Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Despierto. Vaya, segunda noche consecutiva con un techo desconocido. Esto me recuerda a los constantes viajes con mi madre, aunque sospecho que mi estancia aquí va a ser más larga que eso... ¿Quién sabe? Estoy acostumbrada a los cambios bruscos así que no me afectan...

Me levanto. Aún sigo vestida con mi karategui -no hay ropas mejores en este lugar, por lo que he comprobado hasta ahora-. Absolutamente de blanco exceptuando el cinturón negro que adorna mi cintura. La noche anterior a llegar aquí me acosté en la cama tal cual llegué de entrenar, agotada. Tengo el pelo hecho un asco y bien seguro que huelo a perro, pero creo que esa no es la prioridad por aquí...

Tengo el atlas al lado de la cama improvisada. Probablemente, esta vaya a ser una de mis mejores armas en esta extraña ciudad. Sigo sin entender del todo por qué, pero algo me dice que el peligro acecha en cada esquina, en cada rincón... Y que sólo la suerte me ha salvado en mi deambular errante de ayer.

Pero basta ya de pensar, empiezo a tener hambre y oigo voces en el piso de arriba. Me levanto y salgo de la habitación, dispuesta a conocer a los que van a ser mis compañeros.

Subo por el torreón siguiendo las voces y llego a un salón espacioso en el que se encuentra una extraña niña -aunque no sabría decir qué tiene exactamente de raro- y una chica que tendrá la misma edad que Drew, aproximadamente. Me quedo observando lo que hacen en el marco de la puerta, espero a que ellas se percaten de mi presencia, creo que esa es la mejor forma de entrarles en una circunstancia como la que vivimos...

Nia suelta la espada indignada.
-Esa cosa no funciona bien.-dice enfurruñada. Pero se da cuenta de que hay una chica en la puerta.
-¿Y tu quien eres? Yo me llamo Nia.-dice señalandose.

Al oír a Nia, me vuelvo. Hay una chica en la puerta. Hay gente nueva en el torreón, por lo que parece.
- Hola -. la saludo. - Soy Helli. ¿Cómo te llamas?

(Soy una chica, Nia xD)

-Encantada, chicas. Mi nombre es Adara, ¡espero que nos podamos llevar bien! -y remato mi saludo con una sonrisa firme pero simpática.

<<Cuidado ahora. Una vez el protocolo social se ha cumplido tienes que averiguar las inteciones de la gente.>>
-¿Vivis aqui?-pregunta inocentemente mientras se lleva un dedo al labio dubiditativa.
<<...>>

- Igualmente, Adara - digo. - Seguro que sí, ya lo verás. ¿Cuándo has llegado aquí?
Me vuelvo hacia Nia y asiento.

-Eso mismo iba a preguntar yo, Nia... Supongo que sí, desde que llegué anoche que vivo aquí. Vino otro chico conmigo, Drew, ya le conoceréis -y tras una pequeña pausa prosigo-. Nos abrió un niño llamado Ulises, supongo que debéis conocerle.

- Ulises... Sí, lo conozco - digo. - Bueno, aquí estaréis más o menos a salvo. Mejor que ahí fuera... Esta ciudad es muy peligrosa.

Vaya, esto me confirma que en mi paseito de ayer debía tener algún trebol de cinco hojas enganchado al pelo, como mínimo.

-Estabas entrenando, ¿Nia? ¿Qué tal se te da esa espada?

-Ulises...Ulises...Ah ya. Ese chico.-dice acordandose.
-¿Espada? ¿Eso se llama espada?-dice cogiendola del suelo y mostrandose.-En mi planeta no tenemos de esto...¡Ah es verdad! ¿De donde eres Adara? ¿Tambien vienes del Planeta Tierra?-

-Exacto, del Planeta Tierra -y, por lo que deduzco ella no. Ya decía yo que la veía un poco distinta-. Aunque si me pidieras por un lugar exacto, podría decirse que mi hogar está allá donde aposente mi culo. Llevo toda mi vida viajando de un lado para otro, así que nunca he tenido una residencia fija.

Mientras le digo eso, agarro la espada. Es un verdadero desastre, su equilibro es precario y demasiado pesada para una niña de su tamaño.

-No me extraña que te hayas hecho daño con la espada, niña. Espera, vamos a buscar otra donde fuera que encontramos esta, y de paso miraré si me puedo pillar algo para mí... Y empezar a practicar.

[Yo me tengo que ir ahora, haz que te ayudo a encontrar una espada de madera más adecuada y deja a mi personaje entrenando. Intentaré conectarme esta noche. ]

Adara me muestra otras espadas, menos pesadas, todas de madera. Las levanta con una facilidad pasmosa ante la incredula mirada de Adara. Pero aun asi, Nia las maneja torpemente debido a que no tiene ni idea de como usarlas.
<<Siempre esta la lección basica. Atraviesales con la punta.>>

Tras intentar mejorar con la espada, sin éxito, decido dejarlo. Suspiro, resignada. Decido marcharme de allí, así que me dispongo a bajar. Antes, miro a Nia.
- ¿Nia? ¿Bajas conmigo? - le pregunto. - ¿O quieres seguir con el entrenamiento?

Nia se voltea y mira a Helli.
-¡Si! Empiezo a tener algo de hambre.-dice llevandose la mano a la tripa.

Asiento.
- Muy bien. Vamos entonces - digo, y empiezo a bajar las escaleras. Lo cierto es que yo también tengo hambre. - ¿Sabes dónde están los demás?

Nia niega con la cabeza.
-Nop. Y aparte de ti y de Adara no he visto a nadie más...-

Me quedo pensativa.
- Humm... Bueno, seguro que están bien. Vendrán enseguida.
Aun así, no puedo evitar preocuparme un poco, pero no dejo que se me note.