Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Sus palabras en el oído me hacen cosquillas, me abraza con las piernas con fuerza y introduce las manos bajo mi sudadera y mi camiseta, deslizándolas por mi espalda, se queda pensativa con la cabeza sobre mi hombro, de pronto ríe y vuelve a mis labios, buscando mi lengua y mordiéndola con suavidad, con una sonrisa maliciosa en los labios. Sus besos bajan hasta el cuello, hasta las marcas que casi se han borrado, señales que dejo Cain hace algunos días, las besa una a una, rozándolas con su aliento, un escalofrío me recorre la espalda, como siga así se como vamos a acabar, pero se calma, saca las manos de mi sudadera y se hecha para atrás, me alivia en parte, en fin ... la azotea no es un buen lugar, pero también me fastidia ligeramente, rodeo su cintura con los brazos y descanso la cabeza en su hombro ... ¿donde estará Cain?. No pasa ni un minuto cuando la trampilla se abre, Cain se sienta a mi lado y sin previo aviso me pega un bocado en el hombro, luego se le pega a Elliot, me miro el hombro y veo la marca de los dientes ...
-¡Auch! - me quejo mirándole con los ojos entornados - ... como se nota que no te preocupan las consecuencias, si no tuvieras a Estigma otro gallo cantaría - le digo con una sonrisa - ... ¿quieres mimos? - le pregunto con una risa - ... no se, no se ... has sido malo, ¿se los damos? - le pregunto a Elliot mirándole a los ojos cómplice - .. va, venga si ... toma - le digo al italiano colocando a Elliot en su regazo - ... es muy blandita y suave ...
Me inclino sobre el y saboreo su boca, conteniendo las ganas de propinarle un mordisco, recorro con la lengua su cuello y respiro en el hueco del hombro, luego me echo para atrás y me quedo sentado a su lado, mi mente vaga distraída, al igual que mi mirada, en mi cabeza resuena una melodía ...

Cain corresponde al beso de Vacuum, pero él sí muerde, atrapando su lengua entre los dientes, jugando con ella, peleando contra ella. Frota su cabeza contra la del griego cuando este empieza a lamerle el cuello. Era la reacción que esperaba, debería haber subido desde el principio, se habría ahorrado todas esas horas de mal humor... Recibe a la pelirroja casi con ansia y saborea su boca estrechándola contra sí, acariciando sus caderas, masajeando el hueso con los pulgares mientras los demás dedos se pierden más abajo. La chica parece querer contenerse, por lo que sube las manos hasta su espalda, pero baja la cabeza, hundiéndola entre sus pechos como si tratase de esconderse
-Aquí se está bien- dice en tono infantil

Cain si muerde, agarrando mi lengua con los dientes, empujándola con la suya, frota su cabeza contra la mía cuando bajo por su cuello, se entrelaza con Elliot con ansia, mientras yo me distraigo, la lengua de Elliot en mis labios me saca de mi ensimismamiento, no. si al final nos lo montamos en el tejado, le devuelvo el beso, respirando su aliento, deslizo mi mano por la espalda de Cain, rozando la pierna de Elliot con lo dedos, es todo muy confuso, pero es muy agradable, perfilo la cara de Elliot con los labios, recorriendo su mentón y mordisqueando levemente sus mejillas ... la chica se contiene, Cain sube las manso por su espalda y esconde la cabeza entre sus pechos, hace un comentario y yo me río ...
-Seguro que si - le respondo con voz suave - ...
Recojo las piernas hasta apoyar la barbilla en las rodillas, el juego es divertido, pero me vuelvo a ensimismar mirando la ciudad, observando las estrellas que hay en el cielo, que han aumentado en número desde ayer ... sin duda queda poco para la Luna Roja, un temor a lo desconocido me corroe por dentro, pero lo aparto de mi con un suspiro, estoy desganado y mis ojos están algo apagados ...

Cain había perdido la noción del tiempo, acurrucado en el pecho de Elliot. Pero ya empezaba a refrescar. SE separó un poco de la chica dejándole besos en el cuello y le dio un toque en el hmbro a Vacuum
-Mejor que bajemos, hace frío- dijo- Y apenas he comido nada... -Elliot se bajó de las piernas de Cain y se estiró. El siciliano, al ver que Vacuum no respondía, le propinó otro mordisco, pero acompañado de varios besos y lamidas a modo de comensacion, subiendo poco a poco hasta sus labios.- Que vayamos a cenar, marmota- vuelve a llamarle. Miró de reojo el cielo, las estrellas. Cada vez había más, pero no estaba seguro de si eso era reconfortante o inquietante <<Las estrellas anuncian algo...>> Una mezcla de curiosidad y miedo ocupó la mente de Cain por unos instantes, pero finalmente apartó su vista del cielo y se encaminó a las escaleras.

Cuando acabo la fruta me aburro de estar en la cocina sin hacer nada. Subo a la tercera planta y recojo el libro de hechizos que había dejado allí la noche anterior y bajo de nuevo. De camino miro de reojo la puerta del estudio, todavía no se me ha ido de la cabeza, pero no es momento de pensar en ello... no, supongo que no.
Ya en la cocina abro el libro por un hechizo que todavía no he probado pero siempre he querido utilizar. No lo recordaba ya, pero me puse a memorizarlo de nuevo. Me parecía muy divertido eso de ser intangible. Sin embargo las advertencias eran muy claras, no podía tocar nada en el momento en que volviera a ser tangible. Pero solo probaría un rato y pararía el hechizo yo mismo cuando estuviera seguro de que todo estaba en su sitio.
Preparo los amuletos y echo una última ojeada al libro. ¡Allá voy! Empiezo a realizar el hechizo, con el corazón palpitando a toda velocidad. Cuando termino, tengo los ojos cerrados fuertemente y me tambaleo. alargo un brazo para apoyarme en la mesa, pero esta no existe y caigo al suelo a través de ella. Pero tampoco me hago daño, estoy más allá del suelo que estaba pisando un momento antes. Me levanto atravesando la mesa, asombrado. ¡Esto es genial! ¡Es como ser un fantasma!
Me pongo a atravesar las paredes, saliendo y entrando del torreón, viendo la hiedra por dentro y la despensa, atravesando todo lo que se me antoja, con una sonrisa en la cara.

Nia sale del cuarto con algo de miedo. Afuera seguro que estaba oscuro y queria ver las estrellas. Le gustaban las estrellas. Arrastrando los pies, dejando un rastro de tinta inutil que aun seguia manando de su boca desde mediodia, sale al patio. Aunque no conocia ninguna de las estrellas, ellas seguian ahi, brillando. Su luz le ilumina los ojos entristecidos mientras canta una canción de cuna que habia aprendido.
Ironicamente, esa canción era de la tierra. Harm vuelve ha hacerle compañia a la niña. Lo que más le preocupaba a él era toda esa tinta seca e inutil. Solo significaba una cosa, estaba enferma. Si bien Nia lo sabia puesto que habia visto la tinta secar a algunos de sus abuelos y a los pocos dias, morir. Harm maldijo por lo bajo. Si estuvieran en Ulterania seguramente la ciencia y la medicina podrian cuidarla y curarla, aun era joven. No debia morir...

Yip se despierta, en su cama de Letargo, una de dos, o todo había sido un sueño y no existía el portal mágico, ni el burdel y todo había sido fruto de su imaginación, que podía haberle dado una mala pasada, o de verdad había ocurrido y había luchado con uno de los demonios de los que su abuela le había hablado, y... al perder, podría tener a ese demonio dentro de si mismo. Rápidamente, levanta la mano derecha, viendo como la herida la surca, era bastante fea, lo que le impulsaba a pensar que el demonio estaba en realidad en su cuerpo, además, notaba el cuerpo diferente, como más flexible, y dicha flexibilidad era un claro indicio demoníaco, ya que en las peliculas de la Tierra, los endemoniados solían torcerse en figuras imposibles.

<<¿Acaso yo soy yo? Esto lo estoy pensando yo ¿o soy otro pensando como yo?>> piensa, confundido. Sólo había una cosa que le hacía sentirse seguro, entrenar, sus entrenamientos le ayudabana concentrarse, por lo que sube al cuarto piso y empieza a golpear uno de los maniquís de madera.

<<bueno, esto parece como antes, sigo golpeando igual y lo recuerdo todo, a lo mejor el demonio ese no entró...>> continua pensando, intentando convencerse de ello