Zemlya

-JoderJoderJoderJoder -exclamó Colmillo a la vez que se caía hacia atrás de la caja en la que estaba sentado. Y no era para menos, ya que, de la nada, ante él había aparecido un vittya encapuchado al que sobrevolaban dos cuervos. La aparición había sido tan sorpresiva y evidente que hasta para un dorogo tonto y ciego sería obvio que que acababa de ocurrir. Matka se había manifestado frente a Szczenyak.


Aquel día la caravana de Colmillo se había asentado a las afueras de una pequeña aldea de camino a la ciudad. Habían dejado atrás el Desierto de Estepa hacía unos días y viajaban de camino al puerto del oeste con la intención de emprender un pequeño viaje en barco a las islas de Nasó, donde pretendían tener una reunión con los hermanos de su padre y sus familias, que eran principalmente comerciantes marítimos. Colmillo había estado ayudando a descargar la caravana de su nana mientras esta dormía en el interior, agotada por el viaje y los achaques de la edad, pero luego de un rato había decidido tomar un pequeño descanso sobre una de las cajas, jugando de forma distraída con algunos de sus dados, aquellos en los que su cuñado había tallado imágenes y no números, y mirando el oscuro horizonte que se abría frente a él y que la caravana llevaba semanas dejando atrás.

El amanecer no tardaría en despuntar y Colmillo aún tenía muchas cosas que hacer antes de dormir, pero no podía dejar de pensar en lo que su nana le había dicho justo antes de su siesta: "Cuando las estrellas se apaguen y la piedra sustituya la hierba, confía en el extraño, pues aunque distintos, todos somos huesos y alma al final de nuestro camino. Espera a que el cielo vuelva, pequeño cachorro, pues todas tus preguntas tendrán su respuesta entonces."

Si bien era común y habitual que su nana hiciera algunas predicciones sobre la familia y la caravana, esta había sido diferente. Y no solo porque en ese momento su nana ni siquiera había estado intentando predecir o ver nada de su futuro, sino porque ella misma había parecido confundida y desubicada tras sus palabras. Colmillo le había quitado importancia y la había ayudado a recostarse antes de comenzar a descargar cajas, pero las palabras volvían una y otra vez a su mente. "¿El extraño? ¿Quién es el extraño? ¿A que el cielo vuelva? ¿A dónde se va a ir? ¡El cielo no se puede mover!" le dió vueltas no entendiendo nada de lo que su nana había dicho, pero la realidad es que una inquietud se había asentado en él desde ese momento y no parecía querer irse. "¿Cómo van a apagarse las estrellas? Las estrellas no pueden apagarse, no pueden...." pensó mientras agarraba con fuerza el collar con los huesos de su yaya y levantaba la vista hacia el cielo. ¿Qué horrible catástrofe se avecinaba que implicaba que Matka les abandonara de esa manera? ¿Qué habían hecho ellos que mereciera ese castigo y qué podían hacer para evitarlo?

-Matka, ¿cómo podemos evitarlo? -susurró al viento, sujetando sus dados en una mano y su collar con la otra.

-Bueno, siempre puedes venirte conmigo, cachorro -oyó sorprendentemente cerca, momento en el que cayó hacia atrás de la caja ante la vista de la persona que hacía escasos segundos no estaba ahí.

Karime sonrió con malicia bajo la capucha mientras el vittya intentaba, sin éxito de ningún tipo, ponerse de pie, todavía con las piernas en alto pataleando patéticamente como un pececillo. "Adorable" pensó la libense sin mover ni un músculo para ayudar al desafortunado zawodny.

-Joder, quiero decir, joder -siguió exclamando Colmillo, todavía demasiado en shock como para ordenar sus extremidades y mucho menos pensamientos coherentes.

De repente, uno de los cuervos de la diosa se posó en su pierna estirada y Colmillo se quedó completamente inmóvil, asustado de que el más mínimo movimiento pudiera ofender a Matka o se viera como un insulto. "No entres en pánico, no entres en pánico, no entres en pánico" se repitió una y otra vez como si, de hecho, no fuera ya presa del más absoluto pánico.

-¿Vas a quedarte ahí? Creo que estarías más cómodo de pie o sentado para mantener esta conversación, pero no soy quién para juzgar las preferencias de nadie. O, bueno, sí lo soy, pero hoy no lo voy a hacer -dijo Matka, asomándose por encima de su cabeza, lo que le permitió a Colmillo ver bajo su capucha y mirar directamente a su único ojo del color de la noche y a su parche. Tras la cabeza de la diosa, el vittya podía ver perfectamente la gran redonda luna y casi se desmayó cuando su cerebro le suministró "su otro ojo".

-Joder -exclamó de nuevo, esta vez un simple susurro, quedando embelesado ante la imagen de la diosa que había bajado de los cielos para hablarle a él.

Al principio a Karime la idea de hacerse pasar por la diosa de Zemlya le había parecido graciosa, pero no se había esperado que fuera realmente tan divertido como esto. El niño parecía realmente devoto o, al menos creyente, y tan sorprendido y maravillado que una Karime menos madura podría haber disfrutado de aprovecharse de la situación. Pero la licántropa era más mayor y más sabia que cuando ella misma había sido cosechada, por lo que no planeaba regodearse de la devoción que el cachorro le profesaba... Al menos, no demasiado.

-No creo que ni siquiera yo sea capaz de mantener una conversación si esa va a ser tu única contestación, cachorro, pero sé que conoces otras palabras además de "joder", ¿no es así, Szczenyak? ¿O prefieres que te llame Colmillo? -le susurró Matka acercándose y guiñándole su único ojo, antes de retirarse unos pasos de su lado llamando a los cuervos de vuelta a sus hombros dándole espacio suficiente al vittya para que se incorporara, ya que este parecía un poco más entero y con mayor control sobre su cuerpo.

"Oh, por Korén, puedo morir feliz en este momento" pensó fugazmente mientras por fin conseguía poner los pies en el suelo, pero al momento quedó inmóvil de nuevo cuando un nuevo pensamiento intrusivo voló a su mente.

-¿He muerto? ¿Vienes a llevarme al cielo? -se le escapó la pregunta antes de que realmente pudiera procesarla.

Lo primero que se le vino a la mente a Karime fue uno de sus comentarios ingeniosos, como que siempre le habían dicho que su belleza era arrebatadora, pero nunca a nadie le había arrebatado la vida, pero la licántropa era muy consciente de que se encontraba trabajando y que era bastante lógico que el pensamiento del cachorro volara hasta la muerte dado su papel como Matka.

-No te preocupes, cachorro, no has muerto, no al menos por el momento, pero sí vengo a llevarte a un sitio -le contestó poniendo cierto toque solemne en sus palabras-. Siéntate, por favor y escúchame con atención, pues la propuesta que te voy a hacer es de vital importancia.

Colmillo se incorporó como pudo, muy consciente de lo maleducado que había sido con Matka, y rápidamente cumplió sus indicaciones sentándose de nuevo sobre la caja. Al vittya se le llenó la boca con alabanzas y disculpas, pero reprimió con fuerza las palabras que luchaban por salir y se esforzó en mantenerse quieto y atento. "Por Kiel, si tan solo Nana pudiera estar aquí" pensó fascinado, deseando poder entrar al vagón que tenía tras él, despertar a su nana y contarle, mostrarle, ¡que Matka estaba ahí! ¡quería hacerle una propuesta! ¡a él! Estaría tan orgullosa. Y sus padres. Y sus hermanos. Y sus cuñados y sobrinos. ¡Todos estarían orgullosos de él!

-Escúchame, pequeño vittya, porque tengo una misión para ti -comenzó Matka y, por alguna razón, sus palabras sonaron melodiosas y místicas, como una nana antigua y cargada de significado-. Más allá de los mares y de los cielos de Zemlya hay un mundo muy distinto a todo lo conocido. Un mundo lleno de magia, milagros y poder. Un mundo donde todos tus deseos, todos tus anhelos, pueden hacerse realidad. Un mundo al que solo los elegidos pueden acceder y al que, si lo deseas, puedes pertenecer.

Colmillo, embelesado por sus palabras, asintió con fuerza, casi como si acabara de recibir una descarga, y se levantó de un salto casi sin darse cuenta por la pura emoción.

-¡Sí, sí, quiero! -exclamó antes de percatarse de su mala educación de nuevo y controlarse a sí mismo-. Quiero decir, sí, Diosa Matka, quiero ir allá donde me quieres llevar. Y-yo... -comenzó a tartamudear, nervioso por todas las ideas que llenaban su mente-. P-podemos partir cuanto antes, ¡ya mismo! La caravana todavía no está desmontada del todo, podemos volver a empacar todo rápidamente, ¡no te haremos esperar! Solo... solo tengo que avisar a mis padres, ¡y a Nana!

Al ver que los pensamientos del vittya se estaban dispersando, Karime levantó una mano suavemente y los cuervos graznaron con fuerza. Colmillo se silenció al momento.

-Me parece que no lo has entendido, cachorro. No es tu familia quien ha sido elegida, sino tú, solo tú -habló de nuevo con la misma voz melodiosa, pero sonando más mística aún que antes-. Rocavarancolia, que es el nombre del lugar al que quiero llevarte, solo acepta a los más excepcionales y especiales y tú, querido Szczenyak, eres el mayor de todos.

"S-soy, soy especial. Matka me ha dicho que soy especial" pensó frenéticamente el zawodny.

-Además, no es un lugar amable al que vas -siguió hablando, acariciando distraídamente a uno de los cuervos-. Deberás luchar y mostrar de lo que eres capaz. Porque no solo vale con ser especial, debes demostrar que lo eres -dijo Matka mirando con intensidad al vittya a la vez que se acercaba-. Y una vez tu ser sea tan evidente que seas incapaz de mantenerlo oculto, podrás volver, aquí con los tuyos, repleto de poder y gloria. Este es un viaje que solo tú puedes hacer, pero es un viaje que traerá orgullo a toda tu familia -terminó ofreciéndole su mano.

Colmillo, hechizado por la voz de Matka, miró la mano solo durante unos segundos, los suficientes como para que la visión de las miradas felices de su familia pasara por su cabeza, antes de extender la suya.

-Q-quiero hacerlos sentir orgullosos. A toda mi familia. Y a ti, Diosa Matka.

Bajo la sombra de la capucha y mientras sus manos entraban en contacto, Colmillo pudo ver como la diosa sonreía.

-Sé que lo harás -contestó Matka mientras el sueño envolvía al vittya.

Antes de que sus ojos se cerraran definitivamente, casi como en un sueño, oyó una risa proveniente de la diosa, pero esta sonaba como si saliera de una persona completamente distinta.

-Nos veremos al otro lado, chico guapo.