Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Kradko salió al fin de debajo de las sábanas.

—¡Lethe! —gritó mientras salía corriendo hacia ella. Estaba claramente alterada.

Se abrazó a la enderth mientras temblaba de forma incontrolable. Emitió una serie de quejidos lastimeros, lo que para un clinger era el equivalente a llorar.

—¡N-no sé qué ha pasadooo! —Estaba tan alterada que le costaba hablar—.P-parecía una pesadilla… Peeero… Pero era como si estuviera despierta y estaba Kahlo pero era muy extraña… ¡Y yo no podía moverme!

Viendo que la mayoría estaban listos para salir, aprovechó para comer un poco de fruta e ir a por sus cosas. En el escudo se podían apreciar todavía más magulladuras del entrenamiento, sin perder nada de su solidez aun con esas marcas. Comprobó la espada, reluciente de haberla usado muy poco y del excesivo pero necesario cuidado que Kolja, y a veces el ruso, le daban. Acomodándose todo el equipamiento avisó a todos de que estaba ya preparado para ir a por los víveres que necesitaban.

Sin embargo, unos horribles gritos de Kradko hicieron que el corazón de Adam diese un vuelco, asustado por la pequeña insectoide.

—¿Vas tú Lethe?

Quiso ir, pero pensó que la mujer pájaro quizás sería de mayor utilidad para ver lo que le pasaba a Kradko. Afortunadamente solo fue un susto, producto de otra pesadilla. Suspiró al imaginar si su sueño podría haber sido del mismo calibre o incluso peor que el que tuvo él hace ya tiempo. Todavía se le atragantaba esa imagen de su amigo, que en un principio era el ochrorio, muriendo de una forma tan horrible. Una fugaz mirada se dirigió a Chromsa. <<Te protegeré, eres demasiado bueno para que te pase algo>>. Esbozó una ligera sonrisa, producto de los cálidos sentimientos que el ochrorio hacía crecer en su interior. No se percató de que un ligero rubor comenzaba a crecer en sus mejillas, así como unas agradables cosquillas en su abdomen, realmente le caía bien.

—Cuida de ella por favor, debe haber pasado un mal rato —pidió a la mujer pájaro antes de que se fuesen.

Últimamente habían perdido las oportunidades de abordar las bañeras, lo que les había obligado a planear una salida a los pozos para recoger las cestas allí. Ya les había pasado un par de veces en los últimos meses y no habían vuelto a encontrar ningún peligro, por lo que no estaba demasiado preocupado. Además, desde que habían traducido el hechizo de levitación podían recuperar mucha de la comida que caía en los diferentes pozos.

Para la salida, y ya que tendría que cargar con algunas de las cestas, Kolja solo se puso una armadura ligera, una cota de malla y algunos refuerzos de cuero. En cuanto a armas, cogió el arco que casi siempre llevaba y un par de hachas cortas, que se colocó a la espalda, donde comenzaba la columna vertebral, en una funda doble muy practica.

Kolja estaba subiendo por las escaleras, con el equipamiento que iba a llevar ya puesto, cuando oyó el grito de la niña bicho llamando a la gatita. Alcanzó a ver como la pájaro subía disparada por las escaleras para ver que ocurría. Cuando volvió a bajar les dijo que Kradko había tenido uno de aquellos sueños extraños y que ella se quedaría con ella mientras el resto salía. Sin más dilación, Kolja, que ya había bajado el puente, salió por la puerta, por una vez a la cabeza del grupo.

Luci se quedó paralizado al oir el grito de Kradko. Esperó, con el oído atento, hasta que unos pasos por las escaleras le hicieron reaccionar. Salió de su cuarto hacia el dormitorio comunal en el que Lethe ya estaba consolando a la clinger. Se quedó en la puerta unos segundos, sin saber qué hacer. Parecía que los sueños extraños volvían a atacarles.

-¿Estás bien, Kradko? ¿Quieres que te suba algo de agua? -ofreció, por fin, acercándose a la cama de la clinger.

El contacto y la voz de Lethe lograron que se tranquilizara lo suficiente como para empezar a racionalizar la situación. Si, recordaba que a ella le había pasado y que al final no fue más allá que eso. Aunque acabara de despertar, se sentía cansada y débil. Se despegó un poco de la enderth y vio a Luci acercándose.

—Sí, creo que un poco de agua me vendrá bien —respondió a su oferta—. Pero… creo que prefiero tomármelo abajo.

Por los ruidos del puente, supuso que algunos estarían saliendo. Aquello la tranquilizó un poco más. Necesitaba compañía, pero no le apetecía verse rodeada de gente. Salió de la habitación y, al llegar abajo, dio un saltito para sentarse en la primera silla que encontró. No sabía si le apetecía hablar con alguien o simplemente quedarse quieta hasta que espabilara.

Luci asintió y acompañó a Kradko al piso inferior mientras Lethe iba a hacer algo. Los demás ya habían salido, así que la cocina estab tranquila y en silencio. Luci le sirvió un vaso de agua fresca a la clinger y se sentó frente a ella. No quería presionarla a preguntas, pero estaba algo preocupado.

-Puedo hacerte desayuno si quieres -le ofreció -¡Incluso puedo hacerte tortitas!

Lethe no tardó en bajar, cargando un instrumento que el daeliciano tardó un poco en reconocer. Como todo lo que conseguían crear con sus escasos medios, era tosco, sin embargo Luci estaba impresionado con que Chromsa hubiese sido capaz de fabricar uno.

-¡Un xilófono! Mi hermanita tiene uno, pero el suyo es super pequeñito y de metal. -En su colegio era prácticamente el primer instrumento que te ponían en las manos. No sabía siquiera si estaría afinado pero tenía muchas ganas de probarlo -Me encantaría enseñarte. Kradko me puede ayudar, ¿verdad? Le podemos enseñar ritmos y escalas -dijo mirando a la clinger, a lo mejor así se animaba.

Sentir el agua fresca descendiendo hasta su estómago fue en buena parte reconfortante. Aceptó la oferta de tortitas, sin duda le ayudaría a retomar el día con mejor pie. Se dio un momento para mirar al techo desde su asiento y emitió un leve chasquido con la boca que, como un suspiro, le sirvió para relajarse. Se caló un poco más la capa. Sin duda había refrescado los últimos días.

Al bajar Lethe, lo que traía con ella despertó sin duda la curiosidad de la pequeña. Al principio miró al instrumento sin entender de qué se trataba, pero al oír a Luci y entender de lo que se trataba casi saltó de la silla. «¡Pues claro!». Había leído descrito algún instrumento del estilo en su libro de música.

—¿Puedes hacer música con esto? —preguntó ya mucho más enérgica—. Aún no entiendo muy bien qué son las escalas esas. —Había preguntado sobre estas a sus dos compañeros habituales de práctica al verlas mencionadas en el libro repetidamente, pero no llegó a entender el concepto bien—. Supongo que yo también podría aprenderlas.

-¡Pero si te las hemos explicado miles de veces! -se quejó el daeliciano, más resignado que otra cosa a que Kradko el tema de prestar atención lo llevaba claramente regular.

Suspiró. Tendría que explicarlo de nuevo. Le pidió a Lethe la baqueta que no estaba utilizando y tocó las teclas una por una, en orden. Hizo una mueca. No estaba muy bien afinado, pero por lo menos individualmente las teclas sonaban bien.

-¿Sabéis qué? Olvidáos de las escalas, lo mejor será tocar de oído.

Le pidió la otra baqueta a Lethe y probó las notas hasta elegir dos, una más grave y otra más aguda, y tocó un ritmo simple. Uno, dos, uno, uno, dos.

-Puedes probar primero a hacer ritmos con dos notas e ir subiendo, o puedes ir probando combinaciones de notas hasta que te salga algo que te guste. Es experimentar, no tiene más.

Supuso que el instrumento se lo había hecho Chromsa o Alec, salvo que la enderth hubiese estado ocultando sus habilidades con la madera todos esos meses. Más tarde le sugeriría pasarle la lija a un par de teclas para afinarlas, pero mientras podían jugar un poco.

-Prueba tú, es tu xilófono -le dijo a Lethe devolviéndole las baquetas.

—¡Ya, pero nunca pude ver lo cómo son! —Protestó con tono ligeramente exasperado a Luci—. O cómo suenan.

Kradko escuchó atentamente. Cada una de las teclas sonaba distinta, y parecían ir de más aguda a más grave. O al revés. Se preguntó para sus adentros si el orden importaba para algo. Ya preguntaría algún otro día si eso.

Luci acabó rindiéndose con lo de las escalas, no le parecía que estuviera del todo contenta con el sonido. Al final les explicó que lo mejor era experimentar y que viera lo que le sonaba mejor.

—¡Oh, yo! ¡Yo también quiero tocar! —Tras unos segundos pensó que su efusividad iba a ser interpretada como que quería probar ya mismo—. Pero primero tú, es tuyo…

Luci aplaudió entusiasmado al pequeña improvisación de Lethe. Era la primera vez que la veía involucrarse en una actividad artística y le hacía mucha ilusión. Sabía que le gustaba la música ya que a veces se quedaba escuchando sus ensayos con Kradko y Adam, y se alegraba de que al final se hubiese animado a probarla por sí misma.

-¿Qué te hizo elegir el xilófono? ¿Es el primer instrumento que tocas? -le preguntó.

Recordó que Kradko le había pedido tortitas así que sacó una sartén y mantequilla. Le quedaba un poco de masa del desayuno así que tenía trabajo adelantado. Mientras trasteaba seguía atento tanto a la respuesta de Lethe como a lo que fuera que tocase Kradko.

Acostumbrada a haber oído siempre instrumentos de percusión, el poder tocar distintas notas con el mismo instrumento y lo que podías sacar con ellos le pareció algo realmente impresionante. Y eso que aún no había oído ni la punta del iceberg. Aplaudió con Luci a la primera melodía que sacó Lethe. El aplauso de un clinger formaba un sonido mucho más seco que el de cualquier mamífero.

Cuando se las cedieron, agarró las baquetas y enseguida se puso a experimentar con el xilófono. Aunque no entendía muy bien por qué, intuyó al cabo de un rato lo que seguramente molestaba a Luci. «Es como si algunas notas estuvieran… Separadas. De forma distinta». Básicamente, quería decir que no eran equidistantes, lo que se refería a que la afinación no era ideal. Pero, por supuesto, no conocía esa palabra.

Aunque fuera un instrumento tan distinto a la percusión, consiguió sacar algunas melodías que le sonaron bien. A medida que el olor de las tortitas le iba llegando, su concentración en el instrumento fue disminuyendo. Al final, no pudo más. Dejó las baquetas sobre las láminas y se acercó a la cocinilla para ver si faltaba mucho. Ya podía ver unas pocas tortitas en un plato, pero quedaba claro que aún faltaban unas cuantas. La clinger estaba ansiosa por agarrar una.

Enseguida Luci tuvo una señora torre de tortitas listas para la clinger, que ya estaba curioseando a su alrededor mientras cocinaba. Cortó fruta a trocitos, cogió un bote de mermelada y platos para los tres, porque desayunar por segunda vez no hacía daño a nadie.

-Podrías unirte a nuestras prácticas, si quieres -le propuso a Lethe -No es algo super serio, solo nos juntamos cuando tenemos un rato libre o nos aburrimos, pero practicar en grupo es más divertido.

Él no se unía siempre a las prácticas, aunque a lo mejor estando Lethe podía obligarse un poco a ir más. Adam y Kradko tenían más experiencia en percusión y a lo mejor no podían orientarla tanto con un xilófono.

Averiguó que fue Chromsa quien le hizo el instrumento, así que ya sabía a quién dirigirse para señalarle lo de la afinación. Se preguntaba si podría hacer más instrumentos. << A lo mejor hay libros de hacer instrumentos en la biblioteca. >> pensó.

Siguieron hablando de música mientras mientras Kradko daba buena cuenta de las tortitas. Luci quería aprovechar para saber más sobre los gustos de la enderth. El grupo tardó algo más de lo habitual en volver de la excursión, por lo que el final de la conversación se tornó inevitablemente en los miedos de Luci, que estaba intentando ser más comunicativo por consejo de Kahlo. Cuando oyeron al resto llegar el daeliciano corrió a recibirles a la puerta, ansioso por saber si estaban bien y qué les había hecho demorarse tanto.