Agencia de investigación Nifelyre

No tardaron mucho más en salir en busca de la tal dama Enigma. Dejaron a Lethe dirigiendo al grupo y en un rato estuvieron a las puertas de su negocio. Chromsa se había ido fijando en los alrededores, se notaba que era una zona en mejor estado que otras. En cierto modo le recordó al día que fueron a pedir ayuda a Fárladann, callejeando entre casas y palacetes más curiosos que el anterior.

La casa en concreto ante la que se pararon le pareció bonita. Parecía bastante acogedora y, en comparación con otras que había visto, no estaba recargada de decoración. Lo que le llamó la atención en cuanto se acercaron fue el cartel que había en la entrada, aquella palabra no le sonaba de nada. -(Nifelyre... ¿Será otro idioma?)- pensó mientras llamaban a la puerta.

El fauno fijó su atención ante la que, en teoría, debía ser a quien buscaban. La chica parecía amigable, aunque tuvo la misma sensación que cuando se encontraron a Kirés, había algo de veteranía en ella. También estaba el hecho de toda la niebla que empezaba a estar alrededor de ella, cosa que le nervioso por unos instantes. -(¿Tal vez... sea también una bruja?)- consideró con cierto interés por saber la respuesta. Desde luego controlar la niebla no era una dominio imposible.

Con algo de corte en un inicio, se sumó a todas las palabras de sus compañeros: -Ho-hola... Perdón si ha sido todo de golpe. Hace tiempo que desaparecieron y estamos muy preocupados. Kirés nos habló de usted esta mañana y hemos venido aquí cuanto antes.- Sintió que debía disculparse en nombre de todos por la cantidad de información que le habían soltado en un momento. Estaban desesperados por encontrar algo de ayuda, pero tampoco quería que la chica se abrumase nada más abrirles la puerta.

Esa mañana tomaron la decisión de salir todos los dispuestos a saber algo de los desaparecidos. Adam no tomó armas para salir esa vez, practicó algunos hechizos de defensa y ademas, siendo tantos confiaba en la fuerza que otorgaba el grupo. Se acomodó su ropa de siempre, fijándose en cubrir bien las plumas para que no haya accidentes raros. Iba con un atuendo formal pero sencillo, no quería dar mala impresión.

Estuvo cerca de Lethe cuando ella tomó las riendas del camino, guiándolos hasta lo que parecía ser una casa verde claro, agradable a la vista y algo misteriosa.

—Agencia Nifelyre —dijo para sí, musitando. Las cosas que leyó en los libros de medicina lo acostumbraron a las palabras complejas, sin embargo le generó curiosidad igual.

Seguido de la confirmación de la horus y su llamado en la puerta el pegaso se quedó espectante atrás del grupo, alzando la cabeza. La puerta se abrió revelando a la mujer rodeada de una niebla algo sobrenatural, ¿sería un dominio más? Su aspecto general y su figura esbelta llamaron su atención, no era humana o puede ser que la luna le diese ese aspecto.

Adam no formuló mas peticiones, sus compañeros lo habían dicho todo y se limitó a asentir con un semblante de mucha preocupación. En mente tenía a todos los desaparecidos, y también las esperanzas que le daba tener a alguien que los pudiese encontrar.

Irianna

La lacustre apenas se lo podía creer: sí que eran clientes. Parecía un grupo amistoso, aunque tanta información deslavazada estaba empezando a abrumarla un poco por lo repentino, aunque el mensaje que querían transmitir era sencillo. No esperaba que nadie llamase a su puerta aquel día y menos para lo que podía convertirse en su primer encargo de su recién inaugurado negocio. Pudo notar como algunos estaban más tensos que otros y también le sorprendió que entre medias hubiese quien le preguntase qué significa el nombre de su agencia. No sabía muy bien en qué momento interrumpirles para ofrecerles entrar.

La intervención del chico humano que no parecía mostrar ningún cambio exterior fue lo que más la sobresaltó internamente, volviéndose muy autoconsciente de pronto. Aun así tenía experiencia de sobra escondiendo sus auténticas emociones, por lo que aunque por dentro la había puesto más nerviosa, exteriormente se siguió mostrando calmada y extendió las manos en un gesto amistoso pero que pedía calma.

—¿La niebla? Ah, me disculpo si os ha causado alguna molestia —les dijo pretendiendo no haber notado nada al respecto—. Es tan solo mi dominio —Para reforzar sus palabras absorbió toda la niebla que había dejado salir. Suspiró para sí: quizás no había sido la mejor idea al tratarse de recién transformados—. Si no me equivoco algunos de vosotros debéis ser brujos también por lo que puede que estéis familiarizados con el concepto, ¿verdad? —No sabía si ese chico en particular lo era, pero la arena y las hojas que rodeaban a otra chica humana y a lo que parecía un ochrorio con ciertos cambios no le daban lugar a dudas. Se dirigió a él porque había mencionado algo que explicaba cómo se habían enterado acerca de su negocio cuando apenas llevaba unos días abierto —. Ah, ¿sois amigos de Kirés? Quizás ya os lo haya dicho entonces, pero mi nombre es Dama Enigma: encantada.
No le extrañaba demasiado habiendo una enderth en el grupo que el paladin se hubiera acercado a ellos: sabía mejor que nadie lo mucho que le interesaba a su amigo conocer más cosas sobre su especie, y probablemente también sentía curiosidad por su compatriota.

>>Y sí, por supuesto que podéis entrar —les indicó con un gesto—. Creo que no hay suficiente sitio en mi despacho para todos vosotros… Pasad a la salita, por favor: voy a buscar algunas sillas más.

Les condujo a la puerta de dicho cuarto y les invitó a sentarse mientras ella se desplazaba con cierta premura a la cocina. Pronto apareció con las sillas de la misma levitando tras ella y las colocó cerca de los sillones de forma que todos pudieran sentarse cerca. Dejó una para sí misma cerca de su acuario de peces de niebla y una vez estuviesen todos acomodados volvería a hablarles.
—Lo cierto es que me han llegado noticias de alguna que otra desaparición recientemente —sacó un cuaderno y una pluma—. Por favor, contadme los detalles que creáis necesarios y que puedan serme de ayuda. Ah y… Si queréis después os explico lo del nombre y cualquier otra duda que tengáis —añadió mirando hacia el lenguaraz con una sonrisa, indicando que no se había olvidado de nada de lo que le habían dicho.


Lethe

Al igual que al resto, a la enderth también le inquietó un poco el asunto de la niebla colándose por la puerta. Lethe hubiese hablado si nadie lo hubiera hecho, pero agradeció que Amira tomase la iniciativa… aunque desde luego que no fue la única. Suspiró ante algunos de los comentarios de sus compañeros pero en general mantuvo  una actitud contemplativa mientras esperaba a que la investigadora respondiese. Se preguntaba de qué mundo era, en especial cuando les confirmó que era una bruja… ¿También tendría una transformación doble como Chromsa? No, creía haber visto a otros parecidos a ella en alguna ocasión. Tampoco se le escapó el hecho de que parecía saber o haber deducido que no eran precisamente veteranos en la ciudad. En cualquier caso eso no era importante ahora, por lo que se limitó a hacer lo que le decía. Esperó a que trajese las sillas y se sentó en una de ellas: eran más cómodas para su cola que los sillones de todas formas.

Como no quería parecer que estaba allí de adorno, con un pequeño carraspeo decidió empezar a responder a sus preguntas, aunque consideraba que algunos de sus compañeros podrían ser de más ayuda.
—La primera desaparición fue durante noche de la salida de la Luna Roja. Un grupo que vivía en un torreón distinto en un principio se mudó a otro… No era el mío, por lo que quizás ellos puedan explicártelo mejor —miró en dirección a Maila, Fleur y Toni—. Pero, en resumen, salieron al poco de comenzar a transformarse y no se ha vuelto a saber de ellos. Al día siguiente, cuando ya estábamos en la Torre Serpentaria, una de mis compañeras desapreció, aunque ella dejó una nota especificando que no nos preocupásemos y que volvería… Como podrás suponer, no lo ha hecho. Y, uhm… esas son las personas que desaparecieron desde hace más tiempo —se rascó la nuca pensando si debía añadir algo más antes de ceder la palabra a otro—. Y uhm… esta chica era una humana que se transformó en algo llamado “wendigo”, por si sirve de algo.
Aunque Reina no estaba, sí que había buscado y leído su transformación en un libro.

Dama Enigma había estado anotando cosas y le aseguró que todos los detalles podían ayudar.

Aquel lugar tenia sin duda su propio ambiente, tanto por fuera como por dentro. Y era uno que, sin duda, le gustaba a la joven clinger. Lástima que las circunstancias no fueran más apropiadas, hubiera podido apreciarlas mejor normalmente.

La tal Irianna también le pareció bastante particular. Sin duda le pareció que esta tenía capacidades similares a las de Foresta o Maila, tal como indicó ella misma. La niebla le parecía un dominio curioso, pues era mucho más intangible que los dos a los que ya se había acostumbrado. Se preguntó que otras cosas extrañas podría haber por ahí.

Escuchó la explicación que Lethe ofreció a la tal Dama Enigma. No le pareció que pudiera añadir mucho, no es que supieran más que el aparente resumen que había hecho la enderth. Bueno, tal vez…

—¿Alguien tiene la nota? Yo no la guardé…

Amira hizo un gesto de frustración cuando todos sus compañeros empezaron a dar explicaciones o a hacer preguntas. Entendía el ansia por saber qué había pasado, pero tenían que estar agobiando a la chica que tenían enfrente. Hubiera preferido que les dejase pasar y luego explicar con calma la situación, pero parecía que a la mayoría les habían podido los nervios y el tener la solución a sus problemas aparentemente algo más cerca.

Explicó que era una bruja y la niebla su dominio. Amira había leído algo de brujos porque Chromsa era uno (bueno, medio brujo), pero aquello de absorber dominios era la primera vez que lo veía, y le había dado muchísima curiosidad.  Asintió con la cabeza cuando les preguntó por su relación con Kirés, aunque ella la habría limitado a “conocidos”.

Siguió a dama Enigma hasta la salita, donde esperó a que la trajera una silla dejando los sofás a sus compañeros, ya que no tenía preferencias de dónde sentarse. Ver cómo las trajo levitando la hizo sentir una punzada de envidia: la magia parecía siempre tan cómoda… ella hubiera podido con ellas, estaba claro, pero era más cómodo llevarlas levitando a cargar con ellas.  

La explicación de Lethe fue concisa y muy explicativa. Esperaba que la bruja pudiera ayudarles, porque estaban bastante preocupados, y ya se preocuparían más adelante del dinero. Rebuscó en sus bolsillos la nota de Reina, que se había llevado a posta en caso de que hiciera falta.
—La traje yo —le respondió a Lethe, teniéndosela a dama Enigma. Esperaba que ayudase.

Resultó ser una bruja de la niebla, y el lenguaraz observó con maravilla cómo absorbía su dominio, igual que cuando lo hacía la gente de los refugios. También les pidió el máximo de detalles posible y entonces en el grupo se fueron sucediendo las explicaciones. Además, le enseñaron una nota de otra de las personas desaparecidas. Cuando llegó su turno, se miró las manos vacías y contó todo lo que recordaba del grupo del otro torreón desde sus nombres, sus mundos de origen, dónde vivían... hasta rematar con el punto en que se habían mudado con ellos temporalmente y después se evaporaron.
—Cuando salió la Luna Roja, ellos salieron del torreón... y no sabemos nada de nada. Yo creí que se fueron a disfrutar de su transformación como hicieron otros, que yo mismo brincaba con mi nuevo cuerpo y parloteaba, pero me temo que no fue así porque ya ha pasado bastante y no ha vuelto ni uno de ellos —explicó, cabizbajo. Luego, se recompuso un poco y siguió con sus preguntas impacientes—. ¿Cómo cree que podría ayudarnos? ¿Y qué podríamos hacer a cambio por sus servicios?

—Encantada, Dama Enigma —respondió Fleur con modales cuando la idrina se presentó y les invitó a pasar. El interior era bonito y agradó a la siwani pues nada parecía estar puesto ahí al azar. Su mirada celeste se detenía en los diversos cuadros de peces, aves y paisajes que decoraban el lugar.

Tomó asiento, impresionada todavía porque la bruja hubiera metido la niebla en su interior como si se trata de un banco que surgiera de ella. No le extrañó demasiado pues sabía que Ulmara podía absorber tormentas pero aún así, era muy diferente verlo en persona. Guardó silencio para no abrumar a la detective, y cuando llegó su turno tras la intervención de Lethe en la que los aludía, habló.
—Mi nombre es Fleur y así es —dijo tras Pefka—. Además ellos no dejaron ninguna nota. No sabría decirlo con exactitud porque todos estábamos envueltos en los cambios de nuestras transformaciones... pero me pareció ver como uno de ellos salía corriendo con urgencia... y los demás fueron tras ella. Esa fue la última vez que les vimos. Sus nombres son Keskit, Dren, Reira y Jara —si alguien la miraba a los ojos directamente puede que sintiera algo del miedo que ella misma estaba proyectando, pues estaba más preocupada que de costumbre ya que la bruja había dicho estar al corriente de ciertas desapariciones.

Los rumores no auguraban nada bueno, nunca. Con su lenguaje corporal buscó que Toni, Maila y el lenguaraz corroboraran lo que acababa de decir.

Con tanto que decir cada uno Maila sintió que Dama Enigma podría encontrarse algo avasallada. Pero los nervios, la preocupación y el ansia por descubrir el paradero de sus amigos eran muy superiores en aquellas circunstancias. Al menos lo eran para la hawaiana. La detective se disculparía por la niebla y no tardaría en explicar que se trataba de su dominio. Maila sonreiría, orgullosa de haber estado en lo cierto sobre que podía ser una bruja y la escuchó con sumo interés. Que absorbiera la niebla no es que fuera algo nuevo para ella, ya había visto a Ulmara hacer lo propio con su dominio, pero siempre era sorprendente de ver.

-No te equivocas, algunos somos brujos. Y me gusta tu dominio.- Le contestaría con una sonrisa amable a la detective. Pronto los invitó a entrar y a sentarse, añadiendo que ya había escuchado rumores sobre desapariciones. Detalle que preocupó bastante a Maila, pudiendo notarse en su postura incómoda y sus manos entrelazadas. El interior de la casa era bonito, con un acuario de niebla con peces de colores, pero dada la situación en la que se encontraban la hawaiana tenía puesta toda su atención en Dama Enigma.

Lethe hizo alusión a sus compañeros de torreón y a la propia Maila para que explicaran mejor lo que había pasado con los macieleros, por su parte Amira le tendió una nota de una de sus compañeras de torreón también desaparecida. Pefka explicó todo con detalle y Maila lo observaría atenta por si se le escapaba algo importante, aunque no fue así. Fleur también aportaría información dándole sus nombres. Al mirarla a los ojos sintió un mayor miedo del que ya sentía. Como si su miedo se hubiera duplicado de improviso. Maila lo atribuyó obviamente a lo que estaba pasando con sus amigos, y quizás al propio hecho de mirar a la francesa a los ojos. Cuando lo hacía su mente acababa divagando sobre aquel infinito y eterno bache por el que estaban pasando. Un bache que quién sabe si acabaría convirtiéndose en un pozo profundo.

-Yo me llamo Maila.- Se presentó con una leve sonrisa, algo triste.- Esa noche fue...caótica. Todo sucedió muy rápido, y como dice Pefka uno de ellos salió corriendo y el resto lo siguió detrás. Teníamos otros problemas de los que ocuparnos nosotros entonces, y como iban juntos yo no... no pensé que pudieran estar en peligro.- La chica se echó hacia atrás en la silla, cambiando de postura y visiblemente preocupada. Una parte de ella se sentía culpable de todo aquello, por no haberlos seguido cuando tuvo la oportunidad. Pero recordaba perfectamente a Fleur transformada en cisne sin poder volver a su estado original, y supo que sin saber lo que iba a venir solo hizo lo que creía correcto.

Le hizo especial ilusión que absorbiera la niebla de golpe. Se le dibujo una leve sonrisa.
Una vez dentro, dejó que sus compañeros hablasen, él había estado tan perdido que apenas se dio cuenta de las desapariciones hasta que se lo comentaron. Cuando Lethe lo miró, huyó de su mirada, no tenía ni idea cuando habían desaparecido, él no tuvo ni una sola conversación con ellos desde que la luna salió.
Observó la casa y se anotó mentalmente que debía usar ese hechizo de levitación cuando vio como venían las sillas detrás de la anfitriona.
Por un segundo pensó, debería hablar uno solo, pero no iba a ser él.
Se quedó de pie y escuchó observando la estancia todo lo que podía sin ser demasiado discreto, daba pequeños paseos y se quedaba observando objetos por un tiempo.

La chica no parecía demasiado afectada por la cantidad de preguntas y voces, lo cual tranquilizaba un poco al ochrorio. Cuando mencionó que la niebla era su dominio, el brujo esbozó una sonrisa. Siempre era un gusto conocer a otro y desde que se había transformado había conocido a unos cuantos y con dominios de lo más diversos. Asintió a la pregunta (aunque realmente eran más bien conocidos) y se presentó: -Encantado, yo soy Padre Foresta.-

La bruja les ofreció pasar y no tardaron en entrar. El interior era bastante bonito y acogedor, y tal como les dijo se fueron acomodando en la sala. Se sentó en una de las sillas, cerca del curioso recipiente donde nadaban peces ¿en niebla? -(¿De dónde serán?)- se preguntó mientras se movían entre los arbolitos. Por supuesto, cuando Dama Enigma empezó a hablar centró por completo su atención en la conversación.

Escuchó las explicaciones de sus compañeros, sin olvidar lo último que había dicho la veterana. Hablaron sobre los desaparecidos de Maciel y de Reina, dando todos los detalles posibles. Pero no eran los únicos. -Además, también hay otros dos compañeros que desparecieron unos meses más tarde. No dejaron ninguna carta como Reina y no tenemos ni idea de por qué se marcharon. Son un sutr llamado Kolja, aunque utilizaba también el de Guthrum, y un ángel llamado Neariel.- añadió a todo lo dicho antes.

Después decidió verbalizar la preocupación creciente que estaba teniendo: -Entonces, ¿hay más gente que está buscando a otros? Da miedo que tantos hayan desaparecido de pronto...- Si ya le preocupaba que no tuvieran pista alguna de sus compañeros después de tanto tiempo, que más ciudadanos estuvieran en la misma situación no auguraba nada bueno.

Tal y como sospechó desde un inicio, la niebla que los rodeaba no era otra cosa que el dominio natural de Dama Enigma. Hojas, Arena, Niebla, Tormentas, ¿cómo se sentiría tener un concepto como esos en posesión, a tu voluntad? Adam asintió a lo que la mujer dijo, ya no era algo nuevo ver dominios pero la niebla era más mística y misteriosa en ese sentido.

—Yo soy Adam Petrov, el gusto es nuestro —respondió educadamente acompañado de un gesto de su mano, buscando ser amable y sonriendo un poco. Parecía de fiar.

La nebulomante dejó paso a todos a una salita en lugar de su despacho. Comprensible pues no eran pocos y discutir el tema sería más cómodo en una estancia mayor. Pasó dentro y el pegaso prefirió quedarse de pie primero, cediendo las sillas disponibles para esperar las restantes. Alzó las cejas un poco viendo como levitaba las sillas, le sorprendió un poco su dominio sobre esa magia aunque fuese más comun en la ciudad de lo que pensaba.

Tomó asiento junto al resto, observando un poco el acuario adyacente a Dama Enigma mientras la escuchaba. Lethe resumió la situación, asunto que concretaron un poco el resto uno tras otro. La carta de Renia, la desaparición abrupta de algunos al salir la luna y otros meses más tarde.

—En todo caso es eso... Es muy, muy raro que de pronto tantos hayan decidido irse así, sin más —le perturbaron un poco las palabras de Maila. La duda de que estuviesen en peligro aumentó en sus adentros, tensando su cuerpo—. No sabemos nada de los que se han ido sin avisar y tampoco me imagino que hagan alguna tontería así de la nada, ¿no estarán muy lejos verdad? —su última pregunta fue algo retórica pero le aterraba que fuesen a sitios demasiado desconocidos. Bufó un poco, apoyando sus manos en sus rodillas. Ya tuvo suficiente con perder a Qirra...—. <<Kolja, donde cojones te metiste>> —pensó, frunciendo el ceño.

Irianna

El que parecía un hijo de lunas le explicó lo que la enderth había mencionado acerca de la desaparición durante la salida de la Luna, y a continuación las humanas que se presentaron como Fleur y Maila añadieron más detalles.
—Gracias —le había dicho a la segunda con una sonrisa cuando alabó su dominio—. Lo cierto es que, respondiendo a algunas de vuestras preguntas, mi dominio es una de las cosas que puede ayudarme a encontrar a vuestros amigos: puedo sentir la presencia de cualquier ser vivo que se encuentre dentro de la niebla —explicó—. Creo que es posible que tengáis razón en que inicialmente vuestros compañeros salieron del torreón debido a la adrenalina de la Luna: es muy común. O quizás la persona que decís que salió a toda prisa tenía algún tipo de instinto que le impelía a salir por el motivo que fuese —añadió mirando a Fleur, que era quien lo había mencionado.

También tomo nota de los nombres que había dicho la chica cuya transformación le era imposible de determinar, y se acercó para recoger la nota que le tendió la humana que parecía algún tipo de guerrera. Le llamó la atención que Fleur y ella tenían plumas en distintos sitios por el rostro de diferente color, pero estaba claro que la humana rubia no era tan fuerte físicamente.

También se presentaron otros dos chicos y asintió con una pequeña sonrisa. Uno ya parecía haber adoptado nombre rocavarancolés y le llamó la atención por lo pronto que lo había hecho. Al igual que antes, anotó los nombres que le dio de los compañeros que decía que habían desaparecido más tarde, poniendo un interrogante en la palabra “sutr”, pues no conocía para nada esa transformación.

Abrió la nota que le habían dado, que tenía una letra clara y bonita, mientras Adam le hacía una pregunta.
—Eso no lo podemos saber, me temo. Si les habéis estado buscando y algunos llevan meses desaparecidos, supongo que existe la posibilidad de que, al menos algunos, estén en algún mundo vinculado —añadió pensativa, dándose toquecitos con la pluma en la barbilla—. Pero de momento no me parece la opción más probable. Un amigo de mi trabajo anterior me habló sobre la desaparición de conocidos suyos y he oído más rumores por las calles… A pesar de la diferencia de tiempo entre las desapariciones, creo que no es descabellado suponer que están relacionadas. Son demasiadas y todas ellas parecen de personas que no llevan mucho tiempo en la ciudad. No estoy segura de qué puede significar eso, pero plantearé todas las posibilidades que se me ocurran antes de ponerme en marcha —les aseguró.

En realidad a ella se le ocurría alguna que otra cosa nada tranquilizadora, pero tratando con neo transformados consideró que lo mejor era guardarse sus primeras hipótesis por el momento.
—Respecto al coste de mis servicios… —dijo mirando de nuevo al hijo de lunas, que era quien había preguntado al respecto—. No os voy a engañar: soy totalmente novata en esto, acabo de abrir mi negocio y sois mis primeros clientes. Llevo tiempo estudiando hechizos, alquimia y todo lo necesario para poder desempeñar esta profesión —se apresuró a añadir, no queriendo dar la imagen de que iba a resultar inútil—, pero no me siento cómoda pidiendo nada a cambio. No sé si voy a obtener ningún resultado todavía siquiera y además me estáis dando la oportunidad de ponerme a prueba sobre el terreno finalmente. A mí me sirve con eso como “pago” —añadió gestos idrinos para enfatizar todo lo que había dicho, aunque probablemente no comprendiesen qué significaban en realidad.

>>Lo primero que puedo hacer es analizar esta nota. Habéis dicho que la escribió una humana, ¿cierto? Si no os importa me gustaría tomar muestra de las huellas dactilares de todos los que también seáis humanos y la hayáis tocado, para poder aislar la que pertenecía a ella. Como mínimo necesitaría la tuya —señaló a la chica que se la había dado—. ¿Alguien más? Por supuesto no voy a hacer nada más con vuestras huellas, prometo eliminarlas en cuanto sepa cuál es la de la persona que escribió la nota.

La idrina, aunque entristecida por todo lo que le habían contado, no podía evitar sentir cierta emoción al tener la oportunidad de poner en práctica por primera vez en un caso real algunas de las cosas que había estado estudiando hasta entonces.


Lethe

La enderth no tenía nada que añadir a lo que ya habían dicho sus compañeros, así que se limitó a escuchar atentamente lo que decían y, sobre todo, a las explicaciones de dama Enigma. Nunca hubiera imaginado que el dominio sobre la niebla le permitiese hacer algo como lo que había descrito por lo poco que conocía acerca de brujos, pero desde luego era bastante conveniente. La actitud y conclusiones de la nebulomante le estaban gustando y cuando les explicó que no haría falta pagar sintió cierto alivio, aunque no se encontraba del todo cómoda no pudiendo ofrecer nada a cambio.
—Si logras encontrarles, te pagaremos aunque sea más adelante —le dijo—. Mi nombre es Lethe, por cierto —añadió recordando que no se había presentado al haberlo hecho varios de sus compañeros.
Podía ser una novata como decía, pero si lograba aquello eso era más que irrelevante a sus ojos.

No añadió nada más por el momento y no tenía muy claro que era eso de la huella dactilar, pero presenciaría con interés lo que se hiciera.

—Gracias Amira —le susurra después de que esta entregue la nota.

La clinger escuchó con atención los detalles que les proporcionaba la investigadora, tanto sobre la carta en sí como sobre lo que esta ya conocía.

—¿Hay otra gente desapareciendo? —No se le había cruzado por la mente que aquello estuviera pasando fuera de los recién transformados. En parte le tranquilizó que no solo les afectara a ellos la situación, que no fueran el blanco de lo que fuera que estuviera ocurriendo.

«¿Pero qué lucios es una huella dactilar?» Pensó. Nunca había oído hablar de eso de sus amigos humanos. «¿Va a hacerles pisar… algo? ¿Para qué? No entiendo nada».

Los datos sobre los otros desaparecidos, los que se habían ido de Sendar, la dejaron intranquila. La noche de la Luna había sido un caos, pero que se fueran tan de golpe y luego no aparecieran, sumado a lo demás… Sentía un peso en el estómago que llevaba ahí latente desde que se habían ido, pero que se acrecentaba al hablarlo y verbalizar todo aquello delante desde una desconocida.

Parecía bastante agradable, y les explicó que no eran las únicas desapariciones, lo que hacía todo aún más extraño y preocupante. Y luego estaba el tema del pago. Amira se puso tensa: en la Tierra, si no te cobraban, era que esperaban sacar otra cosa de ti. Información, datos, cualquier cosa vendible. Ya había llegado a esa ciudad firmando un contrato estando drogada, y le inspiró menos confianza aún que le pidiera la huella dactilar. Entendía los motivos, entendía que era necesario, pero… ¿y si la plantaba en una escena del crimen para inculparla?

Sacudió la cabeza. En primer lugar, en Rocavarancolia no había policía, estaba claro, porque sino no habrían tenido que ir a una detective privada para buscar a sus amigos. Y aunque la hubiera habido, Amira no se hubiera fiado ni lo más mínimo de un cuerpo de seguridad reglado y establecido por el poder de la ciudad.
En segundo lugar…en Rocavarancolia no había capitalismo. No había nada que impidiera que se aprovechasen de ellos, cierto, pero tampoco ningún sistema que obligase a aprovecharte de la gente para obtener beneficios. Ella misma habría ayudado gratis a quien fuese si se encontrase al otro lado de la situación.
—Te la daré, sin ningún problema —sonrió amablemente, intentando que no se notasen las dudas que aún rondaban su cabeza — Y me llamo Amira.

Aunque Kradko había dicho su nombre no había llegado a presentarse, por lo que lo consideró correcto y educado hacerlo igualmente. Todo aquello era una necesidad, al menos de saber qué había pasado con sus compañeros. Si la tal dama Enigma resultaba aprovecharse de sus huellas y hacer cualquier cosa que pusiera en peligro a ella o al resto de sus amigos, ya sería un problema futuro: ahora las prioridades eran otras, y estaban muy claras.

El lenguaraz iba escuchando en silencio. Se había forzado a sentarse en una silla pero no podía evitar cambiar constantemente de postura. Consiguió calmarse un poco cuando le llegó el turno a la detective, pero se levantó de un salto cuando les explicó que el pago sería poder poner en práctica sus conocimientos por primera vez. Abrió la boca para decir algo pero se lo pensó mejor. Dos o doscientos trenes de pensamiento cruzaban su cabeza. Desde el hecho de que por ser inexperta lo mismo no había resultados... O que quizás por no querer cobrar por sus servicios había alguna trampa o quizás quería que insistieran en pagarle más de lo acostumbrado o incluso que ese asunto de las "huellas dactilares" pudiera servir para algo más que no les estaba contando"... Un largo etcétera ansioso y desconfiado. Logró controlar su impulsividad y se limitó a preguntar sobre otras cosas.

— Hum... Si tanta gente está desapareciendo, ¿por qué nadie está haciendo algo? ¿Nogobiernaoprotegenadielaciudad o asusciudadanos? ¿Podemos ayudar de otra manera? O si no, ¿cómosabremos sihasaveriguadoalgo? ¿Tenemos que venir cada cierto tiempo o irás a los refugios?

Al final se dio cuenta de que de nuevo había preguntado mucho y decidió guardar silencio. No entendía por qué se le llenaba la mente con tanta rapidez con tanta diferencia de pensamientos, y aunque podía tener sentido desconfiar de ella no les había dado muestra alguno de que debieran tratarle con recelo.

Fleur esperó a que sus compañeros de torreón confirmaran sus palabras pero solo la hawaiana lo hizo. Toni parecía distraído y el hijo de lunas guardaría silencio hasta más tarde. Así que la francesa miró preocupada a Maila, quién se inclinaba hacia atrás con clara incomodidad. ¿Es que se culpaba de lo ocurrido? Lo cierto es que poco pudieron hacer para evitar que los macieleros abandonaran el torreón Sendar corriendo. Ella era un mero cisne, y Maila se encontraba sumida en medio de su propia tormenta de arena. Estaba segura que de no haber sido absorbidos por el caos las cosas se habrían dado de distinta manera. Pocas veces les guiñaba la suerte.

Ante las suposiciones de la bruja la siwani asintió con expresión disgustada y completamente atenta. No contempló la idea de que se marcharan a mundos vinculados pero desconocía qué podían hacer al respecto. Se sumó a Lethe, después de ver que algunos de los presentes se mostraban nerviosos ante la idea de ceder su huella dactilar.
—Estoy de acuerdo, me gustaría poder devolverte el favor más adelante —repuso con una sonrisa triste. Quería confiar de verdad en algún ciudadano, si deseara hacerles daño había tenido oportunidad, después de todo, estaban en su morada.

Aunque confusa por la rapidez con la que se expresaba Pefka la propia Fleur compartía todas sus dudas. Se quedaría mirando a Dama Enigma en busca de respuestas.

¿Nadie pensaba actuar? ¿Dónde estaba Nery´s?

Maila se mostró sorprendida y con sumo interés, cuando Dama Enigma explicó que podía detectar todo aquello que estuviera dentro de su niebla. Era algo parecido a lo que ocurría con su dominio, la arena. La hawaiana podía detectar cualquier cosa que estuviera enterrado en ella, aunque no podía distinguir de qué se trataba exactamente. La chica se prometió con más ahínco ponerlo en práctica más adelante, ahora que la arena le hacía más caso. Cuando sugirió que podían estar en algún mundo vinculado Maila sintió que le daba un vuelco el corazón. Si ya era complicado de por sí encontrar a alguien desaparecido en Rocavarancolia... ¿Cómo sería de difícil si tenían que buscar en distintos planetas? Parecía una tarea imposible, y seguramente lo fuera...

El hecho de que hubiera más gente desapareciendo la incomodó más aún. Además parecía seguir un patrón y los novatos eran las víctimas de lo que sea que estuviera pasando. A Maila aquello le parecía cada vez más a un secuestro premeditado y no a un desafortunado accidente. Se removió inquieta en su silla y echó un rápido vistazo a los demás antes de volver a prestar atención en la detective. Que aquel fuera su primer caso le puso algo nerviosa en un inicio, quizás preguntándose si sería capaz de resolver todo aquello, pero aquellas dudas se desvanecieron rápidamente. Por muy novata que fuera, Dama Enigma estaba mucho más capacitada que ellos en encontrar las respuestas. Y necesitaban toda la ayuda posible, desesperadamente. Mejor que fuera la de ella. La detective dijo que aquel caso le serviría para probarse así misma y eso ya era pago suficiente, lo que provocó una sonrisa sincera por parte de la hawaiana. Pero Maila también se unió a varios compañeros suyos en pagarle igualmente más adelante. Finalmente pidió las huellas de los humanos que habían tocado la nota, aunque la hawaiana no se contaba entre ellos.

-Gracias por ayudarnos, de verdad.- Repitió la chica con una leve sonrisa y visiblemente agradecida, mientras esperaba qué más sucedía a continuación. Con un leve gesto de la mano concentró la arena que la rodeaba,y que había ordenado que la acompañara, cerca de su brazo en forma de esfera. Se había acostumbrado a llevar siempre consigo fuera a donde fuera, ya que así podía practicar por el camino. Pero tampoco quería molestar a la detective ni a los demás.