Casino Lago Áureo
+2
Red
Rocavarancolia Rol
6 participantes
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
- Rocavarancolia Rol
Casino Lago Áureo
11/04/23, 04:58 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Localizado en el Barrio Derruido, este llamativo edificio de piedra de dos plantas cuenta una torre abalconada a ambos lados. El edificio y ambas torres culminan en un tejado del color de la Luna Roja. La fachada cuenta con varias cristaleras grandes en ambas plantas y varios arcos dan acceso a la planta baja, donde se encuentra la parte principal del casino y a la que se accede mediante unos ostentosos portones de cristal. Hay cuatro vidrieras en cada extremo de la planta baja, en las que predominan los colores rojos y dorados y en ellas aparece una representación de la decaestrella.
También cuenta con una puerta trasera algo más discreta y, a través de ella, cruzando los arcos que también se encuentran aquí, se accede a un lago creado específicamente para el casino, al estar lindando con las montañas. En el lago hay embarcaciones protegidas mágicamente para que no puedan sacarse del mismo pero que los clientes pueden utilizar si lo desean.
Referencia de la fachada
Referencia de la parte trasera
Vista del lago de noche
También cuenta con una puerta trasera algo más discreta y, a través de ella, cruzando los arcos que también se encuentran aquí, se accede a un lago creado específicamente para el casino, al estar lindando con las montañas. En el lago hay embarcaciones protegidas mágicamente para que no puedan sacarse del mismo pero que los clientes pueden utilizar si lo desean.
- Interior:
- El interior está iluminado por zonas con una gran cantidad de lámparas estratégicamente colocadas para conseguir un efecto concreto, por lo que algunas zonas se encuentran en penumbra. De noche, a través de las numerosas cristaleras emana una buena cantidad de luz que refleja en el lago.
La planta baja está dividida entre la zona de juegos y el bar, situado en la zona oeste de la misma, donde se sirven toda clase de cócteles y bebidas caras. En la zona de juegos hay varias mesas de cartas con crupiers , un par de ruletas, también atendidas por empleados, y varias máquinas tragaperras hechas específicamente para el local: funcionan mediante magia y runas, aunque su concepto básico es como el de cualquier otra tragaperra y requieren de monedas de oro para activarse. Aunque el dueño del casino solo busca el beneficio económico y no le interesa que se apueste nada más que dinero, no es raro ver a criaturas inmorales y gente de con gustos extraños de toda clase apostando con literalmente cualquier cosa (como partes del cuerpo, propias o de otra persona). Los empleados hacen la vista gorda.
Desde la primera planta, tras la barra del bar, también se puede acceder al sótano que está dedicado íntegramente al almacenaje de las bebidas que se ofertan y otros enseres del casino.
Mediante dos escaleras al fondo se puede acceder a la segunda planta, que no es más que una zona que bordea la primera planta y cuenta con barandillas de seguridad y algunos sillones para descansar o beber, además de contar con una buena vista del exterior a través de los grandes ventanales al no haber obstáculos en medio. A cada lado de esta planta se accede a las torres.
La torre este, a la que se accede por una puerta de madera que da a unas escaleras de caracol, es el despacho personal del jefazo (Gapiccio Garoni). Cuenta con un enorme escritorio de ébano, una silla de cuero, dos sillones a cada lado del mismo material y varias cajas fuertes de gran tamaño.
La torre oeste da acceso a la zona VIP de la cual no todo el mundo conoce su existencia y la asunción extendida es que ahí se encuentra el cuarto personal del socio de Garoni (Luca Barone), aunque no se puede ver el acceso a la misma. Tras un enorme cartel que contiene una ilustración del casino se encuentra oculto un sistema rúnico que da acceso a esta zona, abriendo el hueco hacia otras escaleras de caracol. Siempre hay un empleado en la segunda planta asegurándose de que nadie indebido toca donde no debe. La zona VIP no es más que una sala todavía más lujosa con una gran mesa para juegos de cartas y otra ruleta, donde se hacen apuestas de cantidades astronómicas. Tiene también su propia barra de bar donde se sirven las bebidas más caras y exclusivas.
Todo el interior está decorado con extravagancias vintage en forma de cuadros, esculturas y plantas caras. Estas últimas cuentan con su propio sistema de riego automático mágico.
Referencia de la fachada
Referencia de la parte trasera
Vista del lago de noche
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Casino Lago Áureo
18/07/23, 10:22 pm
Notaba todavía a Keiriarei algo nerviosa, por lo que evitó mirar en su dirección demasiado a menudo. Consultó su reloj de bolsillo para estar seguro de que iba bien de tiempo para reunirse con el tacaño de su socio y convencerle de unas cuantas cosas, pero lo cierto es que todavía se podría permitir preparar mejor lo que le iba a decir en cuanto terminase aquella entrevista. Luca agradecía que la vieja momia no estuviese interesada en entrevistar personalmente a los candidatos: varias posibles buenas adiciones al personal del Casino podrían verse disuadidos si tenían que tratar con el ex-miembro del Consejo. A veces se preguntaba por qué seguía colaborando con Gapiccio Garoni, pero la verdad era que aunque el hombre tenía sus grandes fallas también tenía dinero y una buena cabeza para el cálculo. Lástima que lo desaprovechase tan a menudo.
—Ah, perfecto: de esa talla no tenemos ni que encargarlos —respondió a la ulterana cerrando la tapa de su reloj y devolviéndolo a su bolsillo, para después anotar el número en el papel y, esta vez sí, entregándoselo a Xiao—. Hazme el favor de entregarlo después, ya sabes —le dijo más brevemente para no repetirse—. Parece que conoces como mínimo unos cuantos detalles de cultura humana —volvió a dirigirse a la ulterana con una sonrisa y les indicó con un gesto a ambos que le acompañasen fuera del cuarto—. Somos bastantes ciudadanos procedentes de la Tierra, así que eso siempre es algo útil para cualquier circunstancia.
Volvieron sobre sus pasos, porque el kell pensaba regresar a su despacho. Una vez frente a su puerta se apoyó en su bastón y se dirigió al fuzanglong y a la kitstune mostrando una amplia sonrisa.
>>Hemos terminado por hoy. Xiao te acompañará a la salida. Nos vemos dentro de tres días.
Volvería a extender la mano para estrechársela a Keiria y los despacharía a ambos con un asentimiento a su guardaespaldas.
—Ah, perfecto: de esa talla no tenemos ni que encargarlos —respondió a la ulterana cerrando la tapa de su reloj y devolviéndolo a su bolsillo, para después anotar el número en el papel y, esta vez sí, entregándoselo a Xiao—. Hazme el favor de entregarlo después, ya sabes —le dijo más brevemente para no repetirse—. Parece que conoces como mínimo unos cuantos detalles de cultura humana —volvió a dirigirse a la ulterana con una sonrisa y les indicó con un gesto a ambos que le acompañasen fuera del cuarto—. Somos bastantes ciudadanos procedentes de la Tierra, así que eso siempre es algo útil para cualquier circunstancia.
Volvieron sobre sus pasos, porque el kell pensaba regresar a su despacho. Una vez frente a su puerta se apoyó en su bastón y se dirigió al fuzanglong y a la kitstune mostrando una amplia sonrisa.
>>Hemos terminado por hoy. Xiao te acompañará a la salida. Nos vemos dentro de tres días.
Volvería a extender la mano para estrechársela a Keiria y los despacharía a ambos con un asentimiento a su guardaespaldas.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Casino Lago Áureo
21/07/23, 02:19 pm
El fuzanglong esperó observando distraídamente el metro volar y estirarse de un lado a otro, deteniéndose por un segundo en las manos y ojos de Keiria siempre que este pasaba cerca de estos, como si buscase más muestras del carácter infantil de los kitsunes, alguna excusa para robarle el deseo de hacer el tonto "por su propio bien". No hizo falta.
—Señor —respondió con una breve reverencia de barbilla a la orden de Luca, yendo a coger el papel pero quedándose con la mano en el aire. Bueno, pues habría que esperar un poco más. A la segunda sencillamente asintió, tomando papel y recado antes de seguirle.
De nuevo no intervino en su despedida y se limitó a asentir a Luca, poniendo rumbo a la salida con una oreja atenta hacia atrás para asegurarse sin necesidad de mirar que Keiriarei le seguía. Por supuesto había notado el cambio de aires tras la regañina y, por mucha empatía que pudiera sentir (que tampoco era demasiada) por un jarro de agua fría de ese nivel, no sería él en quien encontraría consuelo verbal. Luca ya le había quitado importancia y él no iba a darle más validación, ni que decir de echar por tierra el toque de atención, eso sería alimentar sus ganas de volver a las bromitas. No obstante tampoco era ningún chivato: sin la presencia del kell y siempre que no importunase demasiado ni a él ni al casino, a Xiao no podía importarle menos lo que hiciera o dejase de hacer la ulterana. Ahora, el fuzanglong actuaría en consecuencia.
El camino tuvo un manto de silencio, donde solo respondía a algún que otro saludo o apodo de sus compañeros con pequeños cabeceos. Cuando llegaron a la puerta principal Xiao la abrió por ella y se hizo a un lado para que la chica pudiera pasar. No sabía si tendría alguna pregunta, pero ahí tendría margen para hacerla.
—Nos vemos en tres días, Keiriarei.
Su cola se agitó una sola vez, un movimiento breve pero llamativo hasta hacerse a uno de sus laterales. Si la kitsune se fijaba vería el círculo perfecto que había hecho con ella a ras del suelo. Su semblante serio no haría fácil saber si era adrede o no.
A fin de cuentas él también había aprendido de humanos.
—Señor —respondió con una breve reverencia de barbilla a la orden de Luca, yendo a coger el papel pero quedándose con la mano en el aire. Bueno, pues habría que esperar un poco más. A la segunda sencillamente asintió, tomando papel y recado antes de seguirle.
De nuevo no intervino en su despedida y se limitó a asentir a Luca, poniendo rumbo a la salida con una oreja atenta hacia atrás para asegurarse sin necesidad de mirar que Keiriarei le seguía. Por supuesto había notado el cambio de aires tras la regañina y, por mucha empatía que pudiera sentir (que tampoco era demasiada) por un jarro de agua fría de ese nivel, no sería él en quien encontraría consuelo verbal. Luca ya le había quitado importancia y él no iba a darle más validación, ni que decir de echar por tierra el toque de atención, eso sería alimentar sus ganas de volver a las bromitas. No obstante tampoco era ningún chivato: sin la presencia del kell y siempre que no importunase demasiado ni a él ni al casino, a Xiao no podía importarle menos lo que hiciera o dejase de hacer la ulterana. Ahora, el fuzanglong actuaría en consecuencia.
El camino tuvo un manto de silencio, donde solo respondía a algún que otro saludo o apodo de sus compañeros con pequeños cabeceos. Cuando llegaron a la puerta principal Xiao la abrió por ella y se hizo a un lado para que la chica pudiera pasar. No sabía si tendría alguna pregunta, pero ahí tendría margen para hacerla.
—Nos vemos en tres días, Keiriarei.
Su cola se agitó una sola vez, un movimiento breve pero llamativo hasta hacerse a uno de sus laterales. Si la kitsune se fijaba vería el círculo perfecto que había hecho con ella a ras del suelo. Su semblante serio no haría fácil saber si era adrede o no.
A fin de cuentas él también había aprendido de humanos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Casino Lago Áureo
01/08/23, 11:27 pm
Cuando el kell dio el visto bueno a su talla de zapatos y señaló sus conocimientos Keiria asintió en su dirección, dando a entender con ello que si que conocía bastantes aspectos de la cultura humana y que se aseguraría de tenerlos bien en cuenta al tratar con sus nuevos compañeros si eso resultaba útil para el casino. A continuación Luca dio por concluida la entrevista y le siguieron hacia su despacho, donde por fin se despidió de ellos y le indicó al fuzanglong que la condujera a la salida.
—Hasta pronto, señor Barone. —se despidió del humano tras estrecharle la mano una vez más, acompañando sus palabras con una leve reverencia antes de darse la vuelta para seguir al carabés.
Recorrieron el casino en silencio, pues la kitsune no tenía demasiadas ganas de charlar, y aunque su acompañante sí que intercambió palabras con algunos de sus compañeros de trabajo ella permaneció sumida en sus pensamientos durante todo el trayecto. Sus ojos no perdían detalle, a pesar de todo, y para cuando llegaron a la puerta ya había empezado a hacerse una idea de cómo funcionaban las cosas en aquel lugar.
Cuando por fin respiró aire fresco la ulterana se permitió hacerlo en profundidad, relajando un tanto su postura al tener ya un pie en la calle mientras su nuevo compañero permanecía con formalidad frente a la puerta. Sus palabras le hicieron sonreír, pues llevaban implícitas las expectativas de un nuevo futuro laboral, pero cuando se volvió hacia él y vio lo que estaba haciendo con la cola no pudo contener un bufido de incredulidad.
—¿Enserio? —preguntó mientras alzaba una ceja—. ¿Me acaba de caer una buena regañina precisamente por esa tontería y porque en teoría no sabías que era y ahora me lo haces tu a mi? —añadió con una sonrisa incrédula, negando ligeramente con la cabeza más para sí que para su interlocutor. En cierta manera le hacía gracia.
Con un suspiro de resignación le tendió una mano amistosa a la manera humana, dejando a un lado las ganas de devolvérsela para otro momento.
—Creo que tu y yo no hemos empezado con el mejor pie, pero si te parece bien me gustaría enmendarlo antes de despedirnos —sugirió—. Me llamo Keiriarei, como ya sabes, pero casi todo el mundo me llama Keiria o Kei —se presentó oficialmente. No sabía si el otro aceptaría el gesto, pero tanto si se presentaba como si no la kitsune no podría evitar sacar a colación algo que había escuchado de camino hacia la salida—. ¿A ti por qué te llaman Cupido? —inquirió con curiosidad.
—Hasta pronto, señor Barone. —se despidió del humano tras estrecharle la mano una vez más, acompañando sus palabras con una leve reverencia antes de darse la vuelta para seguir al carabés.
Recorrieron el casino en silencio, pues la kitsune no tenía demasiadas ganas de charlar, y aunque su acompañante sí que intercambió palabras con algunos de sus compañeros de trabajo ella permaneció sumida en sus pensamientos durante todo el trayecto. Sus ojos no perdían detalle, a pesar de todo, y para cuando llegaron a la puerta ya había empezado a hacerse una idea de cómo funcionaban las cosas en aquel lugar.
Cuando por fin respiró aire fresco la ulterana se permitió hacerlo en profundidad, relajando un tanto su postura al tener ya un pie en la calle mientras su nuevo compañero permanecía con formalidad frente a la puerta. Sus palabras le hicieron sonreír, pues llevaban implícitas las expectativas de un nuevo futuro laboral, pero cuando se volvió hacia él y vio lo que estaba haciendo con la cola no pudo contener un bufido de incredulidad.
—¿Enserio? —preguntó mientras alzaba una ceja—. ¿Me acaba de caer una buena regañina precisamente por esa tontería y porque en teoría no sabías que era y ahora me lo haces tu a mi? —añadió con una sonrisa incrédula, negando ligeramente con la cabeza más para sí que para su interlocutor. En cierta manera le hacía gracia.
Con un suspiro de resignación le tendió una mano amistosa a la manera humana, dejando a un lado las ganas de devolvérsela para otro momento.
—Creo que tu y yo no hemos empezado con el mejor pie, pero si te parece bien me gustaría enmendarlo antes de despedirnos —sugirió—. Me llamo Keiriarei, como ya sabes, pero casi todo el mundo me llama Keiria o Kei —se presentó oficialmente. No sabía si el otro aceptaría el gesto, pero tanto si se presentaba como si no la kitsune no podría evitar sacar a colación algo que había escuchado de camino hacia la salida—. ¿A ti por qué te llaman Cupido? —inquirió con curiosidad.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Casino Lago Áureo
02/08/23, 11:55 pm
La cola del fuzanglong se deslizó con elegancia hasta volver a una curva natural detrás suya, rodeando sus tobillos por la longitud que le sobraba casi con inocencia. Se mantuvo impasible a su queja, incluso si una pequeña, pequeñíiiisima chispa de sonrisa quisiera hacerse con una de sus comisuras. No por empatía, sino por darse por complacido al devolvérsela sin la intervención de Luca. La parte de pegarse le sobraba, eso sí.
—Hm. No eres la única que sabe jugar. Es solo que yo sé dónde hacerlo.
Aquello era una advertencia velada, un consejo camuflado con un premio: pícame aquí y no pasa nada, hazlo dentro y sufrirás al kell. “Y aprendo rápido”, pensó por último, pero ese era un detalle que la kitsune tendría que descubrir por sí sola. Es verdad que no sabía lo que era eso del círculo hasta hacía unos minutos, pero no le importaba que creyera que se la había colado con una actuación magistral que no existía. Igual que podía barrer el suelo con sus compañeros las poquísimas veces que se mojaba a jugar con ellos al póker, engañar a una ilusionista era otro reto que no le importaba marcar en su lista. Cuando la ulterana le tendió la mano se quedó mirándola un par de segundos antes de estrechársela. Sería un sieso y un capullo, a veces en porcentajes muy distintos, pero también sabía que la convivencia en el entorno laboral si agradable, mejor.
—No empiezo con el mejor pie con nadie. No te sientas especial por ello —esta vez sí, un sonrisa más leve que la de la Mona Lisa adornó su rostro lo que duraba un parpadeo. Su última pregunta le sonsacó un resoplido nasal, una exhalación que casi no se oiría por la música que escapa de dentro al mantener la puerta abierta. Y ahí estaba, otra sonrisa. La miró a los ojos, pero sin poderes de por medio. De momento—. ¿Estás enamorada, Kei?
Era más rocavarancolés que carabés, pero seguía prefiriendo los nombres cortos.
—Hm. No eres la única que sabe jugar. Es solo que yo sé dónde hacerlo.
Aquello era una advertencia velada, un consejo camuflado con un premio: pícame aquí y no pasa nada, hazlo dentro y sufrirás al kell. “Y aprendo rápido”, pensó por último, pero ese era un detalle que la kitsune tendría que descubrir por sí sola. Es verdad que no sabía lo que era eso del círculo hasta hacía unos minutos, pero no le importaba que creyera que se la había colado con una actuación magistral que no existía. Igual que podía barrer el suelo con sus compañeros las poquísimas veces que se mojaba a jugar con ellos al póker, engañar a una ilusionista era otro reto que no le importaba marcar en su lista. Cuando la ulterana le tendió la mano se quedó mirándola un par de segundos antes de estrechársela. Sería un sieso y un capullo, a veces en porcentajes muy distintos, pero también sabía que la convivencia en el entorno laboral si agradable, mejor.
—No empiezo con el mejor pie con nadie. No te sientas especial por ello —esta vez sí, un sonrisa más leve que la de la Mona Lisa adornó su rostro lo que duraba un parpadeo. Su última pregunta le sonsacó un resoplido nasal, una exhalación que casi no se oiría por la música que escapa de dentro al mantener la puerta abierta. Y ahí estaba, otra sonrisa. La miró a los ojos, pero sin poderes de por medio. De momento—. ¿Estás enamorada, Kei?
Era más rocavarancolés que carabés, pero seguía prefiriendo los nombres cortos.
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tiene
Re: Casino Lago Áureo
06/08/23, 01:34 am
La sonrisa de la kitsune se ensanchó aún más tras la advertencia del fuzanglong, pues la muchacha sabía leer entre líneas, pero no comentó nada al respecto y se limitó a asentir con una mueca divertida. El apretón del chico fue sorprendentemente firme para la poca sangre que aparentaba tener en las venas con aquella fachada siesa que se gastaba, lo que le agradó, y cuando le respondió con una pullita y una sonrisa fugaz Keiria casi creyó que podrían llegar a entenderse. Siempre que el jefe no anduviera cerca, claro, de ser así su relación debía ser estrictamente profesional.
En respuesta a su pregunta el carabés le lanzó otra de vuelta tras soltar un resoplido apenas audible que se parecía sospechosamente a una risa, algo completamente inesperado. Casi igual de inesperado que la pregunta que le hizo, pues aunque aparentemente tuviera que ver con el tema se le antojaba muy rara.
—¿Yo enamorada? —replicó con un bufido divertido, manteniéndole la mirada sin titubear mientras rebuscaba en sus bolsillos en busca de una cajita de rapé dorada a la que le había dado un uso mejor que el original—. No, la verdad es que no —reconoció al final, tomando un caramelo de limón del estuche y metiéndoselo en la boca con un gesto fluido y elegante—. ¿Acaso eres una especie de celestina y me vas a buscar pareja? ¿De ahí viene el apodo? —inquirió con una sonrisa, tendiéndole la cajita en un ofrecimiento silencioso. El contenido eran caramelos, por supuesto, pero el objeto tenía la útil y misteriosa capacidad de ofrecer al que lo usara el sabor que más le apeteciera en ese momento—. No se si van por ahí los tiros o si solo estas tanteando el terreno descaradamente, pero si es el primer caso te diré que no estoy interesada y, en caso de que sea el segundo, confieso que me parece un poco precipitado para ser el primer día. —se permitió bromear para tomarle un poco el pelo, agitando ligeramente las colas a su espalda con sutileza. Si Xiao al menos parpadeaba desconcertado sería una pequeña victoria personal.
La pelirroja no era muy de rechupetear los dulces, por lo que no tardaría en triturar el suyo entre los dientes con evidente satisfacción mientras esperaba la respuesta de su nuevo compañero.
En respuesta a su pregunta el carabés le lanzó otra de vuelta tras soltar un resoplido apenas audible que se parecía sospechosamente a una risa, algo completamente inesperado. Casi igual de inesperado que la pregunta que le hizo, pues aunque aparentemente tuviera que ver con el tema se le antojaba muy rara.
—¿Yo enamorada? —replicó con un bufido divertido, manteniéndole la mirada sin titubear mientras rebuscaba en sus bolsillos en busca de una cajita de rapé dorada a la que le había dado un uso mejor que el original—. No, la verdad es que no —reconoció al final, tomando un caramelo de limón del estuche y metiéndoselo en la boca con un gesto fluido y elegante—. ¿Acaso eres una especie de celestina y me vas a buscar pareja? ¿De ahí viene el apodo? —inquirió con una sonrisa, tendiéndole la cajita en un ofrecimiento silencioso. El contenido eran caramelos, por supuesto, pero el objeto tenía la útil y misteriosa capacidad de ofrecer al que lo usara el sabor que más le apeteciera en ese momento—. No se si van por ahí los tiros o si solo estas tanteando el terreno descaradamente, pero si es el primer caso te diré que no estoy interesada y, en caso de que sea el segundo, confieso que me parece un poco precipitado para ser el primer día. —se permitió bromear para tomarle un poco el pelo, agitando ligeramente las colas a su espalda con sutileza. Si Xiao al menos parpadeaba desconcertado sería una pequeña victoria personal.
La pelirroja no era muy de rechupetear los dulces, por lo que no tardaría en triturar el suyo entre los dientes con evidente satisfacción mientras esperaba la respuesta de su nuevo compañero.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casino Lago Áureo
11/08/23, 06:14 pm
Sin motivo por el que seguir desconfiando de Keiria Xiao la observó a ella y su caja de caramelos de una forma mucho más distraída que hasta el momento. Su cara seguía siendo de póker y su pose impecable, pero escapaba de esa tensión inicial que tenía con todo desconocido. Al no intuir malicia en sus gestos alargó la mano para coger un caramelo cuyo color transparente no delataba de que era. No tenía hambre pero bien estaba todo lo que comiera, supuso. No respondió de primeras, dejando que la kitsune hiciera las suposiciones que quisiera mientras él escrutinaba con la lengua el desaborío "dulce" que le habían regalado, impasible a sus ocurrencias. Una pena que no tuviera ningún amor, le hubiera gustado una demostración práctica.
—No. Ni lo uno ni lo otro. Pero si encuentras pareja puedo hacer que te canses de ella pronto —respondió, empujando la puerta con la espalda para volver al interior—. Así que de darse el caso te recomiendo no contármelo.
Se despidió con una brevísima inclinación y entró. Tenía trabajo que hacer, Keiria ya sabía todo lo que necesitaba y no iba dejar al señor Luca más tiempo sin su guardaespaldas.
—No. Ni lo uno ni lo otro. Pero si encuentras pareja puedo hacer que te canses de ella pronto —respondió, empujando la puerta con la espalda para volver al interior—. Así que de darse el caso te recomiendo no contármelo.
Se despidió con una brevísima inclinación y entró. Tenía trabajo que hacer, Keiria ya sabía todo lo que necesitaba y no iba dejar al señor Luca más tiempo sin su guardaespaldas.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Casino Lago Áureo
16/08/23, 04:32 pm
Cuando Xiao tomó un caramelo Keiria se guardó la cajita en un bolsillo tratando de no mirar descaradamente la pastilla incolora que había sacado el fuzanglong, pues no se imaginaba a qué podía saber aquello. ¿Sal tal vez? Desde luego no le habría extrañado de ser así, pues el chico era un mucho extraño, pero aunque seguía manteniendo su pose de palo la kitsune ya no percibía la extraña tensión que había mostrado al conocerla.
Su compañero se tomó su tiempo, dejándola en ascuas mientras saboreaba su “dulce”, para que al final su respuesta fuera un tanto decepcionante y algo confusa. Mientras abría la puerta con el trasero para volver al interior, de hecho, le advirtió que si se enamorara no fuera a contárselo a él.
—¿Pero eso qué tiene que ver con que te llamen Cupido… ? —le preguntó al aire, pues el carabés parecía haberse quedado sin tiempo y se limitó a despedirse con una ligera inclinación antes de marcharse.
La pelirroja se quedó unos segundos en la puerta, visiblemente confusa, pero con un encogimiento de hombros acabó dándose la vuelta para regresar a casa. Ya tendría tiempo para averiguar en condiciones el porqué de aquel mote tan raro, pues confiaba en que sus nuevos compañeros serían mucho más habladores que el guardaespaldas.
Ya a medio camino Keiria se tuvo que desviar con un suspiro, pues acababa de recordar que tenía que hablar con su nuevo exjefe y estaba segura de que la noticia no le iba a hacer mucha gracia.
Su compañero se tomó su tiempo, dejándola en ascuas mientras saboreaba su “dulce”, para que al final su respuesta fuera un tanto decepcionante y algo confusa. Mientras abría la puerta con el trasero para volver al interior, de hecho, le advirtió que si se enamorara no fuera a contárselo a él.
—¿Pero eso qué tiene que ver con que te llamen Cupido… ? —le preguntó al aire, pues el carabés parecía haberse quedado sin tiempo y se limitó a despedirse con una ligera inclinación antes de marcharse.
La pelirroja se quedó unos segundos en la puerta, visiblemente confusa, pero con un encogimiento de hombros acabó dándose la vuelta para regresar a casa. Ya tendría tiempo para averiguar en condiciones el porqué de aquel mote tan raro, pues confiaba en que sus nuevos compañeros serían mucho más habladores que el guardaespaldas.
Ya a medio camino Keiria se tuvo que desviar con un suspiro, pues acababa de recordar que tenía que hablar con su nuevo exjefe y estaba segura de que la noticia no le iba a hacer mucha gracia.
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivación
Personajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Casino Lago Áureo
15/04/24, 10:37 pm
Viajar entre sueños es como danzar por una telaraña sin ser percibido, uno tiene que dejar que la suavidad de sus hilos sean los que marquen los compases de tus movimientos. No todos los trenzados son iguales, los hay tan enrevesados que cuesta localizar el núcleo de lo que buscas o al contrario, tan simples que el camino parece estar iluminado. Da igual, haya firmeza en sus hilos o enredos por doquier, hasta la araña más sabida deja siempre un sendero por el que avanzar sin caer en su propia trampa y ahí, ahí reside la clave.
Uno se adentra en casa ajena y con una leve pulsación, no más que un pequeño retumbar en ese entramado de redes el cazador avanza como una polilla hacía la luz, sin saber que está siendo perfectamente guiado. A veces es un sonido lejano, una voz familiar que le llama, otras es un brillo resplandeciente que se oculta tras una esquina, las más efectivas suelen ser puertas cerradas, cuyo misterio siempre les incita a ver que hay al otro lado.
Es entonces, cuando siguen las pequeñas pistas, que se ven atrapados en un nuevo escenario, despojados de su refugio caen directamente en la trampa de un humilde cordero sin nombre ni rostro.
-Bienvenido, llevaba tiempo queriendo hablar con usted, por favor tome asiento.
Su voz es el eco de muchas y de ninguna a la vez, es anciana y es joven, es grave y aguda, siempre agradable, siempre clara. Su rostro no existe, es alguien tan fácilmente olvidable que al despertar el recuerdo no es más que una amalgama difusa, sin género, sin personalidad. Más su porte es tranquilizador e inquietante a la vez, con el encanto peligroso de una venus atrapamoscas. Está calmado, porque ahora estás en su hogar.
El alrededor florece tan rápido como lo hace tu consciencia, empiezas a razonar que sigues dormido, atrapado en un valle de ensueño. Árboles rodean la instancia, un pequeño lago central deja que el bosque se abra en un claro fantasioso donde solo una mesa blanca de té y un par de sillas decoradas con el gusto de una princesa destaca sobre la naturaleza. El individuo ya está sentado, sirviendo una bebida espumosa en un decorado que es tan falso como real, pues es lo que él quiera que sea. No le importa si no quieres aceptar de primeras la invitación, si decides huir en una obra de teatro circular o si empiezas a hacer demasiadas preguntas. Hasta que no te sientas no hablara de nuevo.
Le llaman El morador y esta no es su primera reunión ni será la última. Hace semanas desde su primera intromisión, siempre buscando a los cabecillas, a los líderes. Ofrece un trato tan modesto como sencillo, uno extraño donde solo pide que le abran las puertas para poder ofrecerles algo a cambio. Siembra dudas, desconcierto y misterio pero no parece interesado en romper el ambiente que él mismo genera, solo espera un voto de confianza, uno tan minúsculo que le permita hablar, nada más…. y si aceptan, cumplirá su palabra y allí estará, esperando paciente a que le abras la puerta.
Uno se adentra en casa ajena y con una leve pulsación, no más que un pequeño retumbar en ese entramado de redes el cazador avanza como una polilla hacía la luz, sin saber que está siendo perfectamente guiado. A veces es un sonido lejano, una voz familiar que le llama, otras es un brillo resplandeciente que se oculta tras una esquina, las más efectivas suelen ser puertas cerradas, cuyo misterio siempre les incita a ver que hay al otro lado.
Es entonces, cuando siguen las pequeñas pistas, que se ven atrapados en un nuevo escenario, despojados de su refugio caen directamente en la trampa de un humilde cordero sin nombre ni rostro.
-Bienvenido, llevaba tiempo queriendo hablar con usted, por favor tome asiento.
Su voz es el eco de muchas y de ninguna a la vez, es anciana y es joven, es grave y aguda, siempre agradable, siempre clara. Su rostro no existe, es alguien tan fácilmente olvidable que al despertar el recuerdo no es más que una amalgama difusa, sin género, sin personalidad. Más su porte es tranquilizador e inquietante a la vez, con el encanto peligroso de una venus atrapamoscas. Está calmado, porque ahora estás en su hogar.
El alrededor florece tan rápido como lo hace tu consciencia, empiezas a razonar que sigues dormido, atrapado en un valle de ensueño. Árboles rodean la instancia, un pequeño lago central deja que el bosque se abra en un claro fantasioso donde solo una mesa blanca de té y un par de sillas decoradas con el gusto de una princesa destaca sobre la naturaleza. El individuo ya está sentado, sirviendo una bebida espumosa en un decorado que es tan falso como real, pues es lo que él quiera que sea. No le importa si no quieres aceptar de primeras la invitación, si decides huir en una obra de teatro circular o si empiezas a hacer demasiadas preguntas. Hasta que no te sientas no hablara de nuevo.
Le llaman El morador y esta no es su primera reunión ni será la última. Hace semanas desde su primera intromisión, siempre buscando a los cabecillas, a los líderes. Ofrece un trato tan modesto como sencillo, uno extraño donde solo pide que le abran las puertas para poder ofrecerles algo a cambio. Siembra dudas, desconcierto y misterio pero no parece interesado en romper el ambiente que él mismo genera, solo espera un voto de confianza, uno tan minúsculo que le permita hablar, nada más…. y si aceptan, cumplirá su palabra y allí estará, esperando paciente a que le abras la puerta.
-----------------------------------------------------------------------------------
¨¿Con que El morador? Menudo mote le han ido a poner, a ver que podía haber sido peor, imaginate que es El siestaas o no se, El acosador.¨
Las palabras resonaban en el interior de todos los cercanos, una voz tan serpenteante como las chispas que parecía generar el humo de su cabeza. Astro estaba apoyada sobre la barra, de espaldas a la zona de los camareros mientras trataba de una forma un tanto curiosa de beberse el whisky que tenía entre sus manos. Oxy al contrarío había pasado tantas veces el trapo por la misma zona de la barra que bien podría acabar convirtiéndola en un espejo improvisado.
-Astro… n-nos estás hablando a todos… -Comentó en bajo, manteniendo su vista fija en una mancha tan antigua como seguramente la creación del local. No había forma de que se fuese.
¨Lo se, es aposta.¨
Bien podría no tener cabeza que su sonrisa se dibujaba igual en el revoloteo jocoso y anaranjado de aquella neblina sustituta. El ulterano no tenía ánimo para conversar y la joven no tenía ningún compañero más a quien molestar así que el chiste se hacía solo. El peli morado llevaba así desde que ambos recibieron la fatídica noticia de que ese día les tocaba hacer de embajadores y mientras una festejaba con alcohol, él otro trataba de no hundirse en un mar de nerviosismo.
-No d-deberias de ponerle m-m-motes, menos en público.
-Hmmm, pues a mi me gusta. El del siestas es bastante descriptivo…
¨¡HA, EL QUE FALTABA! DI QUE SÍ, POR ESO ERES MI NIÑO FAVORITO!¨
Al otro lado de la vaquera descansaba el joven daleciano, recostado sobre la barra con las piernas tan en alto que de vez en cuando bailaban en el aire. Acababa de bostezar alertado por la intrusión mental repentina. No era sencillo ignorar una voz en tu cabeza por acostumbrado que pudieras llegar a estar y ahora se escondía entre ambos brazos del ataque de mimos que Astro lanzaba sobre él. Protegía como podía su pelo de ser revuelto, pues aún en su descuidada imagen había procurado estar bien vestido para la ocasión.
-Por favor no c-chilles tanto…
Comentó en un susurro Oxy, mientras limpiaba la zona donde la dullahan había dejado su vaso. Más chillidos, risas y revuelo se daban al otro lado de su zona segura, reafirmando que todo aquel plan era una nefasta y horrorosa idea. No eran un buen equipo, él no estaba calificado para ese tipo de tareas ¿Por que no podía quedarse sirviendo bebidas hasta que llegara la noche y pudiera irse a descansar? Un gimoteo más propio de un cachorro que de un adulto como él cubrió el golpetazo de uno de los taburetes al caer.
-No puedo más…
¨PUTO NIÑO BAJA DE-¨
La frase quedó cortada a mitad al sufrir una brusca interferencia. Nym había logrado trepar por su espalda y ahora mientras la joven se tambaleaba, él atacaba a rápidas brazadas el humo de su cabeza. El espectáculo era tal que mientras otros trabajadores observaban de fondo Oxy se dedicaba a beber en un único trago el Whisky restante.
-¿Estamos todos?
Quien habló esta vez fue una joven de tez oscura y apagada, su cabello afro estaba recogido en pequeñas trenzas hechas de forma impoluta y al igual que su compañero su mirada reflejaba el disgusto de quien no quería estar ahí. Vestía con un uniforme idéntico, una blusa negra, un chaleco elegante de tonalidades violetas y unos pantalones de traje igual de oscuro que la camisa. Oxy junto con la nueva anfitriona lucían de manera perfecta el conjunto, mientras que el joven Nym tenía una camisa demasiado grande para su cuerpecito y Astro indiferente al resto llevaba las mangas recogidas hasta los codos y los primeros botones del escote desabrochados.
-Eso parece…
Respondió cortado el ulterano, si ambos tenían confianza no lo parecía, aunque no era algo que le sorprendiera a la joven terrícola. Si estaba allí era por mera necesidad, el invento como tantos otros era suyo así que el jefe había considerado oportuno que fuera ella quien lo presentase. Un suspiro agotado y unos ojos en blanco sirvieron para matar una conversación que apenas había iniciado.
Con la disputa a lo lejos y el silencio incómodo en la barra llegó al lugar el último pero más importante invitado. La sala enmudeció en cuanto la primera brisa trajo consigo un aroma a campo, nostalgia y flores. Ante ellos se alzaba un joven de género indefinido, cuyo porte elegante se veía envuelto en un bello traje de boda, tan blanco como la pureza que lucía. Filigranas doradas y pétalos de tonos violetas decoraban el broche de su chaqueta e iniciaban un descenso por una cola nupcial propia de una novia caminando hacía al altar y como no podía faltar, el misterio se veía reflejado en un velo suave que ondeaba con cada paso que daba. Una tela encantada cuyos movimientos recordaban al de una nube esponjosa y cuya misión era proteger la identidad de su portador. Danzaba pero nunca lejos de su rostro, para que cuando hablase, su propia voz se viera envuelta en el más dulce de los secretos.
-Prepárense, hoy tenemos una gran noche por delante.
El peso de sus palabras infundidas en un extraño eco no tardó en asentarse entre sus fieles. Nym bajó para ir a su lado con nueva educación mientras se colocaba a modo de broche una flor de loto en su uniforme, Oxy le siguió con una más pequeña aún sin salir de su capullo, la última en llegar, Adelfa, se colocó un pequeño ramillete e incluso Astro en su rebeldía siguió sin queja alguna aquella costumbre. Todos portaban su flor, única y especial, aquella que les daba nombre y aquella a la que hacían honor.
Así pues partieron, el daleciano y la terrestre a ambos lados del que iniciaba la marcha, el ulterano y la joven dullahan cerrando la misma. Ninguno parecía portar armas a primera vista, pero eran en el reflejo del humo, en los pequeños escarabajos que recorrían irregulares el contorno de la morena o en el olor a plata escondido tras el de las flores de Nym donde se podía intuir el peligro real que podían ofrecer. Ninguno tenía miedo a esconderse a pesar de que el anaranjado atardecer llenaba de sombras las calles por donde ellos pasaban pues sabían que los años de experiencia les habían regalado un brillo único, uno que parecía decir
¨Acércate si tienes valor y verás que hasta la luz más apagada puede llegar a quemar si te arrimas demasiado.¨
-----------------------------------------------------------------------------------
La entrada del casino lucía imponente frente a ellos. Un decorado excéntrico y adinerado al que habían tratado de acudir con sus mejores galas. Hoy era un buen día, un nuevo comienzo o un final adelantado. No podía saberlo pues aún en todos los augurios que había visto pocos desenlaces eran suficientemente claros como para darlos por sentados. Una sonrisa se dibujó oculta bajó el velo, pues la promesa de un nuevo cuento abriéndose estaba justo donde se situaba un pequeño chico rubio. El ojo medio cerrado y las escamas reflejando el brillo del que sus iris padecían le delataban como el guardaespaldas del que había recabado información. Uno al que quizá tarde o temprano podría visitar en otro lugar y otro espacio.
-Buenas tardes.
Saludo con formalismo, alzando cortésmente una de sus manos enguantadas, el traje no dejaba recoveco de piel a la vista. Su voz se vio plasmada como una onda enrevesada, pues no era un tono sino muchos diferentes, tantos que la mayoría de personas solían escoger escuchar inconscientemente el que más calma les traía. A veces esa era la voz de un niño, otras era la de una anciana. Fuera cual fuera, solo el oyente sabría de su propia elección.
-Creo que se nos está esperando, espero no haber llegado demasiado tarde… ni demasiado pronto. Uno siempre tiene que llegar justo cuando le corresponde.
El velo se alzaba a medida que hablaba, dejando que sutiles ondas divertidas se formarán a su alrededor. Intuir si estaba haciendo una broma era complicado pues de nuevo, si había una voz siendo sarcástica, habría otras dos que no lo fueran.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casino Lago Áureo
20/04/24, 11:27 pm
El fuzanglong llevaba poco tiempo esperando en la puerta del casino, o al menos así lo sentía. El tiempo transcurría raro para gente como él, y más cuando estaba tan acostumbrado a su trabajo. Había mandado dentro a quien estaba de seguridad para ocupar su puesto momentáneamente, para hacer aún más discreta la reunión que habría esa noche.
Aunque “discreta” no era la palabra más usada en esa ciudad, y menos por sus habitantes.
Se imaginó por el número y el uniforme que eran ellos, por la onírica extravagancia de la figura que ocupaba el centro quien era el más importante. Se hacían llamar los Lirios Violetas, pero era poco lo que él personalmente sabía de ellos. Que eran otra mafia, otro negocio, que le habían ofrecido algo a Luca en sueños. El olor a flores llegó antes que sus rasgos visuales, a los que atendió con invisible interés por su único ojo bueno. Uno por uno, deprisa, apenas un barrido antes de volver al que debería ser jefe, mínimo el portavoz. Exceptuando a la dullahan (cuya presencia no apreciaba) no reconocía transformaciones.
—Buenas tardes —apenas bajó un poco la cabeza, el sutil movimiento de una reverencia. Se fijó en la zona donde debería estar sus ojos, tapados por un velo danzante. Sin contacto visual no había forma de acceder a sus deseos, pero tampoco era tan torpe para hacerse notar en sus intenciones. A sus oídos su voz era neutra, la de una mujer masculina o un hombre afeminado, en un amplio rango de edad que podía ir entre los 18 y los 40 años, pero a veces había un timbre familiar en ella. Algo enérgico, joven, algo más… No importaba—. Sois los Lirios Violeta —había sido una pregunta aunque no sonase como tal. Su vista viró entonces a la flor que adoranaba el pecho del ulterano, no precisamente un lirio, como si eso fuera la prueba—. Tenéis una cita con Luca Barone, ¿correcto?
Cambió de objetivo a los ojos de la chica de piel morena, queriendo inmiscuirse en sus pensamientos e intenciones aunque fuera por un instante, lo que tardase nadie en responderle. Su trabajo era proteger a Luca y el lugar, después de todo. Detrás su cola se deslizó con gracia, haciendo sonar la seda de su traje al rozar con el pantalón.
Aunque “discreta” no era la palabra más usada en esa ciudad, y menos por sus habitantes.
Se imaginó por el número y el uniforme que eran ellos, por la onírica extravagancia de la figura que ocupaba el centro quien era el más importante. Se hacían llamar los Lirios Violetas, pero era poco lo que él personalmente sabía de ellos. Que eran otra mafia, otro negocio, que le habían ofrecido algo a Luca en sueños. El olor a flores llegó antes que sus rasgos visuales, a los que atendió con invisible interés por su único ojo bueno. Uno por uno, deprisa, apenas un barrido antes de volver al que debería ser jefe, mínimo el portavoz. Exceptuando a la dullahan (cuya presencia no apreciaba) no reconocía transformaciones.
—Buenas tardes —apenas bajó un poco la cabeza, el sutil movimiento de una reverencia. Se fijó en la zona donde debería estar sus ojos, tapados por un velo danzante. Sin contacto visual no había forma de acceder a sus deseos, pero tampoco era tan torpe para hacerse notar en sus intenciones. A sus oídos su voz era neutra, la de una mujer masculina o un hombre afeminado, en un amplio rango de edad que podía ir entre los 18 y los 40 años, pero a veces había un timbre familiar en ella. Algo enérgico, joven, algo más… No importaba—. Sois los Lirios Violeta —había sido una pregunta aunque no sonase como tal. Su vista viró entonces a la flor que adoranaba el pecho del ulterano, no precisamente un lirio, como si eso fuera la prueba—. Tenéis una cita con Luca Barone, ¿correcto?
Cambió de objetivo a los ojos de la chica de piel morena, queriendo inmiscuirse en sus pensamientos e intenciones aunque fuera por un instante, lo que tardase nadie en responderle. Su trabajo era proteger a Luca y el lugar, después de todo. Detrás su cola se deslizó con gracia, haciendo sonar la seda de su traje al rozar con el pantalón.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Casino Lago Áureo
21/04/24, 12:49 am
Uno a uno el grupo había parado tras su líder, dejándole apenas un paso de diferencia para que la jerarquía pudiera apreciarse. Todos permanecían erguidos y aún así en un rápido vistazo uno podía captar el inicio de sus personalidades. La dullahan descansaba sobre una pierna en una actitud tan relajada como el bostezo desinteresado que Nym trataba ocultar tras la manga de su camisa. Solo el Ulterano, tenso y con la mirada clavada a sus pies demostraba cierto nerviosismo por su presencia, evitando la mirada de unos poderes que ya conocía.
-Esos somos. -Respondieron bajo el velo diferentes voces, todas ellas igual de cálidas. El movimiento de la tela era juguetón, como si quisieran dibujar una sonrisa que no podía verse. -Cada cual solo lleva su flor predilecta, me gusta dejarlos elegir.
Comentó algo más bajo, haciendo hincapié en sus palabras pues de allí solo su persona parecía hacer honor al nombre de la banda. Mientras sus compañeros apenas tenían un par de flores su traje se veía envuelto en lirios, algunos enteros y otros fragmentados en pequeños pétalos perfectamente colocados para dar la naturalidad de un ramo sin llegar a resultar caótico. Su mirada estaba clavada en la del joven Fuzanglong, aunque claro, eso era algo que no podía conocer.
-Y así es, a menos que haya cambiado de opinión. -Sus manos reposaban calmadas sobre su traje, entrelazadas con la suavidad de quien no tenía nada que ocultar. La diferencia numérica era evidenciable y si bien dentro eso cambiaría allí fuera al menos eran varios ojos para uno solo. -Aunque sabiendo que eres tú ni más ni menos quien nos espera, deduzco que nuestra reunión sigue en pie.
Una de las voces habló con la inocencia de quien veía recompensado sus frutos, otras susurraban brisas más gélidas. Te conocemos, avisaban tras una capa de encanto inicial, sabemos lo que eres, desafiaban tanto como las miradas que se posaban sobre el joven dragón.
-No tenemos nada que esconder.
Respondió esa vez Adelfa mientras sus ojos se clavaban en los de Xiao. Su rostro viró sutilmente hacía un lado, de manera apenas perceptible. Una sonrisa cerrada, de lado a lado, adornó su rostro tan pronto como intuyo ser la primera elegida. No había duelo en su forma de mantener la mirada, más bien una extraña curiosidad, una tan morbosa como parecían ser sus deseos.
La sensación inicial fue tan desagradable como el repiqueteo que hacía un coche al pasar por encima de un animal o el chocar del metal contra un diente. Olía a sangre y hierro y cuanto más quisiera analizar sus motivaciones más fuerza ganaría el extraño escozor que producía una jeringa al clavarse sobre la piel. La joven de tez oscura entrecerró sus ojos, no por evitar el escrutinio si no por enfatizar su sonrisa.
¨¿Donde la ocultas?¨
Su deseo era la viva estampa de un zorro que examinaba a su posible presa, el cálculo que hacía un médico antes de extirpar nada o el desgarre de un músculo al ser arrancado de cuajo. Pues si bien el pensamiento era analítico la emoción asociada al mismo era visceral.
¨Quiero verla, enséñamela.¨
Para el resto apenas fueron unos segundos, la espera paciente de quienes aguardaban ser invitados a continuar adentro, para Adelfa había una diversión más oscura, como si estuviera aceptando de forma voluntaria cualquier tipo de hipnotismo. Los diminutos escarabajos se movían recelosos por su piel, escapando del escondite que suponía su ropa para recorrer sin tapujos el cuerpo de su dueña. Todos poseían un caparazón iridiscente, de diferentes tonos verdosos, eran bonitos aunque no tenían por qué resultar agradables para el resto. A Oxy al menos le costaba ocultar parte de su disgusto a pesar de mantener la vista alejada de todos ellos, como si escucharlos deslizarse bastará para darle grima.
-Esos somos. -Respondieron bajo el velo diferentes voces, todas ellas igual de cálidas. El movimiento de la tela era juguetón, como si quisieran dibujar una sonrisa que no podía verse. -Cada cual solo lleva su flor predilecta, me gusta dejarlos elegir.
Comentó algo más bajo, haciendo hincapié en sus palabras pues de allí solo su persona parecía hacer honor al nombre de la banda. Mientras sus compañeros apenas tenían un par de flores su traje se veía envuelto en lirios, algunos enteros y otros fragmentados en pequeños pétalos perfectamente colocados para dar la naturalidad de un ramo sin llegar a resultar caótico. Su mirada estaba clavada en la del joven Fuzanglong, aunque claro, eso era algo que no podía conocer.
-Y así es, a menos que haya cambiado de opinión. -Sus manos reposaban calmadas sobre su traje, entrelazadas con la suavidad de quien no tenía nada que ocultar. La diferencia numérica era evidenciable y si bien dentro eso cambiaría allí fuera al menos eran varios ojos para uno solo. -Aunque sabiendo que eres tú ni más ni menos quien nos espera, deduzco que nuestra reunión sigue en pie.
Una de las voces habló con la inocencia de quien veía recompensado sus frutos, otras susurraban brisas más gélidas. Te conocemos, avisaban tras una capa de encanto inicial, sabemos lo que eres, desafiaban tanto como las miradas que se posaban sobre el joven dragón.
-No tenemos nada que esconder.
Respondió esa vez Adelfa mientras sus ojos se clavaban en los de Xiao. Su rostro viró sutilmente hacía un lado, de manera apenas perceptible. Una sonrisa cerrada, de lado a lado, adornó su rostro tan pronto como intuyo ser la primera elegida. No había duelo en su forma de mantener la mirada, más bien una extraña curiosidad, una tan morbosa como parecían ser sus deseos.
La sensación inicial fue tan desagradable como el repiqueteo que hacía un coche al pasar por encima de un animal o el chocar del metal contra un diente. Olía a sangre y hierro y cuanto más quisiera analizar sus motivaciones más fuerza ganaría el extraño escozor que producía una jeringa al clavarse sobre la piel. La joven de tez oscura entrecerró sus ojos, no por evitar el escrutinio si no por enfatizar su sonrisa.
¨¿Donde la ocultas?¨
Su deseo era la viva estampa de un zorro que examinaba a su posible presa, el cálculo que hacía un médico antes de extirpar nada o el desgarre de un músculo al ser arrancado de cuajo. Pues si bien el pensamiento era analítico la emoción asociada al mismo era visceral.
¨Quiero verla, enséñamela.¨
Para el resto apenas fueron unos segundos, la espera paciente de quienes aguardaban ser invitados a continuar adentro, para Adelfa había una diversión más oscura, como si estuviera aceptando de forma voluntaria cualquier tipo de hipnotismo. Los diminutos escarabajos se movían recelosos por su piel, escapando del escondite que suponía su ropa para recorrer sin tapujos el cuerpo de su dueña. Todos poseían un caparazón iridiscente, de diferentes tonos verdosos, eran bonitos aunque no tenían por qué resultar agradables para el resto. A Oxy al menos le costaba ocultar parte de su disgusto a pesar de mantener la vista alejada de todos ellos, como si escucharlos deslizarse bastará para darle grima.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casino Lago Áureo
21/04/24, 10:00 pm
Observando las flores a las que el del velo se refería el carabés se mantuvo estoico, indiferente a las siguientes implicaciones. Era un fuzanglong con tantos años en Rocavarancolia como para haber olvidado que edad tenía, con sus papeletas era inevitable ser conocido por malas lenguas. Su fama no le preocupaba. Tampoco es que hiciera mucho por esconderse, con el mismo valor con el que se afirmaban aquellos que tenía delante.
Y sin embargo, en el momento en el que entró en la mente de la chica de piel marchita su ímpetu tembló. A lo largo de su vida había visto toda clase de deseos; los humildes de aquellos que aún conservaban su humanidad, los pasionales de los enamorados, los desesperados de algún cosechado y los excéntricos de la gran mayoría de monstruos que poblaban la ciudad, pero aún con su experiencia nunca terminaría de acostumbrarse a ser el centro de algunos de ellos. Frente esa joven el dragón se sintió una presa. Lo odiaba. La intensidad de su anhelo y la oscuridad de sus intenciones le removió las entrañas, de la misma forma en la que los escarabajos recorrían los brazos de ella.
Sin embargo todo lo que hizo a externas fue fruncir el ceño, un gesto marcado por sus perennes ojeras. Por supuesto la desconocida no conservaría el deseo después de eso. El robo no fue exactamente placentero, y mientras ella sentía su deseo concedido por el efecto de sus poderes, él quedaba contagiado de su enfermiza curiosidad. No apartó la mirada, por mucho que le desagradara. Por esas cosas prefería robar a enamorados.
—Mi perla está rota e inútil, no os interesa —verbalizó en voz alta, no solo para ella. No era una demostración de debilidades, era una declaración: “no os tengo miedo, porque ya no tengo nada con lo que podáis hacerme daño”. Su mano izquierda empujó la puerta a su espalda, entreabriéndola. Su cola se hizo a un lado para dejarles espacio. No pensaba perder el tiempo hablando de sí mismo—. Pasad —añadió con el semblante sereno de nuevo, casi servicial, como si aquello no hubiera pasado—. Barone os espera dentro.
Mientras cruzaban al interior del casino el ojo plateado del dragón los observaría uno a uno, con la intención de captar a alguno más. Decir que no se fiaba de ellos era esperable, rara vez Xiao confiaba en nadie, pero tenía muy claro que no le gustaban. No le gustaban en absoluto.
Pero dentro estarían en su territorio.
Y sin embargo, en el momento en el que entró en la mente de la chica de piel marchita su ímpetu tembló. A lo largo de su vida había visto toda clase de deseos; los humildes de aquellos que aún conservaban su humanidad, los pasionales de los enamorados, los desesperados de algún cosechado y los excéntricos de la gran mayoría de monstruos que poblaban la ciudad, pero aún con su experiencia nunca terminaría de acostumbrarse a ser el centro de algunos de ellos. Frente esa joven el dragón se sintió una presa. Lo odiaba. La intensidad de su anhelo y la oscuridad de sus intenciones le removió las entrañas, de la misma forma en la que los escarabajos recorrían los brazos de ella.
Sin embargo todo lo que hizo a externas fue fruncir el ceño, un gesto marcado por sus perennes ojeras. Por supuesto la desconocida no conservaría el deseo después de eso. El robo no fue exactamente placentero, y mientras ella sentía su deseo concedido por el efecto de sus poderes, él quedaba contagiado de su enfermiza curiosidad. No apartó la mirada, por mucho que le desagradara. Por esas cosas prefería robar a enamorados.
—Mi perla está rota e inútil, no os interesa —verbalizó en voz alta, no solo para ella. No era una demostración de debilidades, era una declaración: “no os tengo miedo, porque ya no tengo nada con lo que podáis hacerme daño”. Su mano izquierda empujó la puerta a su espalda, entreabriéndola. Su cola se hizo a un lado para dejarles espacio. No pensaba perder el tiempo hablando de sí mismo—. Pasad —añadió con el semblante sereno de nuevo, casi servicial, como si aquello no hubiera pasado—. Barone os espera dentro.
Mientras cruzaban al interior del casino el ojo plateado del dragón los observaría uno a uno, con la intención de captar a alguno más. Decir que no se fiaba de ellos era esperable, rara vez Xiao confiaba en nadie, pero tenía muy claro que no le gustaban. No le gustaban en absoluto.
Pero dentro estarían en su territorio.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Casino Lago Áureo
22/04/24, 01:12 pm
El dato que Xiao compartió en voz alta era de obvio dominio público, por ello la sorpresa inicial de algunos no fue por descubrir la inutilidad de su perla si no el porqué lo había decidido pronunciar en alto. Mientras el morador permanecía intacto en su posición, indiferente de aquella incoherencia, Nym y Oxy se giraron prácticamente a la vez para reencontrarse en un cruce silencioso que no parecía comunicar nada. Ninguno dejó evidenciar una opinión al respecto más allá de las turbulentas ondas silenciosas que hacía la cabeza de Astro y la sonrisa complacida de Adelfa.
-Nadie de aquí busca tu perla -Se meció el velo con la misma suavidad que buscaba transmitir su voz. -A pesar de que a algunos les pueda resultar… interesante, tenemos nuestros propios intereses. No te has de preocupar por ello.
Ambos sabían que la explicación era innecesaria, Rocanvarancolía era una ciudad complicada, tanto que muchas veces las palabras no eran más que una ilusión compleja cuyo valor se volvía tanto como la persona quisiera aportar a las mismas. Bien podría estar mintiendo, bien podría estar siendo educado, esclarecer el problema para evitar conflictos a mayores o simplemente caer en una empatía natural. Fuera cual fuera el caso, no ver ningún rostro tras aquella cortina hacía difícil desentrañar cuál era su intención.
Así pues avanzó con una gracia similar a la de una suave brisa de primavera, tras él quedaba un aroma a campo y flores recién germinadas, un velo que junto a la cola igual de sedosa y liviana danzaban flotando con cada nuevo paso hacía el interior. Perdida la seguridad de la calle quedaba ahora la madriguera de un lobo decorada con multitud de luces para intentar hacerla más amigable. Si alguno estaba más nervioso por ello no se notaba el cambio. Sabían que en parte esa era la gracia de aquella reunión, como quien juega una partida de poker y desea guardarse toda la información posible sobre sus cartas. Ahora que, claro, competían nada más y nada menos que contra el propio casino, la apuesta era bastante diferente.
El orden de entrada pronto se hizo evidente, Adelfa siguió los pasos del líder con la misma sonrisa extrañamente artificial con la que había llegado, esa vez ni siquiera dirigió su atención hacía el dragón, centrada en sostener su maletín negruzco había perdido todo interés en él. Su caza no había sido fructífera y aún así, su cerebro se empeñaba en creer que sí, por ello la complacencia había opacado su curiosidad y ahora que el rubio no guardaba más importancia ante sus ojos, había dejado de valer la pena. La multitud de insectos que moraba su piel regresaron poco a poco al interior de la blusa, algunos se adentraron por el cuello y otros en cambio por las mangas, solo uno, más torpe, cayó descuidadamente al suelo. Antes de que pudiera darse la vuelta quedó clavado contra el suelo por el mismo tacón que vestía su dueña, un leve espasmo y quedó tendido como un cadáver marchito mientras el resto de la banda seguía la marcha.
El siguiente en avanzar fue Nym, quien le dedicó un saludo diminuto con la mano más por la pereza que le daba que por modestia. Xiao podría notar que no le estaba evadiendo la mirada, más bien que se estaba viendo distraído por la cantidad de colores y brillos del interior del casino.
-Ah, hmm hola, soy Nym un placer. -Comentó en bajo mientras seguía observando de lado el lugar. -Es un sitio muy bonito, me gusta.
Acabó confesando con una sonrisa sincera en su rostro, fue entonces cuando se giró a verlo, como si acabara de recordar repentinamente que es de buena educación mirar a la persona con la que hablas. El contacto fue efímero, apenas el instante en el que ves un árbol pasar yendo en tren. Si la mente de Adelfa era el sonido de una uña arañando una pizarra, el de Nym era las mareas caóticas de un mar abierto.
Había demasiadas corrientes a la vez, fluctuando y cambiando como ríos entrecruzados. A veces era una burbuja en forma de curiosidad, la preocupación leve o la vagancia de quien se quería ir, todas igual de fugaces. Explotaban siempre dando paso a que se crearan otras, o al menos así fue en la brevedad de un maremoto, antes de que una se asentará con mayor claridad.
¨Porfa, no seas invasivo¨
Fue como el impactó de una ola a la orilla de la playa. Brusco pero no agresivo, incluso había cierto juego en la espuma que dejaba al marchar. Esa idea se quedó sujeta, anclada como una especie de muro de coral, mientras lo mantuviera latente no permitiría que fueran otros deseos los que pudieran asomarse pues como un tsunami que limpia la costa, el joven parecía haber borrado el resto de caprichos de su mente.
Tras aquel encuentro se aventuró Oxy quien tan titubeante como lo había sido desde un inicio si quiera le dirigió la mirada. Hizo una leve reverencia centrando su vista al frente (Si miraba para abajo para su desgracia se lo encontraría) y continuó a pasos acelerados la estela que dejaba su compañero daeleciano.
Astro por su lado imitó con más gracia y sarcasmo lo que tendría que ser la introducción de un caballero a su damisela. Una mano al pecho y la otra estirada en una risa que aún no siendo pronunciada llegó como un eco lejano a la cabeza de Xiao.
¨Hey escucha, no puedo evitar mirarte y tu no puedes callarme así que tengamos tregua, ¿te hace? Por que como note tus ojit- tu ojo muy pegado en mi cocorota prometo cantarte de seguido y sin ninguna interrupción todo el disco de Britney Spears y oh dios, hazme caso, canto jodidamente mal. Así que menos miraditas y habrá menos voces¨
Bien podría elegir Xiao mantener la mirada, total, como bien había explicado la Dullahan en una amenaza un tanto curiosa, era humo, no tenía manera física de evitarle el contacto visual.
-Nadie de aquí busca tu perla -Se meció el velo con la misma suavidad que buscaba transmitir su voz. -A pesar de que a algunos les pueda resultar… interesante, tenemos nuestros propios intereses. No te has de preocupar por ello.
Ambos sabían que la explicación era innecesaria, Rocanvarancolía era una ciudad complicada, tanto que muchas veces las palabras no eran más que una ilusión compleja cuyo valor se volvía tanto como la persona quisiera aportar a las mismas. Bien podría estar mintiendo, bien podría estar siendo educado, esclarecer el problema para evitar conflictos a mayores o simplemente caer en una empatía natural. Fuera cual fuera el caso, no ver ningún rostro tras aquella cortina hacía difícil desentrañar cuál era su intención.
Así pues avanzó con una gracia similar a la de una suave brisa de primavera, tras él quedaba un aroma a campo y flores recién germinadas, un velo que junto a la cola igual de sedosa y liviana danzaban flotando con cada nuevo paso hacía el interior. Perdida la seguridad de la calle quedaba ahora la madriguera de un lobo decorada con multitud de luces para intentar hacerla más amigable. Si alguno estaba más nervioso por ello no se notaba el cambio. Sabían que en parte esa era la gracia de aquella reunión, como quien juega una partida de poker y desea guardarse toda la información posible sobre sus cartas. Ahora que, claro, competían nada más y nada menos que contra el propio casino, la apuesta era bastante diferente.
El orden de entrada pronto se hizo evidente, Adelfa siguió los pasos del líder con la misma sonrisa extrañamente artificial con la que había llegado, esa vez ni siquiera dirigió su atención hacía el dragón, centrada en sostener su maletín negruzco había perdido todo interés en él. Su caza no había sido fructífera y aún así, su cerebro se empeñaba en creer que sí, por ello la complacencia había opacado su curiosidad y ahora que el rubio no guardaba más importancia ante sus ojos, había dejado de valer la pena. La multitud de insectos que moraba su piel regresaron poco a poco al interior de la blusa, algunos se adentraron por el cuello y otros en cambio por las mangas, solo uno, más torpe, cayó descuidadamente al suelo. Antes de que pudiera darse la vuelta quedó clavado contra el suelo por el mismo tacón que vestía su dueña, un leve espasmo y quedó tendido como un cadáver marchito mientras el resto de la banda seguía la marcha.
El siguiente en avanzar fue Nym, quien le dedicó un saludo diminuto con la mano más por la pereza que le daba que por modestia. Xiao podría notar que no le estaba evadiendo la mirada, más bien que se estaba viendo distraído por la cantidad de colores y brillos del interior del casino.
-Ah, hmm hola, soy Nym un placer. -Comentó en bajo mientras seguía observando de lado el lugar. -Es un sitio muy bonito, me gusta.
Acabó confesando con una sonrisa sincera en su rostro, fue entonces cuando se giró a verlo, como si acabara de recordar repentinamente que es de buena educación mirar a la persona con la que hablas. El contacto fue efímero, apenas el instante en el que ves un árbol pasar yendo en tren. Si la mente de Adelfa era el sonido de una uña arañando una pizarra, el de Nym era las mareas caóticas de un mar abierto.
Había demasiadas corrientes a la vez, fluctuando y cambiando como ríos entrecruzados. A veces era una burbuja en forma de curiosidad, la preocupación leve o la vagancia de quien se quería ir, todas igual de fugaces. Explotaban siempre dando paso a que se crearan otras, o al menos así fue en la brevedad de un maremoto, antes de que una se asentará con mayor claridad.
¨Porfa, no seas invasivo¨
Fue como el impactó de una ola a la orilla de la playa. Brusco pero no agresivo, incluso había cierto juego en la espuma que dejaba al marchar. Esa idea se quedó sujeta, anclada como una especie de muro de coral, mientras lo mantuviera latente no permitiría que fueran otros deseos los que pudieran asomarse pues como un tsunami que limpia la costa, el joven parecía haber borrado el resto de caprichos de su mente.
Tras aquel encuentro se aventuró Oxy quien tan titubeante como lo había sido desde un inicio si quiera le dirigió la mirada. Hizo una leve reverencia centrando su vista al frente (Si miraba para abajo para su desgracia se lo encontraría) y continuó a pasos acelerados la estela que dejaba su compañero daeleciano.
Astro por su lado imitó con más gracia y sarcasmo lo que tendría que ser la introducción de un caballero a su damisela. Una mano al pecho y la otra estirada en una risa que aún no siendo pronunciada llegó como un eco lejano a la cabeza de Xiao.
¨Hey escucha, no puedo evitar mirarte y tu no puedes callarme así que tengamos tregua, ¿te hace? Por que como note tus ojit- tu ojo muy pegado en mi cocorota prometo cantarte de seguido y sin ninguna interrupción todo el disco de Britney Spears y oh dios, hazme caso, canto jodidamente mal. Así que menos miraditas y habrá menos voces¨
Bien podría elegir Xiao mantener la mirada, total, como bien había explicado la Dullahan en una amenaza un tanto curiosa, era humo, no tenía manera física de evitarle el contacto visual.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casino Lago Áureo
27/04/24, 01:20 pm
No respondió al del velo, solo asintió despacio, elegante y conforme con su respuesta. No confiaba en ellos, pero tampoco dudaba de la veracidad de sus afirmaciones por pura lógica: aún habría idiotas que se interesaran por su perla como quien cree que de un pegaso muerto se puede aprovechar todo, pero no eran más que eso, idiotas. Y por lo pronto él ya había capado a una.
Además, rota o no, si la querían tendrían que matarlo a él antes.
No volvió a mirar a la chica de los insectos una vez hubo notado el efecto del robo. Su focus ahora estaba en el resto. Su olor se quedó en el aire para el gusto del fuzanglong, un fresco contraste del aroma a lujo dentro del casino y el de la ruina de fuera. Puede que no estuviera cómodo, pero al menos no apestaban a fuego, alcohol ni sangre como tantos otros con los que en el casino tenía la desgracia de relacionarse.
El primero en mirarle fue el daeliciano, y la sensación de mar fue tan clara que por un segundo el carabés tuvo la impresión de respirarlo. Su voz sonó como las olas de su mente, y ante la transparencia de su deseo le dejó pasar sin más interacción. No era ninguna novedad que gente con afinidad al mentalismo o alta consciencia de como funcionaban sus poderes creara cierta voluntad y resistencia a los mismos, una particularidad que a su modo le daba pistas. Quería saber que eran y sus intenciones más allá de la reunión, no quepa duda, pero tenía paciencia. Un fuzanglong trabajaba despacio.
El siguiente fue el ulterano, quien le ignoró, aunque no había que ser un genio de la intuición para sentir su incomodidad. Como muy remota posibilidad quizá de recordar mejor el estricto orden social de Ulterania le habría sorprendido un poco la actitud, pero aparte de que no podía importarle menos si los rosas o los naranjas eran los calamares más importantes, la ciudad hacía buen trabajo en volver al más egocéntrico en la criatura más humilde. A simple vista no tenía misterio.
Y cerrando la fila estuvo la dullahan. Como odiaba esas transformaciones. Era peor que la gente con gafas de sol; a pesar de saber donde miraba siempre le dejaban con la incertidumbre. Sus orejas se agacharon ligeramente, incómodo de estar oyendo una voz pero no a través de ellas. No reaccionó a la reverencia ni le sorprendió lo que dijo, incluso si no entendió la mitad de su amenaza. Esa excentricidad solo podía ser humana. No era exactamente el tipo de tortura que esperaría de un dullahan, pero pillaba la parte de forzarle a desear una lobotomía.
—No tienes… cocorota —es todo lo que llegaría a puntualizar, como si ella no fuera consciente. Observó su humo, rebuscando en sus deseos de forma superficial antes de echar un último vistazo atrás y cerrar fila. En verdad, ¿dónde tendría la cabeza?
Dentro el casino estaba vivo: voces, música, luces, las risas de los afortunados y el silencio de los que estaban o no por serlo, un ambiente aún moderado dada la juventud de la noche, pero sorprendentemente lleno. Los jugadores no parecieron reparar en ellos, y si los trabajadores lo hicieron tuvieron la decencia de ser disimulados. Al verles entrar, un evaki lo bastante grande para parecer la montura de alguien abandonó la pared desde la que fingía no vigilar las mesas para retomar su puesto en la entrada. Al pasar los miró a todos, dedicándole una más larga y entendida a Xiao.
—Desde que cerró el burdel la gente busca alternativas con las que entretenerse —explicó mientras se adelantaba para quedar primero y guiarles. No es que fuera el más dicharachero ni aquello una pregunta, pero si tenían un negocio era una buena forma de invitar a la información.
Además, rota o no, si la querían tendrían que matarlo a él antes.
No volvió a mirar a la chica de los insectos una vez hubo notado el efecto del robo. Su focus ahora estaba en el resto. Su olor se quedó en el aire para el gusto del fuzanglong, un fresco contraste del aroma a lujo dentro del casino y el de la ruina de fuera. Puede que no estuviera cómodo, pero al menos no apestaban a fuego, alcohol ni sangre como tantos otros con los que en el casino tenía la desgracia de relacionarse.
El primero en mirarle fue el daeliciano, y la sensación de mar fue tan clara que por un segundo el carabés tuvo la impresión de respirarlo. Su voz sonó como las olas de su mente, y ante la transparencia de su deseo le dejó pasar sin más interacción. No era ninguna novedad que gente con afinidad al mentalismo o alta consciencia de como funcionaban sus poderes creara cierta voluntad y resistencia a los mismos, una particularidad que a su modo le daba pistas. Quería saber que eran y sus intenciones más allá de la reunión, no quepa duda, pero tenía paciencia. Un fuzanglong trabajaba despacio.
El siguiente fue el ulterano, quien le ignoró, aunque no había que ser un genio de la intuición para sentir su incomodidad. Como muy remota posibilidad quizá de recordar mejor el estricto orden social de Ulterania le habría sorprendido un poco la actitud, pero aparte de que no podía importarle menos si los rosas o los naranjas eran los calamares más importantes, la ciudad hacía buen trabajo en volver al más egocéntrico en la criatura más humilde. A simple vista no tenía misterio.
Y cerrando la fila estuvo la dullahan. Como odiaba esas transformaciones. Era peor que la gente con gafas de sol; a pesar de saber donde miraba siempre le dejaban con la incertidumbre. Sus orejas se agacharon ligeramente, incómodo de estar oyendo una voz pero no a través de ellas. No reaccionó a la reverencia ni le sorprendió lo que dijo, incluso si no entendió la mitad de su amenaza. Esa excentricidad solo podía ser humana. No era exactamente el tipo de tortura que esperaría de un dullahan, pero pillaba la parte de forzarle a desear una lobotomía.
—No tienes… cocorota —es todo lo que llegaría a puntualizar, como si ella no fuera consciente. Observó su humo, rebuscando en sus deseos de forma superficial antes de echar un último vistazo atrás y cerrar fila. En verdad, ¿dónde tendría la cabeza?
Dentro el casino estaba vivo: voces, música, luces, las risas de los afortunados y el silencio de los que estaban o no por serlo, un ambiente aún moderado dada la juventud de la noche, pero sorprendentemente lleno. Los jugadores no parecieron reparar en ellos, y si los trabajadores lo hicieron tuvieron la decencia de ser disimulados. Al verles entrar, un evaki lo bastante grande para parecer la montura de alguien abandonó la pared desde la que fingía no vigilar las mesas para retomar su puesto en la entrada. Al pasar los miró a todos, dedicándole una más larga y entendida a Xiao.
—Desde que cerró el burdel la gente busca alternativas con las que entretenerse —explicó mientras se adelantaba para quedar primero y guiarles. No es que fuera el más dicharachero ni aquello una pregunta, pero si tenían un negocio era una buena forma de invitar a la información.
- ♪♫♬:
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Casino Lago Áureo
12/05/24, 05:14 pm
Que Xiao mencionase la falta de rostro en el personal levantó asperezas al momento. Las llamas de Astro se agitaron delatando más de lo que emocionalmente habría querido confesar. Sus compañeros por el contrario observaron la situación y mientras Adelfa soltaba una ligera risa apenas sonora Nym devolvía la mirada al joven dragón con una interrogación de quien no entendía la frase. La falta de una conversación como contexto había llevado a Oxy a dar un par de palmadas sobre el hombro de la Dullahan, un intento de consuelo y un ruego para que se avanzará después de haberse parado en seco y es que por mucho que las palabras del roba deseos no hubieran ido cargadas de malicia, habían dolido igual, como quien señala una inseguridad que aún no habías superado.
¨Y tu no tienes perla, gilipollas.¨
El mismo resquemor con el que cargó la frase inundó sus pensamientos como un maremoto de llamas caóticas. No es que su mente hubiera sido antes muy calmada, es que ahora Xiao había echado alcohol al incendio. Sus deseos más cercanos iban y venían, una interferencia sutil para el vistazo tan rápido que había echado Xiao. Podría haber notado cabreo tanto como hambre pues era tan complicado rebuscar ahí como quitarse el regusto a metal de había dejado Adelfa al investigarla. Era enrevesado pues para un inmoral con tanta edad el sadismo propio de su transformación se convertía en algo tan cotidiano como ir a comprar el pan. Los deseos más sanguinarios no cobraban mayor intensidad ni relevancia que los más absurdos, siendo que su mente estaba tan desorganizada como el humo de su cabeza.
-Oh, así que en vuestro caso fue el burdel. -Respondieron melódicas voces bajo el velo. Si el jefe de aquella mafia se había percatado de la situación no parecía mostrarlo. -En el nuestro nos ayudó mucho la desaparición de esa secta tan… curiosa.
Astro farfulló en bajo, un pensamiento fugaz que se dibujó en la mente de los presentes como un mal recuerdo. Fueron palabras sueltas, entrecortadas, donde mencionaba una cita con un súcubo que no había acabado muy bien. Nadie le dio más importancia a pesar de que Oxy frunció el ceño con sumo desagrado, se acordaba de aquella anécdota con demasiada nitidez. Por su lado el joven líder se situó más cercano a Xiao, ahora que intuía el camino prefería mantener una conversación más cercana sin tener que seguirle por detrás.
-Pensé que habías oído sobre nosotros. Tenemos también un local bastante bello, aunque no se compara con este lugar, claro está. -En sus palabras no había modestia, sino sinceridad y por cómo levitaba la tela a su alrededor podía verse que estaba entretenido observando la instancia. -Si algún día quieres visitarnos, sin compromiso alguno laboral, eres bienvenido. No se ven muchos como tú últimamente, es todo una valor de tu parte no esconderte a pesar del peso de tu transformación.
Lo último lo dijo con suavidad, tratando de evidenciar que tras una educación formal había una invitación honesta que podía o no aceptar. En cuanto llegaron a la zona de la reunión, antes de pasar a la habitación correspondiente, sacó una pequeña flor de una de sus mangas, un broche de un tono dorado con el símbolo de un lirio bien definido que decidió ofrecer con dulzura al joven dragón. El metal no olía a magia pero podría evidenciar que tenía pequeñas runas talladas bajo sus hojas, ninguna similar a la de un hechizo ofensivo. Si no quería cogerlo el soñador simplemente volvería a guardarlo sin insistir al respecto.
-Si no te importa mi escolta esperara fuera de la sala, han venido a protegerme pero no han de saber más de lo necesario.
Comentó entrecruzando sus brazos sobre su regazo en un gesto tranquilo. Tanto Astro como Oxy se dieron al instante por aludidos dando un paso atrás obedientes, ninguno parecía ofendido por sus palabras, al contrario se encontraban agradecidos al contar con una tarea mucho más sencilla. Ninguno de los dos era bueno con las palabras.
¨Y tu no tienes perla, gilipollas.¨
El mismo resquemor con el que cargó la frase inundó sus pensamientos como un maremoto de llamas caóticas. No es que su mente hubiera sido antes muy calmada, es que ahora Xiao había echado alcohol al incendio. Sus deseos más cercanos iban y venían, una interferencia sutil para el vistazo tan rápido que había echado Xiao. Podría haber notado cabreo tanto como hambre pues era tan complicado rebuscar ahí como quitarse el regusto a metal de había dejado Adelfa al investigarla. Era enrevesado pues para un inmoral con tanta edad el sadismo propio de su transformación se convertía en algo tan cotidiano como ir a comprar el pan. Los deseos más sanguinarios no cobraban mayor intensidad ni relevancia que los más absurdos, siendo que su mente estaba tan desorganizada como el humo de su cabeza.
-Oh, así que en vuestro caso fue el burdel. -Respondieron melódicas voces bajo el velo. Si el jefe de aquella mafia se había percatado de la situación no parecía mostrarlo. -En el nuestro nos ayudó mucho la desaparición de esa secta tan… curiosa.
Astro farfulló en bajo, un pensamiento fugaz que se dibujó en la mente de los presentes como un mal recuerdo. Fueron palabras sueltas, entrecortadas, donde mencionaba una cita con un súcubo que no había acabado muy bien. Nadie le dio más importancia a pesar de que Oxy frunció el ceño con sumo desagrado, se acordaba de aquella anécdota con demasiada nitidez. Por su lado el joven líder se situó más cercano a Xiao, ahora que intuía el camino prefería mantener una conversación más cercana sin tener que seguirle por detrás.
-Pensé que habías oído sobre nosotros. Tenemos también un local bastante bello, aunque no se compara con este lugar, claro está. -En sus palabras no había modestia, sino sinceridad y por cómo levitaba la tela a su alrededor podía verse que estaba entretenido observando la instancia. -Si algún día quieres visitarnos, sin compromiso alguno laboral, eres bienvenido. No se ven muchos como tú últimamente, es todo una valor de tu parte no esconderte a pesar del peso de tu transformación.
Lo último lo dijo con suavidad, tratando de evidenciar que tras una educación formal había una invitación honesta que podía o no aceptar. En cuanto llegaron a la zona de la reunión, antes de pasar a la habitación correspondiente, sacó una pequeña flor de una de sus mangas, un broche de un tono dorado con el símbolo de un lirio bien definido que decidió ofrecer con dulzura al joven dragón. El metal no olía a magia pero podría evidenciar que tenía pequeñas runas talladas bajo sus hojas, ninguna similar a la de un hechizo ofensivo. Si no quería cogerlo el soñador simplemente volvería a guardarlo sin insistir al respecto.
-Si no te importa mi escolta esperara fuera de la sala, han venido a protegerme pero no han de saber más de lo necesario.
Comentó entrecruzando sus brazos sobre su regazo en un gesto tranquilo. Tanto Astro como Oxy se dieron al instante por aludidos dando un paso atrás obedientes, ninguno parecía ofendido por sus palabras, al contrario se encontraban agradecidos al contar con una tarea mucho más sencilla. Ninguno de los dos era bueno con las palabras.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Casino Lago Áureo
24/05/24, 09:40 pm
Xiao supo que había dicho algo que no debía porque era obvio, y aún así no tuvo respuesta ni reacción más allá de inclinar levemente una oreja, inocente en su ignorancia. Era increible como alguien capaz de leer tan extremadamente bien a la gente era a la vez incapaz de pillar cosas más sencillas.
—Sí tengo —comentó escueto, una obviedad en la que no se atrevía a indagar. Su perla estaba rota, creía que eso había quedado claro—. Por eso no estoy muerto.
Y sin más preámbulo, con el sabor a hierro y olor a incendio aún en la boca y fosas nasales, el carabés encabezó la marcha pensando vagamente en lo ocurrido. La cabeza de los dullahan tenía una importancia equiparable a la perla de un fuzanglong, si tan delicado era el tema… ¿es que no conservaba la suya? ¿No recordaba quien era? Le lanzó una última y breve mirada cargada de discreta curiosidad. “Cupido” encontraba alivio en los enamorados y el dragón sacando a la luz tesoros enterrados. Nunca le habían gustado los deseos de inmorales (que por desgracia eran sus habituales) pero por ese tipo de secretos podía hacer exceptiones.
—Ya veo —pronunció con cautela al jefe, más como si no le importara. Tenía dos dedos de frente, nunca le habían gustado los fanáticos de Ewa, pero no era quien para quejarse de la clientela—. Cuando los monstruos se aburren hacen estupideces —sin mover la cabeza echó un vistazo significativo a su alrededor—. Que menos que sean de provecho.
Si se entretenían en algo mejor que en la secta, bienvenido fuera. Permitió que el enmascarado se pusiera a su altura, sin mirarlo, como si su presencia no le provocara tantas preguntas como lo hacía, simplemente dejándolo hablar. Si le quedara orgullo habría sonreído en referente al local, consciente del mérito que era no tanto conseguir algo así sino mantenerlo entre inestables y desgraciados dispuestos a estropearlo, pero tal era Rocavarancolia; de glorias y derrotas veloces. Ante la propuesta, no obstante, su vista no se resistió a viajar al otro. Interesado, sí, pero sobre todo reservado. Sabía algo de los Lirios Violetas, pero toda información era escasa para lo desconfiado que era. Las drogas eran una vía de escape a la que alguna vez había acudido sin mucho éxito, y su interés general demasiado vago para seguir intentando. Quería volver a sentir, sí, pero a veces hasta ese “querer” era para él una línea extraña. A duras penas los deseos que robaba tapaban ningún hueco.
—Mi valor no tiene mérito —contestó sin más. No de forma hostil, solo tan claro y sincero como el enmascarado. Para lo otro aún no tenía respuesta.
Al llegar al área privada observó con atención como la figura misteriosa reajustaba sus mangas hasta sacar lo que parecía un abalorio de dentro. El carabés no se tensó pues no sentía que fuera una trampa, arma o runa, escrutinando la florecita que ahora le tendía como quien ve una simple pero brillante moneda. Tardó unos segundos, pero finalmente la aceptó.
—Os encontráis en los subterráneos, ¿verdad? —preguntó finalmente, dándole lentas vueltas a la flor entre sus garras. No necesitaba respuesta; ya lo sabía. La pregunta solo era una seña, una positiva aunque no una confirmación. Eso se vería según lo que ofertasen, igual que ningún agradecimiento suyo—. Lo tendré en cuenta.
Se guardó el broche en el bolsillo del traje y asintió a sus últimas palabras, conforme con su sensatez. Con la mano de nuevo libre tocó la puerta para avisar de su llegada. Al abrir se asomó primero.
—Están aquí, señor Barone —anunció.
Pasó y se hizo a un lado para que los tres restantes entrasen, el del velo, el daeliciano y la malhallada de los insectos, echando un último ojo a quienes se quedaban atrás antes de cerrar.
—Sí tengo —comentó escueto, una obviedad en la que no se atrevía a indagar. Su perla estaba rota, creía que eso había quedado claro—. Por eso no estoy muerto.
Y sin más preámbulo, con el sabor a hierro y olor a incendio aún en la boca y fosas nasales, el carabés encabezó la marcha pensando vagamente en lo ocurrido. La cabeza de los dullahan tenía una importancia equiparable a la perla de un fuzanglong, si tan delicado era el tema… ¿es que no conservaba la suya? ¿No recordaba quien era? Le lanzó una última y breve mirada cargada de discreta curiosidad. “Cupido” encontraba alivio en los enamorados y el dragón sacando a la luz tesoros enterrados. Nunca le habían gustado los deseos de inmorales (que por desgracia eran sus habituales) pero por ese tipo de secretos podía hacer exceptiones.
—Ya veo —pronunció con cautela al jefe, más como si no le importara. Tenía dos dedos de frente, nunca le habían gustado los fanáticos de Ewa, pero no era quien para quejarse de la clientela—. Cuando los monstruos se aburren hacen estupideces —sin mover la cabeza echó un vistazo significativo a su alrededor—. Que menos que sean de provecho.
Si se entretenían en algo mejor que en la secta, bienvenido fuera. Permitió que el enmascarado se pusiera a su altura, sin mirarlo, como si su presencia no le provocara tantas preguntas como lo hacía, simplemente dejándolo hablar. Si le quedara orgullo habría sonreído en referente al local, consciente del mérito que era no tanto conseguir algo así sino mantenerlo entre inestables y desgraciados dispuestos a estropearlo, pero tal era Rocavarancolia; de glorias y derrotas veloces. Ante la propuesta, no obstante, su vista no se resistió a viajar al otro. Interesado, sí, pero sobre todo reservado. Sabía algo de los Lirios Violetas, pero toda información era escasa para lo desconfiado que era. Las drogas eran una vía de escape a la que alguna vez había acudido sin mucho éxito, y su interés general demasiado vago para seguir intentando. Quería volver a sentir, sí, pero a veces hasta ese “querer” era para él una línea extraña. A duras penas los deseos que robaba tapaban ningún hueco.
—Mi valor no tiene mérito —contestó sin más. No de forma hostil, solo tan claro y sincero como el enmascarado. Para lo otro aún no tenía respuesta.
Al llegar al área privada observó con atención como la figura misteriosa reajustaba sus mangas hasta sacar lo que parecía un abalorio de dentro. El carabés no se tensó pues no sentía que fuera una trampa, arma o runa, escrutinando la florecita que ahora le tendía como quien ve una simple pero brillante moneda. Tardó unos segundos, pero finalmente la aceptó.
—Os encontráis en los subterráneos, ¿verdad? —preguntó finalmente, dándole lentas vueltas a la flor entre sus garras. No necesitaba respuesta; ya lo sabía. La pregunta solo era una seña, una positiva aunque no una confirmación. Eso se vería según lo que ofertasen, igual que ningún agradecimiento suyo—. Lo tendré en cuenta.
Se guardó el broche en el bolsillo del traje y asintió a sus últimas palabras, conforme con su sensatez. Con la mano de nuevo libre tocó la puerta para avisar de su llegada. Al abrir se asomó primero.
—Están aquí, señor Barone —anunció.
Pasó y se hizo a un lado para que los tres restantes entrasen, el del velo, el daeliciano y la malhallada de los insectos, echando un último ojo a quienes se quedaban atrás antes de cerrar.
- ♪♫♬:
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Casino Lago Áureo
25/05/24, 09:10 pm
Luca leía unos documentos que le había pasado Garoni, que consistían en una mezcla de ideas que tenía para el Casino y quejas acerca de como se estaba invirtiendo el presupuesto. Sobre todo lo segundo, la verdad. El kell, suspiraba y tamborileaba con su mano libre sobre el escritorio: qué nula visión a largo plazo podía llegar a tener a veces la momia... por no decir prácticamente siempre.
Al escuchar la familiar forma de llamar a la puerta de su guardaespaldas, guardó los documentos en un cajón y se puso en pie mientras este se asomaba.
—¡Ah, gracias, Xiao! —su expresión frustrada se había convertido en una sonrisa cordial de inmediato. Por supuesto, no se había olvidado de la reunión que su socio había aceptado en su encuentro onírico con aquel que llamaban "El Morador". No sabía muy bien qué esperar, pero era más interesante que los presupuestos del viejo avaro—. Adelante, por favor —se dirigió de igual forma a sus invitados.
El kell trató de analizar disimuladamente a los integrantes de los Lirios Violetas que habían entrado a su cuarto. La humana podría ser maga o quizás bruja dada la carencia de cambios evidentes en su aspecto, mientras que el daeliciano, a pesar de que a simple vista parecía que podría tratarse del mismo caso... Había algo en él que le hacía pensar que podía tener alguna habilidad que no era capaz de precisar.
Y, por supuesto, los encabezaba la persona con la que Garoni había acordado aquel encuentro. Fuera del plano onírico parecía rodearle el el mismo misterio que dentro de él, a juzgar por la descripción que le había ofrecido la momia. Incluso con la capacidad analítica del kell, no le era posible intentar averiguar nada acerca de esta persona. Desde luego, que cubriese su rostro era un gran impedimento, pero tenía la sensación de que iba más allá de ese hecho.
Extendió la mano para estrecharla a los tres sin dejar de sonreír.
—Mi nombre es Luca Barone y soy el co-propietario de este lugar, encantando.
A continuación ofrecería asiento a sus invitados frente a su escritorio antes de volver él mismo a su silla. Dejaría que Xiao se colocase donde quisiese, por mucho que le pidiese que se sentase probablemente no lo iba a hacer.
>>Sean bienvenidos al Casino Lago Áureo. Entiendo que tengo el placer de tratar con los representantes de "Los Lirios Violetas", ¿es así?
Al escuchar la familiar forma de llamar a la puerta de su guardaespaldas, guardó los documentos en un cajón y se puso en pie mientras este se asomaba.
—¡Ah, gracias, Xiao! —su expresión frustrada se había convertido en una sonrisa cordial de inmediato. Por supuesto, no se había olvidado de la reunión que su socio había aceptado en su encuentro onírico con aquel que llamaban "El Morador". No sabía muy bien qué esperar, pero era más interesante que los presupuestos del viejo avaro—. Adelante, por favor —se dirigió de igual forma a sus invitados.
El kell trató de analizar disimuladamente a los integrantes de los Lirios Violetas que habían entrado a su cuarto. La humana podría ser maga o quizás bruja dada la carencia de cambios evidentes en su aspecto, mientras que el daeliciano, a pesar de que a simple vista parecía que podría tratarse del mismo caso... Había algo en él que le hacía pensar que podía tener alguna habilidad que no era capaz de precisar.
Y, por supuesto, los encabezaba la persona con la que Garoni había acordado aquel encuentro. Fuera del plano onírico parecía rodearle el el mismo misterio que dentro de él, a juzgar por la descripción que le había ofrecido la momia. Incluso con la capacidad analítica del kell, no le era posible intentar averiguar nada acerca de esta persona. Desde luego, que cubriese su rostro era un gran impedimento, pero tenía la sensación de que iba más allá de ese hecho.
Extendió la mano para estrecharla a los tres sin dejar de sonreír.
—Mi nombre es Luca Barone y soy el co-propietario de este lugar, encantando.
A continuación ofrecería asiento a sus invitados frente a su escritorio antes de volver él mismo a su silla. Dejaría que Xiao se colocase donde quisiese, por mucho que le pidiese que se sentase probablemente no lo iba a hacer.
>>Sean bienvenidos al Casino Lago Áureo. Entiendo que tengo el placer de tratar con los representantes de "Los Lirios Violetas", ¿es así?
- Raven
Ficha de cosechado
Nombre: Ethan
Especie: Humano
Habilidades: Buen oído, valor y motivaciónPersonajes : Ethan: Humano, Ingles/Japonés 1.75
Síntomas : En ocasiones, se le desenfocará brevemente la vista. El amuleto curativo se carga el doble de rápido a su contacto y además es más eficaz si lo usa sobre sí mismo.
Armas : Ethan Lanza partesana y una daga
Status : Ciego y cojo, el chiste se cuenta solo.
Re: Casino Lago Áureo
02/06/24, 11:18 pm
-Nos encontrarás fácilmente, somos bastante vistosos.
Mencionó bajo el velo, una leve turbulencia indicó una risa que no llegó a sonar. La frase quedaba perdida a dos aguas entre la más dulce de las inocencias y el más sutil de los sarcasmos. Solo había que verlos para entender que desde luego les gustaba destacar. Como flores venenosas a las que les agrada atraer a sus víctimas o exóticas aves que desconocen lo que es ser una presa. La longevidad en Rv dotaba a uno de muchos rasgos y desde luego que en ellos las personalidades eran remarcables en su propio código de vestimenta. Brillaban sin ningún miedo de ver a quien atraían hacía ellas.
Xiao era por ejemplo una buena pesca. Su ¨tal vez¨ era tan esperanzador como el hecho de que se guardase aquella invitación. El morador asintió contento ante sus palabras pues confiaba en que entre ellas habría suficiente curiosidad como para querer buscarlos más adelante. Mientras esa nueva puerta se abría también lo hacía la suya propia por lo que uno a uno avanzaron a la sala de reuniones.
Si alguno se sorprendió por ver a Luca no lo demostró. Por orden de llegada fueron presentándose, devolviéndole educados el gesto en diferentes formas. El primero fue su líder, enmarcado en la elegancia su apretón fue más la caricia de una suave brisa que en sí un tacto fuerte. La seda de sus guantes era aterciopelada y el escaso contacto que le regaló hizo del intercambio uno efímero antes de que fuera a tomar el asiento del centro.
-No esperaba encontrarme con usted. -Tejió en una multitud de voces dulcificadas. -Lo tendré en cuenta para mi próxima visita, perdónenme si hablé con la persona incorrecta.
En su ingenuidad había escondido una interrogante, había plantado una semilla esperando ver si era correctamente regada. Era de dominio público las diferentes éticas de ambos propietarios y si bien no había escuchado buenas palabras de Garoni más allá de su increíble red de contactos, si lo había hecho de Luca. La intrincada red de sueños no solo permitía conocer los miedos más superficiales, a veces, unas buenas manos podían buscar información más detallada. Hilar el destino era muy complicado y el entresijo de ataduras era tan enrevesado que discernir el futuro de meras posibilidades a veces resultaba irrisorio. Él se lo tomaba como una costura lenta, como quien empezaba a tejer sin saber qué es lo que quiere obtener. Claro está, cada costura dada es una pista a la que sumar y es en los pequeños detalles donde uno ha de encontrar respuestas.
Su mente ya cerraba puertas a destinos que no coincidían con el nuevo recorrido. Trenzando los nuevos senderos que más accesibles le parecían, pues aún recordaba una ventana profunda y abismal en el interior de Garone. Una que no pensaba abrir por su cuenta pero que esperaba ansioso que otros lo hicieran por él. Ah, qué caprichoso podía ser el futuro y desde luego, que incierto. Una sonrisa invisible se dibujó bajo el velo, con la expectativa de conocer mejor al nuevo director.
-Puedes llamarme como gustes. La gente se está acostumbrando a ponerme nombres y por ahora ninguno me desagrada.
Se presentó por mera educación una vez sentado. En contraposición a su dulzura Adelfa dio un buen apretón de manos, uno que sin fuerza era decidido y contundente. Compartía la elegancia y la mirada fría de un político, permitiendo que tras su deslumbrante sonrisa cerrada se pudieran esconder unos colmillos deseosos de morder. Era como un tiburón que había olido sangre y ese sadismo se transmitía en el nuevo brillo que reflejaban sus oscuros iris. Sus uñas escarlatas y alargadas se clavaron sutilmente sobre su piel antes de que se soltara para hacer una ligera reverencia.
-Adelfa, un gusto.
Sentenció sentándose en el lado derecho, con una pierna sobre la otra y la espalda bien erguida. Había una belleza extraña en la joven, pues aún con la piel marchita se veía deslumbrante, aunque para belleza la del pequeño Nym quien entró último un tanto atolondrado. No había elegancia en su actuar, ni se le veía tan avispado como su compañera. Cuando vio cómo le ofrecía la mano apenas llegó a tomarla tan desganado como estaba. Le sostuvo por el final de los dedos con la suavidad con la que un niño agarra a su madre para no perderse y siquiera hizo amago de mover la mano, dejando la inocencia de su tacto como único saludo.
-Hola, me llamo Nymphaea pero bueno puedes llamarme Nym, es más fácil. Mis amigos me llaman así. -Pestañeó confundido sin soltar aún la mano. Estaba esperando alguna señal indicativa de que ya podía separarse. -Hmmmm y eh, un placer conocerte, tienes un local muy bonito.
Termino diciendo apresuradamente. Había intentado tocar todas las teclas del piano para ver si alguna sonaba lo suficientemente bien. Una vez liberado se dirigió al único asiento libre y se quedó escurrido en el mismo, era bastante más bajito que sus compañeros.
-Bien, si hemos terminado con las formalidades me gustaría poder empezar. Imagino que le habían informado sobre nosotros, ¿verdad?
Mencionó bajo el velo, una leve turbulencia indicó una risa que no llegó a sonar. La frase quedaba perdida a dos aguas entre la más dulce de las inocencias y el más sutil de los sarcasmos. Solo había que verlos para entender que desde luego les gustaba destacar. Como flores venenosas a las que les agrada atraer a sus víctimas o exóticas aves que desconocen lo que es ser una presa. La longevidad en Rv dotaba a uno de muchos rasgos y desde luego que en ellos las personalidades eran remarcables en su propio código de vestimenta. Brillaban sin ningún miedo de ver a quien atraían hacía ellas.
Xiao era por ejemplo una buena pesca. Su ¨tal vez¨ era tan esperanzador como el hecho de que se guardase aquella invitación. El morador asintió contento ante sus palabras pues confiaba en que entre ellas habría suficiente curiosidad como para querer buscarlos más adelante. Mientras esa nueva puerta se abría también lo hacía la suya propia por lo que uno a uno avanzaron a la sala de reuniones.
Si alguno se sorprendió por ver a Luca no lo demostró. Por orden de llegada fueron presentándose, devolviéndole educados el gesto en diferentes formas. El primero fue su líder, enmarcado en la elegancia su apretón fue más la caricia de una suave brisa que en sí un tacto fuerte. La seda de sus guantes era aterciopelada y el escaso contacto que le regaló hizo del intercambio uno efímero antes de que fuera a tomar el asiento del centro.
-No esperaba encontrarme con usted. -Tejió en una multitud de voces dulcificadas. -Lo tendré en cuenta para mi próxima visita, perdónenme si hablé con la persona incorrecta.
En su ingenuidad había escondido una interrogante, había plantado una semilla esperando ver si era correctamente regada. Era de dominio público las diferentes éticas de ambos propietarios y si bien no había escuchado buenas palabras de Garoni más allá de su increíble red de contactos, si lo había hecho de Luca. La intrincada red de sueños no solo permitía conocer los miedos más superficiales, a veces, unas buenas manos podían buscar información más detallada. Hilar el destino era muy complicado y el entresijo de ataduras era tan enrevesado que discernir el futuro de meras posibilidades a veces resultaba irrisorio. Él se lo tomaba como una costura lenta, como quien empezaba a tejer sin saber qué es lo que quiere obtener. Claro está, cada costura dada es una pista a la que sumar y es en los pequeños detalles donde uno ha de encontrar respuestas.
Su mente ya cerraba puertas a destinos que no coincidían con el nuevo recorrido. Trenzando los nuevos senderos que más accesibles le parecían, pues aún recordaba una ventana profunda y abismal en el interior de Garone. Una que no pensaba abrir por su cuenta pero que esperaba ansioso que otros lo hicieran por él. Ah, qué caprichoso podía ser el futuro y desde luego, que incierto. Una sonrisa invisible se dibujó bajo el velo, con la expectativa de conocer mejor al nuevo director.
-Puedes llamarme como gustes. La gente se está acostumbrando a ponerme nombres y por ahora ninguno me desagrada.
Se presentó por mera educación una vez sentado. En contraposición a su dulzura Adelfa dio un buen apretón de manos, uno que sin fuerza era decidido y contundente. Compartía la elegancia y la mirada fría de un político, permitiendo que tras su deslumbrante sonrisa cerrada se pudieran esconder unos colmillos deseosos de morder. Era como un tiburón que había olido sangre y ese sadismo se transmitía en el nuevo brillo que reflejaban sus oscuros iris. Sus uñas escarlatas y alargadas se clavaron sutilmente sobre su piel antes de que se soltara para hacer una ligera reverencia.
-Adelfa, un gusto.
Sentenció sentándose en el lado derecho, con una pierna sobre la otra y la espalda bien erguida. Había una belleza extraña en la joven, pues aún con la piel marchita se veía deslumbrante, aunque para belleza la del pequeño Nym quien entró último un tanto atolondrado. No había elegancia en su actuar, ni se le veía tan avispado como su compañera. Cuando vio cómo le ofrecía la mano apenas llegó a tomarla tan desganado como estaba. Le sostuvo por el final de los dedos con la suavidad con la que un niño agarra a su madre para no perderse y siquiera hizo amago de mover la mano, dejando la inocencia de su tacto como único saludo.
-Hola, me llamo Nymphaea pero bueno puedes llamarme Nym, es más fácil. Mis amigos me llaman así. -Pestañeó confundido sin soltar aún la mano. Estaba esperando alguna señal indicativa de que ya podía separarse. -Hmmmm y eh, un placer conocerte, tienes un local muy bonito.
Termino diciendo apresuradamente. Había intentado tocar todas las teclas del piano para ver si alguna sonaba lo suficientemente bien. Una vez liberado se dirigió al único asiento libre y se quedó escurrido en el mismo, era bastante más bajito que sus compañeros.
-Bien, si hemos terminado con las formalidades me gustaría poder empezar. Imagino que le habían informado sobre nosotros, ¿verdad?
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.