Incógnitas y dilemas

Contra todo pronóstico, Sutileza había vuelto. Ya llevaba un tiempo saboteándoles las cestas y Rick se sentía más frustrado con cada acto del ser emplumado. ¿Por qué? ¿Por qué había decidido tomarla con ellos desde un primer momento? Si tal como sospechaba era otro superviviente como ellos no hubieran tenido problema en darle un hueco en el torreón como habían hecho con Aria, pero había preferido hacerles daño. Se había llevado a Serena, pero no iba a permitir que nadie más muriera. Necesitaba respuestas y la seguridad de que, de alguna forma, consiguieran que se marchara de una vez.

El problema radicaba en el cómo. Luego de consultarlo con todo el grupo, decidieron intentar capturarlo para interrogarle y conseguir esas piezas de un puzzle del que no conseguía ver la forma ni el sentido. Estaba tranquilo con esa idea aunque partieran con la desventaja de que Sutileza tenía alas, lo que podía complicar mucho la tarea, pero parte del ambiente dentro del refugio le preocupaba. Se había aceptado el plan, pero algunos detalles le hacían pensar que algunos de sus compañeros no tendrían problema si los intentos acaban mal para el pájaro. Era consciente de lo difícil que sería, por ello no se había negado a que, si no había otra forma, se usara la fuerza para poder capturarlo. Pero para el neoyorquino era un último recurso si emboscarlo no funcionaba. Temía que alguno decidiera acabar con el problema de raíz si el plan fallaba, pero tampoco podía culparles del todo con todo lo que había hecho. Y aún así... Dudaba de cuál sería la mejor opción.

Rick se encontraba en la azotea esa tarde, cerca del muro. Había decidido salir con el mapa para observar los alrededores del torreón, asegurándose que las calles dibujadas estaban bien. Concentrado, el chico iba analizando el horizonte mientras que con un lápiz iba trazando líneas imaginarias en su paralelo en el papel. Estaba intentando dar con los posibles caminos para emboscarlo desde algunos de los edificios en los que lo habían visto. Eran un grupo grande contra uno, que para su desgracia contaba con una posición ventajosa. Aquello no le quitaba el ánimo para seguir adelante, pero la presión le hacía mella. -Tal vez un grupo podría distraerlo mientras el otro intenta dar un rodeo... O puede que...- iba murmurando para sí, barajando las posibilidades algo cansado. Cuanto antes pudieran atraparlo menos hambre y disgustos seguirían pasando. Se había propuesto defenderlos y, además, necesitaba entender. Serena no se merecía ese final, ni ninguno de ellos. Tal vez con sus respuestas podría encontrar la forma de que estuvieran a salvo de verdad.

Realmente Colmillo había pensado que Nohlem había conseguido derribar al pajarraco y que había recibido su merecido. Qué equivocado había estado.

El monstruo con plumas había vuelto y esta vez ni siquiera se molestó en ocultarse a la hora de joderles pero bien. No había vuelto a envenenarlos, pero claramente no pretendía cesar en sus intentos de matarlos de otras maneras, como de hambre o de frustración.

Y mientras sus burlas y sabotajes aumentaban, Colmillo solo quería saber por qué. Ellos no le habían hecho nada, ni siquiera lo conocían. El pajarraco no parecía un depredador que pretendía alimentarse de ellos ni parecía estar aprovechando la comida de las cestas que les arruinaba. Parecía que simplemente no había razón, solo era maldad por maldad y eso no apaciguaba en nada la ira y la frustración del vittya.

Y por eso mismo estuvo completamente de acuerdo con el plan de capturarlo para interrogarlo. Y por eso mismo no entendía por qué Rick parecía tan reacio a matarlo tras el interrogatorio.

Que él, que no tenía ninguna relación con Serena y que veía su muerte más como la amenaza a sus vidas que había sido y la muestra de lo que les podía haber ocurrido a todos, sintiera tan fuerte en sus entrañas la necesidad de venganza, pero que Rick, quien había estado más claramente conectado a la humana, pretendiera perdonarlo una vez se hubiera explicado, se sentía casi como una traición en su mente.

Colmillo no sabía muy bien qué le había llevado a subir a la azotea en ese momento. Vigilar, quizás. Respirar algo de aire fresco y escapar del ambiente opresivo que Sutiliza había dejado a su paso en todo lugar, más posiblemente. Lo que sí era seguro es que no había pretendido confrontarse con el neoyorkino, pero al encontrárselo observando el horizonte en ese momento la necesidad le asaltó y decidió aprovechar la ocasión.

Quizás no pudiera entender por más que se esforzara en por qué Sutiliza les hostigaba continuamente, pero Rick sí podía explicarle por qué perdonarle era siquiera una opción.

-Ey, Rick -saludó poniéndose a la par y mirando en la misma dirección que el humano-. ¿Estás muy ocupado? ¿Has visto algo interesante?

Rick estaba concentrado en su tarea, así que no fue hasta que escuchó las pisadas del vittya cerca de él que se giró sorprendido, reprimiendo el pequeñísimo susto que le había entrado por lo poco que se esperaba la visita. -Oh, hola Szczenyak- saludó con una ligera sonrisa. Con diferencia su nombre era el más complicado, pero con esfuerzo y algo de tiempo había aprendido cómo se pronunciaba. -Me temo que no, solo el mismo paisaje de todos los días- añadió antes de volver a mirar a las ruinas mientras hablaban. Aunque podía verse como una broma, el tono del neoyorquino era más bien cansado, fruto de un trabajo que no terminaba de preparar satisfactoriamente y de la frustración por la amenaza de Sutileza.

Se guardó el lápiz en el bolsillo antes de responder: -Estaba pensando desde dónde podríamos pillarlo y los posibles caminos que podríamos usar para que no nos viera. De paso también estoy mirando si vamos bien con el mapa.- Por si quería echarle un vistazo, el chico se lo tendió abierto. Aparte de alguna que otra calle que se había vuelto a dibujar, lo más llamativo eran los puntitos encima de algunos edificios cercanos. -Creo que he dado con la clave si nos vigila desde allí, pero todavía tengo que pensar con el resto de sitios- dijo señalando a una casa medio derruida a la izquierda de dónde estaban mirando, que aparecía con uno de los puntos en el mapa.

Apoyó las manos en el muro, seguido de un suspiro. -Es complicado pero... Cuanto más estemos preparados tal vez tengamos más probabilidades- declaró. No era seguro de que funcionara y había muchas variables para que el intento de apresarlo saliera mal: que los viera llegar, que estuviera en un edificio nuevo o que simplemente llegado el momento de que estuvieran a su lado echara a volar antes de que pudieran hacer algo. Pensaba que preparando los caminos con cada sitio en el que lo habían visto, además de ayudarles si volvía a estar allí, tal vez le sirviera para analizar más rápido la situación si llegado el día estaba en algún lugar distinto. -(Ojalá salga bien)- deseaba cada vez que se ponía a ello.

El neoyorquino se dio cuenta de que podía estar abrumándolo cuando solo había hecho una pregunta, así que se incorporó y se disculpó un poco cortado: -Ah, perdona por toda la chapa ¿Y tú que tal? ¿Estabas de descanso?- Se le podía notar una ligera preocupación en la voz con la primera pregunta. Esas semanas no estaban siendo fáciles para ninguno y ya desde el principio le preocupaba que el vittya estuviera comiendo tan poco. Si a eso le sumaba todo el esfuerzo que estaba haciendo en los entrenamientos, temía que pudiera pasarle factura la falta de energía.

El vittya casi agradeció que fuera Rick quien sacara el tema. No tenía la fuerza ni la energía para una confrontación directa con un compañero, pero sabía que si le hubiera tocado sacar el tema a él habría sido algo brusco. De esta manera, con el tema ya sobre la mesa, no tendría que tantear terreno para ver si el humano estaba dispuesto a hablar de ello.

Aprovechando la distracción del mapa para prepararse, Colmillo miró por encima el papel, más interesado en los puntos marcados que en el dibujo de las calles en sí. El tenía buena orientación y memoria, por lo que realmente no necesitaba del mapa en sus salidas, pero pudo ver cómo las referencias podían ser útiles a la hora de planear una estrategia para cazar a su presa.

El zawodny asintió a las explicaciones de Rick sin comprometerse demasiado, ya que como no era muy buen estratega pensó que su opinión no sería tampoco de mucha utilidad, y esperó hasta que el humano le preguntó de vuelta qué hacía.

-Solo quería despejarme un poco, pero… -comenzó dubitativamente-. La verdad es que también quería hablar contigo de una cosa. Más bien, que me explicaras una cosa.

Por unos segundos, Colmillo intentó serenarse mirando al horizonte para poder preguntar lo más calmado posible, pero finalmente la frustración le ganó.

-Joder, Rick, es que no lo puto entiendo. ¿Por qué querrías dejarle ir con vida? Mató a Serena. ¡Nos habría matado a todos! ¡Sin razón! No merece vivir.

Rick dobló el mapa para guardarlo en uno de sus bolsillos, sin quitar la atención de su compañero. Al principio se asintió aliviado de que el vittya se estuviera tomando un respiro de los entrenamientos, aunque la duda le llamó la atención. -Oh claro, te escucho- dijo pensativo. ¿Qué querría saber? Ahora mismo no se imaginaba...

Lo miró expectante durante el silencio, todavía en un ambiente calmado. Aunque en cuanto volvió a hablar, la expresión del neoyorquino pasó a ser de pesar e incomodidad. -(Así que era eso)- pensó agriamente. No era un tema del que le gustara hablar, pero era consciente de que tarde o temprano iba a salir. Hasta que no pasara lo que fuera con Sutileza, el peligro y las dudas le asolarían.

Dejó que su mirada esquivara hacia el horizonte la de Szczenyak, cansado y pensativo. Lo había pillado por sorpresa, pero no iba a dejarle sin respuesta aunque le costara encontrar las palabras. -Yo...- empezó dubitativo. Tomó aire alargando un poco un momento en que sus ojos se cerraron y se armó de fuerza para seguir, sin miradas esquivas. -Necesito respuestas, entender por qué lo hizo. Aún si no tenía ningún motivo más que pura maldad, quiero saberlo con certeza antes de hacer nada- dijo en una calma cansada. Esa era la parte que más clara tenía. Lo que había que hacer luego sin embargo, era otro cantar.

El chico negó ligeramente con la cabeza. -Ten por seguro que no tiene mi perdón con lo que está haciendo pero... no se si matarlo es lo correcto- La idea se le había presentado alguna vez furtivamente en la cabeza, pero se negaba a ello. Era lo más rápido, sí, pero era mejor que el pajarraco. Lo juzgaría con lo que consiguieran sacarle, aunque no mereciera tanta piedad. Añadió al instante: -No me malinterpretes, si es más monstruoso de lo que ya ha demostrado ser estoy a favor de que se pase el resto de su vida en las mazmorras, pero es mejor deliberarlo en frío antes de actuar.- Entendía la rabia de algunos de sus compañeros pero, ¿de verdad era la mejor opción? ¿Hasta que punto era defensa propia o simple venganza? ¿Sería capaz de vivir con ello si al final decidían acabar con él llegado el momento? Por más que le diera vueltas a todas esas preguntas, Rick no se acercaba nunca a darles una respuesta.

Al ver cómo Rick cerraba los ojos antes de contestarle, Colmillo se encogió un poco sobre sí mismo. El humano le caía bien y el vittya era el último que quería un conflicto en el grupo y más teniendo en cuenta cómo estaban las cosas, pero no podía estar tranquilo hasta que entendiera su razonamiento.

-Joder, yo también -estuvo de acuerdo-. No saber por qué me está volviendo jodidamente loco. Es que no hay razón. ¡No veo ninguna razón posible! No es un depredador y ninguno le hemos hecho nada. La cosa esa solo… parece que lo hace por diversión. Como si fueramos un puto juego, como si matarnos de golpe o lentamente de hambre fuera un puto juego jodidamente divertido para él.

Con los puños apretados a los costados, Szczenyak se dio la vuelta para pegar una patada al suelo frustrado, no queriendo tampoco que Rick se tragara toda su ira, sobre todo porque no merecía nada de ella.

-Yo también quiero saber el jodido por qué -exclamó volviéndose de nuevo hacia él-. Pero es que no creo… No se me ocurre ninguna explicación que pueda dar que justifique nada de lo que ha hecho ni de lo que sigue haciendo. Más que la maldad. No veo cómo puede convencernos de que no es el monstruo que claramente parece ser. Me da igual que sepa hablar y tenga una jodida y siniestra voz de niño, Ni el peor asesino renacido en el más sanguinario kastuva es tan jodidamente malicioso.

Cuando Rick habló de mantenerlo encerrado en las mazmorras, Colmillo se volvió de nuevo al horizonte y resopló con cansancio. “Ojalá las cosas fueran así de fáciles” pensó notando el peso de días de tensión sobre sus hombros.

-No sé cómo hacéis estas mierdas en la Tierra, pero en Zemlya sería marcado y desterrado, perdiendo su nombre, su identidad y todas sus posesiones por su crimen -explicó, con menos mordisco en la voz y mostrando más agotamiento que ira-. Al menos es lo que se le hace a los asesinos. Pero aquí… este bicho… Creo que… Creo que su crimen no ha sido “solo” un asesinato. Creo… creo realmente que merece el castigo de la caza.

Era un alivio saber que otros querían también respuestas a las acciones pesadillescas de Sutileza. Habían sufrido ataques desde que habían llegado, pero el pájaro escamado era con diferencia el más persistente de sus problemas a pesar de que el listón no había estado bajo. Tal como decía el vittya, no era un depredador, eso lo había descartado bien pronto. Para Rick solo podía ser o un monstruo extremadamente inteligente o era otro secuestrado. En cuanto a los motivos... no iba mucho más allá de algunas conjeturas que, sin una confirmación, le dejaban casi igual que perdido que su compañero.

Sintió la frustración de Szczenyak cuando se giró y de la empatía apretó también uno de sus puños además de los labios. Era injusto y probablemente nada podría redimir todo lo que estaba haciendo, pero si podían dar con un motivo podrían evitar más daños. Aparte, el chico lo necesitaba en el fondo, necesitaba darle sentido al que hubiera intentado envenenarles. Darle un sentido a la muerte de Serena, que aunque sería doloroso, lo sería mucho menos que si fuera simplemente por maldad pura.

Mirando al vittya y compartiendo su pesar, se dispuso a darle su teoría: -Tampoco doy con una explicación clara, pero tengo algunas ideas. De momento la que más me convence es que no sea un monstruo como las ratas o la sombra, sino alguien como nosotros.- No descartaba que pudiera ser una bestia como la segunda, pero Sutileza le había parecido más inteligente que la masa de huesos y oscuridad. Eso sí, tampoco es que resultara muy listo cuando se arriesgaba tanto por vigilarles. -La cosa es que a todos nos dijeron cosas distintas antes de venir aquí: que aprenderíamos magia, que tendríamos aventuras o cualquier cosa para convencernos. Pero a Kalna por ejemplo le dijeron que tendríamos que pasar pruebas para ganar esas ventajas por ejemplo. Se me ocurre que tal vez le dijeran algo parecido y nos vea como enemigos.- Negó un momento antes de dar su opinión al respecto: -Claro está que eso no justifica nada de lo que ha hecho, pero de momento es una de las pocas explicaciones que le encuentro- Si era el caso podría simplemente haberles dejado en paz o haberles mandado una advertencia, pero había decidido tomar el peor camino posible.

Lo escuchó atento cuando explicó las costumbres de justicia de Zemlya. Aunque para sus estándares sonaba algo duro, entendía el razonamiento. Si se esforzaba mucho tal vez podría volver a empezar, pero el peso de la culpa le perseguiría para siempre y no tendría forma de borrarlo para el resto de la sociedad. Tenía que darle la razón en que Sutileza tenía muchos más cargos a su nombre, aunque arrugó la nariz con eso del "castigo de la caza". No sabía qué era exactamente, pero no sonaba bien.

Mirando al horizonte, respondió a sus dudas: -En La Tierra cuando se comete un crimen se realiza un juicio para dictaminar si alguien es o no culpable de los crímenes de los que se le acusa. Todos tienen una oportunidad para defenderse, aunque en ocasiones el veredicto está claro desde el principio.- Apoyó las manos en el muro, acomodándose un poco. -Para delitos graves se les manda a prisión durante un tiempo según su gravedad, desde un par de años hasta décadas enteras detrás de una celda. A los más peligrosos se les condena a cadena perpetua, se pasarán el resto de su vida sin libertad.- Apretó los puños y continuó con cierto reparo en la voz: -En algunos sitios, como en algunas partes de mi país, en vez de eso se les puede castigar con la pena capital. Se... le ejecuta introduciéndole una serie de sustancias que lo matan rápido, aunque en otros sitios creo que se usan otros métodos. Pero igualmente, no se si es lo más ético.- Lo último lo dijo más bajito, casi una duda más para sí mismo que una que estuviera compartiendo. Era un tema complicado, desde luego.

El neoyorquino se intentó recuperar un poco intentando no pensar demasiado en ello y miró al vittya. -Lo del castigo de la caza... ¿Es algo parecido?- preguntó, aunque no estaba seguro de si era mejor saber o no la respuesta.

Colmillo calibró las teorías de Rick por un momento. Si bien parecían razonables, al vittya no le gustaba pensar en el pajarraco como alguien "como ellos", alguien al que habían sacado de su mundo, de su familia, y que había caído solo y asustado en aquella ciudad hostil y peligrosa. Si comenzaba a verlo así, el zawodny podía caer en el error de empatizar con el ser y no podía permitirse de ninguna manera algo como eso.

-No puede ser como nosotros. No, lo siento, no lo creo. No puede ser como nosotros. ¿Cómo puede ser como nosotros y haber aceptado tan alegremente la idea de matarnos a todos? ¿Incluso regodeándose? ¿Estar tan jodidamente de acuerdo con la idea como para reírse y bromear mientras ve cómo su víctima se ahoga en el suelo? No, no, no. Tiene que ser un monstruo. Quizás la razón tiene que ver con las pruebas esas de alguna manera, pero no... no puedo... No -negó con fuerza, moviendo tanto la cabeza como todo su cuerpo para acompañar su rotunda negativa.

"No, no puede ser como nosotros. Porque si es como nosotros eso significa que podía haber sido cualquiera de nosotros".

Sacudiendo la cabeza con fuerza para alejar ese pensamiento, puso todo su empeño en centrarse en la explicación de la justicia terrestre, enganchándose a lo primero que le llamó la atención como si de un oasis en el desierto se tratara.

-¿Y quién los mantiene? Si los encierran para pasar el resto de su vida ahí sin darles nada ni permitirles conseguirlo por sí mismos serán vidas cortas y en mi opinión es una mierda bastante cruel, aunque supongo que lo entiendo si son muy peligrosos. Y si no, ¿me estás diciendo que lo mantienen las mismas personas a las que les causó un mal? ¿Que la gente que sufrió por su crimen tiene que gastar recursos en mantenerlo con vida? -preguntó frunciendo cada vez más el ceño por la confusión, no entendiendo cómo eso podría ser algo justo-. Supongo que en la Tierra piensan distinto a Zemlya, pero me parece mucho más ético pagar con una vida la pérdida de una vida que trabajar por mantener vivo a una persona que te arrebató a alguien a quien amabas.

Colmillo no había tenido ni tenía la intención de entrar en debates éticos de distintos mundos, pero la idea que Rick había puesto en su mente sin quererlo todavía lo atormentaba, así que siguió haciendo esfuerzos por dejarlo en un segundo plano.

-Si, bueno, no -comenzó a explicar un poco dubitativo-. En Zemlya, cuando el crimen ha sido realmente jodido y terrible, se considera que el criminal ha dejado, de alguna manera, de ser un vittya y ha demostrado no ser más que una bestia. Entonces, además de quitarle su nombre, posesiones e identidad, se permite a la familia y allegados de la víctima darle caza como si de hecho no fuera más que un animal salvaje y enloquecido. Como se hace con los katsuvas que han probado sangre vittya. Es un “tío, ¿te has comportado como un animal sanguinario? Pues serás tratado como un puto animal sanguinario”.

Aquella no dejaba de ser una posibilidad. La que le convencía más, sí, pero que podía ser tan perfectamente errónea como correcta. Que el vittya opinara distinto era totalmente válido con lo poco que sabían, pero sí que le extrañó ligeramente aquella negación tan impetuosa. Apretó los labios con pesar a cada gesto y argumento que daba su compañero. ¿Era simplemente una opinión distinta o había algo más? No lo sabía con certeza y a riesgo de tensar más una conversación complicada no ahondaría mucho más por el momento. -Es solo una teoría, al fin y al cabo. Hasta que no lo interroguemos no lo sabremos a ciencia cierta- dijo en un tono que buscaba tranquilizarle. No por ello iba a dejar de lado las posibilidades y su opinión, pero al menos quería ver el lado positivo del incertidumbre para él. Lo único que añadió más fue: -Podría ser otro superviviente, un monstruo o ambos. De momento no tenemos más formas de saberlo salvo por lo que ha ido mostrando.- Y es que en parte estaba de acuerdo con Szczenyak, que fuera otro secuestrado no necesariamente lo hacía como ellos. O su mundo era horrible o ya era peligroso incluso antes de llegar, pero desde luego no estaba demostrando ser alguien en sus cabales.

Después de hablarle del sistema penitenciario terrestre, Rick escuchó sus dudas. La última reflexión le hizo cruzarse de brazos, no tanto por los pequeños problemas de la financiación de las cárceles sino por la opinión del vittya sobre la muerte como castigo. Con calma, fue respondiendo: -Hasta donde se, en casi todo mi mundo se ocupan los distintos gobiernos de mantener las prisiones. En la teoría se aseguran de que los encarcelados tengan unos mínimos para vivir dignamente en las instalaciones, lo básico para cualquier persona e incluso se pueden ofrecer trabajos dentro, aunque en ciertos sitios sí que hay condiciones muy malas, pero no son la norma.- Relajó un poco su postura mientras continuaba: -Los afectados, como todo el mundo, pagan algunos impuestos para cubrir los gastos públicos, pero es el gobierno el que decide la cantidad que se destina a cada cosa. No se decirte si lo tienen en cuenta en esos casos, pero de normal solo una pequeña parte del trabajo acaba allí para asegurarse de que no salga.-

Los turnos volvían a cambiar y al neoyorquino le tocaba escuchar la explicación de su compañero sobre la justicia en Zemlya. Mentiría si dijera que no le gustaba como sonaba aquello, pero a su vez podía entender ahora mejor la reacción que había tenido a su teoría. -Ya veo...- empezó con algo de duda, buscando el apoyo del muro con las manos. -Entiendo los motivos y más en vuestras circunstancias. No... es que esté de acuerdo, pero supongo que influyen mucho las diferencias entre La Tierra y Zemlya.-

Apartó la vista de Szczenyak para ponerla de nuevo en el horizonte. -La pena de muerte es todo un dilema en mi mundo. En su momento estaba más extendida, pero ahora es eso, solo queda en algunos sitios. Hay quienes lo ven como algo justo y otros que no, pero aún con todo el tiempo que lleva la discusión todavía no hay una respuesta clara.- Tomó un poco de aire y apoyó la barbilla en sus manos, con los codos sobre el muro. Rick suspiró y añadió con aire distante y preocupado: -Ya es algo difícil de normal y ahora tenemos que decidirlo en poco tiempo...- Nunca se había imaginado que podía llegar a estar en una situación así y, igual que con muchas de las cosas que habían visto en esa ciudad, no podía negar que tenía algo de miedo por lo que pudiera pasar. No iba a dejarse matar, pero no quería mancharse las manos tampoco. Si lo apresaban en las mazmorras solo tendrían que asegurarse de que no escapara hasta que pudieran irse, ¿no? Le preocupaba cómo saldría el plan y lo que vendría después si lo lograban, pero otro de sus mayores temores era la facilidad con la que algunos parecían preferir acabar con Sutileza antes o después. Sobre todo, con sus compañeros de mundo. No contaba con que todos los mundos tuvieran los mismos valores ni sabía la opinión de absolutamente todos, pero la posibilidad de verse solo en ese asunto... -(Tiene... Tiene que haber alguien más, ¿no?)- se preguntó.

Que Rick insistiera en la posibilidad de que fuera como ellos le hizo fruncir cada vez más el ceño. No quería pensar mal de su compañero, pero casi podía ver empatía en esas declaraciones y si el humano sentía empatía por el pajarraco quería decir que lo veía como un igual y que, por lo tanto, se veía a sí mismo en él y haciendo lo mismo que él. La idea de que Rick, como el chaval agradable y amable que había conocido durante aquellos días, pudiera justificar de alguna manera las acciones del monstruo que había matado a Serena o, peor, siendo como él, hizo que un gran escalofrío le recorriera.

-¿Vivir "dignamente"? ¿Por qué querríais que vuestros criminales vivieran dignamente? -preguntó frunciendo el morro de nuevo, sin llegar a entender cómo un asesino podría llegar a merecer ese tipo de trato-. ¿Realmente si alguien ha matado, qué sé yo, a tu hermano, parte de tu dinero va a ir siempre a que esa persona coma caliente cada noche? Joder, pero entonces es casi como fomentar que la gente cometa crimenes. Si yo soy pobre y no tengo con qué comer solo tengo que matar alegremente a mi vecino y ya está, jodida comida gratis de por vida.

Colmillo imitó el movimiento de Rick y apartó la vista de él para mirar al horizonte. No quería discutir con él en realidad, por mucho que sus ideas y su percepción de la situación le hicieran torcer el morro, por lo que se guardó para sí mismo sus opiniones sobre lo irrazonable de los humanos. Pero la idea de que fueran a mantener a Sutileza con comida y refugio... No, eso no podía dejarlo pasar.

-Joder, mira, realmente no quiero que el puto bicho haga que nos peleemos ni nada, pero cuando lo capturemos y sepas por qué coño lo ha hecho.... No vamos a gastar nuestra puta comida en alimentarle, ¿vale? Ni vamos a soltarlo y dejarle que venga de nuevo a por nosotros. Si no lo matamos, ¿qué vamos a hacer entonces?

Esa tarde Rick no se había imaginado tener que entrar en debates filosóficos sobre si era lícito acabar o no con Sutileza. Estaba más que acostumbrado a pensar durante mucho tiempo, pero los quebraderos de cabeza al no encontrar como unir las pistas eran bien distintos a encontrar una respuesta a algo tan complejo. A su vez, tampoco esperaba replantearse sobre la justicia en su propio mundo, pero por ahí estaba yendo la conversación.

Escuchó a Szczenyak sin mostrar emoción alguna, no tanto porque le molestara o no estuviera de acuerdo, sino porque le pareció un buen punto y estaba buscando las palabras exactas. -En la teoría... el gobierno debería garantizar nuestros derechos y preocuparse de que todos tuviéramos lo mínimo para vivir dignamente. Entran en juego también los principios morales de cada uno para saber cuanto es, claro, pero por lo general creo que buena parte de la gente de mi mundo piensa que se puede ser mejor que los criminales. En ningún caso es perdonarle el mal que haya hecho, pero al menos cumplir esos mínimos aunque pasen el resto de su vida sin libertad- fue explicando con cierta lentitud, propia de estar pensando lo que iba diciendo. El chico se cruzó de brazos cabizbajo y añadió: -Aunque la realidad no es perfecta. Hay sitios y veces que ocurre lo que dices, pero son casos desesperados. Si en primer lugar se cumplieran esos derechos y todos tuvieran para comer, un sitio donde dormir... eso no ocurriría.- Aquello era un verdadero problema que, aún teniendo tan clara la solución, tenía muchos matices. No era tan inocente para pensar que todo el crimen se acabaría así como así, pero también creía (hasta cierto punto) en la buena fe de la gente. -(Sea por un motivo u otro, casi nadie quiere romper la ley. Aunque claro, en momentos de extrema necesidad los valores y la supervivencia pueden entrar en conflicto)- pensó apoyado en el muro, con un resoplido cansado mirando el horizonte. Todo era tan difícil desde que había aceptado la invitación de Akeyo...

Asintió a lo primero que dijo el vittya. Si había un momento donde debían mantenerse unidos, aún con todos los roces que llevaban a las espaldas, era ahora. Tenía claro que Sutileza los estaba provocando y un paso en falso les podía costar caro, fuera por una discusión que los fragmentara como por heridas o... -(Otro nombre en el muro)- Y aunque en ese punto estuviera de acuerdo, tal vez lo estuviera todo el grupo, lo siguiente volvía a ser una incógnita para el neoyorquino. Soltarlo era un peligro y, aunque fuera su opción, no le hacía especial gracia tener que darle una parte pequeña de las cestas y que estuviera tan cerca de ellos. Pero matarlo...

Apretó los puños un poco sobre la piedra del muro. -Es lo que llevo pensando todo este tiempo. No veo nada que sea una solución perfecta- dijo algo preocupado. Se dio unos momentos para seguir hablando, mirando por un momento al cielo: -He... intentado convencerme de que si no quedara otra tendríamos que detenerlo de una vez por todas pero...- De nuevo una pausa corta y, aunque era pregunta a su compañero, su vista seguía perdida en el horizonte. Así era más fácil tanto hacerla como digerir la posible respuesta, pensaba. -Si llegase el momento y fuéramos a acabar con él, ¿podrías darle el golpe de gracia?¿Podrías seguir adelante con esa carga, aunque solo dieras el visto bueno y lo hiciera otro?- dijo en un tono neutro. Con aquello no le estaba recriminando lo que pensaba, solamente tenía la genuina curiosidad de saber si su compañero era capaz. -Yo... no se si podría- terminó abriéndose, lleno de pesar.

Colmillo frunció el ceño de nuevo ante las palabras de Rick, pero optó por no añadir nada más. Eso de garantizar vivir dignamente incluso cuando no lo merecían, no acababa de convencerle, pero podía entender que las personas no cayeran continuamente en la delincuencia aún así por una cuestión moral y de principios y que, a pesar de que parecía que en la Tierra te premiaban de alguna manera por delinquir, su población no estuviera principalmente compuesta por criminales. Él mismo podía haberse beneficiado muchas veces de estafar a sus clientes amañando su puesto de dardos, pero nunca lo había hecho porque ser honrado era algo que habían inculcado en él desde cachorro y hacer lo correcto le daba mayor satisfacción que las fáciles monedas que pudiera sacar. "No es como si eso evitara que la gente no pensara a primera vista en que soy un estafador cualquiera" pensó para sí mismo, esta vez frunciendo el ceño por su propio pensamiento y recuerdo.

-¡No, joder! ¡Por supuesto que yo no lo haría! Lo haría... -comenzó a contestar con total seguridad, pero al momento quedó mudo.

Szczenyak, como la mayoría, había estado completamente de acuerdo en que la mejor manera de acabar con el problema de Sutileza era pagarle con la misma moneda que les había dado, pero en ningún momento se había parado a pensar en quién realmente haría el trabajo sucio. Quién realmente sería el que tendría que cargar tanto con la decisión como con el acto.

El vittya seguía pensando que si el monstruo no se hubiera recuperado del tiro de Nohlem habría sido el mejor desenlace, pero no se había parado a pensar ni un minuto en lo que eso hubiera supuesto para el varmano. ¿Estaría tan de acuerdo con haberse convertido en un ejecutor? Para Colmillo estaba claro que el acto de Sutileza y el de Nohlem habían sido completamente distintos. Sutileza había asesinado deliberadamente a Serena, con la intención además de matarlos a todos. Nohlem, por el contrario, había actuado en defensa propia, intentando salvar su vida y la de sus compañeros atacando a quien les estaba amenazando. En esa situación era muy probable que el granta pudiera hacer las paces con la idea de arrebatar una vida. ¿Pero ahora? El plan, al final, era capturar, interrogar y matar. A pesar de todo lo horrible que había hecho y seguía haciendo el pajarraco, Szczenyak veía menos posible tener el arrebato de ira y adrenalina que pudiera facilitarles el acto.

Si hubieran estado en Zemlya, tras el interrogatorio y ser juzgado como culpable, lo soltarían de nuevo como inicio del castigo de la caza, pero ni siquiera entonces Colmillo se veía a sí mismo uniéndose a la cacería.

Y ni siquiera sabía si era porque, al final, solo había muerto uno de ellos y el delito por lo tanto no era tan grave; porque había sido Serena y nunca se habían llevado bien en absoluto, o porque, simplemente, era un cobarde.

-No, yo no... -balbuceó un poco haciendo movimientos nerviosos con la cola a sus espaldas-. Joder, realmente creo que merece morir, pero... yo no podría... -intentó seguir, queriendo explicar cómo incluso se prestaría a ser el que atrapara al monstruo y lo sujetara mientras llegaba su sentencia, pero que no se creía lo suficientemente valiente como para ser el que levantara la espada.