- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Lenteja
22/11/21, 08:31 pm
Viene de aquí
Le daba pena el animalito, pero no pudo evitar reírse con las tonterías que dijo Milo para luego sentirse culpable por hacerlo. El gato no se iba a curar con la hermosura de sus salvadores.
—Tío, más que sangre parece pus —dijo sin creerse lo de la pata. Cuando señaló el interior de sus orejas, no obstante, dudó. Vale, un gato rosa con sangre verde, no era lo más raro que habría en Rocavarancolia.
El irrense comentó el olor a verdín, lo cual le hizo mirar con todavía más curiosidad al animal. Le había llegado el olor hacía rato, cuando se había agachado para levantarlo, pero no lo había asociado al mismo. Se acercó el animalito apenas unos centímetros para inspirar, comprobado que efectivamente olía a césped recién cortado.
—¿Hola? —rió, con los ojos como platos—. ¿Es una planta o algo así? —bromeó, ladeando la cabeza para verlo mejor. Ignoraba que de hecho lo era.
Al igual que Milo pasó la mayor parte del camino mirando al felino, aunque fue más atento de su bienestar que de sus rarezas. Siempre había sido mucho más de perros que de gatos pero no tenía preferencias cerradas, menos aún cuando a Eitne le faltaba adoptar a las polillas de la despensa y él se desvivía por ser el próximo Chico Bestia. Después de chorrocientos libros de zoología el australiano apreciaba más a los bichos.
Ya en la Sede subieron a las habitaciones (concretamente a la del brujo, que no tenía medio armario tirado en el suelo) para poder soltarlo sin miedo. No es que fuera a irse muy lejos con la pata rota, pero no estresarle con más gente también era importante. Después de ponerlo sobre una toalla en la cama de su novio Rox no se contuvo la tentación y le acarició la cabecita. El gato miró a su alrededor con los ojos aún muy dilatados y les dedicó un minúsculo maullido de inseguridad.
—Yyyy… ¿ahora qué? —se quitó algunos pelos rosas que se le habían pegado al abrigo antes de abrírselo, pasando por alto que también tenía pegadas unas pocas hojas verdes más pequeñas que la uña de un meñique—. ¿Le echamos un hechizo de curación o…?
Le daba pena el animalito, pero no pudo evitar reírse con las tonterías que dijo Milo para luego sentirse culpable por hacerlo. El gato no se iba a curar con la hermosura de sus salvadores.
—Tío, más que sangre parece pus —dijo sin creerse lo de la pata. Cuando señaló el interior de sus orejas, no obstante, dudó. Vale, un gato rosa con sangre verde, no era lo más raro que habría en Rocavarancolia.
El irrense comentó el olor a verdín, lo cual le hizo mirar con todavía más curiosidad al animal. Le había llegado el olor hacía rato, cuando se había agachado para levantarlo, pero no lo había asociado al mismo. Se acercó el animalito apenas unos centímetros para inspirar, comprobado que efectivamente olía a césped recién cortado.
—¿Hola? —rió, con los ojos como platos—. ¿Es una planta o algo así? —bromeó, ladeando la cabeza para verlo mejor. Ignoraba que de hecho lo era.
Al igual que Milo pasó la mayor parte del camino mirando al felino, aunque fue más atento de su bienestar que de sus rarezas. Siempre había sido mucho más de perros que de gatos pero no tenía preferencias cerradas, menos aún cuando a Eitne le faltaba adoptar a las polillas de la despensa y él se desvivía por ser el próximo Chico Bestia. Después de chorrocientos libros de zoología el australiano apreciaba más a los bichos.
Ya en la Sede subieron a las habitaciones (concretamente a la del brujo, que no tenía medio armario tirado en el suelo) para poder soltarlo sin miedo. No es que fuera a irse muy lejos con la pata rota, pero no estresarle con más gente también era importante. Después de ponerlo sobre una toalla en la cama de su novio Rox no se contuvo la tentación y le acarició la cabecita. El gato miró a su alrededor con los ojos aún muy dilatados y les dedicó un minúsculo maullido de inseguridad.
—Yyyy… ¿ahora qué? —se quitó algunos pelos rosas que se le habían pegado al abrigo antes de abrírselo, pasando por alto que también tenía pegadas unas pocas hojas verdes más pequeñas que la uña de un meñique—. ¿Le echamos un hechizo de curación o…?
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Lenteja
26/11/21, 01:18 am
Al ver a Rox inclinarse para olisquear al gatete el irrense se echó hacia delante inconscientemente, como si él también quisiera hacerlo aunque no estuviera exactamente a una distancia adecuada, y cuando el rubio se sorprendió por el olor vegetal el norteño no pudo evitar que se le escapara una pequeña risa. No duró mucho, pues no quería alterar más al felino, y se limitó a sonreír cuando el otro lanzó una teoría a modo de broma.
—¿En la Tierra las plantas maúllan? —replicó con una mueca de circunstancias.
Debido a las prisas el trayecto se hizo bastante corto y en cuanto llegaron subieron directamente al cuarto del brujo. Milo tenía la habitación en orden, pues había hecho limpieza rutinaria el día anterior, pero aún así había algunas piezas de su último proyecto desperdigadas por su mesa de trabajo (engranajes de algo muy parecido al oro y placas de un metal blanquecino) junto a bocetos de un brazo irrense con un diseño muy estilizado.
—Hay una botella con agua junto a la cama, por si le apetece beber un poco más. —comentó mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba colgada del respaldo de una silla, acercándose por reflejo a la ventana para asegurarse de que estaba cerrada. Fuera hacía bastante frío.
Cuando el cambiante hizo la pregunta que les preocupaba a los dos el moreno no supo qué responder, pues la incertidumbre por lo que le podía pasar al pequeño si hacían algo mal le hacía dudar de su propio criterio. Quizás Rox supiera de anatomía felina por sus estudios, pero él no tenía ni idea.
—No se tu, pero yo no sé qué hechizo sería apropiado para... —empezó a contestar, enmudeciendo a media frase al recordar un folleto que había visto hacía unos días en la sala común de la Sede—. ¡Espera! —exclamó, empezando a revolver en los cajones del escritorio con algo de prisa. No tardó en dar con lo que buscaba, un trozo de papel con unas palabras escritas a modo de anuncio justo encima de una runa de comunicación—. ¿Y si le llamamos a él? —preguntó, acercándose a su novio para mostrarle lo que a todas luces era el flyer de un veterinario mágico.
—¿En la Tierra las plantas maúllan? —replicó con una mueca de circunstancias.
Debido a las prisas el trayecto se hizo bastante corto y en cuanto llegaron subieron directamente al cuarto del brujo. Milo tenía la habitación en orden, pues había hecho limpieza rutinaria el día anterior, pero aún así había algunas piezas de su último proyecto desperdigadas por su mesa de trabajo (engranajes de algo muy parecido al oro y placas de un metal blanquecino) junto a bocetos de un brazo irrense con un diseño muy estilizado.
—Hay una botella con agua junto a la cama, por si le apetece beber un poco más. —comentó mientras se quitaba la chaqueta y la dejaba colgada del respaldo de una silla, acercándose por reflejo a la ventana para asegurarse de que estaba cerrada. Fuera hacía bastante frío.
Cuando el cambiante hizo la pregunta que les preocupaba a los dos el moreno no supo qué responder, pues la incertidumbre por lo que le podía pasar al pequeño si hacían algo mal le hacía dudar de su propio criterio. Quizás Rox supiera de anatomía felina por sus estudios, pero él no tenía ni idea.
—No se tu, pero yo no sé qué hechizo sería apropiado para... —empezó a contestar, enmudeciendo a media frase al recordar un folleto que había visto hacía unos días en la sala común de la Sede—. ¡Espera! —exclamó, empezando a revolver en los cajones del escritorio con algo de prisa. No tardó en dar con lo que buscaba, un trozo de papel con unas palabras escritas a modo de anuncio justo encima de una runa de comunicación—. ¿Y si le llamamos a él? —preguntó, acercándose a su novio para mostrarle lo que a todas luces era el flyer de un veterinario mágico.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Personajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Lenteja
03/12/21, 12:24 am
El cambiante ya se había hecho a la idea de lanzarle un hechizo al gatito, el mismo que les curó los males durante la criba, pero el brujo se le adelantó con una optativa mejor. La magia murió en sus dedos a la vez que cogía el panfleto que Milo se había apresurado en enseñarle. Lo leyó por encima, lo justo para saber de que se trataba. Le cambió la cara igual que le cambia a una persona normal.
—Jooder, si casi va a parecer que vivimos en una ciudad de verdad —silbó con una sonrisa. Un veterinario iba a saber tratarlo mejor que ellos, que podían curarle una fractura a voleo o incluso amputarle una pata (al menos uno de ellos tenía experiencia en eso), pero no diagnosticarle nada. En su caso le preocupaba más la super legaña de sus ojos—. ¿Le damos?
Como buen hijo de su generación Rox miró la runa de comunicación de la misma forma en la que miraría el teléfono de una pizzería. Antes de darle tiempo a los agobios tontos la pulsó, colocando el flyer entre él y el irrense como si fuera un manos libres.
—¿Hola, eh- veterinario Edén? —con la otra mano cogió, inquieto y atraído cual urraca, una de las piezas brillantes de la mesa de su novio. Esperó respuesta afirmativa—. Hemos encontrado un... —miró la bolita rosa de la cama, luego a Milo—. Creemos que es un gato. Tiene la pata rota y un ojo enfermo.
Por supuesto dejaría que Milo diese todo detalle que le pareciera. Ante la duda el hombre les dijo que fueran a su casa, cosa que en un principio no convenció al australiano, aunque los motivos eran lo bastante lógicos como para rebatirlos. Yendo ellos tendría todo lo necesario consigo, fuese la criatura que fuese y tuviera lo que tuviese. También les dijo como levitar al animal y algunas indicaciones para llegar más específicas que las del panfleto, lo que le dio mejores vibras.
—Pues… de vuelta a Siberia —dijo mientras se reajustaba el abrigo, dejando la pieza de vuelta en su sitio—. ¿Quieres llevarlo tú? —preguntó al irrense antes de lanzarle un hechizo de levitación al minino. Apenas lo hizo flotar unos centímetros por encima de la cama, lo cual bastó para sacarle un maullido y varios movimientos de cabeza asombrados. Rox no pudo evitar una risa culpable al verlo. La idea era llevarlo flotando cerca de su cuerpo por si se asustaba de la falsa sensación de caída, casi como si lo llevaran en brazos.
—Jooder, si casi va a parecer que vivimos en una ciudad de verdad —silbó con una sonrisa. Un veterinario iba a saber tratarlo mejor que ellos, que podían curarle una fractura a voleo o incluso amputarle una pata (al menos uno de ellos tenía experiencia en eso), pero no diagnosticarle nada. En su caso le preocupaba más la super legaña de sus ojos—. ¿Le damos?
Como buen hijo de su generación Rox miró la runa de comunicación de la misma forma en la que miraría el teléfono de una pizzería. Antes de darle tiempo a los agobios tontos la pulsó, colocando el flyer entre él y el irrense como si fuera un manos libres.
—¿Hola, eh- veterinario Edén? —con la otra mano cogió, inquieto y atraído cual urraca, una de las piezas brillantes de la mesa de su novio. Esperó respuesta afirmativa—. Hemos encontrado un... —miró la bolita rosa de la cama, luego a Milo—. Creemos que es un gato. Tiene la pata rota y un ojo enfermo.
Por supuesto dejaría que Milo diese todo detalle que le pareciera. Ante la duda el hombre les dijo que fueran a su casa, cosa que en un principio no convenció al australiano, aunque los motivos eran lo bastante lógicos como para rebatirlos. Yendo ellos tendría todo lo necesario consigo, fuese la criatura que fuese y tuviera lo que tuviese. También les dijo como levitar al animal y algunas indicaciones para llegar más específicas que las del panfleto, lo que le dio mejores vibras.
—Pues… de vuelta a Siberia —dijo mientras se reajustaba el abrigo, dejando la pieza de vuelta en su sitio—. ¿Quieres llevarlo tú? —preguntó al irrense antes de lanzarle un hechizo de levitación al minino. Apenas lo hizo flotar unos centímetros por encima de la cama, lo cual bastó para sacarle un maullido y varios movimientos de cabeza asombrados. Rox no pudo evitar una risa culpable al verlo. La idea era llevarlo flotando cerca de su cuerpo por si se asustaba de la falsa sensación de caída, casi como si lo llevaran en brazos.
- ♪♫♬:
- Red
Ficha de cosechado
Nombre: Doe
Especie: Ninguna conocida
Habilidades: No tienePersonajes :
● Vacuum: Hado infernal originario de la Tierra.
● Saren: Selkie roc idrino.
● Keiriarei: Kitsune de nueve colas ulterana.
● Sekk: Berserker ulterano.
● Remilo: Brujo del cobre irrense.
● Qwara Khumalo: Ifrit sudafricana.
Re: Lenteja
02/04/23, 01:33 pm
Milo asintió ante la pregunta de Rox, rebuyéndose momentáneamente en el sitio mientras esperaban a que el veterinario respondiese a la llamada. En cuanto la voz del atlante les llegó desde la runa de comunicación su nerviosismo pasó a un segundo plano, sin embargo, y tras el resumen inicial del cambiante el brujo aportó unos pocos datos más.
—Debe de tener una parte vegetal, así que suponemos que alguien lo ha creado empleando la magia —señaló tras aclararle que su sangre parecía clorofila y que olía a césped recién cortado—. Y es bastante joven…
Eso último lo dijo echando un vistazo de nuevo al pequeño animalillo mientras su novio jugueteaba con una de las piezas del último brazo mecánico que habían encargado en la clínica de Krono. El felino aún parecía asustado, pero a pesar de todo les miraba con ojos llenos de esperanzas y legañas.
—¿Deberíamos ponerle un nombre? —le preguntó al australiano tras finalizar la llamada, sonriendo con timidez ante la idea que se sobreentendía de sus palabras mientras se ponía de nuevo el abrigo. Era demasiado adorable para no querer acogerlo.
El irrense aceptó la responsabilidad de cargarlo de camino a casa de Edén y rodeó con su brazo izquierdo a la bolita de pelo que Rox ya había hecho flotar, acercándosela suavemente al pecho para que no acusara el frío que hacía en la calle.
—¿Por dónde queda Siberia? —le preguntó cuando salieron del edificio, tomándole de la mano con la diestra mientras el gatete escondía la cabeza en su chaqueta. Cuando el humano mencionaba cosas de la Tierra con sus frases hechas el irrense era incapaz de no preguntar al respecto.
—Debe de tener una parte vegetal, así que suponemos que alguien lo ha creado empleando la magia —señaló tras aclararle que su sangre parecía clorofila y que olía a césped recién cortado—. Y es bastante joven…
Eso último lo dijo echando un vistazo de nuevo al pequeño animalillo mientras su novio jugueteaba con una de las piezas del último brazo mecánico que habían encargado en la clínica de Krono. El felino aún parecía asustado, pero a pesar de todo les miraba con ojos llenos de esperanzas y legañas.
—¿Deberíamos ponerle un nombre? —le preguntó al australiano tras finalizar la llamada, sonriendo con timidez ante la idea que se sobreentendía de sus palabras mientras se ponía de nuevo el abrigo. Era demasiado adorable para no querer acogerlo.
El irrense aceptó la responsabilidad de cargarlo de camino a casa de Edén y rodeó con su brazo izquierdo a la bolita de pelo que Rox ya había hecho flotar, acercándosela suavemente al pecho para que no acusara el frío que hacía en la calle.
—¿Por dónde queda Siberia? —le preguntó cuando salieron del edificio, tomándole de la mano con la diestra mientras el gatete escondía la cabeza en su chaqueta. Cuando el humano mencionaba cosas de la Tierra con sus frases hechas el irrense era incapaz de no preguntar al respecto.
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