Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

La pequeña Kradko llegó al torreón y se tiró en una silla casi sin dirigir la palabra a nadie. Con el enfado ya casi desvanecido, este había dejado paso al miedo y al pesimismo. No quería volver a pasar hambre como hace unos días, pero con el reptil robándoles la comida no veía más conclusión que aquella. No se le ocurrían formas de recoger las bañeras que no le parecieran una locura incluso a ella.

Por suerte, estaba rodeada de otros sin duda más creativos y organizados que ella. Con las nuevas ideas que iban surgiendo, su pesimismo fue remitiendo. Aunque no el miedo.

—No sé si conseguiría llegar —respondió a Qirra—. No puedo volar con estas alas… Solo puedo saltar muy alto.

Aún así, no veía un grupo en el que encajara mejor que en el de la azotea. Aún así, no creía que fuera a alcanzar las bañeras, pero podía ayudar desde allí a lo que fuera.

En realidad, había otro grupo en el que podía encajar por su velocidad. Pero no quería encontrarse de nuevo con el terrible reptil.

—Sí, es cierto—. De todos con los que habló en el torreón Chromsa era, con diferencia, de los más agradables y amigables. Lo anterior se sumaba al ya de por si enorme parecido del ochrorio con Mijaíl. Siguió su sugerencia y ambos fueron adonde el resto ya que estaban discutiendo el problema que tenían para abastecerse de las bañeras y, a su vez, lidiar con el monstruoso lagarto.

—Gracias por ser tan amable conmigo. Realmente necesitaba liberar algo de encima—. Adam se bajó la bufanda, con cuidado de que su tatuaje alojado en el cuello no se viese, para mostrarle a Chromsa una gran sonrisa—. A pesar de que eres un alien me sorprende lo que te pareces a él. Era un amigo único para mi—. Por momentos levantó levemente sus cejas dejando entrever una ligera expresión de tristeza, pero sin dejar atrás el ánimo que le trasmitió ese chico.

Se sintió aliviado al darse cuenta de que llegó a tiempo para escuchar a Lethe y su plan. Se quedó un poco atrás del grupo, prestando atención mientras se subía la bufanda y se cruzaba de brazos.
—Puedo ayudar en buscar las otras bañeras—. Adam se ofreció para esa tarea.— pero no deberíais ir a los pozos, ese tío puede ser incluso más peligroso de lo que ya sabemos—. Añadió tajantemente. De verdad pensaba que, si Ataulfo pudo tratarlos como juguetes, el monstruoso lagarto podría ser capaz de tales hazañas, o incluso peores.

oof—Bueno, quizá podamos intentar algo juntas —respondió Qirra. —Si crees que no puedes subir a las bañeras, quizá podamos pensar en alguna forma de bajar las cestas subiendo solo yo a por ellas. —añadió después. —Podría dejarlas caer, pero entonces tendrían que ser Alec o Kolja los que me ayudasen, y no creo que sea la mejor opción… No se me ocurre nada mejor ahora mismo. —dijo al final algo indecisa. No quería pasar hambre, pero tampoco se veía cargando con 2 o 3 cestas de esas a diario.

Kahlo no quería pensar. No quería sino quedarse mirando a un punto de la nada y desaparecer, no tenía ganas de socializar ni de hablar con nadie. Lo único mencionable que hizo fue buscar algo con lo que cepillarse el pelo y quedarse sentada en el suelo del patio, cerca del pequeño huerto que había montado Chromsa a una distancia prudencial en la que ni lo estropease ni se manchase ella. El olor a tierra la recomfortaba. Había sacado del escondrijo todas sus joyas para ponérselas de nuevo, dejando correr el tiempo mientras se miraba las manos allí sentada. Su visión le subía la moral. Aun sin disponer de espejo en el que verse, con todos sus adornos puestos se sentía regia y segura de sí misma de nuevo, como si todavía mantuviera su estatus.

Cuando la excursión regresó todas las noticias le entraron por un oído para salir por otro. Se mantuvo en un rincón disimulado, escuchando sin decir nada mientras se recogía el pelo en una pequeña coleta. Malas noticias, para variar, que ni siquiera le sorprendían después de tantas seguidas. Una pizca de miedo sacudió su pecho al recordar a aquel inmenso lagarto que se había cobrado las vidas de otros tantos como ellos, pero no hubo nada en su rostro que delatase el sentimiento en exceso. Agachó la cabeza, apoyó la espalda en la pared y giró uno de sus anillos con nerviosismo. La comida sería un problema, pero no estaba dispuesta a participar en algo que le superaba con creces. Morir de hambre le parecía mejor que destripada por un lagarto. De alguna manera el pensamiento la consoló.

Las palabras de Luci fueron, sin embargo... otro cantar. Una de sus orejas tembló en un pequeño tic al escuchar aquello de vegetación en la ciudad, escondiéndose un mechón de pelo tras la misma de forma receptiva.
—Un jardín —su corazón se aceleró y una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Nada más hacer aquel gesto se sintió extraña, pesada y débil, como si acabara de abrir una caja de sentimientos mal contenidos. Tenía la alegría especialmente embotada. No diría estar dispuesta a salir por verlo, menos aún si nadie más lo sopesaba, pero lo cierto es que ver flores ayudaría a su moral sustancialmente—. ¿Dónde...? —tomó aire en silencio y reformuló la pregunta—. ¿Está lejos de aquí?

Alec fue asintiendo al resto de cosas que decían sus compañeros, todas las ideas eran bienvenidas. Ciertamente si no podía bajar las cestas merecía la pena intentar otras cosas.

-¿Un jardín? - preguntó interesado al joven daeliciano.- ¿Y dices que se ve desde la azotea? - tenía sentido que Alec no lo hubiese visto, sólo subía de noche y la ciudad no estaba precisamente bien iluminada.- Merece la pena echar un vistazo uno de estos días, puede que allí consigamos algo de fruta. Claro que tampoco sabemos que tipo de plantas crecen en la ciudad ni si sus frutos serán comestibles, debemos andar con pies de plomo. Pero bien hecho, Luci - dijo palmeando la espalda del chico. Suavemente, claro. Luci parecía frágil para dar lo que para Alec era un golpe común.

-De momento creo que deberíamos preparar algo de comer... y tomarnos un merecido descanso después de la tensión de hoy - comentó así por lo alto.- Por cierto, Kahlo y Luci, creo que se me ha ocurrido una idea para que podáis tener un espejo, espero poder daros buenas noticias un poco mas tarde - les dirigió una sonrisa.

Luci temió que su propuesta hubiese pasado desapercibida. ¿Acaso no había hablado lo bastante alto? Apretó los labios para ahogar un puchero, si se echaba a llorar quedaría como un niño pequeño y él quería ayudar. Así que cuando Kahlo mostró interés y Alec le felicitó por su descubrimiento sonrió con sinceridad y sus ánimos vencieron un poco a su desesperación.

-¡Sí, un jardín! Bueno, creo que es un jardín. Es super grande, se puede ver desde la azotea. No debe estar muy lejos, me parece…

No estaba seguro si confiar en su habilidad para calcular distancias, ya que la ciudad tenía calles traicioneras y muy enrevesadas. Sería mejor dejar que los otros juzgasen así que se ofreció a subir al último piso y señalárselo a quien quisiera verlo. De las demás ideas le gustaron solo las que implicaban evitar al lagarto a toda costa. Por mucho odio que sintiera por la criatura el miedo a que hiciese daño a alguien era mayor, así que estuvo totalmente de acuerdo con Adam.

Se ofreció a preparar la comida para todos. Cocinar le ayudaría a sentirse útil y a no pensar demasiado en lo que se les venía encima. Intentó envolverse en una burbuja de positividad, aunque tuvo que elegir un plato que no implicase cortar nada pues las manos le temblaban horrores. Al final hizo gachas de avena, siguiendo las indicaciones de Alec para que se pudiesen tomar con acompañamiento dulce o salado. Poco a poco iba aprendiendo que eso de comer dulce en todas las comidas era exclusivo de su mundo y que por eso todo lo que cocinaban sus compañeros le sabía terriblemente mal.

Kahlo entendía los riesgos de explorar un sitio desconocido y las palabras de Alec eran totalmente lógicas, pero ni con esas menguaban sus ganas de ir. Sí que arrugó el morro cuando Lethe también opinó, como una niña molesta porque sus padres le ponen pegas a sus planes.
«Merece la pena», se repitió una y otra vez al seguir a Luci a la terraza, confirmándose en su opinión al verlo. Cuando el daeliciano lo señaló, una sonrisa enorme apareció en su rostro por primera vez desde que estaban en la ciudad.

Fantaseó con aquel jardín; puede que no fuese tan bello como los de su mundo pero no por ello era menos valioso. Se imaginó caminando entre flores, enredaderas y helechos, tocando el tronco de los árboles, un pequeño paraíso en aquella ciudad muerta. Quizás fuera una tontería considerando la situación en la que estaban y su principal problema de recursos, pero estaba segura de que eso al menos la curaría en alma. Si encima Alec les conseguía un espejo, para la varmana aquel día no sería tan terrible como se lo esperaba. Tras aquello estuvo más dispuesta a relacionarse y ayudar, incluso sonriendo de forma genuina de cuando en cuando. No tanto con las gachas, comida que se le antojó desagrasable a más no poder y terminó ofreciendo a otro.

oofLa chica con plumas tenía razón. Aunque el jardín fuese tentador, lo importante era asegurar que iban a poder comer. Quizá en otra ocasión le hubiese podido la curiosidad, pero no quería pasar hambre.
oofCuando vió que Luci se puso a cocinar con Alec les dio las gracias por lo que hacían, pero les pidió que no hicieran para ella. —Los parqios no comemos plantas y no quiero que gastéis comida de más —dijo con voz dulce. Acto seguido cogió el trozo de carne que había dejado en la cocina y empezó a comer.

Tras hablar con Adam, se dirigieron hacia el interior del torreón. -No hay de que. Me alegro de que te haya ayudado.- dijo con una sonrisa. -Aunque ahora tengo curiosidad, me gustaría conocer a Mijail.- El ochrorio estaba bastante con su buena acción y, aunque todavía poco, ya podía comprender un poco mejor lo que le pasaba a Adam.

Ya dentro vio que todavía no tenían un plan definitivo para conseguir la comida. Cada idea que se daba era hasta cierto punto posible, pero iba a resultar difícil llevarlo a cabo y que todo saliera bien. Fue entonces cuando Kahlo y Alec dijeron algo que le llamó la atención al máximo. -Espera, ¿hay un jardín? Luci, ¿en qué dirección está? Deberíamos investigarlo.- dijo con una emoción bastante notable. Desde que estaban en Rocavarancolia, la única vegetación que había visto se limitaba a musgo y liquen entre los escombros (aunque los colores predominantes de la ciudad no se alejaba mucho de lo que podía encontrar en su planeta) y encontrar un lugar así era cuanto menos curioso. Además, con suerte podrían llevarse algunas semillas de las plantas que hubiera allí si daban frutos.

Aunque para su desgracia Lethe no pensaba de la misma manera y siguió con otra idea para conseguir las cestas en los pozos. Eso le dejó un poco desilusionado; entendía que podía ser peligroso adentrarse allí sin saber que podía haber cerca, pero podría haberse intentado. Con suerte incluso podía ocurrir que otra bañera pasara por allí.

Un poco después Luci se ofreció a enseñarles desde el torreón donde se encontraba ese jardín, a lo cual Chromsa se unió sin dudarlo. Subió junto a Kahlo y, ya arriba del todo, Luci les indicó donde estaba. Al ochrorio le costaba muchísimo ver algo desde allí arriba que no fuera el patio del torreón (y aún así no es que lo viera perfectamente), aunque con un poco de esfuerzo se fijó en unas manchas verdes en la lejanía. Debía ser aquello. -Me gustaría saber que hay ahí, no parece muy normal que haya tantas plantas en una ciudad como ésta.- Después de eso bajaron y, aprovechando que estaba allí, le dijo a Kahlo un poco cabizbajo: -Estuve buscando un espejo ahí fuera, pero no encontré nada. Lo siento, Kahlo.-

Ya abajo algunos se pusieron a hacer la comida y decidió que, mientras no estaba la comida lista, iba a cuidar el huerto. Tal vez después de almorzar empezaría su idea con el trozo de madera que encontró.

Las noticias sobre el alien asesino de la plaza cayeron sobre Amira como una jarra de agua fría. Aquella cosa seguía por ahí, y encima iba a buscar comida al mismo sitio que ellos. No quería pensar en un enfrentamiento físico, pero tampoco estaba dispuesta a morirse de hambre. Escuchó las soluciones que estaban dando sin muchos ánimos. Le costaba asimilar todavía que aquí conseguir comida no era tan fácil como ir al super o pedir una pizza para cenar si se tenía hambre y no había ganas de cocinar. Estaba demasiado acostumbrada a sus comodidades de la Tierra como para no pensar en ellas y sentirse una desgraciada por estar allí.
La mención de Luci de un jardín la hizo levantar la mirada, interesada. Si se veía desde el torreón no debería estar muy lejos, y ver algo más que el gris apagado de la piedra le haría bien a su salud mental. Sin embargo, a lo mejor no era el mejor sitio para buscar comida. Asintió a estas opiniones de sus compañeros.

—Y aunque pareciera comestible no sabemos si puede ser venenoso… o que sea venenoso para algunos de nosotros y no para otros. Estoy con Lethe, primero tenemos que asegurar lo que ya sabemos que podemos comer —mientras algunos seguían con los planes, otros empezaron a hacer la comida. Amira se decantó por colaborar con los primeros, especialmente la enderth. Parecía tener buenas ideas —. Yo no tengo suficiente puntería, pero estoy dispuesta a ir. De todas formas a lo mejor considera que tiene comida suficiente y no vuelve mañana, ¿no?

«O a lo mejor vuelve para intentar matarnos». Se calló el pensamiento, considerándolo demasiado oscuro para el momento. No estaban en las mejores condiciones mentales, y no le apetecía empeorar la situación. Puede que su exceso de positivismo fuera estúpido, pero prefería intentar levantar algo los ánimos con la mínima posibilidad de que algo saliera bien.

—A pesar de todo me gustaría ir al jardín en algún momento. Tiene que ser bonito y no….gris y anodino.

Kolja se mantuvo durante la conversación en un estado de duermevela, sin estar del todo escuchando pero haciéndose una idea general de los diversos planes propuestos. En un principio le molesto que no se discutiese lo que el mismo había propuesto en la plaza, pero pronto se distrajo haciendo un rudimentario plan de acción para cada idea que iba surgiendo. Le pareció que la de dividirse, aunque eficaz, podía entrañar un peligro considerable para cada equipo, siendo solo uno de ellos un peligro "seguro". El del jardín era tentador, echaba de menos el verde de su tierra, pero había demasiadas incógnitas. El de asaltar la bañera a priori parecía el más seguro, pero también tenía ciertas lagunas: la capacidad de la dragoncilla de cargar las cestas, la protección de la bañeras, si es que la tenían, la rapidez, distancia y construcción de los extraños veleros, la energía que los impulsaba, de donde provenía y que pasaría si movían las cosas de sitio, etc.
Estaba sumido en aquellos pensamiento cuando la pájaro lanzó una pregunta al aire y le miro brevemente. Repasó rápidamente lo ultimo que se había dicho en su cabeza antes de contestar.
-Podría hacerse, lo de la flecha en llamas parece lo más sencillo, pero en mi opinión, podría tener dos fallos. El primero sería que no sirviese de nada, pues dudo que unas bañeras que vuelan con una simple vela dependan de ella, sino que supongo que es la magia la que las impulsa. El segundo es, que aunque le diese a la vela, lo más probable es que acabase ardiendo todo al propagarse el fuego, o que fallase y le diese a alguna cesta, llevando al mismo resultado. Lo de la flecha con gancho me parece más prudente, pero nunca me he fijado a que distancia pasa la bañera, ni a que altura, ni a que velocidad, sin tener esas variables es muy improbable que consiguiese nada a la primera- confesó.- Por lo tanto yo propondría otra opción. Si podemos permitírnoslo, podríamos organizar una salida a ese jardín mientras yo me quedo aquí para fijarme en esos detalles que me faltan. Si encontráis algo en el jardín, perfecto, sino, por lo menos contaré con la suficiente información para poner en marcha el otro plan al día siguiente-dijo como alternativa.- De todas maneras, mañana podría hacer un primer intento, por si las moscas, así que necesitaría que la pequeña dragona y un par más se quedasen aquí para ayudar, para no desaprovechar la situación en el caso de que saliese bien.

Reina

La nipona esperó el retorno de sus compañeros con cierto nerviosismo. Si bien no habia tenido la sonrisa de Luci al bajar, deseaba no encontrarse nada mal. Escuchó la noticia de la reaparición de aquella criatura con ojos velados. Distraida, se recolocaba el pelo, absorta en sus pensamientos, un debate filosófico de consumo personal. Pequeños bocados ácidos que retocian su consciencia. Pero al final, tras hervirlo en silencio durante un buen rato, llegó a la conclusión, que era o ellos o la criatura. Colocandose el pelo detrás de la oreja, decidió tomar la palabra hacia la Enderth.
—Yo te acompaño a los pozos si hace falta.— comenzó sin dudar. No temia tanto a la criatura como a la incertidumbre de la ciudad. Y se proponia ir armada, por supuesto. —Respondiendo a tu pregunta, el concepto de flecha de fuego es... una de fabricación y empleo un tanto problemático. No solo no disponemos de material flamable o explosivo, sino que, al disparar flechas en llamas, gran parte de las veces estas se apagan en el aire. Y aun que lograse apuntar, alcanzar y derribar las velas, con la consiguiente nave, no creo que sea la idea del siglo. Personalmente, pienso que tendríamos una mayor oportunidad tratando de pescar las cestas cuando empiece a descender. Si nuestros captores se tomasen un gesto así como un ataque, podríamos provocar su ira, y hasta el momento no sabemos de que son realmente capaces.—

Cierto era, que ellos les habian proporcionado armamento. Medieval, pero armamento. Reina todavia tenia sus dudas al respecto de la presencia de las armas en el torreón. Parecian muy a drede y no terminaba de comprarse la idea de que estaban ahí para la autodefensa. O al menos, no como motivo principal. Suspiró, se habia quedado embobada unos segundos, de nuevo.

—Bien podemos estar ante una situación de un gigante durmiente y al atacar la bañera, podríamos vernos en verdaderos problemas. Hay que ser más prudentes.—

En seguida vio Kradko que lo mejor que podía hacer al día siguiente era ayudar a bajar la comida de la bañera que volaba. Sí, tal vez no podía volar como Qirra, pero aún así podía llegar más lejos que cualquiera de los presentes en el aire. A menos que lo que sabía sobre los Enderth fuera mentira y en realidad pudieran volar. La pequeña nunca había visto a uno volando, así que descartó pronto la idea.

Algunos se pusieron con la cena mientras otros seguían debatiendo sobre el plan de acción. Escuchó la disculpa de Qirra y sintió un ligero escalofrío al oír que solo comía carne. «¿Comerá también insectos? Oh no…», pensó. Antes de que pudiera más rienda suelta a su imaginación, la bicha se percató de que había ignorado por completo el descubrimiento de Luci. Pensaba disculparse en cuanto pudiera. Ya veremos si lo va a acabar recordando.

Prestó más atención al debate sobre las bañeras. Cada plan que se proponía le parecía bien, realizable, hasta que otro lo desmontaba con motivos también razonables. «A este ritmo me quedo sin comida ninguna mañana», pensó al ver que ninguna propuesta salía adelante. En aquel preciso momento, un instante en el tiempo verdaderamente excepcional, se le ocurrió una idea. Algo que le parecía que podría funcionar.

Sí, a veces incluso Kradko tiene ideas.

—¿Y si… —vio que no se le estaba prestando mucha atención, así que alzó la voz— ¡Ehh! ¡Tengo una idea! ¿Y si Qirra vuela hasta las bañeras y ata la cuerda? Puedo bajar comida si llega.

oofQirra aceptó a quedarse con Kolja para ayudarle con el tema de las bañeras. No tenía intención de lanzarse a por las cestas a la primera de cambio, sobre todo teniendo en cuenta lo peligroso que podría ser, pero echar un ojo algo más de cerca no tenía por qué suponer riesgo alguno. La idea de Kradko le pareció muy acertada y se lo hizo saber, pero coincidió con el resto y prefirió no hurgar demasiado en aquellas cosas voladoras antes de saber las consecuencias que tendría.
oof
oofCuando acabó de cenar, se despidió del resto y subió a los dormitorios. Se metió bajo una cama a descansar. No tenía claro si sobre ella dormiría alguien, pero estaba mentalmente agotada y no tenía intención alguna de lidiar con sus propios pensamientos durante mucho más tiempo. Ya lo tenían todo planeado, así que era un sinsentido seguir dándole vueltas a lo de mañana.
oof— Todo saldrá bien…

El grueso del grupo continuó intercambiando ideas y planes incluso pasada la comida. Luci frunció el ceño cada vez que su plan de visitar el jardín se echaba atrás, pero no hizo ningún comentario porque en el fondo sabía que tenían toda la razón; nada les aseguraba que pudiesen sacar algo de ese jardín, era más sensato acudir a fuentes de comida fiables que ya conocían. Aun así prácticamente todos habían mostrado cierto interés y estaban de acuerdo en investigarlo más adelante. A Luci eso le bastaba. Fantaseó con Kahlo y Chromsa sobre lo que podrían encontrar, hablando por supuesto de flores y frutas de su mundo de las que no había visto rastro ni siquiera en las cestas. Paró en cuanto se dio cuenta de lo mucho que las añoraba a pesar de llevar allí solo un par de días.

El resto del día estuvo atento a las planificaciones, aunque en cuanto vio que no podía aportar demasiado se escapó a la azotea. Estuvo mirando al horizonte hasta que el sol empezó a bajar y tuvo que ir a recoger la ropa del tendal. Cuando llegó la hora de dormir le costó horrores conciliar el sueño. Al día siguiente iban a decidirse muchas cosas y se confirmaría cómo de mala iba a ser su situación en adelante.