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Torreón Silente

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Torreón Silente - Página 40 Empty Torreón Silente

15/04/19, 08:23 pm
Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

30/08/20, 10:50 pm
Entonces…

Se detuvo cuando por fin se dio cuenta de a qué se refería la varmana. Al momento se puso a conjurar un hechizo cualquiera. Por fortuna, se detuvo en cuanto se dio cuenta de que soltar de repente un impacto no iba a ser muy apropiado. En su lugar, pensó que no le iría mal una limpieza a su capa. Aunque nerviosa, el conjuro salió a la primera. Aquello la tranquilizó un poco.

Pedir la atención de Kahlo para contarle su suceso le pareció que podría tener consecuencias similares a interrumpir a un pescador mientras picaban la caña. En su lugar, aprovechó que ya se encontraba a su lado para echar un ojo también a las notas traducidas del nuevo conjuro. No parecía ni más sencillo ni más complicado que otros que había visto.

¡Te ha salido! —exclamó tras el suceso de Kahlo con el trozo de pan.

Pero la varmana no estaba contenta aún. Kradko pensó que igual debería ofrecerse ella para levitar en lugar de Qirra, pero ella no parecía tener ningún problema por ser sujeto de pruebas. Parecía más complicado que levantar un trozo de pan.  «Igual es porque es más grande o pesa más» supuso, por una vez, acertadamente. Para cuando le pidió que probara, ella ya estaba preparada.

No debería ser problema…

Confiada por su suceso anterior y el de Kahlo, levantar una cesta vacía tampoco le resultó especialmente complicado. Se sintió orgullosa de sí misma por haberlo logrado a la primera, pero aquello también le hizo perder la concentración y que la cesta cayera. Fuera como fuera, le había quedado claro que era perfectamente capaz de realizarlo.

¡Sí! —La explicación de Kahlo no le pareció ni la punta del iceberg, pero debía servir. Aún le daba algo de miedo—. ¡Sí sí sí! Fue muy extraño y… Nunca he tenido un sueño con otra persona. ¿Es algo muy raro?

Por las reacciones de sus compañeros le quedó claro enseguida que nunca habían pasado por algo similar, aunque también tuvieran su ración de sueños extraños.

No se paró a pensar mucho a la divertida sugerencia de recital. El sueño seguía dando vueltas en su cabeza, aunque ya no tan vívido como unos minutos atrás.


Última edición por Lupin el 05/09/20, 10:45 am, editado 1 vez
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Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

31/08/20, 09:14 pm
Kahlo pareció aliviarse cuando pudo hacer el hechizo. Luci la vitoreó, también cuando consiguió levantar a Qirra del suelo sin tocarla. Iba a ser un hechizo MUY útil, desde luego.

La explicación sobre los nervios de la varmana y la clinger interrumpió la práctica. Luci notó cómo el corazón se le aceleraba al oírlas hablar. Él había tenido un sueño así. No compartido, pero sí tan vívido y terrorífico que había parecido real. Miró a Kolja de reojo, el único que lo sabía, luego a Adam. Chromsa también había tenido uno de esos, al parecer. ¿Es que todos iban a tener uno? Prefirieron aparcar el tema por el momento. Siguieron un poco con la práctica aunque no sacaron mucho más. Los hechizos nuevos siempre cansaban. Por el momento Luci no parecía capaz de levantar nada más pesado que una fruta, y en el futuro así se confirmó.

La idea de Kolja sobre el concurso de talentos y su sugerencia para adaptarla calaron bien. Desde luego después de ver la reacción del alemán Luci no podía dejarlo escapar. Todos los que se apuntaron a contribuir con algo se aplicaron a conciencia y Luci no fue menos. Dejó aparcadas sus actividades en solitario para unirse a los ensayos y las tormentas de ideas sobre lo que podrían hacer. Al final les quedó algo bastante decente y se lo pasaron bien (insertar link del inciso).

A partir de ahí las cosas no fueron tan bien. Luci se volcó en su libro de historias y eso acabó provocando que volviese a aislarse en su armario, aunque después del primer mes pidió retomar tanto las clases de música como las de esgrima con Kahlo. Dejó, sin embargo, las de cocina, y se limitó a cocinar para sí mismo. Por alguna razón, la comida de sus compañeros no terminaba de sentarle bien, o eso creía. Había adelgazado muchísimo, tanto que por primera vez desde que tenía memoria sintió desagrado por su propio cuerpo. Empezó a usar ropa ancha como blusones y vestidos largos, también se acostumbró a usar el blanco en casi todos sus conjuntos. Ya se había mentalizado de que no iban a recriminarle ni mirarle mal por ello, estaba claro que el color no tenía el mismo efecto a ojos de sus compañeros, así que se volvió un color reconfortante: un recuerdo de su padre y de sus rosas.

La morriña le atacaba más a menudo de lo que le hubiese gustado, y cuando lo hacía no podía hacer más que esconderse a llorar abrazado al jersey de su madre, a sus zapatillas de borlones, o ponerse una gotita de lubricante de fresa en la muñeca para disfrutar de su olor. A esas alturas se suponía que ya debería estar acostumbrado a la ciudad: a sus colores sosos, a sus olores asquerosos (incluido el de la ceniza), a su falta de música, de belleza, de estímulos… pero no podía. Simplemente no podía. Por mucho que se esmerase con sus tareas, sus entrenamientos o sus clases de magia sentía que estaba muerto por dentro.

Un día, en un arrebato de pánico espoleado por una pesadilla cogió un arco y trató de imitar a Reina y Lethe y tomó un arco. Se hizo un corte muy feo en la mano solo intentando tensarlo así que probó con la ballesta. Entrenaba poco con ella, de manera inconstante, pero nunca terminaba de abandonarla del todo.

El pasar de las páginas de su libro mágico (insertar link del inciso) era su único consuelo. A pesar del miedo que le provocaba, el hastío hacía que desease que la maldita Luna saliese de una vez. De cara a sus compañeros el cambio en su talante y su actitud se hicieron evidentes, pues ya ni se molestaba en fingir. Había momentos en los que volvía a su antiguo yo, menos entusiasta tal vez, o con menos saltos y gritos, pero Luci casi parecía un espectro del niño que había sido al llegar.

La segunda visita al palacete fue una salvación (la única vez que salió del torreón en tres meses para algo que no fuera buscar papel y tinta en la biblioteca) Pudo cortarse la melena desastrada en la que se había convertido su pelo y cubrir un poco las necesidades sensoriales de las que la ciudad le privaba. Cuando tuvieron que marcharse se sintió morir un poco por dentro.



*

Esa mañana Luci se dio cuenta de que se había quedado sin espacio para dibujar en su armario. Miró con desgana el mural monstruoso de trazos negros, rojos y azules que cubría toda la madera del mueble y suspiró. Tenía varios tablones repartidos por la habitación, algunos con autorretratos que había quemado. Tendría que bajar a la armería a robar algún escudo inservible o secuestrar algún mueble que nadie fuera a echar de menos.
Dal

Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

01/09/20, 12:43 am
Alec escuchó lo que había pasado con el sueño de las dos chicas con el ceño fruncido. Aquello desde luego era raro, era posible que el resto tuviera razón y fuera cosa de la Luna.

-No sé qué deciros, yo no he tenido ningún tipo de sueño raro - dijo mientras aquel ligero olor a hierro volvía a extenderse desde su persona.- Pero si algún día me pasa os aviso.

Observó a Qirra alzarse en el aire por cuenta de Kahlo con una ligera sonrisa de aprobación. Sus compañeros seguían avanzando en el camino de la magia, mientras tanto el escocés seguía estancado con aquel tema. Probaba todos los días por si acaso pero no había éxito alguno. No sentía aquello que el resto sí, un cosquilleo y algo fluir hacia afuera.

El olor a plata vieja de la magia se fundió con el olor a hierro del granjero provocando que éste arrugara la nariz.

-Cantar y bailar... ¿puedo ser juez? - preguntó intentando escaquearse.  Ni cantaba mal ni bailaba mal, simplemente no era algo que le gustase hacer en público. A no ser que fuese algo bebido, cosa que no iba a ser para nada el caso.

El resto del día lo pasaron tranquilos en el torreón. Alec cogió uno de los libros que había por el torreón y subió a la azotea como siempre. Su aburrimiento llegó a tal punto que se había planteado coger el de Crepúsculo de Kahlo pero al final no lo hizo.

Pasaron los días y lo más reseñable para el escocés fue el cierre del portal de un mundo vinculado y que se había alterado la relación de la ciudad con otros dos. El término lo conocía gracias al libro de historia pero hasta donde sabía pocas veces se había cerrado el portal a un mundo. La ciudad solo lo hacía cuando no podían conquistar un territorio por ser muy peligroso. Se preguntó si sería el caso.

Por el resto lo pasó como siempre, cocinando, entrenando, leyendo y mirando desde la azotea la ciudad. Todos los días le parecían iguales, un sol flojo que iluminaba pero apenas calentaba, unos atardeceres ventosos y unas noches heladas. Aquella ciudad era rara la mirases por donde la mirases, pero qué podía esperar de un lugar donde la magia estaba a la orden del día.

El tiempo fue pasando y su relación con el resto se estrechó. De vez en cuando Alec usaba un cuchillo para recortarse la barba. Seguía entrenando y mejorando de forma considerable con el martillo de guerra, sobretodo cuando Kolja le hizo una puesta a punto.

No dejó de probar con la magia a pesar de recibir siempre el mismo resultado. Tenía la esperanza de un día descubrir que podía hacerla y dejar de sentirse tan inútil en comparación a los que sí podían realizar. Llegó a aprenderse algunos hechizos de memoria de tanto intentarlo.

No sufrieron más encontronazos con el lagarto asesino durante ese tiempo cosa que hizo que el escocés se relajase un tanto. Y la visita al palacete fue un soplo de viento fresco a la monotonía de siempre. No hubo una sola salida a la que el chico no se apuntase.

Por supuesto en aquellos meses la añoranza le empezaba a pesar más que nunca. Añoraba trabajar en la granja, ir a clase, jugar con sus hermanos, comer en familia, las discusiones con su hermana mayor por el tiempo de ducha. Había otras cosas que echaba de menos, como sentarse con su mejor amigo a tomar una copa de whisky cuando sus padres se iban. Y el sexo, lo echaba mucho de menos.

Alec siempre había sido muy activo en ese sentido, desde que había perdido la virginidad nunca había pasado tanto tiempo sin ello y aquellos meses le estaban matando lentamente. La masturbación estaba empezando a ser insuficiente, o no en la cantidad necesaria ya que no podía encerrarse en el baño varias horas. Estaba empezando a ver a alguno de sus compañeros hasta con otros ojos.

Aquella mañana Alec se preparó para la salida, iban cortos de comida y no habían podido echarle mano a las cestas aquel día. Tocaba ir a por ellas a donde los pozos.

-Buenos días - saludó según fue encontrándose con gente.
Kanyum

Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

01/09/20, 02:46 am
O el hechizo gastaba muchas reservas o estaba agotada mentalmente, la cuestión es que Kahlo no se forzó a seguir con la levitación de momento. El sueño, en común con las malas experiencias de otros, dejó en ella un mal sabor de boca y una angustia de la que su pecho no podía zafarse. Puede que solo fuera un indicio de la Luna, pero eso no lo hacía menos terrorífico. Los cumplidos hacia sus habilidades esta vez no calaron tan hondo.

Al igual que había hecho hasta el momento, Kahlo se esforzó en superar cada día con la frente alta. Siguió con la esgrima, buscando como aplicarla con hechizos defensivos a su vez. Con el estoque se sentía cómoda y segura, pero con un poco más de distancia sería mejor, motivo por el que le pidió ayuda a Lethe; un intercambio de conocimientos, por así decir. Ella seguiría enseñando como tenía que moverse con espada a cambio de sus conocimientos con la lanza. También le insistió a Luci retomar las clases, en un intento a que el pequeño no se sumiera en el pozo que era aquel lugar.

La varmana se enfrascó en aprender de forma casi obsesiva. Cuando no estaba leyendo Crepúsculo -y sus continuaciones- estaba practicando hechizos, traduciendo, trasteando en la cocina con esmero o ensartando las viejas armaduras de abajo. Hasta tuvo tiempo de hacer abalorios con las perlas de rutenio del collar roto con el que había llegado: pendientes, colgantes, pulseras, cosas simples con los materiales que iba encontrando. Nada espectacular, pero al menos era algo que disfrutaba haciendo... aunque no llevando. Tenía tan asociadas esas estúpidas piedras al que iba a ser su prometido que lo que hizo fue repartirlas por el torreón, a merced de quien las quisiera. En contraposición escribió cartas románticas sin remitente, muy claramente dirigidas a Wheem, sin mencionar su nombre en ningún momento por la mera vergüenza a que alguien las encontrara. Una tenía que soñar.

En esos tres meses escucharon un anuncio retumbando en la ciudad que no comprendió, vieron salir las estrellas anunciando la cercanía de la Luna, descifraron más hechizos, perfeccionaron la recogida y levitación de cestas en los pozos y revisitaron el palacete. Su pelo había crecido mucho, tanto que ahora podía recogerlo en una coleta. No lo llevaba perfectamente arreglado como lo habría llevado en su hogar, pero había algo nuevo en ese cambio de look que le gustaba, una chispa de rebeldía en el abandono. Le pidió a sus compañeros que se lo emparejasen, sin que cortaran más de lo necesario.

Sin embargo el cambio más drástico en ella fue por parte de su conducta. Antes recatada y precavida, la joven granta se volvió más hablachenta, más sociable. Podía pasar horas haciéndole preguntas sobre la Tierra a Amira, con máxima admiración por la cultura y tecnología terrestre, todo lo que empezó por comprender un poco mejor lo que leía en sus novelas. Por su parte les hablaría sobre Varmania -lo que para los humanos era, por lo visto, como una versión del siglo pasado de su mundo- y con el tiempo hasta indigaría en su propia familia. No hubo aderezos cuando les habló de sus padres y su complicada relación, aunque no sabía hasta que punto era una forma de engañarse para no echarles de menos o si realmente sentía rencor hacia ellos. "No me tenían mucha estima", "solo me necesitaban para casarme", "el que les importaba era mi hermano"... ¿de verdad creía todo eso?

Algo seguro es que toda esa energía, esa necesidad a distraerse y socializar era una forma de normalizar la distancia, el paso del tiempo y la nostalgia. Impedirse pensar. Por eso mismo que Luci no hiciese más que decaer pudo con sus nervios. El carácter del pequeño se iba degradando irremediablemente, y ver que no podía hacer nada para evitarlo le frustraba tanto como para llegar a enfadarse con él. El aura deprimente que le seguía era superior a ella, que luchaba por repeler esos mismos sentimientos. En consecuencia evitaba al daeliciano en sus peores momentos. El día que se dejase pillar por la pena acabaría igual que él, y eso era lo último que quería. La salida de la Luna era lo que más le empujaba a avanzar, la esperanza de alcanzar el nivel de vida y lujos que se le había arrebatado.


Kahlo estaba ya abajo, recién duchada y con ropa limpia. Tenía el pelo mojado y una tela a modo de toalla sobre los hombros mientras se servía un poco de pan con mermelada casera. La toalla tenía el hechizo térmico para acelerar el proceso de secado y de paso, que no le diera frío. Meses atrás no se habría dejado ver así, pero ahora le daba igual.

Buenos días —respondió de vuelta—. ¿Habéis dormido bien?
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

01/09/20, 04:31 pm
Yo suelo tener bastantes pesadillas, pero lo de ese día… dios es que me lo creí tanto que casi mato a Chromsa ahorcándolo con un abrazo —admitió con algo de vergüenza—. Pero vamos, no creo que tenga nada que ver con magia ni nada, o eso espero… —recordó de nuevo la imagen de Mijail asesinado por los demás, siendo el responsable su yo más joven.

En un intento tonto por probar de nuevo la magia, pidió prestado el hechizo de levitación pero el resultado permanecía igual dando lo mismo cuantas veces lo intentase: un raro cosquilleo que lo enfadaba por dentro. Algo frustrado decidió pasar el día a solas, excusándose del entrenamiento. Se quitó la bufanda cuando no hubo nadie, asqueado por el terrible hedor que emanaba tras tanto tiempo sin lavar el delicado tejido rojizo del que está hecha. La arrojó lejos, estaba harto del calor insoportable de su cuello, un calor que tenía que aceptar a la fuerza con el objetivo de ocultar la vergüenza tatuada de forma permanente en su cuello. En ocasiones pensaría que no era para tanto la flecha, solo él le atribuía el significado que lo ataba a su pasado.

Los días pasaron, siguiendo con la misma rutina de siempre: entrenar, dialogar, ayudar, tocar el tambor… De vez en cuando intentaba leer un poco tomando prestados algunos libros, solo para darse cuenta de que tenía un cierto rechazo a la lectura, no centrándose en ésta.

El recital que propusieron hacer fue más divertido de lo que pensaba, ahí sí que disfrutó como nunca.

Pasado un tiempo decidieron ir al palacete, lugar que para Adam era nuevo. Todo el tiempo admiró con una genuina cara de asombro toda la estructura. Algunos tomaron un baño juntos, un baño que fue un punto de inflexión en su vida. Harto de la apulgarada bufanda y acompañado de la opinión de algunos del torreón tomó la decisión de deshacerse de ella, decidido a exhibir la flecha sin miedo a partir de ese momento. Aprovechó para afeitar su exagerada barba recortándola bien ya que no le disgustaba tener pelo en su rostro, le daba una imagen más madura en su cabeza.

El tiempo fue fugaz. Tres meses pasaron y se notaban. Adam recortaba su barba pero su pelo, ya cayendo un poco por su espalda, lo tuvo más largo que nunca. No quiso cortarlo, era desde luego algo novedoso en su vida y quería cambiar un poco el corte monótono que se hacía siempre desde niño.

El duro entrenamiento con Kolja dio sus resultados, teniendo ya un cuerpo fuerte, ancho y resistente. Poca grasa le quedaba ya, portando unos fuertes brazos, torso ancho y abdominales, además de unas piernas que no podían envidiar al resto de su cuerpo.

Su habilidad con la espada mejoró bastante, perdiendo poco a poco el miedo y superando el trauma a los filos. Se mostraba más confiado en los entrenamientos centrado en no dudar, no cometer el mismo error dos veces. El escudo ya le pesaba menos aprendiendo a portarlo con mayor soltura.

* * *

Con un gran bostezo bajó las escaleras, bien descansado y preparado por si tocaba salir. Tomó un poco de agua algo sediento.

La verdad es que he dormido de lujo —no recordaba en qué momento perdió el miedo a Kahlo, respondiendo de forma casual—. Buenos días a todos —dijo apartando su cabello de su rostro, malacostumbrado a tenerlo suelto casi todo el tiempo sin reparar en que podría recogérselo para que no molestase tanto.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas

Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

01/09/20, 07:03 pm
Lethe recordó al resto que ella había tenido aquella visión extraña o lo que lucios fuese de Kahlo flotando en el cuarto. Era irónico, porque ahora la varmana acababa de hacer flotar a Qirra y probablemente fuese capaz de hacerse flotar a sí misma si lo intentaba. ¿Había tenido una visión de futuro o qué? Se sacudió la cabeza para no pensar en tonterías y también contó que antes de eso había tenido un sueño como los que decía el resto: muy vívido y extraño, donde había visto personas desconocidas que querían cosas contradictorias de ella, además de al lagarto psicópata.

Dicho lagarto psicópata no volvió a hacer acto de presencia en las ocasiones que salieron a por comida a los pozos, lo cual alivió enormemente al grupo.

Pocos días después escucharon una voz que sobresaltó enormemente a la enderth y maldijo a todos los merluzos del océano hasta que se dio cuenta de que era alguna especie de anuncio general. ¿Portales? ¿Sinhdro? ¿Algo de un macetero? No entendía nada, aunque hablando con sus compañeros llegaron a la conclusión de que hablaban de otros mundos. Como fuera, no habían mencionado nada relevante para ellos.

Su principal preocupación continuó siendo traducir y practicar hechizos y a lo largo de aquellos meses habían descifrado todos los del libro. Para su decepción tan solo tenía acceso a unos pocos, pero era bueno que tuviesen a alguien con tanto talento como Kahlo en caso de que necesitasen usar cualquiera de ellos. Había otros, como Kradko, que tenían mejor capacidad que ella o algún otro aunque no llegasen al nivel de la varmana. Seguía preguntándose el porqué de aquello, incluida la incapacidad total de otros que claramente hacían los pasos de la forma correcta y aun así nada ocurría.

Dedicó buena parte del resto de su tiempo a entrenar esgrima con Kahlo y también accedió a enseñarle a ella, a Amira, a Chromsa y a quién quisiese unirse a practicar con la lanza. Insistió en que no era ninguna experta combatiendo, pero menos daba una piedra, suponía. Y finalmente le pidió a Kolja ayuda para mejorar su tiro con arco, ya que Reina se había negado rotundamente. Para su sorpresa, no obstante, la humana cambió de opinión un día y decidió enseñarles su disciplina de tiro con arco. Se encogió de hombros ante su disculpa: agradecía tener a alguien tan experimentada como instructora.

De hecho, la actitud del ave hacia el humano había cambiado bastante a lo largo del tiempo, aunque no solo con él. Seguía haciendo comentarios mordaces siempre que tuviese la oportunidad, pero ya no eran solo única forma de comunicarse con los demás (aunque siguiese siendo la mayoritaria). Hablaba más con todos y dudaba menos en unirse a una conversación si tenía algo que decir. En cierto modo, que la varmana también se hubiese soltado le había ayudado a hacer lo propio aunque no se había dado ni cuenta.

Con el que no sabía qué hacer era Luci, el cual tenía cada vez peor aspecto. No sabía qué preguntarle, porque era evidente que bien no estaba, y no se le daba bien reconfortar a los demás. En lugar de eso se le ocurrió otra cosa, que había estado pensando desde el día de aquel recital improvisado. Primero necesitaba la ayuda del ochrorio, al cual consultó sobre instrumentos. Le preguntó si sería capaz de hacer algún instrumento que no fuese un tambor, más melódico. Tras pensarlo un poco, Chromsa le dijo que podría fabricarle un “xilófono” y Lethe se encogió de hombros. “Me sirve”, le dijo. Por supuesto le agradeció apropiadamente cuando finalmente le dio el instrumento terminado, junto a las baquetas para tocarlo. El sonido que produjo cuando lo probó le hizo esbozar una ligera sonrisa.

Algunos de los mamíferos habían cambiado exteriormente, como Adam que tenía los pelos de la cara más largos, pero no eran los únicos: alguien le hizo notar que se le estaban oscureciendo las plumas alrededor de los ojos y aquella fue la única ocasión que hizo uso del poco útil hechizo reflector que habían traducido. Era cierto, pero no le dio mucha importancia: no podía saber si era algo poco común en su especie o no, a fin de cuentas.

Aquella mañana se había estado acicalando a conciencia en el baño antes de unirse a los que ya estaban en la cocina.
Buenos días. Pues… como siempre, supongo —dijo en respuesta a la pregunta de Kahlo, dirigiéndose ya en busca de alguna de sus frutas favoritas—. Al menos nada de sueños raros. ¿Habéis visto a Luci por aquí? Quiero preguntarle algo.
Sabía que el daeliciano ya no estaba en el cuarto porque había echado un vistazo antes de bajar. Después de desayunar quería ir en busca de su xilófono para enseñárselo al chico.


Última edición por Giniroryu el 03/09/20, 02:00 pm, editado 2 veces
Harek
Harek

Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :

Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.

Armas :

  • Rick: Sable y arco
  • Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire

Status : The journey never ends

Humor : Cualquier cosa me vale.

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

02/09/20, 12:59 am
La conversación dio a entender que al menos una buena parte del grupo habían sufrido uno de esos sueños, lo cual era algo a tener en cuenta para el ochrorio. No podía ser casualidad o eso quería pensar. -Bueno, era normal en aquel momento. Por suerte no nos pasó nada a ninguno- contestó a Adam con una risita.

El resto del día pasó tranquilamente sin ningún incidente, por lo que Chromsa se ocupó de sus tareas habituales. En los meses siguientes ocurrieron bastantes cosas que, de tener uno, el ochrorio habría anotado en un diario.

Lo primero fue que la mayoría de días se ocupó por una parte del huerto y por otra de traducir los hechizos que faltaban. El pequeño huerto siguió creciendo hasta dar la cosecha de las verduras que no habían crecido aún, por lo que durante un tiempo tuvieron un poco más de comida (y a gusto del joven, incluso un poco más sabrosa después de tanto esfuerzo). Hubo alguna planta que se estropeó por desgracia, pero lo compensaba una de las semillas que plantó al inicio, de la cual había empezado a crecer un pequeño tronco muy delgado aún. Con el suficiente tiempo tendrían un bonito manzano.

Sobre los hechizos terminaron de traducir todos los que quedaban. Como se imaginaba, Chromsa solo podía usar algunos de ellos. Eso sí, aunque le gustaría ser como Kahlo o Kradko en cuanto a la magia, al menos agradecía poder usarla. Es más, el hechizo de amplificación del sonido le gustó tanto que estuvo practicando lo suficiente como para hacerlo a través de sus manos y no fue nada raro que desde ese momento lo usara para llamar a todos para comer o algún otro asunto.

En algún momento se escuchó por todo el torreón alguien dando una noticia. La voz le resultaba ligeramente familiar al ochrorio y aquello que pregonaba le llamó la atención por una parte porque no sabía qué eran esos sitios (aunque tenía ganas de saber que era el "Macetero" sobre todo) y por otra que pensó tras hablar con el grupo sobre esos mundos es que tal vez hubiera uno de esos portales que llevara a Ochroria. Eso le ilusionó con la esperanza de que tal vez podría volver antes si lo encontraba, pero no estaba seguro de que pudiera darse esa casualidad.

En el torreón ocurrieron dos momentos destacables. La idea del recital caló bastante bien y se hizo un día. Para antes de ese momento, Chromsa pensó en que sería más divertido aun sí tenían más instrumentos aparte del tambor de Kradko y, aprovechando una de las salidas que hicieron, consiguió los materiales necesarios para hacer una pequeña flauta de Pan que, si bien no era la mejor, al menos les serviría. Llegado el momento del recital el ochrorio cantó y tocó todo lo que fueron proponiendo y pasó un rato tan bueno como las celebraciones que había hecho en su hogar años antes.

El otro momento fue una noche en la que salieron al patio a charlar y contemplar una estrella que había aparecido. Según lo que se contó ese día, anunciaba la llegada de la Luna, lo cual avisaba además de que ya quedaba menos para que aquella "prueba" terminase.

Durante este tiempo empezó a tener un poco más de cuidado por el grupo y decidió empezar a entrenar en serio para poder defender a todos si se daba el momento, o al menos a él mismo. En lo que más intentó mejorar fue en el uso de su bastón, el cual con el tiempo manejó con cierta soltura pero seguía sin ser gran cosa comparado con la preparación de Kolja o Adam. Se atrevió a probar la lanza por ello y le pidió a Lethe ayuda al respecto. Aquellos entrenamientos le sirvieron mucho y, si bien decidió seguir usando el bastón, ahora al menos tenía nociones con otra arma.

Lethe le pidió ayuda en otro momento para que construyera un instrumento para ver si podían mejorar así el ánimo de Luci. Había estado al tanto de sus cambios y Chromsa también quería ayudarle. Era triste ver a alguien tan alegre y dulce en ese estado. -Uhm... ¿Que te parece si hago un xilófono? No sería difícil encontrar los materiales y es fácil de tocar.- dijo. Con la validación de la joven, el ochrorio se puso a trabajar en ello y en poco tiempo tuvo listo un xilófono un tanto simple pero que sonaba bien.

Fue en este período de tiempo que Chromsa se fijó en los cambios que había sufrido después de ver el del resto. La mayoría se estaba relacionando aún más y se habían relajado en su comportamiento como en el caso de Kahlo (el ochrorio pensaba que le sentaba bastante bien aquel cambio) y otros habían cambiado además físicamente. Además del malestar que transmitía Luci, el que más le chocó fue Adam. Había ganado músculo, se había dejado el pelo más largo y se había empezado a quitar la bufanda dejando ver el tatuaje que tenía en el cuello. Parecía una persona nueva y él se alegraba mucho (tal vez incluso un poco más de lo que podría considerarse normal con respecto a un amigo) de que el chico atormentado por su pasado estuviera desapareciendo poco a poco. El propio ochrorio no cambió demasiado físicamente, aunque sí notó que se había vuelto más expresivo. Recordaba antes de su llegada y los primeros días allí en los que pocas cosas podían perturbar su tranquilidad. Ahora vivía todo con un poco más de intensidad. Respecto a sus cambios, no notó ninguno en su repentino estreñimiento. Había días que lo llevaba mejor y otros que le costaba más, pero a pesar de que cambiara de dieta las dificultades en el baño seguían estando.

                                                                                    ***

Ese día Chromsa se levantó temprano como era costumbre en él y más en si tenían una salida. -¡Buenos días a todos!- dijo nada mas llegar al salón -Pues bastante bien, ¿y tú?- Ver allí al grupo de tan buen humor le recordaba aquel nombre que había puesto en la figura de la mesa. Fue a por su bastón a la armería y después cogió algunas de las frutas que quedaban para el desayuno. -Bueno, yo estoy listo para salir en cuanto digais. ¿Quién va a venir esta vez?- comentó al grupo.
LEC
LEC

Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)

Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.

Armas :
Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
Nefer : Lanza, venenos

Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face

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02/09/20, 11:27 am
Amira miró con entusiasmo como Kahlo levantaba a Qirra. Daba igual que tuviera asumido que la varmana era mucho mejor que el resto en la magia, siempre le sorprendía como llegaba más allá y como conseguía todo con lo que parecía casi naturalidad. La explicación sobre su nerviosismo se le antojó extraña, no tanto por sentirse así tras un mal sueño sino por el hecho de que hubieran compartido sueño. Le sonaba raro, y culpó al igual que otros a la influencia de aquella luna roja. Otros de sus compañeros dijeron haber tenido sueños parecidos, extremadamente vividos y raros, y ella comentó que no había tenido ninguno fuera de lo común. «Al menos por ahora», pensó, guardándose su propio pesimismo. No quería soñar nada horrible.

---

Aquellos primeros días fueron algo duros para Amira. No había estado llevando la cuenta de los días, pero desde que le habían dicho que había sido navidad echaba más de menos la Tierra. Las comidas familiares, las fiestas, los regalos, hacer propósitos de año nuevo que sabía desde el primer día que no iba a cumplir… Se estaba perdiendo muchas tradiciones que hasta hace nada hubiera jurado que le daban igual o no le importaban tanto como para echarlas de menos si se las perdía. Aunque lo de los propósitos sí podría hacerlo: podría prometer que estudiaría y que iría al gimnasio, como todos los años, aunque esta vez reducido a estudiar (y traducir) los hechizos y a entrenar. La verdad es que además era factible que las cumpliera: tampoco había mucho más que hacer en su situación.

No tardó mucho en dejar la morriña atrás, en cuanto volvió a olvidarse de a qué día estaban. Al fin y al cabo, a la francesa la mayoría se le antojaban iguales, salvo cuando aquel anuncio resonó en toda la ciudad. Aquellos nombres extraños supuso que serían de otros mundos, aunque no conocía a ningún maceteriense o frivowaldanés o cualesquiera que fueran los gentilicios que usaban para comprobarlo. Le dio algo de pena pensar en el portal cerrado: probablemente significaba que si había alguien de Sinhdro en la ciudad no podría volver a casa, aunque se lo hubieran prometido.

Siguió entrenando con Kahlo, y además se unió a la petición de esta a Lethe de que le enseñara a usar la lanza. Nunca estaba de más saber usar otra arma, y más cuándo significaba que estaría más alejada de los enemigos como aquel lagarto al que, por suerte, no habían vuelto a ver. A lo mejor le había matado algo a lo que intentara haber matado, a saber. El entrenamiento constante hizo que la forma física de Amira mejorara algo esos meses: no era mala para empezar, pero notaba cómo sus músculos, especialmente los brazos, estaban algo más definidos.

No era lo único que había cambiado en aquellos tiempos: el pelo le había crecido, y aunque no se notaba demasiado porque seguía llevándolo recogido en trenzas, tenía las puntas hechas un desastre. Aprovechó la visita al palacete para pedirle a sus compañeros que se lo cortaran algo, lo justo, solo las puntas “pero por favor no me hagas como las peluqueras de la Tierra que te cortan media melena”, había dicho en broma. Ayudó con el corte a quien lo quisiera, tratando de tener cuidado con dejarlo nivelado y decente. Además, llevaba puesto un colgante con una perla que había visto hacer a Kahlo. Le gustaba: era simple pero bonito, y no le molestaba a la hora de entrenar o de hacer nada. Le había dicho a la varmana que era genial que supiera hacer eso, y le había explicado que ella cosía en la Tierra, y lo que era el cosplay. Sonaba muy estúpido dicho en voz alta, pero compartir lo que era su afición con alguien le había hecho superar el miedo a que pensaran que era ridículo.    

Lo que más interés había tenido para Amira había sido las conversaciones con Kahlo. La varmana se estaba leyendo Crepúsculo, y la francesa sonrió al recordad cuando ella misma lo había leído hace un par de años. Para entonces ya tenía toda la mala fama del mundo, pero ella era una adolescente y lo de los vampiros le llamaba la atención igual. El problema para Kahlo es que al estar ambientados en la Tierra había muchas cosas que no entendía, y Amira se las explicó encantada, aprovechando a saber más sobre el mundo de su compañera de torreón en el proceso. Le daba pena cómo hablaba de su familia y como acabó en Rocavarancolia por no querer un matrimonio concertado le generaba más rabia que otra cosa. Aquellas cosas no deberían existir en ningún lugar ni en ningún mundo. Tanto Kahlo como Lethe se habían abierto mucho más en esos meses, lo que no evitaba que se sintiera mal al ver a Luci tan alicaído y delgado. No sabía como hacerle sentir mejor, si es que podía hacerlo.

No sabía si habían sido las conversaciones con la varmana, el saber más de ella y verla suelta o que, pero Amira empezaba a tener sentimientos por Kahlo. Sí, le había parecido guapa desde el principio, pero no esperaba que le empezase a gustar. Le había costado llegar a término con esos sentimientos, especialmente porque había visto cómo había reaccionado Kahlo ante Wheem y tenía bastante claro que la varmana no iba a corresponderla nunca. Tampoco pensaba hacer visibles sus sentimientos: no quería hacer sentir incómoda a Kahlo, y tampoco quería ir comentarios jocosos del resto de sus compañeros al respecto.

Además, habían traducido todos los hechizos de los libros, y aunque podía hacer pocos de ellos, los practicó hasta saberlos de memoria. Sabía que se cansaba rápido, y que no podía hacer muchos seguidos, pero le gustaba no depender de mirar las instrucciones cada vez que quisiera hacer uno. No iba a molestarse en aprender los que no le salían: era innecesario, y dudaba de ella misma a la hora de poderlos recordar todos sin confundirlos.

---

Amira bajó a la cocina tras terminar de trenzarse el pelo. Madrugaba algo más para poder trenzárselo sin bajar muy tarde a desayunar con el resto, pero le merecía la pena.
Buenos días —saludó con una sonrisa—. Yo genial —la verdad es que le alegraba ver que nadie había tenido sueños extraños o pesadillas compartidas —. Vamos a por las cestas, ¿no? Yo me apunto.  


Última edición por LEC el 04/09/20, 04:31 pm, editado 1 vez

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Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
Percy
Percy

Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia.
Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr

Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido

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03/09/20, 12:27 am
Kolja no sabía que pensar sobre aquel sueño y finalmente sacudió la cabeza y pasó a pensar en otras cosas. Adam le preguntó si podían suspender el entrenamiento y el alemán le dio el día libre. El mismo si que entrenó, corriendo con los que se había apuntado y luego haciendo el resto del entrenamiento diario el solo. No había tanto que hacer en aquel lugar y entrenar le ayudaba a pasar el tiempo.

No hizo mucho más aquella tarde, ni en las siguientes. Se dedicaba a entrenar, abordar bañeras y poner a punto la armería del torreón. Seguía intentando hacer alguno de los hechizos ya traducidos, especialmente el de la levitación, pero cada vez menos a menudo, hasta un punto de que quizás practicaba un día a la semana, para aprenderse los conjuros, en el caso de que aquella misteriosa luna roja le regalase la capacidad de hacer magia algún día.

Fueron pasando las horas, las semanas y los meses. Participó en el recital que organizaron, pero sin especial ilusión y temiendo hacer el ridículo a cada minuto. Si tuvo algo de bueno fue que el niño chuche se animaba mucho cuando ensayaban y finalmente el día de la actuación se le vio realmente feliz, algo que por desgracia pasaba cada vez menos a menudo.

También se miró el martillo de Alec, haciendole algunas reparaciones para agradecerle el regalo de navidad que le había hecho. No es que hiciese mucho, le cambió la madera del mango, que ya tenía algún signo de podredumbre, y además le puso unas tiras de cuero que estuviesen menos desgastadas. Sabía que la mayoría de la gente no se tomaba tan enserio como él el estado de sus armas, pero era lo que sabía hacer, y ya que sabía pues mejor ponerlo en uso, sobretodo por un amigo.

Un día de aquellos meses les sorprendió un pregón inesperado. No es que dijera algo especialmente relevante, por lo menos no para ellos, pero fue una noticia que rompió la monotonía, aquel comunicado sobre las relaciones de la ciudad con otros mundos de los que no habían oido hablar.

Una noche Luci los congregó a todos para presenciar la aparición de la primera estrella del cielo rocavarancoles. Al parecer a aquel astro lo llamaban la Emisaria, ya que anunciaba la proximidad de la Luna Roja. A partir de aquella noche más y más estrellas fueron apareciendo en el cielo nocturno. Con las llegada de las estrellas también cambió el monótono tiempo meteorológico de la ciudad, empezó a hacer más frio y el viento ganó en fuerza y se volvió más aleatorio, cambiando de dirección e intensidad. Kolja incluso pensó que si seguía así podía llegar a nevar algún día. Quizás aquello animase a Luci. Pero el firmamento continuó sin una sola nube, frustrando sus esperanzas de que la nieve embelleciera aquel lugar.

Su relación con sus compañeros fue estrechándose durante aquel tiempo. Kahlo pareció volverse más sociable y solía pasar mucho tiempo con Amira, charlando sobre la saga de Crepusculo, la cual parecía haber encontrado en la biblioteca, una más de las locuras de aquella ciudad. Su amistad con su pupilo también fue a mejor, sintiéndose muy satisfecho con los progresos de este. Incluso la pájaro se volvió más fácil de tratar y acabó acogiéndola como alumna de tiro con arco. No fue la única que empezó a mostrar más interes por el contenido del sótano del torreón. Muchos empezaron o continuaron con su aprendizaje bélico, bajo el tutelaje  de la gatita, la pájaro o él mismo. Incluso Luci, el cual había perdido mucho peso y se había vuelto incluso más solitario, intentó aprender a usar la ballesta, por su cuenta. Kolja se lo encontró un día practicando y le dio algunos consejos para que mejorase su técnica y puntería, además de ofrecerse a enseñarle de una forma más seria.

Realmente, el estado del niño chuche se volvió una de sus mayores preocupaciones. Había perdido prácticamente todo lo que le caracterizaba, incluso físicamente. Cuando llegaron el daeliciano no quería por ningún medio participar en cualquier entrenamiento, y allí estaba ahora, aprendiendo a usar una ballesta. Uno de los pocos momentos en el que volvió a parecer el mismo chico de antes fue cuando hicieron otra visita al palacete que habían encontrado hacía ya algunos meses. Algunos de los que no fueron la última vez se apuntaron a ir y quedaron tan maravillados como ellos la primera vez que lo pisaron. Kolja aprovechó la salida para volver a arreglarse la barba (llevarla siempre tan desarreglada era una de la mayores molestias que sentía) y aquella vez si que pudo tomarse un baño caliente, disfrutándolo cual niño pequeño.

Por suerte no tuvieron más encontronazos con bestias deseosas de matarlos y darse un festín con ellos, lo cual le relajó bastante, sin que esta nueva sensación de seguridad le hiciese bajar la guardia. Si algo les había enseñado aquella ciudad era que en el momento en el que menos se lo esperasen podía aparecer un nuevo peligro. Y monstruos no fue lo único que no volvieron a encontrarse, tampoco volvieron a ver a ninguno de los misteriosos ciudadanos que habitaban aquella urbe. Ni conocidos ni desconocidos.

Durante aquellos meses una de las cosas que empezó a realmente echar de menos fue ver caras desconocidas, gente nueva con la que hablar, o pelear o, ya que estaba, follar, echaba realmente de menos acostarse con alguna chica, ya fuese un rollo de una noche o una relación, no es que le durasen mucho estas últimas, pero era bonito mientras duraba. Definitivamente, estaba cansado de levantarse cada mañana y ver las mismas caras que había visto el día anterior, o el anterior, o el anterior a este. No es que tuviese nada contra sus compañeros, pero empezaba a estar cansado de que sus interacciones sociales, y sexuales, estuviesen tan limitadas.

Y estaba lo de la maldita ceniza. Hiciese lo que hiciese, no lograba impedir que aquel sabor lo asaltara de vez en cuando. Lo había intentado todo, lavar la comida a conciencia, cogerla directamente de las cestas cuando las bajaban, comer apartado del resto, pero no conseguía escapar de la maldita ceniza, estaba por todas partes. Ninguno de sus compañeros parecía sufrir aquel incordio, se había fijado en que el chico nutria a veces pasaba bastante tiempo en el "retrete", pero dudaba que se debiera a aquello. O estaba empezando a volverse o loco o..., la verdad, no sabía que otra razón podía haber para aquel fenómeno.

Aquella mañana, como de costumbre, le despertó alguno de sus amigos que bajaba a desayunar o hacer sus necesidades.

-Como un tronco, como de costumbre- contestó al formalismo de Kahlo.

Se apuntó inmediatamente a la salida, deseoso de salir del torreón. Miró en la habitación al resto que se había apuntado a salir hasta que su vista recayó en su pupilo.

-Oye Adam, o te trenzas el pelo, como hago yo, o buscate alguna tira de cuero para hacerte una coleta, pero de verdad que tienes que hacer algo al respecto, no paras de apartártelo de la cara- le llamó la atención.

Sigue en Pozos


Última edición por Percy el 18/12/20, 12:09 am, editado 1 vez

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Motes:




Levántate y pelea…héroe.
Leonart
Leonart

Ficha de cosechado
Nombre: Reina Tomoe
Especie: Humana, Asiática
Habilidades: Punteria, Reflejos, Oido Musical
Personajes : Nia: Nayade
Toima: Argos Magnetico
Kudryavka: Vánara
Basilisco de Un Solo Ojo Cizaña
Lorenzo: Centauro
Reina: Cosechada
Heridas/enfermedades :
Heridas:

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03/09/20, 01:32 am
Uno...

Las distintas notas del shamisen sonaban en sus orejas. Se había olvidado de algo. Quizás no era importante y de ahí que se hubiera olvidado. Quizás quedandose despierta en la cama, retorciéndose y pateandose la cabeza le ayudaría a recordar. ¿Pero recordar qué, exactamente?
Una vida distinta, peligrosa, sin duda, pero mejor. Ella tenia las armas. Ella tenia las herramientas. Sabia nadar entre tiburones. Y, después de tanto tiempo, habia aprendido a disfrutarlo. Aquello por lo cual vivia, comia, dormia, iba al baño, era para mantener esa sombra de vida que ahora podia llamar suya. Se arrastraba con los pies, los hombros se le caian y poco podia sino mostrar lo cruel que había sido esta suerte de cautividad.

Dos...

Las señoritas distinguidas sabían bailar. Eso es bien conocido en todos los círculos, sin importar su presencia o ausencia, ellas bailan y sonríen. Los hombres beben y hacen bromas y es entonces cuando las mujeres pretenden escucharles. Reina sabia escuchar y eso era excelente. Escribió Sun Tzu en el arte de la guerra que los buenos generales siempre han de atacar cuando tienen todas las ventajas de su mano, que la victoria primero se conseguia y luego se iba a la guerra. En la vida como Intocable y, por supuesto, en los negocios. Sin embargo, esperar y escuchar le había aportado más bien nada, después de tantos meses.
Si bien herramientas habían ido apareciendo, el precio de ellas en ocasiones habia sido demasiado arriesgado. Riesgos que la general no habria seguido en otra ocasion. La palabra desesperación podría teñir cada día y todavia seria quedarse corto a lo que sentia la chica. Sun Tzu le había fallado. ¿Que habría sabido un hombre que murió hace miles de años de lo que era vivir en una situación como la suya y la de tantos otros niños? Filosofia aparte, Reina añoraba retomar un pedazo del control que una vez tuvo. A falta de más desesperación del desierto en el que se hallaba, Reina decidió hacer algo de si misma, una vez más. Después de todo, es con arena con la cual los niños construyen castillos.

Y otro paso...

Se encomendó a los libros y comenzó a practicar, a practicar en secreto. No porque hubiera sentido sino porque se sentia que debia exceder las expectaciones de sus compañeros, de hacerles ver que era capaz de hacer cosas. Que no era inutil. Pero se mentia, era por su orgullo, por el miedo a la frustración. La mascara hacia ya tiempo que se habia despegado de su cara y Reina no volvio a poder pegarla, no de momento. Si algo le molestaba lo decia. Si algo la irritaba, lo expresaba. Por supuesto, se acababa disculpando efusivamente, y pretendia que no habia occurido después, pero era sin duda algo a lo que no podría volver con facilidad.

En su entrenamiento con la magia, practicó lo que le pareció más simple primero. Obviamente, se equivocó. Manifestar la magia, darle forma, color y vida eran conceptos ajenos y como aprendiza aun debia andar camino. Apreciaba los hechizos de curación, pero había poca o ninguna opción de usarlos. Si bien sola en el cuarto de dormir, en la armeria o en las mazmorras, se aseguraba de memorizar. Practicaba con los ojos perdidos, recordando las páginas cuando no las tenia enfrente. Tambien, en ocasiones, habia usado mnemotécnicas para poder diferenciarse los gestos y palabras de los unos y los otros. A falta de crearse tarjetitas para ayudarse al estudio, Reina hizo lo mismo que cuando se preparó para los finales. Y estudió.

El libro que ella había sacado de la biblioteca, sin embargo, se demostro bastante inútil. Pensó en su momento, que lo más útil seria una especie de guia, algo que pudiera advertirles de los peligros de la ciudad de antemano. Todo lo que encontró fue un viejo tomo enciclopédico en la forma de un bestiario de la ciudad, recopilado siglos antes. Cuanto más leia la nipona de él, más se enfermaba. Si la mitad de lo que ahí salia existia en la ciudad, era fruto de un milagro que siguieran vivos y relativamente sanos. Y así pues, lo fue abandonando poco a poco hasta que quedó abandonado en un rincón del dormitorio, cogiendo polvo.

Un día se encontró a Luci recogiendo en el patio, lo cual no le llamó la atención demasiado. Ella había salido como siempre a encontrar su centro. Sin embargo, logró ver la herida de Luci. Llevando un arco y una ballesta no era dificil imaginar que habia pasado. Reina se culpó por ello. Podia haberle entrenado, pero era obvio que era demasiado tarde. Tanto si les enseñaba como si no, iban a querer usar las armas. Pensó entonces, que lo lógico era ya que iban a hacerlo de todas formas, que lo hicieran bajo supervisión y que aprendieran. Por otra parte, le aterrorizaba lo que dirian una vez les introdujera al arco. Habia mucho que aprender y poco tiempo. La Luna estaba cerca y el final prometido se cernia sobre ellos. Reina haria correr la voz, durante comidas, desayunos y otras reuniones puntuales que empezaria a impartir con el arco para quien quisiera, disculpandose en privado con Lethe, quien le pidió en un principio hacerlo bajo la premisa de que habia reconsiderado los hechos. ¿Luci hiriendose habia cambiado su opinion? ¿De veras pensaba que iba a servir de algo entrenarles? El Kyudo era Marcial, pero tambien arte. Querrían aprender poco del arte y más del marcial. Le atemorizaba el hecho de inculcarles la importancia del arte a la hora de usar el arco. Si de verdad pensaban que el entrenamiento les iba a servir de mucho sin años y años de práctica no iban a amontonar mucho, pero si aprendían a respirar bien y a ver con los ojos durante momentos de adrenalina, eso ya seria bastante.
Y aquello no descaraba el estado en el que notaba al pequeño. Luci habia cambiado mucho, aunque Reina no habia sabido si preguntar. Se intentaba presentar siempre cálida y comprensiva cuando él estuviera rondando. Casi esperaba que fuera el pequeño quien dijera algo primero. Pero con el pasar de los días cada vez era más obvio que debian hacer algo. Estaba perdiendo el color y el calor y no por la ciudad debia de dejarsele a su propia cuenta. Eran un grupo y debian de sortear los obstaculos de su situación como tal.

Un día de la nada, escucharon voces propagadas por la ciudad. A Reina le recordaba al aviso contra terremotos y maremotos, pero hacia tanto que no escuchaba nada parecido que le sobresaltó. Hablaba de la ciudad y de lo que podia suponer otros mundos. Era tenebroso y a la vez extraño. ¿Por que pretendían tener una semblanza de orden y civilización? ¿Acaso no veían como estaba su ciudad? ¿Era aquello otro truco? Miles de preguntas siguieron rondandole la cabeza cada vez que recordaba el evento y sin duda le quitó de concentrarse en otras cosas, tal como siempre ella hacía que se quedaba absorta en sus propios pensamientos.

Aquellos dias serian como un sueño. Una pesadilla tal vez, pero un ciclo que se repetia casi oníricamente. Ella estaba allí y a la vez no lo estaba. Pretendia no molestar y sin embargo, era incapaz de escapar aquellos pensamientos que se aquejaban de que lo hacia. Sentimientos de inadequadez, de engaño y mentira. Sentia que estaba mintiendo a sus compañeros y, al no hacer nada no saldría nunca de aquel ciclo. Las cosas debian de cambiar. Debia evitar caer en la parsimonia. Debia empezar a reafirmarse y a ser la mejor version de si misma para con los demás.
Se lavó la cara con agua fría- Helada a aquel punto. El cubo medio vacio yacia a sus pies y, acuclillada, procuraba despertarse. Los cabellos lisos que le crecian por la cara ya, no habia hecho para cortarlos. El aspecto salvaje y descuidado lo habia logrado mucho antes de que creciera y, para cuando se percató de ello, ya llovia sobre mojado.
Reina salió del baño tras secarse la cara y terminar con su rutina mañanera. Un escueto desayuno después, dió sus buenos días y su propio ofrecimiento.
Si no es mucha molestia, querria salir también a ayudar. Necesito estirar las piernas.

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す           争            基         ま
べ           は            づ         す
て           欺            い          。
の           瞞            て          
戦           に            い          

Poema de Despedida Japonés (Anónimo, Sin Datar)
Lops
Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Personajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.

Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.

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05/09/20, 01:27 pm
Extrañísimos sueños aparte, la vida avanzaba y la bicha no tardó mucho en casi olvidar aquel. A lo largo de las siguientes semanas se estableció en su vida lo que ella misma se describía como una rutina inconsistente. A pesar de que los días seguían una estructura básica similar, la novedad y la sorpresa eran bastante frecuentes también. En ocasiones para bien, en otras para mal.

Quitando aquellas en las que estuvo más cerca de morir, uno de los eventos más sorprendentes fue cuando de repente se oyeron unas voces muy extrañas proviniendo de todas partes. Como si se tratara de una sola entidad, todas comunicaron con una coordinación perfecta algo sobre encoger un portal y un mundo con un nombre muy raro. No fue la única vez que oyeron la voz durante aquel mismo día. Entre esos comunicados y lo poco que lograron captar desde su refugio, parecía que algo estaba sucediendo. Seguramente no era ella la única que deseó que aquello no fuera con ellos.

Otro de los eventos mayores fue, curiosamente, que el cielo empezaran a aparecer estrellas. Por lo que las lecturas les habían revelado, a la primera se la llamaba Emisaria, pues anunciaba tanto la llegada del resto como la proximidad de la Luna Roja. Desconocedora de los fenómenos astrológicos, se preguntó cómo era posible que empezaran a aparecer estrellas en el cielo de repente. Aunque la respuesta no la convenciera por completo, algunos de sus compañeros se tomaron la molestia de explicarle posibles razones.

El torreón se fue llenando progresivamente de actividades más comunales. A pesar de las diferencias, estaban estableciendo una comunidad y aproximándose más los unos a los otros. Aún les costaba a algunos, pero a pesar de ello notaba que en general se iban abriendo a incluir a todos. Le preocupaba bastante Luci, sin ir más lejos, pero por suerte este aceptó unirse de nuevo a las sesiones de percusión. Estas empezaron a volverse más ricas cuando incluyeron no solo un tambor, sino que además construyeron otros instrumentos que la clinger nunca hubiera podido imaginar de no ser por el libro que tomó prestado durante la última visita a la Biblioteca. Descubrió que, debido a su carencia los labios que tenían los mamíferos, era incapaz de tocar lo que Chromsa llamaba “flauta”. Al menos el tambor no era tan exclusivista.

Viendo el interés creciente de algunos de sus compañeros en incluir más gente en sus entrenamientos armados, la insecto empezó a practicar la lanza. Algunas de las bases para manejar esta arma las pudo extrapolar de su experiencia previa con el bastón. También se interesó por las clases de esgrima de Kahlo, pues era un estilo en el que podía sacar partido de sus dotes físicas naturales. A pesar de tener muchos aspectos que pulir en cuanto a artes marciales, era capaz de intuir sus errores y corregirlos deprisa.

***

Una de las cosas que peor le hizo pasar es el que los días se fueran volviendo más fríos. Supuso que, igual que había un invierno en su planeta, también lo habría allí; pero es que lo que tenían antes ya le parecía el invierno. Aquello era algo más, algo peor. «El reinvierno», pensó mientras se calaba las mantas extra que acababa de recoger de un armario. Llevaba varias horas intentando dormirse desde que despertó por culpa del frío, pero no fue hasta unos minutos antes que superó el cansancio y la pereza para ir a buscar más ropa de cama. Aquello, finalmente le hizo conciliar el sueño, aunque de forma más irregular que de costumbre.

En algún momento, el viento la despertó. O tal creyó. Era un sonido constante y ligeramente silbante, como si alguien hubiera dejado una ventana casi cerrada y el viento pasara por ella. Sin embargo, no sentía el frío. Intentó sentarse, pero aún podía sentir la almohada en su nuca. Le pareció sentarse, pero su cuerpo seguía estirado. Como un resorte, intentaba separarse de la almohada para descubrir al instante que seguía sobre ella. Alguien se sentó a su lado, lo notaba, pero no podía verla. ¿Verla? Sí de algún modo sabía quién era. Como si el mismo peso y cómo se hundía el colchón fueran indicativos. Por una parte, la reconfortaba, por otra no podía girar la cabeza y aquello la angustiaba. Se inclinó hacia ella, pudo empezar a captarla por el rabillo del ojo. La veía muy lejos, la reconocía por sus orejas puntiagudas y pómulos redondeados. Sin embargo, la sentía cerca, respiraba justo encima de ella, era ligeramente silbante. Y lo hacía muy, muy  
l e n t a m e n t e
.

¡Kahlo! —consiguió exclamar al fin, aunque casi sin voz. Miró a su alrededor, pero no estaba allí. No había nadie allí. Era ya de mañana, estaba claro que el sol había salido hacía unas horas y todos debían encontrarse ya abajo. Sin embargo, el miedo le impidió pensar en ello. Llamó a gritos a alguien, a quien fuera. En su interior quería saber si Kahlo estaba ahí, pero no estaba segura de querer verla.
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas



Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

05/09/20, 04:47 pm
Antes de que nadie pudiese responder a su pregunta escuchó el grito de Kradko proveniente de la planta de arriba.
Iré a ver qué ha pasado. Yo me quedaré esta vez —respondió apresuradamente a la pregunta de Chromsa antes de desaparecer corriendo escaleras arriba.

Entró al cuarto repasando mentalmente los hechizos que podía hacer que pudiesen resultar útiles en una situación de peligro, ya que no llevaba ningún arma con ella y entró al dormitorio buscando a la clinger. No parecía haber nada peligroso allí. Ni nada, en general, excepto la propia Kradko que todavía estaba metida en su cama.
¿Kradko? —Se acercó a ella.
Lops
Lops

Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Personajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.

Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.

Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

05/09/20, 05:03 pm
Kradko salió al fin de debajo de las sábanas.

¡Lethe! —gritó mientras salía corriendo hacia ella. Estaba claramente alterada.

Se abrazó a la enderth mientras temblaba de forma incontrolable. Emitió una serie de quejidos lastimeros, lo que para un clinger era el equivalente a llorar.

¡N-no sé qué ha pasadooo! —Estaba tan alterada que le costaba hablar—.P-parecía una pesadilla… Peeero… Pero era como si estuviera despierta y estaba Kahlo pero era muy extraña… ¡Y yo no podía moverme!
Giniroryu
Giniroryu
GM

Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas



Personajes :
Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
Lethe: Horus, enderth.
Rägjynn: mjörní.
Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.


Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.

Armas :
Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
Irianna: arco y estoque.
Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
Lethe: arco y lanza.
Rägjynn: jō.
Naeleth: arco, sai y báculo.


Status : Gin: do the windy thing.

Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.

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05/09/20, 05:44 pm
Rodeó lentamente a Kradko con sus brazos cuando la pequeña le abrazó, preocupada por lo mucho que temblaba. Cuando empezó a explicarse sintió dos cosas: primero alivio, porque no había ocurrido nada grave; y segundo, confusión. O incertidumbre. La clinger había tenido una experiencia similar a la suya con aquella extraña aparición fantasmal de Kahlo para la que no tenía ninguna explicación.
¿Te acuerdas de que a mí me pasó algo parecido hace tiempo? —le preguntó en tono calmado—. Solo es una pesadilla, aunque sea rara. Los demás también han tenido sueños extraños: creemos que es por la Luna Roja esa que se supone que tenemos que ver. Pero son solo sueños.

Era una verdad a medias, porque su experiencia y la de la clinger eran distintas a esos otros sueños, que además ambas habían experimentado también. Esperaba que Kradko pasase ese detalle por alto para que se tranquilizase un poco y al menos dejase de temblar. La propia Lethe no estaba precisamente más tranquila porque seguía recordando aquella inexplicable experiencia con mucho agobio y no le gustaba que la niña hubiera tenido que pasar por lo mismo. ¿Qué más experiencias sin sentido iban a tener que soportar en aquel estercolero?
Isma
Isma

Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.

Armas :
  • Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
  • Damian: Dientes
    Daga

Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj

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05/09/20, 09:22 pm
Viendo que la mayoría estaban listos para salir, aprovechó para comer un poco de fruta e ir a por sus cosas. En el escudo se podían apreciar todavía más magulladuras del entrenamiento, sin perder nada de su solidez aun con esas marcas. Comprobó la espada, reluciente de haberla usado muy poco y del excesivo pero necesario cuidado que Kolja, y a veces el ruso, le daban. Acomodándose todo el equipamiento avisó a todos de que estaba ya preparado para ir a por los víveres que necesitaban.

Sin embargo, unos horribles gritos de Kradko hicieron que el corazón de Adam diese un vuelco, asustado por la pequeña insectoide.

¿Vas tú Lethe?

Quiso ir, pero pensó que la mujer pájaro quizás sería de mayor utilidad para ver lo que le pasaba a Kradko. Afortunadamente solo fue un susto, producto de otra pesadilla. Suspiró al imaginar si su sueño podría haber sido del mismo calibre o incluso peor que el que tuvo él hace ya tiempo. Todavía se le atragantaba esa imagen de su amigo, que en un principio era el ochrorio, muriendo de una forma tan horrible. Una fugaz mirada se dirigió a Chromsa. <<Te protegeré, eres demasiado bueno para que te pase algo>>. Esbozó una ligera sonrisa, producto de los cálidos sentimientos que el ochrorio hacía crecer en su interior. No se percató de que un ligero rubor comenzaba a crecer en sus mejillas, así como unas agradables cosquillas en su abdomen, realmente le caía bien.

Cuida de ella por favor, debe haber pasado un mal rato —pidió a la mujer pájaro antes de que se fuesen.
Percy
Percy

Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia.
Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr

Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido

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05/09/20, 11:48 pm
Últimamente habían perdido las oportunidades de abordar las bañeras, lo que les había obligado a planear una salida a los pozos para recoger las cestas allí. Ya les había pasado un par de veces en los últimos meses y no habían vuelto a encontrar ningún peligro, por lo que no estaba demasiado preocupado. Además, desde que habían traducido el hechizo de levitación podían recuperar mucha de la comida que caía en los diferentes pozos.

Para la salida, y ya que tendría que cargar con algunas de las cestas, Kolja solo se puso una armadura ligera, una cota de malla y algunos refuerzos de cuero. En cuanto a armas, cogió el arco que casi siempre llevaba y un par de hachas cortas, que se colocó a la espalda, donde comenzaba la columna vertebral, en una funda doble muy practica.

Kolja estaba subiendo por las escaleras, con el equipamiento que iba a llevar ya puesto, cuando oyó el grito de la niña bicho llamando a la gatita. Alcanzó a ver como la pájaro subía disparada por las escaleras para ver que ocurría. Cuando volvió a bajar les dijo que Kradko había tenido uno de aquellos sueños extraños y que ella se quedaría con ella mientras el resto salía. Sin más dilación, Kolja, que ya había bajado el puente, salió por la puerta, por una vez a la cabeza del grupo.

_________________________________________

Motes:




Levántate y pelea…héroe.
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Invitado
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Torreón Silente - Página 40 Empty Re: Torreón Silente

05/09/20, 11:55 pm
Luci se quedó paralizado al oir el grito de Kradko. Esperó, con el oído atento, hasta que unos pasos por las escaleras le hicieron reaccionar. Salió de su cuarto hacia el dormitorio comunal en el que Lethe ya estaba consolando a la clinger. Se quedó en la puerta unos segundos, sin saber qué hacer. Parecía que los sueños extraños volvían a atacarles.

-¿Estás bien, Kradko? ¿Quieres que te suba algo de agua? -ofreció, por fin, acercándose a la cama de la clinger.
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