Torreón Maciel

Todavía tenía sus manos tapando su cara, cuando se sobresaltó con la pregunta. Gracias a la pregunta volvió aquella figura a su mente, los golpes y el cuerpo de Iemai sin vida como una muñeca de trapo. Tenía una mezcla de rabia y pena. Rabia por aquella criatura, pero también por Iemai.

—No tengo muy claro, todo está borroso. Recuerdo que tenía alas y que iba muy bien vestido. Parecía borracho—consiguió decir todavía hipando.

¿Cuánto tiempo había pasado? Como tantas otras veces la visión de uno de los refugios era calmante y esperanzadora. Sin embargo aquella vez era especial, probablemente la más dolorosamente aliviante de entre todas aquellas vueltas a casa.

Dejó que alguien de los que estaban bien llamase a que les abrieran y cruzó aquel puente con esas últimas fuerzas puestas antes de ir a derrumbarse en algún sitio. Estaban al fin seguros. Lo más seguros que podían estar de momento en aquella ciudad.

—Rua, Fleur, Kiki... encargaos de las heridas... —se giró mirandolas a todas— Siento que tengáis que cargar con todo así después de... de esto. —No logró terminar de decir aquello.

Se separó al fin de Kiki no sin darle un pequeño mimo de ánimo antes.

Se le humedecieron los ojos con las lágrimas amenazándole para volver a salir ahora que la presión de la ciudad se aligeraba. En realidad tan solo tenía ganas de tirarse allí mismo al suelo y llorar y gritar. Rendirse y mandarlo todo a la mierda. Ni siquiera entendía porque se aguantaba de no hacerlo. Si eran las lecciones de su hermana, las últimas acciones de Iemai, intentar no hundir el ánimo de todo el mundo aún más o las duras palabras de Kiki. Se dejaba llevar por sus antiguas costumbres para calmarse a sí mismo.

—Q-

Tras conseguir ganar algo de tiempo con la repobladora Fleur aceptó el vaso de agua aún con mirada apesadumbrada y contempló como Toni intentaba responder a las preguntas de los macieleros. Ella tampoco podía esclarecer demasiado pero se atrevió a hablar tras el español.
—Apareció de la nada... y reclamó a... —sería incapaz de pronunciar su nombre sin venirse abajo—. Reclamó a nuestra amiga como suya, se conocían de antes... al parecer no debía de ser u-una cosechada. Luego... es lo que ya os hemos contado —los mató, y elevó el vuelo para hacer lo mismo con ella y con todos. ¿Por qué entonces ellos cinco habían llegado al torreón a salvo?.

El tiempo pasó de manera extraña, repleto de silencios incómodos con los macieleros por la situación tan desastrosa y una sensación de asfixia y ansiedad instaurada en su pecho. Cuando escuchó voces fuera se levantó como un resorte aún mareada y sin poder creer lo que estaba viendo ante sus ojos. No solo Maila y Qwara habían regresado, si no que el grupo entero (menos las ausencias claras y dolorosas de Iemai y Nori) continuaban con vida. Con heridas feas, pero vivos al fin y al cabo.
—No puedo creerlo —les dijo boquiabierta y apartándose para que se cobijaran bajo la seguridad de los muros. Después se fundió en otro abrazo rápido con la hawaiana, no quiso hacerlo con los demás por no causarles más daños.

Estaba más aliviada, pero la pérdida seguía siendo terrible y no tardó en volver a sentirse apenada. Quería ayudarles, y a la vez preguntarles con urgencia cómo lo habían conseguido y donde estaba Lasca. Por eso alzó las cejas con sorpresa y agrió la cara cuando vio el curso de acción que pretendía llevar Nery´s, más aún sin dirigirse a los macieleros allí presentes y sin explicar nada de lo ocurrido.
—Basta —le interrumpió, cortante pero sin alzar la voz. La Fleur del pasado no habría tenido valor para hablar así, pero la actual ya había lidiado con los aires de mando del frivy y no tenía tantos problemas para decir lo que pensaba—. Este no es el momento —no quiso tener una reacción desproporcionada porque entendía que todos pudieran estar nerviosos y con la tensión al máximo. Pero la francesa no permitiría que siguiera con aquello. ¿Qué creía que había estado haciendo todo ese tiempo?. Claro que ayudarían a los heridos, ya había usado su magia con Jara—. No hace falta que lo digas, sabemos... perfectamente qué hacer, tranquilo —Fleur pensaba que había convivido lo suficiente con el chico como para que entendiera que su papel de líder se había quedado allí en su mundo natal, y que todos funcionaban de una manera diferente—. A ver...  —dijo algo más sosegada y haciendo estómago, seguía destruida emocionalmente pero por un momento se había visto obligada a desviar su atención— ¿Qué ha pasado...?

Ulmara continuó en silencio hasta que llegaron a Maciel y, aun allí, fue parca en palabras. Ya no lloraba, pero la cercana se sentía derrotada en demasiados sentidos, aun cuando las heridas empezaban a cerrarse. Seguía cubierta de sangre, suya y de Nery's; la ropa rota, sucia... Daba un poco de asco, la verdad, pero en ese momento no lograba ni sentirse asquerosa. Se sentó en la primera silla que se encontró frente a ella, sin pensar que la mancharía, y se encorvó hacia delante para asegurarse de que no empeoraba su estado para poder soltar el papel cuanto antes.

Resopló sonoramente cuando Nery's dio una orden que era claramente innecesaria, pero agradeció la respuesta resuelta de Fleur y escuchó, como de fondo, la explicación que daba Kiki de lo que había ocurrido. Le incomodó sobremanera la forma en la que la humana hablaba del amuleto que estaba utilizando, pero no tenía fuerzas para quejarse en voz alta. Fue entonces cuando se dio cuenta de que tenía algo importante que decir, algo que bien merecía el esfuerzo.

—Rua... Gracias por darte la vuelta —le dijo en un hilo de voz.

Quería acabar de curarse de una vez, devolver el papel y poder descansar aunque fueran cinco minutos de la locura que rebosaba aquel día. Por suerte para ella, apenas le quedaba tiempo que pasar junto al amuleto y pudo devolvérselo pronto a Rua. Acto seguido, apoyaría los codos en las rodillas y enterraría la cara entre las manos mientras respiraba hondo, asimilando que definitivamente había sobrevivido.

El corte de Fleur lo sacó de aquel estado de trance y calma en el que se iba sumiendo sacandolo de vuelta al caos. Simplemente se quedó pasmado delante de la francesa escuchando tambien la reprimenda seguida de Kiki, como si ni siquiera supiera que acababa de ocurrir.

—Ah. Si. Lo siento. Yo... no se... —"No se ya ni que hacer" se tragó para sí mismo.

Su mirada se perdió en algún punto del suelo arrepentido, con los ojos abiertos sin parpadear y lágrimas volviendo a brotar de ellos. Llevó su mano a los ojos para cubrirlos  y secarse las lágrimas.

No paraba de pensar en cómo estaba en relación a los demás. En como las palabras de su hermana y la propia Luna cobraban más fuerza y sentido.

Era débil, muy débil.

El golpe le devolvió de nuevo a la conversación pero la sonrisa vacía hizo que por un momento le entrara el pánico cuando empezó a alejarse. Sentía como si fuera a perderla de nuevo como aquellos meses de atrás pero esta vez para siempre.

Por simple inercia empezó a seguirla no queriendo perderla de vista. Ya se tiraría en cualquier pared a descansar.

La respuesta que le había dado Qwara a su pregunta sobre el estado de los maceteros, le había dejado con una cierta incomodidad creciente. Aun así, como confiaba plenamente en que Fleur haría cuanto pudiera, le permitió tener un cierto respiro.

Cuando llegaron por fin al torreón y les abrieron las puertas, Rua sintió como si por fin obtuviera una bocanada de aire, a pesar de que el ambiente adentro estaba aún tenso, con un sutil aroma a sangre por las heridas de los propios miembros de Maciel. Claramente dichos miembros debían estar ansiosos por noticias y preocupados porque hiciera algo con sus heridos, más Rua por el momento estaba con las manos atadas hasta que la curación de Ulmara finalizase, no podría dejarles el tratamiento a medias de ninguna forma.

Y eso estaba por decir ante las dudas, que necesitaría un poco más de tiempo para que el amuleto terminase con Ulmara y poder cargarlo de nuevo, cuando las palabras de Nery’s se adelantaron las de todos, mientras tomaba lugar en el sofá.

Rua que se había quedado con la palabra en la boca, parpadeo con incredulidad por las palabras del frivy, que por suerte fueron cortadas por Fleur de forma firme y tajante, pero que con lo dicho fue suficiente para que la sueca sintiera como la sangre comenzaba a hervirle.

<<Gracias por lo obvio…joder, es realmente fastidiosos que intentes darnos ordenes ahí apoltronado en el sofá, como si hubiéramos estado sacándonos los mocos desde que toda esta mierda inicio>> pensó apretando los labios para contener su molestia, a pesar de las disculpas de este. No estaba la situación para alteraciones tontas y no iba a ser ella la que echase más leña al fuego, pero que le pareció el comentario más injusto y poco adecuado en esa situación donde se respiraba tensión, era claro. En otra situación con menos tensión y otras menos prioridades, un “Tú has hecho menos que todos nosotras juntas, así que mejor, cállate un rato, señor mandón” habría salido de sus labios con la fuerza que daba el no tener filtro para las cosas y el veneno justo para herir de forma intencional y de forma tambien probablement e injusta..

Pero por suerte lo que tenía de irascible, lo tenía también de prudente. Tenía sus prioridades claras, y aunque ya había escuchado muchas veces a Nery's, en ese plan en toda esa convivencia, no dejaba de fastidiarle.

Por ello Rua solo se masajeo el puente de la nariz, con el sentimiento de que iban a salirle todas las arrugas en la frente solo por acumulación de esos meses de las que no había tenido en 18 años de vida, y decidido centrarse.  << El pensar cosas absurdas en momento tensos es el mejor mecanismo de defensa que tengo>> admitió viendo Fleur ya había sido clarísima en sus palabras al dirigirse al frivy y Kiki ya había dado la explicación necesaria a grandes rasgos sobre lo ocurrido en la calle y que ella no llego a ver detalladamente.

Fue entonces que Ulamra capto su atención, al quitarse el amuleto y la sueca se acercó a ella rápidamente.

-¿Ya termino de curarte?- pregunto Rua  preocupada, no espero respuesta realmente, tenía mejor cara, aunque debía estar agotada igualmente y aunque había un evidente mancha de sangre seca en su ropa, ya no aprecia estar creciendo ni nada lo cual era un gran alivio. Su agradecimiento hizo que le mirase y sonrió ligeramente, cansada, por un lado, pero agradecida por sus palabras.  Ella se había quedado paralizada y por eso no había corrido, pero ¿se habría ido luego de que la parálisis se esfumo, aunque escucho los gritos de ayuda de Kiki? Nunca lo sabría. Ni siquiera lo pensó en ese entonces de todas formas.

- Escuche el grito de ayuda de Kiki…y si tengo una forma de salvar a una amiga en mis manos, no hay forma de que me vaya si puedo hacer algo. – dijo sosteniendo el amuleto en sus manos que había sido realmente el punto principal más importante en todo aquello, sin él ni toda la magia de Rua en un hechizo común podría seguramente haber logrado que Ulmara se salvase tan rápido o sin secuelas, si es que lo hubiera logrado. Dicho eso mira al agotado y reducido grupo de macieleros.

- Tardare un poco en cargarlo, esta cosa realmente extrae una gran cantidad de energía. Kiki ya explico realmente lo que paso…pero imagino aun tendréis preguntas. - indico dirigiendo una mirada hacia Keskit específicamente, aunque no le incluyera unicamente en la frase, antes de tomar asiento, con el amuleto en su mano, tocando los cristales cargados que tenía en una de la bolsa porque no sabía si tendría suficiente caudal.

Comenzo a cargar el amuleto conociendo el conocido pinchazo de extracción, si podía llamarlo de alguna forma. Siempre se sentía realmente raro y más que doloroso era simplemente agotador, aunque por algún motivo, aunque sabía que el amuleto estaba siendo recargado, porque lo sentía, si notaba que el agotamiento por ello no era tan excesivo como antes. Así que mientras eso ocurrir observo al grupo, el agotamiento era masivo, de muchas maneras y los eventos que acababa de sufrir pasaba fuertemente aun por su mente.

Rua sentía la mente espesa ya de alguna forma a esas alturas. No quería hablar especificamente de Iemai, no en esos momentos al menos, a pesar de que las dudas abundaban en el fondo de su mente ¿Qué tanto habían conocido realmente a Iemai? Poco a parecer. ¿Quién fue realmente? ¿Por qué les oculto que parecía conocer a ese tipo? ¿Era por todo eso de la intervención? Se supone Lasca no podía hacerles daño y lo hizo. << ¿Tal vez por eso murió? Es raro que un tipo de la nada viniese y lo matara sin más>> eran puras conjeturas, no sabía realmente nada ya y su mente no es que estuviera muy en 100% tampoco de todos modos. El silencio solo era peor para sus pensamientos en aquellos momentos.

Ojalá el golpe hubiera sido peor. Ojalá la caída, marearse y verse magullado en el suelo después de haber intentado razonar con aquel desgraciado hubiera sido peor que lo que presenció a continuación. Habría dado otra parte de su cuerpo por no ver lo que sucedió después, todo lo que pasó unos metros más allá. Intentó levantarse más rápido de lo que el golpe le permitía, y tuvo que volver a sentarse en el suelo, desorientado. Pero ni siquiera le habría dado tiempo a gritar cualquier cosa, un aviso, algo, cuando vio al desgraciado atacar a sus compañeros. Primero fue Nori y después Iemai. Tuvo que dejar de mirar; había cerrado el ojo con fuerza y se había tapado la cara cuando Lasca se cebó con el cuerpo de la cercana, y la cabeza mareada del krabelinense se lo agradeció porque esa negrura le pareció más que bienvenida, tanto que apenas notó cómo Toni acudía ayudarle poco después. No era capaz de concebir ni comprender que alguien albergara tanto odio o tanta rabia para arrancar la vida de esa manera a nadie, y no quería ni verlo ni escuchar los golpes y gritos.

Supo que habían echado a correr un poco más adelante, y cuando se vio con fuerzas pidió al español que le dejara en el suelo. Se lo agradeció en un hilo de voz, pero volvería a hacerlo con más énfasis cuando estuvieran a salvo. A salvo... ¿Dónde, en su torreón donde ya les habían atacado? ¿Donde habían sospechado de Nery's y en realidad la que ocultaba algo era Iemai? ¿En otro torreón, como al que se dirigían y cuya existencia era sabida por Setenta y Siete? Maciel precisamente... Corrió con los demás por sus medios, sí, pero al pensar en el otro torreón se echó a llorar. Nori había ido a pedirles ayuda pero en su lugar había acabado envuelto en una pesadilla mortal, y para colmo ellos mismos iban magullados y no sabían dónde estaba el resto de su grupo o si habrían conseguido huir a tiempo.

La llegada al torreón también hizo mella en el krabelinense. Sus vecinos estaban maltrechos, y Toni decía que estaban todos muertos pero Pefka no quería creérselo. Pero por suerte Qwara había conseguido llegar y verla le sacó un suspiro de alivio mientras se apoyaba de lado en una pared. Aún le dolía la cabeza y se limitó a oír las converaciones cruzadas con el ojo cerrado. No dejaba de darle vueltas a que la expedición había sido un fracaso, no habían podido hacer nada, habían muerto varias amistades, y a saber si habrían perdido a más por el camino. Y no podían ayudarles. Y ni siquiera habrían traído provisiones para los dos grupos. Pero, sin embargo, lo peor de todo era ser consciente de ese bucle angustioso en su pequeña cabeza que le impedía hablar o pensar en qué podían hacer. Lo hicieron los demás, sí, pero le habría gustado ser de utilidad.

Escuchó las propuestas de volver a salir para ir a buscar a los demás, y no les entendía. ¿De qué serviría volver atrás si no eran capaces de defenderse de aquel asesino? Aun así, pudo entrever cómo Qwara y alguien más volvían al exterior. Fleur en cambio se puso manos a la obra para intentara ayudar, y Pefka lamentó no ser capaz de ayudar con su magia. En su estado, podía tardar horas o incluso días en aprender cualquier hechizo.  Sentía su cabeza a punto de estallar con tantos pensamientos pero el vaso de agua le sirvió como distracción, e intentó centrarse en la frescura bajando por la garganta para escapar del bucle. Eso le ayudó a respirar mejor por unos instantes, pero se esforzó en hacerlo más calmadamente, aún con el ojo cerrado, durante un rato. Los demás seguían preguntándose y respondiéndose.

Cuando consiguió calmarse, poco a poco, muy despacio pero a conciencia, se acercó al español. Hacía un rato lehabía escuchado contar cómo le había ayudado y el miedo terrible que había pasado, y quiso hacer lo mínimo para lo que le daban las fuerzas: acercarse, ponerle la mano en el hombro e intentar calmarle un poco. No era capaz de expresar falso consuelo en alto, porque sería mentira, pero sí había un par de cosas que eran de verdad. Al final, sin embargo, cambió de parecer y le dio un abrazo. No era un gesto que hiciera a menudo, pero les había visto a los demás abrazarse... y la verdad es que comprendió el por qué en cuanto lo hizo. No esperaba que pudiera ser tan reconfortante algo que parecía tan sencillo desde fuera. Al principio Toni se quedó rígido, no esperaba el abrazo, pero enseguida correspondió al abrazo y entonces a Pefka se le escaparon las lágrimas otra vez. Aun así, pudo hablarle con la voz calmada. No le importó si los demás le escuchaban.
—Toni, lo has hecho bien, me has salvado y has conseguido llegar hasta aquí —había empezado a decir con calma, pero se le rompió la voz al seguir porque no terminaba de asimilar que habían estado a punto de morir—. Tranquilo, estoy contigo, y estamos vivos los dos gracias a ti.

Apenas un rato después de separarse, llegarían los demás. Vivos, pero no ilesos, pues veía sangre y heridas aquí y allá. Se fijó en Ulmara especialmente, a quien Rua había salvado de alguna manera, y sonrió con tristeza cuando vio a unos y otros fundirse en abrazos. También suspiró con cierto fastidio cuando Nery's se puso a dar órdenes, y dio un cabeceo de aprobación cuando las chicas le replicaron. Y, por fin, Kiki contó qué había sucedido después de que ellos hubieran salido corriendo. Ahí fue cuando Pefka vio su error al intentar razonar con Lasca. No comprendía cómo alguien podía saltarse una supuesta norma que conllevara la muerte como castigo, la muerte ni más ni menos, pero sí entendía que debía ser alguien desesperado, cegado o... Daba igual, en realidad.
—Así que sí pueden tocarnos si no les importa morir después... Pero entonces esa norma no vale de una mierda si pretende protegernos —se quejó. Había inferido que los ciudadanos tenían prohibido el contacto con ellos hacía tiempo, y si además estaba penado con la muerte... no era descabellado pensar que les quisieran brindar cierta protección frente a esos mismos ciudadanos. Menuda mierda de protección... no le parecía ni siquiera una "protección" como tal; le parecía una monstruosidad.

>>¿Puedo ayudar con algo, con vuestras heridas, limpiar o cocinar? También sé que puedo hacer magia, pero no sé si serviría de algo porque no conozco ningún hechizo útil —dijo después, aunque su ofrecimiento era tímido. Llevaba allí un buen rato sin hacer nada y le daba mucha vergüenza "cobrar vida" de repente. Seguro que si pudieran limpiarse las heridas, la sangre seca, y tener una bebida caliente y un plato de comida entre sus manos estarían mejor, pero no quería imponer nada ni que su voz o ideas destacaran de ninguna manera.

No tardaron mucho en llegar a Maciel, aunque con todos callados el tiempo parecía ir más despacio, y en cuanto avistaron la puerta Qwara se acercó para advertir a los de dentro. La sudafricana se aseguró de que todos entraban en el torreón antes de atravesar ella misma la puerta, pues inconscientemente seguía preocupada, y ya una vez dentro se permitió un suspiro de cansancio mientras el resto se dispersaba por la estancia.

Estaba muy cansada y mentalmente se sabía frágil, pero a diferencia de la mayoría de sus compañeros ella no estaba herida. No le parecía bien ponerse a descansar en aquel momento, así que empezó a mentalizarse para ponerse de nuevo en marcha. La intervención de Nery’s desde el sillón, sin embargo, le dejó descolocada durante unos instantes e impidió que dijera nada. «¿De verdad se ha puesto en modo capitán obvio en esta situación?» pensó para sí con una mueca de incredulidad, más extrañada que enfadada con la salida del frivy.

Fue Fleur la que le cortó con firmeza antes de que siguiera, evitando de esa forma una discusión que nadie en su sano juicio querría en aquellas circunstancias, y a continuación Kiki les relató a todos lo que le había ocurrido a Lasca. La sudafricana en aquel punto escuchó a medias, pues ella ya se sabía la historia y tenía su opinión al respecto, pero volvió a torcer el gesto al pensar en las políticas de mierda de aquella ciudad.

Qwara necesitaba estar ocupada para no pensar, aunque respondería a cualquier pregunta que se le hiciese directamente, así que se sumó al ofrecimiento de Pefka mientras Rua cargaba el amuleto de nuevo.
—¿Qué podemos hacer? —secundó al krabeliense, cambiando el peso de una pierna a otra en actitud inquieta.

El abrazo de Pefka lo pillo desprevenido, paró de llorar en seco para hacerlo con mas fuerza cuando el agradecimiento se le metió en los ojos como esquirlas.
No tenía fuerzas para decir ni hacer nada más. No quería discutir, ahora no, agradeció que parasen en seco a Nerys.

Toni se acercó a Keskit y le pidió disculpas por la escena— Estamos muy nerviosos por todo lo que está pasando—.

»Yo he traído algo de comida, pero me he caído y no he conseguido traer todo lo que metí en la bolsa— dijo sacando varias (4u) manzanas, dos pedazos de queso que en su origen era uno y pan estrujado. Todo bañado por la sal de un pescado en salazón que no había conseguido llegar a Maciel.

Para alivio de la francesa Nery´s no tardó en disculparse y excepto Kiki nadie más aportó a esa conversación. Agradeció que el pequeño roce no fuera a más, así podían concentrarse en las cosas que de verdad importaban.

El relato de la finlandesa fue impactante, Fleur se sorprendió especialmente en la parte en la que un desconocido segaba la vida de Lasca y no pudo evitar mirar a Ulmara cuando llegó a la parte en la que Rúa le daba el amuleto, la cercana parecía bastante tocada, aunque estaba claro que ya no permanecía en estado grave. Notaba como el hormigueo que rondaba por todo su cuerpo descendía un poco, hasta hace nada estaban en peligro y ahora ese indeseable no podía hacerles nada. Sin embargo Setenta y Siete podía seguir por ahí, por eso no le parecía buena idea volver a salir, al menos en ese día.
—Quizá podamos aguantar hasta mañana sin comida... y racionar lo que ha traído Toni para Jara y los que más tengan que reponer fuerzas —opinó, medio pensativa. Por supuesto no impediría que nadie saliera pero no creía que alguno de sus amigos quisiera salir ahí fuera de nuevo. El trauma era demasiado fuerte y aunque debían mantener frialdad para algunas cuestiones... ¿Qué pasaría si les atacaba otra cosa?. Esta vez estaba segura de que morirían en el intento. Era demasiado—. Voy... a seguir ayudando —se dijo así misma acercándose a quién lo pidiera primero de Sarah o el frivy mientras Kiki y Rúa se encargaban de la repobladora. Seguía teniendo reservas pero se notaba algo más débil, al menos le tranquilizaba la idea de Keskit. Eran muchos para ir transfiriendo energía.

No estaba para nada entera, pero focalizar su atención ayudaba a que no se derrumbara de nuevo, eso y tener a Maila de regreso en Maciel sana y salva.

Rua se sentía letárgica en cierta forma, no sabía si era el peso de todo lo que había pasado, que no había desayunado tan siquiera o que su energía en forma mágica era extraída hacia el amuleto, o probablemente un poco de todo, pero se sentía bastante espada en general. Era una sensación casi de cansancio físico.

La oferta de Keskit de transferirles magia hizo que Rua sonriera ante aquello.

-¡Gracias! Si,la verdad es que la trasferencia nos vendría genial a Fleur y a mi. ¿– dijo Rua agradecida aceptando la trasnferencia de Keksit en esos momentos, que aporto un extra considerable poder cargar el amuleto y no quedarse si nada de magia.- Si, todos los que peudan nos echais una mano, Fleur y yo podremos intentar curar a todos los heridos lo mas rapido que podamos- pidio Rua a sus compañeros cuando Keskit comenzo a trasnferirle su magia.

La cuestión sobre si salir por comida ante la falta de ella estremeció a Rua y aunque Toni afirmo traer comida no era suficiente si ciertamente no iban poder moverse todos de allí haya el día siguiente como mínimo. ¿Cuánto llevarían sin comer los del torreón? Probablemente algo de tiempo ante la urgencia de Nori de llevarles comida. Rua miro a sus compañeros, escuchando las palabras de Pefka al decir que no sabía que hacer y más al oir lo de su magia, se humedeció los labios, sabiendo que posiblemente lo que iba a decir podría no gustar a muchos. ¿Quién querría salir en esas circunstancias? Pero estaban realmente apurados.

- Creo que Keskit tiene razón…la comida que trajo Toni ayudará por un rato, Pefka o el mismo Toni podrían hacer una ensalada con ella si os parece bien, pero somos muchos, y entre los heridos que se levantaran con hambre y que los que usamos magia vamos a necesitar reponer fuerza luego, no dará suficiente si tenemos que quedarnos aquí hoy. - dijo Rua mirándolos atentamente, evaluando al grupo realmente el número de heridos ya sean grave so menos graves era notorio, sus ojos sin embargo se posaron en Qwara que parecia también sin saber qué hacer, igual que Pefka- Qwara, tu que eres rapida…o quien sea que no esté herido en realidad ¿creéis que podrías ir por un rápido viaje a por comida? Entendería si nadie quiere salir ahora, aun así. – añadió Rua pues realmente no iba a juzgar si nadie se ofrecía realmente ¿Cómo podría? Con la mierda que habían vivido lo más normal sería querer hacerse una bolita en un rincón y no querer abandonarlo hasta el año siguiente- Podéis llevaros mi ballesta y mis virotes si os habéis quedado sin armas por todo el ajetreo. – indico Rua señalando la mencionada que había dejado sobre la mesa y dejando su bolsa de virotes también sobre ella por si alguien terminaba llevándosela.

Rua los dejo decidir qué hacer, porque realmente pensar en salir debía ser algo complicado en tales circunstancias y se centró en cargar el amuleto hasta tenerlo listo suspirando con el cuerpo algo pesado cuando logro cargarlo finalmente, momento en el que se levantó, se sentía cansada, pero la transferencia de Keskit habia ayudado mucho realmente Se acercó al barullo de sabanas donde habían dejado a Jara y donde al lado estaba también Reira arrodillándose para dejar el amuleto presionado sobre cualquier zona de piel visible de la repobladora, ante las presentes miradas de Kiki y Dren. Dejo su mano sobre el amuleto aun así para que hiciera presión sobre la piel ajena, notando que de inmediato el amuleto empezó a hacer su trabajo por lo que suspiro aliviada, antes de sonreír, sintiendo como se estaba quitando una espinita de encima de alguna forma, un gran peso.

- Ahora solo queda esperar una hora a que termine, puede que Jara o despierte antes o incluso más tarde que eso, debe estar realmente agotada por aguantar tanto. - miro entonces a Dren que se mantenía allí mostrándole el amuleto- Ten pon tu mano encima para que se mantenga ahí, no vaya ser que se mueva y deje de tener contacto con su piel. – le indico a Dren para que tomar su lugar en asegurar que el amuleto no dejara de tener contacto con Jara antes de levantarse- Voy a intentar recargar energías lo más rápido que pueda por mi misma y con lo que me transfirais, asi podre seguir curandoos. Tratare a Reira en cuanto recargue un poco, mientras Fleur se hace cargo de Nery's - indico viendo que Fleur ya estaba con Nery's, didiviendo fuerzas para curar a todos los que pudieran.

Más ofrecimientos de ayuda y de organizarse se sumaban al suyo, que a su vez se había sumado a otros. Y no solo eso, sino que también tenían la posibilidad de dar su magia a quienes podían usarla para curar. Pefka no se decidió de inmediato, pero sí que lo hizo cuando hablaron de las pocas provisiones que tenían. Era cierto... en su huida y confusión, apenas lograron recoger nada, pero ya daba igual. El día apremiaba y podían ausentarse unos cuantos de ellos mientras se quedaban para curar lo más grave.
—Yo puedo ir también a por las cestas a ver si queda algo, solo tengo que limpiarme un momento la cara.

Si le ofrecían curarle, lo rechazaría por darle prioridad a quienes estaban peor. Los cortes le escocían, más aún al hablar o hacer cualquier mueca, y la sangre seca le resultaba molesta. Fue a lavarse con un poco de agua y rehidratarse, y después a por... «¿Dónde están mi arco y el escudo?» Miró por la entrada al torreón y por donde estaban sus compañeros, pero no los vio. Se le habría caído al darse de bruces contra el suelo o en algún momento... La espada sí seguía en el cinto, pero nada más, así que pidió sustituirlos. Los devolvería al volver, vaya, pero no quería salir con las manos vacías después de todo lo que había pasado, aunque... «Tampoco es que nos sirvan de mucho si otro desgraciado decide saltarse las normas»
—Cuando volvamos, podéis coger mi magia si hace falta. Hasta luego —se despidió y luego se unió al grupo que salía.

Aunque los acantilados ya los conocían, y cuando los visitaban a menudo se detenía a observar el horizonte y mirar con detenimiento las sombras bajo el mar, intuyendo qué bestias vivirían allí abajo. Pero no siempre. Aquella vez fue una de esas. Tan solo tenían que rapiñar lo que quedara de las cestas y volver con apremio al torreón. Así aprovechaban el tiempo mientras Rua y los demás curaban a quienes pudieran. Se sintió remendamente mejor cuando llegaron. No se quitaba de la cabeza que a quienes más temía ahora en la ciudad era a sus ciudadanos y no a los monstruos. O que quizá las bestias solo eran eso, y los monstruos eran quienes allí vivían y decidían saltarse las normas, precisamente. ¿Quién sino un monstruo, por muy inteligente y tecnológicamente avanzado que fuera, podía desear tanto mal a gente como ellos, inofensivos, y jóvenes en su mayoría?

En fin, no les quedaba otra que continuar. ¿Habrían tenido alguna complicación en el interior mientras tanto o estarían mejor? Ahora lo verían.