, así que tan solo tenían que seguirle para llegar a su casa.
Según caminaban por aquellos campos tan familiares a Adru le asaltaban los recuerdos.
—En ese agujero solía haber muchas lagartijas —señaló un muro abandonado a un lado del camino—. Y un poco más allá hay una zona inundada donde hay muchos caballitos del diablo.
Tras caminar un rato más el gamusino señaló un árbol en particular.
>>Ahí estaba yo cuando apareció Jack.
Se detuvo unos instantes para contemplar el árbol. Reconocía la rama en la que se había sentado y casi podía verse allí arriba charlando con el cosechador. Parecía que había ocurrido hacía mucho tiempo, pero en realidad no había pasado ni un año. Habían cambiado tanto las cosas que casi se sentía como una vida ajena a la suya. Como si la hubiera leído en un cuento.
Se pusieron en marcha de nuevo y a lo lejos divisaron una casa: su casa. Así se lo hizo saber a Naeleth, a quien miró para saber qué debían hacer ahora.
Naeleth
—Ahora... Podéis tomar una decisión. ¿Queréis que os vean vuestros padres una última vez o preferís que vayamos completamente ocultos y les borro la memoria sin más? Como van a olvidarlo todo no pasa nada porque os vean... No os van a poder entender, claro. Creo que ambas cosas tienen sus pros y sus contras... Es vuestra decisión.
En cuanto activaron el hechizo desaparecieron y, en menos de lo que dura un parpadeo, aparecieron en otro lugar. La sinhadre miró a su alrededor y no tardó en darse cuenta de que Neil tenía razón: estaban muy cerca de casa. Por suerte para el gamusino, no obstante, su aurva se orientaba mucho mejor que él, así que tan solo tenían que seguirle para llegar a su casa.
Según caminaban por aquellos campos tan familiares a Adru le asaltaban los recuerdos.
—En ese agujero solía haber muchas lagartijas —señaló un muro abandonado a un lado del camino—. Y un poco más allá hay una zona inundada donde hay muchos caballitos del diablo.
Tras caminar un rato más el gamusino señaló un árbol en particular.
>>Ahí estaba yo cuando apareció Jack.
Se detuvo unos instantes para contemplar el árbol. Reconocía la rama en la que se había sentado y casi podía verse allí arriba charlando con el cosechador. Parecía que había ocurrido hacía mucho tiempo, pero en realidad no había pasado ni un año. Habían cambiado tanto las cosas que casi se sentía como una vida ajena a la suya. Como si la hubiera leído en un cuento.
Se pusieron en marcha de nuevo y a lo lejos divisaron una casa: su casa. Así se lo hizo saber a Naeleth, a quien miró para saber qué debían hacer ahora.
Naeleth
—Ahora... Podéis tomar una decisión. ¿Queréis que os vean vuestros padres una última vez o preferís que vayamos completamente ocultos y les borro la memoria sin más? Como van a olvidarlo todo no pasa nada porque os vean... No os van a poder entender, claro. Creo que ambas cosas tienen sus pros y sus contras... Es vuestra decisión.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sinhdro
25/03/20, 04:15 pm
Neil abrió la marcha en cuanto estuvo claro que tendría que ser él quien guiara ya que era el que mejor orientación tenía de los dos sinhadres.
- No estoy yo tan seguro de que las lagartijas sigan ahí. Recuerdo perfectamente como cazaste un montón y las llevaste a casa el día de tu cumpleaños - comentó el aurva con una sonrisa nostálgica.
Aquellos recuerdos se sentían muho más lejanos de lo que realmente habían sido, casi como si hubieran sucedido en otra vida. Neil se detuvo junto a Adru para mirar el árbol donde les habían cosechado. El brujo recordaba perfectamente lo ocurrido aquel día. Él había cocinado una bonita tarta de frambuesa para su edeel y Nora le había indicado que fuera a buscar a Adru para que pudieran comer todos juntos. Neil casi se había rendido de encontrar a su edeel cuando oyó las voces cerca de ese árbol y ahí encontró a Adru hablando con Jack quien les dijo que les llevaría a un mundo donde aprenderían magia y les hizo levitar. Neil recordó el miedo que había sentido en aquel momento por dejar Sinhdro e ir hacia lo desconocido. Se sentía bastante irónico que volvieran menos de un año después sintiendo Sinhdro casi como un desconocido y con la férrea determinación de dejarlo atrás.
No tardaron mucho en llegar a la casa, ya que no se encontraba muy lejos de aquel punto. Neil reflexionó durante unos segundos las palabras de Naeleth, tomando rápidamente una decisión.
- Me gustaría poder abrazarlos una última vez. No quiero decirles nada, solo entrar ahí y abrazarlos. Quiero que sea mi último recuerdo de ellos y, aunque les vamos a borrar la memoria, también quiero que sea el suyo - expresó Neil con el corazón encogido por la emoción.
Adru estuvo de acuerdo y Neil le cogió de la mano con fuerza. Iba a necesitar todo el apoyo de su edeel para pasar esa dura experiencia. El brujo respiró hondo unos segundos para tranquilizarse y cruzó la puerta de su antigua casa. La puerta, obviamente, estaba abierta, ya que la gente del campo no solía cerrarla durante la noche ya que sería bastante engorroso tener que abrirla y cerrarla cada vez que se salía a los huertos o a vigilar a los animales. La puerta que habían cruzado era la trasera que había sido siempre la más usada en su casa ya que daba directamente con el huerto y era desde la que se accedía a la cocina. Y ahí precisamente fue donde encontraron a Nora, que en aquel momento se afanaba en revolver con una espátula de madera algún tipo de masa en un bol. La aurva se sorprendió por el sonido de las pisadas, ya que recordaba que tanto Yrdel como Yaiza se encontraban en la sala, y quedó completamente en shock cuando se dio la vuelta para verificar quién había entrado.
A Nora solo le dio tiempo de gritar sorprendida algunas palabras, presumiblemente para avisar a su edeel y pareja de quién acababa de entrar por la puerta, antes de que Neil se abalanzara sobre ella a abrazarla. El corazón del brujo se encogió más en su pecho y las lágrimas comenzaron a caerle de los ojos cuando empezó a escuchar los sollozos de Nora y, aunque no era capaz ya de entender su idioma, Neil supo que la aurva estaba agradeciendo que hubieran vuelto y exclamando de alivio por tener a sus niños entre sus brazos.
Alertados por el grito y los sollozos de Nora, Yrdel y Yaiza aparecieron por la puerta de la sala con pose amenazante dispuestos a defender a su pareja y aurva respectivamente pero se vieron sorprendidos por la imagen de la aurva abrazando a sus niños con fuerza y llorando de alegría. Ambos incluso ignoraron a la aurva desconocida que se encontraba en la puerta y se lanzaron a abrazar a sus niños, sollozando al igual que la aurva y tropezando con sus propias palabras en su intento de expresar su alivio y alegría, pero sin percatarse que ninguno de los niños los estaba entendiendo.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sinhdro
26/03/20, 12:55 am
Adru no sabía qué decir. Por una parte sí que quería poder verlos una última vez, pero por otra no les iban a entender y probablemente fuese un encuentro doloroso. Neil decidió por ella, no obstante, porque se mostró completamente de acuerdo al saber lo que su aurva quería y no mencionó sus propias dudas. Apretó fuerte la mano del brujo y ambos echaron a andar.
Atravesar aquel umbral como lo había hecho cientos de veces durante catorce años fue una experiencia extraña. Aquella había sido su casa, pero ya no lo era. No solo porque fuesen a abandonarla para siempre, si no porque la Adru que formaba parte de aquella familia había desaparecido. Lo que vio su madre cuando entraron en su campo de visión tan solo era una ilusión. Ocultos tras el hechizo de Naeleth se encontraban sus orejas, sus cuernos, su cola…
Se unió al abrazo tras Neil, rodeando a ambos con sus brazos mientras se le nublaba la vista. Sin poderlo evitar abandonó temporalmente el contacto con su madre para correr a abrazar a su padre cuando este y Yaiza entraron en la cocina, las lágrimas ya corriendo libremente por sus mejillas. La edeel de su madre no tardó en unírseles, y no mucho después los tres los abrazaban a Neil y a ella sin orden ni concierto, claramente demasiado emocionados para pensar con claridad. Nora seguro que ni siquiera había notado que su hija ya era más alta que ella.
El momento debía terminar pronto, no obstante, pues pronto se iban a dar cuenta de que no habían dicho ni una sola palabra todavía. Cuando su mirada se cruzó con Neil asintió levemente y el chico pronunció el conjuro de sueño sobre sus tres padres, quienes uno a uno empezaron a caer al suelo mientras el gamusino evitaba que se hicieran daño y los llevaba en brazos sin apenas dificultad. Sin decir palabra los fue subiendo al cuarto de sus padres y dejó a estos en su cama, mientras que a Yaiza la colocó suavemente en el suelo.
—Ya está… Puedes empezar, Naeleth —le indicó a la bruja del hielo con la voz tomada.
La nublina asintió y se secó las lágrimas que también manchaban su rostro ante la escena que acababa de presenciar y comenzó a subir tras la pareja sinhadre para hacer su trabajo. Adru abrazó a Neil con fuerza y notó como le volvían a arder los ojos mientras Naeleth tomaba asiento y empezaba a conjurar.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sinhdro
26/03/20, 02:44 am
El corazón de Neil estaba completamente encogido por el reencuentro. Aquellas personas lo habían acogido en su casa y lo habían amado más de lo que él creyó merecer y ahora Adru y él iban a arrebatarles a sus dos niños. Aquello no era justo, pero ninguna de las opciones lo era realmente, no al menos para todos los implicados. Al menos con esta opción ellos estarían en paz sin recordar aquello que habían perdido y que nunca más podría volver y su edeel y él podrían vivir libres siendo lo que realmente eran.
Cuando su mirada conectó con la del gamusino y este asintió levemente con la cabeza, el brujo, entre sollozos, conjuró el hechizo que haría a sus madres dormir. Cuando despertaran, ninguno de ellos los recordaría nunca más.
Neil ayudó a cargar a sus padres aunque fuera únicamente una pierna o evitando que un brazo golpeara la pared, ya que la fuerza de su edeel era suficiente por sí sola. El aurva se colocó al lado de Adru mirando a sus padres antes de asentir hacia Naeleth cuando apareció por la puerta después de que el gamusino le indicara que podía comenzar y luego correspondió el abrazo de su edeel con fuerza llorando de nuevo mientras la bruja del hielo comenzaba con el hechizo pero sin quitar la vista ni un segundo de sus padres.
Los sollozos del brujo se fueron apagando a medida que Naeleth iba conjurando el hechizo. Cuando esta terminó, Neil se limpió las lágrimas de la cara y se acercó de nuevo a sus padres, que seguían dormidos gracias a su hechizo, y besó la frente de cada uno de ellos antes de mirarlos por última vez y salir por la puerta. Hasta que no estuvo en el exterior el aurva no se percató de que había salido más rápido de lo que solía caminar. Aquella casa ya no le pertenecía y aquellos padres ya no eran los suyos; alargar su estancia ahí solo le haría más daño. Por un instante, se preguntó si quedaría algo en la casa de sus antiguas posesiones que deseara conservar y que quisiera recoger para que volviera con él a Rocavarancolia, pero rápidamente borró la idea de su mente. No tenía derecho sobre ellos porque ya no eran suyos, él era un brujo y, al igual que sus padres, aquellos objetos pertenecían a un simple aurva sinhadre.
Neil cogió de la mano de nuevo a Adru cuando esta salió también y sin palabras comenzó a caminar alejándose de la casa. Sabía que podían usar en cualquier momento el hechizo del papel para volver al portal, pero el brujo necesitaba caminar un poco para despejar la mente antes de tener que volver a sufrir el mareo de cruzarlo. En silencio, el grupo llegó de nuevo frente al árbol en el que Adru se había encontrado con Jack y el aurva se quedó unos segundos quieto mirándolo de nuevo, preguntándose qué habría ocurrido si en ese momento hubieran dicho "no". Él sabía perfectamente que su opinión no había importado en ese momento desde un principio y que aunque Jack no hubiera encontrado disposición a seguirlo, los habría llevado a Rocavarancolia de igual manera, pero Neil no pudo evitar imaginar toda una vida de sentir que algo faltaba en su interior, que algo fallaba en Adru y en él. Que algo no estaba bien.
- Podemos irnos - indicó cuando por fin se sintió listo para dejar Sinhdro atrás y activó el hechizo de traslocación cuando Naeleth le indicó.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguasPersonajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Sinhdro
26/03/20, 01:41 pm
No se separó de su aurva en ningún momento durante todo el proceso. Demasiado agotada por la tristeza como para querer moverse por una vez, Naeleth no sufrió ninguna interrupción ni distracción. La bruja del hielo dejó conjurar y se giró hacia ambos, diciéndoles que se marcharían cuando quisieran y que les esperaría en la puerta de la casa. Adru se acercó a sus padres dormidos tras Neil y le apretó las manos a Nora e Yrdel como despedida. Después se llevó a Yaiza en brazos una vez más, para dejarla sobre su propia cama e hizo lo mismo con ella.
—Perdóname por haber dejado de ser Adrunelia… Pero esa persona ya no existe —Le dijo en voz muy baja a la edeel de su madre antes de cerrar la puerta del cuarto tras de sí.
Volvió con Neil y le dedicó la última mirada a sus padres antes de salir finalmente de la casa sin dejar de apretar la mano de su aurva. Se reunieron con Naeleth y el brujo de la cera volvió a encabezar la marcha. Se detuvieron en el mismo árbol donde fueron cosechados y solo entonces el gamusino alzó la cabeza desde que habían abandonado la casa. La Adru que se había encontrado allí arriba meses atrás comenzó a desaparecer de su imaginación como si una de sus remanencias sin más tiempo se tratase.
—Vamos —añadió tras Neil para confirmar que estaba de acuerdo.
La bruja del hielo les dijo que diesen la vuelta al papel para activar el teletransporte de vuelta al portal, y en un momento aparecieron junto a este.
>>Gracias por todo, Naeleth —Adru se giró primero hacia la bruja del hielo mientras esta deshacía el hechizo ilusorio sobre él y, ya con su aspecto de gamusino otra vez a la vista, se dirigió a Neil—. Volvamos a casa.
—Perdóname por haber dejado de ser Adrunelia… Pero esa persona ya no existe —Le dijo en voz muy baja a la edeel de su madre antes de cerrar la puerta del cuarto tras de sí.
Volvió con Neil y le dedicó la última mirada a sus padres antes de salir finalmente de la casa sin dejar de apretar la mano de su aurva. Se reunieron con Naeleth y el brujo de la cera volvió a encabezar la marcha. Se detuvieron en el mismo árbol donde fueron cosechados y solo entonces el gamusino alzó la cabeza desde que habían abandonado la casa. La Adru que se había encontrado allí arriba meses atrás comenzó a desaparecer de su imaginación como si una de sus remanencias sin más tiempo se tratase.
—Vamos —añadió tras Neil para confirmar que estaba de acuerdo.
La bruja del hielo les dijo que diesen la vuelta al papel para activar el teletransporte de vuelta al portal, y en un momento aparecieron junto a este.
>>Gracias por todo, Naeleth —Adru se giró primero hacia la bruja del hielo mientras esta deshacía el hechizo ilusorio sobre él y, ya con su aspecto de gamusino otra vez a la vista, se dirigió a Neil—. Volvamos a casa.
- Muffie
Ficha de cosechado
Nombre: Szczenyak o Colmillo
Especie: vittya zawodny
Habilidades: Habilidad mental, habilidad manual y orientaciónPersonajes :
● Wednesday: Vouivre humana británica.
● Karime: Licántropa loba libense de la capital.
● Kimbra: Demonio rakshasa krabelinense Hija de Lunas engendro.
● Irenneil: Brujo de la cera aurva sinhadre.
● Edén Damkinea: Atlante daeliciano de la Ciudad del Norte.
● Szczenyak//Colmillo: vittya zawodny nómada.
Unidades mágicas : 5/5
Heridas/enfermedades :
● Ka: Le falta el ojo izquierdo.
● Colmillo: Tiene partido el colmillo derecho.
Síntomas : Gusto por dibujar trazos sin ton ni son cuando vacía la mente.
Armas :
● Wen: Guadaña doble y arco.
● Ka: Espadas gemelas, arco y dardos.
● Kim: Arco, machetes y dagas.
● Neil: Cuchara de madera y cera.
● Edén: Magia y sonrisas amables.
● Colmillo: inutilidad.
Humor : Absurdo
Re: Sinhdro
26/03/20, 10:46 pm
Neil también agradeció a la bruja del hielo por lo que había hecho por ellos. Para el brujo, aquello había significado mucho más de lo que probablemente ella pensara.
El aurva miró al horizonte del mundo desde aquel punto alto. Todo era ahora tan distinto, tan ajeno. Por un instante, se preguntó si aquello había sido lo correcto, si habían tomado la mejor decisión. No le quedó ninguna duda cuando volvió a mirar a su edeel y ante él se encontró al gamusino mostrando por fin su imagen real. Una amplia sonrisa se extendió por su cara al verla.
- Si, volvamos a casa - contestó Neil antes de coger de nuevo la mano de su edeel para que cruzaran juntos el portal de vuelta a Rocavarancolia.
"Rocavarancolia es una ciudad llena de misterios y sorpresas, como un acertijo complicado y excitante."
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Sinhdro
27/03/20, 08:28 pm
Ayne había sopesado marcharse sin informar a Eara de adónde iba pero, a la hora de la verdad, sabía que no tenía sentido ocultarle cosas o decir verdades a medias y se lo contó. No necesitaba explicarle los detalles de lo que iba a hacer, ni ella preguntarlos, porque no desconfiaba de él. Simplemente había cosas que no era necesario compartir, y les había hecho mucho bien darse cuenta de eso.
Así, tras decirle a Eara que necesitaba ir a Sinhdro solo, se dirigió a la explanada de los portales. Tendrían muchas otras ocasiones para ir juntos a buscar ingredientes, y empezarían a hacer aquel tipo de viajes pronto, pero aquel día tenía que ir solo porque si estaba con ella no podía dedicarse a cumplir su precio. Había algo que el anima necesitaba comprobar desde hacía mucho tiempo. Algo que, en realidad, ya sabía, pero quería confirmar por completo antes de dar el asunto por zanjado.
Con el paso del tiempo, Ayne había refinado sus capacidades y su intuición, identificando con más precisión que nunca las características de las almas. Sabía de sobra que no había ninguna distinción entre las de criaturas de ojos claros y oscuros, pero nunca había vuelto a tantear el alma de ningún sinhadre, no desde que lo había hecho accidentalmente con Eara cuando se acababa de transformar.
Volver a pisar su mundo siempre era como ahogarse en un lago de nostalgia, pero se negó a permitir que la tristeza lo consumiese mientras caminaba por el bosque. Prefería sentir indignación, porque sabía exactamente lo que iba a encontrar cuando comenzase a catar las almas de aurvas y edeels en la población a la que se dirigía.
En mitad de la noche el bullicio en las calles era considerable. El pueblo parecía disfrutar de un día de mercado ajetreado, y el anima se metió en aquellas calles atestadas con su disfraz de edeel de pelo verde. Por alguna razón aquello le hizo rememorar las celebraciones de la unión, el festejo más largo que tenía lugar en su mundo de origen. Los niños se pasaban las dos semanas jugando en la calle, haciendo ruido. Los adultos tocaban música e interpretaban obras de teatro. Y, mientras el resto se divertían, los aurvas de trece años se preparaban para lo que pudiese pasar. Ayne se preguntaba muchas veces por qué no había comprendido antes lo dura que era aquella situación.
Un niño pequeño se tropezó con él y lo miró con sorpresa desde abajo antes de volver corriendo hacia sus padres. El anima no se habría atrevido a tocar el alma del pequeño, pero cuando se acercó a los padres para devolverles el muñeco que se le había caído tanteó sus almas de edeel. Eran como las de cualquier otro edeel, o cualquier otro aurva, de cualquier otro mundo. Les sonrió antes de comenzar a alejarse, dejándoles intimidad mientras el hombre le explicaba a su pareja que de repente se encontraba mareado.
Ayne se tropezó después con una aurva, un edeel, una pareja joven que iba de la mano, y tantos otros. A veces simplemente pasaba lo suficientemente cerca de ellos como para rozarse, otras veces fingía dar un traspiés para tocarlos y se alejaba disculpándose con un gesto, fingiendo prisa. No tenía amuleto para traducir sus palabras, ni quería pararse a hablar con nadie. Estaba actuando de la misma forma que lo hacía cuando salía a cazar a Varmania, con aquella sutileza que le había llevado tiempo refinar.
Los pasos del anima terminaron por llevarlo a las afueras. Tras nutrirse durante un buen rato de almas sinhadres ya sabía de primera mano que aquel planeta no tenía nada de especial o diferente, ni su ambiente ni sus gentes. Aquello no lo cogía por sorpresa. Sencillamente había querido hacer una última comprobación que no dejase ningún cabo sin atar. El mundo que siempre había visto como ideal estaba poblado por sádicos. Tenía que serlo si una criatura inmoral como él sentía repulsa al pensar en ello.
El sonido de un instrumento siendo afinado le hizo abandonar aquellos pensamientos funestos, siendo una distracción más que bienvenida. Al final de la calle había un negocio cuyo cartel consistía en una talla de una flauta de pan. La puerta estaba abierta y, en su interior, un lutier tensaba y probaba las cuerdas de un arpa. En las paredes de su taller había todo tipo de instrumentos expuestos, y al fondo una mesa con herramientas y una pequeña estantería repleta de libros.
El anima se paró a observar. Su mirada se posó en varios instrumentos antes de detenerse sobre una zanfona sinhadre de tamaño manejable. En su mente comenzaron a sonar retazos de canciones populares de su infancia; muchas de ellas estaban protagonizadas por el canto de aquel instrumento, uno de sus favoritos indiscutibles. Escuchar a Irianna tocar el violín le había dado la idea de aprender a tocar el mismo instrumento, pero cuanto más miraba aquella zanfona más difícil le resultaba ignorar su propia nostalgia.
El lutier se había dado cuenta de que había un edeel mirando a través de su cristalera, y se asomó por la puerta, diciendo algunas palabras ininteligibles para el anima e invitándolo a pasar. Se señaló a sí mismo mientras, probablemente, decía su nombre, y le tendió la mano sonriendo. Ayne se la apretó sin encontrar otra escapatoria, devolviéndole una sonrisa incómoda.
—Lo siento —le dijo, mientras permitía que aquel aurva se desmayase de agotamiento debido al contacto.
Ayne no había planeado que las cosas saliesen de aquella manera, pero había aceptado la oportunidad según se le había presentado. Tras asegurarse de que la calle estaba vacía, hizo levitar al hombre hasta sentarlo una silla. Probablemente tardaría algunas horas en despertarse, pero se recuperaría sin mayor problema si descansaba lo suficiente.
El anima rebuscó en sus bolsillos. No se había querido ir a Sinhdro sin llevar nada de valor encima porque, ante todo, no era ningún ladrón, pero ya no tenía un solo aüre que entregarle a los tenderos de su mundo natal, y había cosas que solo se podían conseguir a través de comerciantes. Sin embargo, el oro no era el metal más valioso en Sinhdro, sino el hierro, por eso depositó un fragmento de este sobre la mesa, tan grande como diez fidmos, y esperó que fuese suficiente para compensar el contratiempo que le había causado a aquel aurva.
Alargó la mano hacia la zanfona con vacilación y la probó. Tal vez no sabía tocar ninguna canción con ella, pero sabía cómo funcionaba. Hubo un tiempo en que se había interesado por la música y aprendido solfeo, pero su padre le había impedido seguir asistiendo a las reuniones en el centro cultural del pueblo. También rebuscó entre los libros del lutier, y no solo entre los que tenía a la venta. Era una tienda de música, y como tal tenía manuales y partituras. El edeel se aseguró de llevar un libro que hablase sobre los cuidados y la afinación del instrumento, además de lecciones de uso. Los dibujos y diagramas eran bastante reveladores, aunque no pudiese leerlos en ese momento, y el lutier le había puesto las cosas fáciles clasificando los libros por tema en su librería.
Aunque sabía que los manuales no podían suplir a un tutor real, el anima tenía todo el tiempo del mundo por delante. Tal vez podía buscar un maestro y acudir a Sinhdro a sus lecciones haciéndose pasar por alguien nuevo en su zona. Pensando en las posibilidades, se alejó de aquella calle, asegurándose de dejar la puerta del taller cerrada para que nadie molestase al aurva. Corrió hacia el bosque y aseguró su botín para no perder nada por el camino con ayuda de magia, ya que no se había traído nada más que una bolsa, que había esperado llenar de hierbas para Eara. Cuando llegase a Serpentaria, la sorpresa iba a ser todavía más grande que si simplemente le hubiese llevado un puñado de especias.
Así, tras decirle a Eara que necesitaba ir a Sinhdro solo, se dirigió a la explanada de los portales. Tendrían muchas otras ocasiones para ir juntos a buscar ingredientes, y empezarían a hacer aquel tipo de viajes pronto, pero aquel día tenía que ir solo porque si estaba con ella no podía dedicarse a cumplir su precio. Había algo que el anima necesitaba comprobar desde hacía mucho tiempo. Algo que, en realidad, ya sabía, pero quería confirmar por completo antes de dar el asunto por zanjado.
Con el paso del tiempo, Ayne había refinado sus capacidades y su intuición, identificando con más precisión que nunca las características de las almas. Sabía de sobra que no había ninguna distinción entre las de criaturas de ojos claros y oscuros, pero nunca había vuelto a tantear el alma de ningún sinhadre, no desde que lo había hecho accidentalmente con Eara cuando se acababa de transformar.
Volver a pisar su mundo siempre era como ahogarse en un lago de nostalgia, pero se negó a permitir que la tristeza lo consumiese mientras caminaba por el bosque. Prefería sentir indignación, porque sabía exactamente lo que iba a encontrar cuando comenzase a catar las almas de aurvas y edeels en la población a la que se dirigía.
En mitad de la noche el bullicio en las calles era considerable. El pueblo parecía disfrutar de un día de mercado ajetreado, y el anima se metió en aquellas calles atestadas con su disfraz de edeel de pelo verde. Por alguna razón aquello le hizo rememorar las celebraciones de la unión, el festejo más largo que tenía lugar en su mundo de origen. Los niños se pasaban las dos semanas jugando en la calle, haciendo ruido. Los adultos tocaban música e interpretaban obras de teatro. Y, mientras el resto se divertían, los aurvas de trece años se preparaban para lo que pudiese pasar. Ayne se preguntaba muchas veces por qué no había comprendido antes lo dura que era aquella situación.
Un niño pequeño se tropezó con él y lo miró con sorpresa desde abajo antes de volver corriendo hacia sus padres. El anima no se habría atrevido a tocar el alma del pequeño, pero cuando se acercó a los padres para devolverles el muñeco que se le había caído tanteó sus almas de edeel. Eran como las de cualquier otro edeel, o cualquier otro aurva, de cualquier otro mundo. Les sonrió antes de comenzar a alejarse, dejándoles intimidad mientras el hombre le explicaba a su pareja que de repente se encontraba mareado.
Ayne se tropezó después con una aurva, un edeel, una pareja joven que iba de la mano, y tantos otros. A veces simplemente pasaba lo suficientemente cerca de ellos como para rozarse, otras veces fingía dar un traspiés para tocarlos y se alejaba disculpándose con un gesto, fingiendo prisa. No tenía amuleto para traducir sus palabras, ni quería pararse a hablar con nadie. Estaba actuando de la misma forma que lo hacía cuando salía a cazar a Varmania, con aquella sutileza que le había llevado tiempo refinar.
Los pasos del anima terminaron por llevarlo a las afueras. Tras nutrirse durante un buen rato de almas sinhadres ya sabía de primera mano que aquel planeta no tenía nada de especial o diferente, ni su ambiente ni sus gentes. Aquello no lo cogía por sorpresa. Sencillamente había querido hacer una última comprobación que no dejase ningún cabo sin atar. El mundo que siempre había visto como ideal estaba poblado por sádicos. Tenía que serlo si una criatura inmoral como él sentía repulsa al pensar en ello.
El sonido de un instrumento siendo afinado le hizo abandonar aquellos pensamientos funestos, siendo una distracción más que bienvenida. Al final de la calle había un negocio cuyo cartel consistía en una talla de una flauta de pan. La puerta estaba abierta y, en su interior, un lutier tensaba y probaba las cuerdas de un arpa. En las paredes de su taller había todo tipo de instrumentos expuestos, y al fondo una mesa con herramientas y una pequeña estantería repleta de libros.
El anima se paró a observar. Su mirada se posó en varios instrumentos antes de detenerse sobre una zanfona sinhadre de tamaño manejable. En su mente comenzaron a sonar retazos de canciones populares de su infancia; muchas de ellas estaban protagonizadas por el canto de aquel instrumento, uno de sus favoritos indiscutibles. Escuchar a Irianna tocar el violín le había dado la idea de aprender a tocar el mismo instrumento, pero cuanto más miraba aquella zanfona más difícil le resultaba ignorar su propia nostalgia.
El lutier se había dado cuenta de que había un edeel mirando a través de su cristalera, y se asomó por la puerta, diciendo algunas palabras ininteligibles para el anima e invitándolo a pasar. Se señaló a sí mismo mientras, probablemente, decía su nombre, y le tendió la mano sonriendo. Ayne se la apretó sin encontrar otra escapatoria, devolviéndole una sonrisa incómoda.
—Lo siento —le dijo, mientras permitía que aquel aurva se desmayase de agotamiento debido al contacto.
Ayne no había planeado que las cosas saliesen de aquella manera, pero había aceptado la oportunidad según se le había presentado. Tras asegurarse de que la calle estaba vacía, hizo levitar al hombre hasta sentarlo una silla. Probablemente tardaría algunas horas en despertarse, pero se recuperaría sin mayor problema si descansaba lo suficiente.
El anima rebuscó en sus bolsillos. No se había querido ir a Sinhdro sin llevar nada de valor encima porque, ante todo, no era ningún ladrón, pero ya no tenía un solo aüre que entregarle a los tenderos de su mundo natal, y había cosas que solo se podían conseguir a través de comerciantes. Sin embargo, el oro no era el metal más valioso en Sinhdro, sino el hierro, por eso depositó un fragmento de este sobre la mesa, tan grande como diez fidmos, y esperó que fuese suficiente para compensar el contratiempo que le había causado a aquel aurva.
Alargó la mano hacia la zanfona con vacilación y la probó. Tal vez no sabía tocar ninguna canción con ella, pero sabía cómo funcionaba. Hubo un tiempo en que se había interesado por la música y aprendido solfeo, pero su padre le había impedido seguir asistiendo a las reuniones en el centro cultural del pueblo. También rebuscó entre los libros del lutier, y no solo entre los que tenía a la venta. Era una tienda de música, y como tal tenía manuales y partituras. El edeel se aseguró de llevar un libro que hablase sobre los cuidados y la afinación del instrumento, además de lecciones de uso. Los dibujos y diagramas eran bastante reveladores, aunque no pudiese leerlos en ese momento, y el lutier le había puesto las cosas fáciles clasificando los libros por tema en su librería.
Aunque sabía que los manuales no podían suplir a un tutor real, el anima tenía todo el tiempo del mundo por delante. Tal vez podía buscar un maestro y acudir a Sinhdro a sus lecciones haciéndose pasar por alguien nuevo en su zona. Pensando en las posibilidades, se alejó de aquella calle, asegurándose de dejar la puerta del taller cerrada para que nadie molestase al aurva. Corrió hacia el bosque y aseguró su botín para no perder nada por el camino con ayuda de magia, ya que no se había traído nada más que una bolsa, que había esperado llenar de hierbas para Eara. Cuando llegase a Serpentaria, la sorpresa iba a ser todavía más grande que si simplemente le hubiese llevado un puñado de especias.
- YberGM
Ficha de cosechado
Nombre: Ulmara.
Especie: cercana alaí.
Habilidades: Velocidad, nociones de lucha y resistencia.Personajes :
● Dirke/Ramas.
● Giz.
● Tap/Malahierba.
●Lara 37/Saria Omen.
● Rasqa: parqio transformado en moloch.
● Eitne.
Heridas/enfermedades : Eitne: le falta la pierna derecha de rodilla para abajo.
Status : Es complicado.
Humor : La gracia de dios.
Re: Sinhdro
12/08/20, 04:26 pm
La espera se hizo eterna para Virai, que permanecía invisible, sentado sobre un peñón junto al portal. Tenía las piernas cruzadas y zapateaba con nerviosismo sobre otra piedra. Sin embargo, igual que no se le veía, tampoco se desprendía ningún sonido de su repiqueteo. Estaba nervioso, sentía vértigo o repelús o los dioses oscuros sabrían qué era aquella mezcla de emociones. Una voz en su cabeza (la suya, la única) le decía que tal vez había exagerado, pero la intuición del brujo le indicaba un peligro inminente. Y si algo sabía, era que su intuición funcionaba mejor que sus pensamientos sobre sí mismo.
Cuando dama Gato cruzó el umbral del portal seguida por su cohorte felina, más gatos de los que había visto nunca el brujo, Virai hizo una señal lumínica para indicarle su situación.
—Siento haberos llamado con toda la que hay liada, pero creo… No, estoy seguro de que se está gestando algo feo. Seguí a los sospechosos hasta una zona de cultivo, una plantación de Gramlias. Eso ya es perturbador por sí solo, pero la zona apesta a magia y no fui capaz de detectar los hechizos de origen.
Cuando dama Gato cruzó el umbral del portal seguida por su cohorte felina, más gatos de los que había visto nunca el brujo, Virai hizo una señal lumínica para indicarle su situación.
—Siento haberos llamado con toda la que hay liada, pero creo… No, estoy seguro de que se está gestando algo feo. Seguí a los sospechosos hasta una zona de cultivo, una plantación de Gramlias. Eso ya es perturbador por sí solo, pero la zona apesta a magia y no fui capaz de detectar los hechizos de origen.
No llores por no poder ver tu pierna,
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
las lágrimas te impedirán ver los cadáveres de tus amigos.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.