Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Adam acompaño al pequeño grupo en dirección al torreon cargando con las pesadas tablas que dejó caer cuando conocieron al inesperado Ataulfo. Cuando llegaron sintió un enorme alivio al dejar las tablas en el suelo con cuidado, había cargado con demasiadas y su espalda estaba resintiendo el error de cálculo.
Aunque Kolja le parecía un chico un pelín irritante, le molestó un poco el comentario de Kahlo dirigido a mala gana, levantando un poco el labio inferior haciendo una mueca de desagrado poco notable debido a su bufanda.

—No hacía falta decir eso. Nos llevamos un buen susto—.No pudo evitar callarse ante Kahlo al ver a Kolja irse a la armería enfadado. Se sintió valiente al dirigirse a una persona que le imponía respeto al momento de conocerla de esa manera. No pretendía ser borde pero sintió que se le fue un poco la lengua—. Quiero decir, él solo quiso ayudarnos a todos al querer salir no quería buscar ninguna “gloria”, y no quiero que os peleéis—. Adam aclaró a Kahlo.

—Oh es verdad… ¡Chromsa está herido! ¿Alguien puede aunque sea tratarle la herida? Yo no se nada de medicina—. dio el aviso a todo el grupo mientras se acomodaba la enorme bufanda en el cuello y se sujetaba dolorido la espalda. Agradeció mucho la ayuda de Luci ya que advirtió la herida de Chromsa y se ofreció a lavarla—. No es que nos atacaran, nosotros liberamos a un “liche” que se hacía llamar Ataulfo. ¡Era horrible, un esqueleto con un liquido verde muy raro dentro! Chromsa y Kolja encontraron una bolsa mientras Alec y yo buscábamos algo útil y resulta que cuando Chromsa metió la mano dentro de ésta, no tenía fondo y el liche le agarro tan fuerte que le hizo una herida… —no pudo evitar soltar una mueca triste al recordar que perdió el control en aquel momento. —y, como ha dicho Chromsa, nos comentó algo sobre una Luna Roja que, según él, le despellejó vivo y no se si creerle o… no se que pensar sobre esto—. No pudo evitar angustiarse un poco acerca de las palabras de Ataulfo yéndose a sentar en la silla más cercana y sujetándose la cabeza, le dolía un poco.

—Esto es de locos

Reina

Quizás se estaban excitando demasiado y lo que proponian a la hora de cocinar se les podría ir de manos. Estaba bien querer variedad, pero Reina estaba más que dispuesta a pragmatizar lo que tuvieran, eligiendo productividad sobre estetica. Sin embargo, no lo mencionó. No era quien para decirles a los otros que hacer con sus porciones, siempre y cuando estuvieran porcionadas, claro está. Libertaria hasta el final, dejaria que otros se hundieran siempre y cuando no le afectase a ella. O acaso, ¿es que era una sociopata? ¿Que no podría tener simpatia alguna por otros? Consideró. No, ella sabía que no era así. Si una persona se habia buscado su propia ruina, entonces Reina no veia el motivo para sacarle las castañas del fuego. Si alguien no podia tirar con su propio peso, ¿que bien le hacia al grupo? Estas y otras más introspecciones cruzaban su mente a medida que otros intervenian. No pudo evitar darle la razón a la chica negra, Amira. La racionación de comida era esencial, así que comenzó a mirar a otros inquisitivamente, intentando leer en ellos que opinaban al respecto.

Sin embargo, antes de que pudiera alzar la voz en apoyo de la chica, los que habian salido comenzaron a bramar en el exterior para que bajasen el puente y eso tenia prioridad, asi que todo el mundo se puso dispuesto a abrirles y dejarles entrar. Extrajeron lo que habian conseguido producir de su microaventura. Basura, claro. No se podía esperar más, con el sitio en el que estaban, pero con recursos tan escasos como los que tenian, hasta la basura podia serles útil, Reina pensó. Sin embargo, y siguiendo la costumbre de estos últimos momentos, sus pensamientos fueron interrumpidos por el chico-nutria llamado Chromsa, quien primero les aseguró que habian encontrado un Esqueleto y luego un Liche. ¿O acaso sugeria que eran ambos el mismo personaje? Lo verdaderamente irrisorio de la situacion no era el ser parlanchin que describian, sino lo que Reina se imaginó que era un ser a caballo de un monton de huesos y un pequeño fruto. Se reveló entonces que estaban heridos. El blanco Kolja mudo, algo más tendría que haber pasado, estaba claro, pero Reina no creia en presionarles, habría que esperar a ver. El chico rendido sobre el sofá estaba siendo el objetivo de una puya de Kahlo. Claramente no le habia sentado bien, porque se levantó y fue hacia la armeria, peleandose con su equipamento saqueado de la misma.
Reina se acercó a Kahlo por detrás le puso una mano sobre el hombro. Asintiendo levemente, alabó la rapidez de Luci, para despues girarse hacia la Varmana.
—Bien pensado chiqui.— sus orbes relucientes cual luceros trazaron un elegante arco hasta posarse en los de la varmana. —No te lo tomes a mal, no ha sido tu culpa. Estamos todos un... poco tensos, considerando nuestra situación y los peligros de afuera.— tras aquel comentario intentando que la varmana no se culpase u ofendiese, se giró hacia Chromsa. —Curemos esa herida, y cuentanos cuando te encuentres con fuerzas, Chromsa.—

Una vez en la armeria, Kolja se desizo de sus armas y armadura, dejandolas ordenadamente y se puso a seguir imvestigando la armeria, hasta ahora el único sitio realmente interesante del torreón y ,por lo que parecia, el único en el que no habia un grupo de gente dispuesta a criticarlo. La verdad es que no entendía lo que estaba pasando, su intención a la hora de ponerse a si mismo en peligro no era ni egoista ni fruto de la estupidez, sino que en cambio se debía a un deseo de proteger a los demás. Pero por alguna razón veían justo lo contrario, que deliberadamente los ponía en peligro. Es verdad que queria ser un heroe, que queria ser conocido y respetado, pero no a cambio de la vida de sus compañeros ni mucho menos. Y aunque se habia esforzado en ocultarlo, el sarcasmo de Kahlo le habia herido especialmente. Que la persona a la que habia salvado, poniendose a si mismo en peligro, sin haber pensado nada más que que esa chica necesitaba ayuda, le era incomprensible. ¿Acaso le habia soltado un discurso del tipico caballero andante? Por no haber hecho no le habia pedido ni las gracias. Mientras pensaba en estas cosas, Kolja fue revisando metódicamente su armadura en busca de desperfectos. No tenia ni idea de lo que esos restos podian haberle hecho, pero parecia que la magia o lo que fuese que habia utilizado no habia dañado a la armadura. Eso era otra cosa que le tenia inquieto, y otro de los motivos por los que habia bajado a la armería . En apenas unos segundos aquella escoria le habia dejado totalmente incapacitado y por lo que parecia, no le habia costado lo más mínimo. No podian esperar que se mantuvieran con vida si un simple saco de huesos con las tuercas flojas era capaz de paralizarlos de aquella forma. Asi que si les habian dejado algo von lo que protegerse contra la magia, debia de estar allí abajo. Ya habia revisado grandes partes de la armeria y estaba claro que como algunas de aquellas armaduras no tuviesen propiedades mágicas, todavía no habia encontrado nada con ese fín. Lo único directamente no ligado con las armas que habia encontrado allí abajo, eran aquellos cristales con los que se cortó el otro día. Así que allí se dirigió, hacia el tonel con los cristales afilados. Cuando lo tuvo delante cogió uno de aquellos cristales cuidadosamente. Parecia que todos ellos tenian una forma hexagonal y por alguna razón, los bordes de todos ellos estaban tremendamente afilados. Se preguntó si se trataria de algun tipo de proyectil, que se tiraría hacia el enemigo y actuaría como un bloqueador de magia, asi que hizo el intento de lanzarlo como un cuchillo o una estrella ninja. El cristal rebotó contra la madera a la qur lo habia lanzado, y calló tintineante al suelo. Kolja soltó un suspiro y se agachó a recogerlo, por supuesto cortandose en el intento. Practicamente al instante el cristal empezó a emitir una luz rojiza, sorprendiendole. Pensando que quizas era un descubrimiento importante, y cuanto menos interesante se encaminó otra vez hacia la cocina.
-No se si es importante, pero ayer encontré estos cristales en la armería y hoy me he vuelto a fijar en ellos. La cuestión es que me he cortado con uno de ellos y justo después se ha puesto a brillar. ¿En alguno de vuestros mundos hay cristales que se iluminen con la sangre? ¿Alguna idea de porqué este lo hace?- preguntó a los ahi reunidos.

Kahlo se cruzó de brazos con la reacción de Kolja, satisfecha, mas al oír al nuevo dirigirse a ella en defensa del humano, le dedicó una mirada gélida con las pupilas tan finas como las de una víbora. Una leve mueca de molestia apareció en su rostro.

—Ayer no decía lo mismo.

Reina colocó una mano en su hombro, consiguiendo que la varmana se relajase y por ende sus pupilas se dilatasen. Miró a la morena y asintió, dejándolo estar como estaba. Por supuesto que era capaz de ver todo el bien que podía hacer Kolja, ella misma seguía viva gracias a él, pero que se hubiese tomado tan a la ligera haber sido secuestrados y suavizado el hecho con algo tan trivial como tener aventuras aún le enfurecía al más profundo nivel personal. La ciudad le provocaba terror, tanto como para que no comprendiese que alguien no valorase lo más mínimo su propia vida. Había sido arrancada de todo lo conocido, y no le daba la gana de que otro admitiese tomarse aquella situación como un campo de recreo. Que se diera un rato de bruces con la realidad sentaba bien.

Chromsa explicó lo que había sucedido, y la varmana escuchó entre confusa e incrédula. A más oía, más se distorsionaba su expresión. Creía que ya había quedado claro que el exterior era lo suficientemente peligroso como para no querer salir a explorar tan a la ligera, a riesgos de no regresar vivos. Si tras eso no se les metía en la mollera es porque definitivamente eran idiotas.

—¿Que liberásteis un qué? ¡¿Qué?! —tapó su boca en gesto preocupado y se mantuvo en silencio unos segundos mientras Luci corría a curar al ochrorio. Lethe resumió la historia con desdén, ayudando a la granta de una forma u otra a procesarla mejor. Cerró los ojos, tomo aire y se pinzó el morro con los dedos—. Habéis liberado a un muerto. Que os ha dicho que la Luna le arrancó el pellejo.

Todo aquello sonaba tan profano que tiraba para atrás. Kahlo no se consideraba especialmente supersticiosa, pero oír todas esas cosas la devolvía a sus miedos más infantiles, a los cuentos para no dormir sobre muertos mal enterrados, espíritus vengativos que destruyeron las raíces en las que yacían. Y ellos habían liberado a uno. No le tranquilizaba saber que "no había sido hostil", la varmana que la había secuestrado tampoco lo fue y mira donde había acabado igualmente. Si encima había sido el astro quien le había despellejado es porque algo habría cometido.

Quería tomarse la historia como lo había hecho Lethe, de verdad que lo quería, pero no podía evitar que le diese tan malísima espina como para sentirse inestable. No dijo nada, tan solo levantó las manos como pidiendo que parasen, visiblemente afectada. No quería oír más. Ya bastante calado tenía el miedo de que les hubiera seguido o algo peor.

—El almuerzo está servido. Cuando terminéis de curar a Chromsa venid a comer, sino se va a enfriar. —fue lo único que pudo añadir. Tomó asiento al lado de Lethe, bajando la vista al plato con un suspiro. Se había motivado bastante cocinando, estaba contenta y orgullosa del resultado conjunto, pero la vuelta a la realidad le había quitado gran parte de la misma ilusión. Kolja volvió a subir, contando algo de unos cristales que se iluminaban con sangre, y le entraron ganas de hundirse en la mesa—. ¿Podemos sentarnos a comer, por favor?
Aquello sonó casi a un ruego exasperado. No quería saber de bombillas sangrientas, cadáveres andantes ni lagartos asesinos por un rato.

Alec volvió al torreón cargado de cosas. Durante el paseo su ira inicial se había enfriado. Entendía la curiosidad del ochrorio, de verdad que sí, pero no le cabía en la cabeza que hubiera alguien que metiese la mano dentro.

Entró y dejó las cosas donde el resto, aún armado. Escuchó la conversación sin intervenir hasta que habló Lethe.

-No fue tan sencillo - le respondió saliendo por fin de su mutismo.- Digamos que a Kolja le han dado una lección de humildad. Ese tipo, Ataulfo, lo paralizó en un parpadeo, sin decir nada, sin apenas un gesto. Kolja tuvo el buen sentido común de amenazarlo de muerte previamente - explicó.- Si nos hubiera querido muertos no habríamos vuelto al torreón. Parálisis, teletransporte... a saber que más tendría bajo el fémur ese liche.

Por fin el escocés se sentó a la mesa. Bueno, más bien se derrumbó sobre la silla y ocultó la cara tras las manos.

-Os juro que nunca he tenido tanto miedo - dijo, aún temblando ligeramente. Temblores de impotencia, se había sentido tan inútil... Enfrentar a Ataulfo habría sido como intentar detener un huracán soplando más fuerte. Imposible.

Cuando empezaron a cocinar Alyssa se limitó a ayudar donde le pedían cuando se lo pedían. Ni sabía cocinar ni disfrutaba haciéndolo, pero tampoco soportaba la idea de ser un lastre para el resto de la gente, y eso era lo que había estado pasando hasta ahora. Por suerte, estar ocupada en algo la ayudó a olvidar momentáneamente sus pensamientos lúgubres y su falta de energías para hacer nada. Nada muy dramático, pero lo justo como para poder recuperar un poco los ánimos, al menos por un tiempo.

Cuando el grupo que había salido volvió, se limitó a observar lo que sucedía. Dirigió una mirada de interrogación al grupo cuando Kolja se fue sin hablar, esperando una explicación que no tardó en llegar.
Se dijeron varias cosas y la griega tenía opiniones diferentes para cada una.
Por un lado, la pulla de la chica con rasgos felinos le pareció algo gratuita e innecesaria. Kolja no estaba precisamente en su lista blanca tras lo sucedido el día anterior, pero a Alyssa no le gustaba guardar rencor. Mientras no la molestaran no iba a molestar de vuelta, y el chico todavía no les había hecho nada aquel día, al menos que supiera.
Por otro lado las explicaciones de Chromsa le parecieron… la verdad, no estaba segura de cómo reaccionar. No es que hiciera nada malo, pero la positividad y las energías con la que el chico nutria actuaba en general era algo que la fascinaba y molestaba a partes iguales. Aunque por otro lado esa misma energía fue la que impidió que se alarmara demasiado al ver las heridas.
Las palabras de la mujer ave estaban un poco en la misma categoría que las de la varmana a ojos de la humana, pero no tanto por ser gratuitas sino más en plan de que consideraba que ahora no era el momento de echar leña al fuego.

En cualquier caso no abrió la boca. No creía que su propia opinión importara a los presentes y probablemente tampoco ayudaría a nadie. Además no quería enfrentarse a nadie y más cuando probablemente tendrían más razón que ella.
Tampoco tuvo mucho tiempo para pensar si hablar o no, porque el chico rubio volvió a subir relativamente rápido, trayendo consigo un cristal brillante. “¿Pero qué…” El añadido de que se encendía con sangre no hizo sino aumentar su preocupación al respecto, lo suficiente como para que decidiera hablar.

–Mejor suéltalo. Creo que mientras no sepamos lo que hace es mejor no tocarlo –Dijo en general para todos– No sabemos si hace algo más que brillar. Pero que reaccione a sangre creo que es, como poco, preocupante.
Estaba diciendo lo que le parecía obvio, y se sintió un poco estúpida por que aquello hubiera sido su única aportación a la situación, pero tampoco sabía qué era lo que tenía que hacer.

Cada nuevo dato que le daban era incluso más terrorífico que el anterior, y Luci se acabó arrepintiendo de haber preguntado. No solo les había atacado un esqueleto con nombre, si no que ese esqueleto era tal por culpa de la Luna Roja, lo que encierto modo confirmana su teoría de que estaban en el mundo de las Carandelas. La Luna que tenían que esperar era algo malo, tan malo como todo lo que había visto en esa maldita ciudad. El momento que había pasado divirtiéndose en la cocina con sus compañeras había pasado y el daeliciano volvía a ser un manojo de nervios.

Acabó de limpiar la herida de Chromsa y se dirigía a la cocina con el trapo y el cuenco de agua, pero Kolja subió (aparentemente bien por suerte) con otro de los horrores de la ciudad en las manos. A Luci se le resbaló el cuenco de las manos y se hizo pedazos contra el suelo. Se cubrió la cara con las manos y empezó a mecerse y saltar por la ansiedad.

-¡No, las cosas en mi mundo no funcionan con sangre! ¡Nada funciona con sangre! ¡Y no hay esqueletos, ni liches, ni señoras sin piel, ni lunas rojas, y no hay que racionar la comida!

Empezó a llorar desconsoladamente y a todo pulmón. Su madre le habría reñido si hubiese estado allí, pero no estaba. No estaba ningún miembro de su familia. Quería irse a su casa.

Cuando Kolja se acercó con esos extraños cristales manchados con sangre se perturbo bastante, no pudo evitar recordar a su amigo en sus manos todo lleno de ese líquido carmesí e, inconscientemente, desarrolló un poco de hemofobia. Empezó a temblar de forma preocupante mientras miraba al suelo, pensando en los dos encuentros que tuvo con criaturas sumamente peligrosas. La blancura de su piel era absoluta pero luchaba por mantener su cara de expresión neutra, no quería alterarse de nuevo.
Luci empezó a romper a llorar y ese fue el punto de quiebre para que empezase a imitarlo llorando también pero no por que echase de menos a nadie. Temía por morir, de que todo acabase ahí y eso era algo patético para él. Ocultó sus lágrimas cruzando los brazos delante de su cara apoyándonos en el respaldo de la silla y agachado la cabeza. Todavía temblaba y ni siquiera tenía hambre ya que el estómago le daba vueltas de los nervios.

Alec, inmerso como estaba en sus pensamientos, ignoró prácticamente todo lo que se decía en la sala. Seguía temblando ligeramente y su mente estaba en shock. La posibilidad de una muerte segura lo había puesto todo patas arriba. ¿Cómo iban a sobrevivir si cualquier persona que se encontraran era tan poderosa como el Liche? Si chasqueando los dedos podían paralizarlos y matarlos... ¿cómo?

Magia, necesitaban magia, eso estaba claro. La chica que lo había traído podía hacer magia, ¿podrían ellos hacer magia también? ¿Y cómo se hacía magia? Ataulfo no había hecho nada.

Se sobresaltó por el estallido del cuenco contra el suelo y miró alrededor para localizar la fuente del sonido. Los lloros de Luci lo hicieron moverse por fin, salir de su estado mental. Aquel llanto lo había oído miles de veces, sus hermanos... Sí, por ellos.

-Eh, Luci - empezó diciendo mientras se acercaba al chico, con un tono de voz que intentaba ser tranquilizador.- No pasa nada, lo superaremos ¿vale? - lo abrazó contra sí, con sus hermanos siempre funcionaba.- No nos pasará nada si tenemos cuidado y no hay por qué racionar la comida si traen cestas todos los días. Buscaremos una forma de sobrevivir aquí todos juntos - aseguró, se puso a su altura y trató de mirarlo a los ojos.- Llora si lo necesitas, es una buena forma de desahogarse - le limpió las lágrimas y le sonrió.

-Hemos traído madera y cuerdas, podemos intentar alegrar este sitio con alguna decoración - dijo tratando de animarlo.- ¿Qué me dices si intentamos luego hacer una pequeña estantería para el baño?

Un pensamiento empezó a cobrar forma en su mente, tratar de salvar a todos los que pudiera siempre que se esforzaran. No sabría cómo mirar a sus hermanos a la cara si volvía a casa a costa de las vidas del resto del torreón.

La situación no era exáctamente como para estar animados, pero a pesar del ambiente lúgubre, por alguna razón, cuando Luci empezó a llorar pilló a Alyssa completamente desprevenida.

Enseguida miró su dirección, preocupada pero…
“¿Q-qué hago?”
La griega no tenía ni idea de qué se suponía que tenía que hacer en estas situaciones, por lo que al final se quedó paralizada y tuvo que ser Alec quien se moviera hacia el daeliciano.
Aquello provocó que se sintiera fatal consigo misma. Luci, ayer, sin conocerla de nada, se había tomado la molestia de preocuparse por ella y subirle comida cuando esta había montado una escena innecesaria y se había marchado sin cenar con el resto. ¿Cómo se lo estaba agradeciendo? Sin hacer nada.

Y así seguía, mirando desde donde estaba mientras que el arrepentimiento y las culpas por no moverse se mezclaban con lo inútil que se estaba sintiendo, quemándola por dentro.

A pesar cómo se encontraba, o quizás debido a ello. Se dio cuenta de que Luci no era la única persona que estaba llorando. El chico nuevo, el que habían encontrado ayer en la puerta, se encontraba en una situación similar, aunque parecía que intentaba ser discreto.
Fue darse cuenta de ello y el mismo nudo emocional se cerró sobre su garganta mientras seguía paralizada. ¿Ahora qué? Sus cabeza estaba repitiendo el mismo ciclo que antes: querer ayudar, no saber, no hacer nada… pero ahora sus remordimientos seguían frescos, y esta vez nadie estaba yendo en su lugar.

Ya fuera por querer intentar redimirse por no moverse, o símplemente porque su sentimiento de culpa era demasiado grande, al final consiguió moverse en su dirección. Lo hizo de forma un poco brusca porque se había obligado a moverse de golpe a propósito.  Así no tendría tiempo para dudar su decisión hasta que ya fuera tarde, algo que no tardó en suceder y que la hizo quedarse parada justo delante del chico.

“¿Y ahora qué?”
Había llegado hasta allí, pero eso no cambiaba que seguía sin tener ni idea de qué hacer.

–Ehm… ¿Estás bien? Vale no… Esto… Mejor siéntate, e intenta comer algo, aunque no quieras. Te ayudará a distraerte. –Tal vez. En realidad no sabía de lo que estaba hablando. Solo quería ayudar a alguien pero probablemente estaba empeorando las cosas.

Su miedo y sus remordimientos no habían desaparecido, si no que los estaba reemplazando una creciente sensación de ansiedad. Puede que haberse quedado parada sin hacer nada hubiera sido la respuesta correcta. Después de todo, no sabía lo que estaba haciendo. Probablemente estaba empeorando las cosas. ¿En qué estaba pensando?

Luci y Reina se ofrecieron a ayudarle, cosa que le agradó bastante. Sobre todo por parte de la terrestre, ya que no había tenido contacto apenas con ella desde que llegaron al torreón. Fueron a por un paño y agua para limpiarle las heridas mientras el ochrorio les esperó en el salón. No tardaron mucho en su labor gracias sobre todo a que eran heridas más bien superficiales, aunque aun así le escoció un poco que pasaran los paños por ella. Cuando acabaron dijo: -Muchísimas gracias a los dos. Seguro que se curará pronto-. Esto lo dijo con una sonrisa más leve que de costumbre y en un tono más bajo. Cuando contó lo que había pasado las caras del grupo estaban entre el asombro más grande y la incredulidad más extrema, lo cual hasta cierto punto entendía (al fin y al cabo, era una situación muy extraña), pero la forma en que se lo tomaron Lethe y Kahlo no le sentó bien y lo desmoralizó un poco. Aquello situación había surgido por su culpa y, aunque era consciente de que meter la mano en la bolsa no era la mejor idea del mundo, ahora se sentía más estúpido aun. Además también le apenaba tanto el silencio de Kolja (que siguió con irse del salón) como la reacción de Alec. A pesar de la reprimenda que le había dado, se preocupaba de ellos.

Lo que hizo tras esto fue sentarse a comer intentando aguantar todos esos sentimientos. Al menos la comida le esbozó una leve sonrisa momentánea, tenía buena pinta. Fue coger uno de los bollitos cuando Kolja volvió con algo de tonos rojizos y brillante que, según el terrestre se debía a la sangre. Chromsa no había visto nada así en su vida y en condiciones normales se habría sentido curioso por saber qué era, pero no era el momento. Luci además no pudo más con la situación y rompió a llorar tirando el cuenco donde llevaba el agua en el proceso. Adam también le siguió y la escena le partió el alma al ochrorio. Instintivamente se levantó en dirección a Luci al igual que Alec y Alyssa. Se unió al abrazo, aunque lo único que pudo decir fue: -Te aseguro que saldremos de esta Luci.- Quería decir mucho más pero lo único que conseguía es que su vista se empezara a nublar por culpa de las lágrimas, menos mal que el terrestre sabía como calmar a alguien y la chica también estaba intentándolo.

Reuniendo las pocas fuerzas que tenía y un poco sin darse cuenta se dirigió al grupo: -Yo no quería que esto pasara. En Ochroria no hay cosas que intentan matarte en cada instante y quería pensar que ahí fuera todavía hay algo o alguien que pueda ayudarnos. Pero supongo que lo de hoy simplemente confirma que soy estúpido por creer algo así. Perdón por todo.- Las lágrimas fueron amplias en sus palabras y al acabar solamente se sentó de nuevo en la mesa y comió lo que pudo (que sería poco) sin muchas ganas. Aunque habría preferido irse a su habitación, sabía que eso no solucionaría nada. Igualmente se sentía como una mierda y ahora mismo no se le ocurría nada que pudiera mejorarle el ánimo. No estaba seguro de si lo que había dicho es lo que pensaba realmente, todo estaba muy confuso en su cabeza. De lo que estaba seguro es que en aquel momento habría preferido seguir con su familia.

oofLa pregunta de Qirra quedó sin responder, pero tampoco le dió demasiada importancia. Dado el contexto, supuso que era comida de donde venía Luci.

oofNo pasó mucho tiempo antes de que los chicos volviesen de la expedición. Parecían desanimados y hablaban de un esqueleto que estaba vivo. Dijeron que la luna le había despellejado. Qirra tenía muchas preguntas, pero antes de formular ninguna se dió cuenta de que el ambiente estaba raro. Parecía que el vikingo había vuelto a envalentonarse, Chromsa estaba herido, y los otros dos no parecían estar pasando un buen rato. Kolja salió del sótano con una piedra con sangre, Luci comenzó a llorar y el ambiente se cargó más aún. Estaba extremadamente confusa y se le había ido el hambre.

oofTenía todo el cuerpo en tensión y la cabeza le daba vueltas. No quería estar allí. Quería volver a casa, con sus amigos. Quería escaquearse de las clases para perseguir animalillos y quería no tener que preocuparse o pensar en que nada ni nadie pudiese matarle ni a ella ni a ningún amigo.

oofEn total silencio, la chica comenzó a llorar sin darse cuenta realmente de ello. Esto le sobrepasaba.

Kolja se quedo mirando como reaccionaba la gente, y ante el decontento general soltó un suspiro y simplemente se guardó el cristal en el bolsillo del pantalón. Viendo lo mal que se encontraba Luci, Kolja se acercó a donde estaba. Poniendole la mano en el hombro a Alec le señalizó que por favor le dejase hablar con Luci.
-Hola Luci- le saludó poniendose en cuclillas.- Mira, se que seguramente ahora mismo no te caiga demasiado bien, como a la mayoria,- dijo entre dientes- pero quiero decirte algo.
Cogiendole las manos, Kolja intentó que el chico chuche le mirase a los ojos.
-No hay nada malo en tener miedo Luci- le explicó totalmente serio- el miedo es incluso algo bueno, te ayuda a estar más atento y tener más cuidado. Lo que importa es que hacemos con ese miedo, si lo utilizamos o si dejamos que nos paralice. Te voy a contar un pequeño secreto. Yo también tengo miedo- le susurró al oido- hoy un esqueleto muy muy feo me ha paralizado de pies a cabeza y he tenido miedo, por mi mismo y por mis compañeros, pero no puedo dejar que ese miedo me domine, o no podria ser de ayuda para nadie. Se que el grupo me ve como un idiota imprudente y con tendencias suicidas- confesó con una media sonrisa- pero lo único que quiero es que todos esteis seguros, aunque yo mismo esté en peligro. No te estoy diciendo que eso sea lo que tienes que hacer tu, no hay ningún problema con que te quedes aquí dentro cocinandonos esta comida tan rica. Pero tienes que controlar el miedo para que no te sobrelleve. Si quieres, yo puedo enseñarte a utilizar un arco, igual eso te hace sentir más seguro. Podemos empezar mañana con una rutina de entrenamiento si quieres. Pero no te preocupes de eso ahora, ahora vamos a comer, que la comida que habeis cocinado huele muy bien y no querras que se enfrie ¿verdad?
Y luego si quieres puedes bajar conmigo a la armería. Estoy buscando piezas de armadura para todos los del grupo y tu puedes decirme cuales son las más bonitas, ya ves que yo no tengo mucha idea de eso- le dijo con una sonrisa mientras lo levantaba.
Una vez Luci se hubo sentado a la mesa, Kolja se acercó a Chromsa.
-Oye Chromsa, no tienes que culparte de nada. La verdad es que es el grupo el que se está comportando como unos cretinos. A ver ¿En el mundo de alguno de vosotros las bolsas son peligrosas? ¿A alguno os ha pasado alguna vez algo peor que una broma tonta al mirar dentro de una? De verdad, nos tachais de insensatos y no tiene ningun sentido. Si os encontraseis una bolsita, nada especial, entre unas ruinas ¿De verdad que lo primero que pensariais es que es peligrosa? Estais juzgandonos como si hubiesemos hecho la cosa más disparatada del mundo, y no es así. Estais haciendo que Chromsa se sienta mal por hacer lo más normal del mundo, mirar a ver que hay dentro, cuando nada de esto es culpa suya. Ya me direis quien de vosotros habría adivinado que un esqueleto parlante estaría ahí atrapado. Dejad de juzgar tan prematuramente, es muy sencillo hacerlo cuando no sois vosotros los que estais en la tribuna. Yo he sido el peor parado de esto y se que él no tiene la culpa de nada. Si Chromsa hubiese metido la mano y no hubiese encontrado nada ¿Seguirias diciendo que fue una imprudencia? Lo dudo, así que dejad al chico en paz, él no tiene la culpa de nada de esto, y simplemente preocuparos por él, sin acusaciones ni juicios.
Dicho esto, cogió un plato y se puso a comer. Solo levantó la cabeza de la comida una vez más antes de terminar.
-Por cierto, mañana voy a empezar una rutina de entrenamientos, por si a alguien le interesa unirse- dijo con la boca medio llena y sin dirijirse a nadie en particular.

Los llantos de Luci no hacían sino empeorar su condición de llorón en las sombras, sintiéndose fatal por no acercarse a consolarlo como todos los demás. Le carcomía la rabia por dentro al sentirse impotente por querer ocultar sus sentimientos y, al mismo tiempo, querer hacer algo para animar al joven rosado. No quería hacer nada pero a la vez sentía lo contrario, confundiéndose en sobremanera.

Intentando ser lo más disimulado e invisible posible a la hora de desahogarse, no sabría decir si tuvo  la mejor o la peor de las suertes cuando Alyssa se acercó a animarlo, realmente necesitaba que le hablasen pero, a su vez, quería aislarse de los demás. Lo que estaba claro era que no podía dejarla ahí delante sin dirigirle ni una sola palabra, así que tomó mucho aire, se secó los ojos hinchados con su bufanda y levantó la mirada.
Le sorprendió ver de cerca la figura de Alyssa, intentando calmarlo con una timidez absoluta. Algo de ella le reconfortó hasta el punto de sonreir un poco. Al ver que la creciente ansiedad de Alyssa era visible, quiso animarla un poco:

—No te preocupes por mí, solo… me puse un poco nervioso—. dijo mientras respiraba hondo y se retiraba un poco la gran bufanda roja de su boca— Por lo que veo ahora es mi turno de calmarte, te veo un poco nerviosa. —respondió mientras sonreía ampliamente, aún con los ojos un poco rojos e hinchados. Se dirigió rápidamente por su plato sin dejar la conversación con Alyssa. Su apetito voraz volvió y, sentándose en la misma silla de antes con plato en mano, devoró el arroz con ansia, terminándoselo en cuestión de segundos.

—Que bien cocináis. Seguro que yo lo hubiera quemado todo— soltó una pequeña carcajada ante su propio comentario. Realmente nunca intento aprender a cocinar. Realmente se estaba sintiendo animado de nuevo. Era inexplicable pero el estar acompañado le hacía muy feliz y se sintió con fuerzas para ir donde Luci para calmarlo, o al menos intentarlo.

—¡Ven conmigo Alyssa, seguro que tu lo consuelas mejor que yo! —Se levanto bruscamente de su silla dejando el plato en una mesa cercana y, agarrando a Alyssa, la animó a ir con él adonde se situaba el daeliciano en un intento de animarla a ella también.