Página 1 de 2. • 1, 2
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Confidencias de tullidos
26/11/23, 10:26 pm
Era la primera vez que Airi se sentía bajo tanta presión. Creía que en los últimos años había trabajado al máximo de sus capacidades para lograr sus objetivos, pero ahora se daba cuenta de hasta qué punto no era cierto. Cuánto cambiaba todo cuando no estaba en juego su estilo de vida, sino la propia vida.
Cada uno de ellos estaba dando todo de sí, de una manera u otra, urgidos por el miedo, la rabia o el hambre. Le sanaí lo veía, la tensión, la urgencia por solucionar un problema que no tenían ni idea de cómo afrontar. Elle no se quedaba atrás, dejándose la piel con el arco, siguiendo las instrucciones de Nohlem, ahora más estricto que nunca. No quería defraudarle, y no quería parar. Lo que no sabía era para qué iba a usar ese arco exactamente.
Precisamente porque le dolían los codos y las manos de sobreesforzarse entrenando no podía sacarse a Ethan de la cabeza. Le acababa de ver pasar hacía poco en direción al patio, solo y caminando con dificultad. No sabía muy bien qué causaba su cojera, pero desde el primer día había admitido tenerla, y ahora el estilo de vida que llevaban no le estaba ayudando en nada. Eso era algo que podía entender bien, a pesar de tener problemas diferentes.
Aun cuando ya había cogido una manta para salir tras él dudó si era lo correcto. Podía intuir que el patio era un lugar especial para Ethan por las figuritas de papel del pozo, y no quería interrumpir un momento en que quizá quisiese estar solo. Decidió que al menos debía dársela y, si no quería compañía, le dejaría tranquilo de inmediato. Salió al patio con la manta al hombro y le buscó con la mirada entre la penumbra.
—¿Ethan? —llamó con suavidad.
Cada uno de ellos estaba dando todo de sí, de una manera u otra, urgidos por el miedo, la rabia o el hambre. Le sanaí lo veía, la tensión, la urgencia por solucionar un problema que no tenían ni idea de cómo afrontar. Elle no se quedaba atrás, dejándose la piel con el arco, siguiendo las instrucciones de Nohlem, ahora más estricto que nunca. No quería defraudarle, y no quería parar. Lo que no sabía era para qué iba a usar ese arco exactamente.
Precisamente porque le dolían los codos y las manos de sobreesforzarse entrenando no podía sacarse a Ethan de la cabeza. Le acababa de ver pasar hacía poco en direción al patio, solo y caminando con dificultad. No sabía muy bien qué causaba su cojera, pero desde el primer día había admitido tenerla, y ahora el estilo de vida que llevaban no le estaba ayudando en nada. Eso era algo que podía entender bien, a pesar de tener problemas diferentes.
Aun cuando ya había cogido una manta para salir tras él dudó si era lo correcto. Podía intuir que el patio era un lugar especial para Ethan por las figuritas de papel del pozo, y no quería interrumpir un momento en que quizá quisiese estar solo. Decidió que al menos debía dársela y, si no quería compañía, le dejaría tranquilo de inmediato. Salió al patio con la manta al hombro y le buscó con la mirada entre la penumbra.
—¿Ethan? —llamó con suavidad.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
27/11/23, 12:11 am
Había sido un día nefasto, por nada en particular más allá de una monotonía que empezaba a ser tediosa en algunos aspectos. No le importaba que Kalna fuera dura con ellos, era un entrenamiento óptimo para acercarse ni que fuera mínimamente a los peligros del exterior pero resultaba frustrante llenarse de cardenales cuando no veías una mejora notable. Le dolía uno de sus costados donde uno de los golpes había impactado con mayor fuerza y aún así no era nada comparable con las pulsaciones propias que tenía su pierna por el mero hecho de pisar con más fuerza de la debida. Estaba cansado de todos los problemas que le estaba dando, verse atrasado respecto a las clases y negado ante la magia no hacía más que sumar a sus ya de por sí numerosas inseguridades.
Al menos el frío despejaba, o eso creía pues la verdad es que estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no había sido consciente de las primeras brisas nocturnas. Sujetaba un cuenco entre sus manos esperando paciente a un compañero que aparecía de forma intermitente, su vista clavada en las motas de fuego que bailoteaban sobre ellos, aún perdidas en la distancia. Desde allí se veían semejantes a pequeños faroles, iluminando de forma errática una ciudad que de por sí carecía de luces, era una de las escasas escenas bonitas que les había regalado aquel lugar.
-Ah, buenas noches.
Gracias al acercamiento suave Ethan no se llevó un primer susto, bajó su mirada al encuentro de la recién llegada con una sonrisa que si bien era tan suave como de costumbre mostraba cierta duda ante su repentina aparición. El cuenco había acabado en uno de sus lados, descansando para que no le molestara al girarse en su dirección. Tenía la pierna buena flexionada, al contrarío de la mala que descansaba estirada sobre el frio suelo de piedra.
-¿Está todo bien? -Su voz se tiñó de cierta preocupación movido por la tensión constante que habían vivido el último mes. Ojeó rápidamente a la joven en búsqueda de cualquier señal que le alertara de un problema: Heridas, ojos llorosos, hinchazón, lo que fuera, pero para su suerte no parecía haber nada, al menos no superficialmente.
-¿Estás bien? -Volvió a preguntar, acostumbrado a que lo buscaran por consuelo.
Al menos el frío despejaba, o eso creía pues la verdad es que estaba tan sumido en sus propios pensamientos que no había sido consciente de las primeras brisas nocturnas. Sujetaba un cuenco entre sus manos esperando paciente a un compañero que aparecía de forma intermitente, su vista clavada en las motas de fuego que bailoteaban sobre ellos, aún perdidas en la distancia. Desde allí se veían semejantes a pequeños faroles, iluminando de forma errática una ciudad que de por sí carecía de luces, era una de las escasas escenas bonitas que les había regalado aquel lugar.
-Ah, buenas noches.
Gracias al acercamiento suave Ethan no se llevó un primer susto, bajó su mirada al encuentro de la recién llegada con una sonrisa que si bien era tan suave como de costumbre mostraba cierta duda ante su repentina aparición. El cuenco había acabado en uno de sus lados, descansando para que no le molestara al girarse en su dirección. Tenía la pierna buena flexionada, al contrarío de la mala que descansaba estirada sobre el frio suelo de piedra.
-¿Está todo bien? -Su voz se tiñó de cierta preocupación movido por la tensión constante que habían vivido el último mes. Ojeó rápidamente a la joven en búsqueda de cualquier señal que le alertara de un problema: Heridas, ojos llorosos, hinchazón, lo que fuera, pero para su suerte no parecía haber nada, al menos no superficialmente.
-¿Estás bien? -Volvió a preguntar, acostumbrado a que lo buscaran por consuelo.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Confidencias de tullidos
28/11/23, 12:14 pm
La voz de Ethan ayudó a Airi a guiarse en la penumbra. Al seguirla pudo identificar su silueta, sentado en el suelo, no muy lejos de donde elle estaba.
—Buenas noches —le respondió, echando a andar hacia allí. Aunque le sonrió al decirlo, la oscuridad podría perfectamente tragarse ese gesto, que no tardó en desaparecer al escuchar las preguntas teñidas de preocupación de Ethan.
»Sí, no ha ocurrido nada —le aseguró de inmediato. No le sorprendía que el humano hubiese pensado que había ocurrido algo si le buscaban a esas horas. Elle misme distaba de estar “bien”, pero el listón estaba tan bajo que el hecho de que no hubiese novedades era algo positivo, y sus brazos doloridos no se podían considerar una novedad.
Para tranquilizarle, descolgó la manta de su hombro y se la ofreció poniéndose de cuclillas. Sintió un lanzazo de dolor en el codo al tirar de ella, pero se guardó el sobresalto para sí misme como buenamente pudo.
—Quería darte esto. Hace frío y, bueno… No es bueno para el dolor —dijo con inseguridad. Al menos en su caso ayudaba, no tenía la certeza de que fuese así para todo el mundo—. También quería saber cómo estás tú —su mirada se desvió ligeramente hacia la pierna que Ethan mantenía estirada sobre el suelo, no sabiendo cómo continuar—. Este ritmo de vida es duro —añadió con un tinte de resignación en su tono preocupado. Tenía la certeza de que él entendía a qué se refería mejor que nadie.
—Buenas noches —le respondió, echando a andar hacia allí. Aunque le sonrió al decirlo, la oscuridad podría perfectamente tragarse ese gesto, que no tardó en desaparecer al escuchar las preguntas teñidas de preocupación de Ethan.
»Sí, no ha ocurrido nada —le aseguró de inmediato. No le sorprendía que el humano hubiese pensado que había ocurrido algo si le buscaban a esas horas. Elle misme distaba de estar “bien”, pero el listón estaba tan bajo que el hecho de que no hubiese novedades era algo positivo, y sus brazos doloridos no se podían considerar una novedad.
Para tranquilizarle, descolgó la manta de su hombro y se la ofreció poniéndose de cuclillas. Sintió un lanzazo de dolor en el codo al tirar de ella, pero se guardó el sobresalto para sí misme como buenamente pudo.
—Quería darte esto. Hace frío y, bueno… No es bueno para el dolor —dijo con inseguridad. Al menos en su caso ayudaba, no tenía la certeza de que fuese así para todo el mundo—. También quería saber cómo estás tú —su mirada se desvió ligeramente hacia la pierna que Ethan mantenía estirada sobre el suelo, no sabiendo cómo continuar—. Este ritmo de vida es duro —añadió con un tinte de resignación en su tono preocupado. Tenía la certeza de que él entendía a qué se refería mejor que nadie.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
28/11/23, 11:41 pm
No fue hasta que Airi le confirmó que todo estaba bien que se permitió recuperar una postura desenfadada, aliviado de poder descansar en una noche tan bonita como esa. Era extraño cómo uno podía encontrar belleza incluso en los lugares más insospechados y calma en los momentos más tensos. Que le joven le ofreciera una manta término de sacarlo de su estupor, robándole una risa apenas perceptible ante un gesto tan tierno. Ethan aceptó la prenda rodeando parcialmente sus hombros, pero no contento con ello dio unas ligeras palmadas al suelo de uno de sus laterales, en una invitación a que se uniera.
-Muchas gracias, pero anda vente vente que la compartimos!
Si acababa aceptando le cedería la mitad de aquel abrigo improvisado para que ambos pudieran estar bien cubiertos ante una bajada de temperatura que cada vez era menos sutil. Las luces seguían danzando a su alrededor y mientras unas se iban a recorrer ruinas alejadas otras se acercaban serpenteantes a las calles contiguas. Era un pequeño mar de luces silvestres, pequeños fuegos fatuos que irradiaban para llenar falsamente el cielo de estrellas fugaces.
-La verdad es que no me había dado cuenta hasta ahora, pero en mi mundo hay estrellas a las que les puedes pedir deseos, aquí parece que no nos quieren conceder ni eso.
Sonrío un tanto tímido a Airi al asumir que en vez de responderle había verbalizado lo primero que se le había venido a la mente. Apenas había contraluz suficiente como para que hubiera mucha diferencia en su rostro pero al menos su tono de voz servía para reafirmar que no estaba cansado al hablar, era un dato triste tan normalizado como que aquella era su nueva vida.
-Pero nada, estoy bien no te preocupes, pasa a veces. -Carraspeo un poco, moviéndose levemente para darle un sutil empujón con el hombro, suave en comparación con cualquiera que le habría dedicado al resto de mayores. -¿Es lo que toca al final no? Di que al menos lo mío es solo pegarme con un palo, os he visto practicar lo de la magia y parece realmente complicado.
El tema de hechicería era… difícil. Aún no había asimilado bien su incapacidad para la misma, una desilusión más para un saco lleno de ellas, al que encima no ayudaba ver que otros humanos tenían de alguna manera el don mismo.
-Eso sí, si me preguntas qué haría con un deseo…. -Bajó la voz encorvándose en su dirección como si estuviera a punto de confesarle un secreto que no debe de ser contado. -Creo que pediría tener la pierna buena, ni más que sea por un rato pequeño. No sabes lo mucho que echo de menos saltar como un idiota ¿Y tú, qué pedirías?
Dejó caer el tema por si acaso le joven no se sentía del todo a gusto con el mismo, dándole la posibilidad de que pudiera optar por otros caminos. El londinense había presenciado una cojera reincidente y si bien tenía curiosidad por encontrarse un caso similar al suyo también sabía respetar la privacidad que guardaban temas tan delicados.
-Muchas gracias, pero anda vente vente que la compartimos!
Si acababa aceptando le cedería la mitad de aquel abrigo improvisado para que ambos pudieran estar bien cubiertos ante una bajada de temperatura que cada vez era menos sutil. Las luces seguían danzando a su alrededor y mientras unas se iban a recorrer ruinas alejadas otras se acercaban serpenteantes a las calles contiguas. Era un pequeño mar de luces silvestres, pequeños fuegos fatuos que irradiaban para llenar falsamente el cielo de estrellas fugaces.
-La verdad es que no me había dado cuenta hasta ahora, pero en mi mundo hay estrellas a las que les puedes pedir deseos, aquí parece que no nos quieren conceder ni eso.
Sonrío un tanto tímido a Airi al asumir que en vez de responderle había verbalizado lo primero que se le había venido a la mente. Apenas había contraluz suficiente como para que hubiera mucha diferencia en su rostro pero al menos su tono de voz servía para reafirmar que no estaba cansado al hablar, era un dato triste tan normalizado como que aquella era su nueva vida.
-Pero nada, estoy bien no te preocupes, pasa a veces. -Carraspeo un poco, moviéndose levemente para darle un sutil empujón con el hombro, suave en comparación con cualquiera que le habría dedicado al resto de mayores. -¿Es lo que toca al final no? Di que al menos lo mío es solo pegarme con un palo, os he visto practicar lo de la magia y parece realmente complicado.
El tema de hechicería era… difícil. Aún no había asimilado bien su incapacidad para la misma, una desilusión más para un saco lleno de ellas, al que encima no ayudaba ver que otros humanos tenían de alguna manera el don mismo.
-Eso sí, si me preguntas qué haría con un deseo…. -Bajó la voz encorvándose en su dirección como si estuviera a punto de confesarle un secreto que no debe de ser contado. -Creo que pediría tener la pierna buena, ni más que sea por un rato pequeño. No sabes lo mucho que echo de menos saltar como un idiota ¿Y tú, qué pedirías?
Dejó caer el tema por si acaso le joven no se sentía del todo a gusto con el mismo, dándole la posibilidad de que pudiera optar por otros caminos. El londinense había presenciado una cojera reincidente y si bien tenía curiosidad por encontrarse un caso similar al suyo también sabía respetar la privacidad que guardaban temas tan delicados.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Confidencias de tullidos
29/11/23, 12:24 pm
Airi se alegró de que Ethan aceptase la manta de buena gana, y cuando vio que le ofrecía un hueco a su lado apenas dudó antes de aceptarlo. No creía que fuese un ofrecimiento por cortesía, sino simplemente le habría dado las gracias. Al tomar asiento su mirada se fue instintivamente hacia arriba, donde danzaban los moradores del cielo envueltos en llamas que iluminaban la ciudad por las noches. Tal vez era eso lo que el chico estaba mirando antes de su llegada.
Antes de que Airi llegase a decir nada tras acomodarse, las palabras de Ethan le hicieron mirar más allá de las pequeñas bolas de fuego, donde la oscuridad era lo suficientemente inquietante como para producirle escalofríos. El cielo de Rocavarancolia era tan apagado y baldío como un desierto, sin colores, sin estrellas, y a menudo oculto tras las nubles.
—Es muy extraño, ¿verdad? Parece artificial —respondió. Quería preguntar acerca de las estrellas que concedían deseos, pero dejó que Ethan continuara respondiendo a su pregunta. No le convenció mucho su respuesta, pero sería hipócrita cuestionarla. Teniendo algo que no se podía curar entendía qué llevaba a decir estar bien cuando no era así.
Airi pensó que iba a desviar la conversación sobre su pierna hablando de los entrenamientos o la magia, pero cuando se disponía a contestar Ethan volvió a mencionar los deseos y confesó cuál sería el suyo, encogiéndole el corazón. Se arrebujó un poco más en su lado de la manta inconscientemente, y durante unos segundos no supo qué contestar. No iba a darle falsas esperanzas mencionando que la magia tal vez pudiera curarle, ni iba a obligarlo a poner los pies en la tierra hablando de resignación. Comentar su deseo solo iba a estropear aquel momento de paz, así que se limitó a responder a la pregunta de Ethan.
—Un cuerpo sano que me deje hacer siempre lo que yo quiera —admitió, y buscó con la mirada esas estrellas que no existían—. ¿Pero tiene que ser solo un momento? —añadió, con un tono casi divertido. No creía que aquella conversación debiese ser seria, después de todo solo hablaban de hipótesis—. No conozco las reglas de las estrellas que conceden deseos, ¿es pedir demasiado?
Esperaba alguna clase de explicación. En su cabeza sonaba más parecido a pedir el favor de los espíritus de las Estrellas que auténticos milagros, pero no le quedaba claro.
Antes de que Airi llegase a decir nada tras acomodarse, las palabras de Ethan le hicieron mirar más allá de las pequeñas bolas de fuego, donde la oscuridad era lo suficientemente inquietante como para producirle escalofríos. El cielo de Rocavarancolia era tan apagado y baldío como un desierto, sin colores, sin estrellas, y a menudo oculto tras las nubles.
—Es muy extraño, ¿verdad? Parece artificial —respondió. Quería preguntar acerca de las estrellas que concedían deseos, pero dejó que Ethan continuara respondiendo a su pregunta. No le convenció mucho su respuesta, pero sería hipócrita cuestionarla. Teniendo algo que no se podía curar entendía qué llevaba a decir estar bien cuando no era así.
Airi pensó que iba a desviar la conversación sobre su pierna hablando de los entrenamientos o la magia, pero cuando se disponía a contestar Ethan volvió a mencionar los deseos y confesó cuál sería el suyo, encogiéndole el corazón. Se arrebujó un poco más en su lado de la manta inconscientemente, y durante unos segundos no supo qué contestar. No iba a darle falsas esperanzas mencionando que la magia tal vez pudiera curarle, ni iba a obligarlo a poner los pies en la tierra hablando de resignación. Comentar su deseo solo iba a estropear aquel momento de paz, así que se limitó a responder a la pregunta de Ethan.
—Un cuerpo sano que me deje hacer siempre lo que yo quiera —admitió, y buscó con la mirada esas estrellas que no existían—. ¿Pero tiene que ser solo un momento? —añadió, con un tono casi divertido. No creía que aquella conversación debiese ser seria, después de todo solo hablaban de hipótesis—. No conozco las reglas de las estrellas que conceden deseos, ¿es pedir demasiado?
Esperaba alguna clase de explicación. En su cabeza sonaba más parecido a pedir el favor de los espíritus de las Estrellas que auténticos milagros, pero no le quedaba claro.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
29/11/23, 05:42 pm
Una sonrisa se dibujó en su rostro al notar el peso de Airi junto a él, agradeciendo la compañía aún a pesar de no verla. Por la cercanía de ambos se mantuvo viendo el oscuro descampado que hacía de cielo, le joven tenía razón, parecía artificial y viendo el panorama se lo podría llegar a creer. Pensando en frío todo el lugar era un sin sentido, había personas secuestrando niños para hacerlos jugar a macabros desafíos en mitad de una ciudad ruinosa, era tan distópico que si se hubiera encontrado un libro con esta premisa, quizá hasta se lo habría leído.
Así que …. ¿Por qué no iban a existir las estrellas fugaces que conseguían deseos? Ahí todo parecía posible, desde la mayor de sus pesadillas hasta el mejor de sus sueños, y si bien era verdad que la balanza andaba descompensada hacía las sombras, ver al resto de terrestres hacer magia era una prueba de que también había cierta luz en toda esa oscuridad. Pequeños faros que de vez en cuando alumbraban el desconcertante camino.
-Buenooo técnicamente si te da tiempo a pedir lo que sea mientras están pasando, deberían de dártelo. -Se inclinó levemente hacía su lado, una sonrisilla tonta alumbrando un tono burlón. -Es solo que soy modesto en gustos…
Se encogió de hombros dejando que la tontuna de desaprovechar una suerte así calara. Le hacía gracia pensar que pudiendo tener cualquier cosa sería capaz de elegir algo tan sencillo como recuperar una normalidad perdida. En contraposición a su reclamo el de Airi le hizo levantar una ceja curioso. Le había visto cojear pero nunca había ido más allá de eso, que mencionara todo el cuerpo le causó una alarma silenciosa que no acabó de verbalizar para que pudieran seguir hablando distendidamente.
-¿Siempre ha sido así? Tu condición.. vaya. -Carraspeo un poco levantando la voz apurado, que se recolocara en el sitio para levantar ambas manos hizo temblar la manta. -Bueno quiero decir, si quieres hablar de ello claro, si no no hay problema! Entiendo que es un tema delicado.
Confesó con la triste experiencia a cuestas. Era un tanto egoísta de su parte, pero de alguna manera se sentía bien no verse como el único limitado en algunos aspectos. No porque le deseara mal a le joven, si no porque podía compartir esa familiaridad.
Así que …. ¿Por qué no iban a existir las estrellas fugaces que conseguían deseos? Ahí todo parecía posible, desde la mayor de sus pesadillas hasta el mejor de sus sueños, y si bien era verdad que la balanza andaba descompensada hacía las sombras, ver al resto de terrestres hacer magia era una prueba de que también había cierta luz en toda esa oscuridad. Pequeños faros que de vez en cuando alumbraban el desconcertante camino.
-Buenooo técnicamente si te da tiempo a pedir lo que sea mientras están pasando, deberían de dártelo. -Se inclinó levemente hacía su lado, una sonrisilla tonta alumbrando un tono burlón. -Es solo que soy modesto en gustos…
Se encogió de hombros dejando que la tontuna de desaprovechar una suerte así calara. Le hacía gracia pensar que pudiendo tener cualquier cosa sería capaz de elegir algo tan sencillo como recuperar una normalidad perdida. En contraposición a su reclamo el de Airi le hizo levantar una ceja curioso. Le había visto cojear pero nunca había ido más allá de eso, que mencionara todo el cuerpo le causó una alarma silenciosa que no acabó de verbalizar para que pudieran seguir hablando distendidamente.
-¿Siempre ha sido así? Tu condición.. vaya. -Carraspeo un poco levantando la voz apurado, que se recolocara en el sitio para levantar ambas manos hizo temblar la manta. -Bueno quiero decir, si quieres hablar de ello claro, si no no hay problema! Entiendo que es un tema delicado.
Confesó con la triste experiencia a cuestas. Era un tanto egoísta de su parte, pero de alguna manera se sentía bien no verse como el único limitado en algunos aspectos. No porque le deseara mal a le joven, si no porque podía compartir esa familiaridad.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Confidencias de tullidos
30/11/23, 12:53 pm
Airi soltó una risilla cuando Ethan bromeó sobre su deseo, sintiendo alivio porque no le sentase mal hablar de ello. La regla para pedirlos resultaba un poco extraña, pero terminó por comprender que no se refería a las estrellas del cielo, sino a las que a veces caían en medio de la noche dejando una estela. Quizá era un rito o incluso una superstición de su mundo. Al final, las Estrellas no podían conceder nada más allá de lo que estuviese en su dominio. No era común dedicarles plegarias en su tribu, pero sí eran objeto de admiración por su belleza y las historias que contaban las constelaciones.
—Entonces supongo que tienes que ser alguien que toma decisiones rápido —bromeó—. Menos mal que tenemos los deseos preparados.
No le sorprendió que Ethan mostrase curiosidad a continuación. Era normal sentirla, Airi nunca había ocultado sus problemas, y si no hablaba de ellos se debía a que no quería llamar la atención sin necesidad. Desde que estaban en la ciudad, al menos, no había tenido que guardar reposo.
—No me importa hablar de ello —le aseguró con tono tranquilizador—, es algo que ha estado ahí siempre, para mí es… simplemente normal. —El tono de su voz se volvió un poco más serio a partir de ese punto, pero en ningún momento quiso que la conversación dejase de sonar casual—. En realidad creo que era peor antes, cuando aún estaba creciendo. Desde hace tiempo tengo brotes más suaves, y solo suelen aparecer si hago un sobreesfuerzo, así que intento tener cuidado. La médico de mi tribu decía que eran como brotes de fiebre reumática, lo vio en un libro de medicina de Siania —añadió, por si a Ethan le servía para comprender mejor su enfermedad.
»¿A ti te molesta hablar de lo tuyo? —trató de tantear a continuación, olvidando las bolas de fuego y centrando su mirada en Ethan. Quería ver si se removía incómodo con la pregunta independientemente de lo que respondiera, de forma similar a cómo lo había hecho cuando era él quien la había formulado.
—Entonces supongo que tienes que ser alguien que toma decisiones rápido —bromeó—. Menos mal que tenemos los deseos preparados.
No le sorprendió que Ethan mostrase curiosidad a continuación. Era normal sentirla, Airi nunca había ocultado sus problemas, y si no hablaba de ellos se debía a que no quería llamar la atención sin necesidad. Desde que estaban en la ciudad, al menos, no había tenido que guardar reposo.
—No me importa hablar de ello —le aseguró con tono tranquilizador—, es algo que ha estado ahí siempre, para mí es… simplemente normal. —El tono de su voz se volvió un poco más serio a partir de ese punto, pero en ningún momento quiso que la conversación dejase de sonar casual—. En realidad creo que era peor antes, cuando aún estaba creciendo. Desde hace tiempo tengo brotes más suaves, y solo suelen aparecer si hago un sobreesfuerzo, así que intento tener cuidado. La médico de mi tribu decía que eran como brotes de fiebre reumática, lo vio en un libro de medicina de Siania —añadió, por si a Ethan le servía para comprender mejor su enfermedad.
»¿A ti te molesta hablar de lo tuyo? —trató de tantear a continuación, olvidando las bolas de fuego y centrando su mirada en Ethan. Quería ver si se removía incómodo con la pregunta independientemente de lo que respondiera, de forma similar a cómo lo había hecho cuando era él quien la había formulado.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
03/12/23, 03:44 pm
-Oh
Musitó ante una respuesta que bien podría ser obvia pero que le resultó igualmente sorpresiva. Debido a su situación no se estaba esperando que lo de Airi fuera crónico de nacimiento, que torpe acaba de sentirse con el descubrimiento. Por un lado le resultó tranquilizador que quisiera hablar de ello, más allá de conocerse le venía bien tenerlo en cuenta por si sucedía cualquier inconveniente en un futuro próximo, por el otro recibió un modesto apuro, un carraspeo cargado de dudas no resueltas.
No sabía que era una fiebre reumática ni qué consecuencias tenía más allá de una cojera visible pero por la normalidad con lo que lo mencionó dedujo que quizás era común en su mundo. En el suyo solo se podía imaginar temperaturas altas y estar congestionado en cama con dolor de cabeza. Dudaba que fuera ni mucho menos similar. ¿Estaría bien preguntar? No quería rozar la incomodidad entrando en detalles, sobre todo a sabiendas de que estos podían resultar mucho más frágiles.
-Vaya, ¿toda una vida con ello? Tiene que ser cansado. -Acabó diciendo con total sinceridad. Quizá el nunca haber vivido otra situación facilitaba normalizar la enfermedad, su deseo parecía distar de aquella idea. Podía entenderlo, no siempre tenías que perder algo para querer obtener lo mismo que veías en otros. -Lo mio fue un accidente, hace un año y pico, no ha pasado mucho aún.
Se recolocó en el sitio, más por un sutil nervio que porque estuviera incómodo, tirando un poco de su manta para abrigarse bien y de paso distrayéndose al encorvarse para colocar mejor el lado de Airi. Una sonrisa dibujó su rostro tratando de crear símiles sin llegar a ninguna conclusión. ¿Qué era peor? ¿Nacer sin vista, o perderla repentinamente? Daba igual, ninguno de los dos eran ciegos y si lo fueran definitivamente estarían aún más jodidos en ese lugar.
-No se como tiene que ser crecer así, quiero decir en mi caso al menos me fastidie ya de mayor! No veas lo que corría antes, no paraba quieto, quizá fue una indirecta para que me estuviera quieto.
Se río ante su propio comentario quitándole hierro al asunto. Su pierna dolorida se levantó un poco del suelo, un pequeño bote para que quedara claro quién era la culpable de su continuo malestar.
-Aunque eh, perdón… ¿Qué es una fiebre reumática?
Musitó ante una respuesta que bien podría ser obvia pero que le resultó igualmente sorpresiva. Debido a su situación no se estaba esperando que lo de Airi fuera crónico de nacimiento, que torpe acaba de sentirse con el descubrimiento. Por un lado le resultó tranquilizador que quisiera hablar de ello, más allá de conocerse le venía bien tenerlo en cuenta por si sucedía cualquier inconveniente en un futuro próximo, por el otro recibió un modesto apuro, un carraspeo cargado de dudas no resueltas.
No sabía que era una fiebre reumática ni qué consecuencias tenía más allá de una cojera visible pero por la normalidad con lo que lo mencionó dedujo que quizás era común en su mundo. En el suyo solo se podía imaginar temperaturas altas y estar congestionado en cama con dolor de cabeza. Dudaba que fuera ni mucho menos similar. ¿Estaría bien preguntar? No quería rozar la incomodidad entrando en detalles, sobre todo a sabiendas de que estos podían resultar mucho más frágiles.
-Vaya, ¿toda una vida con ello? Tiene que ser cansado. -Acabó diciendo con total sinceridad. Quizá el nunca haber vivido otra situación facilitaba normalizar la enfermedad, su deseo parecía distar de aquella idea. Podía entenderlo, no siempre tenías que perder algo para querer obtener lo mismo que veías en otros. -Lo mio fue un accidente, hace un año y pico, no ha pasado mucho aún.
Se recolocó en el sitio, más por un sutil nervio que porque estuviera incómodo, tirando un poco de su manta para abrigarse bien y de paso distrayéndose al encorvarse para colocar mejor el lado de Airi. Una sonrisa dibujó su rostro tratando de crear símiles sin llegar a ninguna conclusión. ¿Qué era peor? ¿Nacer sin vista, o perderla repentinamente? Daba igual, ninguno de los dos eran ciegos y si lo fueran definitivamente estarían aún más jodidos en ese lugar.
-No se como tiene que ser crecer así, quiero decir en mi caso al menos me fastidie ya de mayor! No veas lo que corría antes, no paraba quieto, quizá fue una indirecta para que me estuviera quieto.
Se río ante su propio comentario quitándole hierro al asunto. Su pierna dolorida se levantó un poco del suelo, un pequeño bote para que quedara claro quién era la culpable de su continuo malestar.
-Aunque eh, perdón… ¿Qué es una fiebre reumática?
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Confidencias de tullidos
04/12/23, 12:32 pm
Airi estuvo a punto de negar con la cabeza y decir que se podía vivir con ello cuando Ethan comentó lo duro que era llevar así toda una vida. En realidad le hartaba mentir siempre para no preocupar a la gente de su alrededor. Le salía de forma automática ya, como un modo de tranquilizar las conciencias de los demás cuando nadie se lo había pedido.
—Hay momentos malos… pero al menos no es siempre —respondió finalmente.
En ese momento tenía más interés en la historia de Ethan, quería saber un poco sobre su accidente para poder ayudarle cuando lo necesitase. Tras su primera mención a ello esperó mientras le miraba recolocarse bajo la manta, dándole margen para continuar.
No esperaba que se tratase de algo tan reciente, si había sido algo aparatoso quería decir que no hacía tanto que había sanado, y de pronto se sintió aún peor por no pedirle que descansase más a menudo. Ethan era la clase de persona que rara vez veías descansando, y podía entender que saliese de él mismo, que no quisiese sentirse menos que los demás, pero tal vez aún tenía que aprender a cuidar su cuerpo. Su “nuevo” cuerpo.
Le sorprendió que Ethan fuese capaz de bromear sobre ello. Hacía más difícil decirle nada de lo que estaba pensando, y mientras meditaba su respuesta llegó otra pregunta. Aquella tampoco podía responderla demasiado bien, pero lo intentó.
—No, perdóname a mí, debí explicarme mejor. Es solo que no sé hacerlo muy bien… médicamente y eso —se disculpó con una sonrisa—, pero te puedo decir cómo es mi experiencia. Se me inflaman las articulaciones con mucha facilidad, como… no sé, ¿como cuando se te inflama la garganta, supongo? Cuando era más joven y pegaba un estirón se me inflamaba casi todo a la vez, y acababa en cama con fiebre y mucho dolor. Ahora es diferente, no me sube la fiebre ni nada. No me puedo quejar… mucho —bromeó, aunque suspirando. No lo pudo evitar al recordar la voz de la médico explicándole que hubiese crecido mucho más de no ser por su condición.
—Pero ya vale de hablar de mí —dijo de pronto, dándole un toquecito amistoso con el hombro a Ethan—. ¿Hay algo en lo que podamos ayudarte? ¿Todavía te estás curando? No tienes que sobre esforzarte por ser de los mayores… somos una tribu, estamos ahí para lo bueno y para lo malo —le recordó con una sonrisa.
—Hay momentos malos… pero al menos no es siempre —respondió finalmente.
En ese momento tenía más interés en la historia de Ethan, quería saber un poco sobre su accidente para poder ayudarle cuando lo necesitase. Tras su primera mención a ello esperó mientras le miraba recolocarse bajo la manta, dándole margen para continuar.
No esperaba que se tratase de algo tan reciente, si había sido algo aparatoso quería decir que no hacía tanto que había sanado, y de pronto se sintió aún peor por no pedirle que descansase más a menudo. Ethan era la clase de persona que rara vez veías descansando, y podía entender que saliese de él mismo, que no quisiese sentirse menos que los demás, pero tal vez aún tenía que aprender a cuidar su cuerpo. Su “nuevo” cuerpo.
Le sorprendió que Ethan fuese capaz de bromear sobre ello. Hacía más difícil decirle nada de lo que estaba pensando, y mientras meditaba su respuesta llegó otra pregunta. Aquella tampoco podía responderla demasiado bien, pero lo intentó.
—No, perdóname a mí, debí explicarme mejor. Es solo que no sé hacerlo muy bien… médicamente y eso —se disculpó con una sonrisa—, pero te puedo decir cómo es mi experiencia. Se me inflaman las articulaciones con mucha facilidad, como… no sé, ¿como cuando se te inflama la garganta, supongo? Cuando era más joven y pegaba un estirón se me inflamaba casi todo a la vez, y acababa en cama con fiebre y mucho dolor. Ahora es diferente, no me sube la fiebre ni nada. No me puedo quejar… mucho —bromeó, aunque suspirando. No lo pudo evitar al recordar la voz de la médico explicándole que hubiese crecido mucho más de no ser por su condición.
—Pero ya vale de hablar de mí —dijo de pronto, dándole un toquecito amistoso con el hombro a Ethan—. ¿Hay algo en lo que podamos ayudarte? ¿Todavía te estás curando? No tienes que sobre esforzarte por ser de los mayores… somos una tribu, estamos ahí para lo bueno y para lo malo —le recordó con una sonrisa.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
05/12/23, 03:46 pm
Escuchar a Airi suavizar su propio problema le sacó una leve risilla, apenas perceptible. No podía evitar reflejarse en sus palabras, entre otras cosas porque era el primer tonto que negaba cualquier tragedia en torno a su lesión a poco que le preguntaran.
-No es todo el rato, no, pero igual es muuuy cansado. -Le replicó alargando las vocales para que su tono perdiera toda la seriedad posible, como si acabara de salir de un largo turno de oficina. -Quiero decir, los suertudos del resto no tienen que estar pensando en cuándo será la próxima vez que uno esté mal! Es una lata despertarse y decir oh, que guay, ¨ahora¨ estoy bien, en una hora? Ha, a saber.
Le devolvió una sonrisa cómplice que la oscuridad de la noche no tardó en tragarse. Ese pequeño rincón del patio se había transformado en un confesionario de hospital, uno donde poder explayar todas sus molestias sin miedo a la compasión, recibiendo a cambio la empatía de quien se veía en la misma tesitura. Aquella novedad resultaba muy agradable, por eso Ethan se encontró mucho más permisivo cuando Airi empezó a preguntarle sobre cómo podría ayudar al respecto. Cualquier otro del torreón se habría llevado una negativa cortante y ponzoñosa de quien no se veía en la necesidad de ser tratado diferente, pero ahí en el consuelo de verse en las mismas podía entender de dónde venía originada esa preocupación.
-Oh, con que eras tú el origen de la tribu! Ya me preguntaba yo de dónde había sacado Aniol esa idea. -Era un concepto bonito, aún no acababa de sentirse muy cómodo en el mismo, pero valoraba la idea de lo que buscaban y sobre todo de lo que lograban. Si los niños se encontraban mejor en ese intento de familia, que así fuera. -Y no es ah, hmmm no lo se. -Se confesó en una risa demasiado sonora, la verdad, no sabía si seguía curándose o si tenía un tope.
>>Ah, joeh pues no sé. Me has pillado, hmm a ver es, eh. Tengo como un metal dentro dicho mal y pronto, el hueso se quedó en tantos cachitos que pusieron como una placa de metal para que pudiera curarse o algo así. -Se encogió de hombros. -Sé tanto de medicina como tu. La cosa eees que ni siquiera sabían si podría volver a mover la pierna, así que supongo que caminar ya es un puntazo. Mientras no … -Sacó una mano del interior de la manta, todo para empezar a contar con los dedos. -Corra, salte, la apoye mucho tiempo, ande demasiado, pise mal, pise fuerte, reciba un golpe, ande aunque no sea mucho, respire, exista, eh sí, eso, si no la uso va genial!
Había sátira en su voz, le dio un leve empujón con el hombro imitando la secuencia de golpes suaves que se iban devolviendo. Todo como amago a que no se preocupase de verdad por algo que claramente no tenía solución, si algún día se encontraba fuera Ethan ya tenía asumido que la aventura se acababa ahí. No podía correr, menos podría huir.
-¿Y sobre ti, que? Lo mío es concentrado y aún así escuece, no quiero ni imaginarme como tiene que ser que suceda en todo tu cuerpo… ¿Hay formas de intentar prevenirlo? ¿O de aliviar el dolor después? Por la cojera no te preocupes, pesas poquito así que nada mejor que otro cojo para llevarte en brazos.
Su voz era cálida, dejando que la broma diera paso a una realidad. Él estaba dispuesto a quedarse atrás, incluso a rendirse antes de tiempo para evitar exponer a nadie al peligro pero eso no significa que pensara igual con le chique. Si podía ayudar le ayudaría, ahí signifique morir como un estúpido. No iba a abandonar a alguien tullido, menos tan pequeño y menos cayéndole tan bien. Ah, qué bonita era la hipocresía.
-No es todo el rato, no, pero igual es muuuy cansado. -Le replicó alargando las vocales para que su tono perdiera toda la seriedad posible, como si acabara de salir de un largo turno de oficina. -Quiero decir, los suertudos del resto no tienen que estar pensando en cuándo será la próxima vez que uno esté mal! Es una lata despertarse y decir oh, que guay, ¨ahora¨ estoy bien, en una hora? Ha, a saber.
Le devolvió una sonrisa cómplice que la oscuridad de la noche no tardó en tragarse. Ese pequeño rincón del patio se había transformado en un confesionario de hospital, uno donde poder explayar todas sus molestias sin miedo a la compasión, recibiendo a cambio la empatía de quien se veía en la misma tesitura. Aquella novedad resultaba muy agradable, por eso Ethan se encontró mucho más permisivo cuando Airi empezó a preguntarle sobre cómo podría ayudar al respecto. Cualquier otro del torreón se habría llevado una negativa cortante y ponzoñosa de quien no se veía en la necesidad de ser tratado diferente, pero ahí en el consuelo de verse en las mismas podía entender de dónde venía originada esa preocupación.
-Oh, con que eras tú el origen de la tribu! Ya me preguntaba yo de dónde había sacado Aniol esa idea. -Era un concepto bonito, aún no acababa de sentirse muy cómodo en el mismo, pero valoraba la idea de lo que buscaban y sobre todo de lo que lograban. Si los niños se encontraban mejor en ese intento de familia, que así fuera. -Y no es ah, hmmm no lo se. -Se confesó en una risa demasiado sonora, la verdad, no sabía si seguía curándose o si tenía un tope.
>>Ah, joeh pues no sé. Me has pillado, hmm a ver es, eh. Tengo como un metal dentro dicho mal y pronto, el hueso se quedó en tantos cachitos que pusieron como una placa de metal para que pudiera curarse o algo así. -Se encogió de hombros. -Sé tanto de medicina como tu. La cosa eees que ni siquiera sabían si podría volver a mover la pierna, así que supongo que caminar ya es un puntazo. Mientras no … -Sacó una mano del interior de la manta, todo para empezar a contar con los dedos. -Corra, salte, la apoye mucho tiempo, ande demasiado, pise mal, pise fuerte, reciba un golpe, ande aunque no sea mucho, respire, exista, eh sí, eso, si no la uso va genial!
Había sátira en su voz, le dio un leve empujón con el hombro imitando la secuencia de golpes suaves que se iban devolviendo. Todo como amago a que no se preocupase de verdad por algo que claramente no tenía solución, si algún día se encontraba fuera Ethan ya tenía asumido que la aventura se acababa ahí. No podía correr, menos podría huir.
-¿Y sobre ti, que? Lo mío es concentrado y aún así escuece, no quiero ni imaginarme como tiene que ser que suceda en todo tu cuerpo… ¿Hay formas de intentar prevenirlo? ¿O de aliviar el dolor después? Por la cojera no te preocupes, pesas poquito así que nada mejor que otro cojo para llevarte en brazos.
Su voz era cálida, dejando que la broma diera paso a una realidad. Él estaba dispuesto a quedarse atrás, incluso a rendirse antes de tiempo para evitar exponer a nadie al peligro pero eso no significa que pensara igual con le chique. Si podía ayudar le ayudaría, ahí signifique morir como un estúpido. No iba a abandonar a alguien tullido, menos tan pequeño y menos cayéndole tan bien. Ah, qué bonita era la hipocresía.
- TakGM
Ficha de cosechado
Nombre: Airi
Especie: Sanaí
Habilidades: Habilidad manual, memoria, imaginación.
Personajes :
● Gael/Koval: fuego fatuo terrícola.
● Kin: demonio raigaurum irrense.
● Ayne: anima sinhadre.
● Eara: sinhadre sin esencia.
● Nime: demonio mineral libense.
● Iemai: cercana, fallecida.
● Airi: sanaí.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Tendencia a alargar sus baños. Tiene episodios de disociación esporádicos cuando sale al patio.
Armas :
● Gael/Koval: espadas rectas, maza y quimeras.
● Kin: alfanje y guan dao.
● Ayne: sable.
● Eara: ballesta de repetición.
● Nime: dagas.
● Airi: vara y arco.
Status : (ノ☉ヮ⚆)ノ ⌒*:・゚✧
Re: Confidencias de tullidos
07/12/23, 02:37 am
Las palabras de Ethan, aunque con tono humorístico, le hicieron asentir con resignación. Era liberador hablar con alguien que estaba en la misma página que elle. Claro que resultaba agotador vivir pendiente del cuerpo, y más cuando otros no acababan de entender lo que significaba llevar esa carga, ignorándola o sobreprotegiéndole. Airi deseaba normalidad, solo que una normalidad ajustada a sus restricciones, nada más.
Antes de responder a su pregunta, Ethan le distrajo por la mención a la tribu. Le sanaí no tuvo claro si estaba tratando de cambiar de tema, y aun sin intención de interrumpir sintió que debía explicarse.
—Aunque fue algo que le dije a Aniol para calmarlo cuando echaba de menos a su familia, lo creo de verdad. No importa si no tiene una forma… convencional. Lo que importa es que cuidamos unos de otros.
La explicación sobre la cojera de Ethan tampoco tardó en llegar, y Airi pudo entender por qué era tan difícil ponerlo en palabras. Le escuchó con interés, sin mostrar en su rostro lo turbulento que le resultaba. No tenía claro si esos procedimientos existían en su mundo, y de hacerlo desde luego no sería del lado Norte de Saohkos. Su cabeza bullía, plagada con imágenes desagradables y muchas preguntas, entre ellas las que empezaban por cómo y por qué. Esas, sin embargo, no era de buena educación formularlas, por lo que las enterró. Si él hubiese querido contarlo, lo habría incluido desde el principio.
Airi no fue capaz de reírse por la broma con la que terminó su explicación, no sabiendo diferenciar bien cuánto era real y cuánto exageración. Se sentía mal por haberse dejado engañar por aquel actor excelente que no les dejaba ver su dolor y sus preocupaciones. Pero sí le devolvió una sonrisa apagada de empatía hacia su situación. ¿Qué podía decir? Dudó tanto que Ethan ya había pasado a la carga con más preguntas.
Le habría encantado poder devolverle la broma sin filtros, si estuvieran en el Sanai, en una cabaña de madera y fuesen parte de la misma tribu. Le habría respondido que entre ambos podían coordinarse para correr como uno solo, o que sería elle quien le llevaría en brazos si tenía un buen día… pero no fue capaz. No estaban en casa. Se estaban jugando la vida.
—Puedo evitar tener brotes graves, más o menos, andando con cuidado. Ahora casi siempre solo me duele una cosa… o las rodillas, o un brazo, o… lo que toque —contestó—. Y no sé si a ti te pasa igual, pero si no hay medicinas o artefactos, al menos el calor me alivia bastante, por eso quería darte la manta. —Al decir aquello le dio un suave tirón a la tela y aprovechó para envolverse con un poco más de fuerza en ella, de forma que su brazo dolorido quedase bien tapado.
»¿Sería buena idea que intentemos tallar un bastón? ¿A ti te serviría? —quiso saber. Elle no lo necesitaba a menudo, y quizás el caso de Ethan fuese similar, pero en aquel momento parecía que podía venirle bien. Para Airi solo era una herramienta para caminar, como lo eran los zapatos para cualquier otro. Solo lamentaba que no tuviesen ya uno a mano.
Antes de responder a su pregunta, Ethan le distrajo por la mención a la tribu. Le sanaí no tuvo claro si estaba tratando de cambiar de tema, y aun sin intención de interrumpir sintió que debía explicarse.
—Aunque fue algo que le dije a Aniol para calmarlo cuando echaba de menos a su familia, lo creo de verdad. No importa si no tiene una forma… convencional. Lo que importa es que cuidamos unos de otros.
La explicación sobre la cojera de Ethan tampoco tardó en llegar, y Airi pudo entender por qué era tan difícil ponerlo en palabras. Le escuchó con interés, sin mostrar en su rostro lo turbulento que le resultaba. No tenía claro si esos procedimientos existían en su mundo, y de hacerlo desde luego no sería del lado Norte de Saohkos. Su cabeza bullía, plagada con imágenes desagradables y muchas preguntas, entre ellas las que empezaban por cómo y por qué. Esas, sin embargo, no era de buena educación formularlas, por lo que las enterró. Si él hubiese querido contarlo, lo habría incluido desde el principio.
Airi no fue capaz de reírse por la broma con la que terminó su explicación, no sabiendo diferenciar bien cuánto era real y cuánto exageración. Se sentía mal por haberse dejado engañar por aquel actor excelente que no les dejaba ver su dolor y sus preocupaciones. Pero sí le devolvió una sonrisa apagada de empatía hacia su situación. ¿Qué podía decir? Dudó tanto que Ethan ya había pasado a la carga con más preguntas.
Le habría encantado poder devolverle la broma sin filtros, si estuvieran en el Sanai, en una cabaña de madera y fuesen parte de la misma tribu. Le habría respondido que entre ambos podían coordinarse para correr como uno solo, o que sería elle quien le llevaría en brazos si tenía un buen día… pero no fue capaz. No estaban en casa. Se estaban jugando la vida.
—Puedo evitar tener brotes graves, más o menos, andando con cuidado. Ahora casi siempre solo me duele una cosa… o las rodillas, o un brazo, o… lo que toque —contestó—. Y no sé si a ti te pasa igual, pero si no hay medicinas o artefactos, al menos el calor me alivia bastante, por eso quería darte la manta. —Al decir aquello le dio un suave tirón a la tela y aprovechó para envolverse con un poco más de fuerza en ella, de forma que su brazo dolorido quedase bien tapado.
»¿Sería buena idea que intentemos tallar un bastón? ¿A ti te serviría? —quiso saber. Elle no lo necesitaba a menudo, y quizás el caso de Ethan fuese similar, pero en aquel momento parecía que podía venirle bien. Para Airi solo era una herramienta para caminar, como lo eran los zapatos para cualquier otro. Solo lamentaba que no tuviesen ya uno a mano.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Confidencias de tullidos
17/12/23, 04:52 pm
El medio japonés sonrió ante la explicación de Airi, no hacía falta que justificará el porqué de aquella tribu, con tan solo saber que los pequeños se encontraban agusto en ella era suficiente. Podía comprender la creación de ese refugio imaginario, una familia disfuncional que se había creado más por necesidad que por compatibilidad, estaba bien, servía como un apoyo temporal aunque de igual manera siguiera sin sentirse conforme con participar en ella. A Aniol le había dado largas en su día, respuestas obtusas para no decir que no pero tampoco que sí, esta vez al menos no hacía falta repetirse. Así que simplemente asintió dejando que aquel tema muriese tan pronto había empezado.
-Con qué calor! Viene bien saberlo, tenemos paños de sobra y ahora que calentar el agua es tan fácil… -La sonrisa de su rostro oculto una amargura sutil en su voz, claro que era tarea sencilla, para aquellos que tenían la magia a su disposición. -Si te duele algo y quieres compartirlo avisa, y te preparo lo que sea.
Ahora que era conocedor de que la manta no había sido simplemente un gesto para el frío no pudo evitar ruborizarse con la inocencia de quien se sentía cuidado. Tonto de él había creído que aquel detalle no iba más allá que una protección para el viento nocturno. Saber ahora que estaba pensando en su cojera era reconfortante, sobre todo porque el acercamiento había sido sutil, desde la ayuda y no la compasión. No ver pena sino comprensión en ojos ajenos era algo que echaba en falta, un vacío que por desgracia se había hecho demasiado grande desde la pérdida de Jasper.
-Me siento un poco culpable por tener a alguien más peque cuidando de mi, pero… -Le buscó con la mirada, con unos ojos entrecerrados que acompañaban la suave sonrisa de su rostro. -Gracias, de verdad.
El tema del bastón fue más delicado, no porque a Airi le faltase razón si no por el recuerdo amargo que le traían las muletas. En su caso no había sido simplemente una ayuda, había sido una necesidad, un ¨si no mejoras solo podrás vivir con esto.̈ La recuperación había sido tan larga y tan tediosa que el solo verlas apoyadas en un rincón del hogar le traía unas vivencias incómodas, porque con ellas se veía aún más inutil, renegado de una cualidad que hasta hace no mucho tenía como cualquier otra persona. No quería tener que recuperar un objeto que solo le hacía recordar cada pìsada mal dada y cada noche incapaz siquiera de ponerse en pie.
-No creo… quiero decir, si cojeo esta bien ya tengo la lanza más o meenooos para ayudar.
Disimuló su malestar como pudo, apartando la vista hacía la noche sin estrellas. Las luces danzantes se habían desperdigado y solo varias de ellas seguían en la cercanía dando vueltas en torno al torreón. Una de ellas, en cambio, se desvió del rumbo volviéndose un borrón cada vez más definido con la cercanía. Un murciélago de menor tamaño se posó sobre la piedra del patio, a suficiente distancia de ambos como para levantar la cabeza confundido, olía comida pero no veía lo suficientemente bien para distinguir entre los borrones que tenía al frente.
-Igualmente si quieres uno para ti, yo no se tallar pero, oh! -Ethan cortó su conversación para desviar la vista hacía el animal, se le había olvidado el cuenco de bichos que tenía escondido en su lateral contrario. -Mira quien llegó, el que faltaba para la reunión de tullidos. El cojo, la dolorida y ahora el ciego.
Río con suavidad ante su propia broma.
-Con qué calor! Viene bien saberlo, tenemos paños de sobra y ahora que calentar el agua es tan fácil… -La sonrisa de su rostro oculto una amargura sutil en su voz, claro que era tarea sencilla, para aquellos que tenían la magia a su disposición. -Si te duele algo y quieres compartirlo avisa, y te preparo lo que sea.
Ahora que era conocedor de que la manta no había sido simplemente un gesto para el frío no pudo evitar ruborizarse con la inocencia de quien se sentía cuidado. Tonto de él había creído que aquel detalle no iba más allá que una protección para el viento nocturno. Saber ahora que estaba pensando en su cojera era reconfortante, sobre todo porque el acercamiento había sido sutil, desde la ayuda y no la compasión. No ver pena sino comprensión en ojos ajenos era algo que echaba en falta, un vacío que por desgracia se había hecho demasiado grande desde la pérdida de Jasper.
-Me siento un poco culpable por tener a alguien más peque cuidando de mi, pero… -Le buscó con la mirada, con unos ojos entrecerrados que acompañaban la suave sonrisa de su rostro. -Gracias, de verdad.
El tema del bastón fue más delicado, no porque a Airi le faltase razón si no por el recuerdo amargo que le traían las muletas. En su caso no había sido simplemente una ayuda, había sido una necesidad, un ¨si no mejoras solo podrás vivir con esto.̈ La recuperación había sido tan larga y tan tediosa que el solo verlas apoyadas en un rincón del hogar le traía unas vivencias incómodas, porque con ellas se veía aún más inutil, renegado de una cualidad que hasta hace no mucho tenía como cualquier otra persona. No quería tener que recuperar un objeto que solo le hacía recordar cada pìsada mal dada y cada noche incapaz siquiera de ponerse en pie.
-No creo… quiero decir, si cojeo esta bien ya tengo la lanza más o meenooos para ayudar.
Disimuló su malestar como pudo, apartando la vista hacía la noche sin estrellas. Las luces danzantes se habían desperdigado y solo varias de ellas seguían en la cercanía dando vueltas en torno al torreón. Una de ellas, en cambio, se desvió del rumbo volviéndose un borrón cada vez más definido con la cercanía. Un murciélago de menor tamaño se posó sobre la piedra del patio, a suficiente distancia de ambos como para levantar la cabeza confundido, olía comida pero no veía lo suficientemente bien para distinguir entre los borrones que tenía al frente.
-Igualmente si quieres uno para ti, yo no se tallar pero, oh! -Ethan cortó su conversación para desviar la vista hacía el animal, se le había olvidado el cuenco de bichos que tenía escondido en su lateral contrario. -Mira quien llegó, el que faltaba para la reunión de tullidos. El cojo, la dolorida y ahora el ciego.
Río con suavidad ante su propia broma.
Página 1 de 2. • 1, 2
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.