Agencia de investigación Nifelyre

Dama Enigma pasó luego a explicarles por una parte lo que sabía del Consejo y por otra cómo podrían contactar con ella para saber sobre los avances. Sobre lo primero el ochrorio se limitó a escuchar y asentir. Esperaba que estuviera en lo cierto y las autoridades hicieran algo al respecto, seguro que sería más fácil encontrarlos si casi toda la ciudad se ponía a ello. Con lo otro reafirmó las palabras de Lethe: -Entiendo. Seguramente siempre haya alguno de nosotros en Serpentaria, pero si no seguro que Kirés nos ayuda con eso.-

El ochrorio observó con interés el proceso de identificar las huellas, atendiendo a la explicación que daba paso a paso la detective. -Anda, que interesante- comentó cuando las huellas aparecieron en el sobre y Enigma fue diferenciando cuáles eran las de Reina. No dudaba que los hechizos ayudaban bastante, pero le pareció que era muy profesional. No se le habría ocurrido que se pudiera obtener tanta información de una carta con métodos así. Amira parecía saber de ello, tal vez en La Tierra sí era algo más común.

Parecía que más o menos ya estaban resueltas algunas dudas, aunque Maila presentó una preocupación que el brujo no tardó en preguntarse. La miró pensativo, con los brazos cruzados. Ya habían llegado a tomar medidas drásticas para encontrar a sus amigos, sería una pena que justo ahora que podía haber más esperanza de encontrarlos cometieran un error que los entorpeciera. Si el responsable de verdad había pensado en ello debía ser realmente malvado. Miró a Dama Enigma, buscando una respuesta algo preocupado: -¿Qué... crees que deberíamos hacer? No queremos estropear todo por hacer más de la cuenta de buena fe.-

Adam suspiró, sintió que agobió un poco el ambiente con su impaciencia y, conforme con la respuesta de Dama Enigma, asintió a la mujer satisfecho con su respuesta. Estaba decidido a ayudar y también asumió que este problema no se solucionaría de la noche a la mañana.

Como el resto, atendió al proceso de identificación de huellas dactilares. Hasta para eso existían útiles mágicos y místicos, mosrando, comparando… Parecía una película solo que todo era real tal y como sus propios ojos le confirmaron. ¿Algún dia dejarian de sorprenderle tales sortilegios sobrenaturales? Escuchó a la nebulomante, entendiendo que encontró las huellas correctas.

—Maila… —no pudo evitar susurrar para sí, frustrado por la respuesta que dio la bruja de la arena. No la culpaba por pensar así pero su preocupación estaba a picos peligrosos. Ella estaba agitada también, se notaba en la arena que la rodeaba. Ella dudaba y Chromsa también, eso hizo que Adam se mordiese el labio— ¿Deberíamos mantenemos al margen, Dama Enigma? Tampoco… queremos molestar, pero deseamos ayudarte aunque sea con búsquedas por la ciudad.

Puede ser algo peligroso hacer eso pero desde que la Luna Roja los iluminó todo será distinto. Ahora tenían dones a su favor, podrían explorar la ciudad con menor problema, ¿verdad?

Fleur guardaría silencio respetuoso cuando Dama Enigma comenzó a tomar las huellas de Amira, la francesa se quedó mirando el rostro de la joven para ver si encontraba algún tipo de perturbación en ella con el acto en sí, y a la vez  reflexionaba sobre cómo funcionaba aquel gobierno en la ciudad. Parecía tener buenas intenciones pero al mismo tiempo desentenderse de sus ciudadanos, era una conclusión a la que no le había costado llegar tras varios meses residiendo allí, sin embargo las palabras de la bruja se lo confirmaron más o menos.

Con la información obtenida sobre cómo comunicarse parecía que no tenían nada más que hacer allí. Sin embargo, al dato de que existían más desapariciones se sumaron las dudas de Kradko y Maila. La primera formulaba una pregunta muy interesante, y la segunda expresaba cómo se sentía por dentro. Fleur agachó la mirada, sintiéndose de pronto igual de confundida que ella y sus compañeros y sin querer intervenir a su favor para que Maila no le respondiera con sequedad a pesar de querer aliviarla.

Esperaría con paciencia a que la investigadora arrojara luz a lo que podían hacer o no. Si les decía que no inmiscuyeran no sería muy diferente al fin y al cabo, ya que estaban un poco atados de pies y manos.

Toni permaneció mirando, observando cada mínimo detalle. Intentaba no parecer demasiado interesado en ver cómo vivía una ciudadana de la ciudad.  Se quedó así hasta que  escuchó a la anfitriona.

— Estupendo, novata —pensó. Esto hizo que dejase de dar paseos y se uniera al grupo.— Por lo menos puede ser interesante el dominio.

El humano empezó a dudar que no era buena idea cuando mencionó el no cobrarles. Entendía que era un por ahora, pero esto le sonaba algo extraño. Aún así de su bolsillo no saldría nada. No había nada de hecho. Todos estaban dando normalidad al hecho de que no los cobrase, pero en sus facciones había cierto desconcierto.

Permaneció atento, en silencio, intentando empaparse de toda la información que Dama Enigma les contaba sobre la ciudad. Aquella visita había sido mejor idea de lo que pensó en un principio.

No tenía intención de formar parte de la conversación, no tenía nada que decir. Era evidente que aquellas desapariciones formaban parte de algo mayor.

Irianna

Asintió hacia la enderth. Que todos estuvieran en el mismo refugio facilitaba las cosas, desde luego.
—Yo misma hablaré con Kirés también en cuanto pueda —añadió.
Estaba bastante segura de que el paladin se mostraría colaborador, pero mantenerle bien informado también era importante.

Sonrió y asintió a Amira ante su comentario y le tendió el papel en el que estaban impresas sus huellas.
>>Ya no lo necesito: por si lo quieres de recuerdo. O deshazte de él si lo prefieres.

Se giró hacia la clinger cuando le hizo una pregunta sobre las huellas y a continuación volvió a examinar aquella a la que había hecho referencia y frunció ligeramente el ceño con una expresión de concentración.
—Lo cierto es que los tipos de huellas que por ahora he memorizado mejor son las nublinas, las humanas y las idrinas: las dos primeras porque son las más comunes en la ciudad y las idrinas simplemente por tratarse de mi propia especie. Tengo el material donde vienen los ejemplos arriba en otro cuarto—explicó—. Pero creo que hay algunas crestas aquí… Sí, podrían ser de alguien de Daelicia. ¿Es posible? —Se giró hacia el grupo—. ¿Es que la nota podría haberla tocado alguien que no fuese uno de vosotros?
Ella desde luego no había pensado que ese pudiera ser el caso, pero no tenía claro si la clinger lo preguntaba por curiosidad o había un motivo más importante.

La bruja de la arena le planteó una cuestión que, la verdad, tampoco había considerado todavía. Sus compañeros parecieron preocuparse ante la ocurrencia de su amiga e Irianna volvió a asumir una expresión de cavilación antes de responder.
—¿La verdad? No creo que suponga una diferencia. Me habéis dicho que los habéis estado buscando durante bastante tiempo. Si hubiese tenido alguna influencia ya habría sucedido de todas formas. No lo creo, aun así: es más probable, no obstante, que os podáis poner a vosotros mismos en peligro que cualquier otra cosa —les advirtió—. No os diré que os mantengáis al margen de la búsqueda, aunque solo con proporcionarme todos los datos que se os ocurran ya me estaríais ayudando. Puedo ser una novata en la investigación, pero para moverme por la ciudad no tanto —les aseguró con una leve sonrisa—. Conozco además a algunos amigos a los que acudir en caso de toparme con algún peligro que me venga grande.

>>Por mi parte creo que ya tengo todo lo necesario para iniciar el proceso de investigación —añadiría después.


Lethe

—Pues sí, uno de nuestros compañeros es daeliciano —le confirmó a dama Enigma cuando hizo la suposición acerca de la “huella misteriosa”—. Y no: creo que no es posible que nadie más haya tocado esta nota.

La pregunta de Maila también la puso tensa a ella durante unos instantes, pero la respuesta de la investigadora que no tardó en llegar convirtió su estado en resignación: es muy probable que tuviera razón. Tenía sentido que Kirés no fuese la única persona mucho más experimentada que ellos que conocía, pero hasta que no lo verbalizó no había pensado en ello y le tranquilizaba un poco saberlo. Estaba claro que, llevando más tiempo que ellos en la ciudad, iba a saber defenderse mucho mejor, pero a la horus le costaba imaginarse que pudiera enfrentarse a cualquier cosa sola. Tampoco es que dama Enigma estuviese implicando algo así y la verdad es que le tranquilizaba comprobar que trataban con alguien razonable, por muy novata que fuese en su oficio.

>>Yo no voy a prometer nada, pero supongo que hablaremos entre nosotros acerca de ello —se resignó a opinar finalmente acerca del asunto de dejar su propia búsqueda o no.

«Entonces tendremos que hacerles frente», prensó ante la pregunta de Maila respecto a si unos posibles secuestradores les vigilaban. No iba a decirlo en voz alta, pero ella no quería estarse quieta, dejar de hacer todo lo posible. Si tenía que ir sola a seguir buscando lo haría. Aun así esperó la respuesta de dama Enigma, porque ya que había buscado ayuda profesional (o al menos más cualificada) no era cuestión de hacer su trabajo más complicado.

Al parecer esta no le veía problemas más allá del posible peligro al que se pudieran exponer, pero Amira se negaba a dejar de buscar por miedo a las consecuencias. Ya llegarían, y si tenía que luchar lo haría, aunque acabase con consecuencias desastrosas o su propia muerte. «Mientras pueda proteger a los demás…». Se guardó el papel con sus huellas en un bolsillo, con la intención de quemarlo más adelante para no dejar rastro. No tenía pinta de que importase mucho que se lo quedase, pero con tantas desapariciones era mejor estar segura de que no iban a poder rastrearla si el papel acababa en malas manos.

—Gracias por todo —dijo a modo de despedida. No parecía que fueran a sacar mucho más, y aunque al final la bruja no les había prometido resultados les había dicho que haría lo posible, y con eso se conformaba. Era más de lo que tenían esa misma mañana, y un avance claro.

Definitivamente, todo zanjado. Pefka se levantó de un bote y devolvió la silla a su posición original. Era hora de despedirse. No quería ni hablar de enfrentarse a sus secuestradores, si era ese el caso y si aparecían, pues eso era algo que les resultaría muy problemático y no se veía con esperanzas ni aunque estuviera todo el grupo. No. Ahora era el momento de despedirse y de continuar sus esfuerzos en otra parte. Y, quizás, él debería estudiar hechizos que le sirvieran para moverse por la ciudad y no únicamente la teoría detrás de la energía superior. Ella tenía razón en que podían correr mucho peligro, y a nadie le ayudaba que se sacrificaran sin saber defenderse.
—En ese caso... Muchas gracias por su tiempo y atención, Dama Enigma. Mucha suerte, y ojalá les encontremos. Hasta pronto —se despidió, vocalizando y hablando lo más lentamente posible.

Volvería a Serpentaria, más concretamente a sus libros. Tenía pendiente una visita a la Biblioteca y a la Torre Doce, pero eso sería en otro momento. Acompañaría al grupo, pensativo, de vuelta al refugio.

Expresar sus dudas y temores pareció contagiar a los otros también. Maila se sintió algo culpable por ello y cambió de postura visiblemente preocupada, pero es que no pudo evitar verbalizar lo que se le pasaba por la cabeza. Dama Enigma se veía bastante capaz, y tenía miedo de que por intentar ayudarla fastidiaran su investigación y nunca pudieran encontrar a sus amigos. Tenía miedo que pusieran en alerta a sus captores, si es que los había.

La detective salió rápido a tranquilizarla con muy buenos argumentos. Y aunque al principio no se sintió para nada reconfortada conforme progresaba la conversación lo fue haciendo. Sus palabras la motivaban para seguir buscando, ya que como decía, si había secuestradores en aquel caso probablemente ya se habían enterado de que buscaban a sus víctimas. Y a ella no le importaba mucho su propia seguridad, no con sus amigos en peligro. Seguiría buscando entonces y estudiando más hechizos de búsqueda y rastreo.

-Muchísimas gracias, Dama Enigma.- Dijo a modo de despedida, mucho más tranquila con todas sus palabras.- Espero que puedas encontrarlos, y te lo compensaremos.- Tras una ligera sonrisa algo apenada acompañaría al resto afuera, con la arena danzando a su alrededor. Pronto metería la cabeza de nuevo en los libros, determinada a no dar su brazo a torcer contra aquella ciudad. Los encontrarían, estaba segura.

La respuesta de la detective no era la que más le gustaría escuchar, pero era la que más sentido tenía en aquella situación. Si había alguien o algo detrás de todo aquello, se habían arriesgado a que tomara medida contra ellos cada vez que salían a buscar a los desaparecidos. De momento no había pasado nada, ¿pero ahora que ocurriría? El ochrorio no tenía claro si debían seguir aún así, tal vez a la siguiente tuvieran suerte. O al menos es lo que quería creer. Al menos le calmó saber que Dama Enigma estaría segura durante las investigaciones que hiciera.

Sin mucho más que decidir, el grupo se disponía a marcharse. -Muchas gracias, de verdad. Ojalá la Acromía nos sea propicia- se despidió con una mano en el pecho y una leve sonrisa. Durante el camino pensaría en cual podría ser la mejor opción a seguir, seguramente lo sopesaría con Lethe y el resto. Si por él fuera seguiría como hasta ahora, pero quería saber qué pensaban sus compañeros.

Dama Enigma dio a entender su punto: la búsqueda si bien no era un estorbo podría poner en peligro al grupo. Se estarían exponiendo a la ciudad y Adam, aun pensando en sus amigos, bajó la mirada de nuevo. Además, el ruso obtuvo un don que lo hacía objetivo de mira y no ha sido demasiado discreto últimamente. No quería que nada le pasase pero le dolía aun más que otros estuviesen ya en peligro. Tal y como Lethe dijo, el tampoco se prometía nada.

—Gracias por aceptar a ayudarnos, de veras —dijo en un tono simple pero agradecido. Con un suspiro se incorporó, saliendo del sitio con la cabeza llena de preocupaciones. Con el ceño fruncido lo tenía ya claro, los iba a encontrar cueste lo que cueste y se apuntaría a cualquier plan con el fin de aportar a la causa.

Las palabras de la bruja calaron hondo en la chica, quien a pesar de asentir a su respuesta con expresión neutra mantenía emociones ocultas a raya que luchaban por salir a la luz. Tal y como había dicho, que se inmiscuyeran en la investigación quizá no supondría una indiferencia. Puede que no se encontraran tan en peligro entonces, pero no era una noticia que la relajara en absoluto, podía significar también que no obtendría nuevos resultados, al menos por su parte. Quería confiar en las aptitudes de la investigadora, parecía una profesional en todo regla a pesar de su inexperiencia.

Con sus temores aferrados a su espalda como una garrapata Fleur se retiraría junto a sus compañeros, sin dejar de mirar a Maila cuando esta no se diera cuenta.
—Gracias por recibirnos —dijo, alejándose con una sonrisa triste—. El establecimiento es muy bonito, por cierto —añadió, antes de abandonar el lugar.

La clínger consideró brevemente la respuesta a su propia pregunta. Las huellas eran las esperables, de acuerdo al resultado de la idrina.

—No… No debería haberla tocado nadie más —¿Acaso lo estaba esperando? —Supongo que era una posibilidad.

Escuchó las observaciones finales de la investigadora. Claramente no había nada más que pudieran hacer durante esa visita. Sin embargo, en unos minutos habían conseguido más información de la que habían logrado recolectar en semanas, además de la ayuda de alguien con más capacidad que todos ellos juntos. Distaba de haber sido una visita improductiva.

—Muchas gracias por todo. De verdad.

Toni pegó un respingo cuando escuchó a autodenominarse como novata.
— ¿Leerá la mente también? Tengo que tener más cuidado con lo que pienso — pensó — Shhh calla que si lee la mente te está leyendo ahora también, imbécil — se autorregañó.
Se quedó mirando la sonrisa de Dama Enigma hasta que los movimientos de sus compañeros lo despertó. Sin decir nada, apartó la mirada de la anfitriona, se amarró más fuerte el cordón que le sujetaba el pelo y se levantó. Salió por la puerta sin despedirse y se encaminó hacia la Biblioteca, tenía que investigar más sobre los distintos dominios que tenían aquellas criaturas. ¿Le habría leído la mente?
Ya de camino, pensó momentáneamente que había sido grosero no despedirse, pero en cuanto volvió la vergüenza, la idea de que sus pensamientos podrían ser escuchados devoró cualquier atisbo de diálogo interior.

Irianna

—Muchas gracias —le sonrió a Fleur cuando alabó su casa—. Espero poder tener alguna noticia pronto. Esta misma tarde hablaré con Kirés lo primero.

Aquel grupo de neotransformados, aunque claramente alicaídos y preocupados por las circunstancias, le habían resultado agradables y le aliviaba que hubiesen decidido confiar en ella a pesar de haberles explicado que su experiencia práctica era inexistente hasta ese momento. Le llamó bastante la atención el chico humano que no había vuelto a decir nada una vez habían pasado al interior, ya que había notado algo extraño en su lenguaje corporal justo antes de que se fueran, siendo además el único que no se despidió. Prefirió no darle muchas vueltas: teniendo en cuenta el motivo por el que habían ido en su busca tampoco era de extrañar que pudiera sentirse nervioso o sumido en pensamientos poco halagüeños.

No es que ella misma estuviese muy confiada de poder solucionar aquel misterio, porque algo le decía que había implicadas personas potencialmente muy peligrosas si sus suposiciones sobre que dichas desapariciones pudieran estar relacionadas con los sucesos que traían al Consejo de cabeza desde hacía meses resultasen ser correctas. Cierto era que tratándose de Rocavarancolia podría haber diversos motivos, pero al haber transcurrido tanto tiempo desde que las primeras personas hubieran desaparecido… No pintaba muy bien.

Suspiró una vez había vuelto al interior, animándose mentalmente a no desesperar tan pronto, y dedicó unos segundos a reflexionar acerca de qué debería hacer, quedándose parada en el pasillo mientras volvía a permitir que la niebla que había absorbido antes abandonase su cuerpo y la envolviese. Estar rodeada de su dominio tenía un efecto calmante que le ayudaría a pensar con mayor claridad. Dirigió su mirada hacia el cuaderno donde había tomado las anotaciones y finalmente se movió: tenía que pasar a limpio aquella información y recopilar al menos información básica sobre algunas de las transformaciones que le eran desconocidas, pues cualquier detalle podría ser de ayuda en la búsqueda.


Lethe

Estaba claro que sus compañeros tampoco querían dejar de buscar a los desaparecidos a pesar de la advertencia: parecía que poco iban a tener que hablar al respecto, porque desde luego no iba a ser ella quien les llevase la contraria. Ya no había nada más que decir por el momento, por lo que siguió a dama Enigma en dirección a la salida.
—Yo también hablaré con él en cuanto regresemos y le puedo decir que tienes intención de visitarle esta tarde —le dijo en referencia al Paladin.
Con tantas personas despidiéndose de palabra, la enderth decidió limitarse a asentir en respuesta a la despedida de dama Enigma. No podía decirse que hubieran asegurado que iban a obtener algún resultado ni mucho menos, pero al menos sentía que habiendo acudido a una persona con más experiencia que ellos, que incluso habiéndose autodenominado como novata parecía como mínimo contar con recursos para ejercer su oficio, habían hecho… algo. Al menos algo diferente, porque con sus búsquedas al azar estaba ya bastante claro que no iban a ninguna parte.

Después de la juerga y de pasar su tiempo de descanso, recuperarse y volver a tener fuerzas para seguir buscando, decidieron ir a ver a Irianna. Sinceridad la conocía por haber compartido jefe, el vampiro, y agotaría todas las opciones posibles en la investigación de su amiga y de tanta gente que se había esfumado. Así pues, volvió a quedar con Tay para ir ambos y ver cómo iba la cosa. En todo el camino hacia la agencia, la roquense apenas dijo palabra, perdida en sus pensamientos y, a la vez, obsesionada con atravesar con la mirada todo lo que hubiera a su alrededor por si podía discernir el menor atisbo o rastro de que su amiga hubiera pasado por allí.

Sin embargo, cuando llegaron fue ella pla que se adelantó a llamar y presentarse a viva voz.
—¡Somos Sinceridad y Tayron, Enigma!

La idrina se encontraba en su despacho, revisando los datos que había recopilado hasta el momento y suspirando fuertemente. Había organizado y clasificado toda la información primero, y después sobre el terreno una de las primeras cosas que había hecho había sido intentar seguir el rastro que fuese desde el Torreón Sendar y los refugios, empleando algunos hechizos así como su niebla. El resultado había sido completamente nulo, y tampoco encontró huellas de la wendigo más que en la puerta de Serpentaria. Ese rastro sí lo había podido seguir durante unos metros, en realidad, pero luego terminaba abruptamente en medio de la calle. Tenía cada vez más claro que iba a necesitar hacerles una visita a los mercenarios de la brecha…

El sonido del timbre le sacó de sus pensamientos de golpe y se apresuró a bajar a la puerta utilizando la intangibilidad y levitación para tardar menos. Antes de abrirla, una voz familiar le anunció desde fuera de quién se trataba, por lo que no le pilló por sorpresa ver a la argos una vez lo hizo. El chico que la acompañaba en cambio, era la primera vez que lo veía, pero estaba bastante segura de quién era: tanto la propia roquense como Neil le habían hablado de él porque iba a ser su sustituto en la plantación de Jack. Sabía su nombre y poco más, pero reconoció también los cambios de su transformación como los de un lémur.
—Buenos días, Sinceridad. Y… Encantada, Tayron. Yo soy dama Enigma y si no me equivoco vas a ocupar mi antiguo puesto en el Macetero —le dijo sonriente y extendiendo una mano para estrechársela a modo de saludo—. Pasad, por favor. ¿Qué os trae por aquí?

Dependiendo de si habían ido a preguntarle algo acerca de la plantación de la bodega o por su nuevo trabajo les conduciría o directamente a la cocina o a su despacho. En esa ocasión había absorbido su niebla automáticamente al escuchar el timbre después de la experiencia con el grupo de neo transformados.

La borrachera y la juerga con su amiga estuvo mucho más que bien. Pero tras la resaca tocaba ponerse las pilas. Puede que Mónica corriera peligro y no se perdonaría que le ocurriera cualquier cosa porque procrastinara demás.

Fue justo eso lo que los llevó a ambos ante la Agencia de Investigación Nifelyre. Al igual que la roquense él tampoco medió palabra alguna hasta el encuentro con la bruja ni siquiera cuando quedó impresionado por la madera pintada de color verde pálido. El verde siempre era buena opción y si no que se lo dijeran a él.

—Tayron, encantado —dijo, estrechándole la mano a la chica y teniendo unos segundos de retardo por lo mucho que le recordaba a Siete al ser una idrina. ¿Dónde se habría metido el fauno?—. ¡Sí, eso me han dicho! Espero no cagarla mucho en el macetero...  ¿Hay mucha faena? —preguntó con formalidad. Vaya, qué guapa era.

Luego se internaron a la entrada. El lémur ojeó todo con curiosidad, desde el paragüero hasta el perchero de la pared. Terminó resoplando, temiendo que llegara el momento en el que por fin decían el motivo de acudir hasta un lugar como aquel.
—Verás... Dama Enigma... venimos por un caso. Nuestra amiga... está desaparecida —ladeó la cabeza hacia la argos con pesar, le dolía verla tan taciturna—. Creo que es mejor que lo cuentes tú, Sincy.