Torreón Silente
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17 participantes
- InvitadoInvitado
Torreón Silente
15/04/19, 08:23 pm
Recuerdo del primer mensaje :
Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.
En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.
La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.
- Magia:
Irán en negrita los traducidos.
Grimorio de hechicería de andar por casa:
-Curación general (orgánicos)
-Niebla mágica (ocultación o búsqueda)
-Ampliación de sonido (comunicación u obtención de información)
-Térmico (físico)
-Hechizos medidores de magnitudes sencillas (físico)
-Hechizo reflectante (físico)
-Nudo de cerática (menores)
-Limpieza de ropas (menores)
Hechizos para defenderse de bestias menores:
-Centella ambarina (ofensivo)
-Escudo mágico (defensivo)
-Sortilegio de defensa (defensivo)
-Levitación (transporte)
-Corte (físico)
-Hechizo de impacto (físico)
-Hechizo de inyección (físico)
-Traspaso de energía (varios)
-Hechizo de dentera (varios)
Hechizos que compartidos por los macieleros:
-Recomposicion (orgánico)
-Luz mágica (menor)
-Chispa de intuición mágica (ocultación o búsqueda)
-Hechizo de impulso (físico)
-Moldear materia orgánica (físico)
-Moldear materia inorgánica (físico)
-Cambio de color (menores)
-Sanación superficial (orgánico)
-Restauración (orgánico)
-Amplificación sensorial (orgánico)
-Curación nívea (orgánico - cerca de la luna)
-Hechizo de confusión (ofensivo)
-Centella ambarina (ofensivo)
-Protección básica (defensivo)
-Desvío (defensivo)
-Campo de fuerza (defensivo)
Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.
En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.
La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia.
Re: Torreón Silente
21/05/20, 01:18 pm
La vuelta al torreón fue sin problemas, y después de haber encontrado lo que estaban buscando los ánimos del grupo parecían haber mejorado. Desde luego, a Kolja aquel bestiario le parecía de lo más interesante, a pesar de no haber podido más que ojearlo de momento. Los que se habían quedado en el torreón se alegraron bastante de que todo hubiese ido sin problemas.
El resto del día y los consiguientes, a parte de cumplir con las obligaciones que se había impuesto, Kolja se fue leyendo los libros que habían traído, los que estuviesen en un idioma comprensible. El bestiario se tornó aun más interesante que en un primer momento, ya que no solo mostraba monstruos, sino figuras mitológicas y legendarias que ya conocía de la Tierra, vampiros, trasgos, momias, gárgolas e incluso valquirias. A parte de las descripciones y los puntos fuertes y débiles de aquellos mitos, cada una solía traer algunos párrafos de gente famosa que hubiese tenido aquella transformación y, a pesar de que no entendía que quería decir el autor con transformación, las historias eran increíbles. También se ojeo el libro de mapas y el de la historia de la ciudad, el cual le llamó mucho la atención. Le preguntó a Adam si podía prestárselo durante un tiempo, para poder leerlo más a fondo y ante la afirmativa del rusky, se lo agradeció y se fue a la muralla para empezarlo en aquel mismo momento.
Después de haber leído los dos libros detenidamente, una idea empezó a cobrar forma en su cabeza, una idea que no terminaba de gustarle y que de hecho tampoco terminaba de creerse, así que la descartó y la enterró hasta que tuviese más pruebas. Desde que habían descubierto la función de los cristales sangrantes, Kolja siempre solía tener uno en la mano y había cogido la costumbre de jugar con el, pasándoselo de dedo en dedo, como una moneda. Solía hacerlo cuando se sentaba en el sofá, con una pieza de fruta en una mano, mientras observaba a el equipo de traducción desesperar en alguno de los libros de magia. A pesar de los nulos resultados que habían podido mostrar hasta aquel momento, Kolja admiraba su dedicación. Desde luego, él se hubiese rendido a un abrir y cerrar de ojos.
Aquellas semanas del torreón apenas se oía un ruido, exceptuando cuando Kradko "practicaba" con su tambor, actividad a la que Luci también se acabó uniendo. Cuando aquellos dos empezaban a aporrear el puñetero instrumento, Kolja huía rápidamente al sótano, donde se sentaba en el banco de alguna de las celdas y con ayuda del cristal que estuviese cargando, continuaba con su lectura. No es que fuesen tan terribles, por lo menos no tanto después de que Luci le enseñase algunas canciones a la niña bicho, pero era un instrumento que por si solo le sacaba de sus casillas. Podía tener todo el ritmo que quisiese, pero por dios santo, ¿Que era de la melodía?
Aquel día el vikingo estaba durmiendo en el sofá, como de costumbre, cuando el niño chuche bajó las escaleras como un vendaval. Kolja, aún medio dormido, abrió un ojo para ver que pasaba, suponiendo que el daeliciano simplemente se habría despertado con ganas de visitar las letrinas, pero al oírlo hiperventilar, se levantó con un gruñido.
-Eh Luci ¿Todo bien?- preguntó, tapándose un bostezo con el codo.
El resto del día y los consiguientes, a parte de cumplir con las obligaciones que se había impuesto, Kolja se fue leyendo los libros que habían traído, los que estuviesen en un idioma comprensible. El bestiario se tornó aun más interesante que en un primer momento, ya que no solo mostraba monstruos, sino figuras mitológicas y legendarias que ya conocía de la Tierra, vampiros, trasgos, momias, gárgolas e incluso valquirias. A parte de las descripciones y los puntos fuertes y débiles de aquellos mitos, cada una solía traer algunos párrafos de gente famosa que hubiese tenido aquella transformación y, a pesar de que no entendía que quería decir el autor con transformación, las historias eran increíbles. También se ojeo el libro de mapas y el de la historia de la ciudad, el cual le llamó mucho la atención. Le preguntó a Adam si podía prestárselo durante un tiempo, para poder leerlo más a fondo y ante la afirmativa del rusky, se lo agradeció y se fue a la muralla para empezarlo en aquel mismo momento.
Después de haber leído los dos libros detenidamente, una idea empezó a cobrar forma en su cabeza, una idea que no terminaba de gustarle y que de hecho tampoco terminaba de creerse, así que la descartó y la enterró hasta que tuviese más pruebas. Desde que habían descubierto la función de los cristales sangrantes, Kolja siempre solía tener uno en la mano y había cogido la costumbre de jugar con el, pasándoselo de dedo en dedo, como una moneda. Solía hacerlo cuando se sentaba en el sofá, con una pieza de fruta en una mano, mientras observaba a el equipo de traducción desesperar en alguno de los libros de magia. A pesar de los nulos resultados que habían podido mostrar hasta aquel momento, Kolja admiraba su dedicación. Desde luego, él se hubiese rendido a un abrir y cerrar de ojos.
Aquellas semanas del torreón apenas se oía un ruido, exceptuando cuando Kradko "practicaba" con su tambor, actividad a la que Luci también se acabó uniendo. Cuando aquellos dos empezaban a aporrear el puñetero instrumento, Kolja huía rápidamente al sótano, donde se sentaba en el banco de alguna de las celdas y con ayuda del cristal que estuviese cargando, continuaba con su lectura. No es que fuesen tan terribles, por lo menos no tanto después de que Luci le enseñase algunas canciones a la niña bicho, pero era un instrumento que por si solo le sacaba de sus casillas. Podía tener todo el ritmo que quisiese, pero por dios santo, ¿Que era de la melodía?
Aquel día el vikingo estaba durmiendo en el sofá, como de costumbre, cuando el niño chuche bajó las escaleras como un vendaval. Kolja, aún medio dormido, abrió un ojo para ver que pasaba, suponiendo que el daeliciano simplemente se habría despertado con ganas de visitar las letrinas, pero al oírlo hiperventilar, se levantó con un gruñido.
-Eh Luci ¿Todo bien?- preguntó, tapándose un bostezo con el codo.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Re: Torreón Silente
21/05/20, 03:17 pm
Durante la vuelta Adam sostuvo el libro con firmeza. Aunque el sarcástico bibliotecario lo sacaba de sus casillas no pudo negar que les ofreció información util con la que entretenerse en el torreón. El ruso estuvo feliz por haber tenido una salida relativamente tranquila y, en la llegada, no pudo evitar suspirar de alivio.
Los siguientes días fueron relativamente calmados. Adam intentó ponerse a leer un poco el grueso que tomo prestado de la bibiloteca, pero su pereza al leer jugó en su contra. Con el paso del tiempo se rindió, accediendo a la petición de Kolja de tomarlo prestado. Durante varios de esos días intentó aprender a hacer pasta con Alec, siendo sus primeros intentos algo desastrosos pero comestibles. Una enorme alegría se llevó cuando le salieron sus primeros espaguetis, agradeciendo al escocés por sus enseñanzas culinarias.
Su entrenamiento continuó bajo la tutela del alemán, centrándose en disipar sus miedos proyectados en la espada y atacar con todo. Algunos días fueron durísimos para el ruso, teniendo horribles agujetas que lo tentaban a quedarse en cama todo el día pero la lucha constante de Adam por querer hacerse más fuerte eliminó su vagancia.
Durante uno de sus descansos un sonido muy familiar hizo levantar su cabeza. El tambor de Kradko resonó por el torreón y Adam, a toda prisa, fue a sentarse no muy cerca de Kradko y Luci para deleitarse del sonido. Aunque no era perfecto ni mucho menos, solo con escuchar el tambor en silencio le bastaba para tranquilizarlo. En ningún momento quiso participar en esa actividad, aunque deseaba enseñar a Kradko y Luci unos ritmos algo más estables que los que ellos tocaban, algo caóticos para su gusto. Una de sus escuchas fue interrumpida por una colérica Lethe, Adam se limitó a hacerle gestos amistosos de calma, esa mujer pájaro todavía le intimidaba y no poco.
En una de sus duchas post-entrenamiento, la lavarse la cara, noto pelo, mucho pelo. Cuando terminó tomó el pulido escudo de Alec para darse cuenta de que necesitaba un afeitado, su barba castaña ya era algo abundante y Adam retorció su gesto de disgusto, no le llamaba eso de tener pelo en casi toda su cara.
Durante aquella mañana los dolores musculares se superaron, en ese día a Adam le costará levantarse de su cama.
Los siguientes días fueron relativamente calmados. Adam intentó ponerse a leer un poco el grueso que tomo prestado de la bibiloteca, pero su pereza al leer jugó en su contra. Con el paso del tiempo se rindió, accediendo a la petición de Kolja de tomarlo prestado. Durante varios de esos días intentó aprender a hacer pasta con Alec, siendo sus primeros intentos algo desastrosos pero comestibles. Una enorme alegría se llevó cuando le salieron sus primeros espaguetis, agradeciendo al escocés por sus enseñanzas culinarias.
Su entrenamiento continuó bajo la tutela del alemán, centrándose en disipar sus miedos proyectados en la espada y atacar con todo. Algunos días fueron durísimos para el ruso, teniendo horribles agujetas que lo tentaban a quedarse en cama todo el día pero la lucha constante de Adam por querer hacerse más fuerte eliminó su vagancia.
Durante uno de sus descansos un sonido muy familiar hizo levantar su cabeza. El tambor de Kradko resonó por el torreón y Adam, a toda prisa, fue a sentarse no muy cerca de Kradko y Luci para deleitarse del sonido. Aunque no era perfecto ni mucho menos, solo con escuchar el tambor en silencio le bastaba para tranquilizarlo. En ningún momento quiso participar en esa actividad, aunque deseaba enseñar a Kradko y Luci unos ritmos algo más estables que los que ellos tocaban, algo caóticos para su gusto. Una de sus escuchas fue interrumpida por una colérica Lethe, Adam se limitó a hacerle gestos amistosos de calma, esa mujer pájaro todavía le intimidaba y no poco.
En una de sus duchas post-entrenamiento, la lavarse la cara, noto pelo, mucho pelo. Cuando terminó tomó el pulido escudo de Alec para darse cuenta de que necesitaba un afeitado, su barba castaña ya era algo abundante y Adam retorció su gesto de disgusto, no le llamaba eso de tener pelo en casi toda su cara.
Durante aquella mañana los dolores musculares se superaron, en ese día a Adam le costará levantarse de su cama.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carisma
Re: Torreón Silente
22/05/20, 01:56 pm
Durante el camino de vuelta el ochrorio estaba emocionado, hasta el punto de que si no hubiera llevado el bastón se habría puesto a ojear el grimorio mientras andaba. Para suerte del grupo y para él mismo, tuvo que esperar hasta que llegaron al torreón. Una vez allí pusieron al corriente al resto de la gran biblioteca, del bibliotecario y por supuesto les dieron la buena noticia sobre los libros que traían. Se fijó poco después de que tanto Luci como Kahlo, Reina y Kradko se habían pintado las uñas, por lo que dijo con su habitual sonrisa: -Os sienta muy bien. Ha quedado bonito.- Es cierto que nunca iba a poder apreciar bien el tono real, pero podía acercarse más o menos.
A partir de ese momento, Chromsa se dedicó en cuerpo y alma en traducir uno de los dos libros sobre magia junto a Alyssa y Kahlo. Aunque antes de ponerse a ello se dieron cuenta de un detalle crucial: no tenían ningún lugar donde anotar la traducción (dado que en los propios libros no era una opción si no querían hacer enfadar a Biblios). Por suerte para todos, no pasó mucho tiempo hasta que Luci encontró en un hueco del torreón papel y unos cuantos palos de madera que permiten escribir como si fueran plumas o carboncillo. Según le contaron, se llamaban lápices y a los terrestres les sonaba algo que había escrito en ellos. Ya con todo preparado se dispusieron a empezar con las traducciones.
Las semanas que pasaron fueron muy laboriosas y para un ser corriente podría haber sido muy tedioso. Sin embargo, la emoción del ochrorio era tal que no le importaba pasarse días enteros pegado a la mesa donde estaba traduciendo si así conseguían hacer magia antes. Los únicos momentos del día de los que se separaba de la silla era para cuidar del huerto, para comer y para dormir. A pesar de ello y para amenizar el proceso solía conversar aunque fuera poco tiempo con sus dos compañeras, hablando de cualquier cosa que no fuera el trabajo que estaban haciendo o se ponía a tararear alguna cancioncilla popular de Ochroria cuando escuchaba a Kradko y a Luci tocar el tambor. En otro momento y si contaran con algún instrumento se habría unido aunque fuera por un rato. En los pequeños momentos que almorzaban y cenaban preguntaba al otro grupo de traductoras por sus avances a la vez que informaba de los suyos.
El tiempo pasaba y un grupo decidió salir de nuevo a la biblioteca tanto para quienes no fueron en el primer viaje tomaran prestado algún libro interesante como para ver si podían conseguir más material para escribir, el cual estaba escaseando. Chromsa decidió quedarse junto a Alyssa para avanzar en la traducción, pues en las páginas en las que se encontraban había varios dibujos de los cristales que había en la armería. Siguieron en su labor y cuando terminaron aquellas páginas se sorprendió. -Ésto... Tengo que comprobarlo.- dijo -Ahora vuelvo-. Bajó entonces a la armería y se dirigió al barril donde se encontraban todos los cristales. Cogió uno con cuidado y volvió a subir. Apartó un poco la silla en la que se había llevado días traduciendo con respecto a la mesa donde estaba el libro y se preparó. -Una... dos... y.... ¡tres!- contó mientras intentaba mantener la calma ante lo que iba a hacer. Al llegar a tres se pinchó la yema de su índice izquierdo, del cual salieron por supuesto unas cuantas gotas de sangre. Puso el dedo encima del cristal y observó como la sangre se adentraba en él y comenzaba a brillar. Miró las notas de lo que llevaban traducido y sonrió. -Ahora todo tiene sentido.- Fue a limpiarse la pequeña herida con la suerte de que el grupo volvió en ese momento. Con emoción, fue a su encuentro con el cristal en la mano y les contó lo ocurrido: -¡Tenemos buenas noticias! Ya sabemos para qué sirven estos cristales. Al parecer almacenan energía mágica de la persona que haya dado su sangre, por lo que si llevas varios podrías usar más hechizos que de costumbre. Si brillan indica que se están cargando, pero solo lo hacen con quién le haya dado la sangre. Después de estar cargados parece ser que los puede usar cualquiera, así que diría de que aquellos que fueran a intentar hacer magia cargaran unos cuantos para así tener una buena reserva para todos. Seguro que nos serán de ayuda.-
Unos días más tarde, a Chromsa le ocurrió algo muy raro. Se despertó el último y además tarde. Era comprensible por otra parte, pues la noche anterior había seguido avanzando hasta tarde en la traducción por su cuenta a la vez que hizo varios intentos de hacer los hechizos que el grupo de Lethe ya casi habían descifrados, aunque sin ningún éxito por parte del chico. Bajó saludando a quien se fue encontrando, fijándose que Lethe, Amira y Reina seguían traduciendo, y salió al patio en dirección a las letrinas. Al igual que le llevaba pasando desde hacía unas cuantas semanas, el tiempo que se llevaba allí dentro aumentó al costarle defecar. Empezaba a ser algo extraño, pero el ochrorio quería pensar que sería algo pasajero. -(Tal vez debería plantearme comer más frutas y verduras). pensó. Ya comía una buena cantidad antes, pero por supuesto no podía comparar lo que podía comer en su casa con lo que podían en aquella ciudad. Por suerte para el grupo, iban a tener más comida muy pronto. Mientras volvía al interior del torreón se fijó en que una parte del huerto ya estaba listo para recolectar. Zanahorias y lechugas que reconoció por ser de las semillas que tenía todavía en el zurrón estaban listas para ser recogidas. Además, el resto del cultivo iba también por buen camino e incluso se fijó en que las suculentas que se habían traído ya estaban bien crecidas.
Con un mejor humor debido a ello volvió a entrar pensando en cosechar las verduras que estaban listas. Las palabras de Lethe le llamaron mucho la atención. Estaban las tres de pie, destacando la chica pájaro por parecer sorprendida según veía el ochrorio al acercarse. Al ver la situación preguntó: -¿Eh? ¿Ha pasado algo?--
A partir de ese momento, Chromsa se dedicó en cuerpo y alma en traducir uno de los dos libros sobre magia junto a Alyssa y Kahlo. Aunque antes de ponerse a ello se dieron cuenta de un detalle crucial: no tenían ningún lugar donde anotar la traducción (dado que en los propios libros no era una opción si no querían hacer enfadar a Biblios). Por suerte para todos, no pasó mucho tiempo hasta que Luci encontró en un hueco del torreón papel y unos cuantos palos de madera que permiten escribir como si fueran plumas o carboncillo. Según le contaron, se llamaban lápices y a los terrestres les sonaba algo que había escrito en ellos. Ya con todo preparado se dispusieron a empezar con las traducciones.
Las semanas que pasaron fueron muy laboriosas y para un ser corriente podría haber sido muy tedioso. Sin embargo, la emoción del ochrorio era tal que no le importaba pasarse días enteros pegado a la mesa donde estaba traduciendo si así conseguían hacer magia antes. Los únicos momentos del día de los que se separaba de la silla era para cuidar del huerto, para comer y para dormir. A pesar de ello y para amenizar el proceso solía conversar aunque fuera poco tiempo con sus dos compañeras, hablando de cualquier cosa que no fuera el trabajo que estaban haciendo o se ponía a tararear alguna cancioncilla popular de Ochroria cuando escuchaba a Kradko y a Luci tocar el tambor. En otro momento y si contaran con algún instrumento se habría unido aunque fuera por un rato. En los pequeños momentos que almorzaban y cenaban preguntaba al otro grupo de traductoras por sus avances a la vez que informaba de los suyos.
El tiempo pasaba y un grupo decidió salir de nuevo a la biblioteca tanto para quienes no fueron en el primer viaje tomaran prestado algún libro interesante como para ver si podían conseguir más material para escribir, el cual estaba escaseando. Chromsa decidió quedarse junto a Alyssa para avanzar en la traducción, pues en las páginas en las que se encontraban había varios dibujos de los cristales que había en la armería. Siguieron en su labor y cuando terminaron aquellas páginas se sorprendió. -Ésto... Tengo que comprobarlo.- dijo -Ahora vuelvo-. Bajó entonces a la armería y se dirigió al barril donde se encontraban todos los cristales. Cogió uno con cuidado y volvió a subir. Apartó un poco la silla en la que se había llevado días traduciendo con respecto a la mesa donde estaba el libro y se preparó. -Una... dos... y.... ¡tres!- contó mientras intentaba mantener la calma ante lo que iba a hacer. Al llegar a tres se pinchó la yema de su índice izquierdo, del cual salieron por supuesto unas cuantas gotas de sangre. Puso el dedo encima del cristal y observó como la sangre se adentraba en él y comenzaba a brillar. Miró las notas de lo que llevaban traducido y sonrió. -Ahora todo tiene sentido.- Fue a limpiarse la pequeña herida con la suerte de que el grupo volvió en ese momento. Con emoción, fue a su encuentro con el cristal en la mano y les contó lo ocurrido: -¡Tenemos buenas noticias! Ya sabemos para qué sirven estos cristales. Al parecer almacenan energía mágica de la persona que haya dado su sangre, por lo que si llevas varios podrías usar más hechizos que de costumbre. Si brillan indica que se están cargando, pero solo lo hacen con quién le haya dado la sangre. Después de estar cargados parece ser que los puede usar cualquiera, así que diría de que aquellos que fueran a intentar hacer magia cargaran unos cuantos para así tener una buena reserva para todos. Seguro que nos serán de ayuda.-
Unos días más tarde, a Chromsa le ocurrió algo muy raro. Se despertó el último y además tarde. Era comprensible por otra parte, pues la noche anterior había seguido avanzando hasta tarde en la traducción por su cuenta a la vez que hizo varios intentos de hacer los hechizos que el grupo de Lethe ya casi habían descifrados, aunque sin ningún éxito por parte del chico. Bajó saludando a quien se fue encontrando, fijándose que Lethe, Amira y Reina seguían traduciendo, y salió al patio en dirección a las letrinas. Al igual que le llevaba pasando desde hacía unas cuantas semanas, el tiempo que se llevaba allí dentro aumentó al costarle defecar. Empezaba a ser algo extraño, pero el ochrorio quería pensar que sería algo pasajero. -(Tal vez debería plantearme comer más frutas y verduras). pensó. Ya comía una buena cantidad antes, pero por supuesto no podía comparar lo que podía comer en su casa con lo que podían en aquella ciudad. Por suerte para el grupo, iban a tener más comida muy pronto. Mientras volvía al interior del torreón se fijó en que una parte del huerto ya estaba listo para recolectar. Zanahorias y lechugas que reconoció por ser de las semillas que tenía todavía en el zurrón estaban listas para ser recogidas. Además, el resto del cultivo iba también por buen camino e incluso se fijó en que las suculentas que se habían traído ya estaban bien crecidas.
Con un mejor humor debido a ello volvió a entrar pensando en cosechar las verduras que estaban listas. Las palabras de Lethe le llamaron mucho la atención. Estaban las tres de pie, destacando la chica pájaro por parecer sorprendida según veía el ochrorio al acercarse. Al ver la situación preguntó: -¿Eh? ¿Ha pasado algo?--
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manual
Re: Torreón Silente
22/05/20, 05:08 pm
La clinger disfrutó del momento. Por algún motivo que ni terminaba ni se esforzaba mucho por comprender, un acto tan simple como aquel era relajante y entretenido a la vez. Además, les dio la oportunidad de tener una buena conversación entre todos. Cuando al fin llegaron el resto, se acercó enseguida a ellos a enseñarles su nuevo anillo. Aunque algunos le respondieron, estaba claro que traían nuevas mucho más importantes. Hasta ella supo ver que la ristra de libros que se traían les podía proporcionar información muy importante sobre su entorno. Además, alguno como los de magia o monstruos le resultaban hasta interesantes para hojearlos. Pronto le comentaron que los primeros ni siquiera estaban en un idioma que comprendieran. Aquello iba a llevarles mucho trabajo y era del que a ella no le gustaba.
A ratos sueltos la pequeña fue hojeando el libro de los monstruos cuando Kolja lo dejaba libre. Tal lectura activó su potencial imaginativo para pensar en potenciales criaturas psicóticas malvadas asesinas de niñas insectoides. Algunas de ellas eran reptiloides, hecho que no le sorprendía para nada. Se preguntó si encontraría en el libro al que les robó las cestas. Asimismo, también se interesó por los descubrimientos que iban haciendo tanto sobre la historia de la ciudad como sobre la composición de la misma.
Aun así, principalmente se dedicó a desempeñar tareas más cotidianas como limpieza, salir a explorar y, de tanto en cuanto, incluso cocinaba algo. Sus ratos libres los dedicaba sobre todo a tocar el tambor, especialmente tras el interés que mostró Luci en acompañarla. La clinger se interesó enseguida en oír tocar a su compañero y en los ritmos y canciones que este había aprendido en su mundo. Se interesó mucho en entender también cómo los aprendió y en lo que este le explicaba de la música en su mundo. Tenía sin duda muchos detalles que ella nunca pudo observar en las fiestas de su ciudad. La joven aprendía rápido y, aunque muchas veces le gustaba tocar por libre, aprender algunas estructuras rítmicas prefijadas le ayudó a mejorar su técnica.
Como podían recoger algún libro más, hicieron otra visita a la biblioteca. Allí conoció al bibliotecario que controlaba ese lugar, quien le pareció aburrido y pedante como su profe de manufactura. El tipo era muy raro y le parecía bastante inconsistente, así que pensó que igual era como un monstruo de esos del libro solo que menos peligroso. En todo caso, la niña no sabía muy bien qué libro les iba a hacer falta, así que iba a sacar uno cualquiera que le pareció interesante hasta que Lethe se interpuso. Tales interrupciones por parte de la enderth empezaban a molestarle, a pesar de que la insecto no tuviera la razón. Pero niños…
Cuando Chromsa descubrió la función principal de los cristales —o una de ellas al menos—, la niña empezó a pensar en cómo podría cargarlos ella. No le parecía muy buena idea perforar su exoesqueleto, pero tampoco veía otra forma. Aunque los podrían cargar el resto, no le apetecía demasiado tener que depender de los demás. Estaba decidida a aportar también su granito de arena.
También fue intercambiando ideas sobre los libros de magia y su traducción con los que trabajaban en ello. O bueno, más bien ella escuchaba y soltaba de tanto en cuando alguna de sus ideas descabelladas. Se supone que es bueno tener de tanto en cuanto a alguien que sea capaz de pensar creativamente, pero en el caso de Kradko sus razonamientos solían ser demasiado imaginativos. Había alguna cosita aprovechable, pero en general eran bastante desastrosos.
Ella también estaba allí cuando Lethe realizó el primer intento fructuoso de magia, aunque sólo hacía unos pocos segundos que se encontraba cerca y posiblemente no se habían percatado de su presencia. La pequeña se acercó emocionada por aquello que acababa de ocurrir, fuera lo que fuera.
—¡Ualaaa! ¡Qué chulo! ¿Cómo lo has hecho? ¡Quiero probar!
A ratos sueltos la pequeña fue hojeando el libro de los monstruos cuando Kolja lo dejaba libre. Tal lectura activó su potencial imaginativo para pensar en potenciales criaturas psicóticas malvadas asesinas de niñas insectoides. Algunas de ellas eran reptiloides, hecho que no le sorprendía para nada. Se preguntó si encontraría en el libro al que les robó las cestas. Asimismo, también se interesó por los descubrimientos que iban haciendo tanto sobre la historia de la ciudad como sobre la composición de la misma.
Aun así, principalmente se dedicó a desempeñar tareas más cotidianas como limpieza, salir a explorar y, de tanto en cuanto, incluso cocinaba algo. Sus ratos libres los dedicaba sobre todo a tocar el tambor, especialmente tras el interés que mostró Luci en acompañarla. La clinger se interesó enseguida en oír tocar a su compañero y en los ritmos y canciones que este había aprendido en su mundo. Se interesó mucho en entender también cómo los aprendió y en lo que este le explicaba de la música en su mundo. Tenía sin duda muchos detalles que ella nunca pudo observar en las fiestas de su ciudad. La joven aprendía rápido y, aunque muchas veces le gustaba tocar por libre, aprender algunas estructuras rítmicas prefijadas le ayudó a mejorar su técnica.
Como podían recoger algún libro más, hicieron otra visita a la biblioteca. Allí conoció al bibliotecario que controlaba ese lugar, quien le pareció aburrido y pedante como su profe de manufactura. El tipo era muy raro y le parecía bastante inconsistente, así que pensó que igual era como un monstruo de esos del libro solo que menos peligroso. En todo caso, la niña no sabía muy bien qué libro les iba a hacer falta, así que iba a sacar uno cualquiera que le pareció interesante hasta que Lethe se interpuso. Tales interrupciones por parte de la enderth empezaban a molestarle, a pesar de que la insecto no tuviera la razón. Pero niños…
Cuando Chromsa descubrió la función principal de los cristales —o una de ellas al menos—, la niña empezó a pensar en cómo podría cargarlos ella. No le parecía muy buena idea perforar su exoesqueleto, pero tampoco veía otra forma. Aunque los podrían cargar el resto, no le apetecía demasiado tener que depender de los demás. Estaba decidida a aportar también su granito de arena.
También fue intercambiando ideas sobre los libros de magia y su traducción con los que trabajaban en ello. O bueno, más bien ella escuchaba y soltaba de tanto en cuando alguna de sus ideas descabelladas. Se supone que es bueno tener de tanto en cuanto a alguien que sea capaz de pensar creativamente, pero en el caso de Kradko sus razonamientos solían ser demasiado imaginativos. Había alguna cosita aprovechable, pero en general eran bastante desastrosos.
Ella también estaba allí cuando Lethe realizó el primer intento fructuoso de magia, aunque sólo hacía unos pocos segundos que se encontraba cerca y posiblemente no se habían percatado de su presencia. La pequeña se acercó emocionada por aquello que acababa de ocurrir, fuera lo que fuera.
—¡Ualaaa! ¡Qué chulo! ¿Cómo lo has hecho? ¡Quiero probar!
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Silente
22/05/20, 09:23 pm
Luci se sobresaltó cuando oyó la voz de Kolja. Su cerebro había decidido olvidar que siempre dormía en el salón, o puede que directamente no había sido consciente hasta el momento de que estaba en la planta baja. Por un momento visualizó al Kolja del sueño y sintió miedo. Retrocedió un par de pasos hasta que su espalda dio con la pared de piedra, todavía respirando agitadamente y con las mejillas húmedas de llorar.
<<No, es Kolja, el Kolja de siempre. Todo ha sido un sueño, no era real >> se dijo mentalmente. Aun así no conseguía deshacerse de esa extraña sensación, la de que no había sido simplemente un sueño.
-Una pesadilla -intentó explicar entre sollozos -Ha sido horrible, estábais todos, y más gente que no conozco. Y tú… tú querías que los ejecutara. Y Kahlo también.
Se abrazó a sí mismo, temblando no sabía si por el frío o por el efecto residual de la pesadilla.
<<No, es Kolja, el Kolja de siempre. Todo ha sido un sueño, no era real >> se dijo mentalmente. Aun así no conseguía deshacerse de esa extraña sensación, la de que no había sido simplemente un sueño.
-Una pesadilla -intentó explicar entre sollozos -Ha sido horrible, estábais todos, y más gente que no conozco. Y tú… tú querías que los ejecutara. Y Kahlo también.
Se abrazó a sí mismo, temblando no sabía si por el frío o por el efecto residual de la pesadilla.
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Silente
23/05/20, 12:48 pm
La vuelta al torreón fue tranquila, sin sobresaltos ni nada que les atacase ni tener que correr. A veces la ciudad parecía darles pequeños respiros, pero no los suficientes como para que Amira se confiase o se sintiera segura cuando volvía a salir.
Se ofreció voluntaria a traducir, sintiéndose casi moralmente obligada a ello: tenía experiencia con libros, estaba en una carrera que le hacía leer bastante y aunque traducir no fuera lo suyo, ya era más de lo que sabían hacer otros, como Kolja o Alec. Al fin y al cabo, cada uno estaba aportando lo que sabía hacer, y hasta el momento ella no podía decirse que fuera muy útil en cuanto a nada. No sabía luchar, cocinar no se le daba bien (se molestaba en aprender viendo a sus compañeros, pero no se atrevería a hacer nada sola)… Lo único que podía ofrecer de momento era traducir.
Las complicaciones se dieron desde el principio: nadie tenía nada con lo que escribir. Ni una libreta, ni un bolígrafo, ni nada. Escribir en los libros no era tampoco factible, así que estaban sin poder hacer mucho. No fue hasta que alguien encontró papel y lápices que pudieron ponerse a traducir. No era mucho, y los lápices eran cutres. La francesa no podía leer ya el logo, pero lo reconocía, y se le escapó una sonrisa. Aquello le hacía sentir algo más en casa. No había mucho, de todas formas, y cuando se volvió a la biblioteca a por libros también aprovecharon a traer material de escritura. Escribir con pluma era un engorro, y al principio lo hacía tan mal que no se entendía nada. Tardó en aprender, pero la tinta era mejor que un lápiz cutre a largo plazo, así que prefería ir aprendiendo cuanto antes. «¿Es que nadie llevaba un puto boli encima cuando le trajeron aquí?»
Las semanas pasaron tranquilas, dedicando su mayor tiempo a traducir. Primero los títulos, luego los hechizos que les interesaban. Era extremadamente frustrante, ya que no conocía el idioma y tenía que ir buscando las palabras en el diccionario una a una. Además, cuando por fin descubrieron cómo hacer la magia (hablar y hacer gestos) no les salía. Ni a Lethe, ni a ella, ni a nadie. ¿Es que acaso ninguno podría hacer magia? ¿Habían malgastado todo ese tiempo en traducir algo que les era inútil?
Kahlo y Chromsa tradujeron el otro libro, y les explicaron a todos lo de los cristales. Recordaba a Luci cortándose y que funcionaban con sangre. No le hacía mucha gracia, pero parecían necesarios para hacer hechizos y se resignó a ir cargando algunos cuando pudiera. Cristales cargados, palabras, gestos. Daba igual lo que hicieran: no conseguían que les saliera nada. Lo único que mejoraba sus ánimos, que no eran lo mejor por la frustración acumulada de todo el proceso de traducir y de que nada les saliera, era cuando Kradko y Luci tocaban. Al principio lo aborrecía, pero según la clinger fue mejorando enseñada por Luci, empezó a encontrarle cierto gusto. Echaba tanto de menos escuchar música que le daba totalmente igual que no sonara en nada parecido a lo que escuchaba en la Tierra. Daba igual cuanto tiempo hubiera pasado, seguía sin sentirse cómoda en la ciudad, seguía queriendo volver a casa. Pero aquellos pequeños momentos, con sus extraños compañeros de torreón, le hacían todo más llevadero. Incluso podría llegar a acostumbrarse a ello «Al menos hasta que salga la Luna Roja».
Aquella mañana estaban frente al libro, frustradas porque nada salía. Estaba bien traducido, lo había comprobado mil veces paranoica de que algo estuviera mal, pero no salía nada. Reina fue la que sugirió que podía no leerse en el sentido en el que se leía su nuevo idioma, o en el que se leía el francés o el inglés. Por un momento se sintió muy estúpida: ¿por qué había supuesto que un idioma alienígena iba a leerse en un sentido, y más cuando en la Tierra no todos se leían así? Aquello les hizo plantearse que lo que podía estar en otra dirección eran los gestos, así que decidieron hacer pruebas variando el orden. Dejó que Lethe lo hiciera, mirando con expectación, hasta que vio algo brillar cuando Lethe terminó de hacerlo.
—¡Sí! Ha habido un brillo, ¿no? Imagino que eso es que funciona, ¡tenemos magia! —comentó entusiasmada. Después de tanta frustración, parecía que el esfuerzo daba sus frutos. Ahora solo les quedaba traducir otros muchos hechizos para poder tenerlos todos, y eso iba a costarles aún más tiempo.
Se ofreció voluntaria a traducir, sintiéndose casi moralmente obligada a ello: tenía experiencia con libros, estaba en una carrera que le hacía leer bastante y aunque traducir no fuera lo suyo, ya era más de lo que sabían hacer otros, como Kolja o Alec. Al fin y al cabo, cada uno estaba aportando lo que sabía hacer, y hasta el momento ella no podía decirse que fuera muy útil en cuanto a nada. No sabía luchar, cocinar no se le daba bien (se molestaba en aprender viendo a sus compañeros, pero no se atrevería a hacer nada sola)… Lo único que podía ofrecer de momento era traducir.
Las complicaciones se dieron desde el principio: nadie tenía nada con lo que escribir. Ni una libreta, ni un bolígrafo, ni nada. Escribir en los libros no era tampoco factible, así que estaban sin poder hacer mucho. No fue hasta que alguien encontró papel y lápices que pudieron ponerse a traducir. No era mucho, y los lápices eran cutres. La francesa no podía leer ya el logo, pero lo reconocía, y se le escapó una sonrisa. Aquello le hacía sentir algo más en casa. No había mucho, de todas formas, y cuando se volvió a la biblioteca a por libros también aprovecharon a traer material de escritura. Escribir con pluma era un engorro, y al principio lo hacía tan mal que no se entendía nada. Tardó en aprender, pero la tinta era mejor que un lápiz cutre a largo plazo, así que prefería ir aprendiendo cuanto antes. «¿Es que nadie llevaba un puto boli encima cuando le trajeron aquí?»
Las semanas pasaron tranquilas, dedicando su mayor tiempo a traducir. Primero los títulos, luego los hechizos que les interesaban. Era extremadamente frustrante, ya que no conocía el idioma y tenía que ir buscando las palabras en el diccionario una a una. Además, cuando por fin descubrieron cómo hacer la magia (hablar y hacer gestos) no les salía. Ni a Lethe, ni a ella, ni a nadie. ¿Es que acaso ninguno podría hacer magia? ¿Habían malgastado todo ese tiempo en traducir algo que les era inútil?
Kahlo y Chromsa tradujeron el otro libro, y les explicaron a todos lo de los cristales. Recordaba a Luci cortándose y que funcionaban con sangre. No le hacía mucha gracia, pero parecían necesarios para hacer hechizos y se resignó a ir cargando algunos cuando pudiera. Cristales cargados, palabras, gestos. Daba igual lo que hicieran: no conseguían que les saliera nada. Lo único que mejoraba sus ánimos, que no eran lo mejor por la frustración acumulada de todo el proceso de traducir y de que nada les saliera, era cuando Kradko y Luci tocaban. Al principio lo aborrecía, pero según la clinger fue mejorando enseñada por Luci, empezó a encontrarle cierto gusto. Echaba tanto de menos escuchar música que le daba totalmente igual que no sonara en nada parecido a lo que escuchaba en la Tierra. Daba igual cuanto tiempo hubiera pasado, seguía sin sentirse cómoda en la ciudad, seguía queriendo volver a casa. Pero aquellos pequeños momentos, con sus extraños compañeros de torreón, le hacían todo más llevadero. Incluso podría llegar a acostumbrarse a ello «Al menos hasta que salga la Luna Roja».
Aquella mañana estaban frente al libro, frustradas porque nada salía. Estaba bien traducido, lo había comprobado mil veces paranoica de que algo estuviera mal, pero no salía nada. Reina fue la que sugirió que podía no leerse en el sentido en el que se leía su nuevo idioma, o en el que se leía el francés o el inglés. Por un momento se sintió muy estúpida: ¿por qué había supuesto que un idioma alienígena iba a leerse en un sentido, y más cuando en la Tierra no todos se leían así? Aquello les hizo plantearse que lo que podía estar en otra dirección eran los gestos, así que decidieron hacer pruebas variando el orden. Dejó que Lethe lo hiciera, mirando con expectación, hasta que vio algo brillar cuando Lethe terminó de hacerlo.
—¡Sí! Ha habido un brillo, ¿no? Imagino que eso es que funciona, ¡tenemos magia! —comentó entusiasmada. Después de tanta frustración, parecía que el esfuerzo daba sus frutos. Ahora solo les quedaba traducir otros muchos hechizos para poder tenerlos todos, y eso iba a costarles aún más tiempo.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
- Kanyum
Ficha de cosechado
Nombre: Nohlem
Especie: Varmano granta
Habilidades: Puntería, intuición, carismaPersonajes :
● Jace: Dullahan, humano americano. 1’73m (con cabeza 1’93m)
● Rox: Cambiante, humano australiano/surcoreano. 1’75m
● Kahlo: Aparición nocturna varmana granta. 1’62m
● Nohlem: varmano granta. 1’69m
● Xiao Taozi: Fuzanglong carabés. 1’55m
Unidades mágicas : 5/5
Síntomas : Mayor interés por acumular conocimiento. A veces, durante un par de segundos, aparecerán brillos de distintos colores a su alrededor.
Status : Prrrr prrrrr
Re: Torreón Silente
25/05/20, 02:02 am
Kahlo no creía que el día pudiera mejorar tras verse las uñas pintadas de nuevo, pero sí que lo hizo, y bastante. Se habría conformado con que el grupo hubiera vuelto sano y salvo, con el descubrimiento de algo decente como mucho, ¡pero no con libros de una biblioteca! Ni siquiera tener que traducir algunos tomos le decepcionó, era algo en lo que matar el tiempo y enfrascarse después de todo, y si el resultado era magia (de la buena, no como en las historias con mal final) mucho mejor. Pasó el resto del día con un humor excepcional, orgullosa de su manicura y hasta de sus compañeros.
De repente no solo vivía con la espectativa de volver al palacete, sino también de poder visitar esa biblioteca a la que sus compañeros habían llegado, y visto que ella y los que se habían quedado aquella mañana aún podían sacar un libro la situación se daría más pronto que tarde. Los libros legibles que tenían no eran de su agrado; la historia cruenta de la ciudad (a la que no tuvo el valor de echarle más de tres vistazos), un bestiario de monstruos que ¿por qué querría conocer?, ¿para plagar sus pesadillas?, así que Kahlo esperaría pacientemente a su turno para poder sacar algo más ligero y cautivador. El único al que le dedicó más interés fue el de mapas desactualizados, más por curiosidad hacia la arquitectura y todo lo que la ciudad albergaba que por su utilidad real.
Y así sucedió la salida. Puesto que ya tenían suficiente que masticar, ella y Luci sacaron libros a gusto del consumidor. No solo se hizo con una novela de drama y romance que parecía decente, quedó fascinada con el caos del edificio y no tuvo que santiguarse por la presencia de Biblios -no mucho-, también consiguieron más material con el que escribir. La tinta era una vieja conocida y hasta su fuerte olor le hizo feliz; ¿en qué momento había empezado a alegrarse por cosas triviales?. Con eso resuelto pudieron dedicarse a traducir en condiciones. Al principio había resultado algo tedioso y aburrido, tanto que en sus páginas habían ido apareciendo pequeños dibujos sueltos causados por la procrastinación, pero la satisfacción del progreso e ir comprendiendo las frases poco a poco bastó para mantenerla centrada pronto. Además, aparte de leer y practicar esgrima no es que tuviera mucho más a lo que dedicarse.
Fruto del esfuerzo, Chromsa, Alyssa y ella descifraron el uso de los cristales. Saber y comprobar que eran almacenes de energía mágica le hicieron verlos con mejores ojos; en ningún sitio ponía que fueran un artilugio que mediante pactos de sangre te conectase al mundo los espíritus, eso era bueno. Que descifrasen hechizos ya era cuestión de tiempo, el trabajo en equipo reforzó sus relaciones, la esgrima y los libros la mantenían ociosa y, quitando un dolor puntual de cabeza por la música arrítmica que Luci y Kradko tocaban, todo marchaba viento en popa.
Ese día Kahlo no quiso salir del sobre. Ya no tenía un horario estricto de responsabilidades ni una agenda apretada con tareas, estudios ni reuniones sociales a las que atender, así que todos los días eran fin de semana. Todo el tiempo que pasase en la cama disfrutando de sus sueños era tiempo que luego mo tendría que rellenar luego como pudiese. Se estiró en su cama y remoloneó un tiempo leyendo hasta que el ruido fuera fue lo suficientemente notable como para que se levantase. La varmana tardaría en bajar, tomándose su vestirse, peinarse y ponerse todas sus prendas. Que la vieran en su ropa de dormir era un nivel de confianza que ni su hermano había alcanzado.
De repente no solo vivía con la espectativa de volver al palacete, sino también de poder visitar esa biblioteca a la que sus compañeros habían llegado, y visto que ella y los que se habían quedado aquella mañana aún podían sacar un libro la situación se daría más pronto que tarde. Los libros legibles que tenían no eran de su agrado; la historia cruenta de la ciudad (a la que no tuvo el valor de echarle más de tres vistazos), un bestiario de monstruos que ¿por qué querría conocer?, ¿para plagar sus pesadillas?, así que Kahlo esperaría pacientemente a su turno para poder sacar algo más ligero y cautivador. El único al que le dedicó más interés fue el de mapas desactualizados, más por curiosidad hacia la arquitectura y todo lo que la ciudad albergaba que por su utilidad real.
Y así sucedió la salida. Puesto que ya tenían suficiente que masticar, ella y Luci sacaron libros a gusto del consumidor. No solo se hizo con una novela de drama y romance que parecía decente, quedó fascinada con el caos del edificio y no tuvo que santiguarse por la presencia de Biblios -no mucho-, también consiguieron más material con el que escribir. La tinta era una vieja conocida y hasta su fuerte olor le hizo feliz; ¿en qué momento había empezado a alegrarse por cosas triviales?. Con eso resuelto pudieron dedicarse a traducir en condiciones. Al principio había resultado algo tedioso y aburrido, tanto que en sus páginas habían ido apareciendo pequeños dibujos sueltos causados por la procrastinación, pero la satisfacción del progreso e ir comprendiendo las frases poco a poco bastó para mantenerla centrada pronto. Además, aparte de leer y practicar esgrima no es que tuviera mucho más a lo que dedicarse.
Fruto del esfuerzo, Chromsa, Alyssa y ella descifraron el uso de los cristales. Saber y comprobar que eran almacenes de energía mágica le hicieron verlos con mejores ojos; en ningún sitio ponía que fueran un artilugio que mediante pactos de sangre te conectase al mundo los espíritus, eso era bueno. Que descifrasen hechizos ya era cuestión de tiempo, el trabajo en equipo reforzó sus relaciones, la esgrima y los libros la mantenían ociosa y, quitando un dolor puntual de cabeza por la música arrítmica que Luci y Kradko tocaban, todo marchaba viento en popa.
Ese día Kahlo no quiso salir del sobre. Ya no tenía un horario estricto de responsabilidades ni una agenda apretada con tareas, estudios ni reuniones sociales a las que atender, así que todos los días eran fin de semana. Todo el tiempo que pasase en la cama disfrutando de sus sueños era tiempo que luego mo tendría que rellenar luego como pudiese. Se estiró en su cama y remoloneó un tiempo leyendo hasta que el ruido fuera fue lo suficientemente notable como para que se levantase. La varmana tardaría en bajar, tomándose su vestirse, peinarse y ponerse todas sus prendas. Que la vieran en su ropa de dormir era un nivel de confianza que ni su hermano había alcanzado.
- ♪♫♬:
- Percy
Ficha de cosechado
Nombre: Kolja Günterson
Especie: Humano/Alemán
Habilidades: Nociones de lucha. Rapidez mental. Resistencia. Personajes : Kolja Günterson Humano Sutr
Status : Hype
Humor : Sarcastico/Incomprendido
Re: Torreón Silente
25/05/20, 11:20 am
Kolja se sorprendió de que Luci retrocediese ante él, pero cuando le vio la cara dejó aquello de lado. El niño chuche estaba al borde del llanto y cuando se explico ya estaba llorando. ¿Como me pasa que en las últimas semanas tengo que consolar a más gente que en toda mi vida junta? ¡Si se me da de puta pena! pensó.
-Vaya, parece que en vuestras pesadillas se repite bastante lo de que yo insista en matar a alguien- empezó con una sonrisa, queriendo quitar hierro al asunto. -Tranquilo Luci, solo es una pesadilla, como la de Adam, igual te ha parecido muy real, pero no es nada más que eso. Ven, vamos a la cocina y comes algo de fruta y bebes un sorbo de agua- le propuso, tendiéndole la mano.
-Vaya, parece que en vuestras pesadillas se repite bastante lo de que yo insista en matar a alguien- empezó con una sonrisa, queriendo quitar hierro al asunto. -Tranquilo Luci, solo es una pesadilla, como la de Adam, igual te ha parecido muy real, pero no es nada más que eso. Ven, vamos a la cocina y comes algo de fruta y bebes un sorbo de agua- le propuso, tendiéndole la mano.
- Motes:
Alec: Granjero
Kahlo: Gatita
Qirra: Pequeña dragona
Chromsa: Chico nutria
Luci: Niño chuche
Adam: Rusky
Lethe: La pájaro
Kradko: Niña bicho
Reina: La japonesa
Amira: en proceso
Alyssa: en proceso
Levántate y pelea…héroe.
Re: Torreón Silente
25/05/20, 09:37 pm
No podía decirse que Alyssa compartiera el entusiasmo de sus compañeros ante la idea de pasarse los días intentando traducir el libro de magia que empezó a revisar junto con Chromsa y Kahlo y esperaba que nadie se lo echara en cara. Ella quería que aquello saliera bien tanto como el que más, pero simplemente no podía evitar pensar que aquella misión que se habían propuesto no era realista.
Aquel libro hablaba supuestamente de magia y, también supuestamente, incluía instrucciones de como hacerla. Pero incluso si al final se cumplía todo eso seguía sin haber garantías de que alguien en el torreón capaz de hacerla en realidad. Hasta ahora todos los individuos a los que habían observado utilizarla solían tener algo de extraordinario o sobrenatural por sí mismos.
“En cambio nosotros… pues eso”
A pesar de sus dudas se dedicó a sus tareas con interés. Aunque dudaba de su valía la chica quería ayudar y demostrar que podía servir de algo para variar.
Al principio fue muy frustrante, especialmente los primeros días en los que ni siquiera tenían con qué escribir. La griega tenía buena memoria y eso ayudó, un poco, pero aun así aquello habría resultado imposible sin el descubrimiento del material de escritura. Otra cosa que ayudó bastante durante aquellos días, aunque la chica jamás lo reconocería, fue la energía positiva aparentemente infinita que Chromsa estuvo emitiendo ininterrumpidamente, y aunque es verdad que gracias a él las tareas se le volvieron mucho más llevaderas… eso no fue con lo que se quedó Alyssa.
El ochrorio irritaba a la humana. No importaba la causa, ya fuera porque se dedicaba tranquilamente en cuerpo y alma a la tarea a pesar de cada maldito inconveniente que encontraban una y otra vez, porque empezaba a tararear felizmente cada vez que se escuchaba a Luci y Kradko tocar sus instrumentos, o por lo hablador que se volvía siempre que podía, a lo que solía responder con pocas palabras y esquivando cualquier tema personal si surgía. Intentaba que no se notara pero su actitud le molestaba, además tampoco tenía muy claro el por qué. Solo que pasaba. No fue hasta varios días después que se dio cuenta del motivo: Tenía envidia.
Era muy simple en realidad, ella quería ser feliz pero su vida y aquella ciudad se lo habían impedido. Chromsa lograba ser feliz y positivo a pesar de su vida y la ciudad. ¿Por qué ella tenía que sufrir pero él no? Pensar así era una estupidez, y lo sabía, pero saberlo no cambiaba sus sentimientos, y eso también la molestaba. Al final se había metido en un bucle del que no lograba salir.
La mañana en la que Lethe consiguió hacer magia por primera vez Alyssa se despertó más tarde de lo habitual. no fue la última en levantarse ni mucho menos, pero estaba bajando a buscar algo de comer cuando empezó el alboroto. Entró a cocina prácticamente al mismo tiempo que Chromsa llegaba desde la huerta. Ya habían hecho otros la pregunta que tenía en la cabeza así que se limitó a esperar respuesta desde la entrada.
Aquel libro hablaba supuestamente de magia y, también supuestamente, incluía instrucciones de como hacerla. Pero incluso si al final se cumplía todo eso seguía sin haber garantías de que alguien en el torreón capaz de hacerla en realidad. Hasta ahora todos los individuos a los que habían observado utilizarla solían tener algo de extraordinario o sobrenatural por sí mismos.
“En cambio nosotros… pues eso”
A pesar de sus dudas se dedicó a sus tareas con interés. Aunque dudaba de su valía la chica quería ayudar y demostrar que podía servir de algo para variar.
Al principio fue muy frustrante, especialmente los primeros días en los que ni siquiera tenían con qué escribir. La griega tenía buena memoria y eso ayudó, un poco, pero aun así aquello habría resultado imposible sin el descubrimiento del material de escritura. Otra cosa que ayudó bastante durante aquellos días, aunque la chica jamás lo reconocería, fue la energía positiva aparentemente infinita que Chromsa estuvo emitiendo ininterrumpidamente, y aunque es verdad que gracias a él las tareas se le volvieron mucho más llevaderas… eso no fue con lo que se quedó Alyssa.
El ochrorio irritaba a la humana. No importaba la causa, ya fuera porque se dedicaba tranquilamente en cuerpo y alma a la tarea a pesar de cada maldito inconveniente que encontraban una y otra vez, porque empezaba a tararear felizmente cada vez que se escuchaba a Luci y Kradko tocar sus instrumentos, o por lo hablador que se volvía siempre que podía, a lo que solía responder con pocas palabras y esquivando cualquier tema personal si surgía. Intentaba que no se notara pero su actitud le molestaba, además tampoco tenía muy claro el por qué. Solo que pasaba. No fue hasta varios días después que se dio cuenta del motivo: Tenía envidia.
Era muy simple en realidad, ella quería ser feliz pero su vida y aquella ciudad se lo habían impedido. Chromsa lograba ser feliz y positivo a pesar de su vida y la ciudad. ¿Por qué ella tenía que sufrir pero él no? Pensar así era una estupidez, y lo sabía, pero saberlo no cambiaba sus sentimientos, y eso también la molestaba. Al final se había metido en un bucle del que no lograba salir.
La mañana en la que Lethe consiguió hacer magia por primera vez Alyssa se despertó más tarde de lo habitual. no fue la última en levantarse ni mucho menos, pero estaba bajando a buscar algo de comer cuando empezó el alboroto. Entró a cocina prácticamente al mismo tiempo que Chromsa llegaba desde la huerta. Ya habían hecho otros la pregunta que tenía en la cabeza así que se limitó a esperar respuesta desde la entrada.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Silente
26/05/20, 10:42 pm
Alec volvió con el resto al torreón con ganas de ponerse con los libros nuevos. Aquello iba a ser una nueva fuente de entretenimiento para el escocés que estaba harto de tener exceso de tiempo libre, al menos podría invertirlo en algo útil.
Sonrió al ver las uñas pintadas del resto a la vuelta. Se alegraba de que se hubieran divertido en su ausencia. Contó lo que había visto y hecho, luego subió a la azotea. Estar allí siempre le relajaba y aquella vez no fue distinta. Terminó bajando para la cena y luego volvió a subir para contemplar la salida de los murciélagos flamígeros.
En los días sucesivos Alec continuó pasando tiempo en la azotea, bien fuera leyendo el libro que pudiese, mirando al cielo, el horizonte y la ciudad. Contemplaba cada dos por tres a los dragones volar por el cielo de la ciudad aunque nunca hicieron el menor amago de acercarse al torreón. Claro que si alguno de ellos iba hasta allí el escocés los daba por muertos a todos.
Terminó leyendo el libro de historia de la ciudad fundada por, al parecer, dos hermanos que empezaron una guerra de conquista del planeta entero. Buscó algo más cercano y miró cerca del final del libro, no esperaba encontrar nada concreto pero vio una imagen que le sonaba. Un reloj con dos manecillas. Coincidía con el reloj que había en la pared del torreón y por lo visto no funcionaba como un reloj normal, en vez de señalar las horas señalaba la salida de la luna roja y una estrella que llamaba la emisaria. Aquello era confuso para el escocés, por lo que sabía de astronomía las estrellas no aparecían sin más, su luz llegaba desde miles de años luz. ¿Cómo podía ser que fuese algo de poco tiempo? Claro que la opción de magia estaba ahí pero la ciudad estaba en la mierda, ¿cómo iban a poder mover con magia astros y no reparar una calle?
Aún así, si hacía cálculos quedaban unos meses para que saliera el astro rojo, aunque no sabía cuanto exactamente. Quizá en alguna parte del libro lo trajera y por eso se sumergió en él buscando esa respuesta. Cuando lo supiera se lo diría a los demás.
Siguió entrenando por supuesto y, aún sin un maestro, mejoraba rápidamente. Claro que el martillo no era el arma más complicada de usar del mundo.
Otros días se puso con Adam y Luci a cocinar. No dijo nada de las intenciones del ruso de quedarse allí para siempre pero Alec tenía la firme intención de enseñarle a cocinar costase lo que costase. Era algo básico y si se iba a quedar solo que menos que al menos pudiera cuidar de sí mismo.
No se metió en el tema de traducir los hechizos, ya se había puesto gente más cualificada que él. No era un desastre aprendiendo otros idiomas pero tampoco era la persona más adecuada para ello.
Como siempre se despertó temprano, era algo tan arraigado en su rutina que no podía evitarlo. Bajó a entrenar con el martillo tratando de no molestar a los que aún dormían. Comió algo y finalmente se sentó fuera a leer el libro al sol. Había aprendido algunas cosas de la historia de la ciudad, no es que fuera el mejor escritor del mundo la verdad, tenía pasajes en los que el escocés no entendía una mierda por cómo estaban escritos. Y luego tenía una descripción de la luna tan enrevesada que al escocés le dio dolor de cabeza. Lo que estaba claro es que era roja, muy grande y provocaba unas tormentas de cuidado. Cosa graciosa porque desde que habían llegado Alec no había visto caer ni una gota de agua del cielo. Y ahí estaba estaba, por fin había dado con lo que estaba buscando, el tiempo que tardaba la Luna en aparecer tras la cosecha.
-Eh, gente. Tenemos que hablar - apareció por el salón sin saber que habían logrado algo maravilloso.
Sonrió al ver las uñas pintadas del resto a la vuelta. Se alegraba de que se hubieran divertido en su ausencia. Contó lo que había visto y hecho, luego subió a la azotea. Estar allí siempre le relajaba y aquella vez no fue distinta. Terminó bajando para la cena y luego volvió a subir para contemplar la salida de los murciélagos flamígeros.
En los días sucesivos Alec continuó pasando tiempo en la azotea, bien fuera leyendo el libro que pudiese, mirando al cielo, el horizonte y la ciudad. Contemplaba cada dos por tres a los dragones volar por el cielo de la ciudad aunque nunca hicieron el menor amago de acercarse al torreón. Claro que si alguno de ellos iba hasta allí el escocés los daba por muertos a todos.
Terminó leyendo el libro de historia de la ciudad fundada por, al parecer, dos hermanos que empezaron una guerra de conquista del planeta entero. Buscó algo más cercano y miró cerca del final del libro, no esperaba encontrar nada concreto pero vio una imagen que le sonaba. Un reloj con dos manecillas. Coincidía con el reloj que había en la pared del torreón y por lo visto no funcionaba como un reloj normal, en vez de señalar las horas señalaba la salida de la luna roja y una estrella que llamaba la emisaria. Aquello era confuso para el escocés, por lo que sabía de astronomía las estrellas no aparecían sin más, su luz llegaba desde miles de años luz. ¿Cómo podía ser que fuese algo de poco tiempo? Claro que la opción de magia estaba ahí pero la ciudad estaba en la mierda, ¿cómo iban a poder mover con magia astros y no reparar una calle?
Aún así, si hacía cálculos quedaban unos meses para que saliera el astro rojo, aunque no sabía cuanto exactamente. Quizá en alguna parte del libro lo trajera y por eso se sumergió en él buscando esa respuesta. Cuando lo supiera se lo diría a los demás.
Siguió entrenando por supuesto y, aún sin un maestro, mejoraba rápidamente. Claro que el martillo no era el arma más complicada de usar del mundo.
Otros días se puso con Adam y Luci a cocinar. No dijo nada de las intenciones del ruso de quedarse allí para siempre pero Alec tenía la firme intención de enseñarle a cocinar costase lo que costase. Era algo básico y si se iba a quedar solo que menos que al menos pudiera cuidar de sí mismo.
No se metió en el tema de traducir los hechizos, ya se había puesto gente más cualificada que él. No era un desastre aprendiendo otros idiomas pero tampoco era la persona más adecuada para ello.
Como siempre se despertó temprano, era algo tan arraigado en su rutina que no podía evitarlo. Bajó a entrenar con el martillo tratando de no molestar a los que aún dormían. Comió algo y finalmente se sentó fuera a leer el libro al sol. Había aprendido algunas cosas de la historia de la ciudad, no es que fuera el mejor escritor del mundo la verdad, tenía pasajes en los que el escocés no entendía una mierda por cómo estaban escritos. Y luego tenía una descripción de la luna tan enrevesada que al escocés le dio dolor de cabeza. Lo que estaba claro es que era roja, muy grande y provocaba unas tormentas de cuidado. Cosa graciosa porque desde que habían llegado Alec no había visto caer ni una gota de agua del cielo. Y ahí estaba estaba, por fin había dado con lo que estaba buscando, el tiempo que tardaba la Luna en aparecer tras la cosecha.
-Eh, gente. Tenemos que hablar - apareció por el salón sin saber que habían logrado algo maravilloso.
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- InvitadoInvitado
Re: Torreón Silente
28/05/20, 10:23 pm
-Como la de Adam -repitió el daeliciano en un murmullo. Recordaba la pesadilla que el ruso había compartido con ellos y de pronto comprendía perfectamente su reacción. Aun así era algo extraño, nunca había tenido un sueño tan vívido.
Con algo de reticencia al principio aceptó la mano de Kolja y lo siguió a la cocina. Le pidió si podía encender el fuego, pues sentía que necesitaba algo caliente para calmar los nervios. Era temprano pero ya estaba amaneciendo, así que podrían mantener el fuego hasta que los demás empezasen a levantarse sin gastar mucha madera. Una vez tuvo su infusión con leche y miel le contó su sueño a Kolja con pelos y señales, más para quitárselo de encima que con la intención de sacar algo en claro. AL fin y al cabo no era más que un sueño, ¿no?
A pesar de la infusión la extraña sensación de inquietud tardó en irse del todo. Gravitó alrededor del alemán en lo que sea que hiciera, buscando sitios en los que acurrucarse y pensar, y cuando sus compañeros fueron bajando a desayunar se escurrió escaleras arriba y se escondió en alguna habitación vacía con la intención de arrancar algunas horas de sueño. Al despertar había tomado la decisión de empujar ese horrible sueño al fondo de su cerebro.
Bajó a la zona común considerablemente menos temblón. El grupo de traducción estaba como siempre en la mesa de la cocina pero en lugar del silencio habitual había revuelo.
-¿Eh? ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? -preguntó acercándose a la mesa y poniendo especial atención en Lethe, que tenía una expresión de sorpresa muy graciosa.
Con algo de reticencia al principio aceptó la mano de Kolja y lo siguió a la cocina. Le pidió si podía encender el fuego, pues sentía que necesitaba algo caliente para calmar los nervios. Era temprano pero ya estaba amaneciendo, así que podrían mantener el fuego hasta que los demás empezasen a levantarse sin gastar mucha madera. Una vez tuvo su infusión con leche y miel le contó su sueño a Kolja con pelos y señales, más para quitárselo de encima que con la intención de sacar algo en claro. AL fin y al cabo no era más que un sueño, ¿no?
A pesar de la infusión la extraña sensación de inquietud tardó en irse del todo. Gravitó alrededor del alemán en lo que sea que hiciera, buscando sitios en los que acurrucarse y pensar, y cuando sus compañeros fueron bajando a desayunar se escurrió escaleras arriba y se escondió en alguna habitación vacía con la intención de arrancar algunas horas de sueño. Al despertar había tomado la decisión de empujar ese horrible sueño al fondo de su cerebro.
Bajó a la zona común considerablemente menos temblón. El grupo de traducción estaba como siempre en la mesa de la cocina pero en lugar del silencio habitual había revuelo.
-¿Eh? ¿Qué ha pasado, qué ha pasado? -preguntó acercándose a la mesa y poniendo especial atención en Lethe, que tenía una expresión de sorpresa muy graciosa.
- GiniroryuGM
Ficha de cosechado
Nombre: Rägjynn
Especie: mjörní
Habilidades: memoria, buen oído y don de lenguas
Personajes :
● Noel: Draco de Estínfalo de origen sueco.
● Archime/Krono Rádem: Kairós irrense.
● Irianna/Dama Enigma: Nebulomante idrina lacustre.
● Adrune: Gamusino sinhadre, edeel.
● Lethe: Horus, enderth.
● Rägjynn: mjörní.
● Naeleth: Bruja del Hielo, nublina.
Unidades mágicas : 8/8
Síntomas : Aumenta su resistencia progresivamente. El sangrado de sus ojos se detonará con más frecuencia.
Armas :
● Noel: hacha de dos manos y espada bastarda.
● Archime/Krono Rádem: sus monólogos sobre biomecánica avanzada.
● Irianna: arco y estoque.
● Adrune: lanza, espadas cortas y arco.
● Lethe: arco y lanza.
● Rägjynn: jō.
● Naeleth: arco, sai y báculo.
Status : Gin: do the windy thing.
Humor : REALLY NOT FEELIN' UP TO IT RIGHT NOW. SORRY.
Re: Torreón Silente
29/05/20, 02:00 pm
Pronto empezó a congregarse todo el mundo en la cocina y Lethe no sabía ni por dónde empezar a explicar lo que acababa de ocurrir. Tras la confirmación de Amira de que no solo ella había visto aquel brillo quería volver a intentarlo para asegurarse de que no había sido alguna especie de fallo al azar, aunque con un hechizo que consistía supuestamente en curar una herida, sin tener nada que curar, no iba a poder comprobar gran cosa. Cabía la posibilidad de hacerse una pequeña herida, pero ni le apetecía a ella misma herirse ni veía justo proponérselo a otra persona. A fin de cuentas un brillito no significaba que fuese a sanar algo de verdad. A lo mejor podían probar el otro hechizo que Alyssa, Chromsa y Kahlo estaban tratando de descifrar, que supuestamente se trataba de un escudo mágico.
—Sí, traed vuestro libro: hemos descubierto cuál era el problema —le respondió a Chromsa.
Por otro lado tenía a Kradko preguntándole si podía probar y la enderth, que empezaba a agobiarse un poco con tanta gente pendiente de ellas, terminó por decidir que, qué merluzos, en realidad valía la pena comprobar con una lesión menor y controlada si aquel hechizo curativo funcionaba, era preferible a depender de él en un caso serio sin saber si serviría o no.
—Vale, Kradko, atiende. Necesitarás uno de estos cristales —le explicó sin tendérselo todavía—. Ahora, debes repetir los gestos del libro en este orden —le mostró la parte perteneciente al hechizo curativo y le indicó el orden que debía seguir—. Practícalos un poco hasta que seas capaz de hacerlos correctamente y entonces tendrás que repetir lo que yo diga hasta que no te trabes. Si consigues hacerlo todo al mismo tiempo sin equivocarte, deberías hacer magia.
Una vez la clinger hubiese sido capaz de seguir las instrucciones del hechizo, Lethe se haría un pequeño corte en un brazo. La sangre tiñó sus plumas y la enderth chasqueó ligeramente la lengua: ese era el otro motivo por el que no quería causarse heridas a sí misma, quitar la sangre de las plumas era poco menos que imposible y tenía que esperar a mudarlas para poder estar del todo limpia. O tal vez intentaría descifrar a continuación aquel hechizo de limpieza.
—Sí, traed vuestro libro: hemos descubierto cuál era el problema —le respondió a Chromsa.
Por otro lado tenía a Kradko preguntándole si podía probar y la enderth, que empezaba a agobiarse un poco con tanta gente pendiente de ellas, terminó por decidir que, qué merluzos, en realidad valía la pena comprobar con una lesión menor y controlada si aquel hechizo curativo funcionaba, era preferible a depender de él en un caso serio sin saber si serviría o no.
—Vale, Kradko, atiende. Necesitarás uno de estos cristales —le explicó sin tendérselo todavía—. Ahora, debes repetir los gestos del libro en este orden —le mostró la parte perteneciente al hechizo curativo y le indicó el orden que debía seguir—. Practícalos un poco hasta que seas capaz de hacerlos correctamente y entonces tendrás que repetir lo que yo diga hasta que no te trabes. Si consigues hacerlo todo al mismo tiempo sin equivocarte, deberías hacer magia.
Una vez la clinger hubiese sido capaz de seguir las instrucciones del hechizo, Lethe se haría un pequeño corte en un brazo. La sangre tiñó sus plumas y la enderth chasqueó ligeramente la lengua: ese era el otro motivo por el que no quería causarse heridas a sí misma, quitar la sangre de las plumas era poco menos que imposible y tenía que esperar a mudarlas para poder estar del todo limpia. O tal vez intentaría descifrar a continuación aquel hechizo de limpieza.
- Lops
Ficha de cosechado
Nombre: Kradko
Especie: Clinger de la sociedad nómada
Habilidades: Agilidad, oído musical, habilidad manualPersonajes :
· Adara: Humana ángel negro.
· Heraldo Rocuo: Ochrorio ominario.
· Kradko: Clinger lepäni.
Armas : · Adara: ballesta, tonfas, espada larga y lanza naginata.
· Kradko: bastón.
Re: Torreón Silente
29/05/20, 10:11 pm
Sabiendo que aquello era algo importante, prestó atención a la explicación de la enderth. Sabía de antemano por otras veces que estuvo haciendo compañía a los traductores que necesitaba tanto gestos como recitar unas frases, pero no le interrumpió. Cuando le dejó con las instrucciones, se puso enseguida manos a la obra. Afortunadamente, era mañosa y su memoria era bastante buena. No necesitó más que un par de minutos para poder reproducir los gestos sin trabas.
Recitar el conjuro, sin embargo, era harina de otro costal. La clinger no era especialmente habilidosa con las palabras, especialmente cuando estas no tenían semántica o sintaxis alguna en su cerebro. Por suerte, especialmente para Lethe, tampoco le costó demasiado memorizarlas. Tras hacerlo, pudo practicar por su cuenta voz con gestos. De alguna forma que no podía explicar le pareció que ambos elementos del conjuro tenían bastante buena sinergia. Un poco como cuando juntaban distintos tambores para las pocas fiestas que había en Titkak, la voz y los gestos del hechizo parecían encajar juntos.
Cuando le pareció que lo estaba haciendo bien, le enseñó de nuevo a la pájaro, quien parecía satisfecha con el resultado esta vez. Entonces esta hizo algo que la dejó bloqueada mentalmente durante unos segundos. «¡Se ha cortado! Eh… ¿Por qué?». Lethe posiblemente podría leer en su lenguaje corporal el equivalente a cuando uno de esos mamíferos palidecía. Captó deprisa que aquello estaba relacionado con el hechizo, pero aquello no le ayudo a tranquilizarse demasiado. Como resultado, se trabó con el hechizo hasta tres veces. Para la cuarta respiró hondo antes de empezar, intentó no fijarse en la cara que debía hacer la enderth y empezó de nuevo. Esta vez sí.
Empezó con una sensación extraña, como una picazón que se extendía desde distintas partes de su cuerpo para encontrarse en las puntas de sus dedos. Según el libro debía tocar la herida, así que eso hizo enseguida. El brillo que podía observar pasó de esos a la herida, en donde se permaneció brevemente. Al extinguirse, pudieron observar que la herida seguía siendo visible, pero ya no sangraba y estaba claramente cerrada. La clinger hizo un gesto de sorpresa y se echó para atrás brevemente. Se observó los dedos, aunque dedujo por la ausencia de cosquilleo que ya no iba a ver nada más en ellos. Tan solo dejó atrás una ligera sensación de cansancio, como si acabara de escalar el muro exterior bastante deprisa.
Recitar el conjuro, sin embargo, era harina de otro costal. La clinger no era especialmente habilidosa con las palabras, especialmente cuando estas no tenían semántica o sintaxis alguna en su cerebro. Por suerte, especialmente para Lethe, tampoco le costó demasiado memorizarlas. Tras hacerlo, pudo practicar por su cuenta voz con gestos. De alguna forma que no podía explicar le pareció que ambos elementos del conjuro tenían bastante buena sinergia. Un poco como cuando juntaban distintos tambores para las pocas fiestas que había en Titkak, la voz y los gestos del hechizo parecían encajar juntos.
Cuando le pareció que lo estaba haciendo bien, le enseñó de nuevo a la pájaro, quien parecía satisfecha con el resultado esta vez. Entonces esta hizo algo que la dejó bloqueada mentalmente durante unos segundos. «¡Se ha cortado! Eh… ¿Por qué?». Lethe posiblemente podría leer en su lenguaje corporal el equivalente a cuando uno de esos mamíferos palidecía. Captó deprisa que aquello estaba relacionado con el hechizo, pero aquello no le ayudo a tranquilizarse demasiado. Como resultado, se trabó con el hechizo hasta tres veces. Para la cuarta respiró hondo antes de empezar, intentó no fijarse en la cara que debía hacer la enderth y empezó de nuevo. Esta vez sí.
Empezó con una sensación extraña, como una picazón que se extendía desde distintas partes de su cuerpo para encontrarse en las puntas de sus dedos. Según el libro debía tocar la herida, así que eso hizo enseguida. El brillo que podía observar pasó de esos a la herida, en donde se permaneció brevemente. Al extinguirse, pudieron observar que la herida seguía siendo visible, pero ya no sangraba y estaba claramente cerrada. La clinger hizo un gesto de sorpresa y se echó para atrás brevemente. Se observó los dedos, aunque dedujo por la ausencia de cosquilleo que ya no iba a ver nada más en ellos. Tan solo dejó atrás una ligera sensación de cansancio, como si acabara de escalar el muro exterior bastante deprisa.
- Isma
Ficha de cosechado
Nombre: Damian
Especie: Humano itaiano
Habilidades: Agilidad, dibujo, espontaneidad
Personajes :- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
- Damian: Humano italiano (1.35m)
Síntomas : En ocasiones se desconcentra con más facilidad. Sufrirá de vez en cuando migrañas con aura.
Armas :- Adam: Cimitarra y cuerpo de caballo. La incomodidad
- Damian: Dientes
Daga
Status : muñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñonesmuñones
Humor : ajjaj- Adam Petrov: Humano ruso (1.85m)/Pegaso (Cuarto de Milla)
Re: Torreón Silente
31/05/20, 04:31 pm
Tras varios intentos Adam por fin se levantó de la cama, dolorido como nunca por sus músculos. Se puso de forma pobre la bufanda por tal de no luchar con sus hombros, los cuales movió un poco para disipar su entumecimiento.
El ruso fue de los últimos en levantarse y, temiendo perderse alguna conversación importante, comenzó a dirigirse a la cocina. Las escaleras por poco lo matan, bajando muy lento mientras maldecía sus horribles agujetas. Nada más asomar la cabeza vio a la mujer pájaro cortándose el brazo, indicándole a Kradko como cerrar su herida con esa magia.
—Ughh… ¿Eso ha sido realmente necesario? Dios… —apartó la mirada con mucho asco, conservando la mala cara que tuvo en su despertar.
En ningún momento miró a nadie cuando fue a paso lentísimo a sentarse en una silla con la misma lentitud. Soltó un suspiro de alivio cuando pudo descansar al fin, atento a lo que Alec tenía que decir.
El ruso fue de los últimos en levantarse y, temiendo perderse alguna conversación importante, comenzó a dirigirse a la cocina. Las escaleras por poco lo matan, bajando muy lento mientras maldecía sus horribles agujetas. Nada más asomar la cabeza vio a la mujer pájaro cortándose el brazo, indicándole a Kradko como cerrar su herida con esa magia.
—Ughh… ¿Eso ha sido realmente necesario? Dios… —apartó la mirada con mucho asco, conservando la mala cara que tuvo en su despertar.
En ningún momento miró a nadie cuando fue a paso lentísimo a sentarse en una silla con la misma lentitud. Soltó un suspiro de alivio cuando pudo descansar al fin, atento a lo que Alec tenía que decir.
- Harek
Ficha de cosechado
Nombre: Rick
Especie: Humano
Habilidades: Puntería, habilidad mental y carismaPersonajes :- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
- Rick: humano, neoyorquino
- Erknest: humano, italiano/inglés Kamaitachi
Síntomas : A veces tendrá ataques de claustrofobia. Sus irises dejan de ser círculos perfectos, y en ocasiones sus ojos serán brevemente fosforescentes en la oscuridad.
Armas :- Rick: Sable y arco
- Erknest: "Espada legendaria" y cuchillas de aire
Status : The journey never ends
Humor : Cualquier cosa me vale.
- Chromsa/Padre Foresta: campesino ochrorio Brujo de las hojas marchitas/Fauno cabra
Re: Torreón Silente
02/06/20, 12:54 am
Casi al mismo tiempo que el ochrorio entró la mayoría del grupo fue llegando con curiosidad al salón, todos con la misma pregunta que él. Las palabras de Amira le dejaron perplejo e ilusionado, así que la confirmación por parte de Lethe de que habían resuelto el misterio de los hechizos. Con una alegría y emoción más que notables y al grito de: -¡Alabada sea la Acromía, tenemos magia! salió corriendo a las habitaciones para coger el otro grimorio como la chica pájaro le había pedido, a la vez que Alec entraba desde el patio con intención de contar algo importante. Las esperanzas florecían en la mente de Chromsa mientras tomaba el libro del mueble en que lo guardaban y bajaba lo más rápido que le era posible sin que diera lugar a un accidente.
No tardó mucho en volver y, ya abajo, pudo ver a Kradko practicando los movimientos y la fórmula del hechizo. Puso el grimorio que traía en la mesa y observó a la chica bicho y a Lethe. Que la pájaro se cortara le dio cierto escalofrío, pero había empezado a acostumbrarse a aguantar los pequeños cortes para cargar los cristales si bien todavía le impresionaban. Se fijó en como Kradko puso uno de sus dedos encima de la herida y entonces brilló. -(¡Está funcionando, por fin!)- pensaba con entusiasmo.
Cuando terminaron se acercó a Lethe, Amira y Reina y les dijo (también a Kradko): -¡Lo habéis conseguido! !Felicidades¡-. Después añadió: -Bueno, teniendo el otro libro podríamos practicar uno de sus hechizos. Hemos estado traduciendo uno que parece un escudo y creo que con esta nueva información ya podría hacerse. Me gustaría probarlo...- Mientras decía esto último miró a Alec y a Adam, que parecía prestar atención al terrestre. Por ello prosiguió un poco más sereno: -Aunque, bueno, primero creo que tendríamos que escuchar lo que tiene que decirnos Alec.- Se giró hacia el terrestre después de ponerse junto al grimorio que había traído y le prestó atención ante lo que iba a decir, aunque todavía había un gran hueco en su mente que estaba ocupada por la idea de probar el hechizo.
No tardó mucho en volver y, ya abajo, pudo ver a Kradko practicando los movimientos y la fórmula del hechizo. Puso el grimorio que traía en la mesa y observó a la chica bicho y a Lethe. Que la pájaro se cortara le dio cierto escalofrío, pero había empezado a acostumbrarse a aguantar los pequeños cortes para cargar los cristales si bien todavía le impresionaban. Se fijó en como Kradko puso uno de sus dedos encima de la herida y entonces brilló. -(¡Está funcionando, por fin!)- pensaba con entusiasmo.
Cuando terminaron se acercó a Lethe, Amira y Reina y les dijo (también a Kradko): -¡Lo habéis conseguido! !Felicidades¡-. Después añadió: -Bueno, teniendo el otro libro podríamos practicar uno de sus hechizos. Hemos estado traduciendo uno que parece un escudo y creo que con esta nueva información ya podría hacerse. Me gustaría probarlo...- Mientras decía esto último miró a Alec y a Adam, que parecía prestar atención al terrestre. Por ello prosiguió un poco más sereno: -Aunque, bueno, primero creo que tendríamos que escuchar lo que tiene que decirnos Alec.- Se giró hacia el terrestre después de ponerse junto al grimorio que había traído y le prestó atención ante lo que iba a decir, aunque todavía había un gran hueco en su mente que estaba ocupada por la idea de probar el hechizo.
- Dal
Ficha de cosechado
Nombre: Alec (Alasdair)
Especie: Humano; Escocés.
Habilidades: Fuerza bruta, nociones de lucha y resistencia.Personajes :- Enredo : Humano Brujo de las Enredaderas.
- Surásara : Ulterana Naga.
- Varsai : Varmana Licántropo leopardo de las nieves.
- Eriel : Nublino.
Heridas/enfermedades : Finas cicatrices por todo el cuerpo.
Status : Perdido en la ciudad de los milagros y los portentos.
Re: Torreón Silente
02/06/20, 05:51 pm
A pesar de las ganas que tenía de contar lo que había descubierto en el libro el escocés se quedó callado mientras practicaban magia. Parecía que habían descubierto por fin como funcionaba y abrió los ojos de forma desmesurada cuando vio como se cerraba la herida. Aquello era impresionante se mirase por donde se mirase. Tenían magia, podían defenderse mejor en aquella ciudad de locos. No pudo evitar sonreír como un tonto.
Retomó su pensamiento cuando Chromsa lo mencionó.
-Ah, sí - carraspeó antes de empezar a hablar.- He descubierto cuanto tiempo queda hasta la luna roja. El libro de historia dice lo que dura la criba - se cortó porque estaba hablando con los términos del libro y pensó que primero debía explicarlos.- Veréis, en la ciudad llaman al día que nos recogen el día de la cosecha y luego tenemos que pasar por la criba. Se supone que la ciudad separa el grano de la paja hasta la llegada de la luna. No me preguntéis por qué es así, el tipo que lo escribió tenía que ser idiota para escribir las partes importantes de forma incomprensible - meneó la cabeza con frustración, se había dado demasiadas veces contra aquel muro.- La cosa es que si el día que llegamos aquí fue el día de cosecha, la criba dura siete meses. Llevamos aquí dos aproximadamente así que aún nos quedan unos cinco meses. No son buenas noticias, lo sé - dijo con pesadumbre,- pero es mejor que nada. Al menos sabemos lo que nos queda en esta ciudad.
>>También he descubierto como funciona el reloj de la pared. Resulta que mide el tiempo hasta la Luna. La aguja que se mueve primero es de una estrella que se llama Emisaria, aparece antes que la luna y desde ese momento el cielo se va llenando de estrellas - se encogió de hombros ligeramente.- Nos toca esperar me temo.
Se acercó a la mesa y se sentó en una silla libre. Si llevaban bien las cuentas de los días pronto sería navidad y Alec había empezado a maquinar regalar algo a los más cercanos a él. Tenía poco con lo que trabajar pero algo se arreglaría.
-Y ahora quiero probar eso de la magia - pidió con emoción en la voz.- ¿Alguien me enseña?
Retomó su pensamiento cuando Chromsa lo mencionó.
-Ah, sí - carraspeó antes de empezar a hablar.- He descubierto cuanto tiempo queda hasta la luna roja. El libro de historia dice lo que dura la criba - se cortó porque estaba hablando con los términos del libro y pensó que primero debía explicarlos.- Veréis, en la ciudad llaman al día que nos recogen el día de la cosecha y luego tenemos que pasar por la criba. Se supone que la ciudad separa el grano de la paja hasta la llegada de la luna. No me preguntéis por qué es así, el tipo que lo escribió tenía que ser idiota para escribir las partes importantes de forma incomprensible - meneó la cabeza con frustración, se había dado demasiadas veces contra aquel muro.- La cosa es que si el día que llegamos aquí fue el día de cosecha, la criba dura siete meses. Llevamos aquí dos aproximadamente así que aún nos quedan unos cinco meses. No son buenas noticias, lo sé - dijo con pesadumbre,- pero es mejor que nada. Al menos sabemos lo que nos queda en esta ciudad.
>>También he descubierto como funciona el reloj de la pared. Resulta que mide el tiempo hasta la Luna. La aguja que se mueve primero es de una estrella que se llama Emisaria, aparece antes que la luna y desde ese momento el cielo se va llenando de estrellas - se encogió de hombros ligeramente.- Nos toca esperar me temo.
Se acercó a la mesa y se sentó en una silla libre. Si llevaban bien las cuentas de los días pronto sería navidad y Alec había empezado a maquinar regalar algo a los más cercanos a él. Tenía poco con lo que trabajar pero algo se arreglaría.
-Y ahora quiero probar eso de la magia - pidió con emoción en la voz.- ¿Alguien me enseña?
Soy Dal, hijo del Estío y el Crepúsculo. Señor del Vacío y Amo del Infinito. Destructor de Mundos y Artífice de Infiernos. Conde de la Nada y Duque de los Océanos. Rey del Purgatorio y Terror del Cielo. Marqués del Inframundo y Barón de la Muerte. Por todos estos titulos, Invitado, reclamo tu vida para mí .
- LEC
Ficha de cosechado
Nombre: Kalna, hija de Mánide
Especie: libense, del imperio
Habilidades: Automotivación, nociones de lucha, valor.
Personajes :
● Dama Puente/Kaila: Maga logomante austriaca (1.60).
● Kaethe/Dama Sobras: Ghoul nublina (1.46).
● Yttria: Bruja percusionista canadiense (1.53).
● Amira/Cálamo : Valkyria francesa (1.63).
● Kalna : Libense, del Imperio (1.78).
● Nefer : Ammut hijo de luna Levyna. (1.85)
Síntomas : Su sangre adquiere un tono anaranjado y se espesa un poco. Es capaz de intuir con mayor facilidad cómo se van a comportar los animales con los que se encuentre.
Armas :
● Dama Puente/Kaila: Magia, báculo
● Kaethe/Dama Sobras: Daga, fuerza bruta
● Yttria: Arco, hacha, magia, mala leche, cucharillas y otros objetos metálicos.
● Amira/Cálamo: Espada corta, pegaso (shire)
● Kalna : Espada bastarda; lanza y escudo
● Nefer : Lanza, venenos
Status : One flesh, one end
Humor : Permanent resting bitch face
Re: Torreón Silente
02/06/20, 10:18 pm
Poco a poco la gente empezó a reunirse en la cocina y a preguntar qué había pasado, cosa que Amira no sabía muy bien como explicar. Estaban practicando y parecía que podían hacer magia porque algo había brillado, lo cual…podía o no podía ser magia, en verdad. No sabía como era, pero era más de lo que les había salido en semanas y no estaba dispuesta a perder la esperanza. Lethe entonces enseñó a Kradko como hacer el hechizo, y la francesa miró todo el proceso con expectación, que pasó a alarma cuando la pájaro se cortó. Sabía que el hechizo era de curación, pero no si funcionaría, y le pareció algo imprudente. No era la única que se había puesto nerviosa: la clinger no dejaba de trabarse, lo cual no mejoraba los nervios de Amira. ¿Y si ahora no le salía y Lethe se había cortado en vano? «No. Saldrá. Tengo que ser positiva y confiar en Kradko», se dijo.
Cuando por fin todo salió bien suspiró con alivio, y reprimió el impulso de abrazar a Lethe y Kradko de la emoción. Ahora podían curarse heridas, y por lo que parecía en el otro grupo habían conseguido un hechizo de escudo. Aquello la hacía sentir algo más segura, y no se veía tan egoísta por querer traducir el de limpieza el siguiente. No soportaba lavar la ropa sin una lavadora, y aquello haría todo tan fácil que solo quería poder hacerlo, pero habiendo hechizos de curación no le parecía una primera necesidad.
La explicación de Alec le hizo perder parcialmente el entusiasmo. Primero se sintió abatida, pero no tardó en pasar a algo más parecido a la ira —¡Siete putos meses! ¡Sus muertos! ¿Y que es esa mierda de cribarnos? —apretó los puños. No soportaba lo injusto de la situación. No eran más que críos, y no se merecían aquello. Les habían llevado drogados, ni siquiera estaban en sus plenas facultades cuando aceptaron, ¿y les iban a dejar morir si no se merecían estar ahí? Pensó en las mujeres que dieron el discurso el primer día, en especial la momia, y que ya había mencionado la criba...pero no cuanto duraba. Aquel recuerdo la enfadó más. «Si pudiera la guillotinaba, a ella y a todos los que dirigen esta injusticia en forma de ciudad», pensó, furiosa. No sabía cuando había dejado de pensar en esa posibilidad como algo poco más que un chiste alejado de la realidad, pero no le importaba. Se lo merecerían por hacerles pasar por todo eso.
Cuando por fin todo salió bien suspiró con alivio, y reprimió el impulso de abrazar a Lethe y Kradko de la emoción. Ahora podían curarse heridas, y por lo que parecía en el otro grupo habían conseguido un hechizo de escudo. Aquello la hacía sentir algo más segura, y no se veía tan egoísta por querer traducir el de limpieza el siguiente. No soportaba lavar la ropa sin una lavadora, y aquello haría todo tan fácil que solo quería poder hacerlo, pero habiendo hechizos de curación no le parecía una primera necesidad.
La explicación de Alec le hizo perder parcialmente el entusiasmo. Primero se sintió abatida, pero no tardó en pasar a algo más parecido a la ira —¡Siete putos meses! ¡Sus muertos! ¿Y que es esa mierda de cribarnos? —apretó los puños. No soportaba lo injusto de la situación. No eran más que críos, y no se merecían aquello. Les habían llevado drogados, ni siquiera estaban en sus plenas facultades cuando aceptaron, ¿y les iban a dejar morir si no se merecían estar ahí? Pensó en las mujeres que dieron el discurso el primer día, en especial la momia, y que ya había mencionado la criba...pero no cuanto duraba. Aquel recuerdo la enfadó más. «Si pudiera la guillotinaba, a ella y a todos los que dirigen esta injusticia en forma de ciudad», pensó, furiosa. No sabía cuando había dejado de pensar en esa posibilidad como algo poco más que un chiste alejado de la realidad, pero no le importaba. Se lo merecerían por hacerles pasar por todo eso.
Regocijaos, pues ahora sois parte de la leyenda de Kalna, hija de Mánide
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