Frivowaldanny

El encargado había empezado a adoptar una actitud que dejaba ver cada vez más que le estaba desagradando tratar con Giz y él; y cuando recibieron por fin el aviso de Gael y el goliat le hizo saber que no pensaba comprar nada, no se molestó demasiado en disimularlo, despidiéndoles con un “hiperque tengan un buen diy’s” cargado de retintín.
—Lo mismo digo —añadió tras el asreniano una vez se hubieron reunido con el fuego fatuo—. Y no te preocupes: creo que no nos han echado por un cuarto de Tenacitas —replicó burlón a lo siguiente.

La idea de las revistas, no obstante, le pareció excelente, pues no podían irse de aquel lugar sin uno de aquellos fantásticos ejemplares. Aunque tampoco pensaba negarse al ofrecimiento de Gael de ser él quien llevase a cabo la distracción esa vez.
—Disfruta hiper de tu debut —le dijo con una sonrisa insolente antes de separarse junto con Giz.
Dejó que el fuego fatuo llegase primero hasta el kiosco, caminando a una distancia prudencial en dirección a él, aunque gracias a su oído pudo escuchar la conversación desde el principio y, una vez más, tuvo que hacer esfuerzos por contener una carcajada. Se acercó por la parte trasera del puesto, poniéndose de acuerdo con Giz para sustraer cada uno una revista que llamase su atención. Usando la niebla mágica una vez más, cualquier ejemplar que el encargado tuviese a sus espaldas debería ser fácil de sustraer sin que se enterase mientras fuesen cuidadosos.

Sabiendo que en un kiosco Gael lo tenía más difícil para mantener distraído al dueño, el sueco decidió darse prisa decidiendo cuál sería su objetivo. Una revista con una portada en la que una frivy sujetaba una pelota le hizo pensar que probablemente se tratase de una publicación deportiva… Aunque por supuesto todas ellas daban la sensación de ser revistas de moda. Se decidió por aquella, no queriendo ver mucho más para evitar prolongar el asunto, y conjuró mentalmente un hechizo de intangibilidad delimitado sobre el trozo de pared que había justo tras su objetivo. Se aseguró de que el empleado estaba bien ocupado conversando con el fuego fatuo y atravesó rápidamente la pared con una mano, deslizando uno de los ejemplares del medio de la pila hacia fuera, para evitar que si por algún casual el dueño se giraba viese su mano. Claro que el peso de las primeras revistas cayendo lo oiría, pero dudaba que fuese a pensar que un fantasma le estaba robando.

—La verdad es que sí —reconoció Giz justo tras Noel. Habían estado a nada de que les echaran—. Pero creo que en alguna ocasión deberíamos visitar la parte rary's, tiene que ser interesante charlar con alguien que entienda de la fauna de este mundo.

Por interesante se refería a que la información no le vendría dada como en los libros que solía leer, sino llena de diminutivos extraños y palabras innecesarias. Giz tenía cierta curiosidad por ver cómo explicaban las cosas serias a lo "que te flunchy's". Gael lo sacó de su ensimismamiento con una propuesta bastante divertida y el goliat asintió con la cabeza como respuesta.

Una vez comenzó el paripé, Giz abrió la gola, conjuró también la niebla mágica y continuó con un hechizo de levitación que englobaba diferentes ejemplares. Se aprovechó de la intangibilidad provocada por Noel para sacar sus revistas con cuidado y desconjuró los hechizos una vez tuvo su mercancía robada en la mano. Guardó un total de cuatro ejemplares diferentes en su bolsa sin fondo al mismo tiempo que las revistas caían por la artimaña del draco.

En cuanto se alejaron del quiosco, Giz las sacó y se las enseñó a sus compañeros, comprobando al mismo tiempo que ellos qué clase de revistas había robado. Una de ellas mostraba varias imágenes de playas en las que los principales protagonistas eran frivys desnudos, parecía una revista de turismo. Otra se trataba de una magazine televisiva, como se suponía que demostraba una pareja semidesnuda en la portada. Las dos últimas, con un diseño igual de llamativo que las otras, hablaban de las novedades en cuanto a automóviles y decoración del hogar. Giz se preguntaba si los frivys que aparecían en la última contaban como adornos.

—¿No queréis saber qué afectará a la relación entre Juicy's y Matty's la semana que viene? —les preguntó al draco y al fuego fatuo, desplegando las revistas a modo de abanico.

Gael no dejó que el frivy se girase siendo tremendamente invasivo con su espacio personal y haciendo preguntas constantemente, aunque probablemente él era el más incómodo de los dos. Cuando escuchó a sus amigos salir por la puerta aceptó los productos que le ofrecía el tendero e inició la maniobra evasiva.

—¡Lo siento que te rompes! Superme dejé mi cartery’s en casa, ahora hipervuelvo. ¡Guárdamelos, porfy’x! —le escucharían decir mientras salía. De una carrerita alcanzó a sus compañeros y se apoyó en las rodillas, expirando profundamente—. Qué. Agobio. Ese tipo me quería vender tres colores distintos y solamente tengo una cara. ¿Qué habéis encontrado?

Gael miró por encima las portadas de las revistas que sostenían y decidió que prometían bastante. Alguna era excesiva incluso, pero aquello era Frivowaldanny. No pudo evitar reír ante la pregunta de Giz y cogió una de las revistas del abanico.
—Déjame ver. ¡Súper fuerte de la total! —Sin embargo la revista  que cogió parecía solamente un catálogo de vehículos—. ¡No puede ser! ¡Le dejó por un coche!

Mientras hablaban siguieron caminando por la calle. Si se encaprichaban de rapiñar algo más por la calle, como comida u objetos, Gael abogaría por hacerlo con más magia y menos palabras en el dialecto frivy –o, mejor dicho, sus patéticos intentos por imitarlo–.

Sigue en el Cuchitril.

Por parte de Giz solo hubo una interrupción más al viaje de vuelta hacia el portal y, sorprendentemente, no fue para arrancarle pelos a ningun bicho. Sino para robar unos cucuruchos de comida Frivy de un puesto. "Si es para llevar no tiene sentido que no cojamos un poco" diría a sus compañeros. La comida se trataba de alguna especie de molusco rebozado y frito, probablemente fuera para rary's.

El goliat ofrecería un cucurucho a cada uno de sus amigos y se guardaría otro bien conservado en una bolsa sin fondo, para compartirla en casa. Tras eso, por su parte podían volar tranquilamente de vuelta a la isla del portal.

Teniendo en cuenta que Giz había decidido recoger varias revistas a la vez ya no hizo falta esperar más. El dueño había estado demasiado ocupado dándole la chapa a Gael como para siquiera notar absolutamente nada y en cuanto el fuego fatuo puso una excusa para irse se reunieron con él lejos del establecimiento. Enseñó la revista que había cogido junto a las cuatro de Giz y se llevó las manos teatralmente a la cabeza ante el comentario del asreniano.
—Lógico, un coche tiene mucho más caché y glamour que ese rary sin ninguna duda —comentó, no obstante, en tono jocoso tras la aportación de Gael.

Su última parada antes de regresar sería para hacerse con algo de comida, y el asreniano no se hizo esperar al hacerse con unos cucuruchos en un puesto de camino al encuentro de algún supermercado o verdulería. Degustando aquel peculiar aperitivo, no se complicaron demasiado y sustrajeron algunas frutas y verduras de la forma más práctica y rápida que se les ocurrió, que fueron a parar a sus bolsas sin fondo. Después salieron de la ciudad para volver a alzar el vuelo en dirección a la isla del portal.

—Es incluso gratificante volver a verse como antes, por muy poco agraciado que seas —comentó con alivio cuando por fin pudieron deshacerse de las ilusiones—. Preferiría tener permanentemente la apariencia de un trasgo antes que volver a verme con eso puesto. Más vale que la novata te pague bien por Timocitas —añadió dirigiéndose a Gael manteniendo una expresión divertida.

Andaba despacio, tomándose el lujo de vislumbrar la ciudad a sus pies una vez más antes del viaje, quizás incluso por última vez. Era una de las conexiones altas de los rascacielos, una zona donde reinaban las oficinas por lo que disfrutaba del sonido de sus pisadas y de la ausencia de fans atosigándole. Lo había dejado todo en orden, el anuncio de su retiro había sido retocado para la peculiar interferencia en sus planes, la distribución de su puesto y las responsabilidades habían quedado zanjadas heredando una pequeña rary prima suya su cargo que sabía que lo haría bien cuando llegara el momento dado que de su línea no había descendientes, los proyectos que había empezado estaban asegurados, sus cosas repartidas, sus androides de compañía que había pasado tanto con él y con su hermana se encontraban con su buen amigo y consejero... Incluso se había despedido de sus amigos del chat. Aún así seguía sintiéndose intranquilo, esa sensación que vibra en el estómago impulsada por los nervios se hacía notar cada vez más según se acercaba a su cita. ¿Cuál había sido la última vez que sintió algo así? Solo se le ocurría cuando subía las escaleras a por su premio del CoMo más deseado archivando uno de los logros que quería, más atrás de eso... simplemente no quería recordar.

Se paró un momento junto a la última ventana de la conexión entre los rascacielos, observando la ciudad, su familia había creado y moldeado gran parte de todo aquello y él mismo había formado parte de ese proceso no podía evitar sentir cariño por todo aquello. Con un suspiro miró hacia delante y siguió su camino a través de las oficinas vacías, todo el mundo debía estar en las fiestas o durmiendo, los rarys debían estar jugando a sus cosas y quedando entre ellos, todo seguía su curso, ajeno a la conquista silenciosa de Rocavarancolia.

Finalmente estaba delante de aquella puerta, para cualquier otro no tendría absolutamente nada de especial pero él sentía como aquella molesta sensación se había expandido ya hasta su garganta. Tomó aire e intentó que se fuera sin éxito, pero al menos había calmado su cuerpo encerrando la sensación en un desagradable cosquilleo.

Agarró la manilla con decisión apartando el miedo y los nervios y entró a la sala de reuniones. Nunca pensó que loagraría así su segundo objetivo.

El maquillaje y la ropa eran de la mejor calidad de la que frivo disponía así como los materiales que conformaban las tiras de led y la suela de sus botas cuyos patrones estaban mlimetricamente diseñados para la perfección, por no hablar de su brazalete cuyos diamantes azules y rosas formaban las figuras que recorrían el metal negro ensalzando el gran diamante azul que coronaba el centro de aquella obra de arte, el accesorio más caro de todo frivo, acompañado de sus cinco anillos formados del mismo material y joyas diseñados para ensalzar el brazalete aún más aparte de lucirse ellos por si solos. De su semblante y sus ojos manaba la seriedad e intensidad de aquel que había tenido que discutir cientos de veces en las altas esferas sin recular ni un paso para conseguir sus propósitos y su cuerpo solo aumentaba aquella sensación, perfectamente erguido. Emitía una fragancia afrutada de diseño que solo alguien en su posición podía permitirse. Todo ello era a propósito pues si iba irse a Rocavarancolia lo haría con el orgullo de alguien que había tenido a todo frivo en la palma de su mano.

Su voz grave a pesar de lo dulce y suave de su tono llenó la sala. -¿Me hiperbuscabas, cosechadora?

Dama Isis se sentía honrada de que la hubieran elegido como cosechadora de su propio mundo. No era solo por el modesto sueldo extra que había sido de gran ayuda para su proyecto, si no más bien por el estatus que le daba y el significado que tenía para ella. Rocavarancolia le había cambiado la vida de una forma que jamás se hubiera imaginado y de verdad creía que estaba haciendo algo bueno por los pobres desgraciados a los que llevaría a la ciudad. Su cerebro apartaba convenientemente los recuerdos de su criba o los clasificaba como un mal necesario, para ella lo que había conseguido compensaba con creces todo el sufrimiento.

La sala que le habían cedido para recibir al único cosechado de ese año era la misma en la que los miembros del Consejo se habían presentado para conquistar el mundo. Las persianas de los enormes ventanales que ocupaban una de las paredes estaban bajadas, por lo que la iluminación era artificial, proveniente de focos alógenos de luz ténue. Las pantallas repartidas por la sala parpadeaban con estática pero sin emitir sonido. Ningún aparato electrónico funcionaba allí, ninguna imagen ni dato podía entrar o salir.

La veela hizo girar el sillón en el que estaba sentada en cuanto oyó la voz del chico y le recibió con su mejor sonrisa y su aura a máxima potencia. Ese día vestía un traje de chaqueta de color rojo intenso. La chaqueta estaba apoyada de forma casual sobre sus hombros por lo que se podía ver perfectamente el top de encaje negro con escote amplio que llevaba debajo. Calzaba sandalias de tiras negras con tacones finísimos y sus labios estaban decorados con pequeños brillantes del mismo rojo que el traje. Su cabello era negro como una noche sin luna, liso y largo hasta los hombros. Como únicos complementos estaban el reloj de oro de su muñeca, que imitaba los que había en los torreones para anunciar la llegada de la Luna Roja, y su querido Osiry’s que iba engalanado con un arnés de oro y carmesí.

-Bienvenido Nery’s. Supongo que no tengo nada que explicarte, ya sabes por qué te he mandado llamar.

El chico era ese CoMo que se había autoproclamado príncipe, algo que a la veela le había impresionado si no hubiese conocido a la auténtica realeza. Parecía un chico prometedor del que los superjefy’s del Drocarbury’zz estaban deseando deshacerse. Dependería del capricho de la ciudad si lo conseguían o no.

Echó un vistazo alrededor rápido alrededor, incluso con todas las pantallas en estática aquella sala era inconfundible para él y seguramente para todos los lideres de Frivo. Vio la silla girar y la sorpresa que encerraba le hizo esgrimir su mejor sonrisa. La devoró con la mirada, asombrado, las personas que considera más bellas que él las podía contar con los dedos de una mano, sobrándole, pero ella superaba por mucho aquello. Disfrutó de sus rasgos y las líneas de su cuerpo y se lamentó de que hubiera tanta ropa, sorprendido aún así de que incluso con tanta le provocara aquella reacción. Dama Isis era la primera persona en mucho tiempo con la que de verdad quería hacerlo.

Su pequeña mascota le hizo gracia, financiaba varios acuarios y refugios pero él mismo no había tenido nunca tiempo de tener ninguna. Rio suavemente ante sus palabras, incluso su risa parecía haber sido hecha para que su belleza destacara. -De la total. -Contestó, como si hubiese sido una pequeña broma, divertido. Su voz no se quedaba para nada atrás tampoco. Comenzó a moverse por la sala, rodeando la mesa central para acercarse a ella. -Superhe de decir que los rumores de tu belleza se quedan absolutamente cortos que te rompes. -Daba pasos deliberadamente lentos, no quería forzar nada de aquello y pararía si así se lo pedía. Acarició el borde de una de las pantallas de la mesa con cariño y picardía sin apartar su mirada de ella. -Sin embargo hiperno se nada de lo que viene, estoy de la total en tus manos. -Su voz era seductora y los tonos y matices bailaban por las palabras dejando las intenciones claras, como solía ser habitual en frivo.

Dama Isis tamborileó con los dedos sobre el caparazón de Osiry’s mientras seguía al CoMo con la mirada. Había cierto aire depredador en sus movimientos como solía ser habitual en ese tipo de hombres de Frivo, sin embargo para la veela era como ver a un cachorro intentando cazar; se aprecia el esfuerzo, resulta adorable el empeño que le pone, pero sabe que no va a llegar a ninguna parte.

-La gente de este mundo es incapaz de concebir algo tan grandioso como mi belleza -respondió. -¿No lo has sentido alguna vez? Todo esto se queda corto, que todo el mundo aquí está demasiado limitado…

Acercó la silla a la mesa pulida para apoyarse. Su actitud era altiva, quizás algo burlona, pero no había duda que tenía la elegancia de los dioses a los que representaba. Su mano dejó de acariciar a la langosta y con un suave giro invocó un racimo de lucecitas de colores que flotaron hacia Nery’s y lo rodearon. Estaba ignorando deliberadaente sus insinuaciones, tenía una tarea que hacer y ningún interés en perder el tiempo jugando con un brote, así que fue al grano.

-Es imposible que aquí puedas alcanzar tu potencial, eso está claro, sin embargo ahora es cuando debes demostrar que eres digno

Las luces dieron un par de vueltas alrededor del frivy y luego volvieron a su ama, formando tras su cabeza un halo similar al que había llevado el día que fue cosechada. Dama Isis sacó una hoja de papel y una pluma de diseño recargado que no se parecía a ningún instrumento de escritura que pudiese encontrarse en Frivowaldany. La veela deslizó el papel sobre la mesa en dirección a Nery’s y le tendió la pluma.

-Firma -ordenó -Este será el primer día en tu camino hacia la verdadera grandeza.

Cero respuesta eh... Para una vez que hiperme apetece... -Aún así Nery´s se lo esperaba, llevaba ya lo suficiente trabajando para Andras y Garoni como para que le sorprendiese la actitud de un rocavarancolés, aunque Dama Abrazos y su novia solían ser menos altivas...

Abandonó pues los tonos y las intenciones para ir a paso normal hacia ella mientras la escuchaba. Alzó una ceja impactado por la afirmación pero no podía negar que de cierta manera tenía razón.

-Cierto. -Declaró firme como única respuesta. Sonrió divertido a las luces y siguió caminando sin tampoco mucho más interés, su expresión corporal era relajada pese a que retazos de los nervios seguían ahí pues no quería dejar que se vieran.

Contempló la pluma con interés aunque no pudo evitar bromear al ver el papel.

-Vaya, pensé que superme había librado de esto. -Rio. -Un último papel hacia mis vacaciones forzadas.

Tomó la pluma y empezó a firmar sin rechistar, sabía que tampoco es como si tuviera otra opción. Su firma era más un dibujo que un nombre.

-La verdad megaes que después de estos años no pensé que me tocaría... El destino supertiene un humor como que muy particular. ¿No crees? -Levantó la mirada sonriente y contemplando el halo que ahora formaban las lucecitas, formando aquella preciosa imagen con su dueña.

Dama Isis se rió con la broma de Nery’s. Realmente no era necesario que firmase ningún contrato, era un requisito que solo debían seguir los cosechados de la Tierra, sin embargo ella prefería que hubiera algún documento de por medio, se sentía más como algo oficial y menos como un secuestro.

La tinta de la pluma fluyó como sangre fresca por el papel, con un rojo brillante que no se oscurecería al secarse como la sangre real. No iba a mentir, le encantaba ese tipo de dramatismo. Con un movimiento de su dedo el contrato se enrolló y se esfumó en el aire con un ‘puff’. Ya estaba hecho, el cachorro había aceptado, estaba conforme y espectante, aunque la veela debía reconocerle el mérito de mantenerse sereno en semejante situación. Le dedicó una sonrisa, ofreciéndole algo de simpatía.

-Solo la ciudad y la Luna sabe cuándo es nuestro momento, somos elegidos cuando estamos preparados.

Nery’s tenía hecha su vida, como la había tenido ella misma, pero si sobrevivía la vida que había llevado en Frivo le parecería un sueño ridículo.

-Ha sido un placer, Nery’s, te deseo mucha suerte. Nos vemos en Rocavarancolia.

Y con un sencillo hechizo durmió al CoMo, haciendo levitar su cuerpo para que no se estampase contra el suelo.

Desde que su negocio se había puesto en marcha dama Isis no había hecho tantos viajes a Frivo. Tenía casi todos los materiales que necesitaba en su taller y salvo para algunos encargos muy específicos no había necesitado salir de la ciudad, así que se había enterado tarde del conflicto. Aunque se había asustado al principio, pues en la vida había sido testigo de nada similar a una revuelta, pronto su mente calculadora comenzó a plantearse si no sería una ocasión magnífica para hacer algo de márketing. Y por lo que vio parecía que ese era el objetivo del Consejo.

Permaneció en silencio todo el tiempo, unos pasos por detrás de Akeyo. Le alegraba que de todos los miembros del Consejo fuese ella la encargada de dirigir su parte de la operación, era con diferencia la que más confianza le inspiraba. Miró con atención los vídeos y pudo entender al instante por qué se había montado tal revuelo. No había sabido el nombre de la transformación hasta el momento, pero sí había visto uno en la ciudad, de pasada. << ¿No es un novato?>> se preguntó.

Cuando Akeyo los hizo visibles dama Isis no perdió tiempo en dedicarle una discreta sonrisa a su antigua jefa, ahora víctima, y le agradó verla estremecerse en silencio. Mantuvo su aura lo bastante presente como para que los frivys estuvieran más colaboradores pero no tanto como para atontarlos y que no comprendiesen las órdenes de la demiurga.

Ese día vestía ropa más frivy que de costumbre: un body de encaje negro, botas de tacón hasta medio muslo y una capa blanca con hombreras. El cabello, de color negro, estaba recogido en una trenza que le llegaba hasta las nalgas y el maquillaje era brillante y teatral. Llevaba varias joyas de oro con piedras preciosas engarzadas que no eran si no talismanes mandados a hacer, aunque no creía que fuera a tener problemas con su caudal mágico allí.

Strix se había tomado un descanso después de la misión en los subterráneos y después había vuelto a sus quehaceres normales. Le fabricaron nuevas espadas y repararon su armadura, después se encargó de volver a poner las runas en su sitio. En definitiva un tiempo tranquilo.

Hasta que dieron el aviso de que las cosas se estaban desmadrando en algunos mundos vinculados. No había pasado ni un puto año desde el último incidente y ya había otro, estaba claro que Rocavarancolia no era una ciudad tranquila. Pero esta vez habían implicado al ejército.

La naga siguió a la demiurga un poco por detrás, dudada de que nadie intentara nada con la mujer pero aún así Strix estuvo atenta. Los Total diseñadores le parecieron una panda de inútiles debiluchos y su súplica no hizo más que confirmárselo. El vídeo dejaba claro que se trataba de un aura oscura y la naga estaba casi segura de que lo había visto algún día por la Sede.

Cuando la demiurga deshizo el hechizo de invisibilidad Strix se cruzó de brazos resaltando su delantera. Vestía una blusa negra con un escote de vértigo y un sujetador de encaje rojo, ambas cosas compradas en la tienda de Isis a la que echó un vistazo rápido. Se preguntó cuánto conocería a los tipos allí presentes.

Asintió a Akeyo cuando les dio las órdenes y se acercó a un Total Diseñador para hablar con él. El tipo balbuceaba y no paraba de ir de las tetas de Strix a su cola.

-Eh, concéntrate - le reprendió,- solo es una cola.

Entonces el hombre se mostró más dispuesto a hablar con la naga. Apenas averiguó algo más que lo que ya sabían en la ciudad. Con un siseo molesto la naga se alejó y esperó la vuelta de la demiurga, quién no tardó en aparecer acompañada por Garoni y un tipo que Strix había visto alguna vez por el mercado. Cuando la mujer les dijo que iban a dar un espectáculo en medio de la ciudad esbozó una sonrisa peligrosa.

-¿En qué tipo de espectáculo habías pensado, Custodia? - preguntó dispuesta para el trabajo.

La demiurga les dejó unos minutos para pedir refuerzos, en los que dama Isis trató de reunir por su cuenta toda la información que le fuera posible. Se sentó junto a una de las total-diseñadoras, haciéndole el vacío por completo a su exjefa que parecía tener la esperanza de que la veela le diese algún dato más.

Descargó los vídeos y todos los datos a la tablet que usaba exclusivamente para sus asuntos en Frivo. Los ataques habían ocurrido en tiendas muy conocidas y populares, con lo que la intención de crear un escándalo era más que evidente. El origen de los rumores, sin embargo, le chocó, pues no habían salido de ningún foro rary si no que eran post únicos en las redes más populares. Ni siquiera se habían molestado en borrar las cuentas que se habían creado para ello, aunque obviamente el dispositivo utilizado estaba ilocalizable. De todo esto dedujo que entre los perpetradores no había frivys, pues habían recurrido a medios bastante fáciles de encontrar a simple vista. También tuvo que reconocer la insultante facilidad con la que habían creado semejante caos. Si se paraba a pensarlo casi ni haría falta magia para hacer algo así, incluso el transformado utilizado para los videos era bastante soso en comparación a los engendros que se podían encontrar en la ciudad. ¿Es que no tenían nada mejor? ¿O es que era el único al que habían podido convencer para ello?

Cuando Akeyo regresó dama Isis fue a ella dispuesta a comentar sus teorías, incluida la posibilidad de intentar descubrir a los cómplices usando magia de rastreo en los últimos lugares en los que se había detectado la señal del dispositivo. La demiurga les traía, sin embargo, otra misión.

-¡Oh, me superencantan los espectáculos! -dijo, juntando las manos y con los ojos brillosos por la emoción. -¿Qué vamos a hacer?