Torreón Letargo (Archivo I)

Recuerdo del primer mensaje :

Llegamos a las afueras del torreón, que esta completamente cubierto de enredadera, a primera vista no se ve la puerta, así que me pongo a buscarla ...
-Ayudarme por favor - les pido a Elliot y a Gael - ...
Comienzo a golpear con la punta del bate suavemente sobre las enredaderas, esperando oír algo que no sea la madera golpeando contra la piedra bajo de las enredaderas ...

Oigo la voz de un chico joven detrás de la puerta. ¿Y ahora cómo se lo digo...? No había pensado en eso, vaya. Mmm...

En ese momento, se persona otro chico detrás mío. Este seguro es más grande que el de dentro, rondando la mayoria de edad recién adquirida, seguramente.

-Eso mismo te iba a preguntar yo... Déjame, estoy intentando que me dejen entrar, ahí dentro hay humanos.

Me giro de nuevo hacia la puerta.

-Buenas noches, chico. Sé que tal vez suene un tanto extraño, pero... estoy... estamos extraviados y no sabemos dónde ir, ¿sabes? Fui a la biblioteca y ahí una amable... cosa me indicó donde podía encontrar más humanos, y me dio un atlas por el que moverme por la ciudad. He despertado justo hace unas horas y necesito un refugio... Y parece que el este chico también.

-¡Y tengo comida! No sé que era eso de las pezuñas de salmón, pero desde luego no está mal -exclamó Drew, alegre por encontrar por fin, alguien con quien hablar, aunque fuese para decir estupideces como aquella.

-E-espera. ¿Has dicho comida? Anda y saca algo de esos cestos, que me rugen las tripas.

Escucho atentamente las dos voces que provienen de fuera y me debato internamente. ¿Sería cierto lo que decía aquella voz que parecía ser la de una chica normal y corriente? Mi instinto de supervivencia me decía que no abriese, porque podía ser alguna criatura peligrosa tratando de engañarme pero... ¿Y si era cierto? Si eran más niños como nosotros me sentiría mal dejándolos ahi fuera expuestos a cualquier peligro. ¿Qué debía hacer?

Paseé la mirada por la habitación, desorientado, cuando de repente me fijo en algo. Una espada. Parecía bastante pequeña, seguro que podría blandirla incluso yo. Al contemplarla me asalta una idea...

-Está bien... ahora os abro, un momento- grito a los de fuera.

Me acerco rápidamente a la espada y la levanto. Sí, era lo suficientemente ligera para mí. En caso de que fuese algún tipo de monstruo al menos intentaría defenderme... También recogí un pequeño cuchillo que vi por allí tirado, nunca se sabe cuándo podría resultar útil.

Temblando, con la espada en la mano desenvainada me acerqué a la puerta y la abrí.

[que miedo a morir os ha entrado XD]

Fuera no había más que dos personas: un chico con cara de despistado que observaba fijamente las enredaderas como si fuese a descifrar un gran misterio y una chica ocupada en ese momento con lo que parecía un bocadillo; se la veía hambrienta.

Ella masculló algo sobre dormir a la intemperie, camas y seguridad. En cambio, él le saludó amistosamente.

-Hola, buenas. Bonito lugar. Soy Drew y esta es... bueno, no lo sé. No te importa que pasemos, ¿verdad?

Y entró sin más rodeos, tirando de la que parecía ser su amiga (o eso pensó Ulises, que no sabía que nisiquiera se conocían), pasó ante su atónita mirada y se dirigió a una sala. Antes de entrar, Drew se dió la vuelta. Vaya, al fin había recapacitado y se hubía dado cuente de su falta de educación, pensaba Ulises. Probablemente se disculparía correctamente y...
-Oye, ¿no vas a cerrar la puerte? Hay bichos bastante feos por ahí fuera.

[Fdr: Es que no sería creíble que Ulises no tuviera miedo de abrir la puerta xD]

Observo perplejo como el chico entra como una exhalación tirando de su amiga sin contemplaciones. Me quedo un rato semi paralizado con la espada apuntando hacia la puerta. A los pocos segundos me giro y veo que el chico parece que ya se siente como en su casa.

-Sí...-digo medio aturdido.- Tienes razón.

Cierro la puerta todavía bastante atónito y envaino la espada. Me acerco a los recién llegados cautelosamente. Tienen comida... mi estómago ruge y me sonrojo.

-Bueno y... ¿Cómo os llamáis? Yo soy Ulises.

[Como sé que ya os habéis ido me tomaré un poco la libertad de describir lo siguiente así en plan rápido para que no quede raro que se corte aquí la cosa xD]

Me dicen sus nombres y Drew me ofrece comida. Tartamudeo un agradecimiento y comienzo a devorar la comida. Vuelvo a agradecer los alimentos al terminar.

-Es bastante tarde... Os aconsejo que os vayáis a dormir, yo desde luego voy a hacerlo ya. Espero que los demás vuelvan pronto.

Me acuesto en uno de los colchones en un rincón del torreón todavía bastante sorprendido de los repentinos acontecimientos. Al menos nuestra situación había mejorado bastante ahora que nos encontrábamos aquí. Teníamos algo blando donde dormir e incluso baños, Doy media vuelta y trato de dormirme.

Nia se revuelve en su sueño podia contemplar un monton de destrucción y fuego de entre las llamas surgia un enorme ser plateado. Sus fauces argenteas se abrian y cerraban fuertemente mientras que se alimentaba de otro de su especie, de un color onix. Nia se levanta sudando. Se lleva la mano al pecho. El corazón le latia a mil.
-Eso que estaba viendo...-
<<Puede que sea una señal del futuro. O del pasado. O simplemente un mal sueño.>>
-¿Cuanto tiempo llevo durmiendo?-
<<Demasiado. Bueno. Quizas no tanto. El tiempo es relativo.>>
Nia niega con la cabeza y se levanta. Sale a buscar gente despierta. No ve a nadie. Decide ir a explorar por el torreon. Llega a una habitación extraña. Habia pilas de armas, muñecos de entrenamiento y demás. Decide jugar un rato por ahi. Coge a varios muñecos y los reparte por la habitación. Saca sus dos cuchillos.
-Shishishishi...-dice mientras los iba lanzando. Su punteria pedia mucho que mejorar. Se acerca y los recoge. Repite el proceso varias veces pero nada.
-Jo...No consigo darle a nada...-
<<Quizas deberias hacer otra selección de armamento...>>
Nia mira la habitación. Habia un hacha de doble filo apoyada contra una pared.
<<Ni se te ocurra. Primero empieza a practicar con una de las de madera.>>dice Harm señalando una estanteria en la que habian un monton de espadas de madera. Nia se hacerca y coge una.
<<Asi al menos no podras hacerte daño...>>
Nia hace una floritura torpe y se estrella la espada en la cara.Da un chillido y se lleva las manos a la cara dolorida.
<<Al menos no mucho...>>

Me despierto después de una noche tranquila. Me encuentro bien, descansada, así que decido entrenarme un poco. He estado intentando manejar la espada corta que conseguí, pero soy un desastre. Se me resiste. Suspiro. Quizás esto no sea lo mío.
Oigo ruidos en el torreón; hay alguien despierto. Primero, noto que alguien está entrenándose; después, se escucha un grito. Salgo de la habitación y empiezo a buscar.

Nia se aparta las manos. Una marca rojiza cruzaba su cara.
-auuu...-dice frotandose.-
<<Quizá la blandes con demasiada fuerza...>>
-¡No es asi! Esque esta defectuosa...-dice tirando la espada al suelo. Harm toma el lugar de Nia, se agacha y la recoge.
-No digas palabras de las cuales no sabes cual es el significado. No se porque tengo la sensación de que ya he me he entrenado...-realiza unas rapidas estocadas al frente, gira y golpea con el dorso al maniqui que cae al suelo. Harm se mira la mano.
-Este cuerpo está entumecido...-
<<¿Entumequeee?>>

Camino siguiendo los sonidos, subo las escaleras y termino en la habitación de la cuarta planta, donde Elliot, Jau y Vacuum lucharon el otro día. Allí se encuentra esa niña tan extraña, Nia. Parece que se ha golpeado, pero luego continúa con su entrenamiento con tranquilidad.
- Hola - la saludo. - ¿Te encuentras bien?

Harm mira a la chica con ojos vacios. Intercambia de vuelta con Nia.
-Si...eso creo.-dice frotandose el entrecejo y nariz.-¿Como te llamas? Yo me llamo Nia.-

- Soy Helli - respondo. - Me alegro de que no haya sido nada.
Miro la espada de madera que lleva en la mano.
- ¿Qué tal llevas el entrenamiento? - le pregunto.

Despierto. Vaya, segunda noche consecutiva con un techo desconocido. Esto me recuerda a los constantes viajes con mi madre, aunque sospecho que mi estancia aquí va a ser más larga que eso... ¿Quién sabe? Estoy acostumbrada a los cambios bruscos así que no me afectan...

Me levanto. Aún sigo vestida con mi karategui -no hay ropas mejores en este lugar, por lo que he comprobado hasta ahora-. Absolutamente de blanco exceptuando el cinturón negro que adorna mi cintura. La noche anterior a llegar aquí me acosté en la cama tal cual llegué de entrenar, agotada. Tengo el pelo hecho un asco y bien seguro que huelo a perro, pero creo que esa no es la prioridad por aquí...

Tengo el atlas al lado de la cama improvisada. Probablemente, esta vaya a ser una de mis mejores armas en esta extraña ciudad. Sigo sin entender del todo por qué, pero algo me dice que el peligro acecha en cada esquina, en cada rincón... Y que sólo la suerte me ha salvado en mi deambular errante de ayer.

Pero basta ya de pensar, empiezo a tener hambre y oigo voces en el piso de arriba. Me levanto y salgo de la habitación, dispuesta a conocer a los que van a ser mis compañeros.

Subo por el torreón siguiendo las voces y llego a un salón espacioso en el que se encuentra una extraña niña -aunque no sabría decir qué tiene exactamente de raro- y una chica que tendrá la misma edad que Drew, aproximadamente. Me quedo observando lo que hacen en el marco de la puerta, espero a que ellas se percaten de mi presencia, creo que esa es la mejor forma de entrarles en una circunstancia como la que vivimos...

Nia suelta la espada indignada.
-Esa cosa no funciona bien.-dice enfurruñada. Pero se da cuenta de que hay una chica en la puerta.
-¿Y tu quien eres? Yo me llamo Nia.-dice señalandose.

Al oír a Nia, me vuelvo. Hay una chica en la puerta. Hay gente nueva en el torreón, por lo que parece.
- Hola -. la saludo. - Soy Helli. ¿Cómo te llamas?

(Soy una chica, Nia xD)

-Encantada, chicas. Mi nombre es Adara, ¡espero que nos podamos llevar bien! -y remato mi saludo con una sonrisa firme pero simpática.

<<Cuidado ahora. Una vez el protocolo social se ha cumplido tienes que averiguar las inteciones de la gente.>>
-¿Vivis aqui?-pregunta inocentemente mientras se lleva un dedo al labio dubiditativa.
<<...>>