Torreón Silente
+13
Reifon
Birdo
Yber
Isma
Poblo
LEC
Kanyum
Leonart
Dal
Harek
Lops
Percy
Giniroryu
17 participantes
- InvitadoInvitado
Torreón Silente
15/04/19, 08:23 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.
En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.
La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.
- Magia:
Irán en negrita los traducidos.
Grimorio de hechicería de andar por casa:
-Curación general (orgánicos)
-Niebla mágica (ocultación o búsqueda)
-Ampliación de sonido (comunicación u obtención de información)
-Térmico (físico)
-Hechizos medidores de magnitudes sencillas (físico)
-Hechizo reflectante (físico)
-Nudo de cerática (menores)
-Limpieza de ropas (menores)
Hechizos para defenderse de bestias menores:
-Centella ambarina (ofensivo)
-Escudo mágico (defensivo)
-Sortilegio de defensa (defensivo)
-Levitación (transporte)
-Corte (físico)
-Hechizo de impacto (físico)
-Hechizo de inyección (físico)
-Traspaso de energía (varios)
-Hechizo de dentera (varios)
Hechizos que compartidos por los macieleros:
-Recomposicion (orgánico)
-Luz mágica (menor)
-Chispa de intuición mágica (ocultación o búsqueda)
-Hechizo de impulso (físico)
-Moldear materia orgánica (físico)
-Moldear materia inorgánica (físico)
-Cambio de color (menores)
-Sanación superficial (orgánico)
-Restauración (orgánico)
-Amplificación sensorial (orgánico)
-Curación nívea (orgánico - cerca de la luna)
-Hechizo de confusión (ofensivo)
-Centella ambarina (ofensivo)
-Protección básica (defensivo)
-Desvío (defensivo)
-Campo de fuerza (defensivo)
Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.
En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.
La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carisma
Re: Torreón Silente
21/06/20, 04:29 pm
Hasta entonces lo mejor que había podido hacer por el grupo, a parte de traducir, era enseñar lo que sabía de esgrima, y aunque se esforzase por ser al menos la mitad de productiva que el que más sin salir del torreón, eso no la había salvado de las bajonas puntuales por sentirse inútil y fuera de lugar. La magia, sin embargo, lo cambiaba todo.
El primer día no hizo más hechizos, pues a pesar de la emoción, no buscaba fardar de sus nuevas capacidades cuando sus compañeros parecían afligidos por no poder hacer magia. Kahlo se conformaba con saborear ese triunfo en silencio. Los próximos días se enfrascó en la traducción de libros mucho más motivada y seria que antes, vertiendo la misma dedicación que le había puesto a la orfebrería en su momento a ese nuevo trabajo, convirtiéndolo en algo personal. Cada hechizo que sacaban a luz lo ponía a prueba sin dilación, descubriendo en el proceso dos cosas: que no padecía el cansancio que algunos mencionaban y que era capaz de llevar a cabo hechizos que otros, a pesar de tener el don, no podían. Sus límites eran mucho más tardíos y los experimentó a caso hecho, forzando el momento a base de repetir el mismo hechizo hasta agotarse por completo. Esto hizo que (a parte de llevarla a la cama a media tarde) el orgullo de la varmana se disparase considerablemente. Quizás no tuviese la fuerza, los músculos ni la valentía de Alec o Kolja, que siguiera siendo pequeña y con mucho que perder, pero ahora contaba con un nuevo poder que había traido de vuelta a la joven soberbia que había sido meses atrás, mucho más capaz de enfrentarse a nada.
Los días pasaron deprisa al tener cosas nuevas en las que entretenerse, una rutina menos pesada. Ahora podía darse largos baños de agua caliente o limpiar su ropa con un gesto, y solo con eso era como si las condiciones de vida hubieran mejorado una barbarie. Cinco meses seguían sonando como una eternidad, pero si sacaban más conjuros útiles al menos dejarían de estar para el arrastre y ella se sentiría menos indefensa. Se unió a la salida propuesta sin dudar, cansada de tenerle miedo al exterior, esperanzada a que lo que les deparase en los jardines fuera tan placentero como lo que encontraron en el palacete y en la biblioteca.
El primer día no hizo más hechizos, pues a pesar de la emoción, no buscaba fardar de sus nuevas capacidades cuando sus compañeros parecían afligidos por no poder hacer magia. Kahlo se conformaba con saborear ese triunfo en silencio. Los próximos días se enfrascó en la traducción de libros mucho más motivada y seria que antes, vertiendo la misma dedicación que le había puesto a la orfebrería en su momento a ese nuevo trabajo, convirtiéndolo en algo personal. Cada hechizo que sacaban a luz lo ponía a prueba sin dilación, descubriendo en el proceso dos cosas: que no padecía el cansancio que algunos mencionaban y que era capaz de llevar a cabo hechizos que otros, a pesar de tener el don, no podían. Sus límites eran mucho más tardíos y los experimentó a caso hecho, forzando el momento a base de repetir el mismo hechizo hasta agotarse por completo. Esto hizo que (a parte de llevarla a la cama a media tarde) el orgullo de la varmana se disparase considerablemente. Quizás no tuviese la fuerza, los músculos ni la valentía de Alec o Kolja, que siguiera siendo pequeña y con mucho que perder, pero ahora contaba con un nuevo poder que había traido de vuelta a la joven soberbia que había sido meses atrás, mucho más capaz de enfrentarse a nada.
Los días pasaron deprisa al tener cosas nuevas en las que entretenerse, una rutina menos pesada. Ahora podía darse largos baños de agua caliente o limpiar su ropa con un gesto, y solo con eso era como si las condiciones de vida hubieran mejorado una barbarie. Cinco meses seguían sonando como una eternidad, pero si sacaban más conjuros útiles al menos dejarían de estar para el arrastre y ella se sentiría menos indefensa. Se unió a la salida propuesta sin dudar, cansada de tenerle miedo al exterior, esperanzada a que lo que les deparase en los jardines fuera tan placentero como lo que encontraron en el palacete y en la biblioteca.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Re: Torreón Silente
24/06/20, 07:18 pm
Amira casi lloró con el primer baño de agua caliente. La magia le había devuelto algo tan sencillo como eso, que hasta hace dos meses era algo que suponía que siempre tendría. El descenso en la calidad de vida le seguía doliendo, aunque se hubiera acostumbrado bastante, y ya ni siquiera le importaba tanto no poder usar su teléfono, así que recuperar algo tan simple como limpiar la ropa de manera sencilla y poder calentar el agua le parecía maravilloso.
Había seguido ayudando a traducir hechizos esos días, así como a practicarlos. Ella no era la más dotada para la magia de todos sus compañeros y al principio le resultó frustrante: no estaba haciendo nada mal, y aún así no le salían algunos de los hechizos. No era ni de lejos la única, incluso algunos de sus compañeros ni siquiera podían hacer nada, lo que acabó pro convencerla de que no era culpa de no esforzarse o de no hacer algo como debía. No tenía el don que parecía tener Kahlo, vale, pero podía hacer magia. No sabía qué hacía que ella fuese tan buena con la magia, puede que su especie lo fuera (de hecho, a los humanos parecía dárseles peor, ya que solo ella y Reina parecían poder hacerla) o algún otro motivo que aún no conocían.
En cuanto Luci propuso la excursión, Amira se apuntó sin dudarlo. Si a aquel chico le interesaba un lugar de esa ciudad era porque era bonito o interesante o al menos no una ruina horrible; confiaba plenamente en su criterio estético para eso, y quería ver algo más que ruinas en esa ciudad. Cogió las armas que llevaba siempre antes de salir, contando esta vez con que poseían una pequeña ventaja: sabían algo de magia.
Había seguido ayudando a traducir hechizos esos días, así como a practicarlos. Ella no era la más dotada para la magia de todos sus compañeros y al principio le resultó frustrante: no estaba haciendo nada mal, y aún así no le salían algunos de los hechizos. No era ni de lejos la única, incluso algunos de sus compañeros ni siquiera podían hacer nada, lo que acabó pro convencerla de que no era culpa de no esforzarse o de no hacer algo como debía. No tenía el don que parecía tener Kahlo, vale, pero podía hacer magia. No sabía qué hacía que ella fuese tan buena con la magia, puede que su especie lo fuera (de hecho, a los humanos parecía dárseles peor, ya que solo ella y Reina parecían poder hacerla) o algún otro motivo que aún no conocían.
En cuanto Luci propuso la excursión, Amira se apuntó sin dudarlo. Si a aquel chico le interesaba un lugar de esa ciudad era porque era bonito o interesante o al menos no una ruina horrible; confiaba plenamente en su criterio estético para eso, y quería ver algo más que ruinas en esa ciudad. Cogió las armas que llevaba siempre antes de salir, contando esta vez con que poseían una pequeña ventaja: sabían algo de magia.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.
Re: Torreón Silente
14/07/20, 01:14 am
Alec se pasó el tiempo trabajando en los regalos que iba a entregar a sus compañeros para navidad. Un pez de madera para Lethe, una figura de un guerrero para Adam, un pequeño rastrillo y una pala para Chromsa, un conejo de madera para Luci, una espada y un escudo de juguete para Kolja y un colgante con un flor de madera para Kahlo. Para los demás aún no tenía ni idea pero según los fuera conociendo más idearía alguna cosa.
También ayudó a Chromsa con el huerto echando mucho de menos su trabajo en la Tierra. Entrenó como siempre y empezó a practicar magia de noche en la azotea siempre antes de acostarse. Los resultados eran decepcionantes y nulos por completo. De hecho cada día se sentía más inútil en comparación al resto, aquello era algo que se le escapaba por completo y viendo lo útil que podía ser en el exterior Alec se ponía de mal humor. Y no sabía si de mal humor con aquella ciudad o con él mismo por no poder hacer magia.
Aquel día el resto decidió salir y Alec, que ya llevaba un tiempo sintiéndose desanimado, decidió quedarse en el torreón. Quizá algo de soledad le sentase bien, o quizá solo acrecentase su sensación de inutilidad. Fuera como fuese podría dedicarse a terminar los regalos. También añadió algunas cartas:
Aunque primero de todo iba a preparar una buena comida para cuando llegase el resto. Eso al menos podía hacerlo.
También ayudó a Chromsa con el huerto echando mucho de menos su trabajo en la Tierra. Entrenó como siempre y empezó a practicar magia de noche en la azotea siempre antes de acostarse. Los resultados eran decepcionantes y nulos por completo. De hecho cada día se sentía más inútil en comparación al resto, aquello era algo que se le escapaba por completo y viendo lo útil que podía ser en el exterior Alec se ponía de mal humor. Y no sabía si de mal humor con aquella ciudad o con él mismo por no poder hacer magia.
Aquel día el resto decidió salir y Alec, que ya llevaba un tiempo sintiéndose desanimado, decidió quedarse en el torreón. Quizá algo de soledad le sentase bien, o quizá solo acrecentase su sensación de inutilidad. Fuera como fuese podría dedicarse a terminar los regalos. También añadió algunas cartas:
- Carta para los terrestres::
- ¡Feliz Navidad! (quizá algo atrasadas, no se lleva bien la cuenta del tiempo aquí) Quería decirte lo bien que lo estás haciendo en este lugar perdido de la mano de Dios y que hasta Santa debería traerte regalos. Espero que te guste.
Con cariño: Alec.
- Para los no terrestres::
- ¡Feliz Navidad! Seguro que te estás preguntando si se me ha ido la cabeza pero no, esta es la más bonita de las tradiciones terrestres, una fecha para estar con los seres queridos e intercambiar regalos. Como soy consciente de que lo primero es imposible he decidido traerte lo segundo. Este regalo es para ti, está hecho con mucho cariño.
Alec.
Aunque primero de todo iba a preparar una buena comida para cuando llegase el resto. Eso al menos podía hacerlo.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Re: Torreón Silente
28/07/20, 10:25 pm
No hubo incidentes a la vuelta y, aunque el ambiente parecía haberse chafado y algunos de sus compañeros en particular no se habían tomado nada bien aquel encuentro, para la enderth había sido positivo en su mayoría. Aún con la frustración de no poder recibir más datos, tenían algo de información y alguien había mostrado un mínimo de interés de forma positiva por ellos. Ver a alguien de su especie después de todos aquellos años ya parecía superfluo, pero no podía evitar sentir cierta afinidad hacia Kirés, especialmente resultándole más fácil ignorar desde la distancia que si se comparaba con él salía perdiendo.
Regresaron y explicaron a los que se habían quedado en el torreón el encuentro. Lethe aportó su punto de vista, aunque no se extendió demasiado al respecto. El resto del día le dio bastantes vueltas a todo lo que significaba lo que el otro enderth les había contado y se preguntó si podrían sacar algo en claro en aquel libro de historia. No obstante, ella quería seguir estudiando magia, por lo que se lo hizo saber a algunos de los que ya habían comenzado a leer aquel denso tomo, para que estuviesen atentos en busca de posibles conexiones.
Alec le había dejado a ella y al resto una figura en sus respectivas camas, junto con una carta que no terminó de entender. Con su pez de madera en las manos fue en busca del humano y le agradeció el detalle a su manera, aunque el chico podría ver que estaba siendo sincera. También hizo algunas preguntas acerca de aquella fiesta de la que hablaba en la carta y en sus gestos se podría leer una notable confusión. Por lo visto los humanos no solo se regalaban cosas durante los cumpleaños si no que aprovechaban cualquier excusa para hacerlo y para celebrar constantemente eventos que no parecían tener relevancia alguna. O eso creía, pues no estaba muy segura de haber entendido nada en absoluto, si tenía que ser sincera al respecto.
Consiguieron traducir dos nuevos hechizos y, para su alivio era capaz de hacer uno de ellos, que consistía en una película mágica que protegía de golpes leves. El otro tan solo la varmana, una vez más demostrando su superioridad innata con la hechicería, fue capaz de llevarlo a cabo y al parecer permitía ver a través de las paredes. Resultaba un tanto frustrante, pero Lethe sabía encajar aquella clase de cosas. Si solo podía llevar a cabo algunos de aquellos hechizos se tendría que adaptar a aquel hecho y hacer todo lo que estuviese en su mano por resultar útil independientemente de este hecho.
Aquella mañana se había propuesto descifrar otro nuevo hechizo. Uno con el que, si no había entendido mal, podrían volar, o algo así. No avanzó mucho porque en cuanto que todos se empezaron a levantar el grupo decidió que volverían a la biblioteca aquel día.
Regresaron y explicaron a los que se habían quedado en el torreón el encuentro. Lethe aportó su punto de vista, aunque no se extendió demasiado al respecto. El resto del día le dio bastantes vueltas a todo lo que significaba lo que el otro enderth les había contado y se preguntó si podrían sacar algo en claro en aquel libro de historia. No obstante, ella quería seguir estudiando magia, por lo que se lo hizo saber a algunos de los que ya habían comenzado a leer aquel denso tomo, para que estuviesen atentos en busca de posibles conexiones.
Alec le había dejado a ella y al resto una figura en sus respectivas camas, junto con una carta que no terminó de entender. Con su pez de madera en las manos fue en busca del humano y le agradeció el detalle a su manera, aunque el chico podría ver que estaba siendo sincera. También hizo algunas preguntas acerca de aquella fiesta de la que hablaba en la carta y en sus gestos se podría leer una notable confusión. Por lo visto los humanos no solo se regalaban cosas durante los cumpleaños si no que aprovechaban cualquier excusa para hacerlo y para celebrar constantemente eventos que no parecían tener relevancia alguna. O eso creía, pues no estaba muy segura de haber entendido nada en absoluto, si tenía que ser sincera al respecto.
Consiguieron traducir dos nuevos hechizos y, para su alivio era capaz de hacer uno de ellos, que consistía en una película mágica que protegía de golpes leves. El otro tan solo la varmana, una vez más demostrando su superioridad innata con la hechicería, fue capaz de llevarlo a cabo y al parecer permitía ver a través de las paredes. Resultaba un tanto frustrante, pero Lethe sabía encajar aquella clase de cosas. Si solo podía llevar a cabo algunos de aquellos hechizos se tendría que adaptar a aquel hecho y hacer todo lo que estuviese en su mano por resultar útil independientemente de este hecho.
Aquella mañana se había propuesto descifrar otro nuevo hechizo. Uno con el que, si no había entendido mal, podrían volar, o algo así. No avanzó mucho porque en cuanto que todos se empezaron a levantar el grupo decidió que volverían a la biblioteca aquel día.
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Silente
29/07/20, 01:57 am
Luci pasó cabizbajo todo el camino de vuelta, rumiendo los escasos datos que les había dado el enderth y sus propios sentimientos. Cuando llegaron al torreón dejó que los demás hablaran y no quiso aportar nada. Simplemente se quedó allí, en silencio, estudiando con ojos hinchados las reacciones del resto de sus compañeros. Pasó el resto del día acostado.
Durante un par de días sus entretenimientos habituales dejaron de tener interés para él. Fue incapaz de tocar de nuevo el libro de arte que había sacado de la biblioteca, sin embargo se sentía intensamente atraído por el de historia, aunque sus intentos por leerlo siguieran revolviéndole las tripas. Por la noche no dormía por culpa de infinidad de pensamientos intrusivos y pesadillas que, afortunadamente, no fueron tan horribles como la que había tenido semanas atrás. Por eso pudo oír a Alec colocar los regalos junto a las camas, aunque el grandullón puso tanto empeño en no hacer ruido que Luci fingió dormir todo el rato. Al día siguiente se encontró con su regalo y su nota, que lograron romper su burbuja de anhedonia.
Se arrepintió de preguntarle a Alec sobre la Navidad, pues lo que le contó de la fiesta le recordó dolorosamente a su hogar, aun así se aseguró de agradecérselo debidamente, fingiendo de manera muy convincente su entusiasmo habitual. Tomó la costumbre de llevar el conejo de madera a todas partes. Debido a su aspecto tosco, Luci le dio en su cabeza una personalidad gruñona, y en un momento le pintó unas cejas enfadadas con uno de los lápices diminutos que rondaban por el torreón. No quiso ponerle nombre. Se echaba siestas con él y por las noches lo ponía junto a su almohada, con su gesto enfadado apuntando a la ventana, como si eso pudiera espantar a lo que fuera que intentara colarse. Las pesadillas no cesaron, pero sí un poco los pensamientos intrusivos.
El grupo de traducción consiguió dos hechizos nuevos. Luci no fue capaz de realizar ninguno de los dos, y no solo eso, si no que también dejó de poder usar el escudo. Parecía que su poder quedaba relegado a la magia doméstica. No le importó demasiado.
Dado que las tareas diarias del torreón parecían gastar toda su energía y su ánimo no era el mejor, dejó sus sesiones de música con Kradko temporalmente, poniendo una excusa nueva cada vez. Se hizo un pequeño rincón para siestas dentro de un armario en uno de los estudios y pasaba allí la mayor parte del tiempo, durmiendo, peleándose con el libro de historia o dibujando en la madera del mueble con materiales que le robaba al grupo de traducción. La superficie rugosa de la madera no le permitía ser muy preciso, pero le relajaba. Los dibujos eran principalmente pájaros negros con dientes. Por la noche se iba a dormir a su cama como siempre.
No recordaba si fue él o fue otro compañero quien propuso volver a la biblioteca, pero se había hartado del libro de arte y quería cambiarlo por otro, así que se apuntó a la salida. El terror que le producía la ciudad se había vuelto una emoción tan familiar que estar fuera o dentro del torreón había dejado de tener importancia. Ese día se puso un vestido negro con cuello de bebé y botones, medias de rallas con agujeros, el jersey rosa de su madre y una cinta de cuero al cuello. También llevaba una bandolera que se había apañado para llenarla con materiales de la biblioteca. Por supuesto el conejo enfadado iba dentro.
Durante un par de días sus entretenimientos habituales dejaron de tener interés para él. Fue incapaz de tocar de nuevo el libro de arte que había sacado de la biblioteca, sin embargo se sentía intensamente atraído por el de historia, aunque sus intentos por leerlo siguieran revolviéndole las tripas. Por la noche no dormía por culpa de infinidad de pensamientos intrusivos y pesadillas que, afortunadamente, no fueron tan horribles como la que había tenido semanas atrás. Por eso pudo oír a Alec colocar los regalos junto a las camas, aunque el grandullón puso tanto empeño en no hacer ruido que Luci fingió dormir todo el rato. Al día siguiente se encontró con su regalo y su nota, que lograron romper su burbuja de anhedonia.
Se arrepintió de preguntarle a Alec sobre la Navidad, pues lo que le contó de la fiesta le recordó dolorosamente a su hogar, aun así se aseguró de agradecérselo debidamente, fingiendo de manera muy convincente su entusiasmo habitual. Tomó la costumbre de llevar el conejo de madera a todas partes. Debido a su aspecto tosco, Luci le dio en su cabeza una personalidad gruñona, y en un momento le pintó unas cejas enfadadas con uno de los lápices diminutos que rondaban por el torreón. No quiso ponerle nombre. Se echaba siestas con él y por las noches lo ponía junto a su almohada, con su gesto enfadado apuntando a la ventana, como si eso pudiera espantar a lo que fuera que intentara colarse. Las pesadillas no cesaron, pero sí un poco los pensamientos intrusivos.
El grupo de traducción consiguió dos hechizos nuevos. Luci no fue capaz de realizar ninguno de los dos, y no solo eso, si no que también dejó de poder usar el escudo. Parecía que su poder quedaba relegado a la magia doméstica. No le importó demasiado.
Dado que las tareas diarias del torreón parecían gastar toda su energía y su ánimo no era el mejor, dejó sus sesiones de música con Kradko temporalmente, poniendo una excusa nueva cada vez. Se hizo un pequeño rincón para siestas dentro de un armario en uno de los estudios y pasaba allí la mayor parte del tiempo, durmiendo, peleándose con el libro de historia o dibujando en la madera del mueble con materiales que le robaba al grupo de traducción. La superficie rugosa de la madera no le permitía ser muy preciso, pero le relajaba. Los dibujos eran principalmente pájaros negros con dientes. Por la noche se iba a dormir a su cama como siempre.
No recordaba si fue él o fue otro compañero quien propuso volver a la biblioteca, pero se había hartado del libro de arte y quería cambiarlo por otro, así que se apuntó a la salida. El terror que le producía la ciudad se había vuelto una emoción tan familiar que estar fuera o dentro del torreón había dejado de tener importancia. Ese día se puso un vestido negro con cuello de bebé y botones, medias de rallas con agujeros, el jersey rosa de su madre y una cinta de cuero al cuello. También llevaba una bandolera que se había apañado para llenarla con materiales de la biblioteca. Por supuesto el conejo enfadado iba dentro.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Silente
29/07/20, 04:24 pm
Durante la vuelta, Adam estuvo dando vueltas en su cabeza el encuentro con Kirés, algo feliz de que uno de los ciudadanos de la ciudad les diese algo de información, limitada pero útil en parte. Nada peligroso ocurrió y, aliviado, contaron lo que les pasó durante la salida. Adam no pudo evitar recalcar la amabilidad del visitante ante todos, denotando lo sorpresívamente cortés que fue con ellos y aportando su comprensivo punto de vista sobre las leyes que le impidió hablar con ellos sobre la ciudad. Lo que quedó de día, el ruso lo dedicó a entrenar con Kolja y dar vueltas aleatorias por el torreón durante la noche.
Una de las mañanas amaneció notando algo duro en la cama. Tanteando por fin encontró de lo que se trataba: una figura que personificaba un guerrero. También encontró la carta que revelaba que Alec les había hecho regalos para navidad. Quien diría que el ruso se sentiría nostálgico por el amable gesto de Alec, echando un poco de menos la natividad de la Tierra, esos ambientes felices en su ciudad lo alegraban todo. Para agradecer su obsequio comenzó a frecuentar la azotea y tener charlas algo más frecuentes con el escocés a partir de ese momento.
Los días pasaron y, aparte de los entrenamientos, Adam se iba volviendo mucho más sociable con el resto, pasando de apartarse a convivir de forma más activa con ellos. Colaboró y ayudó a Chromsa con el huerto, tardes enteras en la azotea con Alec, echar una mano a Kolja con las armas con las que, poco a poco, fue pillando mayor confianza… Pero hubo algo con lo que no pudo aguantarse las ganas. El sonido de la percusión del tambor de Kradko lo llamaba, lo cautivaba y pasaba tardes enteras solo escuchando, pero no solo quiso ver ese apañado instrumento, quería probarlo. La clinger aceptó la tímida propuesta de Adam y éste, ni corto ni perezoso, enseñó tempos que se sabía de memoria, jugando con los bordes del tambor y haciendo ritmos dispares con el pie, imaginando que era una batería por momentos. Temiendo romper el tambor se contuvo de golpearlo con toda la fuerza de sus palmas, emocionándose de tocar ese instrumento con la divertida Kradko. Le extrañó que, a veces, Luci no fuese a tocar con ellos, preocupándose un poco por su estado anímico.
Cuando hacía su rutina diaria de lavarse, pudo ver el lento paso del tiempo en su cuerpo desde que llegó a la ciudad. Su barba comenzaba a ser algo molesta con tanto pelo, su cabello creció un poco y lo que más le sorprendía: estaba perdiendo bastante peso de golpe, como si toda la actividad que ha tenido en Rocavarancolia con Kolja compensase todos aquellos años de sedentarismo en el reformatorio y en su casa.
Se apuntó a la salida de la biblioteca no por su libro, sino por acompañar a los que querían ir y aportar protección extra por si hacía falta. Ese día llevó la bufanda un poco más suelta de lo normal, por debajo de la mandíbula, parte de la punta de la flecha del tatuaje que alcanzaba su mejilla ya ni se veía por su barba.
Una de las mañanas amaneció notando algo duro en la cama. Tanteando por fin encontró de lo que se trataba: una figura que personificaba un guerrero. También encontró la carta que revelaba que Alec les había hecho regalos para navidad. Quien diría que el ruso se sentiría nostálgico por el amable gesto de Alec, echando un poco de menos la natividad de la Tierra, esos ambientes felices en su ciudad lo alegraban todo. Para agradecer su obsequio comenzó a frecuentar la azotea y tener charlas algo más frecuentes con el escocés a partir de ese momento.
Los días pasaron y, aparte de los entrenamientos, Adam se iba volviendo mucho más sociable con el resto, pasando de apartarse a convivir de forma más activa con ellos. Colaboró y ayudó a Chromsa con el huerto, tardes enteras en la azotea con Alec, echar una mano a Kolja con las armas con las que, poco a poco, fue pillando mayor confianza… Pero hubo algo con lo que no pudo aguantarse las ganas. El sonido de la percusión del tambor de Kradko lo llamaba, lo cautivaba y pasaba tardes enteras solo escuchando, pero no solo quiso ver ese apañado instrumento, quería probarlo. La clinger aceptó la tímida propuesta de Adam y éste, ni corto ni perezoso, enseñó tempos que se sabía de memoria, jugando con los bordes del tambor y haciendo ritmos dispares con el pie, imaginando que era una batería por momentos. Temiendo romper el tambor se contuvo de golpearlo con toda la fuerza de sus palmas, emocionándose de tocar ese instrumento con la divertida Kradko. Le extrañó que, a veces, Luci no fuese a tocar con ellos, preocupándose un poco por su estado anímico.
Cuando hacía su rutina diaria de lavarse, pudo ver el lento paso del tiempo en su cuerpo desde que llegó a la ciudad. Su barba comenzaba a ser algo molesta con tanto pelo, su cabello creció un poco y lo que más le sorprendía: estaba perdiendo bastante peso de golpe, como si toda la actividad que ha tenido en Rocavarancolia con Kolja compensase todos aquellos años de sedentarismo en el reformatorio y en su casa.
Se apuntó a la salida de la biblioteca no por su libro, sino por acompañar a los que querían ir y aportar protección extra por si hacía falta. Ese día llevó la bufanda un poco más suelta de lo normal, por debajo de la mandíbula, parte de la punta de la flecha del tatuaje que alcanzaba su mejilla ya ni se veía por su barba.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Torreón Silente
29/07/20, 05:48 pm
Las reacciones del resto al encuentro con Kirés dieron que pensar a Kradko, pues no todo parecían verlo con su positividad. Es cierto que no casi habían sacado información, pero ya era mucho más de la que había obtenido de cualquiera. También era la primera vez que se cruzaba con algo cercano y conocido, a pesar de la rareza de esa especie. Curiosamente, ya sabía de más enderth que de clinger en aquella ciudad.
Y llegó aquello que los humanos llamaron Navidad. Esta parecía ser alguna especie de fiesta que celebraban durante un día y se regalaban cosas. Ella no tenía regalos como otros, pero la nota le dejó claro que no Alec no se había olvidado de ella, al menos. Supuso que el humano no habría tenido tiempo para hacer regalos para todos. Parecía razonable. Al ver que ella no tenía un regalo, Lethe le ofreció su figura de pez, la cual le parecía muy bonita. No es que Kradko tuviera un concepto muy claro de los regalos como propiedad individual, pero aun así no se limitó a tan solo aceptar el ofrecimiento.
—¿Lo compartimos, vale? —propuso al ave, pensando que era una buena forma de no dejar a una de las dos sin regalo.
Durante varios días intentó aproximarse a Luci y animarle a tocar con ella, pues le veía bastante alicaído. Sin embargo, tras varios intentos le quedó claro que no se iba a animar. Tras haberse acostumbrado a tocar en compañía habitualmente encontrarse de pronto sola la desanimó un poco al principio, pero pronto Adam se ofreció a tocar con ella. Seguía preocupada por Luci y quería que volvieran a pasar momentos juntos, pero tampoco podía forzarle si no quería, aquello le haría más mal que bien. Parecía que, poco a poco, iba metiéndosele un poco de madurez en el cerebro.
Para su sorpresa, Adam ya tenía experiencia tocado instrumentos de percusión. En cuanto se enteró le pidió que le enseñara. Y él cometió aceptó. Craso error. La joven lo asaltó enseguida con preguntas y sugerencias variopintas. Por suerte para el chico, esta se callaba en cuanto el tambor sonaba. Sin importar quien fuera el que lo tocara, ella estaba atenta a absorber todo el conocimiento que pudiera y a replicarlo. Aunque las sensaciones que le transmitían los ritmos de Adam eran muy distintos a los de Luci, estos también le resultaban sin duda muy exóticos, claramente distintos a los que había oído en su ciudad natal. La joven no tenía ninguna clase de formación teórica, así que no podía llegar a explicar por qué le resultaban tan distintos. Se limitó a asimilarlos e implementarlos con el poco conocimiento que ya tenía y su intuición.
Tampoco descuidó el practicar magia a medida que los traductores iban descifrando nuevos conjuros. Pudo aprender sin demasiadas dificultades uno de los dos, pero el otro se le resistió tanto que al final se rindió. A pesar de que había experimentado tener más facilidad que muchos de sus compañeros para la magia, claramente no poseía el toque que sí tenía Kahlo. Estaba claro que ella era la única capaz de ejecutar aquel nuevo conjuro.
La pequeña se apuntó a la nueva salida a la biblioteca más por motivos prácticos que porque le apeteciera, pues ella aún no había tomado en préstamo ningún libro y podrían necesitar ese hueco extra. Esta vez se propuso encontrar algo que pudieran usar o que, como mínimo, le interesara de verdad.
Y llegó aquello que los humanos llamaron Navidad. Esta parecía ser alguna especie de fiesta que celebraban durante un día y se regalaban cosas. Ella no tenía regalos como otros, pero la nota le dejó claro que no Alec no se había olvidado de ella, al menos. Supuso que el humano no habría tenido tiempo para hacer regalos para todos. Parecía razonable. Al ver que ella no tenía un regalo, Lethe le ofreció su figura de pez, la cual le parecía muy bonita. No es que Kradko tuviera un concepto muy claro de los regalos como propiedad individual, pero aun así no se limitó a tan solo aceptar el ofrecimiento.
—¿Lo compartimos, vale? —propuso al ave, pensando que era una buena forma de no dejar a una de las dos sin regalo.
Durante varios días intentó aproximarse a Luci y animarle a tocar con ella, pues le veía bastante alicaído. Sin embargo, tras varios intentos le quedó claro que no se iba a animar. Tras haberse acostumbrado a tocar en compañía habitualmente encontrarse de pronto sola la desanimó un poco al principio, pero pronto Adam se ofreció a tocar con ella. Seguía preocupada por Luci y quería que volvieran a pasar momentos juntos, pero tampoco podía forzarle si no quería, aquello le haría más mal que bien. Parecía que, poco a poco, iba metiéndosele un poco de madurez en el cerebro.
Para su sorpresa, Adam ya tenía experiencia tocado instrumentos de percusión. En cuanto se enteró le pidió que le enseñara. Y él cometió aceptó. Craso error. La joven lo asaltó enseguida con preguntas y sugerencias variopintas. Por suerte para el chico, esta se callaba en cuanto el tambor sonaba. Sin importar quien fuera el que lo tocara, ella estaba atenta a absorber todo el conocimiento que pudiera y a replicarlo. Aunque las sensaciones que le transmitían los ritmos de Adam eran muy distintos a los de Luci, estos también le resultaban sin duda muy exóticos, claramente distintos a los que había oído en su ciudad natal. La joven no tenía ninguna clase de formación teórica, así que no podía llegar a explicar por qué le resultaban tan distintos. Se limitó a asimilarlos e implementarlos con el poco conocimiento que ya tenía y su intuición.
Tampoco descuidó el practicar magia a medida que los traductores iban descifrando nuevos conjuros. Pudo aprender sin demasiadas dificultades uno de los dos, pero el otro se le resistió tanto que al final se rindió. A pesar de que había experimentado tener más facilidad que muchos de sus compañeros para la magia, claramente no poseía el toque que sí tenía Kahlo. Estaba claro que ella era la única capaz de ejecutar aquel nuevo conjuro.
La pequeña se apuntó a la nueva salida a la biblioteca más por motivos prácticos que porque le apeteciera, pues ella aún no había tomado en préstamo ningún libro y podrían necesitar ese hueco extra. Esta vez se propuso encontrar algo que pudieran usar o que, como mínimo, le interesara de verdad.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Silente
30/07/20, 09:02 pm
No pasó mucho tiempo hasta que Kirés tuvo que marcharse. A Chormsa le habría gustado saber más, pero podía contentarse con todo el encuentro aunque le hubieran surgido nuevas dudas. Tal vez llegaran a encontrarse en otra ocasión y pudieran seguir charlando. Después varios le pidieron al enderth que transmitieran varios mensajes a quienes los habían llevado a Rocavarancolia. El ochrorio pensó en dejarle un mensaje para el Heraldo, pero realmente no tenía nada que decirle en ese momento. Se limitó a despedirse cuando el grupo se puso en marcha para regresar al torreón.
Ya en el torreón informaron al resto de todo lo que habían visto y hablado con Kirés para después retomar la vida en el refugio. Esa tarde la pasó descansando un poco para después seguir manteniendo el huerto.
Una mañana Chromsa se despertó y vio tres cosas al lado de su cama: un pequeño rastrillo, una pala de un tamaño similar y una nota. Extrañado fue a leer lo que ponía y, al terminar, no pudo más que sonreír y salir corriendo a donde estuviera Alec en aquel momento con los dos utensilios en mano. -¡Muchísimas gracias Alec! Esto nos va a ayudar mucho a cuidar del campo. Ahora me esforzaré aun más para que salgan buenas cosechas.- dijo muy emocionado al terrestre. Ese día se unió a Lethe y a otros más que también tenían un regalo para preguntarle por aquella "Navidad". Le pareció curioso que, en la base, fuera la celebración del cumpleaños de una mezcla entre semidiós y profeta. No es que las fiestas en honor a la Acromía o a los dioses fueron algo raro, pero le parecio interesante esa historia terrestre.
Pasaron unos días en los que el ochrorio se dedicó a tres cosas. La primera era sin dudar seguir trabajando en el huerto, ahora con nuevas herramientas. Adam le estuvo ayudando bastante y aquello hacia bastante más amena su labor. Algunas de las verduras que faltaban por madurar estaban empezando a llegar al punto de ser cosechadas, aunque todavía les quedaban unos días más. El suelo que había quedado sin plantar después de la primera cosecha lo dejó descansar un poco por el momento. El suelo no era el mejor de todos, así que no era buena idea plantar sin parar.
La segunda cosa que estuvo haciendo fue traducir nuevos hechizos. Consiguieron dos nuevos, de los cuales solo uno podía realizar (al parecer era un hechizo defensivo). Le había quedado claro que no todos tenían tanto poder mágico. Kahlo parecía ser la mejor en ese aspecto, pues uno de los hechizos solo lo consiguió hacer ella. Sentía por una parte admiración y por otra muy pequeña una pizca de envidia. Aun así todavía quedaban hechizos sin traducir y la esperanza de que alguno pudiera hacerlo sin problemas le llevaba a continuar con ánimo.
Lo último a lo que se dedicó (y a lo que menos tiempo pudo echar) fue a terminar la figura. La Navidad terrestre le había cogido por sorpresa, así que le pareció buen momento para acabar por fin la talla del grupo al completo.
Una mañana Chromsa se levantó sobresaltado y pudo cortar a la mitad un grito que podría haber despertado al resto. Había tenido un sueño raro y bastante terrorífico. Le había parecido tan real que se tocó la cara y parpadeó un par de veces para convencerse de que nada de lo que había sentido había sido real. Aun así los gritos de sus compañeros seguidos de sus cuerpos cayendo, de la ceguera y de todo el engaño del monstruo lo dejaron muy alicaído. Bajó a desayunar sin muchas ganas y no participó demasiado en la conversación. Se limitó a decir: -Hoy creo que voy a quedarme a cuidar del torreón. Tened mucho cuidado allí fuera, ¿vale?- Aquello iba para todo el mundo, aunque el efecto de aquel sueño hizo que se centrara un poco más en Adam.
Cuando se marchó el grupo, Chromsa buscó algo con lo que no pensar en la pesadilla y tuvo una idea. -Estoy en la armería si me necesitáis. No tardaré mucho- dijo y bajó a aquel cuarto. Era el momento para terminar por fin la figura, sería una forma de dar la bienvenida cuando volvieran de la biblioteca.
Ya en el torreón informaron al resto de todo lo que habían visto y hablado con Kirés para después retomar la vida en el refugio. Esa tarde la pasó descansando un poco para después seguir manteniendo el huerto.
Una mañana Chromsa se despertó y vio tres cosas al lado de su cama: un pequeño rastrillo, una pala de un tamaño similar y una nota. Extrañado fue a leer lo que ponía y, al terminar, no pudo más que sonreír y salir corriendo a donde estuviera Alec en aquel momento con los dos utensilios en mano. -¡Muchísimas gracias Alec! Esto nos va a ayudar mucho a cuidar del campo. Ahora me esforzaré aun más para que salgan buenas cosechas.- dijo muy emocionado al terrestre. Ese día se unió a Lethe y a otros más que también tenían un regalo para preguntarle por aquella "Navidad". Le pareció curioso que, en la base, fuera la celebración del cumpleaños de una mezcla entre semidiós y profeta. No es que las fiestas en honor a la Acromía o a los dioses fueron algo raro, pero le parecio interesante esa historia terrestre.
Pasaron unos días en los que el ochrorio se dedicó a tres cosas. La primera era sin dudar seguir trabajando en el huerto, ahora con nuevas herramientas. Adam le estuvo ayudando bastante y aquello hacia bastante más amena su labor. Algunas de las verduras que faltaban por madurar estaban empezando a llegar al punto de ser cosechadas, aunque todavía les quedaban unos días más. El suelo que había quedado sin plantar después de la primera cosecha lo dejó descansar un poco por el momento. El suelo no era el mejor de todos, así que no era buena idea plantar sin parar.
La segunda cosa que estuvo haciendo fue traducir nuevos hechizos. Consiguieron dos nuevos, de los cuales solo uno podía realizar (al parecer era un hechizo defensivo). Le había quedado claro que no todos tenían tanto poder mágico. Kahlo parecía ser la mejor en ese aspecto, pues uno de los hechizos solo lo consiguió hacer ella. Sentía por una parte admiración y por otra muy pequeña una pizca de envidia. Aun así todavía quedaban hechizos sin traducir y la esperanza de que alguno pudiera hacerlo sin problemas le llevaba a continuar con ánimo.
Lo último a lo que se dedicó (y a lo que menos tiempo pudo echar) fue a terminar la figura. La Navidad terrestre le había cogido por sorpresa, así que le pareció buen momento para acabar por fin la talla del grupo al completo.
Una mañana Chromsa se levantó sobresaltado y pudo cortar a la mitad un grito que podría haber despertado al resto. Había tenido un sueño raro y bastante terrorífico. Le había parecido tan real que se tocó la cara y parpadeó un par de veces para convencerse de que nada de lo que había sentido había sido real. Aun así los gritos de sus compañeros seguidos de sus cuerpos cayendo, de la ceguera y de todo el engaño del monstruo lo dejaron muy alicaído. Bajó a desayunar sin muchas ganas y no participó demasiado en la conversación. Se limitó a decir: -Hoy creo que voy a quedarme a cuidar del torreón. Tened mucho cuidado allí fuera, ¿vale?- Aquello iba para todo el mundo, aunque el efecto de aquel sueño hizo que se centrara un poco más en Adam.
Cuando se marchó el grupo, Chromsa buscó algo con lo que no pensar en la pesadilla y tuvo una idea. -Estoy en la armería si me necesitáis. No tardaré mucho- dijo y bajó a aquel cuarto. Era el momento para terminar por fin la figura, sería una forma de dar la bienvenida cuando volvieran de la biblioteca.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Silente
30/07/20, 09:38 pm
El camino de vuelta Amira seguía dándole vueltas a la escasa información que Kirés les había dado. Era poca, pero no podía hacer mucho más según las leyes y a la francesa le parecía noble que el enderth se hubiera jugado tanto por hablar con Lethe y con ayudarles dentro de las posibilidades, así como ofrecerse a ayudar más después de la Luna. El enderth le parecía una buena persona, y tenía la esperanza de que hubiera más como él en la ciudad: las normas estúpidas no eran su culpa, unos castigos desproporcionados además hacían imposible que nadie fuera a romperlas por algo por muy justo que fuera y menos aún cuando mataría a la gente que necesitaba ayuda. Enfadarse con la población de Rocavarancolia no era correcto tampoco: su ira debía dirigirse contra el rey y el resto del gobierno de la ciudad. Ya les tenía en baja estima antes del encuentro, pero conforme descubrían nuevas cosas de la ciudad más crecía su animadversión hacia ellos.
Un día Amira despertó con una nota en su cama. Alec se había acordado de la Navidad «Gracioso. Yo perdí la cuenta de los días hace muuucho tiempo. ¿Los ha estado contando?» y les había hecho regalos a algunos. La primera sensación que tuvo al ver que ella no tenía uno fue sentirse algo triste, más por sentirse apartada de los que sí tenían que por no haber recibido nada, pero no le duró mucho: la disculpa y el pensar que no había tenido tiempo para hacer algo a todos (al fin y al cabo, tallar madera no debía ser una actividad rápida si se hacía bien) le valieron de sobra. Además, no es que le hiciera falta nada ni quería molestar a Alec con que le hiciera algo, por lo que le dijo que no hacía falta que la reglase nada.
Pensar en la Navidad le trago recuerdos nostálgicos de la Tierra. A veces sacaba el móvil y lo miraba como si fuera a encenderse y funcionar mágicamente, solo porque le traía buenos recuerdos, de los que lamentaba no poder ver las fotos que había sacado. Lo malo era que también le traía pensamientos intrusivos sobre su desaparición: ¿se acordarían sus padres de ella? ¿Sus amigas? ¿La echarían de menos? ¿La seguirían buscando? Le hacía gracia pensar en que si sus amigas la volvieran a ver ahora la dirían que se había vuelto demasiado radical por querer guillotinar al rey y al consejo, pero ellas no lo entenderían: no habían vivido dos meses en un torreón medieval con un asesino suelto en la ciudad, monstruos y la posibilidad de quedarse sin comida.
Lo que peor llevaba en las últimas semanas era su pelo: le había crecido más de lo que esperaba y estaba especialmente frustrada por la falta de productos para poder cuidarlo. En la Tierra se enorgullecía de llevarlo siempre bien cuidado y de seguir una rutina bien hecha para mantenerlo sano, pero aquí no tenía nada para hacerlo. Decidió trenzárselo y llevarlo así, ya que en su opinión no se veía el desastre que era dejárselo suelto. Al principio se veía rara, pero poco a poco se fue acostumbrando al cambio y decidió mantenerlo a la larga. No iba a encontrar mágicamente una mascarilla tampoco, así que tampoco le quedaban muchas más opciones.
Siguió traduciendo magia ya que sentía que era de lo poco que aportaba al torreón, pero le frustraba enormemente que no le salieran los hechizos: trabajaba duro por intentarlo, pero daba igual, era incapaz. Sentía una ligera envidia de Kahlo y su facilidad para la magia, pero no lo haría patente por respeto, no solo a la varmana sino a los compañeros que no podían hacer nada de magia: al menos ella podía hacer algo, aunque no fuera mucho.
Cuando se sugirió ir a la biblioteca no tardó en apuntarse: no iba a devolver su libro (lo seguían necesitando para traducir), pero con suerte podría leer algo más y tal vez tomar apuntes que llevarse al torreón.
Un día Amira despertó con una nota en su cama. Alec se había acordado de la Navidad «Gracioso. Yo perdí la cuenta de los días hace muuucho tiempo. ¿Los ha estado contando?» y les había hecho regalos a algunos. La primera sensación que tuvo al ver que ella no tenía uno fue sentirse algo triste, más por sentirse apartada de los que sí tenían que por no haber recibido nada, pero no le duró mucho: la disculpa y el pensar que no había tenido tiempo para hacer algo a todos (al fin y al cabo, tallar madera no debía ser una actividad rápida si se hacía bien) le valieron de sobra. Además, no es que le hiciera falta nada ni quería molestar a Alec con que le hiciera algo, por lo que le dijo que no hacía falta que la reglase nada.
Pensar en la Navidad le trago recuerdos nostálgicos de la Tierra. A veces sacaba el móvil y lo miraba como si fuera a encenderse y funcionar mágicamente, solo porque le traía buenos recuerdos, de los que lamentaba no poder ver las fotos que había sacado. Lo malo era que también le traía pensamientos intrusivos sobre su desaparición: ¿se acordarían sus padres de ella? ¿Sus amigas? ¿La echarían de menos? ¿La seguirían buscando? Le hacía gracia pensar en que si sus amigas la volvieran a ver ahora la dirían que se había vuelto demasiado radical por querer guillotinar al rey y al consejo, pero ellas no lo entenderían: no habían vivido dos meses en un torreón medieval con un asesino suelto en la ciudad, monstruos y la posibilidad de quedarse sin comida.
Lo que peor llevaba en las últimas semanas era su pelo: le había crecido más de lo que esperaba y estaba especialmente frustrada por la falta de productos para poder cuidarlo. En la Tierra se enorgullecía de llevarlo siempre bien cuidado y de seguir una rutina bien hecha para mantenerlo sano, pero aquí no tenía nada para hacerlo. Decidió trenzárselo y llevarlo así, ya que en su opinión no se veía el desastre que era dejárselo suelto. Al principio se veía rara, pero poco a poco se fue acostumbrando al cambio y decidió mantenerlo a la larga. No iba a encontrar mágicamente una mascarilla tampoco, así que tampoco le quedaban muchas más opciones.
Siguió traduciendo magia ya que sentía que era de lo poco que aportaba al torreón, pero le frustraba enormemente que no le salieran los hechizos: trabajaba duro por intentarlo, pero daba igual, era incapaz. Sentía una ligera envidia de Kahlo y su facilidad para la magia, pero no lo haría patente por respeto, no solo a la varmana sino a los compañeros que no podían hacer nada de magia: al menos ella podía hacer algo, aunque no fuera mucho.
Cuando se sugirió ir a la biblioteca no tardó en apuntarse: no iba a devolver su libro (lo seguían necesitando para traducir), pero con suerte podría leer algo más y tal vez tomar apuntes que llevarse al torreón.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Silente
31/07/20, 02:36 am
Los próximos días no fueron como los que acostumbraba. Kahlo, hecha toda la vida al cuerpo de trabajar con agenda y horarios estrictos, sufrió el peso de la rutina como no lo había sufrido en meses, y le sorprendió descubrir que gran parte de su malestar era a raíz de Luci. El daeliciano era quizás la persona del torreón con quien más conectaba y para ella era una suerte de pilar emocional. Sus niveles de empatía eran especialmente altos por él, y eso que hasta hacía poco la varmana apenas miraba por nadie más que por sí misma. Que sus ánimos estuvieran tan bajos por mucho que intentase ayudar a levantarlos afectaba a su propia persona. Dejó de entrenar con tanto rigor la espada, se levantaba tarde y pasaba mucho más tiempo sola, ya fuera leyendo o traduciendo hechizos. La magia era su recién descubierta pasión, pero hasta en sus meticulosos apuntes surgían de cuando en cuando dibujos, bocetos de sus compañeros, insectos o plantas varmanas que acudían a su recuerdo en plena distracción. En una ocasión intentó dibujar a su padre de memoria, pero el dolor provocado por sus rasgos esquemáticos sobre el papel había sido tal que no volvió a tocar lápiz durante el resto del día.
El regalo de Alec le resultó entrañable a la par que agrio. El collar tenía forma de gardenia, y aunque era tosco y de madera, Kahlo se lo puso nada más recibirlo. Su antigua yo lo habría guardado por cordialidad, pero se habría negado a llevarlo y este habría pasado los días perdido en el fondo de un cajón. Ningún colgante cuya materia prima no fueran plata, oro, gemas o perlas pasaba por su cuello. Ahora lo apreciaba como tal. La explicación de la festividad fue la parte agria, consiguiendo que pensase todavía más en su familia y lo mucho que les echaba en falta. En las peores noches, cuando dejaba la gardenia a un lado de su almohada, hasta deseaba haber seguido adelante con su compromiso si con eso hubiera evitado ser llevada tan lejos de casa.
Al menos en cuanto a magia seguía mejorando. La primera sorprendida por sus avances era ella, e inclinaban la balanza a su lado más curioso y su ansia por saber. Ya no se trataba solo del aguante o la rapidez en la que la realizaba: ni siquiera Kradko, que era la otra con tanto potencial mágico como el suyo, podía lanzar uno de los hechizos que acababan de traducir. Gracias a la niebla mágica era capaz de ver en la oscuridad, a través de cosas e incluso ver bien sin las gafas puestas, capacidades que de primeras le sacaron numerosas exclamaciones de sorpresa. La magia era una verdadera maravilla, una con la que aparentemente tenía talento. Y estaba muy orgullosa de ello.
Ese día habían decidido ir a la biblioteca. Se apuntó sin dudar, no solo por su mejorada confianza, sino porque había terminado su novela y ahora tenía ganas de más. Además, los libros eran de las pocas cosas que conseguían mantenerla distraída y había generado cierta dependencia. Aún les quedaban hechizos por traducir, pero estaba dispuesta a sacar otro libro de magia con tal de tener más en lista. Sino, seguro encontraría una historia de su agrado.
El regalo de Alec le resultó entrañable a la par que agrio. El collar tenía forma de gardenia, y aunque era tosco y de madera, Kahlo se lo puso nada más recibirlo. Su antigua yo lo habría guardado por cordialidad, pero se habría negado a llevarlo y este habría pasado los días perdido en el fondo de un cajón. Ningún colgante cuya materia prima no fueran plata, oro, gemas o perlas pasaba por su cuello. Ahora lo apreciaba como tal. La explicación de la festividad fue la parte agria, consiguiendo que pensase todavía más en su familia y lo mucho que les echaba en falta. En las peores noches, cuando dejaba la gardenia a un lado de su almohada, hasta deseaba haber seguido adelante con su compromiso si con eso hubiera evitado ser llevada tan lejos de casa.
Al menos en cuanto a magia seguía mejorando. La primera sorprendida por sus avances era ella, e inclinaban la balanza a su lado más curioso y su ansia por saber. Ya no se trataba solo del aguante o la rapidez en la que la realizaba: ni siquiera Kradko, que era la otra con tanto potencial mágico como el suyo, podía lanzar uno de los hechizos que acababan de traducir. Gracias a la niebla mágica era capaz de ver en la oscuridad, a través de cosas e incluso ver bien sin las gafas puestas, capacidades que de primeras le sacaron numerosas exclamaciones de sorpresa. La magia era una verdadera maravilla, una con la que aparentemente tenía talento. Y estaba muy orgullosa de ello.
Ese día habían decidido ir a la biblioteca. Se apuntó sin dudar, no solo por su mejorada confianza, sino porque había terminado su novela y ahora tenía ganas de más. Además, los libros eran de las pocas cosas que conseguían mantenerla distraída y había generado cierta dependencia. Aún les quedaban hechizos por traducir, pero estaba dispuesta a sacar otro libro de magia con tal de tener más en lista. Sino, seguro encontraría una historia de su agrado.
- ♪♫♬:
- Birdo
Ficha de cosechado
Nombre: Qirra
Especie: Parqia
Habilidades: Habilidad manual, Inmutabilidad, Imaginación.Personajes : oof
oof
● Qirra: Parqia azulita con piedrecitas.
oof
Status : Feels bad man.
oof
Humor : Dorime
oof
Re: Torreón Silente
02/08/20, 09:43 pm
oofQirra llevaba un tiempo decaída, dedicándose a no hacer nada más que comer, curiosear un poco y dormir. Si la llamaban para ayudar acudía, pero sentía que el tiempo en Rocavarancolia se dilataba, y el no saber cuando iba a volver a ver a sus amigos lo hacía aún más insoportable. A estas alturas ya no le importaba realmente no ser capaz de hacer magia, solo quería volver.
oofEl día que le contaron al resto el tiempo que les quedaba allí, la cosa cambió un poco. Ya tenía una número con el que trabajar. No es que se le diesen muy bien los números, pero conociendo la fecha en la que acabaría aquella horrible aventura se propuso la meta de ayudar todo lo posible para hacer estos meses más fáciles para todos, especialmente para ella misma.
oofUna mañana hubo algunos chicos que encontraron figuritas de madera junto a la cama. Resultó ser cosa de Alec, con motivo de la “Navidad”. Le pareció un poco raro, pero le gustó. Pensó que cuando todo esto acabase, compartiría parte de la colección que tenía en casa con el resto del torreón.
oofCuando se propuso salir a la biblioteca, la pequeña se apuntó al plan. Quería llevarse algún libro con dibujos chulos, y si no encontraba ninguno que le convenciese, podría ayudar a cargar los de los demás.
oofEl día que le contaron al resto el tiempo que les quedaba allí, la cosa cambió un poco. Ya tenía una número con el que trabajar. No es que se le diesen muy bien los números, pero conociendo la fecha en la que acabaría aquella horrible aventura se propuso la meta de ayudar todo lo posible para hacer estos meses más fáciles para todos, especialmente para ella misma.
oofUna mañana hubo algunos chicos que encontraron figuritas de madera junto a la cama. Resultó ser cosa de Alec, con motivo de la “Navidad”. Le pareció un poco raro, pero le gustó. Pensó que cuando todo esto acabase, compartiría parte de la colección que tenía en casa con el resto del torreón.
oofCuando se propuso salir a la biblioteca, la pequeña se apuntó al plan. Quería llevarse algún libro con dibujos chulos, y si no encontraba ninguno que le convenciese, podría ayudar a cargar los de los demás.
upper secret oof
secret oof
Embeces la bida no es como keremos
secret oof
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia. Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr
Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido
Re: Torreón Silente
08/08/20, 06:53 pm
Kolja volvió al torreón en silencio, pensativo. El encuentro con el pájaro les había confirmado lo que el vikingo ya se imaginaba, que no iban a poder obtener ningún tipo de información de los ciudadanos de aquel lugar. Incluso su ultima pregunta, que no entrañaba ningún peligro para aquella ley, no obtuvo una respuesta clara. Aún así, en general no podía evitar considerar aquella excursión como útil.
Una vez llegaron de vuelta al torreón, con el camino de vuelta extrañamente tranquilo, no solo en cuanto a peligros, sino que también el grupo en si, que había estado muy silencioso, cada uno ocupado con sus pensamientos, Kolja dejó que fuesen otros los que narraran el encuentro con el pájaro mientras el bajaba directamente a la armería, para dejar las cosas que había cogido para la salida. El resto del día lo pasó bastante tranquilo, como solían ser todos los días últimamente. Estuvo sentado en su pedazo de la muralla, arreglando algunas flechas que había subido del sótano mientras se dedicaba a pensar en la impresión que les había dejado aquel Kirés y sus noticias, tanto a él mismo como al resto de su grupo. En el que quizás más pensó fue en Luci. El animado niño chuche le había sorprendido con aquella amenaza velada que le había dedicado a su secuestrador y a lo largo de los siguientes días su preocupación por el daeliciano siguió creciendo. Aquel encuentro parecía haberle afectado en lo más hondo de su ser y su personalidad había dado tal vuelco que casi estaba irreconocible.
Kolja siguió entrenando a sus pupilos, quizás incluso más duro que antes, llevado por una necesidad de sentirse útil al no poder hacer nada por el niño rosa. Adam fue el que más sufrió el endurecimiento de los entrenamientos, estando Kolja casi obsesionado con hacer del ruso un guerrero decente. Asistió satisfecho a los cambios en el físico de su pupilo, que iba perdiendo aquella barriguita que había traído e iba ganando en musculatura, principalmente en brazos y hombros. Incluso el mismo se pedía más en sus entrenamientos individuales, corriendo casi hasta que se derrumbaba y entrenando con las diferentes armas hasta que se sentía incapaz de levantar los brazos.
El resto de su tiempo solía pasarlo en la muralla, con alguno de los libros o mejorando el estado del equipo de la armería. El libro que más le llamaba la atención era el de historia, puesto que había notado que el chico chuche lo estudiaba a menudo y también estaba el hecho de que sentía que aquel libro escondía algo que no terminaba de revelarsele.
Un día se levantó del sofa, en el que se había acostumbrado a dormir, y noto una punzada en el costado derecho según se giraba. Cuando metió la mano para saber que le estaba pinchando, sacó un escudo de juguete hecho de madera y una nota del granjero, que le deseaba una feliz navidad. El alemán se quedó confundido en un primer momento, mirando la nota y el escudo casi sin entender que estaba pasando. Cuando el mensaje le alcanzó el cerebro su confusión cambio a sorpresa. El escoces debía de haber estado más atento al calendario que él, puesto que Kolja no tenía ni idea de en que día vivía, ni siquiera sabía que mes era. Le dio las gracias al pelirrojo cuando este bajó a desayunar y se propuso hacerle el también algún tipo de regalo, quizás podía mirar a ver si aquel martillo que solía coger Alec necesitaba algún arreglo...
La mañana en la que se propuso la salida a la biblioteca el vikingo se apuntó inmediatamente, puesto que ya se había leido y hecho notas sobre el bestiario que sacó en la primera ocasión. Bajó al sotano para equiparse, nada muy pesado en el caso de que el condenado bibliotecario le diese todos los libros a él otra vez, y se colocó al final del grupo, cuidando como de costumbre la retaguardia.
Una vez llegaron de vuelta al torreón, con el camino de vuelta extrañamente tranquilo, no solo en cuanto a peligros, sino que también el grupo en si, que había estado muy silencioso, cada uno ocupado con sus pensamientos, Kolja dejó que fuesen otros los que narraran el encuentro con el pájaro mientras el bajaba directamente a la armería, para dejar las cosas que había cogido para la salida. El resto del día lo pasó bastante tranquilo, como solían ser todos los días últimamente. Estuvo sentado en su pedazo de la muralla, arreglando algunas flechas que había subido del sótano mientras se dedicaba a pensar en la impresión que les había dejado aquel Kirés y sus noticias, tanto a él mismo como al resto de su grupo. En el que quizás más pensó fue en Luci. El animado niño chuche le había sorprendido con aquella amenaza velada que le había dedicado a su secuestrador y a lo largo de los siguientes días su preocupación por el daeliciano siguió creciendo. Aquel encuentro parecía haberle afectado en lo más hondo de su ser y su personalidad había dado tal vuelco que casi estaba irreconocible.
Kolja siguió entrenando a sus pupilos, quizás incluso más duro que antes, llevado por una necesidad de sentirse útil al no poder hacer nada por el niño rosa. Adam fue el que más sufrió el endurecimiento de los entrenamientos, estando Kolja casi obsesionado con hacer del ruso un guerrero decente. Asistió satisfecho a los cambios en el físico de su pupilo, que iba perdiendo aquella barriguita que había traído e iba ganando en musculatura, principalmente en brazos y hombros. Incluso el mismo se pedía más en sus entrenamientos individuales, corriendo casi hasta que se derrumbaba y entrenando con las diferentes armas hasta que se sentía incapaz de levantar los brazos.
El resto de su tiempo solía pasarlo en la muralla, con alguno de los libros o mejorando el estado del equipo de la armería. El libro que más le llamaba la atención era el de historia, puesto que había notado que el chico chuche lo estudiaba a menudo y también estaba el hecho de que sentía que aquel libro escondía algo que no terminaba de revelarsele.
Un día se levantó del sofa, en el que se había acostumbrado a dormir, y noto una punzada en el costado derecho según se giraba. Cuando metió la mano para saber que le estaba pinchando, sacó un escudo de juguete hecho de madera y una nota del granjero, que le deseaba una feliz navidad. El alemán se quedó confundido en un primer momento, mirando la nota y el escudo casi sin entender que estaba pasando. Cuando el mensaje le alcanzó el cerebro su confusión cambio a sorpresa. El escoces debía de haber estado más atento al calendario que él, puesto que Kolja no tenía ni idea de en que día vivía, ni siquiera sabía que mes era. Le dio las gracias al pelirrojo cuando este bajó a desayunar y se propuso hacerle el también algún tipo de regalo, quizás podía mirar a ver si aquel martillo que solía coger Alec necesitaba algún arreglo...
La mañana en la que se propuso la salida a la biblioteca el vikingo se apuntó inmediatamente, puesto que ya se había leido y hecho notas sobre el bestiario que sacó en la primera ocasión. Bajó al sotano para equiparse, nada muy pesado en el caso de que el condenado bibliotecario le diese todos los libros a él otra vez, y se colocó al final del grupo, cuidando como de costumbre la retaguardia.
- Motes:
Alec: Granjero
Kahlo: Gatita
Qirra: Pequeña dragona
Chromsa: Chico nutria
Luci: Niño chuche
Adam: Rusky
Lethe: La pájaro
Kradko: Niña bicho
Reina: La japonesa
Amira: en proceso
Alyssa: en proceso
Levántate y pelea…héroe.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Personajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Silente
16/08/20, 07:20 pm
En cuanto llegó a la armería sacó la figura y las herramientas y se puso a terminar el trabajo. Los que se habían quedado no parecía que lo necesitaran en aquel momento, así que pudo centrarse en todos los detalles para mejorarla lo mejor que pudo. Tras un rato, suspiró y miró su obra. Por fin estaba acabada, aunque todavía le faltaba una cosa más. Sería una figura pequeña, pero necesitaba un título a ojos de Chromsa. Pensó durante unos minutos cual sería el mejor y se decantó finalmente por uno. -(Puede que alguno lo vea demasiado exagerado, pero después de dos meses creo que estaremos de acuerdo en que es un poco cierto)- pensaba el ochrorio mientras observaba la figura ahora sí completa.
La cogió y se la llevó arriba, a la planta baja. Al principio fue despacio y sin llamar mucho la atención por si alguien seguía en el salón, pero a medio camino se dio cuenta de que aquello era inútil. Para todos sería una sorpresa pero hiciera lo que hiciera los que estaban en el torreón iban a verla antes que los que habían salido. Terminó de subir entonces normal. Ya en el salón, colocó la figura en la mesita que tenían junto a los sillones y la miró satisfecho. -Espero que les guste.- dijo en voz alta para sí mismo.
Tardó poco en escuchar al grupo llegar y bajó para dejarles entrar. A su vuelta todo el mundo estaba allí y fue hablando mientras se acercaba a la mesita: -¡Feliz Navidad! Se que en realidad ya ha pasado, pero llevaba tiempo con ella y he aprovechado para terminarla. Me hubiera gustado poder pintarla, pero aun así he hecho todo lo que he podido para que se parezca a todos. La figura (de unos 14 centímetros de altura) representaba a todo el grupo, con todos los detalles posibles en una escultura de ese tamaño, en lo que para los terrestres parecería preparados para una foto. Todos ellos estaban sobre una peana rectangular de 4 centímetros de altura, 20 de largo en su lado mayor y 10 en el menor. En el lado al que miraba la representación del grupo estaba grabado en la peana "La familia Silente".
La cogió y se la llevó arriba, a la planta baja. Al principio fue despacio y sin llamar mucho la atención por si alguien seguía en el salón, pero a medio camino se dio cuenta de que aquello era inútil. Para todos sería una sorpresa pero hiciera lo que hiciera los que estaban en el torreón iban a verla antes que los que habían salido. Terminó de subir entonces normal. Ya en el salón, colocó la figura en la mesita que tenían junto a los sillones y la miró satisfecho. -Espero que les guste.- dijo en voz alta para sí mismo.
Tardó poco en escuchar al grupo llegar y bajó para dejarles entrar. A su vuelta todo el mundo estaba allí y fue hablando mientras se acercaba a la mesita: -¡Feliz Navidad! Se que en realidad ya ha pasado, pero llevaba tiempo con ella y he aprovechado para terminarla. Me hubiera gustado poder pintarla, pero aun así he hecho todo lo que he podido para que se parezca a todos. La figura (de unos 14 centímetros de altura) representaba a todo el grupo, con todos los detalles posibles en una escultura de ese tamaño, en lo que para los terrestres parecería preparados para una foto. Todos ellos estaban sobre una peana rectangular de 4 centímetros de altura, 20 de largo en su lado mayor y 10 en el menor. En el lado al que miraba la representación del grupo estaba grabado en la peana "La familia Silente".
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Silente
17/08/20, 03:23 pm
Lo único que sacó Lethe de la biblioteca fue algo más de material de escritura y otro dolor de cabeza por tener que lidiar con el tal Biblios. Fuera de eso, no obstante, no hubo ningún incidente y regresaron al torreón enteros y con nueva información.
Chromsa fue quien salió a recibirles y les sorprendió felicitándoles la cosa humana aquella por la que Alec les había hecho las figuritas hacía unos días. Parecía que el ochrorio quería mostrarles algo y la enderth, tras dejar sus armas en su sitio, se acercó con curiosidad a la mesa. Se trataba de una pequeña escultura en la que se reconocían las figuras de los miembros del grupo. Se la quedó mirando durante unos instantes sin saber qué debería decir al respecto. Apreciaba las artes manuales y estaba claro que Chromsa tenía cierta mañana para la talla.
—Buen trabajo —dijo finalmente.
Chromsa fue quien salió a recibirles y les sorprendió felicitándoles la cosa humana aquella por la que Alec les había hecho las figuritas hacía unos días. Parecía que el ochrorio quería mostrarles algo y la enderth, tras dejar sus armas en su sitio, se acercó con curiosidad a la mesa. Se trataba de una pequeña escultura en la que se reconocían las figuras de los miembros del grupo. Se la quedó mirando durante unos instantes sin saber qué debería decir al respecto. Apreciaba las artes manuales y estaba claro que Chromsa tenía cierta mañana para la talla.
—Buen trabajo —dijo finalmente.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidadPersonajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Silente
17/08/20, 09:52 pm
Un poco confundido por un olor a hierro inconfundible y por la despedida extraña de Wheem, Adam entró a la biblioteca solo para escoltar a los demás, quedándose la mayor parte del tiempo en la salida con tal de no enfrentar a Biblios y su extraña actitud. Las vueltas eran tranquilas la mayor parte del tiempo y ésta no fue la excepción, regresando todos de forma segura al torreón.
Desprendiéndose del escudo y su espada dejándolos en el suelo para recogerlos más tarde, Adam sonrió ante la felicitación navideña de Chromsa.
—Felices fiestas a ti también —el ruso devolvió el parabién, que aunque fuese una simple formalidad y algo tardío, agradeció que se tomase la molestia de recordar una tradición de la Tierra por los demás—. ¿Has hecho algo para nosotros? ¡Quiero verlo!
Estaba curioso por lo que su amigo ochrorio hizo para todos. Cuando se aproximó a la mesita y vio la figura tallada abrió su boca sorprendido por ésta, dando paso a una gran sonrisa al avistar que estaban representados como una familia.
—Wow esto es… ¡flipante Chromsa! ¿Desde cuándo se te daba tan bien esto? —de su boca solo podían salir cumplidos. Un sentimiento cálido hizo que el ruso se sintiese querido de nuevo, desde que llegó a este mundo y todas las buenas personas que lo rodeaban… a su juicio se sintió el más afortunado del mundo. Echó otro breve vistazo a su representación tallada, tomando con gracia cómo Chromsa lo caló tan bien en una figura de madera.
Desprendiéndose del escudo y su espada dejándolos en el suelo para recogerlos más tarde, Adam sonrió ante la felicitación navideña de Chromsa.
—Felices fiestas a ti también —el ruso devolvió el parabién, que aunque fuese una simple formalidad y algo tardío, agradeció que se tomase la molestia de recordar una tradición de la Tierra por los demás—. ¿Has hecho algo para nosotros? ¡Quiero verlo!
Estaba curioso por lo que su amigo ochrorio hizo para todos. Cuando se aproximó a la mesita y vio la figura tallada abrió su boca sorprendido por ésta, dando paso a una gran sonrisa al avistar que estaban representados como una familia.
—Wow esto es… ¡flipante Chromsa! ¿Desde cuándo se te daba tan bien esto? —de su boca solo podían salir cumplidos. Un sentimiento cálido hizo que el ruso se sintiese querido de nuevo, desde que llegó a este mundo y todas las buenas personas que lo rodeaban… a su juicio se sintió el más afortunado del mundo. Echó otro breve vistazo a su representación tallada, tomando con gracia cómo Chromsa lo caló tan bien en una figura de madera.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Silente
18/08/20, 10:24 pm
Alec volvió al torreón con dos cosas persiguiéndolo. Una era aquel olor a hierro del que él no se daba cuenta y la otra eran pensamientos siniestros acerca del encuentro con el varmano.
Según Wheem la Luna ya les estaba afectando, a pesar de que nunca la habían visto, y Alec podía decir que quizá fuera así. Algunos de sus actuales compañeros tenían magia pero ¿y los que no tenían? ¿En qué lo estaba afectando a él? ¿Y a Adam? ¿Kolja? ¿Iban a desarrollar magia más tarde que el resto o serían cosas distintas?
Eran preguntas sin respuesta, o al menos no con una respuesta clara. Y el puto bibliotecario no les enseñaba ningún libro de historia útil donde se dijera aquello. Todos eran rebuscados o directamente no estaban en un idioma comprensible, cosa que frustraba al escocés a niveles insospechados.
Tuvo, sin embargo, un motivo para alegrarse. Aquella figura hecha por Chromsa molaba mucho y el escrito de la base le hizo soltar una risita divertida. No estaba seguro de si algunos los considerarían familia nunca. Para el propio joven no eran familia, unos muy buenos conocidos unidos por la fuerza de la necesidad tal vez. Amigos en otros casos. Pero no familia, aún no al menos.
-Está muy bien, Chromsa - comentó palmeando con fuerza la espalda del ochrorio. Aquello le había puesto de buen humor.- Te ha quedado genial.
Según Wheem la Luna ya les estaba afectando, a pesar de que nunca la habían visto, y Alec podía decir que quizá fuera así. Algunos de sus actuales compañeros tenían magia pero ¿y los que no tenían? ¿En qué lo estaba afectando a él? ¿Y a Adam? ¿Kolja? ¿Iban a desarrollar magia más tarde que el resto o serían cosas distintas?
Eran preguntas sin respuesta, o al menos no con una respuesta clara. Y el puto bibliotecario no les enseñaba ningún libro de historia útil donde se dijera aquello. Todos eran rebuscados o directamente no estaban en un idioma comprensible, cosa que frustraba al escocés a niveles insospechados.
Tuvo, sin embargo, un motivo para alegrarse. Aquella figura hecha por Chromsa molaba mucho y el escrito de la base le hizo soltar una risita divertida. No estaba seguro de si algunos los considerarían familia nunca. Para el propio joven no eran familia, unos muy buenos conocidos unidos por la fuerza de la necesidad tal vez. Amigos en otros casos. Pero no familia, aún no al menos.
-Está muy bien, Chromsa - comentó palmeando con fuerza la espalda del ochrorio. Aquello le había puesto de buen humor.- Te ha quedado genial.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Silente
19/08/20, 10:00 am
El encuentro con Wheem les había resuelto más dudas que el que habían tenido con Kirés, pero había abierto la puerta a otras: ¿Qué efectos además de la magia estaba teniendo la Luna sobre ellos ya? ¿Tendrían más magia? Y la más importante, ¿ese chico llevaba un móvil? Parecía un espejo, pero vibraba, y Amira no podía quitárselo de la cabeza. A lo mejor la tecnología funcionaba en aquel sitio y solo había tenido muy mala suerte de que su móvil se muriera. Claro que encontrar uno no parecía sencillo y además no había electricidad ni internet ni cobertura, pero…la posibilidad de tener algo de tecnología había vuelto momentáneamente a la cabeza de la francesa.
Para variar, Biblios no fue de ninguna ayuda, y lo poco que pudo leer no le resolvía las dudas sobre la Luna que tenían. Todo era especialmente enrevesado, y llegaba un punto en el que le dolía la cabeza de tratar de entender qué querían decir con aquello. Alec no había tenido más suerte que ella en el tema, y parecía que iban a quedarse sin respuestas hasta que la dichosa luna saliera.
Llegaron al torreón para recibir a Chromsa, quien les felicitó la Navidad y les enseñó algo que había hecho. Era una figura de todos, muy bien tallada, que le arrancó una sonrisa a Amira. —Joder, que pasada. Seguro que te ha llevado mucho tiempo, ¿cómo lo has hecho sin que nos enteremos? —se fijó algo más en ella, sobre todo en la inscripción. Familia. La verdad es que no había pensado en ellos como tal hasta ese momento, pero después de tanto juntos (y de casi haber muerto) si que eran un poco una pequeña familia. El tropo de la familia encontrada era una cosa que Amira había leído en fics, pero no se imaginaba que iba a acabar viviéndolo en sus carnes.
---
Al día siguiente decidieron quedarse en el torreón y practicar un hechizo nuevo que acababan de traducir. Si salía bien, y la traducción no mentía, aquello les permitiría levitar, cosa que le parecía maravillosa a Amira. Molaría un montón poder ir flotando por ahí, o poder levantar cosas pesadas mágicamente, así que estaba emocionada de poder probarlo. No le salían todos los hechizos y no sabía si ese le saldría, pero no perdía nada por probarlo. Lethe, Luci y Chromsa se encontraban con ella, dispuestos a practicar también. Se prestó voluntaria a hacerlo primera: decidió empezar por algo ligero, pensando que sería más sencillo, por lo que cogió una pieza de fruta y empezó a recitar las palabras y a hacer los gestos. Aunque estaba nerviosa intentó hacerlo de forma lenta y precisa. Equivocarse era lo peor que podría hacer en ese momento.
La fruta comenzó a flotar a unos pocos centímetros de la mesa, hasta que Amira abrió mucho los ojos, sorprendida, y perdió la concentración en el hechizo. Vale, tenía que centrarse en hacer levitar en objeto, pero le había salido. Estaba emocionada y no podía evitar haberse desconcentrado.
—Luci, ¡deberías probar! ¡Si me sale a mi seguro que a ti también! —le animó. El daeliciano parecía poder hacer los mismos hechizos que ella, que eran menos de los que podían hacer otros, y pensó que le ayudaría un poco contra el bajón que parecía arrastrar últimamente.
Para variar, Biblios no fue de ninguna ayuda, y lo poco que pudo leer no le resolvía las dudas sobre la Luna que tenían. Todo era especialmente enrevesado, y llegaba un punto en el que le dolía la cabeza de tratar de entender qué querían decir con aquello. Alec no había tenido más suerte que ella en el tema, y parecía que iban a quedarse sin respuestas hasta que la dichosa luna saliera.
Llegaron al torreón para recibir a Chromsa, quien les felicitó la Navidad y les enseñó algo que había hecho. Era una figura de todos, muy bien tallada, que le arrancó una sonrisa a Amira. —Joder, que pasada. Seguro que te ha llevado mucho tiempo, ¿cómo lo has hecho sin que nos enteremos? —se fijó algo más en ella, sobre todo en la inscripción. Familia. La verdad es que no había pensado en ellos como tal hasta ese momento, pero después de tanto juntos (y de casi haber muerto) si que eran un poco una pequeña familia. El tropo de la familia encontrada era una cosa que Amira había leído en fics, pero no se imaginaba que iba a acabar viviéndolo en sus carnes.
---
Al día siguiente decidieron quedarse en el torreón y practicar un hechizo nuevo que acababan de traducir. Si salía bien, y la traducción no mentía, aquello les permitiría levitar, cosa que le parecía maravillosa a Amira. Molaría un montón poder ir flotando por ahí, o poder levantar cosas pesadas mágicamente, así que estaba emocionada de poder probarlo. No le salían todos los hechizos y no sabía si ese le saldría, pero no perdía nada por probarlo. Lethe, Luci y Chromsa se encontraban con ella, dispuestos a practicar también. Se prestó voluntaria a hacerlo primera: decidió empezar por algo ligero, pensando que sería más sencillo, por lo que cogió una pieza de fruta y empezó a recitar las palabras y a hacer los gestos. Aunque estaba nerviosa intentó hacerlo de forma lenta y precisa. Equivocarse era lo peor que podría hacer en ese momento.
La fruta comenzó a flotar a unos pocos centímetros de la mesa, hasta que Amira abrió mucho los ojos, sorprendida, y perdió la concentración en el hechizo. Vale, tenía que centrarse en hacer levitar en objeto, pero le había salido. Estaba emocionada y no podía evitar haberse desconcentrado.
—Luci, ¡deberías probar! ¡Si me sale a mi seguro que a ti también! —le animó. El daeliciano parecía poder hacer los mismos hechizos que ella, que eran menos de los que podían hacer otros, y pensó que le ayudaría un poco contra el bajón que parecía arrastrar últimamente.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.