Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Luci y Reina se ofrecieron a ayudarle, cosa que le agradó bastante. Sobre todo por parte de la terrestre, ya que no había tenido contacto apenas con ella desde que llegaron al torreón. Fueron a por un paño y agua para limpiarle las heridas mientras el ochrorio les esperó en el salón. No tardaron mucho en su labor gracias sobre todo a que eran heridas más bien superficiales, aunque aun así le escoció un poco que pasaran los paños por ella. Cuando acabaron dijo: -Muchísimas gracias a los dos. Seguro que se curará pronto-. Esto lo dijo con una sonrisa más leve que de costumbre y en un tono más bajo. Cuando contó lo que había pasado las caras del grupo estaban entre el asombro más grande y la incredulidad más extrema, lo cual hasta cierto punto entendía (al fin y al cabo, era una situación muy extraña), pero la forma en que se lo tomaron Lethe y Kahlo no le sentó bien y lo desmoralizó un poco. Aquello situación había surgido por su culpa y, aunque era consciente de que meter la mano en la bolsa no era la mejor idea del mundo, ahora se sentía más estúpido aun. Además también le apenaba tanto el silencio de Kolja (que siguió con irse del salón) como la reacción de Alec. A pesar de la reprimenda que le había dado, se preocupaba de ellos.

Lo que hizo tras esto fue sentarse a comer intentando aguantar todos esos sentimientos. Al menos la comida le esbozó una leve sonrisa momentánea, tenía buena pinta. Fue coger uno de los bollitos cuando Kolja volvió con algo de tonos rojizos y brillante que, según el terrestre se debía a la sangre. Chromsa no había visto nada así en su vida y en condiciones normales se habría sentido curioso por saber qué era, pero no era el momento. Luci además no pudo más con la situación y rompió a llorar tirando el cuenco donde llevaba el agua en el proceso. Adam también le siguió y la escena le partió el alma al ochrorio. Instintivamente se levantó en dirección a Luci al igual que Alec y Alyssa. Se unió al abrazo, aunque lo único que pudo decir fue: -Te aseguro que saldremos de esta Luci.- Quería decir mucho más pero lo único que conseguía es que su vista se empezara a nublar por culpa de las lágrimas, menos mal que el terrestre sabía como calmar a alguien y la chica también estaba intentándolo.

Reuniendo las pocas fuerzas que tenía y un poco sin darse cuenta se dirigió al grupo: -Yo no quería que esto pasara. En Ochroria no hay cosas que intentan matarte en cada instante y quería pensar que ahí fuera todavía hay algo o alguien que pueda ayudarnos. Pero supongo que lo de hoy simplemente confirma que soy estúpido por creer algo así. Perdón por todo.- Las lágrimas fueron amplias en sus palabras y al acabar solamente se sentó de nuevo en la mesa y comió lo que pudo (que sería poco) sin muchas ganas. Aunque habría preferido irse a su habitación, sabía que eso no solucionaría nada. Igualmente se sentía como una mierda y ahora mismo no se le ocurría nada que pudiera mejorarle el ánimo. No estaba seguro de si lo que había dicho es lo que pensaba realmente, todo estaba muy confuso en su cabeza. De lo que estaba seguro es que en aquel momento habría preferido seguir con su familia.

oofLa pregunta de Qirra quedó sin responder, pero tampoco le dió demasiada importancia. Dado el contexto, supuso que era comida de donde venía Luci.

oofNo pasó mucho tiempo antes de que los chicos volviesen de la expedición. Parecían desanimados y hablaban de un esqueleto que estaba vivo. Dijeron que la luna le había despellejado. Qirra tenía muchas preguntas, pero antes de formular ninguna se dió cuenta de que el ambiente estaba raro. Parecía que el vikingo había vuelto a envalentonarse, Chromsa estaba herido, y los otros dos no parecían estar pasando un buen rato. Kolja salió del sótano con una piedra con sangre, Luci comenzó a llorar y el ambiente se cargó más aún. Estaba extremadamente confusa y se le había ido el hambre.

oofTenía todo el cuerpo en tensión y la cabeza le daba vueltas. No quería estar allí. Quería volver a casa, con sus amigos. Quería escaquearse de las clases para perseguir animalillos y quería no tener que preocuparse o pensar en que nada ni nadie pudiese matarle ni a ella ni a ningún amigo.

oofEn total silencio, la chica comenzó a llorar sin darse cuenta realmente de ello. Esto le sobrepasaba.

Kolja se quedo mirando como reaccionaba la gente, y ante el decontento general soltó un suspiro y simplemente se guardó el cristal en el bolsillo del pantalón. Viendo lo mal que se encontraba Luci, Kolja se acercó a donde estaba. Poniendole la mano en el hombro a Alec le señalizó que por favor le dejase hablar con Luci.
-Hola Luci- le saludó poniendose en cuclillas.- Mira, se que seguramente ahora mismo no te caiga demasiado bien, como a la mayoria,- dijo entre dientes- pero quiero decirte algo.
Cogiendole las manos, Kolja intentó que el chico chuche le mirase a los ojos.
-No hay nada malo en tener miedo Luci- le explicó totalmente serio- el miedo es incluso algo bueno, te ayuda a estar más atento y tener más cuidado. Lo que importa es que hacemos con ese miedo, si lo utilizamos o si dejamos que nos paralice. Te voy a contar un pequeño secreto. Yo también tengo miedo- le susurró al oido- hoy un esqueleto muy muy feo me ha paralizado de pies a cabeza y he tenido miedo, por mi mismo y por mis compañeros, pero no puedo dejar que ese miedo me domine, o no podria ser de ayuda para nadie. Se que el grupo me ve como un idiota imprudente y con tendencias suicidas- confesó con una media sonrisa- pero lo único que quiero es que todos esteis seguros, aunque yo mismo esté en peligro. No te estoy diciendo que eso sea lo que tienes que hacer tu, no hay ningún problema con que te quedes aquí dentro cocinandonos esta comida tan rica. Pero tienes que controlar el miedo para que no te sobrelleve. Si quieres, yo puedo enseñarte a utilizar un arco, igual eso te hace sentir más seguro. Podemos empezar mañana con una rutina de entrenamiento si quieres. Pero no te preocupes de eso ahora, ahora vamos a comer, que la comida que habeis cocinado huele muy bien y no querras que se enfrie ¿verdad?
Y luego si quieres puedes bajar conmigo a la armería. Estoy buscando piezas de armadura para todos los del grupo y tu puedes decirme cuales son las más bonitas, ya ves que yo no tengo mucha idea de eso- le dijo con una sonrisa mientras lo levantaba.
Una vez Luci se hubo sentado a la mesa, Kolja se acercó a Chromsa.
-Oye Chromsa, no tienes que culparte de nada. La verdad es que es el grupo el que se está comportando como unos cretinos. A ver ¿En el mundo de alguno de vosotros las bolsas son peligrosas? ¿A alguno os ha pasado alguna vez algo peor que una broma tonta al mirar dentro de una? De verdad, nos tachais de insensatos y no tiene ningun sentido. Si os encontraseis una bolsita, nada especial, entre unas ruinas ¿De verdad que lo primero que pensariais es que es peligrosa? Estais juzgandonos como si hubiesemos hecho la cosa más disparatada del mundo, y no es así. Estais haciendo que Chromsa se sienta mal por hacer lo más normal del mundo, mirar a ver que hay dentro, cuando nada de esto es culpa suya. Ya me direis quien de vosotros habría adivinado que un esqueleto parlante estaría ahí atrapado. Dejad de juzgar tan prematuramente, es muy sencillo hacerlo cuando no sois vosotros los que estais en la tribuna. Yo he sido el peor parado de esto y se que él no tiene la culpa de nada. Si Chromsa hubiese metido la mano y no hubiese encontrado nada ¿Seguirias diciendo que fue una imprudencia? Lo dudo, así que dejad al chico en paz, él no tiene la culpa de nada de esto, y simplemente preocuparos por él, sin acusaciones ni juicios.
Dicho esto, cogió un plato y se puso a comer. Solo levantó la cabeza de la comida una vez más antes de terminar.
-Por cierto, mañana voy a empezar una rutina de entrenamientos, por si a alguien le interesa unirse- dijo con la boca medio llena y sin dirijirse a nadie en particular.

Los llantos de Luci no hacían sino empeorar su condición de llorón en las sombras, sintiéndose fatal por no acercarse a consolarlo como todos los demás. Le carcomía la rabia por dentro al sentirse impotente por querer ocultar sus sentimientos y, al mismo tiempo, querer hacer algo para animar al joven rosado. No quería hacer nada pero a la vez sentía lo contrario, confundiéndose en sobremanera.

Intentando ser lo más disimulado e invisible posible a la hora de desahogarse, no sabría decir si tuvo  la mejor o la peor de las suertes cuando Alyssa se acercó a animarlo, realmente necesitaba que le hablasen pero, a su vez, quería aislarse de los demás. Lo que estaba claro era que no podía dejarla ahí delante sin dirigirle ni una sola palabra, así que tomó mucho aire, se secó los ojos hinchados con su bufanda y levantó la mirada.
Le sorprendió ver de cerca la figura de Alyssa, intentando calmarlo con una timidez absoluta. Algo de ella le reconfortó hasta el punto de sonreir un poco. Al ver que la creciente ansiedad de Alyssa era visible, quiso animarla un poco:

—No te preocupes por mí, solo… me puse un poco nervioso—. dijo mientras respiraba hondo y se retiraba un poco la gran bufanda roja de su boca— Por lo que veo ahora es mi turno de calmarte, te veo un poco nerviosa. —respondió mientras sonreía ampliamente, aún con los ojos un poco rojos e hinchados. Se dirigió rápidamente por su plato sin dejar la conversación con Alyssa. Su apetito voraz volvió y, sentándose en la misma silla de antes con plato en mano, devoró el arroz con ansia, terminándoselo en cuestión de segundos.

—Que bien cocináis. Seguro que yo lo hubiera quemado todo— soltó una pequeña carcajada ante su propio comentario. Realmente nunca intento aprender a cocinar. Realmente se estaba sintiendo animado de nuevo. Era inexplicable pero el estar acompañado le hacía muy feliz y se sintió con fuerzas para ir donde Luci para calmarlo, o al menos intentarlo.

—¡Ven conmigo Alyssa, seguro que tu lo consuelas mejor que yo! —Se levanto bruscamente de su silla dejando el plato en una mesa cercana y, agarrando a Alyssa, la animó a ir con él adonde se situaba el daeliciano en un intento de animarla a ella también.

El ambiente se estaba enrareciendo cada vez más y la enderth se empezó a revolver en la silla con incomodidad: demasiada gente llorando a su alrededor. Consolar ya no solo a una persona sino a todo un grupo de gente era una  materia muy pendiente para ella, una que nunca se había planteado que debería estudiar. Su intención, pues, era seguir centrándose en la comida mientras otros se ocupaban de los sollozantes, pero al parecer el universo tenía otros plantes. Concretamente no planeaba coserle la boca a Kolja para que, dentro de la extraña situación, pudiese comer junto al grupo.

Si bien el discursito que le dio a Luci tan solo le habría hecho rodar los ojos, fue lo que vino después lo que provocó que dejase caer el cuchillo que manejaba en ese instante, que produjo un ruido rechinante contra la cerámica del plato. No lo había hecho a propósito para llamar la atención sobre ella: simplemente no daba crédito a lo que estaba escuchando. La enderth arrastró la silla hacia atrás y recogió sus cubiertos dentro del plato para levantarlo de la mesa y llevárselo.
—Suficiente —dijo sin mirar a nadie mientras comenzaba a caminar en dirección al patio—. Yo lo intenté —, se refería a ignorar a Kolja, pero no lo aclaró—, pero no estoy dispuesta a que se me atragante la comida por tener que escuchar semejante sarta de sandeces. Sí, por favor, haced caso del discurso autocomplaciente  y falaz que ignora lo que no interesa a conveniencia cortesía de nuestro guerrero de poderosa fuerza, porque algunos somos entes malvados que solo buscan que sobreviváis. Si alguien quiere continuar cometiendo atrocidades de este calibre junto a mí estaré por ahí —señaló el patio.
Y sin girarse ni una sola vez, la enderth atravesó toda la cocina, el salón y abrió la puerta del patio para después cerrarla tras ella, tal vez con algo más de fuerza de la que pretendía.

Pero la abrió casi de inmediato, asomando la cabeza.
>>Bueno, si me permitís quisiera invitaros también a reflexionar acerca de por qué Kolja fue el único al que el tal esqueleto liche paralizó con magia. Confío en que la falta de materia gris no sea un mal extendido a todos los mamíferos al fin y al cabo. Venga, nos vemos.
Y volvió a cerrar la puerta, estaba vez con más delicadeza.

oofQirra volvió en sí con el portazo de Lethe. Los problemas que había a su alrededor le abrumaban y realmente echaba de menos su hogar, pero cuando se dió cuenta de que estaba llorando decidió que lo mejor sería tomar el aire un rato y dejar que el ambiente se enfriase. Le daba la impresión de que todo sería mucho más fácil si se organizaban para solucionar los problemas más tarde, así que agarró su cuenco y siguió a la otra chica al patio. No tenía intención de entablar una conversación con ella, solo le interesaba tener un sitio tranquilo en el que echarse mientras comía. Tampoco es que tuviese demasiada hambre, pero sabía que debía comer si quería encontrarse bien más tarde.

oofCon el morro humedecido por sus lágrimas agarró el cuenco y abrió la puerta irguiéndose mientras se apoyaba en la misma para girar el pomo. Una vez en el patio, saludó a Lethe con la cabeza, eligió el sitio en el que menos sombra vió y se echó allí a comer en silencio.

La situación se desbordó terriblemente rápido bajo la atenta y estupefacta mirada de la varmana, congelada en su sitio y desbordada por sentimientos contradictorios. Primero fue pena, los primeros llantos de Luci le achicaron el corazón y tuvo que apretar con fuerza el tenedor para evitar que esas mismas lágrimas se le contagiaran; estaba aterrada, y por mucho que lo ocultase bajo indiferencia y semblante serio en algún momento saldría a la luz. Clavó la vista en su plato mientras el coro de llantos se extendía, y entonces su pena pasó de incomodidad a desprecio. No quería que la vieran llorar, y por eso mismo le molestaban tanto las lágrimas desvergonzadas del resto.

«¡Parad ya!» se dijo, agachando la cabeza mientras trataba de controlarse a sí misma. Quería volver a casa, quería abrazar a sus padres, a su hermano, puede incluso que al repelente de su prometido, de la misma forma que todos querrían volver a sus respectivos mundos. Quería echarles la culpa de todos sus males, decir lo mucho que odiaba estar en ese torreón con ellos, quería insultarles por incompetentes y dejar de compartir su dolor, pero sobre todo quería llorar. Llorar y que alguien, igual que con Luci, le dijera que todo saldría bien. Y habría estado a punto de hacerlo de no ser por la intervinción de Kolja, la cual terminó de moldear toda su tormenta de pena interna en rabia. Se levantó ruidosamente de su sitio a la vez que el tenedor de Lethe chirriaba contra el plato. Sus ojos vidriosos ahora centelleaban con un fuerte desprecio.

—¡¿Me estás diciendo que un asesinato en masa a manos de un monstruo no es suficiente para haceros ver todo el peligro que hay fuera?! ¡¿No bastó con que os persiguiera una serpiente voladora gigante?! ¡Claro que en mi mundo no hay esqueletos parlantes que salen de bolsas, pero...! —no pudo continuar, el nudo que se hizo en su garganta la superó. Inevitablemente había empezado a llorar en algún momento. No quería echarle la culpa a Chromsa, lo que le daba rabia era la valentía (o estupidez) del humano. Apenas se dio tiempo a recomponerse cuando práctivamente escupió—: Si al menos valorases tu vida —empujó el aire dentro de su boca con la lengua, emitiendo un siseo cuando este pasó entre sus dientes—. Ojalá no me hubieras salvado. No sentiría como que te debo algo.

Ni siquiera se molestó en coger su plato, siguió los pasos de Lethe todo lo rápido que pudo, con el estómago cerrado y tantos nervios encima que bien podría vomitar lo poco que había ingerido. ¿En serio se sentía así sobre Kolja? No estaba segura, pero tampoco estaba pensando. Antes de salir se fijó en el ochrorio y se sintió pequeña. Tras unos instantes en los que la culpa la desbordaba, se tragó su enfado y le miró.
—Si nos comportamos como unos cretinos es porque a lo mejor nos preocupa que murais. Tenedlo en cuenta.

«Y no es contigo con quien estoy molesta», pensó, pero no lo dijo. «Lo siento.»

Ya en el patio se alejó de los allí presentes, abrazándose los brazos hecha todo un manojo de nervios. ¿De verdad temía por el bienestar del resto? Lo dudaba. Lo que más temía era quedarse sola. No tenía ni idea de supervivencia, hasta hace unos días ni siquiera tenía que preocuparse por limpiar, cocinar o hacerse la cama, mucho menos por sobrevivir. Si morían aquellos más dispuestos a protegerles, ¿qué sería del resto?; cuantos menos fueran, menos posibilidades de sobrevivir veía. Admiraba el valor de Lethe, la impasibilidad que demostraba, sintiéndose especialmente ridícula y débil en comparación. Sorbió sus lágrimas y se limpió las mejillas, dándoles en todo instante la espalda. En esos momentos no se aguantaba ni a sí misma.

En cuanto Alec se le acercó se echó a sus brazos y le abrazó fuerte. Incluso con lo distinto de su olor era reconfortante el abrazo de alguien tan grande y desde su conversación de la primera noche lo había adoptado como paño de lágrimas. Lo que él y otros del grupo, como Lethe, le decían para consolarle tenía cierto sentido, pero no era el caso, seguían estando en esa ciudad horrible y aunque saliesen adelante luego estaba la Luna arranca-pellejos.

Kolja se acercó para hablarle. Estaba claro que quería consolarle como los demás pero sus palabras le hicieron fruncir el ceño, confuso. Liberó una mano para secarse las lágrimas con la manga de la camiseta, pero después volvió a dejar que Kolja se las tomara.

-Nunca he dicho que me caigas mal -respondió -Y claro que no es malo tener miedo, ¿quién no tendría miedo en esta situación? ¡Este sitio es de locos!

No quería que Kolja, ni nadie, se pusiese en peligro por él. Ya le sabía bastante mal que fueran otros quienes salieran a por comida como para añadir la ansiedad de no saber si correrían riesgos extra. Tampoco quería aprender a usar el arco ni ninguna arma, ni hacer ninguna de las actividades que él y Alec le habían propuesto para que se entretuviera. Como grupo estaban teniendo un problema bien serio que no se iba a resolver escurriendo el bulto.

Como para darle la razón, Lethe perdió la paciencia. Claramente estaba realmente molesta por las palabras de Kolja y no podía culparla, aunque sus formas seguían sin parecerle las más apropiadas. El exhabrupto de Kahlo hizo que se encogiera en el sitio. Odiaba los conflictos y los gritos. Se habría tapado las orejas con las manos si no le hubiera parecido una falta de educación. Esperó a que se fueran quienes deseaban irse y cuando llegó el silencio, habló:

-No ha sido bonito lo que has dicho de los demás -le dijo a Kolja. -Es lo que ha dicho Kahlo, nos da mucho mucho miedo que os pase algo. Y en mi mundo tampoco hay cosas que quieran matarte todo el rato -Miró a Chromsa -Pero solo hay que ver este sitio. Todo es feo, está sucio, hay monstruos y bichos ¡Ayer saqué una araña de mi zapato! Y ahora miro dentro de los zapatos antes de ponérmelos. Aunque solo sea para evitar que un bicho te pique o te manche los calcetines, por favor, sed prudentes. No quiero que nadie muera…

Su voz se fue perdiendo a medida que terminaba de hablar. Tenía la vista clavada en el suelo y se agarraba los bajos de la camiseta con ansiedad. Se le había quitado el hambre así que se limitó a tapar su plato con otro plato vacío para después. ¿Y ahora qué? El grupo estaba dividido y todos estaban enfadados. Las lágrimas le volvieron a los ojos pero se apresuró a limpiarlas.

No se fijó mucho en lo que pasaba a su alrededor al estar ocupado traspasando con la mirada el bollito que tenía en su plato y pensando en todo lo que había dicho. Lo que le despertó de ese trance fue el fin del intento de ánimo de Kolja. Lo había estado escuchando, pero no se dio cuenta de su contenido hasta que tanto Lethe como Kahlo respondieron al terrestre. Ninguna de las dos se tomó demasiado bien lo que había dicho, y esta vez hasta el ochrorio sabía que no era para nada correcta la idea de su compañero. Ambas salieron al patio seguidas de Quirra y Chromsa quería pensar que en gran medida lo que habían dicho no estaba enfocado en él (lo esperaba con toda su alma, porque ya se sentía demasiado culpable como para acrecentarlo más).

Luci también se acercó a responder al chico, de una manera mucho más cordial que sus compañeras, no sin ello llevando el mismo sentimiento. Fue tras terminar el chico rosa cuando se levantó y acumulando sus fuerzas dijo: -Kolja, hasta ahora había entendido hasta cierto punto tanto a Lethe como a tí, pero no puedo darte la razón en esto. Llevamos poco aquí, pero con lo que hemos visto mi curiosidad con lo de la bolsa ha sido algo estúpido. Lethe y el resto se enfadan porque quieren que todo el mundo sobreviva. Entiendo que en cada mundo habrá unas ideas distintas y por eso no me he enfadado con nadie. Y aunque ser valiente e intentar ser un héroe se aprecia, hasta las guerreras como Frila sabían cuando debían actuar. No podemos enfrentarnos contra algo que no conocemos, es demasiado peligroso.- meditó por un momento su improvisado discurso y siguió apartando un poco la tristeza para dar una imagen más amigable: -No te lo digo como reprimenda, solo lo digo por si nos sirve para llevarnos mejor todos. Simplemente tengamos más cuidado a partir de ahora, ¿vale? Confío en tí, seguro que esto se solucionará.-

Tras esto miró hacia los que quedaban en la mesa y dijo en un tono parecido al anterior: -¿Podéis avisarme cuando hayais acabado para ayudaros a quitar la mesa y limpiar platos? Voy a estar arriba del todo.- y hecho eso subió a la azotea.

A Chromsa le gustó bastante la azotea cuando subió hace unos días. Era un sitio bueno desde donde ver la ciudad y donde poder pensar a gusto, aunque en aquel momento venía para otra cosa. Se secó las lágrimas que todavía le quedaban y se arrodilló en el suelo en postura orante. -Santa Acromía, tú creadora del todo y aquella que equilibra el mundo, por favor, dame fuerzas para seguir adelante. Confío en tu voluntad y acepté esta prueba de tu verdad, pero me cuesta mantenerme firme. Espero que con tu inspiración pueda mejorar el ambiente entre mis compañeros.- dijo. Se quedó después allí recitando algunas oraciones más. El ochrorio quería que todos se llevaran bien y a partir de ahora intentaría hacer cuanto pudiera para conseguirlo.

La nipona contemplaba a Kolja con ojos muy contrarios a las palabras calmantes que antes habia dicho a Kahlo. No le llevó mucho al velo de indiferencia que se mostrase en sus ojos rasgados, una ligera molestia, como el zumbar de una mosca pesada, se apoderó de sus párpados, si tan solo ligeramente traicionando lo que sentia por el chico blanco en aquel momento. Especialmente su manera de ganarse a Luci, quien estaba a mitad de lloros, no le agradó en absoluto, pero no se involucraria más allá si no era necesario. Una mirada rápida a los demás dejó claro que no estaba sola en aquel pensamiento. Aquello era alentador, si bien sorprendente. Estaba claro que los problemas personales habian venido de la mano con los niños capturados, como las garrapatas viajando sobre el pelaje de las ratas en un crucero, eran otro problema más que lidiar.

—Lo siento, no estoy interesada.— fue su respuesta a como terminó su peorata usando para ello su voz más monótona y mínimamente cortes, una marca cultural que no se habia perdido junto al lenguaje. El chico se creia un heroe, entonces, que le dejasen morir como uno. A continuación Lethe habló y ya, ni se acordaba de si era la segunda o tercera vez que se encontraba muy de acuerdo con lo que habia dicho la alienígena-pájaro, pero se volvió a alegrar por encontrar una suerte de harmonia común incluso entre los más dispares del grupo. Kahlo explotó la siguiente, y se tuvo que detener de seguirla de inmediato, se habian quedado las cosas bastante claras y lo que Lethe y la varmana no habian logrado hacer carne al verbo, Reina se veia o incapaz o desinteresada por perseguir. No era la madre de nadie y mucho de menos de un tio que ya podia buscarse una responsabilidad o hobby en su vida como joven adulto.
Se centró en Luci, sin mayor interés que el de removerle de la situación confrontativa. Reina se levantó de la mesa tras limpiarse adecuadamente los labios con una servilleta improvisada. Con movimientos medidos, empujó la silla debajo de la mesa y recogió lo suyo mientras escuchaba la respuesta del pequeño. Cuando le dejó terminar, procedió a interrumpir cualquier contra que Kolja pudiera conjurar en el momento o el silencio de entre intervenciones para jugar su baza.
—Chiqui, ven conmigo. Vamos a limpiarte esa cara al baño.— le ofreció tendiendole la mano a Luci con una sonrisa. —Dicen donde vengo, que las lágrimas que no son cuidadas son tan dulces que atraen a las abejas, asi que vamos a evitar tenerlas zumbando por el torreón, ¿de acuerdo?—

Alec se apartó reticente cuando Kolja se acercó para hablar con Luci. Se acercó a la mesa dispuesto a sentarse para comer pero las palabras del alemán lo dejaron helado en el sitio. ¿De verdad acababa de decir aquello?

Las reacciones de Lethe y Kahlo se lo confirmaron. Su entrecejo ya fruncido se hizo mas pronunciado. Alec tenia ganas de estamparse la cabeza contra un muro repetidas veces para ver si así olvidaba las últimas horas. O mejor hacerlo con la cabeza de Kolja, así sacaría el enfado que tenía con él. Nunca nadie lo había sacado de sus casillas como hacía el vikingo.

-Paso - fue todo lo que dijo. Cogió el plato con su comida y salió al patio junto al resto dejando claro qué lado había escogido. No, no lo había escogido, lo habían obligado a elegir el de la lógica.

Se sentó cerca de Lethe y comió tragándose con la comida las ganas de dar un grito de frustración que lo oyesen desde la otra punta de la ciudad.

-¿Qué haremos ahora, Lethe? - le preguntó a la enderth buscando consejo en alguien que sabía más de sobrevivir.- Si la comida la tenemos asegurada cada día no veo muchos motivos para salir del torreón además de para ir a por las cestas. Y aún así necesitaríamos algo de magia para poder defendernos en caso de que nos ataquen aquí dentro.

Uno a uno fueron saliendo al patio varios de sus compañeros, empezando por la pequeña depredadora a la que también había visto llorando en el interior. Qirra no dijo una sola palabra, por lo que Lethe decidió imitarla y tan solo le devolvió el saludo con un asentimiento. Kahlo y Alec no tardaron en unírseles, por suerte, porque no tenía ni idea de cómo actuar en aquellas circunstancias. La varmana tampoco parecía tener ganas de hablar, pero el humano sacó un tema con el que sí podía trabajar.
—Creo que explorar lo que nos rodea es importante. No sabemos si el suministro va a continuar como hasta ahora por lo que vendría bien tener un plan be en caso de que necesitemos apañárnoslas por nuestra cuenta. Tampoco sabemos a qué nos exponemos quedándonos aquí y podríamos llegar a necesitar cambiar de refugio. Además, no sé vosotros pero yo no planeo quedarme en este agujero para siempre. Hacerle preguntas a un esqueleto está fuera de la cuestión, pero sí que necesitamos información. Preferiría encontrar libros, pero tal vez haya gente traída como nosotros viviendo aquí desde hace más tiempo y nos puedan explicar… algo. —Hizo una pausa, cerró los ojos un instante y dio un bocado a su comida—. Pero lo más importante es que cada uno piense por sí mismo y con lógica para poder aportar distintos puntos de vista e ideas. Tened siempre presente que aunque provengo de un lugar mucho más similar a este que vosotros, no dejo de ser una simple pescadora.

Volvió a seguir comiendo y parecía que no iba a seguir hablando, pero tras reflexionar un instante continuó.
>>No conocía magia útil hasta ahora, pero es cierto que hemos visto algunos ejemplos de ello. Sobre todo una que puede dejar inmóvil a Kolja —añadió socarronamente—. Pero que se me rompan todas las redes si tengo idea alguna sobre cómo o dónde buscarla.

oofQuirra vio salir a Kahlo sin decir nada, y poco más tarde a Alec, que se sentó cerca de Lethe. No les prestó demasiada atención hasta que comenzaron a hablar sobre la exploración de los alrededores. Se acercó, a estos con el cuenco en la boca. Aún seguía algo agitada, pero cuando soltó la comida comentó:
oof—Yo puedo seguir ayudando con las cestas, y también puedo ser vuestros ojos desde el cielo si salimos a explorar, —hizo una pequeña pausa —pero creo que lo importante es abordar cada problema a su tiempo.
oofYa no tenía demasiado claro qué estaba haciendo en esa ciudad extraña, pero sabía que poder contar con un amigo podía ayudarle a sentirse mejor, y esto era lo más parecido a un amigo que tenía aquí...

De forma completamente opuesta a la más optimista de las predicciones de Alyssa, lo que estaba haciendo funcionó. Eso la calmó durante aproximadamente medio segundo, que fue el tiempo que su cerebro necesitó para asimilar lo que el chico de la bufanda acababa de decirle y el hecho de que se la podía leer como a un libro abierto. Lo que antes estaba siendo creciente ansiedad, se vio sustituido por pura vergüenza en apenas un instante.

–¿Q-qué? No, yo no… –Dudó intentando buscar cómo salir de aquella conversación, pero se había quedado completamente en blanco así que en vez de seguir hablando suspiró con frustración mientras desviaba la mirada hacia sus pies.
Sin escapatoria posible acabó arrastrada a una conversación en la que respondería cualquier pregunta mínimamente directa con evasivas mientras buscaba una excusa para huir, excusa que no consiguió encontrar.

Por si aquello no fuera bastante, de repente, sin previo aviso y sin compasión el chico la arrastró de vuelta al núcleo de todos los eventos. A estas alturas la griega ya… no era capaz de pensar en su estado emocional, tan solo en lo que le estaba pasando en el momento.
“¿Pero en qué piensa este? ¿No fue él el que acabó intentando consolarme a mí antes?”
Curiosamente, la persona que acabó “salvándola” de su inestabilidad emocional no fue otra que Kolja. No a propósito y desde luego no por algo bueno, pero para bien o para mal su “oportuna” intervención al final del todo barrió toda su ansiedad, sus nervios, su miedo… y los sustituyó al instante por incredulidad con un toque de ira.

Rápidamente los comensales empezaron a irse uno por uno. La chica pájaro, la mujer gato, Alec, el reptil…
Alyssa también quería irse. No tanto porque estuviera más o menos ofendida por el asunto, que lo estaba, sino porque no soportaba la situación. Se sentía atrapada y no se sentía cómoda con muchos de los que habían decidido no irse. Quería encontrar un rincón a solas y respirar pero no se sentía capaz de tomar la decisión.

Apreció que Chromsa fuera capaz de entender la situación mejor que Kolja. Si había alguien ahora a quien el rubio iba a escuchar sería a él, o al menos confiaba en eso. Luci también habló, aunque pronto se hizo evidente que todavía no se había recuperado. Seguía queriendo ayudar, hasta la había arrastrado a su lado otro desconocido para que pudiera hacerlo… pero seguía sin saber qué hacer, y esta vez no tuvo fuerzas para intentarlo.Fue la chica oriental quien al final intervino en ese asunto, manejando la situación infinitamente mejor de lo que ella habría podido.

“Es mejor así.” Se dijo a sí misma. Pero por mucho que se lo repetía no podía evitar sentirse mal por no haberlo hecho ella, por no haber hecho nada.

Luci se dejó guiar por Reina. Como no tenían un baño propiamente dicho, ni agua corriente, tendrían que conformarse con el gran recipiente de barro de la cocina y un paño. El daeliciano no tenía fuerzas para salir al patio con todos los enfadados. De alguna forma sentía que si se quedaba dentro permanecía en una postura más neutral; aunque estuviese de acuerdo con lo que habían dicho tanto Lethe como Kahlo y Alec, tampoco quería que Kolja pensara que todo el grupo estaba en su contra. Necesitaban elementos de conexión. Por suerte Chromsa había dejado claro que había entendido los sentimientos de sus compañeros.

La expresión de Reina le hizo gracia. Se permitió una pequeña sonrisa.

-Ojalá hubiera abejas. Donde hay abejas hay flores.

La terrícola era la que mejor había mantenido la compostura del grupo, o eso parecía a ojos de Luci. Era fuerte pero sus formas eran delicadas, algo que hacía que el daeliciano se sintiese menos violentado.

-No me gusta que todos estén enfadados. Este sitio ya es bastante malo, no deberíamos pelearnos…

Kolja levantó la vista del plato cuando Chromasa le empezo a hablar, pensando que le daría las gracias por defenderle, pero lo que le dijo le dejo algo sorprendido.
-Sigo sin estar de acuerdo en que mirar dentro de la bolsa fuese una mala idea Chromsa, y aunque se preocupen por que todos continuemos con vida, no me parece que lo de hecharnos la bronca fuese en absoluto el metodo acertado. Ahí lo dejo, porque sinceramente no quiero seguir hablando del tema, dudo que consiga hacer cambiar de opinion a nadie, y de todas formas, ya he dicho lo que queria decir- dijo simplemente, encojiendose de hombros al final.
Una vez hubo terminado de comer, simplemente recogió la mesa y se puso a limpiar los platos.

Aquello había escalado demasiado rápido para ella. Habiendo crecido en un ambiente familiar y escolar bastante saludable, la clinger no estaba nada acostumbrada a peleas verbales como aquella. No sabía qué podía decir para relajar el ambiente, a pesar de que deseaba que terminara. Además, ¿quién iba a hacerle caso? ¡No era más que una niña! Y encima enana al lado de gran parte de los demás.

La disputa verbal consiguió lo que ni una carnicería, ni los reptiles asesinos psicópatas ni las malas noticias acerca de esqueletos maléficos habían conseguido anteriormente: quitarle el hambre. Dejó su plato a un lado, se abrazó las rodillas en su silla e intentó hacer el mínimo ruido en sus quejidos. Quería que pararan, pero también quería meterse en un rincón y hacerse pequeña y que no supieran que estaba ahora más asustada de ellos que de cualquier lagartija genocida.

Cuando finalmente hubo desbandada general, subió al cuarto donde durmieron la mayor parte de ellos y se quedó un rato sentada en la ventana, mirando al exterior mientras se calmaba. Realmente ya no tenía más energías para seguir llorando —o su equivalente clinger—. Tras unos minutos, sintió una especie de hormigueo recorriéndole las antenas. Estaba mirando a la fachada del mismo torreón de una forma distinta a como la había mirado hasta entonces. Desde lejos no le había parecido, pero ahora que se fijaba más de cerca parecía posible.

Buscó el surco más cercano y sopesó con una mano. Parecía firme. Había otro que podía funcionar para su pie… ¡Encajaba! La clinger era ligera como nadie más en el torreón parecía serlo —tal vez con la excepción de Qirra— y la fachada lucía bastante nueva y sólida, pero algunos surcos entre las piedras le llegaban para agarrarse. Con una capacidad que la hacía granjearse el título la reina de las escaladoras en su colegio, la clinger se puso a subir la fachada del torreón sin dudar.