Torreón Silente

Recuerdo del primer mensaje :

Magia:

Luci estaba concentrado principalmente en poner un pie delante del otro. Se mantenía lejos de la cabeza del grupo y lejos de la cola, pues tenía miedo tanto de ser el primero en enfrentarse al paisaje como de quedarse rezagado. Aparte de sus pasos también prestaba atención a las tres personas que le habían dirigido la palabra, asegurándose de tener al menos una a su alcance en todo momento. El daeliciano necesitaba nuevos referentes a los que aferrarse.

En cuanto a la fealdad de la ciudad, Luci hacía grandes esfuerzos por ignorarla. La zona por la que avanzaban parecía cada vez más y más ruinosa y los pocos edificios que se tenían en pie eran verdaderas abominaciones. Entre semejante escombrera no tardaron en ver una torre alzarse, claramente nueva y en buenas condiciones pero igualmente horrenda en sus términos estéticos. Por mucho que lo deseara no le quedaba más remedio que aceptar que ese era el posible refugio que había divisado la persona emplumada pues no había ningún otro sitio donde meterse. Se le escapó un gemido lastimero.

La torre (o más bien torreón) era altísima, de piedra gris y salpicada de diminutas ventanitas que auguraban un interior oscuro y frío. El único adorno que tenía era un ¿reloj? Parecía un reloj pero Luci no era capaz de interpretar la hora que marcaba. Tenía un puente sujeto por cadenas sobre un foso. Al acercarse el pelirrosa comprobó con alivio que no había huesos en él aunque olía terriblemente mal. << ¿Es que todo en esa ciudad es desagradable?>> pensó angustiado, cubriéndose la nariz con el cuello del pijama. No sería el primero en entrar, pero tampoco el último, simplemente seguiría al grueso del grupo a pasitos inseguros.

Una vez bajó el puente, se quedó hasta que pudo escuchar que el chico ya estaba dentro del torreón (debido a que todo el mundo empezó a hablar) y lo subió de nuevo. Después de ésto subió para ver al nuevo terrestre.

En el salón todos se habían reunido en torno a Adam, fuera por curiosidad, ayuda o para preguntarle que hacía allí fuera. El terrestre se parecía tanto a Alec como a Kolja en cuanto a altura, aunque iba mucho más abrigado y parecía bastante tímido. Chromsa llegó un poco más tarde que el resto a aquel corro, pero parecía que su expresión cotidiana de tranquilidad junto a su sonrisa habían llamado la atención del terrestre que incluso le sonrió de vuelta. -(Me parece que nos vamos a llevar bastante bien. Parece buen chico.)- pensó animado.

Tras darle un poco de comida, agua e incluso un paño para limpiarse (fueron unos gestos muy buenos por parte de Alec y Luci), le preguntaron que hacía ahí fuera solo. A Chromsa le sorprendió que hubiera sobrevivido solo aunque fuera un solo día porque después de todo lo que había pasado quedaba claro que Rocavarancolia no es que fuera un lugar muy seguro. El ochrorio se alegraba de que el terrestre hubiera encontrado al grupo. Cuando vio un momento oportuno se acercó y dándole la mano junto a su gran sonrisa se presentó efusivamente: -Yo soy Chromsa. Bienvenido a nuestro torreón. Me alegro de que no te pasara nada ahí fuera.-

Tras esto se dio cuenta de que la mayoría ya estaba comiendo, así que se fue a por sus platos. Llegó justo a tiempo para ver que Kolja acababa de terminar su estofado, así que cogió rápidamente su plato de pescado (más pequeño que el del resto) y dejó que Kolja le sirviera su parte del estofado. Antes de que empezara a servir dijo: -Adam, también tenemos estofado, por si quieres un poco.- y hecho esto se puso a comer. El pescado se había quedado un pelín frío (al fin y al cabo fue de los últimos en cogerlo) pero estaba muy rico, al igual que el estofado. -Se os da bastante bien cocinar. Está muy bueno.- dijo para Kolja y Lethe.

Justo después añadió: -Bueno, Adam ahora forma parte de nuestro grupo, ¿no? Quiero decir, tenemos espacio y no creo que vayamos a perder mucha comida por tener a alguien más. Además, parece bastante agradable y seguro que puede ayudarnos.-

Amira se forzó a comer el pescado despacio, aunque tenía unas enormes ganas de engullirlo y llenarse el estómago cuanto antes. Sabía que si comía demasiado rápido le sentaría mal y probablemente vomitaría, lo cual no sería agradable. Estaba rico, y se lo hizo saber a Lethe. La visita inesperada hizo que se levantara junto al resto, y cuando comprobaron que era humano (aunque a la francesa le hubiera dado igual que fuera otro alien), le abrieron la puerta.

En nuevo, Adam, un ruso al que miró preocupada pero sin intervenir (al fin de cuentas ya tenía a bastante gente cerca y no quería agobiarle).
—Eso, eso, dejadle respirar —añadió a las palabras de Kahlo, con las que comulgaba a la perfección. Escuchó la historia que contó el chico y no pudo evitar pensar si había más gente sola en la ciudad. Gente que podía haber tenido menos suerte que él y ahora estuviera herida o muerta. Prefería no pensar en ello, así que volvió a su plato de pescado y antes de seguir comiendo le dirigió una última mirada al nuevo
—Yo soy Amira, por cierto. Bienvenido —sonrió amablemente.

Luci no le dijo al humano que se suponía que tenía que lavarse antes de comer. Tal vez fuera un malentendido cultural (aunque era un poco asqueroso).

Al parecer Adam había estado con todos ellos en la fuente cuando ocurrió el asesinato, pero Luci no recordaba haberle visto. No era algo muy preocupante, no recordaba casi ninguna cara de los chicos con los que había coincidido en la plaza pues estaba ocupado llorando. Lo que sí le había recordado que no eran los únicos en la ciudad, que ahí fuera había muchos más chicos secuestrados como ellos que a lo mejor no habían encontrado refugio.

-Deberíamos buscar a los demás, ¿ verdad? -No quería parecer insensible con su duda, pero tenía miedo. -Hay gente fuera, con los monstruos. ¿Qué va a ser de ellos?

Quedó claro que tendrían que hacer algo más que limitarse a conseguir comida. Eso le aterraba. Se había librado de la primera expedición, sin embargo había muchas posibilidades de que sus compañeros le reclamasen cuentas si se escaqueaba demasiado. Tenía que pensar en estrategias.

Bombardeó a Adam a preguntas todo lo que pudo antes de que alguien le regañara o el propio terrícola le pidiera espacio. Le hicieron un tour por el torreón y le dejaron elegir una cama de las sobrantes para que pudiera descansar. El tiempo muerto Luci lo dedicó a seguir arreglándose ropa. Estar secuestrado en un planeta alienígena era una excusa válida para ser un pelín cobarde, pero no para vestir como un zarrapastroso. Hizo una colada no muy grande para no estropearse las uñas y a su pesar tuvo que pedir ayuda a alguien alto (Alec era un buen candidato) para montar una cuerda de tender en el patio. Entre tarea y tarea se echaba siestas cortas y procuró no comer mucho hasta la cena.

Cuando llegó la hora de cenar (o la que para él era la hora de cenar) insistió en el racionamiento de la comida. Por un lado quería evitar tener que ir a los pozos de la serpiente y por otro le preocupaba no tener fresquera. Allí hacía mucho más calor que en su tierra natal y sabía que la comida duraría menos; tenían que evitar cocinar más de lo que iban a comer en el día, gastar los productos frescos antes que los salados y esas cosas de sentido común que aun así le pareció importante comentar.

-Yo sé hacer conservas, a lo mejor podríamos reservar parte de las verduras y la fruta para emergencias…

Como era de suponer aquel humano era uno de los tantos alienígenas congregados en la plaza, que había salido corriendo en otra dirección aleatoria con la mala suerte de que se había perdido él solo. Teniendo en cuenta que parecía haber pasado la noche a la intemperie Lethe lo consideraba bastante afortunado ya que solo llevaban dos días allí y ya se habían encontrado en demasiado poco espacio a dos reptiles asesinos de distinta forma e inteligencia.

A partir de aquel punto la enderth se limitó a comer y escuchar. No tenía ninguna objeción con que Adam se quedase y desde luego no pensaba a abandonar a una persona a su suerte cuando no había motivo. Por eso simplemente dejó que otros más sociables que ellas se encargasen de los trámites y ella se dedicó en pleno a paladear el pescado. Evitando que se notase demasiado, la enderth no comió demasiado del postre, ya que aquella miel con la que Luci había sido generoso a la hora de endulzar las frutas no era para nada de su agrado. No sabría que el motivo por el que sus molestias de estómago aquella noche fueron mínimas en comparación con los problemas digestivos de muchos otros se debía a este hecho.

En definitiva, pudo dormir bien aquella noche y se levantó descansada y sin la molesta sensación de estómago vacío. La enderth podía decir que aquella mañana estaba siendo la mejor en la ciudad hasta aquel momento, lo cual tampoco era demasiado. Bajó a la cocina para examinar las cestas tratando encontrar algo adecuado como desayuno. Se fue a sentar a la mesa con una pieza de fruta mientras bostezaba profundamente. Durante la cena se había mostrado de acuerdo con Luci y sus cavilaciones sobre cómo mantener la comida el mayor tiempo posible, pero no pensaba dejar de comer la fruta o sentir remordimiento por ello: era lo más adecuado como desayuno que había encontrado.
Un sonido reconocible, oportuno incluso como si le diera la razón, distrajo su atención en ese instante. La misma voz cantarina y que anunciaba alimentos de dudosa edibilidad que el día anterior.
—Bueno, pues parece que al menos por ahora el suministro va a ser diario.
Su tono de voz era neutro, casi desinteresado. Pero en realidad le aliviaba saber que la comida no iba a escasear. El tema de la serpiente gigante era secundario respecto a eso: si tenían que buscar una forma de lidiar con ella para recoger la comida no les quedaba otra que hacerlo. La falta total de alimento, no obstante, no era algo que pudiesen remediar, sin más.

Por toda respuesta a la historia del ruso Alec únicamente asintió. Encajaba con lo que habían padecido todos y el hecho de que hubiera pasado una noche a la intemperie sólo reforzaba la decisión del escocés de que debía quedarse. Nadie se merecía pasar una noche en un lugar que era peligroso a todas luces.

-Podemos buscarlos, pero sin arriesgarnos demasiado - le dijo al daeliciano.- Si nosotros terminamos mal parados en el proceso no habrá servido de nada la búsqueda. Además espero que igual que nosotros hayan encontrado un lugar para refugiarse.

Ayudó a Luci a poner el tendal en el patio hablando con él animadamente tratando de distraerlo de sus anteriores pensamientos. A lo largo del día fue sintiendo diversas molestias estomacales que le hacían acelerar su camino hacia el baño. No fue el único en sufrir aquello cosa que le llevó a preguntarse si algo del contenido de las cestas estaría en mal estado, o si la comida de otros mundos le habría sentado mal. De ser así el joven temía que no le iba a quedar otra que acostumbrarse a aquello, era la única comida que tenían.

Con un suspiro Alec terminó dándose un baño de agua fría, otra cosa a la que tendría que acostumbrarse salvo que quisiera tardar horas en aquella actividad, y no estaba dispuesto a perder tanto tiempo.

-Yo puedo echarte una mano con las conservas - respondió a Luci.- En casa mi madre solía preparar encurtidos y mermelada. Cuando la cosecha era muy buena y no vendíamos las cosas lo suficientemente rápido había que conservarlo antes de que se echase todo a perder - fue su explicación.

La noche no fue tan mala, sólo tuvo que levantarse un par de veces para ir al baño, la mayor parte de lo que había causado su descomposición se había ido durante el día. Por supuesto se levantó con la primera luz del alba, era algo tan arraigado dentro de él que a la ciudad le costaría quitarle aquella costumbre. Sin mucho que hacer recogió la lanza de la armería y salió al patio. Supuso que la premisa básica de aquel arma era obvia, clavarla por la parte que pinchaba, así que se puso a practicar como clavar el arma contra algo imaginario, y además de forma completamente errónea que contra un enemigo le habría valido una buena herida. Los únicos ejemplos que el joven tenía de aquellas armas eran los que salían en películas y libros, y no solían ser buenos ejemplos.

Terminó quitándose la camiseta cuando una fina capa de sudor empezó a cubrirle el cuerpo, no le apetecía tener que lavarla. Terminó entrando cuando el espantapájaros de la comida anunció con su canción las viandas que portaba. Entró en el interior aún sin camiseta y saludó a Lethe.

-Eso parece sí - respondió.- Se me ocurre que podemos recoger rápido la comida y salir volando de allí antes de que esa serpiente salga de su escondite. Si en próximos días la bañera sigue el mismo horario podríamos anticiparnos. Podemos interceptarla en el aire gracias a Qirra y coger su contenido antes de que llegue a la zona de los pozos. ¿Qué te parece la idea? - le preguntó antes de morder algo parecido a una manzana de color naranja.

A Luci le costó mucho dormirse a pesar de que se acostó al poco de que se hiciera noche cerrada. No soportaba lo oscuro que estaba todo. Se quedó varias horas mirando con ansiedad cómo se gastaba la vela hasta que el agotamiento hizo su trabajo. Haber cenado unas ricas gachas con miel le ayudó a descansar lo suficiente.

Despertó al alba y se quedó un buen rato tumbado en la cama. La respiración de sus compañeros a su alrededor era relajante. Indicaba que todo estaba bien a pesar de la situación. La luz del alba era de un azul pálido, casi blanco, y arrancaba matices a los grises de la piedra en los que no se había fijado antes. Las motas de polvo flotaban en la luz. El olor a humedad y a muchas personas en una misma habitación se le hizo un pelín menos desagradable que el día anterior. Era, en cierto modo, cálido. << Significa que no estoy solo, a pesar de todo.>> Se tomó unos minutos para respirar hondo varias veces, poner la mente en blanco, y luego se levantó. Quería lavar su pijama y debía hacerlo temprano si quería que se secase a tiempo para usarlo por la noche.

Abajo ya estaban Alec y Lethe. Les dio los buenos días y se puso manos a la obra. La experiencia de bañarse en agua fría había sido muy desagradable, y para colmo estaba lo de tener que ir subiendo cubos de agua ¡Era absurdo! Por suerte uno de los barreños de colada era lo bastante grande para que él cupiera, así que lo llevó rodando hasta la cocina. El fuego tardó menos en coger temperatura gracias al carbón del día anterior. Puso una olla grande de agua a calentar y mientras movió la cuerda de tender del patio al interior y aprovechando los ganchos para sartenes y una sábana se hizo una improvisada cortina. No es que él fuera muy pudoroso pero en el poco tiempo que llevaba había descubierto que algunos alienígenas eran más tolerantes a la desnudez que otros, y no quería arruinarle el desayuno a nadie.

Colocó una silla con su toalla y muda a un lado y cuando el agua estuvo lista llenó el barreño y se metió dentro. No cabía como para cubrirse entero como en la bañera de su casa, pero podía ponerse de rodillas y lavarse en paz. Sí, desde luego era mucho mejor con agua caliente.

Desde su baño podía oir a Lethe y Alec hablando. Ambos habían aprobado su idea de las conservas y eso le había hecho sentirse orgulloso de sí mismo. También oyó el canto desafinado del espantapájaros. Por un lado era un alivio saber que tendrían comida de sobra, pero por otro significaba que habría que salir otra vez.

-Vais a salir, ¿verdad? -dijo acercándose a la mesa donde estaban los dos mayores. Ya estaba vestido y sostenía un cesto con el pijama húmedo que había lavado con el agua sobrante. -¿Aparecerá otra vez el monstruo?

Después de la conversación que tuvo con todos, decidió lavarse un poco la cara e irse a dormir. En comparación con el duro suelo donde se vio obligado a dormir ayer, se le hizo cómodo y agradable entablar el sueño en un entorno seguro como lo era el torreón.

Adam tuvo otra pesadilla, levantándose de golpe con sudores fríos. No llegó a exclamar nada, despertándose en la madrugada mientras los demás dormían. El sobresalto no fue lo suficientemente notable como para que alguien llegase a levantarse por su culpa. No tuvo dificultades en dormir de nuevo, siendo esa noche particularmente agradable y silenciosa, únicamente escuchándose las respiraciones conjuntas de todos sus compañeros cuyo sonido no le suponía molestia alguna para retomar su viaje hacia los brazos del sueño.

Se levantó particularmente tarde para sus estándares, ocultando un enorme bostezo bajo su gruesa bufanda y estirando sus largos y aún dormidos brazos sobre su cabeza. Alec, Lethe y Luci estaban ya despiertos y no quiso perder el tiempo comenzando a cargar con cubos de agua con el objetivo de ducharse mientras escuchaba las conversaciones que tuvieron Alec, Lethe y la posterior incorporación de Luci en ésta. Le costó muchísimo ducharse con un agua tan fría ya que Adam nunca ha sido de aguantar temperaturas bajas de ahí su afán por la ropa gruesa. Rápidamente se secó y, tiritando, se puso a una velocidad asombrosa la calentita ropa que llevaba ignorando completamente que era una muda que llevaba puesta varios días, aunque no olía mal a pesar de todo.

Consciente de que Alec y Lethe querían salir a explorar, fue a paso rápido hacia donde estaban.

<<Debo devolverles el favor que me han hecho. ¡Me han salvado la vida maldita sea!>>

Determinado por su pensamiento, Adam se incorporó en la conversación de los tres—. ¡Quiero ayudar. Dejadme ir con vosotros a por suministros!... Por favor —No pudo evitar acobardarse al final al darse cuenta del alto volumen al que sus palabras salieron de su boca, sonrojándose completamente—. Me habéis rescatado, acogido, me disteis de comer también y... solo quiero devolveros vuestra amabilidad siendo útil. —dijo mientras se colocaba las manos al pecho esforzándose por enfocar su mirada hacia los tres.

Kolja hubiese querido salir a explorar los alrededores del torreón aquel dia, pero se dio cuenta de que después de la situación en los pozos y el ambiente que se habia establecido a causa de su discursion con la pájaro y la llegada de el ruso, no era el momento oportuno. Asi que terminó de comer, comiendo un pequeño tazón de macedonia, por educación mas que por nada, ya que resultaba empalagosa con toda aquella miel y se dispuso a recoger la cocina. Solucionada aquella tarea fue en busca de Chromsa, puesto que se habia acordado de que el chico queria hacer un rastrillo para poder trabajar el huerto del patio. Bajaron a la armeria y alli se pusieron a pensar en como hacerlo con lo que tenian a su disposición. Al final cogieron el palo de una lanza oxidada para hacer el mango y uno más pequeño de una maza para hacer la base. Utilizaron las cuerdas podridas de algunos arcos para que sujetarlo y luego escogieron 4 cuchillos que no fuesen de utilidad y los ataron a la base. Terminado el rastrillo, Kolja subió con Chromsa al patio y vio como lo probaba en la seca tierra del huerto. Como parecia que funcionaba perfectamente, Kolja se disculpó y volvió a bajar a la armeria. Mientras buscaban los materiales para el rastrillo, se habia fijado en varios arcones llenos con variadas piezas de armadura, muchas de ellas cubiertas con oxido, pero en su mayor parte solo superficial y perfectamente funcionales. Dedicó el resto de la tarde y cierta parte de la noche a rascar el oxido y ponerlas en un estado más presentable para en los proximos dias poder repartirlas entre sus compañeros. También aprovechó para destensar todo los arcos y ver cuales de ellos no se habían dañado hasta el punto de no ser nada mas que palos inservibles. Cuando sintio que el cansancio le resultaba ya insoportable, subió al salón y se tumbó en uno de los sofas, levantándose cada vierto tiempo por los retortijones estomacales.
Fue Alec quien le desperto aquella mañana, cuando bajó al patio a hacer ejercicios con la lanza. Kolja se estiró y fue a observarle desde el marco de la puerta. Estaba claro que el granjero no habia sujetado una lanza en su vida y que lo único que hacia era probar diferentes formas para clavarla, muchas de las cuales hubiesen resultado desastrosas contra un enemigo real, desastrosas para Alec, principalmente. Una vez le empezó a resultar aburrido observar al granjero, cogió un par de puezas de fruta y volvio a su lugar favorito del torreón, la armeria. Aunque ayer ya habian estado ecplorando las diferentes arcas y cofres, no habian abierto todos, al encontrar los materiales necesarios relativamente pronto. Tambien habia un par de barriles en aquella sala. Varios de los que destapó estaban llenos de flechas de diferentes tamaños, pero uno de ellos resulto estar lleno de cristales. Metió la mano para sacar uno y observarlo más detenidamente, resultando instantaneamente en un largo aunque poco profundo corte en el reverso de su mano. Kolja soltó una maldición y fue a buscar un trapo o alguna prenda de ropa vieja para vendarse la mano, dejando el cristal sobre una mesa y sin hecharle un segundo vistazo.
Subió a la cocina, donde ya habia un pequeño grupito hablando de salir a por las cestas.
-A mi me apetece explorar las ruinas de alrededor, para discernir como de segura en nuestra situación en este torreón y si tenemos que tomar precauciones especiales. Si alguno de vosotros viniese conmigo, tambien podriamos aprovechar para recoger leña de muebles rotos e igual conseguíamos algún objeto de utilidad, como mas cubos, algun tarro o incluso unas tijeras- propuso a los allí congregados.

A Chromsa le alegraba la llegada de Adam, más que nada porque significaba que allá fuera no solo habría cosas que intentarían matar a todos, si no que todavía quedaban supervivientes. Tal vez si se encontraban a otro grupo podrían ayudarse entre ellos para sobrevivir en Rocavarancolia.

Terminada la comida, cogió un plato con la macedonia que había preparado Luci y se la comió mientras escuchaba al grupo hacerle preguntas a Adam. Lo de comerse la macedonia fue complicado, no porque la fruta estuviera mala (de hecho estaba bastante bien) sino por el fortísimo dulzor que tenía. Haría falta juntar todos los platos dulces de Ochroria para acercarse al sabor dulce que llevaba esa macedonia. A pesar de esto, el ochrorio aguantó y terminó el plato.

Después varios de ellos decidieron enseñarle el torreón a Adam. Chromsa les habría seguido de no ser porque Kolja salió en su busca para hacer el rastrillo. -Por supuesto, con algunas cosas de la armería no nos llevará mucho tiempo.- dijo ilusionado. Así pues bajaron a la armería y, tras un rato y utilizando cuerdas, dagas y alguna que otra cosa, hicieron un rastrillo bastante decente. Tras contemplar su obra, Chromsa le dijo al terrestre: -Muchísimas gracias Kolja. Con tu permiso voy a probarlo ahora mismo.- y se dirigió al patio.

Una vez allí buscó el sitio adecuado para empezar con el huerto teniendo en cuenta de no ocupar demasiado patio y decidió hacerlo en el lateral izquierdo del mismo. Una vez decidido empezó a roturar el suelo, que estaba bastante seco pero no era nada que nobpudiera solucionarse. Estaba muy concentrado y entusiasmado en su labor, aunque pudo ver que Kolja estaba en el patio observándole.

Tras un rato el suelo ya tenía mejor pinta y decidió ir a la cocina para coger las semillas que Luci había guardado. No le costó encontrarlas ya que estababan en la encimera de la cocina. Tras cogerlas se dirigió de vuelta al patio y, viendo las que eran parecidas, plantó unas cuantas mientras el resto las dejaba en su saquito por si la plantación salía mal. También plantó algunas de las semillas que traía de Ochroria. Finalmente cogió un poco de agua del cubo (que densenganchó con cuidado) y regó la zona plantada, tras lo cual volvió a atar el cubo al pozo.

El resto del día pasó con normalidad y el ochrorio se acostó pronto tras haberse dado un baño. No le acababa de gustar lo de que el agua estuviera fría, pero podía acostumbrarse.

A la mañana siguiente Chromsa se despertó un tanto tarde, supuso que por lo ajetreado del día anterior y por las varias escapadas nocturnas al baño por culpa de que no le sentó bien la macedonia.Tras vestirse bajó al salón y cogió una pieza de fruta a modo de desayuno. Allí estaban ya varios del grupo reunidos hablando sobre que hacer ese día. Lethe quería ir a por la tanda de alimentos de hoy (el ochrorio mientras se vestía escuchó el cántico que lo anunciaba), mientras que Kolja quería investigar los alrededores del torreón por si encontraban algo de utilidad. Viendo esto Chromsa dio su opinión: Bueno, podríamos hacer dos grupos y que cada uno se encargara de una cosa. Mientras en ambos grupos seamos muchos no deberíamos correr más peligro que si fueramos todos juntos. Simplemente habría que tener cuidado con lo que pueda haber ahí fuera.- y añadió: Si os parece bien el plan, yo acompañaré a Kolja en su expedición. Cuando estén todos despiertos podemos comentar el plan.-

Sigue en: Barrio Derruido

Lethe terminó de masticar antes de responder a Alec.
—Si la pequeña depredadora está de acuerdo podría valer la pena probar. Necesitaríamos llevar a alguien que sepa manejar un arma a distancia por si acaso esas criaturas cantoras son peligrosas. Otra opción es que trate de recogerlas mientras las sueltan, aunque estaríamos mucho más cerca del territorio de la serpiente alada. Hablaremos con Qirra después.

Luci y Adam llegaron poco después, dando por hecho que iban a volver en busca de las provisiones. La enderth miró a uno y a otro durante unos instantes. Antes de que pudiese responder ya habían aparecido por la cocina Kolja y también Chromsa. El primero expresó su intención por salir a explorar y la enderth rodó los ojos para sí: se acordaba de la propuesta del día anterior con la que había estado de acuerdo, pero teniendo al humano allí delante se le habían pasado las ganas de unirse. El ochrorio no tardó en elaborar un plan de acción y la enderth comenzó a levantarse de la silla negando con la cabeza.
—No creo que sea necesario salir de nuevo a por más comida hoy. Tal vez mañana. Creo que si sois suficientes para salir en esta ocasión me quedaré y hablaré con Qirra. Luci, creo que podríamos también clasificar la comida para saber qué deberíamos consumir primero y qué puede conservarse, ¿te parece?
Aunque tenía un buen motivo para no querer salir en compañía de Kolja, no se hubiese sentido cómoda sin tener tareas que hacer en el interior del torreón que justificasen no acompañar al grupo de exploración.

Alec asintió a lo que dijo Lethe. No se le había ocurrido la posibilidad de que el conductor de la bañera pudiera ser agresivo si se acercaban demasiado. Desvió su mirada hacia Luci que se había acercado así como al resto del grupo.

-Estoy de acuerdo con Lethe, no creo que hoy necesitemos la comida - dijo mirando hacia las cestas.- Respecto a eso de explorar... no sé yo. Es cierto que cualquier cosa que encontremos nos va a ayudar, pero tampoco estoy dispuesto a arriesgarme mucho. Si queréis salir salimos, pero a la menor señal de peligro nos volvemos al torreón - sentenció.

Salió del salón dándoles la espalda al resto diciendo que se iba a poner algo de ropa que no estuviera sudada. Subió a la habitación y rebuscó hasta dar con algo que le sentase relativamente bien. Volvió a bajar, cogió otra pieza de fruta y se sentó a esperar por el resto.

En un principio Kolja pensaba que su propuesta cairía en saco vacio por la necesidad de ir a buscar la comida, pero una vez esa idea fue rechazada estaba garantizado que todos los que no quisiesen quedarse en el torreón todo el día apoyarían su idea de salir a explorar. Al ver que al final se habia apuntado suficientemente gente como para tener un grupo grande, Kolja fue a por su equipo a el sotano. Cuando estubo listo aprovechó que ya estaba en el sotano para ir a bajar el puente levadizo y una vez lo hubo bajado volvió a subir al piso. Comprobó que todos tuviese algo con lo que defenderse y enfiló la marcha hacia el emocionante y peligroso exterior.
Sigue en: Barrio Derruido

oofDurante la huída, Quirra no tenía claro lo que estaba pasando más allá de que todos corrían y que el chico con bigotes la llevaba a cuestas. Cuando llegaron al torreón, la dejó reposar sobre una especie de mesa para sentarse. En algún momento recuerda haber cogido un trozo de carne de una de las cesta y llevárselo a una esquina para comérselo sin llamar demasiado la atención. No quería dormir aún, ya que en el torreón todavía había actividad, pero estaba demasiado cansada para luchar mucho tiempo contra el sueño. Incluso antes de quedarse dormida, era prácticamente como si ya no estuviese ahí presente. De esa tarde recuerda vagamente el tema de la serpiente con alas y poco más.
oofCuando despertó a la mañana siguiente tenía sentía como si hubiese estado durmiendo una semana. Tenía las patas y las alas agarrotadas de haber mantenido la misma postura durante tanto tiempo. Se levantó y se estiró como un gato terrestre lo haría —salvo que los gatos no tienen alas, y la chica abrió sus alas todo lo que pudo hacia arriba—. Escuchó voces que venían de la cocina junto acompañado del rugido de una bestia feroz. Su estómago demandaba carne. ¿Quién era ella para oponerse? Así que se dirigió a la cocina para coger un trozo de carne de las cestas y de paso ver de qué hablaban.
oof— Buenos días. — dijo al entrar mientras miraba las cestas. Subió de un salto a la encimera y empezó a rebuscar hasta dar con un trozo de carne. No tenía claro a qué animal pertenecía, pero si estaba en las cestas de la comida supuso que debería ser comida. Solo cuando bajó de un brinco con el desayuno en la boca reparó en que no reconocía a uno de los chicos allí presentes. Se quedó en el sitio mirándole, indecisa. Al cabo de unos segundo dijo: — ‘E conoghc… — se sentó en el suelo, agarró la comida con la mano e hizo un segundo intento. —¿Eres nuevo?—.

Ciertamente a Adam al principio le sorprendió la apariencia de Quirra ya que, a sus ojos, era la que mas extraño lucía. Sin embargo,  cuando apareció con el desayuno en la boca e intentando hablar mientras se lo comía fue lo suficientemente gracioso para él como para sonreír ligeramente, no por motivo de burla sino que su comportamiento la hacía extremadamente mona para él. Ese particular encuentro le alivió de sobremanera ya que Quirra libero la mayor parte de su tensión emocional.

—Hola buenas yo me llamo Adam Pertov, mucho gusto—. respondió a su pregunta con una sonrisa y le extendió la mano para consolidar el saludo, preguntándose a su vez si ese gesto puede llegar a entenderlo otro ser de a saber que planeta o dimensión paralela. La sonrisa de Adam cambió a un gesto de sonrisa incómoda estirando su boca al máximo y sudando horrores mientras, de nuevo, procedía a sonrojarse de forma exagerada como es costumbre en este tipo de situaciones. Cuando hubo terminado la incomoda presentación agradeció aceptar irse a explorar debido a la petición de Kolja ya que su extrema vergüenza ya no le dejaba actuar como una persona normal. Se despidió de todos confiando en gran medida en la ciega valentía de Kolja aunque no negaba su temeridad aún.

Sigue en:Barrio Derruido

La decisión con la que Adam se ofreció a salir por las cestas le provocó un tirón de incomodidad en el estómago.

-Tampoco es como si esto fuera solo nuestro. Tú también eres un secuestrado, es natural que nos ayudemos entre nosotros -respondió, encogiéndose de hombros.

Kolja y Chromsa se unieron a la conversación. Parecían completamente convencidos de lo que iban a hacer, y Luci ya estaba pensando alguna excusa que dar para quedarse pero Lethe acudió a su rescate, así de sorpresa. Luci habría podido besarla.

-¡Sí, buena idea! -dijo. Su rostro estaba iluminado por una gran sonrisa -También podríamos planificar un poco las comidas.

Saludó a Kradko cuando se sentó a desayunar y estaba a punto de preguntarle cómo había pasado la noche cuando Qirra se presentó con un trozo de carne en la boca. Luci no la había visto pasar hacia la cocina. Le extrañó que no conociese a Adam después de todo el revuelo que había causado su llegada, pero tuvo que recordar que la pobre lagarta estaba agotada cuando llegó el grupo de la expedición.

Al final tanto Adam como Alec y Chromsa se unieron al plan de Kolja. Luci les insistió varias veces en que tuvieran cuidado y cuando el puente levadizo se levantó dejó escapar un largo suspiro de alivio y siguió a lo suyo.

Se hizo unos huevos al vapor para desayunar y una sopa dulce con los restos de la macedonia del día anterior. Mientras se cocían los huevos tendió su pijama (tuvo que descolgar su cortina improvisada, qué bien le vendría un poco más de cuerda) y luego ya pudo sentarse con los demás a la mesa.

-Bueno, hay algo de azúcar, podríamos hacer mermelada o compota con las piezas de fruta que están golpeadas -propuso. En cuanto pudo echar mano a las cestas fue sacando las cosas con cuidado -Veamos… los huevos hay que gastarlos pronto, el pescado supongo que también -Solo había comido pescado fresco en la Ciudad del Mar, y no recordaba que oliese tan estrepitosamente mal.

Apartó todas las cosas que iban en botes de cristal para ver si podían vaciarlos y usarlos para la mermelada. Al sacar uno de ellos a la luz para ver mejor su contenido dio un chillido y soltó el frasco, que por suerte cayó en la cesta y no se rompió.

-¡¿Qué es eso?!

Luci se limpió la mano en la camiseta como si se hubiera ensuciado con algo. El bote estaba lleno de unos insectos negros asquerosos. ¿Qué hacían allí? ¿Acaso eran comida? Su cara era una mueca de repugnancia.

Cuando vio salir por la puerta al grupo, mucho más reducido de lo que había pensado en un inicio, sintió remordimientos. Los acalló diciéndose que no iban a ir muy lejos y que salvo Kolja el resto de los exploradores eran responsables… O eso esperaba, porque apenas conocían a Adam. Se fiaba de Alec y de Chromsa, aunque este último tuviera una tendencia poco saludable a seguirle el juego a Kolja.

Por suerte Luci le respondió enseguida y pudo distraerse de su preocupación. En un principio solo asintió ante lo que el daeliciano decía con aire desinteresado, pero cuando pegó un grito la enderth se tensó. Con las plumas erizadas se acercó a la cesta en la que acababa de dejar caer aquel tarro que tanto le había perturbado. Estaba segura de que no había visto nada que ameritase una reacción como aquella en lo que contenían aquellas cestas, por lo que no vio necesario tomar demasiadas precauciones. Cuando alzó finalmente el dichoso tarro y pudo comprobar de qué se trataba dirigió una mirada penetrante primero a este y luego a Luci.
—Pues insectos, ¿nunca has visto ninguno? ¿Como Kradko pero más pequeños y menos locuaces?
Era una pregunta genuina, porque de otro modo no entendía su reacción en lo más mínimo.