Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Alec terminó ligeramente frustrado por los infructuosos intentos de ligue por su parte. Finalmente el frivy le dijo que tenía algo con alguien de su torreón y el escocés reculó en sus intentos. Una verdadera pena que aquello no pudiera ser, habría sido divertido después de tantos meses.

Despidió a los chicos y después volvió a centrarse en la gente de su propio torreón. No podía alegrarse más de que todos siguieran a salvo.

Los días pasaron trayendo consigo cambios en la ciudad, estrellas en el cielo, plantas más verdes, cambios de temperatura drásticos a más no poder... Pero bueno, en una ciudad mágica no se podía esperar otra cosa. Además el libro de historia anunciaba aquel descontrol antes de la Luna.

Otro cambio significativo fue la pérdida de magia por parte de algunas de sus compañeras y la ganancia de ella por otros. Aunque por supuesto Alec no fue uno de los que la ganaron.

Siguió entrenando como siempre, cocinando, y pasando ratos a solas en la azotea. No podía decir que entendiera como se sentía Kradko por la pérdida de magia pero sí la frustración de no tenerla.

Aquella mañana gélida se sentía como en casa cuando era invierno. Se levantó, se vistió y bajó a desayunar. Recibió la propuesta de volver al palacete con buen humor.

-Yo me siento vivo con el frío pero agradezco un baño caliente de vez en cuando - comentó riendo al alemán. Después soltó una carcajada enorme por la ocurrencia del ruso.- Yo creo que esa bufanda ya no estará ahí, debe de haberse desintegrado por la cantidad de roña que tenía encima.

Riendo todavía bajó a prepararse para la salida cogiendo su martillo y un par de cuchillos para arreglarse el pelo y la barba. Planeaba dejarle a Kolja las tijeras primero.

Sigue en Luna Alta.

Kradko no intentó en ningún momento detener a Alyssa. Aunque no le viera mucha utilidad, aunque probablemente fuera una barbaridad, en parte hasta la entendía. De hecho, le apetecía hasta unirse a ella. Si no lo hizo es porque, una vez empezara, estaba segura de que no iba a poder recuperar el control. Y aquel no era el momento para dejarse llevar. No aún.

Cuando paró de golpear el cadáver le repitió lo que había deducido y juntas volvieron al torreón. No pudo evitar, por eso, arrojar una piedra al cadáver machacado primero. En otros momentos se hubiera sentido orgullosa de un lanzamiento veloz y limpio. Aunque no fue ni de lejos comparable a-

Si el primer viaje fue silencioso, en este casi parecía que por pura casualidad estuvieran tomado la misma ruta. Simplemente enfilaron en dirección al torreón y, aunque se mantuvo cerca de Alyssa, no estaba tan cerca como para tocarse. No es que tuviera problema con ello ella misma, simplemente no le parecía adecuado.

Para cuando llegaron al torreón le quedó bien claro que nadie se encontraba allí. Aquello la inquietó, no se le ocurría otro sitio al que pudieran haber ido. No le venía a la cabeza ningún otro lugar en el que se pudieran estar seguros después de lo que les había ocurrido. Para tardar lo mínimo, consideró durante unos instantes saltar el foso y escalar el muro, pero teniendo en cuenta lo agotada que estaba y los sustos que le habían dado últimamente las alas se decidió por otro curso de acción.

—Alyssa —se dirigió a ella para pedirle el favor—. ¿Puedes ayudarme a levitar hasta el torreón? Así puedo escalar el muro y abrir.

Alyssa hizo todo el viaje de vuelta en piloto automático, sin apenas ser consciente de lo que la rodeaba mientras los edificios y calles que iban pasando no eran más que borrones que serían olvidados a los pocos minutos, recordando lo justo para orientarse de vuelta al torreón. Tras lo que había pasado ya no sólo se había quedado exhausta físicamente, sino emocionalmente también. Ni siquiera le quedaban fuerzas para estar mal.

Llegaron al torreón y… no había nadie. En otra ocasión se habría preguntado por qué no habían vuelto. Habría pensado que, si Setenta y Siete estaba muerto, habrían iniciado el camino de vuelta y llegado antes que ellos. También le habría preocupado que no estuvieran porque habían ido a buscarlas a ellas… y luego aparecería el miedo de que pudiera pasarle algo al grupo por su culpa.
¿Pero ahora? Nada. Las cosas simplemente ocurrían e iba actuando de acuerdo a la necesidad más inmediata, que ahora era cruzar el foso.
Asintió en silencio a la petición de Kradko, sin ganas de hablar y probáblemente afónica de tanto llorar antes. Los movimientos y gestos le vinieron automáticos, en lo que probablemente fue el mejor hechizo que había conjurado jamás, pero de nuevo ni se enorgulleció de un hechizo tan limpio ni se percató de que estaba levitando a alguien cuando ese mismo día apenas había podido con una lanza. Las cosas, simplemente, ocurrían.

Una vez dentro sus preocupaciones pasarían a ser cerrar el puente de nuevo y colocarse en algún lugar desde donde pudiera ver al resto llegar para levantar el puente.

Si llegaban.

Aceptó de buen grado la compañía del daeliciano, quien además de encontrarse en mejor condición física que ella, era uno de los pocos que no había picado el anzuelo cual merluzo y tenerle cerca a él en particular en ese momento no le resultaría incómodo.

Echaron un vistazo en el barrio del Palacete, pero sin detenerse demasiado y principalmente volviendo sobre sus pasos. Al llegar al lugar donde había ocurrido todo, Lethe vio de lejos movimiento entre los escombros y pidió a Luci que se detuviese.
—Han tardado poco los carroñeros. Mejor que demos un pequeño rodeo y vayamos ya directos al torreón.

Eso hicieron, en una caminata durante la cual la enderth se obligó a mantenerse alerta pese al cansancio, que para ser justos no estaba yendo precisamente a peor. Por suerte no sucedió nada, como si el cosmos hubiese decidido que ya había sido suficiente por un día, y pronto se encontraron llamando a voces a Kradko y Alyssa. La enderth no sabía rezar ni entendía las creencias místicas de sus compañeros, pero en ese momento estaba haciendo algo muy parecido.

A pesar de que sus argumentos para irse le parecían razonables, Luci no pudo evitar sentirse culpable por dejar al grupo. Seguía a Lethe, daga en mano, intentando que la preocupación no lo distrajese. Debía estar alerta, por mucho que 77 estuviese muerto seguían estando en la misma ciudad horrible.

El corazón le dio un salto cuando oyó el bullicio de los carroñeros dando cuenta del cadáver del lagarto. No puso pegas a la idea de la enderth, prefería evitar a toda costa ver semejante espectáculo. No hubo señales ni de Kradko ni de Alyssa y Luci comenzaba a agobiarse. El cansancio tampoco ayudaba; sentía calambres en las piernas y le dolía todo. Cuando alcanzaron el torreón llamaron a gritos a sus amigas. Ninguno tenía magia para levitar por encima del muro, tan solo podían esperar una respuesta.

<< Por favor, que estén. Por favor… >>

Kradko no quería estar sola, no otra vez en ese día. Por tanto, se acercó a donde estaba Alyssa y se quedó con ella. Esta parecía haber escogido un punto desde el que podía ver quién venía, lo cual le parecía perfecto a ella misma. Pensó que igual la humana no querría, que sería mejor no hablar ni entraría en contacto con ella. Pero, si se le acercaba de cualquier modo, lo agradecería. En aquel momento, tenía mucho frío.

En cuanto finalmente vieron a alguien llegar, se apresuró a confirmarles que ambas se encontraban en el torreón. En cuanto lo hizo, fue hasta la puerta y ayudó a bajar el puente.

En cuanto pudo, salió corriendo por la puerta. No eran todos, pero eran las primeras buenas noticias que tenía del resto. No era capaz de preguntarles, no podía ni hablar. Simplemente corrió y abrazó a quien fuera que se cruzara en su camino primero. Estaba temblando.

Alyssa no buscaba compañía, pero la necesitaba. Se dio cuenta cuando Kradko se quedó con ella allí arriba y aunque no dijo nada, era algo que agradecía.

La griega no era consciente de cuánto tiempo había pasado, pero en algún momento detectaron movimiento fuera del torreón. Movimiento que, para el alivio de las dos chicas, parecía venir de sus compañeros de torreón, que habían vuelto.
Kradko habló por las dos, de nuevo algo que agradecerle a la clinger porque la humana seguía sin fuerzas para hablar, aunque tendría que encontrarlas pronto. Bajaron juntas el puente levadizo y bajaron también juntas a recibir al grupo, aunque Alyssa no cogió velocidad como había hecho su compañera y llegó segundos más tarde, quedándose un poco apartada mientras veía los abrazos, y buscando con la mirada si estaban todos.
Ahora que había tenido tiempo para procesar las cosas las preocupaciones empezaban a volver.

Esperaba con todas sus fuerzas que el resto estuvieran ilesos pero… ¿Y si no era el caso?

Su petición fue escuchada y el sonido de la cadena del puente bajándose le hizo emitir un suspiro audible de alivio y asentir hacia Luci como queriendo confirmar que no estaba delirando y que de verdad sus compañeras les iban a recibir en breves instantes. Una vez el puente era transitable echó a andar de inmediato, a paso apresurado, pero antes de que pudiesen avanzar apenas vio una familiar figura que salió despedida de la puerta en dirección a ellos. La enderth también empezó a caminar más rápido para acelerar el encuentro y recibió a la clinger en sus brazos, agachándose un poco para ponerse a su altura.
—Por todos los lucios, menos mal… —decía mientras examinaba a la pequeña para asegurarse de que se encontraba ilesa.

Kradko temblaba, por lo que la enderth decidió cogerla de la mano después de deshacer el abrazo y una vez de nuevo en pie pudo ver a Alyssa que también llegaba para recibirles. Ninguna de las dos dijo nada, pero podía ver que la humana también estaba entera.
—El resto están en el Palacete, pero están… vivos. Hay heridos, los están atendiendo.
Le hubiese gustado decir que estaban bien, pero sería una absoluta mentira. Tampoco quería mencionar nada de la discusión de besugos que había provocado que solo Luci y ella hubiesen llegado en ese momento.

>>El lagarto psicópata está siendo devorado por carroñeros ahora mismo. No nos volverá a molestar más.

Sonrió como un crío cuando oyó rechinar la cadena del puente levadizo, y su sonrisa se ensanchó aún más al ver a Kradko atravesar el portón a la carrera.

-¡Estás bien! -chilló.

Abrazó a la niña bicho cuando Lethe aún la tenía en los brazos. Estaba viva e ilesa. No solo ella, Alyssa también salió a recibirlas y Luci le dio un fuerte abrazo.

-¡Gracias al Demiurgo estáis las dos bien! -dijo entre sollozos. Sentía un gran alivio, no había sitio para ninguna otra emoción. Asintió con fuerza a las palabras de Lethe, aún sonriendo como un tonto -Sí, está bien muerto. Los demás vienen de camino, nosotros nos adelantamos para buscaros -les explicó. No vio razón para mencionar nada más, ni tenía fuerzas para dar muchas explicaciones.

Entraron al torreón, ya que no sabían cuándo tardarían los demás en llegar, pero dejaron el puente bajado. Luci tenía unas ganas horribles de echarse en el sillón más cercano y no moverse en varios días pero necesitaban reponer energías y eso significaba comida. Después de una experiencia así el daeliciano no creía ser capaz de conformarse con un poco de queso y pan mohoso. Se lavó con agua fría del pozo, ya que estaba seguro de que si se preparaba un baño caliente se quedaría dormido en la tina, y se quitó el jersey ensangrentado. Empezó a preparar unas gachas de arroz para todo el mundo. Tenía la intención de usar todo el azúcar disponible y extra de miel en su caso. Necesitaba algo dulce para borrar todo el horror y la amargura del día.

Antes que nada Adam quiso ayudar. En ese momento quiso estar solo pero Chromsa lo necesitaba para andar, devolviéndole el bastón que le pidió. Estaba deseando llegar, llegar de una buena vez al torreón y que se acabase todo, rezando por Alyssa y Kradko para que estuviesen sanas y salvas estén donde estén. En el camino no dijo nada, limitándose a olvidar el cadáver de la niña, quería borrar la imagen del cráneo de Qirra hecho pedazos.

Adam se vio culpable por todo. No creyó que todo ocurriese tan rápido, solo quería pasar un momento agradable con sus amigos en el palacete pero se llevaron todo lo contrario. El ruso pensó en su egoísmo por querer un baño caliente cuando estaban luchando por sobrevivir, por atacar a sus compañeros por unas dudas y unos miedos que no se acoplaban a lo que tuvieron que vivir los que lucharon por su vida y salvar la de los demás. No le salían ni las lágrimas, andando mecánicamente y encogido hasta el cansancio, y prefiriendo estar solo pero pensar en apartarse del ochrorio lo hizo sentir aun peor, reconsiderando su egoísmo de nuevo por haber pensado en dejar a una persona que ni medio paso podía dar del esfuerzo que dedicó a curar a los que pudo.

Chromsa se apoyó en su brazo por completo, dejando caer su cabeza en él. Lo permitió pese a su agobio constante y necesidad de espacio. Su pareja le agradeció con susurros. Eso y su “te quiero” despertaron a Adam de su crisis. El ruso no veía motivo alguno para que se le agradeciese por nada pero aun así el ochrorio lo hizo. Una pequeña sonrisa fue la primera respuesta de Adam, Chromsa logró mejorar su ánimo.

—Muchísimas gracias Chromsa —susurró de vuelta dándole su mano sobrante, entrelzándola a la del brazo apoyado. Chromsa le otorgó fuerzas para no derrumbarse y valoró aun más su relación con él.

El ruso estaba agotado mentalmente. Avistando el torreón a lo lejos se alivió y estaba deseando descansar y disculparse en condiciones. Una vez abrieron el torreón Adam lloró, lloró de alegría desconsoladamente. Alyssa y Kradko estaban bien además de Lethe y Luci. Estaba muy preocupado por la griega, la consideraba cercana a él al igual que la niña insecto con la que tocaba el tambor.

—Que alivio… que las dos estéis bien —balbuceó entre lloros una vez dentro. Aun no quería decir que lo sentía por lo que soltó en el palacete, pensando que sería mejor cuando todos, incluido él mismo, estuviesen más calmados.

La mirada que le dedicó a Kolja fue lamentable. Con ganas de vomitar y apoyada en la pared solo tuvo fuerzas para asentir una vez. Su voz arrancó poco después.

—Por favor... —masculló.

Sus piernas estaban bien, pero entre las náuseas, lo débil que estaba y la sensación inminente al desmayo necesitaría apoyarse en alguien, hacer pausas para respirar y no quedarse sola. Al final fue Amira quien la ayudó en el camino, a la que pidió expresamente mantenerse apartadas de Qirra. Con un solo brazo útil tuvo que alternar entre la francesa y sujetarse el brazo muerto, pues aún curado molestaba. Para colmo la droga se estaba diluyendo, cosa que dentro de su ignorancia notó en un aumento del miedo y la consciencia de su propio estado. Puede que ya no estuviese Setenta y siete, pero visto en perspectiva cualquier cosa era una potencial amenaza para las patéticas circunstancias en las que estaban.

La visión del torreón le profirió un largo suspiro de alivio. No fue rápido, pero llegaron sin mayor percance, que era lo importante. Kahlo seguía con la impresión de que Kradko y Alyssa estaban bien, así que comprobarlo no le supuso ninguna sorpresa; al verlas solo les sonrió ligeramente, más ocupada en sentarse para no desfallecer ahí mismo. El sueño era superior a sus fuerzas. Aún sabiendo que tendría que abrirlos pronto por el olor a comida, tan apetecible como vomitivo, cerró los ojos. Tenía que recuperar la sangre perdida de alguna forma, el agujero en su estómago y los temblores de su cuerpo se lo venían recordando todo el trayecto, en contraposición al cerrado nudo en su garganta y la incapacidad de tragar nada.

La pequeña insecto agradeció mucho los abrazos y que Lethe permaneciera en contacto con ella luego. Lo necesitaba.

—¿He-heridos? ¿Cómo? —preguntó claramente atemorizada.

Quería saber qué les había pasado, era mejor que simplemente encontrarse con ello luego. Cuando supo lo que les había pasado, le fallaron las piernas. No podía más. Se sentó en el suelo y se hizo un ovillo.

—No. No, no no nonono… Lo siento —No podía dejar de susurrar estas palabras, aunque no siempre en el mismo orden. No podía dejar de pensar que era, en parte, culpa suya por haberlos abandonado.

En lo que tardó el resto en llegar le dio tiempo a calmarse un poco. Pudo, de hecho, levantarse y ayudar un poco a Luci en la cocina.

En cuanto oyó que llegaban se acercó a la puerta tanto para abrirles como para ayudarles en todo lo que pudieran necesitar. No descuidó tampoco para nada a quien quisiera un abrazo, ella misma necesitaba un poco de ese contacto. A pesar de estar sobre aviso, le afectó terriblemente ver el estado de algunos de ellos. Una cosa era que te lo contaran, otra muy distinta era ver de pronto a gente que conoces bien con un ojo menos o un brazo destrozado. La clínger tuvo que respirar profundamente varias veces para centrarse en lo que necesitaran por encima de dejarse llevar otra vez. Ya había tenido tiempo para lamentarse.

Lo que no se esperaba para nada es que llevaran también el cadáver de Qirra. De haber sido físicamente capaz, Kradko se hubiera puesto pálida al ver que la traían con ellos. Tampoco entendía muy bien por qué, le parecía irrazonable. En cuanto se recuperó de la impresión, se limitó a apartar la mirada, centrarse en buscar algo para tapar a Kahlo y atender a quien lo necesitara. Tenía la espina clavada de no ser capaz de curarles de forma más directa, pero se iba a hacer valer en la medida de lo posible.

Uno de los motivos por los que Alyssa había mantenido las distancias era porque no era capaz de mirar a nadie a la cara. ¿Cómo podía? Después de todo había salido huyendo y los había abandonado a su suerte a todos. No esperaba que estuvieran felices de verla, como dejó claro Adam, y mucho menos se esperó el abrazo de Luci, que dejó a la humana completamente sorprendida y descolocada. Miró a los dos sin saber muy bien cómo reaccionar o qué decir. Estaba preparada para empezar a disculparse con todo el mundo, y ahora…
–Yo…
Por supuesto las malas noticias se acabaron enseguida. ¿Qué otra cosa se podía esperar? Mientras estaba intentando decir algo habían ido llegando los demás. A alyssa, aunque distraída, no había pasado por alto lo que había dicho Lethe de que había heridos, pero oírlo y verlo seguían siendo cosas muy distintas para la griega.

–Yo… Lo siento, de verdad –Consiguió pronunciar al final, incapaz de mirar a nadie a la cara.
>>De haberme quedado, tal vez…

Tal vez podría haber hecho algo con su magia, era lo que pensaba, pero justo volvió a ver el cadáver de quirra. Un frío recordatorio de que su magia había servido de poco para salvarla.

¿Qué se suponía que tenía que haber hecho? Obviamente lo que hizo no. Pero por mucho que lo pensaba no se le ocurría una solución en la que no muriera nadie.
Entonces un pensamiento oscuro se pasó por su mente: ¿Quería encontrar la solución? Encontrarla solo serviría para demostrar lo que había hecho mal y confirmar que era culpable de la muerte… y los heridos.
Por otro lado: no encontrar una solución la salvaba de eso, pero entonces…¿Estaba bien que la muerte de quirra fuera inevitable porque así se salvaba ella de las culpas? ¿De la responsabilidad?

Lo único que era capaz de sacar en claro era que lo había hecho mal, no el cómo.
Y tampoco estaba segura de que ese “cómo” importara.

Lethe suspiró con agotamiento: más disculpas. Realmente no podía culparles; ni a ellas ni a Adam cuando en su interior bullían las mismas sensaciones. En realidad el saber que otros se sentían igual disminuía su propia culpabilidad: estaba claro que si todos se sentían responsables es que no podía ser realmente su culpa. La enderth lo sabía desde el principio, pero por alguna razón desde hacía un tiempo había empezado a sentirse responsable del bienestar del grupo. No entendía por qué cuando sabía perfectamente que no lo era y que no había tomado ninguna decisión irresponsable para el bienestar de nadie. Simplemente… ocurrió.

—Nada de “lo sientos” —dijo mientras accedían al interior del torreón—. Vamos a centrarnos en hacer todo lo posible por los heridos.

Luci comenzó a preparar algo de comer, que era lo que ella misma tenía en mente también. Se encontraba considerablemente mejor que antes, no solo porque empezaba a recuperarse del agotamiento mágico si no por el tremendo alivio de haber encontrado a Kradko y Alyssa. Decidió preparar algo de pescado para quien quisiese comer algo menos ligero que lo que preparaba Luci: a ella desde luego se le estaba empezando a abrir el apetito con el olor del pescado haciéndose.

Llegó entonces el resto por fin, sin mayores percances. Lethe les recibió solo con un vistazo para cerciorarse del hecho, sin decir nada mientras colocaba comida en la mesa. Sus ojos se posaron el cadáver de Qirra. Tuvo que reprimir un gesto de frustración: no quería reproducir la situación del Palacete aunque estaba totalmente convencida de que en eso tenía toda la razón. Si Kolja no lo hacía de inmediato le diría que lo llevase al patio.

Para tratar de alejar el dolor de su mente Alec intentaba pensar en una buena forma de disculparse con el resto por lo que había dicho en el palacete. Pero esas disculpas solo serían pertinentes si todos estaban bien.

Su alegría fue inmensa cuando entró cojeando en el torreón y vio a Alyssa y Kradko. Estrechó con un brazo a la última y la dirigió una sonrisa a la griega.

-Dios, como me alegro de que estéis bien las dos - dijo olvidando por primera vez el dolor, la felicidad por verlas a salvo era superior a cualquier clase de dolor. Se acercó al sofá y se dejó caer en él dejando a un lado la muleta improvisada.- ¿Podéis darme un vaso de agua por favor? Me mu... tengo sed - se corrigió rápido, no creía que mencionar la muerte fuese algo bueno.

La clinger corrió a llevarle un vaso y el escocés le dio las gracias.

-¿Os encontrasteis por el camino? - preguntó después de beber el vaso de un trago y reposando la cabeza contra el mullido mueble. Ahora que se sabía a salvo en el interior del edificio empezaba a entrarle el sueño.

Chromsa no sabía cuanto tardaron en regresar al torreón. El cansancio le hizo perder la noción del tiempo y, para cuando quiso darse cuenta, estaban a las puertas del refugio. El silencio y los pasos era lo único que podía recordar del camino de vuelta, además del contacto con el brazo de Adam.

Al ver a Kradko y Alyssa se alivió. Estaban bien, y tanto Luci como Lethe habían llegado a salvo. Se esforzó en sacar una sonrisa y decir: -Gra...Gracias a la Acromía que... estáis bien.- De haber podido habría salido corriendo a abrazarlas, pero con todo el cansancio acumulado no quería hacer demasiado esfuerzo. Agradeció que Kradko se acercara a dar abrazos y la recibió con un brazo soltando por un momento al ruso.

No tardaron en pasar al interior. Estaban en casa, a salvo, pero el ochrorio no conseguía estar tranquilo. Mientras seguía caminando hacia una de las sillas de la mesa, donde Lethe estaba dejando varios platos, miró a la figura que hizo meses atrás. No tenía ni idea de qué iban a hacer con el cuerpo de Qirra (al fin y al cabo si se la habían llevado hasta allí era para despedirla dignamente), pero al menos aquella lagarta de madera en miniatura sería la única imagen que les quedaría de ella. Tenía la esperanza de que volverían a encontrarla en su siguiente reencarnación, pero seguía siendo triste pensar que ya no estaría allí.

Se sentó (no sin antes agradecerle a Adam su apoyo durante todo el viaje) y se acercó uno de los platos sin fijarse mucho en qué había escogido, si pescado o gachas. De quedar platos suficientes, acabaría comiendo ambas opciones. Iba a pasar un tiempo hasta que su magia se recuperara lo suficiente para que se mejorase, pero el ochrorio esperaba que con el estómago lleno podría acelerarse un poco. De momento, Chromsa se limitó a comer y escuchar al resto hablar mientras recuperaba fuerzas. Cuando se encontrara un poco mejor podría unirse a la conversación.

Kolja se quedó un poco descompuesto ante la respuesta de Kahlo. No esperaba que estuviese tan mal como para aceptar, no es que la última vez le hubiese hecho mucha gracia...

-Claro, voy a coger a Qirra y nos vamos- respondió.

Al parecer no pudo haber dicho algo peor, ya que Kahlo se fue rápidamente con Amira mientras el cogía el cuerpo de la dragoncilla.

En el viaje de vuelta estuvo bastante ausente, solo se fijó en el hecho de que el cadáver de 77 ya no estaba donde lo dejaron. Carroñeros seguramente, era imposible que se hubiese levantado por su propio pie y se hubiese ido. Por supuesto Adam y Chromsa iban juntos. La verdad, no sabía que pensar de ello en aquel momento, por un lado estaba bastante cabreado con su pupilo y por otro se sentía dejado de lado. Bueno, no era el momento para pensar en ello, la verdad es que prácticamente le había lanzado a ello, no tenía derecho a molestarse.

Cuando llegaron al torreón se encontraron con que, a parte de Luci y Lethe, Alyssa y Kradko ya estaban allí, sanas y salvas.

-Me alegro de que estéis bien- comentó de pasada mientras iba camino a al patio para dejar allí a Qirra. Tras dejarla en el suelo le acarició el lomo a la inerte dragoncilla. "Te prometo que en cuanto nos encontremos mejor nos ocuparemos de encontrar un buen lugar para tu descanso eterno" pensó mientras la acariciaba. Sacó algo de agua del foso y se lavó las manos y la cara antes de volver a entrar. Una vez allí se sirvió algo del pescado y comenzó a comer en silencio.